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POR


NUEVA EDICION.


TOMO Y.


111ADRO (3Z31


NITANtaxcinar.in;To pocluímico.
DE D. P. DE P. mELLADo.~Editor.




CAPITULO PRIMERO


:Nombramiento de los cinco directores .—Instalachan del cuerpo
legislativo y del Directorio.—Situacion difícil del nuevo gobier-
no.—Escasez de la hacienda ; descrédito del papel Moneda .—
Prin3eros trabajos del Directorio.—Pérdidas de las lineas de ?ila-
inincia.—Benovacion de las hostilidades en Bretaña y la Ven-
dee. Aproximacion de otra escuadra inglesa á las costas del
-
Oeste.—Plan de hacienda propuesto por el Directorio ; nuevo
empréstitoforzoso.—Sentencia contra algunos agentes realistas.
—Entrega de la hija de Luis XVI á los austriacos eangeán-
dola con los representantes vendidos por Drimottriez.—Sittia-•
eion de los partidos á fines de 1795.—Armisticio concluido en
el flirt.—Operaciones del ejército de Italia. Batalla de J.oano.
—Espedicion de 1' Ile-Dleu. Salid.' de la escuadra inglesa.UI-
timos esfuerzos de Cbarette; disposiciones del general ¡leche
-para realizar la paeitleacion de la Vendée.—Resultados de la
campaña de 4795.


Rabiase señalado el dia 5 de brumario del año
i.V (27 de octubre de 4795) para poner en vigor
la constitucion directoria!, cuyo dia debian reu-
nirse las dos terceras partes de la Convencion que
perinanecian en el cuerpo legislativo, al tercio re-
cien elegido por las juntas electorales, dividirse
en dos consejos, constituirse y proceder al nom-
bramiento de cinco directores encargados del po-
der ejecutivo. En estos primeros momentos consa-
grados á la organizacion del cuerpo legislativo y


'




6 REVOLIJCION
del directorio, las antiguas comisiones de gobier-
no debian permanecer en actividad y conservar el
depósito de toda la autoridad. Los individuos de
la Convencion enviados á los ejércitos ó á los
departamentos , debian continuar en sus cargos
hasta que se les notificase la instalacion del Direc-
torio.


Reinaba en los ánimos una estraordinaria agita-
cion, porque los patriotas moderados y los exaltados
mostraban el mismo encono contrae! partido que atacó
á la Convencion en 13 de vendimiado; y por lo mis-
mo que les asaltaban mil recelos se alentaban mú-
tuamente para unirse y estrecharse contra el rea-
lismo, diciendo en alta voz que solo debian nom-
brarse para el Directorio y demas destinos, á hom-
bres irrevocablemente comprometidos en la causa
de la revolucion; desconfiaban en estrerno de los
diputados del nuevo tercio , é indagaban inquietos
sus nombres, antecedentes y sus conocidas ó pre-
suntas opiniones.


Al mismo tiempo habian vuelto á recobrar su
insolencia los de las secciones vencidos el dial3 de
vendimiado, aunque tratados con la mayor clemen-
cia despues de la victoria, porque envanecidos por
haber resistido un instante el fuego, se les figuraba
que la Convencion no les trataba con benignidad
sino porque conocia su fuerza, y porque respetaba
la justicia de su causa. Por todas partes se pre-
sentaban ponderandosus hazañas y esparciendo las
mismas necedades que en otra época contra la
gran Asamblea que acababa de dejar el poder,
afectando mucha confianza en los nuevos dipu-
tados.


Estos, que venias á sentarse en medio de los


PILANCESA•
7


veteranos de la revolucion; y á representar la
nueva opinion de Francia despues de ten prolon-
gadas tormentas , estaban muy distante s de la


justi-
ficar ni la desconfianza de los r.:publicanos ,
esperanza de los contiarevolucionios. Entre
ellos se hallaban algunos individuos de


ar
las anti-


guas ju cotalesjuntas,
mo Vaublan, Pastoret, De-


Dupont de Nemburs y el honrado y sábio
Tronchet, que tan grandes servicios prestó á nues-
tra legislacion. habla ademas muchos hombres
nuevos, no de aquellos estraordinarios que des-
cuellan al principio de las revoluciones, sino al.
«unos dotados de aquellos méritos sobresal ientesque
reemplazan al genio en la carrera de la politica y en
la de las artes; jurisconsultos por ejemplo,y admi-nistradores, tales como Portaiis, Simeon y Barbé-
Itlarbois, Troncon-Ducoudray• En general estos
nuevos elegidos, escepto algunos contra-revolucio-•
narios marcados, perteneeian á aquella clase de
hombres moderados que no habiendo tomado par-
te alguna en los acontecimientos , ni podido por
consiguiente hacer mal engañarse , pretendían
amar la revolucion, pero separándola de lo que lla-
maban sus crimenes. Debian naturalmente pro-
pender á censurar lo pasado; pero estaban ya un
tanto reconciliados con la Convencion v con la re-
pública desde que les habian elegido -, porque se
perdona un Orden de cosas de que se hace parte;
por lo domas, forasteros en Parisestraños á la
politica, tímidos aun en esta nueva-escena, busca-
ban y visitaban á los individuos mas distincruidoe,
de la Convencion nacional.


Tal era la disposicion de los ánimos en 5 de
brumario del año IV. Los individuos reelegidos de




8 REVOLUCION
la Convencion se reunian y procuraban que simpa.
tizasen los nombramientos que aun no se habían
hecho para permanecer dueños del gobierno. En
virtud de los célebres decretos del 3 y 13 de fruc-
tidor, el número de los diputados en el nuevo
cuerpo legislativo debla ascender á quinientos. Si
en las reelecciones no se completaba este nú-
mero, los individuos presentes el dia .5 de bro-
mado, debian formarse en cuerpo electoral para
completarla. Se acordó un provecto de lista en la
comision de salvacion pública en que se hizo en-
trar á muchos montañeses decididos. No se aprobó
enteramente ,


la lista, pero sin embargo solo se in-
cluyeron en ella patriotas conocidos. El dia 5 to-
dw: los diputados presentes reunidos en una sola
Asamblea, se constituyeron en cuerpo electoral.
Primero completaron las dos terceras partes de
convencionales que debia haber en el cuerpo le-
gislativo, y despues formaron una lista de todos
los diputados casados, y de edad de mas de cua-
renta años, sacando por suerte doscientos cincuen-
ta para componer el consejo de los Ancianos.


Al dia siguiente se reunió en el Picadero el
consejo de los Quinientos, en la antigua sala de la
Asamblea constitu y ente , eligió por presidente á
Daunou v por secretarios á Rewhel , Chenier,
Camhace-res y Thibaudeau. El consejo de los An-
cianos se reunió en el antiguo salan de la Conven-
mon, nombró para la presidencia a Larevelliere-
Lepeaux, y á Baudin, Lanjuinais , Breard y Carlos
Lacroix para la mesa. Estas elecciones eran acer-
tadas, y probaban que en ambos consejos estaba
la mayoría por la causa republicana. Estos decla-
raron hallarse constituidos , se dieron recíproca-


FRANCESA. 9


mente aviso por medio de mensages, confirmaron
interinamente los poderes dolos diputados, y deja-
ron la revisiou para despues de la organizacion
del obierno.


uedaba por hacer la eleccion mas importan-
te que era la de los cinco magistrados, encarga-
dos del poder ejecutivo. De esta eleccion dependia
á un mismo tiempo la suerte de la república y la
fortuna de los individuos; pues en efecto, los cin-
co directores que nombraban todos los empleados
públicos y la oficialidad del ejército, podían for-
mar el gobierno á su modo y confiarle á hombres
amantes ó enemigos de la república. Ademas eran
dueños del destino de los individuos , y podian
abrirles ó cerrarles la carrera de los destinos pú-
blicos, recompensando ó desanimando á los talen-
tos fieles á la causa de la revolucion. La influen-
cia que debian tener era por lo tanto inmensa ,
asi los ánimos se hallaban muy desasosegados por
esta próxima eleccion.


Reuniéronse los convencionales con el objeto
de tratar de ella, y convinieron unánimemente en
elegir regicidas para dar mayores garantías , des-
pues de lo cual, y de haber reinado alguna fluc-
tnacion eo. los pareceres , se pronunciaron en fa-
vor de Barras, Bewbell, Sieyes , LareYelliere-Le-
pcaux y Le-Tourneur. Barras habia hecho muchos
servicios en termidor, pradial y vendimiario; ha-
fria sido en cierto modo el legislador opuesto á to-
das las facciones, y especialmente t la Ultima refrie-
ga del 13 le dió la mayor importancia, aunque el
mérito de las disposiciones militares pertene-
cieron al joven Bonaparte. Rewbell encerrado en
Maguncia durante el sitio, y variasveces llamado á




40 REVOLECION
las comisiones desde el 9 de termidor, habla adop-
tado la opinion de los termidorianos , mostrando
aptitud y aficion á los negocios, y cierto carácter
vigoroso. A Sieyes se le consideraba el primer ge-
nio especulativo. de la época. Larevelhere -Le-
peaux se Babia asociado voluntariamente á los gi-
rondinos el día de su proseripcion, se volvió a unir
el 9 de termidor con sus compañeros y combatió
con todas sus fuerzas á las dos facciones que ha-
blan atacado sucesivamente á la Convencion. Pa-
triota afable y humano, era el único girondino de
quien la Montaña no sospechaba , y el único pa-
triota cuyas virtudes no se atrevian á negar los
contra-revolucionarios. Solo tenia un inconve-
niente en el parecer de algunos; la deformidad de
su cuerpo, á la que se juzgaba sentaría muy mal
el manto directoria!. Finalmente, Le-Tourneur, co-
nocido como patriota y estimado por su carácter,
era un antiguo oficial de ingenieros que en los úl-
timos tiempos habian reemplazado á Carnót en la
comision de salvacion pública , aunque distaba
mucho de su talento. Algunos convencionales hu-
bieran deseado que entre los cinco directores se
hubiese elegido a alguno de los generales que mas
se habian distinguido al frente de los ejércitos,
como Kleber, Moreau, Pichegrú ú [bebe; pero te-
miendo dar demasiada influencia á los militares,
no quisieron agregados al poder supremo. Para
asegurar las elecciones acordaron los convencio-
nales emplear un medio que sin ser ilegal, parecia
-un engaño. El consejo de los Quinientos debla se-
gun la constitucion, presentar para todas las elec-
ciones una lista con un número diez veces doble
de candidatos en el consejo de los Ancianos. Este •


FRANCESA. 4 1


último elegía uno de cada diez, y los cinco direc-
tores presentaban cincuenta. Los convencionales
que tenían la mayoría en los Quinientos, acordaron
poner a Barras, Rewbell, Sieyes, Larevelliere-
Lepeaux, v Le Tourueur al principio de la lista,
añadiendo"despues cuarenta y cinco nombres des-
conocidos, cuya eleccion no podria fijarse. De es-
te modo era forzoso que se prefiriese á los cinco
candidatos que los convencionales habian querido
llamar al directorio.


Siguióse exactamente este plan, y habiendo
faltado uno de los cuarenta y cinco añadió á Cam-
baceres, que agradaba mucho al nuevo tercio y á
todos los moderados. Cuando se presentó la lista
á los Ancianos, parecia que no les contentaba este
modo de violentar su eleccion. Dupont de `de-
mours , que habla figurado en las Asambleas an-
teriores, y era un contrario declarado, sino de la
república, al menos de la Convencían, pidió que se
suspendiese. ',Sin duda, dijo, los cuarenta y cinco
individuos que componen esta lista no son indig-
nos de vuestra eleccion, porque Cfl el caso contra-
rio deberian convenirse en que se ha tratado de
violentaros en favor de los cinco personages. Esos
nombres que llegan por primera vez a vuestros
oidor descubren indudablemente hombres de una
virtud modesta, que son tambieu dignos de repre-
sentar una gran. república ; pero es preciso to-
marse tiempo para lograr conocerlos. Su misma
modestia que les ha tenido ocultos, nos obliga á
hacer averiguaciones para apreciar su mérito , y
nos autoriza para pedir un plazo.» Los Ancianos
aunque descontentos de este modo de proceder,
participaban de los sentimientos de la mayoría de




12 REVOLUCION


los Quinientos , y confirmaron las cinco elecciones
que quisieron imponerles. Larevelliere-Lepeaux
obtuvo doscientos diez y siete votos de doscientos
diez y ocho votantes: tal' era la unanimidad de esti-
mación que tenian á hombre tan honrado. Le-
Tournour obtuvo ciento ochenta y nueve, Rewbell
ciento setenta y seis, Sieyes ciento cincuenta y
seis y Barras ciento veinte Y nueve. Este írltinio que
era mas hombre de partido que los domas, denia
producir mas divergencias y reunir menos votos.


Gran satisfaccion causaron á los revolucionarios
estos cinco nombramientos, porque les aseguraba
su influjo en el gobierno y solo faltaba saber si
tos electos admitirian, pues aunque de tres de
ellos era indudable , se sabia que los otros dos
tenian poca .inclioacion. al poder. Larevelliere-
Lepeaux , hombre sencillo y modesto , poco apto
para la di reccion de los negocios s .


de las personas,
solo buscaba y hallaba sus placeres en el Jardin de
Plantas con los hermanos 'nonio, v era muy in-
cierto que se decidiese a admitir el cargo de di-
rector. Tambien Sienes, á pesar de su gran capaci-
dad para concebirlo todo , asi negocios como
principios, tenia cierta repugnancia á ocuparse de
los negocios del gobierno, y corno por otra parte
la república no estaba constituida á su gusto,
pareeia poco dispuesto á aceptar su direccion.
Respecto á Larevelliere-Lepeaus , se hizo valer
una consideracion muy poderosa para un corazoa
integro : se le dijo que su asociacion con los ma-
gistrados que iban á gobernar la república era útil
y necesaria, y cedió. En efecto , entre aquellos
cinco individuos, hombres de accion y de nego-
cios, se necesitaba una virtud conocida y sin ta,


FRANCESA. 43


cha, que se halló en la aceptacion de Larevelliere-
Lepeaus. En cuanto á Sieves, no pudieron vencer
su repugnancia; se negó abiertamente diciendo
que se creía incapaz para el gobierno.


Fué preciso reemplazarle y se pensó en Carnót.
hombre que gozaba en Europa de una considera-
cion inmensa. Ponderábanse sus servicios milita-
res por cierto mu y verdaderos v se le atribuian to-
das nuestras victorias, sin que sirviese de obstá-
culo haber sido individuo de la gran junta de sal-
vacion pública , y cólera de Robespierre , Saint-
Just v Couthon, porque se sabia muy bien que les
habiacombatido. Velase en él la reunion de un su-
blime genio militar con un carácter estoico. Sie-
yes y él eran los dos hombres mas célebres de lis
época. No se podia hacer cosa mas acertada, para
la consideracion del Directorio que reemplazar á
uno por otro. Carnót iba puesto en efecto en la
zueva lista al lado de los nombres que obligaban a
elegirle, inclu yéndose tambien á Cambaceres con
otros ocho desconocidos. No vacilaron los Ancia-
nos en preferir á Caruót que obtuvo ciento diez
siete votos de doscientos trece, siendo uno de los
cinco directores.


Quedaron pues, encargados del gobierno de la
república los cinco magistrados Barras , Rewbell,
Larevelliere-Lepeaux, Le-Tourneur y Caruót. Entre
estos cinco personages no se hallaba ningun hom-
bre de genio, ni ninguno que tuviera una celebri-
dad respetable , escepto Carnót ; pero ¿que 'labia
de hacerse despues de una revolucion sangrienta
que habla devorado en pocos años á varias genera-
ciones de hombres profundos en'todos géneros? No
/sabia en las Asambleas un orador estraordinario,




4 4 REVOLUCION


ni en la diplomacia ningun negociador famoso. So.
lo Bartelemy se habia granjeado una especie de
consideración por los tratados con Prusia y Espa-
ña, pero no inspiraba confianza á los patriotas. En
los ejércitos se formaban va grandes generales , y
se preparaban otros mas distinguidos aun : pero no
/labia á la sazon ninguna superioridad notable,
ademas de que desconfiaban mucho de los milita-
res. No e\istian, pues, como acabamos de decirlo,
sino dos hombres célebres, Sieyes v Carnót. Sien-
do imposible tener á uno, hablan adquirido el otro.
Barrás tenia vigor, Rewbcll v Le-Tourneur eran labo-
riosos, y Larevelliere-Lepelux un hombre cuerdo y
honrado, En la presente situacion hubiera sido di-
ficil formar de otro modo la suprema magistratura.


• No era nada lisongera la situacion en que aque-
llos cinco magistrados ascend ion al poder, y bien ne-
cesitaban los unos mucho valor y virtud, y mucha
ambicion los otros para aceptar semejante cargo,
porque se hallaban en el dia siguiente á. un comba-
te en que habilt sido preciso llamar á una faccion
para derribar á otra. Los patriotas que acababan
de derramar su sangre se mostraban exigentes;
los de las secciones no hablan dejado de manifes-
tarse audaces. La jornada del 43 de vendimiario no
habla sido, en una palabra, de aquellas victorias se-
guidas de terror, que al paso que someten al go-
bierno al y ugo de la faccion vencedora, le libran á
lo menos de la faccion vencida. Los patriotas se ha-
bian reanimado, y los de las secciones no se ha-
bian sometido : Paris estaba lleno de intrigantes
de todos partidos, agitado por toda especie de
hiones y entregado a una espantosa miseria.


En la actualidad, lo mismo que en pradial, fal-


FRANCESA.


taban las provisiones en todos los pueblos gran-
des; el papel moneda trastornaba los contratos y
dejaba sin recursos al gobierno. Las ventas se sus-
pendieron porque la Convencion no quiso ceder los
bienes nacionales por el valor triplicado de 4790,


el papel que no porfia recogerse mas que por me-
ajo de las ventas, circulaba todavía , habiendo su
descrédito caminado aceleradamente. En vano se
imaginó la escala proporcional para disminuir las
pérdidas de los que recihian los asignados; esta es.:
cala solo los reducia á la quinta parte , mientras
ellos no conservaban ni aun la ciento cincuenta. El
estado, que solo percibia papel por los impuestos,'
se hallaba tan arruinado como los particulares; y si
bien percibia una mitad de la contrihucion en
neros que le proporcionaba algunos comestibles
para alimentar los ejércitos, le faltaban con mucha
frecuencia los medios de transporte, y los comesti-
bles se pudrian en los almacenes. Para colmo de
desgracias se veia precisado como sabemos á abas-
tecer á. Paris, entregando la racion por un precio en
asignados que apenas cubria la centésima parte de
los gastos; por lo denlas, este medio era el único
posible para suministrar al menos pan á los rentis-
tas y á los funcionarios públicos que recibian
sus pagas en asignados: mas esta neces i dad habia
aumentado los gastos sucesivamente. Como care-
cia de papel para cubrirlos , el estado habia emiti-
do innumerables asignados, haciendo subir en po-
cos meses la emision de doce mil millones á veinte
y nueve mil. La cantidad efectiva en circulacion,
por medio de las anteriores operaciones, llegaba á
diez y nueve mil millones, que escedia á todas las
cantidades conocidas en hacienda. Para no mal-




3G REVOLCC ION


tiplicar mas las emisiones, la comision de los cinco
creada en los últimos dias de laConvencion para pro-
poner medios estraordinarios de policia y hacien-
da, hizo decretar desde luego una contribucion es-
traordinaria de guerra, que importase veinte veces
mas que la contribucion territorial, y diez veces
naas que la de las patentes, lo cual podia producir
de seis á siete mil millones en papel. Pero esta con-
tribucion se !labia decretado para lo sucesivo , y
mientras tanto se daban á los provisionistas ins-
cripciones de rentas que recibian á un precio rui-
noso , percibiendo cinco francos de renta por diez
de capital. Ademas se trataba de otro empréstito
voluntario al tres por ciento, que también era rui-
noso é insuficiente.


En tan espantosa escasez, no pudiendo los fun-
cionarios públicos vivir con sus pa gas , hacían di-
mision de sus destinos ; los soldados dejaban el
servicio, hallándose desmembrado ya el ejército en
una tercera parte de su fuerza efectiva , v se vol-
vían á los pueblos, donde la debilidad del gobierno
les permitía permanecer impunemente. De modo
Ine había que sostener cinco ejércitos , v una
capital inmensa con la única facultad de emi-
tir asignados sin valor, y habla que reclutar estos
ejércitos , y constituir de nuevo todo el gobierna
en medio de dos facciones enemigas; cuidados que
estaban á cargo de los cinco magistrados última-
mente llamados á. la suprema administracion de la
república.


Es tan grande la necesidad de Orden en las so-
ciedades humanas, que ellas mismas se prestan á su
restablecimiento y a y udan prodigiosamente á los
que se encargan de reorganizarlas; de lo contrario


PRAtvem
seria imposible conseguir este fin; sin que por eso
sean menos meritorios el denuedo y los esfuerzos
de los (pie se atreven á semejantes empresas. Los
cinco directores pasaron al Luxemburgo, y no ha-
fiaron ni siquiera un mueble; de modo, que el con-
serge tuvo que prestarles oca mesa coja, un plie-
go de papel de cartas y un tintero para escribir el
primer mensage que anunciaba á los dos consejos
haberse constituido el Directorio. Ni un cuarto en
moneda había en !a tesorería; todas las noches se
imprimian los asignados necesarios para el servicio
del día siguiente , que salian húmedos aun de las
prensas de la república. En los abastos reinaba la
Mayor incertidumbre, y no se habia pedido dis-
tribuir en muchos dias mas que algunas onzas de
pan ó de arroz al pueblo.


El primer pedido que se hizo fue el de algunos
fondos, que segun la nueva constitucion debian so-
licitarse para cada gasto, con aplicacion á cada mi-
nisterio. Concedian el pedido ambos conejos,
entonces la tesorería que se habia heeho indepen-
diente del Directorio, entregaba los fundos conce-
didos por decreto de los dos consejos. ElDirecto-
rio pidió desde luego tres mil millones en asigna-
dos, que se le concedieron, y que fué precien cam-
biar inmediatamente por moneda. ¿Quién debla ha-
cer la negociacion, la tesorería ó el directorio? Es-
ta fué la primera dificultad. Si la tesorería se en-
cargaba de dar estos pasos , salía de sus atribu-
ciones de mera inspeccion : y eco todo se resolvió
la dificultad. aplicándola la negociac;on del papel.
Los tres mil millones, podian producir cuando roas
veinte ó veinte v cinco millones , de escudos, que
apenas podían cubrir las primeras necesidades ar,-


Bibilateca Popular.
T. V..


8




1
48 REVOLIIC,ION


tuales. Inmediatamente se empezó á trabajar en un
plan de hacienda, y el Directorio anunció á los dos
consejos que se le presentaria en breves días, en


- cuyo intermedio era preciso sostener á Paris que
carecía de todo. Ya no habia sistema organizado
de requisas; el Directorio pidió la facultad de exi-
gir, por via de requerimiento en los departamen-
tos prOxi mos al del Sena, la cantidad de doscientos
cincuenta mil quintales de trigo , á cuenta de las
contribuciones territoriales pagaderas en especie.
El Directorio ideó despues pedir una porcion de le-
yes para reprimir los desordenes de toda clase , y
particularmente de la desercion que cada dia dis-
minuia mas la fuerza de nuestros ejércitos. Dedicó-
se al mismo tiempo á elegir los individuos que de-
lijan componer la administracion. Media de Douay
fité el encargado del ministerio de la justicia; hi-
cieron venir a Ambert Duhavet del ejército de las
costas de Cherburgo para la'secretaria de la guer-
ra, Carlos Lacroix, obtuvo el cargo de los negocios
estrangeros; Faypoult el de hacienda , v Benezeh,
el administrador inteligente. el del interior. El Di-
rectorio procuró despues saber de los innumerables
pretendientes que le acosaban , los que eran mas
capaces de desempeñar los cargos públicos; y aun-
que era imposible (pie en tal precipitacion no se
hiciesen malas elecciones empleó á muchos patrio-
tas que se l'alijan distinguido por su imparcialidad
y cordura, no siendo posible pasarse sin ellos des-
pues de lo ocurrido el dia 1:3 de vendimiado, mu-
cho mas cuando el gobierno todo entero, los direc-
tores , ministros y empleados de toda especie se
formaron con ódio al 1:3 de vendimiario y al partido
que escitó aquella asonada. No se llamó de sus co-


• FRANCESA. 19


misiones a los diputados convencionales, para lo
cual el Directorio no tuvo que hacer mas que no
notificarles su instalacion. pues quería darles tiem-
po con esto para concluir su obra. Freron enviado
al Mediodía para reprimir el furor contra-revolucio-
nario, pudo continuar su comision en aquellos des-
graciados paises. Los cinco directores trabajaban
incesantemente y desplegaban en aquellos prime-
ros momentos el mismo celo que hemos visto des-
plegar á los individuos de la gran comision de sal-
vacion pública en los días por siempre memorables
de setiembre , octubre de 1793.


Desgraciadamente algunas derrotas agravaron
-las dificultades de este cargo. La retirada á que
se habla visto obligado el ejército de Sambre y
liosa dió lugar á los mas alarmantes rumores. El
mas vicioso plan y la traicion de Pichegrú malo-
graron como hemos visto la invasion pro .


ectada en
la Alemania. Se habia querido pasar el Rin por dos
puntos y ocupar la orilla derecha con dos ejércitos.
Jourdan, que salta de Dusseldorf despues de haber
atravesado el rio con mucha felicidad, se halló en
el Lahn, c-tri ,ehado entre la línea prusiana y el Rin,
y falto de todo en un pais neutral, en que no se po-
dia vivir á discrecion; sin embargo, estos apuros
solo hubieran durado algunos clicssi hubiera po-
dido adelantarse por el pais enemigo unirse con
Pichegrú, que con la ocupación de Manhein habia
hallado tan lácil é inesperado modo de pasar el Rin.
Jourdan hubiera remediado con esta reunion el
mal del plan de campaña que le habian dictado;
pero Pichegrú que porfiaba aun por las condicio-
nes de su trae ion con los agentes del príncipe de
Condee, colocó al otro lado del Rin un cuerpo instt-


.




20 RE VOLUC toril


ficiente. Se obstinaba en no pasar el rio con el grue-
so de su ejército, y dejaba a Jourdan solo en medio
de la Alemania. Esta situacion no podia durar mu-
cho tiempo y cuantostenian lamenor idea de la guer-
ra temblaban por Jourdan, como lo escribió á todos
sus amigos el general Moche, que mientras man-
daba en Bretaña , dirigió una mirada de interés á
las operaciones de los denlas ejércitos. Vióse. pues,
Jourdan precisado á retirarse y repasar el Rin , y
obró en esto con la mayor prudencia, mereciendo
aprecio por el modo con que efectuó su retirada.


Mas esta misma era un objeto de triunfo para
los enemigos de la república que esparcian sobre
ella las voces mas alarmantes, realizándose sus
siniestras predicciones en el mismo momento en
que se instaló el Directorio. El vicio del plan
adoptado por la comision de salvacion pública,
Jon si st :a en dividir nuestras fuerzas, dejar asi al
enemigo que ocupaba á Maguncia la ventaja de
una posición central, é inspirarle con esto la idea
de reunir sus tropas. dirigiendo toda su masa con-
tra uno de nuestros dos ejércitos. A esta situacion.
debió el general Clerfayt una inspiracion feliz, que
revelaba mas genio que el que hasta ahora había
demostrado, v que el que demostró en la ejecucion,
Bloqueaba á Maguncia un ejército de treinta mil
franceses, y corno Clerfavt era dueño de esta pla-
za, podía desembocar por ella, y aniquilar aquel
cuerpo de bloqueo antes que tuviesen tiempo de
acudir JorirdauPichegrá. Valióse en efecto de
los instantes con 'mucha oportunidad, pues apenas
se hacia retirado Jourdan al bajo Rin por Dussel-
dorf y Neuwied , cuando Clerfayt, dejando un
destacamento en observacion, se retiró á Maguncia


FRANCESA. 24


y concentró en ella sus fuerza: para caer de pron-
to sobroel cuerpo del bloqueo. Se eAendia este ea
semicírculo, á las órdenes del general Schaal al
rededor de Maguncia, formando una línea de cer-
ca de cuatro leguas; y aunque cuidó de fortifi-
carla bien, su estension no permita cerrarla ente-
ramente. Clerfayt que le halda observado bien,
descubrió algunos puntos de facil acceso. La es-
tremidad de esta línea semicircular que debia
apo y arse en la corriente superior del Riri, dejaba
entre las últimas triucheras y el rio una dilatada
pradera. hacia cuyo punto resolvió dirigir Cler-
fayt su principal esfuerzo. De•embocó con impo-
nt:ntes fuerzas por Maguncia en 7 de brumario
(29 de octubre), pero no eran aquellas sin embar-
go bastante considerables para que hiciesen deci-
siva la operacion. En efecto, los militares le han
vituperado dejase en la orilla derecha un cuerpo,
que ocupado en obrar en la izquierda, bebiera des-
hecho inevitablemente parte del ejército francés.
Clerfayt dirigió en la longitud de la pradera que
comprendia el intervalo entre el Rin y la linea de
bloqueo, una columna que se adelantó con el ar-
ma al brazo, y al mismo tiempo hizo subir por el
rio para proteger el movimiento de esta columna,
una escuadrilla de lanchas cañoneras, mandando
marchar el resto de su ejército hacia el frente de
las lineas para dar un ataque rápido y vigoroso.
Viéndose la division francesa ubicada en el extre-
mo del semicírculo, acometida á un mismo tiem-
po de frente, envuelta por un cuerpo que desfilaba
á lo largo del rio, y ofendida por la escuadrilla
cuyas balas azotaban su espalda, cobró miedo
huyó desordenada. La divisi9q de Saint-Cyr,




22 RPNOLUCION


locada'detras de esta, se halló descubierta enton-
ces, y expuesta á quedar cortada; pero felizmente
la serenidad V perspicacia de su general, la sal-
varon haciendo un movimiento de frente á reta-
guardia, y ejecutando su retirada con buen órden,
al paso que advertía á las demas divisiones hicie-
sen otro tanto. Desde este momento quedó aban-
donado todo el semicírculo. La division de Saint-
Cyr efectuó su retirada hacia el ejército del alto
hl; y las divisiones de Mencaud y Renaud que
ocupaban el otro estreno de la línea, hallándose
separadas, se replegaron hacia el ejército de Sarn-
bre y liosa, que por fortuna se adelantaba por el
lIiinds-Run en una columna mandada por Mar-
ceau. Ardua fué en estreno la retirada de estas
últimas divisiones, que hubiera sido imposible si
Clerfayt, comprendiendo bien toda la importancia
de su hermosa maniobra, hubiera operado con ma-
sas mas fuertes, y con suficiente celeridad. En
sentir de los militares, podia despues de deshacer
la Mea francesa, envolver rápidamente las divi-
siones que descendian hacia el bajo Rin, cercarlas,
v encerrarlas en el recodo que forma el Rin des-
de Maguncia á Binen.


Mas no por eso fué de menos mérito la ma-
niobra de Clerfayt, que se miró como la primera
de este género jwacticada por los aliados. Mientras
tomaba asi las líneas de Maguncia, .Wurmser, di-
rigiendo un ataque simultaneo contra Pichegrú,
le habia quitado el puente del Necker y rechazada
despues hasta las murallas de Manheim. De este
modo los dos ejércitos franceses, arrojados hasta
mas allá del Rin, que conservaban en verdad á
Manheim, Neuwied y Dusseldorf, pero separados


FRANCESA. 23


mútuamente por Clerfayt, quehabia hecho retirar-
se á todas las fuerzas que bloqueaban á Maguncia,
podían hallarse en grande riesgo ante un general
emprendedor y osado El último suceso les desa-
nimó mucho ; algunos fugitivos corrieron hasta, el
interior, y al desaliento de la derrota se añadia la
privaciodde todo. Por fortuna Clerfayt no era
muv veloz en sus operaciones, y empleaba mucho
mal tiempo del que se necesitaba para concentrar
todas sus fuerzas.


Llegaron estas tristes noticias á Paris del 1I al
12 de brumario en el momento mismo de la insta-
lacion del Directorio, y contribuyeron mucho a
aumentar las dificultades de la nueva organiza-
cion republicana. En el Oeste ocurrian otros acon-
tecimientos menos peligrosos en la realidad, pero
no menos graves en la apariencia. Amenazaba á
la república otro desembarco de emi.uados. Des-
pues de la funesta tentativa de Quiberon, que co-
mo liemos visto, solo se hizo con parte de las
fuerzas preparadas por el gobierno inglés, las rui-
nas de la espedicion se habian trasportado en la
escuadra inglesa que los trasladó á la pequeña isla
de Ouat, donde desembarcaron las infelices fami-
lias del Morvihan, que habian salido á recibir la
espedicion, y el resto de los regimientos emigra-
dos. En el pequeño islote reinaban la epidemia
espantosas discordias. Llamado Puisave al cabo
de algun tiempo por todos los chuanes que halan
roto la pacificacion, y que atribuian á los ingleses
y no a su antiguo gefe, el mal éxito de Quiberon,
volvió á Bretaña, donde lo habla preparado todo
para romper de nuevo las hostilidades. Los ;efes
de la Vendee habían permanecido quietos durante




24 RIZVOLUCION
la•espedicion de Qdiberon, porque les estaba pro-
hibido por los ageites de Paris a y udar á Puisaye,
y últimamente, porque aguardaban una victoria
ardes de comprorneterae Otra vez. Solo Charette
.babi r entrado en contestaciones con las autorida-
des republicanas, con motivo de varios desórdenes
cometidos en su deinarcacion , y de algunos pre-
parativ is militares que decia estaban haciendo;
de modo que casi habia roto enteramente. Acaba-
ba de recibir por me lío de Paris nuevos honores
de Verona, y de obtener el mando general de los
paises catolCcos, que era el fin a que aspiraba su
deseo. Esta nueva dignidad, al paso que entibia-
ba el ardor de sus rivales, escitaba sítiala trmente
el suyo. Esperaba que se dirigiese hacia sus cos-
tas una nueva espedicion;habiéndole ofrecido
el coinodaro Waren las mun' iciones Tm quedaban
de la espe licion de Quiberon, no vaciló ya mas, y
dioua ata l oe general ea la orilla, rechazó las avan-
zadas republicanas, y recogió alguna pólvora y
varios fusiles: los ingleses desembarcaron al mis-
mo tiempo en la costa de! Ni irvihan a las desgra-
ciadas familias que habían llevado consigo, y que
imerian de hambre y miseria en la isla de Ouat.
Asi se rompió la pacificador) y volvió á comenzar
la guerra.


hacia ya largo tiempo que los tres generales
republicanos Atibert-Dubayet, lloche y Cauclaux,
mandaban los tres ejércitos llamados de Cherbur-
go, de Brest y del Oeste, miraban corno ruta la
pacifieacion no solo en la Bretaña, sino Cambien en
la baja Vendée, acerca de lo cual todos tres se
reunieron ea Nantes, y aunque nada resolvieron,
se pusieron no obstante en disposicion de acudir


FRANCESA. 25


cada uno por si al primer punta que se viese ame-
nazado . Se hablaba de nuevo desembarco, y se de-cia, v era la verda1, que la division de Quiberon
/labia. sido la primera, y que llegaba aun. otra. Sa -
'hedor de los nuevos peligros que amenazaban á


as,cost nombró Pl gobierno á Huella comandan-laste del ejér. ito del Oeste; y en dicta, en tan ur-
gente Hen) se dala toda la confianza nacional al
vencedor de W . semburgo y Quiberon, y pasó in-
mediatamente á Nantes para ruca: plaza r a Canclaux.
Los tres ejércitos destinados a contener el levan-
tamiento de las provincias se reforzaron sucesiva-
mente con algunos destacam . int rs que hablan tie-
ndo del Norte, y con varias divisiones que dejó
disponibles la paz con España. Hache obtuvo
autorizacion para sacar nuevos de-ti,camentos de
los dos ejércitos de Brest v de Cherburgo, con el
objeto de aumentar el de la Vendée, que hizo as-
cender de este ni ido á cuarenta y cuatro mil hom-
bres. Estableció puntos faertement . atrinchera-
dos en el Sevre nadé;, que pasa un!" entre ambas
Veadées y separaba el país de Stoldlet del de Cha-
rette. Llevaba asa por objeto aislar a ambos geles
é impedirles que oorasea de consuno. Charette, se
holm quitado enteramente la mascara y proclama-
do otra vez la guerra. Stofilet, Sap'n lid y Sce-
peana, celosos . de ver á Charette con el cargo de
generalisbno. iutimi•a • os tambien por los prepa-
rativos de linche, é i a de, tos de la


l'
Ile aaida de los


ingleses, no se movian aun. Al fin se, presentó
la escuadra inglesa. primero ea la bahia de Quibe-
ron y despees en la de lie-Dieu, enfrente de la
Vendée baja. Conduela dos mil hombres de infan-
tería inglesa, quinientos caballos enteramente




26 REVOLUCION
equipados , cuadros de regimientos emigrados;
gran número de oficiales, armas, municiones, ví-
veres, y vestuarios para un ejercito considerable, •
fondos en efectivo, v finalmente al príncipe tan
deseado. Si la espediion tenia principios de buen
éxito debian seguir fuerzas mas considerables,
contando tambien con que el príncipe demostrase
sincero deseo de ponerse a la cabeza del partido
realista. Apenas avistó la espedicion las costas,
cuando *todos los geles realistas enviaron emisa-
rios al príncipe para manifestarle su adhesion, re-
clamar el honor de poseerle v concertar sus es-
fuerzos. Charette dueño de la costa , era el me-
jor situado para concurrir al desembarco y su re-
putaciou y el voto de todos los emigrados llevaban
hacia él la espedicion. Envió tainhien agentes pa-
ra convenir en un pian de operaciones.


Entretanto, no se descuidaba 1:odie en hacer
sus preparativos con la actividad y resoluc,ion que.
acostumbraba. Formó el proyecto de dirigir tres.
columnas desde Challans, Clisson y Saint-Ilermi-
ne, puntos colocados en la circunferencia del pais,
v
de


dirigirlos á Belleville, que era el cuartel general
Charette. Estas tres columnas, que constaban


de veinte á veinte y dos mil hombres, debian su-
jetar al pais por su número, arruinar el principal
establecimiento de Charette, y por medio de un
ataque hruscoó impetuoso desordenarle de tal mo-
do, que no pudiese proteger el desembarco del
príncipe emigrado. En efecto, mandó salir floc,be
estas tres columnas, y las reunió en Belleville sin.
hallar ningun obstáculo, pues no estaba en este
punto Charette, cuya principal fuerza esperaba
encontrar y batir, porque habiendo reunido nueve


FRANCESA. 27


diez mil hombres
, se dirigió por la parte de La-


zon, para llevar el teatro de la guerra al inediodia
del pais, y


alejar de las costas la atencion de los
republicanos. Su plan estaba bien concebido, pero
se malogró por laener?ia que se 10 opuso. Nlieatras
Boche entraba en Bell"eville con sus tres columnas,
Charette se hallaba delante de Saint-Cyr, que cu-
bre el camino de Luzon á Sables. Macó este pun-
to con todas sus fuerzas, y doscientos republica-
nos que se hicieron fuertes en una iglesia, opu-
sieron tan heroica resistencia, que dieron tiempo
á la division de Luna, que ovo el fuego, para acu-
dir-en su socorro. Charette fue acometido de cos-
tado y derrotado enteramente, viéndose obligado
á


dispersarse con su gente para volver al interior
del Marais.No hallando Iloche al enemigo, y descubriendo
la verdadera intencion de su movimiento, pasó con
sus columnas á los puntos de donde hablan salido,
y se ocupó en formar un campamento atrincherado
en Soulians, hacia la costa, para caer sobre el pri-
mer cuerpo que tratase de desembarcar. Entretan-
to el príncipe emigrado, rodeado de un numeroso
consejo y de los enviados de todos los geles bre-
tones y vendeanos, continuaba deliberando sobre
los planes de desembarco, y dejaba á linche t iem-
po suficiente para preparar sus medios de resisten-
cia. Las velas inglesas que permanecían á la vista
de las costas, no


i l


de escitar los temores de
los republicanos y las esperanzas de los realistas.


Asi desde los primeros días de la instalacion
del Directorio, la derrota de Maguncia y el desem-
barco de la Vendée, eran motivos de alarma de
que se servian con la mayor pertidia los enemigos




REVOLUCION


del gobierno para hacer mas dificil su estableci-
miento. Mandó esplicar ó desmentir parte de los
rumores que esparcian acerca de la situacion de.
ambas fronteras, y di() aclaraciones de los aconte-
cimientos que acababan de verificarse. No podía ya
encubrirse la derrota sufrida ante las lineas de Ma-
guncia; pero el gobierno die} por respuesta á los
discursos de los que alarmaban los ánimos que aún
nos quedaban Dusseldorf y Neuwied; que seguia
siempre en nuestro poder Manbeiin; que el ejér-
cito del Salubre y Musa tenia por consiguien-
te dos cabezas de puente, v una el ejército del Rin
para desembocar cuando les conviniese al otro lado
del río; que nuestra situacion era por tanto la
misma que la de los austriacos, porque si estos
eran dueños de operar por Maguncia en ambas ori-
llas, tambien lo éramos nosotros por Dusseldorf,
Neuwied fa.nheim. El raciocinio era esacto; pero
se trataba. de saber si contintuindo sus trionf.s los
austriacos, nos privarían en breve de Neuwied y
Manheirn; v se esta.ble


.;erian en la orilla izquierda
entre los Nrosgos v el Mosela. En cuanto á la Ven-dée, comunicó el gobierno las vigorosas disposicio-
nes de flocho, que no podian menos de tranquili-
zar á los hombres de buena fé, pero que no deja-
ban de inquietar á los patriotas exaltados, ni im-
pedian que los contra-revolucionarios esparciesen
recelos.


Ea medio de tales peligros redoblaba el Direc-
torio sus esfuerzos para reorganizar el gobierno,
la administracion, y especialmente la hacienda. Se
le concedieron, como hemos visto, tres mil millo-
nes de asignados, que hablan producido cuando
mas veinte y tantos millones eu escudos, Acababa


FRANCESA. 29


suspenderse el empréstito voluntario abierto al
de suspentres por ciento en los últimos dias de la Convén-
don, porque el estado prometía una renta efectiva
por un capital en papel, y hacia una negociacion
ruinosa. El impuesto esiraordinar i o de guerra.


bpro por la comision de
los cinco, no se ha_


iapropuesto aun en ejecucion, y producia quejas
corno si fuese el último acto revolucionario de la
Convencio n respecto á los contribuyentes. Iban,
pues, e faltar todos h s reclusos. Los particulares,
reintegrad os segun la escala de proporcion , ele-
vaban reclamaciones tan amargas que Fe hablan
visto obligados á suspender los rumbolsos. Los
maestros de posta, pagados en asignados, anuncia-
ban que iban a retirarse porque los ausilios del go-
bierno no bastaban á cubrir sus pérdidas Iba, pues,
á faltar en breve el servicio de postas, es decir, iban
á cesar todas las- comunicaci o nes, hasta las escri-
tas, en todas las partes del territorio. El plan de
hacienda anunciado para dentro de pocos dias iba
á presentarse inmediatamente, pues era la prime-
ra necesidad del estado y el primer deber del Di-
rectorio, comunicándose en bu á la comision de
hacienda.


El número de asignados en circulacion podia
valuarse en unos veinte mil millones y aun supo-
niéndoles todavía el uno por ciento de valor, cosa
que no sucedia, todo lo mas á que podría ascen-
der seria á doscientos millones efectivos. Es ver-
dad que hubiera podido tomarse por de pronto la
providencia de no admitirlos mas que al cursó cor-
riente, bien fuese en las transacciones entre par-
ticulares, bien en el pago de contribuciones-4 en
el de bienes nacionales, con lo cual hubiera desa-




30 REVOLUCION


parecido aquella grande y terrible mole de papel;
ademas quedaban todavia por vender unos siete
mil millones de escudos de bienes nacionales, com-
prendiendo los de la Bélgica y los bosques nacio-
nales, de suerte que !labia inmensos recursos para
retirar los veinte mil millones reducidos á dos-
cientos, y hacer frente á nuevos gastos; pero era
dificil tomar resolucion tan grande y atrevida por-
que se oponian á ella los escrupulosos que la con-
sideraban como una bancarrota, v los patriotas
que decian se trataba de arruinar los asignados.


Ni unos ni otros tenian razon; porque la tal
bancarrota en caso de que lo fuese, era inevitable,
y so verificó mas tarde: solo se trataba de abre-
viar el mal, es decir, la confusion, y de restable-
cer el Orden en los valores, Única justicia que de-
be el estado á todo el mundo. A primera vista era
sin duda una bancarrota tornar hoy por un franco
un asignado que en 1790 se !labia emitido por cien,
y que contenga entonces la promesa de cien fran-
cos en tierra. Segun este principio hubiera conve-
nido tomar los veinte mil millones en papel, por
relate mil millones de escudos pagándolos integra.
mente, pero los bienes nacionales apenas hubieran
bastado a la tercera ¡,irte de esta suma. Aun en el
caso de que hubiera podido pagarse intemimente,
era necesario saber cuanto 'labia recibido el es-
tado emitiendo aquellos veinte mil millones, pues
puede que no ascendiese á cinco mil millones. No
se les }labia tornado por mas al recibirlos de sus
manos, y se 'labia va reintegrado por las ventas
en un valor igual á los hierres nacionales, de modo
que se hubiera cometido la mayor injusticia res-
pecto al estado, es decir, á todos los


F RANCESA. 34


tes, segun su valor primitivo. Era, pues, preciso
consentir en tomarlos o un valor reducido, y va
se 'labia empezado á hacerlo adoptando la escála


que muchas personas conser-de psroepio
iarycirdau.da


Nabau todavialos primeros asignados emitidos, sin
haberlos cambiado una sola vez, los cuales indu-
dablemente sufririan una pérdida enorme, habién-
dolos recibido casi á la par, y hallándolos hoy re-
ducidos á cero. Esta sin embargo era una ficcion
absolutamente falsa. Nadie habia guardado los
asignados en depósito, porque no se atesora el pa-
pel. Todo el mundo se habla apresurado á trasmi-
tidos, y cada uno habia esperimentado una parte
de la pérdida, sufriendo parte de la pretendi-
da bancarrota , que desde entonces no era ya
nula. La bancarrota de un estado consiste en
que se hace sobrellevar á algunos individuos, es
decir á los acreedores, la deuda que no se quiere
cargar á todos los contribuyentes; y asi si todo el
mundo habia sufrido mas ó menos en el descrédito
de los asignados, no habia bancarrota para nadie.
Otra razon de mas peso aun que todas podia ale-
garse. Aunque el asignado no hubiese bajado
mas que en algunas manos , y perdido dé su
precio solo para algunos individuos , habia sin
embargo pasado á las de especuladores en pa-
pel, cuya clase, mas bien que la de los verda-
deros perjudicados, hubiera sacado utilidad del au-
mento de valor. Por esto Calonne escribió en Lon-
dres un folleto, diciendo con mucha razon que se
engañaban creyendo apurada á la Francia por la
multitud de asignarlos; que este papel moneda era
un medio de hacer la quiebra sin declararla. Para




32 REvOuCION


espresarse con mas justicia hubiera debido decir
que era un medio de que todos la sufriesen, es de-
cir, de hacerla nula.


Era pues razonab'e y justo acudir a la realidad,.
v no tomar el asignado mas que por lo que valia.
Los patriotas decían que esto era inutilizar el asig-
nado que había salvado la revolucion, y miraban
esta idea como si fuese concebida por los realistas.
Los que pretendian raciocinar con mas acierto y
conocimiento de la cuestion, sosteuian que iba á
hacerse caer repentinamente el papel, v que no
podría verificarse ya la circulacion por la falta del
papel que habida caducado, y por la falta de los
metales que se hablan ocultado ó remitido al es-
trangero. El porvenir desmintió á les que asi opi-
naban, á pesar de que con un sencillo cálculo hu-
bieran podido adquirir una opinion mas esacta.
Los veinte mil millones de asignados representaban
en realidad menos de doscientos millones, de mo-
do, que , eguu todos los cálculos, no podia hacerse
la circulacion en otros tiempos sin menos de dos
mil millones de oro ó plata Si pues en la a c tuali-
dad, los asignados solo entraban en la circulacion
por doscientos millones, ¿con queso hacian lea (+t._
mas convenios? Es evideo te que los metales del. :an
circular en gran cantidad. y asi sucedía, pero en
las provincias y en los campos, y lejos de la vista
del golikemo. Por otra parte los metales, como to-
dos los nemas géneros, acuden donde la necesidad
los llama, y desbancando el papel hubieran vuelto,
como en efecto volvieron cuando va se perdió este.


Era, pues, un doble error muy arraigado en los
ánimos el que hacia mirar la reduccion del asig-
nado á su valor efectivo como una bancarrota y


FRANCESA. 33


como una repentina destrucciou de los medios en
circulacion. Solo tema un inconveniente, que no
era el que oponían, como vamos á verlo pronto.
La conusion de hacienda, dejándose llevar de las


solo pudo adoptar eaTarte losideas que reinaban,
verdaderos principios de la materia y despues de
haberse convenido con el Directorio, decretó el si-
guiente provecto. Entre tanto que con el nuevo
plan, la venia de los bienes y la percepcion de las
contribuciones, volviesen a entrar valores no nomi-
nales, sino efectivos, era preciso servirse aun de
los asignados, así se propuso subiese la ernision
á trescientos rail millones, pero obligándose á no
hacerla subir mas. El 30 de nivoso debla romper-
se solemnemente el molde con lo cual se tranqui-
lizaba al público, respecto á la cantidad de las
nuevas emisiones. A los treinta mil millones emi-
tidos se dedicaban mil de bienes nacionales, y por
consiguiente el asignado que en la circulacion so-
lo valia realmente la centési.:.a quincuajesima par-
te y mucho menos, quedaba liquidado por la tri-
jésima, lo que era una gran ventaja para los tene-
dores del papel. Todavía se destinaban mil millo-
nes de escudos en tierras para premiar á los sol-
dados de la república, cantidad que les estaba pro.,
metida hacia mucho tiempo. Quedaban, pues, cin-
co de los siete mil de que podían disponer, en los
que se hallaban los bosques nacionales, las alhajas
de los emigrados v la corona, las posesiones rea-
les y los bienes del clero belga; de suerte que 'la-
bia aun cinco mil millones dé escudos disponibles.
Pero la dificultad eonsistid en disponer de este va-
lor, pues en efecto el asignado habia sido el me-
dio para ponerle de antemano en circulacion , antes


Biblioteca popular.


r. v. 309




34 REVOLUCION


de que se hubiesen vendido los bienes. Pero ha-
llándose suprimido el asignado, puesto que no se
podían añadir mas que diez mil millones á los
veinte mil existentes, suma que cuando mas re-
presentaba cien millones de escudos, ¿cómo rea-
lizar de antemano el valor de los bienes y servir-
se de ellos para los gastos de la guerra? Esta era
la única objecion que podia hacerse á la liquida-
cion y supresion del papel. Se inventaron las cé-
dulas hipotecarias de que se había hablado el año
último; y segun este antiguo plan, debía tomarse
un empréstito y dará los prestamistas cédulas con
hipoteca especial sobre los bienes designados; y á
fin de hallar quien prestase, se debia acudir á las
compañías de hacienda que se encargarían de estas
cédulas. En una palabra, en vez de un papel cuya
circulacion era forzosa, y que solo tenia una hipo-
teca general sobre el total de los bienes na-
cionales , y que diariamente cambiaba de va-
lor, se creaba por las cédulas en papel volun-
tario, que se hipotecaba en una tierra ó casa, y
que no podia sufrir mas alteracion en su valor que
la que sufriera el mismo objeto que representaba;
asi es que no era propiamente un papel moneda.
No estaba espuesto á bajar porque no estaba forzo-
samente introducido en la circulacion; pero tam-
bien podia no hallarse donde colocarle. En una pa-
labra, consistiendo siempre la dificultad lo mismo
en la actualidad que al principio de la revolucion,
en poner en circulacion el valor de los bienes, la


uestion se reducía a saber si era mejor forzar la
circulacion de este valor que dejarla voluntaria.
El primer medio estaba va desacreditado y era na-
tural pensar en tantear el otro.


35


Por tanto se convino en que despues de haber
FRANCESA.


espendido papel hasta treinta mil millones, desig-
nado mil millones de escudos de bienes para reti-
rarlo,reservadootros mil millones para los sol-
dados 'de la patria, se harian cédulas por una suma
proporcional á las necesidades públicas, negocián-
dolas con las compañías de hacienda. En estas no
debian incluirse los bosques nacionales que querian
conservarlos para el Estado, y que ascendian a unos
dos mil millones sobre los cinco mil que quedaban
disponibles, y habla de tratarse con las compañías
para enagenar únicamente su ciertoproducto en
número 'de años.


La consecuencia de este proyecto, fundado en
la reduccion de los asignados á su valor efectivo,
era admitirlos al curso corriente de todas las tran-
sacciones. Mientras que por la venta de dos mil
millones que les estaban afectos, pudiesen amorti-
zarse no debían recibirse por los particularesel
Estado, sino por el valor del dia. De este nodo'iba
á cesar el desórden de los tratados, y hacerse im-
posible todo pago fraudulento. El Estado iba é re-
cibir por el impuesto valores efectivos que cubri-
rian al menos los gastos ordinarios, y va no habria
que pagar con los bienes sino los esiraordinarios
de guerra. El asignado no dehia recibirse á la par
sino en el pago del atraso de las imposiciones,
atraso que era considerable y aseendia a trece mil
millones. De este modo se dala á los contribu yen-
tes atrasados un medio fácil de pagar, con condi-
cion Beque lo hicieran inmediatamente ; v la can-
tidad de treinta millones reembolsables en bienes
nacionales por una trigésima parte, }labia dismi-
nuido otro tanto. Luego que se adoptó este plan por




36 REVOLUCION
el consejo de los Quinientos despues de una larga
discusion secreta, se presentó inmediatamente á los
Ancianos, y mientras estos se preparaban á discu-
tirlo, se sometieron nuevas cuestiones al anterior
sobre el nido de incorporar á sus banderas lossol-
dados que habian desertado en el interior, sobre
el modo de nombrar jueces, empleados municipa-
les y funcionarios de toda clase, que las juntas
electorales, porefecto de las pasiones de vendimia-
rio, no habían querido ó podido nombrar. El Direc-
torio trabajaba asi sin cesar, y proporcionaba nue-
vos asuntos de que tratar á los dos consejos.


Aquel plan de hacienda que se habia sometido
á los Ancianos no carecia de buenos principios, y
sobre todo presentaba algunos de los inmensos re-
cursos que todavía tenia la Francia.


/das por desgra:ia no alcanzaba á vencer la
principal dificultad, porque no subvenia inmedia-
tamente á la escasez del momento. Es evidente que
con unas contribuciones anuales como las que te-
nia la Francia habla lo suficiente para los gastos
corrientes, con tal que el papel no hiciese ilusorio
el pago de ellas, ademas de que con los veinte mi-
llones de francos destinados á reembolsar en bienes
nacionales, no quedaba la menor duda de que la
nacion podia salir del apuro; pero no era tan esen-
cial formar un buen plan y fundarlo en buenos
principios, como facilitar medios para hacer frente
á las actuales escaseces.


En consecuencia, los Ancianos no fueron de
opinion de que se debiera renunciar tan pronto á
los asignados. La facultad de crear aun diez mil
millones de ellos, presentaba cuando mas un re-
curso de cien millones de escudos que eramuy poco


FRANCESA. 37


paraesperar lo que debia proporcionar el nuevo plan.
Ademas, ¿habría compañías para trata r de beneficiar
los bosques en veinte ó treinta años? ¿Se halla rian pa-
ra aceptar cédulas, es decir, asignados libres? En
la incertidumbre en que se estaba de poder servir-
se de los bienes nacionales, ¿debía renunciarse al
antiguo modo de gastarlos , es decir, á los asigna-
dos forzosos? El consejo de los Ancianos. que exa-
minaba con mucha severidad las resoluciones de
los Quinientos, v que había ya desechado mas de
una vez, puso su veto en el pros esto de hacienda,
v reusó admitirlo.


Esta negativa produjo la ma yor ansiedad en
los ánimos, y volvió á renacer fa incertidumbre,
con no poco contento de los contra-revolucionarios
que se empeñaban en sostener cale las dificultades
de la sitnacion eran irremediables , y,' que la repú-
blica iba á perecer por la hacienda como lo temian
tambien los hombres mas ilustrados, que no suelen
ser siempre los mas resueltos. Los patriotas por
otra parte, irritados sobremanera al ver que se
habia intentado abolir los asignados , esclarnaban
que quería destruirse esta última obra revolucio-
naria que habia salvado la Francia , y pedian que
sin titubear mas tiempo se restableci ese el crédito
de los asignados por los medios de 93, el máximum
las requisas y la muerte: violencia v acaloramien-
to que recordaban los años mas turbulentos. Para
colmo de infortunio se habian a g ravado los acon-
tecimientos del Rin: Clerfavt, afinque no se apro-
vechaba como gran capitai de la victoria , habia
logrado sinembargo nuevos triunfos, pues habien-
do llegado al cuerpo de la Tour, se dirigió contra
Pichegrú, le atacó sobre el Pfrim y el canal de




38 REVOLUCION
Frankendal , rechazándole sucesivamente hasta
Landau. Jourdan se adelantó al Nahe, atravesan-
do un pais escabroso, y empleaba el mayor celo ea
sostener la guerra en estas espantosas montañas,.
para libertar al ejército del Rin ; pero sus esfuer-
zos no podian hacer mas que disminuir el ardor del
enemigo sin reparar nuestras pérdidas.


Así es que aunque nos quedaba aun la línea
del Rin en los Paises-Bajos, la habíamos perdido
en la altura de los Vosgos, y el enemigo nos ha-
hia privado, al rededor de Maguncia, de un ancho
semicírculo.


En tal conflicto envió el Directorio un despa-
cho muy urgente al consejo de los Quinientos,
proponiendo una de aquellas resoluciones estraor-
dioarias que se hablan tomado en las ocasiones de-
cisivas de la revolucion: un empréstito forzoso de
Seiscientos millones en valer real, en metálico
en asignados al curso, repartido entre las clases
mas ricas. Esto era dar campo á una nueva serie
de arbitrariedades, como el empréstito forzoso de
Cambon sobre los ricos ; pero como este nuevo
empréstito se exigia inmediatamente , podian re-
cogerse con él todos los asignados en circulacion,
suministrar ademas un esceso de trescientos ó
cuatrocientos millones en efectivo , y linalniente
era necesario recurrir á prontos y enérgicos re-
cursos y se adoptó inmediatamente.


Quedó decidido que se recibiesen los asigna-
dos al uno por ciento, de modo que doscientos mi-
llones del empréstito bastaban para absorver vein-
te mil millones de papel. Todo cuanto se recogiera
dehia quemarse, y asi se esperaba que amortizado
casi todo el papel, subiria de precio, y que en todo


FRANCESA. 39


rigor se podria emitir mas y servirse de este re-
curso. De los seiscientos millones debian perci-
birse cuatrocientos en metálico, que bastarían pa-
ra satisfacer las necesidades de los dos primeros
meses, porpue se calculaba en mil quinientos mi-
llones los gastos de aquel año IV de la república
(1795, '1796).


Algunos enemigos del Directorio que sin apu-
rarse mucho por el estado de la nacion , quedan
solo oponerse a toda costa al nuevo gobierno , hi-
cieron las mas terribles objecciones. Este emprés-
tito decian que iba á. consumir todo el metálico de
Francia, y ni habria bastante para pagarlo: como
si el Estado al tomar cuatrocientos millones en
moneda uo hubiese llevado por objeto volverlos m-
mediatamente á la circulacion comprando trigos,
paños, cueros, fierros, etc. El estado solo iba á
quemar el papel, y la cuestion se reducia á saber
si la Francia podía dar inmediatamente cuatro-
cientos millones en géneros v mercancias, v que-
mar doscientos millones en papel, que se llamaban
ostentosamente veinte mil millones. Podia cierta-
mente hacerlo; el único inconveniente estaba en el
modo de percibirlos , que seria gravoso , y por
consiguiente menos productivo ; Pero no sabia có-
mo hacerlo. Fijar los asignados á. treinta mil mi-
llones, es decir, no tener mas recursos que cien
millones efectivos, destruir despues el molde y fi-
jar la suerte del Estado á la euageuacion de la
renta de los bosques y despacho de las cédulas,
esto es, á la einision de un papel voluntario , les
parecia mucho atrevimiento, ven la incertidumbre
de lo que podria hacer la volIntadd'ce pri,
ron los consejos obligar á los franceses á:que con-




40 nEvor.uctoN
tribuyesen estraordinariamente. Hicieron la re-
flexio'n de que por medio del empréstito forzoso,
debla entrar precisamente en el tesoro al menos
parte del papel, y con él una cierta suma de metá-
lico, ademas de que


e siempre se conservaba el molde
que habia adquirido mas valor con la desaparicion
de la ma yor parte de los asignados. Mas no por eso
se renunció á los denlas recursos; se decidió espe-
dir cédulas de parte de los bienes, operacion pro-
lija, porque era preciso hacer mérito de las cir-
cunstancias de cada tinca en las cédulas , y que
despues se entablarían negociaciones con las com-
panias de hacienda. Se decretó la venta de las ca-
sas sitas en las ciudades, la de las tieiras que no
pasasen de trescientas fanegas, y finalmente la de
los bienes del clero be l ga. Tambien se resolvió la
enagenacion de todas las casas que habian perte-
necido á la corona, escepto Fontainebleau, Versa.
líes y Compiegne. Los muebles de los emigrados
dehian venderse tambien inmediatamente, y todas
las referidas ventas debían hacerse á pública su-
basta.


No se atrevieron todavía á decretar la reduc-
cien de los asignados al curso del d ía, lo cual hu-
biera puesto término al mayor mal, á la ruina de
cuantos lo recihian. asi los particulares como el
estado. Se [etnia destruirlos repentinamente con
tan sencilla medida. Solo se decidió recibirlos en
el empréstito forzoso al uno por ciento de su valor
nominal, v que en los atrasos de contribuciones se
tomasen por todo su valor , á fin de estimular el
pago de este atraso que importaba trece mil millo-
nes; que se suspendiesen los reintegros de los ca-
pitales, pero que las rentas y los intereses de toda


FRANCESA.


especie se pagarían á diez capitales por uno , lo
cual era Laminen muy gravoso para los que reei-
bian su renta á este precio. El pago de la contri-
bucion territorial y los arriendos quedaban en el
mismo pie, es decir, la mitad en metálico y el res-
to en asignados. Lo mismo debla pagarse á las
aduanas. porque había mucho dinero en las fronte-
ras. Ilizose tambien una escepcion respecto á la
Bélgica. donde no habian penetrado los asignados
y por eso se decidió que se percibiese efectivo el
empréstito forzoso y los impuestos. Se recurrió,
pues, tímidamente al metálico, y no se atreviau á
cortar resueltamente la dificultad , como sucede
siempre en estos casos. Xsi, el empréstito forzoso,
tos bienes en venta y los atrasos, produciendo con-
siderables entradas en papel , permitian emitir
otro nuevo, pudiendo contarse ademas con perci-
bir algo en metálico.


Despues de estas leves de hacienda, las dos de-
terminaciones mas importantes que habla que to-
rnar eran las relativas á la desercion y al modo de
nombrar los funcionarios no elegidos. 'La una de-
bla servir para reorganizar los ejércitos ,.la otra
para terminar la formado!' de los Ayuntamientos
y tribunales.


La desercion á pais estrangero , crimen muy
raro, se castigó con la muerte; v se ventiló acalo-
radamente la pena que debiera imponerse al cohe-
cho, quedando al fin, á pesar de la oposicion, cas-
tigado como la desercion á pais enemigo. Las li-
cencias dadas á los jóvenes de las requisas debian
espirar ea el término de diez dias; v siendo débiles
é inútiles las persecuciones contra los que ha-
blan abandonado sus banderas , confiadas á los




42 REVOLUC1ON
Ayuntamientos, se encargó de ellas á la gendar-
mería. La desercion al interior quedaba la prime-
ra vez castigada con cárcel, y la segunda con pre-
sidio. La gran requisa de agosto de 1793, que era
la única medida de reemplazo que se habla toma-
do. comprendia á muchos para completar los ejér-
citos; tres años hacia que habia bastado para man-
tenerlos !mío un pié respetable , y podia ser aun
suficiente por medio de una nueva ley que asegu-
rase su e,jecucion. La oposicion que naturalmente
propendia á disminuir la accion del gobierno, com-
batió las nuevas disposiciones , pero quedaron
adoptadas por la ma y oría de ambos consejos.


Muchas de las juntas electorales, conmovidas
por los decretos de 3 v '7de fructidor, habían con-
sumido el tiempo sin Concluir el nombramiento de
los individuos que debian componer las adminis-
traciones locales y los tribunales. Las que estaban
situadas en las provincias occidentales, no hiñan
podido verificarlo por la guerra civil, y otras por
negligencia. La mayoría convencional quería que
el Directorio hiciese los nombramientos para ase-
gurar la homogenidad del obiernoy una conformi-
dad enteramente revolucionaria. Es natural que el
gobierno herede todos los derechos á, que renun-
cian los ciudadanos, es decir , que la accion del
gobierno supla á la de los individuos; de modo que
donde las juntas habian propasado los términos.
constitucionales, ó donde no habian querido usar
de sus derechos, era natural que el Directorio ejer-
ciese, el cargo de nombrar. Convocar nuevas juntas
era faltará la constitucion que lo prohihia, era re-
compensar á la revolucion contra las leves, era en
lin abrir campo á nuevos desórdenes ; !labia por


43


otra parte en la consFtRitAul:Eosnl.analogías que debian bian
conducir á resolver la cuestio u en 'favor del Direc-
torio, porque estaba encargado de hacer los nom-
bramientos en las colonias, reemplazar á los em-
pleados muertos, ó que habian dimision en el in-


' termedio de una eleccion á otra. La oposicion no
dejó de pronunciarse contra esta opmion ; pues
Dumolard en el consejo de los Quinientos, Portalis,
Dupont de Nemours, y Trouzon-Ducoudray en el
de los Ancianos, sostuvieron que era dar una pre-
rogativa real al Directorio. Esta minoría que se in-
clinaba en secreto mas bien á la noleaincluonialaqnulea_á
la república, cambió entonces de papel
yoríít republicana, sosteniendo con estremada exa-
geracion las ideas democráticas ; por lo denlas la
discusion agitadas- solemne, se termine sin confu-
sion alguna. El Directorio obtuvo los nombramien-
tos con la única condicion de sacar á los que eli-
giese de entre los hombres que habian sido va
distinguidos con les votos del pueblo. Si los prin-
cipios conducian á esta solucion, la política la
aconsejaba mas todavía. Por de pronto se evitaban
nuevas elecciones, dando mucha mas homogenei-
dad á toda la administracion, á los tribunales y al
gobierno.


Tenia, pues, el Directorio medios para adqui-
rir fondos, reclutar el ejército, y concluir la or-
ganizacion de la administracion v de la justicia.
Tenía la ma y oría en ambos consejos , y aunque es
cierto que reinaba una oposicion templada en los
Quinientos s, en los Ancianos, y que algunos in-
dividuos dei nuevo tercio le disputaban sus atribu-
ciones , esta oposicion era decorosa v prudente.
Parecia como que respetaba su estraordinaria si-




44 REVOLUCION
tuacion v sus penosas tareas, y sin duda respeta-
ba tambíen en aquel gobierno elegido por loscon-
vencionales, y apo y ado por ellos , la revolucion
omnipotente aunY profundamente irritada. Los
cinco directores se habian repartido los cargos ge-
nerales. Barras se encargó de todo el personal,
Ca•nót de los movimientos de los ejércitos; How-
bel de las relaciones estrangeras y Letourneur y
Lareyelliere- Lepeaux de la administracion inte-
rior, no dejando de deliberar en comun sobre to-
das las resoluciones importantes. Tuvieron por mu-
cho tiempo unos muebles miserables ; pero al fin
sacaron del guarda-muebles los objetos necesa-
rios para adornar el Luxemburgo , empezando á
representar dignamente la república francesa.Sus
antesalas estaban llenas de pretendientes, entre
quienes no era siempre fácil elegir, pero el Direc-
torio, fiel á su origen naturaleza, elegia siempre
á los hombres mas pronunciados. Escar mentado
por la revolucion del 43 de vendimiario, se prove-
yó de considerable é imponente fuerza para guar-
dar á Paris y la r . sidencia del gobierno de cual-
quier ataque imprevisto, encargando el mando del
ejército, al general Bonaparte, llamado del inte-
rior. Este le organizó enteramente, situándole en el
campo de Grenelle y reuniendo en un solo cuerpo,
con el nombre de legion de policía , parte de los
patriotas que ofrecieron sus servicios en el 13 de
vendimiario, v que pertenecian la ma yor parte á
la antigua gendarmería, disuelta despues del 9 de
termidor, la cual se componia de antiguos solda-
dos de guardias franceses. Bona parte organizó enseguida la guardia constitucional del Directorio y
la de los consejos, fuerza imponente que con bue-


FRANCESA.


na dirección era capaz de tener á ra ya á todo el
mundo y mantener en Orden á los partidos.


Firmeen la línea de conducta que se había tra-
zado el Directorio, se aseguró mas.en ella con una
multitud de providencias parciales ; pues insistió
en no notificar su instalador' á los diputados con-
vencionales que se hallaban en comisionen los de-
partamentos; obligó á todos los directores de los
teatros á que no dejasen cantar mas himno que el
de la Ma•sellesu, proscribiendo el Re ve'il d• peuple,
resaludo.' que se juzgó por pueril , y á la verdad
que mas noble hubiera sido prohibir toda especie
de cantos, pero se quería reanimar el entusiasmo
republicano desgraciadamente algo amortiguado.
Mandó perseguir á algunos realistas que habían
continuado escribiendo con el mismo furor que en
vendimiario; pues aunque la libertad de imprenta
era ilimitada, la ley de la Conveucion contra los
escritores que escitaban el restablecimiento del
trono, daba margen á represion en un caso estre-
mo. Se persiguió a Richer- Serizy, procesaudose
á Le-Meitre v Brottier, cu ya correspondencia con
Verona, Lóndres y la Vendee, probaban su carác-
ter de agentes realistas y su influjo en las turbu-
lencias de vendimiario. Le-Meittre fue condenado
á muerte como agente principal, y Brottier quedó
libre, averiguándose que dos secretarios de la co-
mision de salvacion pública les habían confiado
papeles interesantes. Los tres diputados Saladin,
Lhomond y Ro y ere, arrestados por causa del 13 de
vendimiarlo, despues que se pronunció su reelec-
cion por la Asamblea electoral de Paris, fueron
reintegrados por los dos consejos., por el motivo
de que eran ya diputados cuando se había proce-




Ck REVOLUCION


dido contra ellos, y nose hahian observado las fór-
mulas prescritas por la Constitucion respecto á los
diputados. Tambien fueron encausados Cormatin
y los chuanes, prendidos con él como infractores
de la pacificacion. Cormatin fue desterrado, como
que secretamente habla continuado trabajando en
favor de la guerra civil; los domas fueron declara-
dos libres con sumo disgusto de los patriotas que
se quejaban amargamente de la indulgencia de los
tribunales.


La conducta del Directorio, respectó al minis-
tro dela córte de Florencia, probó con mas eviden-
cia aun el vigor republicano de sus sentimientos.
Se hahian convenido al lin con el Austria en entre-
garle la hija de Luis XVI, único resto de la fami-
lia encerrada en el Temple, con condicion de que
fuesen devueltos á las avanzadas francesas los di-
putados que había vendido Dumouriez. La prince-
sa salió del Temple el 28 de frimario (19 de di -
ciembre. Fue á buscarla el mismo ministro del
interior, y la condujo á su casa con la ma y or con-
sideracion, de donde salió acompañada. délas per •
sopas que había elegido. Se la proveyó de todo
lo necesario para su viage, y se encaminó así pa-
ra la frontera. Los realistas no dejaron de hacer
versos y alusiones acerca de la desgraciada pri-
sionera vuelta por fin á la libertad. El conde de
Carletti, el ministro de Florencia enviado á Paris,
á causa de su conocida alicion á la Francia, y á
da revolucion , pidió al Directorio la autorizacion
de ver á la princesa en calidad de ministro de una
córte aliada Este se habla hecho sospechoso cier-
tamente sin culpa, por la misma exageracion de
sus ideas republicanas, y no se concebia que el


FRANCESA. 47


ministro de un principe absoluto, y especialmen-


te de un príncipe austriaco, pudiese ser tan exal-tado. El Directorio le (lió por única respuesta la
órden de salir inmediatamente de Paris, pero de-
claró al mismo tiempo que esta resolucion era per-


- sonal al enviado v no á la córte de Florencia , con
quien permanecía' en relaciones de amistad la re-.
pública francesa.


Habria mes y medio á lo mas que el Directorio
estaba constituido y empezaba ya á cimentarse:
los partidos se acostumbraban á la idea cien!) go-
bierno establecido, no pensaban tanto en derribar-
le, y se unian para contenerle en los limites traza-
dos por la Constitucion. Los patriotas, que no re-
nunciaban á su favorita idea del club , se hablan
reunido en el Panteon, y formaban un número de
mas de cuatro mil, y una junta que se parecía
mucho á la de los antiguos jacobinos. Fieles sin
embargo , al espíritu dula Constitucion, evitaron
lo que esta prohibia en las reuniones de ciudada-
nos, es decir, la organizacion en Asamblea política,
de modo que no teniau mesa ni se hablan dado
diplomas , ni distinguídose los concurrentes en
espectadores y sócios; no existía ni corresponden-
cia ni agregacion á otras sociedades del mismo b0-e-
nero; pero en todo lo denlas tenia el club todo el
carácter de la antigua archicofradía , sus pasio-
nes, mas arraigadas , eran por lo mismo mucho
mas tenaces.


Se hahian organizado los sócios con los restos
de otras sociedades mas análons a' sus costum-
bres é inclinaciones. Ahora, como en el tiempo de
la Convencion, contaban con algunos realistas se-
cretos, pero en reducido número; la mayor parte




58 REVOLUCION


de ellos, ó por temor ó por importancia, eran ene-
migos de los terroristas y convencionales que fin,
gian confundir, y que les irritaba verlos colocados
á casi todos en el nuevo gobierno. Se habian for-
mado sociedades en que se leian los periódicos, se
hablaba de asuntos políticos con delicadeza v tono,
y alternaban el baile y la música con la lectura
conversaciones. Empezaba el invierno, y estos cal
balleros se entregaban á las diversiones como á
un acto de oposicion al sistema revolucionario;
sistema que nadie quería renovar, por que va no
estaban presentes los Saint•Just, los Robespierre,
y los Couthon para hacernos contraer por medio
del terror costumbres imposibles.


Tenían ambos partidos sus periódicos. Los pa-
triotas el Tribuno del pueblo , el Amigo del pueblo,
el Despertador del pueblo, el Orador plebeyo, y el
Diario de los hombres libres, que eran enteramen-
te jacobinos. La Cotidiana, el Relámpago, el Tre-


e Mico, el Poslillon, el Mensayero y el Papel del día,
pasaban por periódicos realistas. Los patriotas se
mostraban muy irritados tanto en los discursos de
sus clubs, como en sus periódicos , no obstante de •
hallarse el gobierno bien comprometido en la ro y o-
lucion, aunque á decir verdad el furor no era tan-
to contra él cuanto contra los acontecimientos. Las
•pérdillas del Rin , los nuevos movimientos de la
Vendée y la terrible crisis de hacienda, eran para
ellos motivos de volver á sus ideas favoritas ; de
modo que si éramo ,, venoidos, si los asignados per-
dian, era por tener indulgencia y no saber recur-
rir á los grandes medios revolucionarios: El nuevo
sistema de hacienda que manifestaba el deseo de
abolir los asignados, y dejaba entrever su próxi-


PRANCESA. 49
ma supresiou , era lo que sobre todo les había
exasperado


necesitabanNo sitaban sus contrarios mas motivo de
queja que esta misma irritacion. Segun ellos esta-
ba pronto a renacer el terror ; sus secuaces eran


,rregiblesy no se contentarian aunque el Di-inco i les
hiciese todo cuanto deseaban ; se inquie-


taban de nuevo, hablan vuelto a abrir la antigua
caverna de los jacobinos, y preparaban aun todos
los crímenes.


A esto se reducian los trabajos del gobierno, el
giro de las ideas v la situacion de los partidos en
frimario del año IV , (noviembre y diciembre de
4795).


Mas á pesar del rigor de la estacion principia-
ban á prometer mejores resultados las operaciones
militares , que proporcionasen á la nueva admi-
nistracion






algunas compensaciones á sus penosos
esfuerzos. El celo con que se portó Jourdan en el
Humds-Suek en medio de un espantoso pais, y
sin ninguno de los recursos materiales que b tibié
ran podido hacer mas llevaderos los sufrimientos
de su ejército, restableció algun tanto nuestros ne-
gocios en el Rin. Los generales austriacos , cuyas
tropas estaban tan cansadas como las nuestras,
viéndose espuestos a una série de acciones obsti-


ti
nadas enmedio del invierno, proponían un armis-


cio durante el cual conservada!' sus actuales po-
siciones los ejércitos imperial y francés. A doptóse
la proposicion con condicion de anunciar diez dias
antes el rompimiento de las hostilidades. Le línea
que separaba los dos ejércitos. siguiendo el Rin
desde Busseldorf hasta mas arriba de Neu-wiee
dejaba el rio á esta altura, formaba un sem icircu-1


Biblioteca popular .
T. y . 510




50 REVOLUCION
lo desde Bingen á Maaheim pasando por el pie de
los Vosgos, se incorporaba de nuevo al Rin mas
alfa de Manheim, y ya no le dejaba hasta Basilea;
de modo que hablamos perdido todo este semicír-
culo en la orilla izquierda, pues por lo demas era
una pérdida que cualquiera maniobra bien cunee-
bina lamba reparar. El mayor mal era haber per-
dido por el momento el ascendiente de la victoria.
Los ejércitos fatigados entraron en sus acantona-
mientos, y se principiaron todos los preparativos
necesarios paraabrir en la p.Mxima primavera una
campaña decisiva.


En la frontera de Italia no habla interrumpido
totalmente la estacion las operaciones de la guerra
y el ejército de los Pirineos orientales se habla
trasladado á los alpes, tardando mucho tiempo en
hacer la travesía desde Perpiñan á Niza, pues la
falta de viveres y zapatos habita entorpecido la
marcha. Al lin , hacia el mes ' le noviembre llegó
Augereau con una soberbia division que se halda
distinguido va en las llanuras de Cataluña, en
ocasion que, como ya hemos dicho se habia visto
precisado Kellermann á replegar su ala derecha y
renunciar á la inmediata comunicacion con Géno-
va. Tenia su izquierda en los Alpes mayores, y su
centro en el collado de Tetada, hallándose colocada
su derecha detrás de la línea llamada Borghetto,
tina de las tres que Bonaparte habla reconocido y
trazarlo el año anterior para el caso de una retira-
da. Orgulloso Dewins con su pequeño triunfo, des-
cansaba ea la orilla de Géaova, y hacia osteutacion
de sus proyectos sin ejecutar ninguno. El valiente
Kellermann esperaba con impaciencia los refuerzos
de España para recobrar la ofensiva y su comuni-


FRANCESA. 51
canon con Génova, deseando terminar la campaña
con una accion brillante, que diese á los franceses
el rio, abriéndoles las puertas del Apenino y la
Italia separando al rey del Piamonte de la liga.
Nuestro embajador en Suiza , Barthelemy, no de-
jaba de repetir que una victoria hacia los Alpes
marítimos equivaldria para nosotros á la paz con el
Piamonte , y la concesion definitiva de la línea de
los Alpes. Él gobierno francés, de acuerdo con Ke-
Berlina en la necesidad de atacar, no lo estaba
en el p lan que (labia seguirse, y le dió por sucesor
á Scherer, á quien sus triunfos en la batalla del
Ourthe y en Cataluña , baldan dardo á conocer ven-
tajosamente. Scherer llegó a mediados de bruma-
rio . y resolvió intentar una accion decisiva.


Sabido es que la cordillera de los Alpes , luego.
que toma el nombre de Apenino, se aproxima mu-
cho al Mediterráneo desde Albenga á Génova ,
no deja entre el mar y la cresta de los montes mas
que pendientes estrechas y rápidas que apenas
tienen tres leguas de estension. Por la parte Opues-
ta, es decir, hacia las llanuras del Pó, las pendien-
tes se suavizan poco á poco en un espacio de vein-
te leguas. El ejército francés , situado en las pen-
dientes marítimas , se halla!-,a acampado entre las
montañas y el mar, y el ejército piamontés á las
órdenes de Colli , establecido en el campamento
atrincherado de Ceva á la espalda de los Alpes'
guardaba las puertas del Piamonte contra la iz-
(mierda del ejército francés. El austriaco, parte en
la cresta del Apenino , en llocca-Barbenne, parte
en la vertiente marítima de la cavidad del Loano
comunicaba con Colli por su derecha. ocupaba poi


'.


su centro la cumbre de los montes , interceptaba
• :




52 REVOLUCION
la costa por su izquierda ; de modo que podia in-
terceptar las comunicaciones con Génova. A vista.
de semejante órden de cosas se ofrecia un pensa-.
miento. Era preciso dirigir las fuerzas á la derecha
y al centro del ejército austriaco, desalojarlo de
la cumbre del Apeninos y privarle de las cimas su-
periores. Asi se le separaba de Colli , marchando
rápidamente a lo largo de estas eminencias , y en-
cerraba su izquierda en la cavidad del Loano entre
las montañas y el mar. Massena , uno de los gene-
rales de division, halda entrevisto y propuesto este
plan á Kellermann. Lo mismo le sucedió á Sche-
rer , y resolvió ejecutarlo.


Despues de haber hecho Dewins algunas tenta-
tivas durante los meses de agosto v setiembre ea
nuestra linea de Borghetto , renunció á todo ata-
que por este año. Estaba enfermo • y se habia
mandado sustituir por Wallis. Los oficiales no pen-
saban mas que en entregarse á los placeres del
invierno en Génova y en los al rededores. Scherer,
despues de haber proporcionado á su ejército ví-
veres N' veinte y cuatro mil pares de zapatos , de
que absolutamente careciau , fijó su movimiento
para el 2 de frimario (23 de noviembre). Iba con
treinta v seis mil hombres á atacar á cuarenta v
cinco mil ; pero la buena eleccion del punto de
ataque compensaba la desigualdad de fuerzas. En-
cargó á Augereau que hiciese replegar la izquierda
del enemiga hacia la cavidad del Loano , ordenó á
Massena que embistiese á su centro en llueca-
Barbenne, y se apoderase de la cima del Apeni-
no, y finalmente , prescribió á Serrurier que con-
tuviese a que formaba la derecha en la pen-
diente opuesta. Augereau, aunque tenia que re-




FRANCESA. 53
aluzar la izquierda austriaca á la cavidad del
Loano , debía obrar lentarn,nte. Massena , por el
contrario, debia desfilar con rapidez á lo largo de
las eminencias , y rodear la cavidad del Loano,
para encerrar allí la izquierda austriaca; Serrurier
debia engañar á Colli por medio de ataques falsos.


En la mañana del 23 de noviembre de 4795
despertó el canon francés á los austriacos, que no
esperaban una batalla. Los oficiales acudieron del
Loano y Finale á ponerse á la cabeza de sus tropas
asombradas. Augereau atacó con ímpetu , pero sin
precipitacion, y fué detenido por el valiente Bocea-
yina , que colocado en una altura en medio de la
cavidad del Loano , se defendió obstinadamente,
dejándose rodear por la division Augereau , y
rehusando rendirse. Cuando se rió cercado, se
precipitó con los ojos cerrados contra la línea que
le encerraba, y se unió con el ejército austriaco,
desbaratando una brigada francesa.


Scherer, reprimiendo el ímpetu de Augereau,
le obligó á permanecer tiroteando delante del Loa-
no, para no precipitar demasiado pronto á los aus-
triacos en la línea de retirada. Entretanto, Massena.
encargado de la parte brillante del plan, atravesó
con el vigor y audacia que le distinguían en todas
ocasiones , las cumbres del :Apenino s


sorprendió á
Argenteau que mandaba la derecha de los austria-
cos, le desordenó enteramente , le arrojó de todas
sus posiciones, y por la tarde fue á acampar en las
alturas de Melogno que formaban el cerco de la
cavidad del Loano y cerraban su retaguardia. Ser-
rurier había entretenido á Colli toda la derecha
enemiga con ataques firmes v bien calculados.


Aquella noche se acampó en medio de un




54 REVOLCCION
tiempo horrible en las posiciones que se hahian
ocupado , v al dia siguiente por la mañana conti-
nuó Scherer su operacion; Serrurier reforzado,
empezó a batir a Colli con mas empeño para se-
pararle enteramente de sus aliados ; Massena con-
tinuó ocupando todas las cumbres y salidas del
Apenino, y Augereau dejando de contenerse, re-
chazó vigorosamente á los austriacos , cuya reta-
guardia (labia interceptado. Empezaron á retirarse
desde este momento con un temporal deshecho y
atravesando caminos horrorosos. Su derecha y su
centro ludan en desórden por la espalda del Ape-
nino. y su izquierda, encerrada entre las montañas
y el mar, se retiraba penosamente a lo largo de la
costa por el camino de Cornisa. Una ventisca de
nieve impidió la persecucion con la actividad que
se hubiera debido; sin embargo , el fruto de esta
batalla fueron cinco mil prisioneros , algunos mi-
les de muertos, cuarenta piezas de cañon, y alma-
cenes inmensos, siendo una de las mas desastrosas
para los aliados desde el principio de la guerra, y
una de !as mejor conducidas por los franceses á
juicio de los militares.


Quedó asombrado el Piamonte con aquella no-
ticia, y ya la Italia se creyó invadida, alimentando
cínicamente la esperanza de que la estacion dema-
siado adelantada impediria á los franceses la con-
tinuacion de sus operaciones. Los considerables
almacenes que cogieron sirvieron para mitigar las
privaciones y padecimientos del ejército. Era pre-
ciso una victoria tan importante para reanimar los
ánimos, y arraigar un gobierno naciente ; v asi
fué que se publicó y recibió con grande alegría
por todos los verdaderos patriotas.


FRANCESA. 55


Al mismo tiempo tomaban un giro no menos
favorable los acontecimientos en las provincias
del a:ste Habiendo hecho subir noche el ejército
de las dos Vendees á cuarenta y cuatro mil hom-
bres, y fijado puntos atrincherados en el Sevre
pautes , de modo que quedasen aislados Stoillet y
Chareue ; habiendo ademas dispersado la primer
reunion formada por este último gefe, y guardan-
do por medio de un campamento en Suullans toda
la costa del Atarais, se hallaba en disposicion de
oponerse á un desembarco. La escuadra inglesa
que anclaba en Ile- Dieu, se hallaba por el contra-
rio en una posicion muy triste. La isla en que tan
desacertadamente habla tomado tierra la espedi-
cien , solo presentaba una superficie sin abrigo,
sin recurso y tres cuartos de legua por toda esten-
sion. La ribera de la isla no ofrecia lOndeadero
alguno seguro , y los barcos estarían cspuestos á
todos los furores del temporal, en un fondo de ro-
cas que co'taba los cables v los pocha todas las
noches en el mayor peligro. La costa de enfrente,
en que se proponian desembarcar, solo presentaba
una dilatada playa, sil pf .ofundidad, donde se es-
trellaban incesantemente las olas dude los botes
azotados al través por las olas no «. podían abordar
sin correr el riesgo de perderse. Cada dia aumen-
taban mas los peligros de la escuadra inglesa y los
recursos de noche. Mes y medio hacia que


se ha-
llaba en Ale-Dicu el príncipe francés , rodeado de
todos los enviados de los chuanes y vendeanos,
que mezclados á su estado ma y or, manifestaban á
la vez sus opiniones V querian hacerlas prevalecer,
Todos querían poseer al prinHpe pero todos
taban de acuerdo ea que era preciso


icisoodesen)beasr--




56 REVOLUCION
car cuanto antes sin dar la preferencia á ningun
punto.


Preciso es convenir en que aquella permanen-
cia de mes medio en Ile-Dieu á la vista de las
Costas , habia hecho mu y


dificil el desembarco,
pues este, lo mismo que el paso de un rio , no se
ha de retardar con incertidumbres que ponen al
enemigo alerta v le manifiestan el punto amenaza-
fi g . Hubiera sido necesario que adoptado una vez
el partido de abordar á la costa, y prevenidos todos
los ;:efes, se hubiera practicado repentinamente la
operacion en un punto que hubiese permitido se-
guir en comunicacion con las escuadras inglesas,
recibiendo al mismo tiempo considerables fuerzas
de los vendeanos y chuanes. Y ciertamente que si
se hubiera bajado á la costa sia amenazarla tanto
tiempo, se habrían podido reunir cuarenta mil
realistas de la Bretaña y la Vendée antes de tener
tiempo linche para mover regimientos. Recor-
dando lo que aconteció en Quiberon, la facilidad
con que se hizo el desembarco , y el tiempo que
se necesitó para reunir las tropas republicanas, se
comprende perfectamente que hubiera sido fácil
el nuevo desembarco , á no ser por tan dilatado
crucero por las costas. Si en la anterior espedicion
paralizó á todos los geles el nombre de Pnisaye,
en esta debiera haber reunido á todos,sublevado
veinte departamentos el del príncipe. Es verdad
que los desembarcados hubieran tenido que soste-
ner terribles choques , que hubieran corrido los
riesgos á que estaban espuestos Stofflet y Charette
hacia tres años, y vístose precisados á dispersarse
tal vez ante el enemigo , huir como cuadrillas,
ocultarse en los bosques , volver á presentarse,


FRANCESA. 57


esconderse de nuevo, y finalmente esponerse á ser
cogidos y fusilados; pero este es el precio á que seicompran los tronos; y nada tenia deindigno guer-
rillear en los bosques de la Bretaña ó en los pan-
tanos y matorrales de la Vendée. lin príncipe que


.hubiera salido de aquellas guaridas para subir al
trono de sus padres, no hubiera sido menos glorio-
so que Gustavo Wasa cuando salió de las minas
de Dalecarlia. Por lo denlas, es probable que la
presencia del príncipe hubiera reanimado bastante
el celo en los paises realistas, para que le hubiera
permitido intentar la guerra cientilica un ejército
numeroso , presente siempre en sus costas. Es
probable tambien que nadie hubiera podido al re-
dedor suyo derrotar al jóven plebeyo que mandaba
el ejército republicano; pero al menos se hubiera
corrido el riesgo v la gloria de ser vencido ; pues
tambien ofrecen muchas veces consuelos las derro-
tas, como le sucedió á Francisco I en la de Paría.


Siendo, pues, muy posible el desembarco en
el momento en que llegó la escuadra, no lo era va
despues de haber pasado mes y medio en lle
Los marinos ingleses declararon que no se podria
permanecer dentro de poco en el mar, v que era
preciso adoptar una resolucion; toda la' costa del
pais de Charette estaba cubierta de tropas, y solo
había alguna posibilidad de desembarcar al otro
lado del Loira hacia la embocadura del Vilaine,
en el pais de Scepeaux, ó finalmente en Bretaña
donde se hallaba Puisave. Pero los emigrados y el
príncipe sola querian electuario donde estaba Cha-
rette, porque solo en él tenian confianza; mas el in-
tento no pocha cumplirse en aquella costa. El prín-
cipe, segun la asercion de M. de Vauban, pidió al




RRVOLUCION


ministerio inglés que le hiciera volverse; pero el
ministerio se negó al principio, no queriendo que se
inutilizasen los gastos de la es»edicion, aunque
luego dejó al príncipe en libertad de tomar el parti-
do que quisiera.


En el instante mismo se hicieron todos los pre-
parativos para el viage, y se redactaron largas é-
inútiles instrucciones para los gefes realistas, di-
ciéndoles que órdenes superiores impedian por
entonces efectuar el desembarco; que era preciso
que MM. Charette, Stolllet, Sapinaud y Scepeaux
se convinieran para reunir una fuerza de veinte y
cinco ó treinta mil hombres al otr lado del Loira,
los cuales agregados á los bretones, podrian for-
mar un ejército escogido de cuarenta ó cincuenta
mil hombres, suficiente para proteger el desem-
barco del príncipe; que el punto del desembarco se
designarla luego que estuviesen tomadas estas me-
didas preliminares, empleando todos los recursos
de la monarquía inglesa en secundar los esfuerzos
de los paises realistas. Con estas instrucciones se
dieron á cala gefe algunos miles de libras esterli-
nas, fusiles y pólvora, cu yos efectos se desembar-
caron por la noche en la costa de Bretaña, arrejan-
do al mar las provisiones que los ingleses hablan
reunido en sus escuadras porque estaban averia-
das. Tambien tuvieron que hacer lo mismo con los
quinientos caballos pertenecientes á la caballería y
artillería inglesa, pues casi todos estaban enfermos
de tan larga navegacion.


Ultimamente, la escuadra inglesa se dió á la
vela el 5 de noviembre (26 de bromado), dejando
á los realistas en la ma y or consternacion. Dijeron-
les que los ingleses eran los que habian obligado


FRANCESA. 59


al príncipe á volverse, y se irritaron, entregándose
de nuevo a todo su ódio contra la perfidia de Ingla-
terra. El que mas se enfureció fue Charetle, y á la
verdad tenia razon, porque era el mas compro me-
tido. Charette, 'labia vuelto á tomar las armas con
la esperanza de una gran espedicion y con la de
inmensos recursos que nivelasen la desigualdad de
fuerzas entre él y los republicanos; frustrada esta
esperanza, debla preveer una ruina infalible y no
distante. El amago del desembarco habla atraido
sobre si todas las fuerzas republicanas, y ahora de-
bia renunciar á toda esperanza de transacion; no le
quedaba mas que ser implacablemente fusilado sin
poder quejarse siquiera de un enemigo que ya le
habla perdonado con tanta generosidad.


Eu consecuencia, resolvió vender carasu vida y
emplear sus últimos Bias en luchar con desespera-
cion. Tuvo varias refriegas para pasar á la reta-
guardia de noche, romper la línea del Sevre nan-
tés, pasar al pais de Stoffiet, y obligarle á. tomar
las armas. No pudo lograrlo, y fue rechazado has-
ta el Marais por las columnas de flocho. Sapinaud
á quien había comprometido á tomar de nuevo las
armas, sorprendió la ciudad de Montaigú, y quiso
penetrar hasta Chatillon; pero fué atajado v batido
delante de este punto, viéndose forzado á dispersar
su cuerpo. No pudo pues ganarse la linea del Se-


, y Stofflet se vió obligado á permanecer quietovre
detrás de aquella línea fortificada, no teniendo


poco intencion de volver á las armas. Veia contampoco
secreto regocijo la destruccion de un rival á quien
se habla cargado de titulas, habiendo intentado
entregarle á él á los republicanos. Scepeaux no se
atrevía á moverse aun entre el Loira y • el Vitaine,




1


60 REVOLECION
y la Bretaña se hallaba enteramente desorganizada
por sus discordias. La division de Morbihan, man-
dada por Jorge Cadoudal, se habia rebelado con-
tra Puisave, a instigacion de los emigrados que
rodeaban al príncipe francés, y conservaban con-
tra él los mismos remordimientos. Hubiera queri-
do quitarle el mando de la Bretaña; sin embargo,
solo la division de Morbihan desconoció la' autori-
dad del generalísimo.


En aquel estado de cosas principió Boche la
gran obra de la paciticacion. Este jó n-en general,
hábil militar y político, conoció que no podía ven-
cerse con las armas á un enemigo que en ninguna
parte se le alcanzaba. }labia destacado ya varias
columnas volantes en persecucion de Charette;
pero unos soldados con armas pesadas, precisados
á llevarlo todo consigo, y que no conocían el pais,
no podían igualar á la rapidez de los paisanos, que
solo llevaban su fusil, estaban seguros de hallar
víveres en cualquiera parte, y conocian el menor
barranco y el mas pequeño matorral. Por consi-
guiente mandó cesar inmediatamente la persecu-
eion y formó un plan, que si se seguía con constan-
lía y empeño, dehia restituir la paz á aquellos des-
graciados paises.


Los habitantes de la Vcndée eran á un mismo
tiempo labradores y soldados, y en medio de los
horrores de la guerra civil no hahian dejado de
cultivar sus campos y cuidar de sus ganadas, te-
niendo sus armas al lado, ocultas bajo la tierra ó
entre la paja. Acudían á la primera señal de sus
gefes, acotnetian á los republicanos, desaparecían
despues por entre los bosques, volvían á sus cam-
pos y ocultaban de nuevo sus armas; y como los


FRANCESA. 61


republicano s solo veían paisanos desarmados, no
podían mirarles corno soldados enemigos. As' se
batían, sostenian y permanecian sin poder ser cogi-
dos los vendeanos; y mientras ellos tenian siempre
medios para dañar al enemigo y reclutar gente,


'los ejércitos republicanos, á quienes no podía sos-
tener una adnunistracioa arruinada, carecian de
todo, y se hallaban ea la situacion mas deplo-
rable.


No era posible hacer que sintiesen la guerra
los vendeanos, sino a fuerza de devastaciones, me-
dio que se intentó durante el terror; y que solo es-
citó furiosos enconos, sin poner términos la guerra
civil.


lloche, sin asolar el pais, imaginé un ingenioso
medio de reducirle, quitaudole sus armas, y apo- •
derándose de parte de sus provisiones para el ejér-
cito republicano. Al principio persistió en estable-
cer algunos campos atrincherados, que situados
unos en el Sevre, separaban á Charette de Stolfiet,
mientras los otros cubrían á Nantes, la costa y los
Sables. Formó despues una línea circular que se
apoyaba en el Sevre y el Loira, y que se dirigía a •
envolver progresi yaMente todo el pais. Esta linea
la formaban puntos bastante fuertes enlazados en-
tre sí por medio de destacamentos, de modo . que
no quedaba un espacio libre por donde pudiera pa-
sar un enemigo algo numeroso. Estos puntos esta-
ban encargados de ocupar todas las villas y luga-
res, desarmando á los habitantes, v para lograrlo
debían apoderarse de Ins ganados, que por lo comun
pastaban reunidos, y de los granos recogidosen las
granjas; debían apoderarse tambien de los habi-
tantes mas conocidos, y no devolver los ganados,




62 REVOLCCION
ios granos ni las personas en rehenes, hasta que
los paisanos hubiesen depuesto voluntariamente
sus armas; y como los vendeanos querían á sus
ganados v g ranos mas que á los Borbones v á Cha_ .
rette, era seguro que las entregarían. Para que
no les engañasen los paisanos que podían dar
los fusiles malos y guardar los buenos, los oficiales
encargados del desarme, debian examinar los re-
gistros de alistamiento de cada parroquia, y exigir
tantos fusiles como alistados, y si no !labia regis-
tros, les aconsejaba que hiciesen un cálculo de la
poblacion, y exigiesen un número de fusiles igual
a la cuarta parte de hombres. Recibidas las armas
dehian entregarse fielmente los ganados y granos,
escepto una parte embargada á titulo de contribu-
cion y depositada en los almacenes formados en la
retaguardia de esta línea. Hoche habia mandado
tratar á los habitantes con mucha suavidad, y ob-
servar una escrupulosa exactitud en devolverles
los ganados y granos, y especialmente los rehenes.
llabia encargado á los oficiales que hablasen con
ellos, que les tratasen bien, y que á veces les en-
viasen a su cuartel general y les hiciesen algunos
regalos en granos ó en otros objetos. Mandó tam-
bien que se mirase con la mayor consideracion á
los curas, pues los vendeanos, decia, solo tienen
un sentimiento verdadero, el amor a sus sacerdo-
tes. Estos últimos solo quieren proteccion y socor-
ro; asegurándoles estas dos cosas, v añadiendo
algunos beneficios, obtendremos el afecto del pais.


Toda esta línea, que llamaba él de desarme,
debla rodear en círculo la Vendée baja, adelantar-
se poco á poco, y terminar abrazándola entera-
mente. AA adelantarse dejaba detrás el pais desar-


FRANCESA. 63


malo, pacificado v


'


aun reconciliado con la repúbli-
ca- ademas le protegía de la reacci9n de los gefes
insurgentes, que por lo comun cal gran con de-
vastaciones la sumision á la república entrega
de /as armas. Precedíanla dos columnas vtiaglls


• para combatir á estos dos gefes, y apoderarse
ellos si fuese posible, pues estrechándol os cada
vez mas, debla encerrarlos y cogerlos infalible-
mente. Recomendaba la mayor vigilancia á todos
los comandantes de los puntos, para unirse siem-
pre por medio de destacamentos, é impedir que
pudiesen romper la línea las partidas armadas, y
encender de nuevo la guerra á retaguardia. Por
grande que fuese la vigilancia, podia suceder sin
embargo que Charette y alguno de los suyos bur-
lasen el cuidado de los puntos, y pasasen la línea
de desarme; pero aun en este caso, que era posi-
ble, no podían verificarlo sino algunos individuos
que iban á hallarse en campos desarmados, donde
reinaba el sosiego y la seguridad, tranquilizados
por el trato afable, é intimidados ademas por la
vasta línea de tropas que rodeaban el pais. El caso
de una sublesacion en la retaguardia estaba pre-
visto, pues Hoche habla ordenado que se traslada-
se inmediatamente una de las columnas volantes
al departamento sublevado, y que en castigo de no
haber entregado todas sus armas, antes bien usado
de ellas, se le quitarian sus ganados y granos


' yse apresarian á sus principales' habitantes. El efe c-
to de estos castigos era seguro; y hechos con jus-
ticia, dehian inspirar no Odio sino un terror salu-
dable.


Inmediatamente se puso en ejecucion el pro-
yecto de [bebe en los meses de brumario v 'frima-




P.T.VOZIErier:


rio (noviembre y diciembre). La línea de desarme
pasaba por Saini-Gilles, Levé, Montaigú y Chau-
tonnav , formando un semicírculo, cuyo estrerno,
derecho se apoyaba en el mar, y el izquierdo en el
rio Lay , debiendo reducir progresivamente á Cha-
rette á. pantanos intransitables. Por el tino de la
ejecucion era principalmente por lo que podia sur-
tir efecto un plan de esta especie. noche dirigia á
sus oficiales por medio de instrucciones sumamen-
te sabias v claras, multiplicándose en todas partes
para acudir á todas las circunstancias, pues no era
solo una guerra, sino una grande operacion polí-
tica, que exigia tanta prudencia como resolucion.
Los habitantes empezaron en breve á entregar sus
armas, y reconciliarse con las tropas republicanas,.
y Hache sacaba de los almacenes los auxilios que
daba á los indigentes, viendo él mismo á los habi-
tantes detenidos en rehenes, haciéndoles aguardar
algunos Bias, y enviándolos satisfechos. A unos
daba escarapelas, á otros gorras de cuartel, y á
veces granosa los que no tensan para sembrar sus
campos. Estaba en relaciones con los curas, que
tenían en él muchísima confianza, y le descubrian
todos los secretos del pais, empezando asi á adqui-
rir un verdadero influjo moral, que era el único
poder para terminar semejante guerra. Entre
tanto, se llenaban de granos los almacenes forma-
dos en la retaguardia de la línea de desarme, exis-
tían grandes r-eharios de ganado, y el ejército em-
pezaba á vivir en abundancia por el sencillo medio
de impuestos y multas en especie.


Hablase escondido Charette en los bosques
con ciento ó ciento cincuenta hombres tan des-
esperados como él. Sapinaud que habla vuelto


FRANCESA. 65
á tomar las armas instigado por él , pedía de-


las otra vez con la única condicion deponer .
salvar la vida. Stofflet, encerrado en el Anjou
con su ministro Bernier reunia todos los ofi-
ciales que abandonaban á Charette y Sapinaud , y




trataba de enriquecerse con sus despojo ,4. Tenia en
su cuartel general de Lavoir, una especie de córte
compuesta de emigrados oficiales, y alistaba gente
é imponia contribuciones so pretesto de organizar
las guardias territoriales. Obser yábale Ilocle con
atencion, y le iba estrechando cada vez mas con
campos atrincherados, amenazándole con un próximo
desarme al primer motivo de descontento Una es-
pedicion que envió noche al Loroux, pais que te-
ma una especie de existencia independiente, sin
obedecer ni á la república ni á /Ungen gefe, sobre-
saltó á Stofflet. Boche mandó hacer esta espedicion
para procurarse los vinos y trigos en que abunda-
ba el Loroux, y de que carecia totalmente la ciu-
dad de Nantes. Stofflet se intimidó y pidió á Ha-
che una entrevista. Podia protestar su fidelidad al
tratado , interceder por Sapinaud y los chelines,
ser en cierto modo el mediador de una nueva paci-
licacion, y asegurarse por este medio un in lujo du-
radero. Asi quena adivinar las intenciones de no-
che: pero este le manifestó los agravios de la repú-
blic y le dió á entender que si protegía á todos
los malhechores, si continuaba imponiendo contri-
buciones y levantando gente, escediendose da las
facultades propias de un gefe interino de la policía
de Anjou, y en una p


a
labra si seguía representan-


do el papel' de príncipe, iba aprenderle inmediata-
mente y desarmar su provincia. Stofflet prometió la
mayorsurnision, y se retiró receloso de su porvenir,


Biblioteca popular.
T. Y. 511




1


66 REVOLECION
Tenia Hoche en aquel momento dificultades


mucho mayores que vencer. Babia traido á su ejér-
cito una parte de los de Brest y de Cherburgo, pues
el inminente riesgo de un desembarco le obligó á
recurrir a estos refuerzos , que aumentaron hasta
cuarenta v cinco mil hombres las tropas reunidas
en la Yendée. Los generales que mandaban los
ejércitos de Brest y de Cherburgo, reclamaban las
tropas que habían prestado, y el Directorio parecía
que aprobaba su peticion. líoche escribió que la
operacion que acababa de empezar era muy im-
portante; que si se le quitaban las tropas que ha-
bía colocado al rededor del .liarais, la sumision del
pais de Charette y la destruccion de este tefe,
sumision y destruccion que se realizarian en bre-
ve, iban á prolongarse indefinidamente ; que mas
valia acabar lo que tan adelantado estaba an-
tes de pasar á otra parte ; que él se apresuraría
despues á devolver las tropas que 'labia tomado, y
aun darla las su yas al general que mandaba en Breta-
ña para que hiciese allí aplicacion de los felices re-
sultados que se notaban ya en la N'ondee. El go-
bierno que estaba convencido de las razones de
Hoche, y que tenia suma confianza en él , le llamó
á Paris con intencion de aprobar todos sus planes, y
de darle el mando de los tres ejércitos, de la Ven-
dee, de Brest y de Cherburgo. Se le llamó á fines
de frimario para tratar con el Directorio de las ope-
raciones que debian concluir con la mas cala-
mitosa de las guerras.


Asi terminó la campaña en179:3. Al principio y
en medio ocurrieron la toma de Luxemburgo , el
paso del Rin, las victorias en los Pirineos , segui-
das de la paz con España y la destruccion del ejér-


FRANCESA. 67


enemigradocito Quiheron. Menos dichoso fué el
fin, pues la vuelta de los ejércitos al Rin , la pér-
dida de las líneas de Maguncia y parte del territo-
rio al pié de los N- osgos oscurecieron por un mo
mento el brillo de nuestros triunfos; pero la victo-
ria de Loano restableció la superioridad de nuestros
ejércitos al abrirnos las puertas de Dalia, y los des-
velos de Hoche en el Oeste comenzaron la verda-
dera pacilicacion de la Vendée, tantas veces y tan
en vano presagiada.


Reducida la coalicion á Inglaterra, Austria v al-
gunos príncipes de Alemania é Italia se hallaba
para concluir sus esfuerzos, tanto que hubiera pe-
dido la paz, á no ser por las últimas victorias del
Rin. Clerfayt adquirió una reputacion inmensa, v
se llegó á creer que la próxima campana se abris•
ria en el seno de nuestras provincias del Rin.


Pitt, que tenia necesidad de subsidios , convo-
có en otoño segundo parlamento para exigir nuevos
sacrificios. El pueblo de Lóndres pedia siempre la
paz con el mismo alible°, y la sociedad llamada de
Correspondencia se habla reunido en campo raso,
votando las esposiciones mas atrevidas y amenaza.
doras contra el sistema de la guerra, y por la re-
forma parlamentaria. Cuando el rey fué al parla-
mento apedrearon el coche en que iba, rompieron
los cristales, v se creyó que le hablan disparado
una escopeta de viento. El puebla de Lóndres cono-
ció á Pitt que pasaba á caballo, v le perseguió has-
ta su palacio, cubriéndole de lodo. Fox y Sheri-
dan, mas elocuentes que nunca, tenian que pedirle
estrechas cuentas, pues la Holanda conquistada
los Paises-Bajos incorporados á la república fran-:
cesa, su conquista definitiva ea cierto modo por la.




68 REVOLUCION
toma de Luxemburgo, las enormes sumas gastadas
en la Vendée, v los desdichados franceses espues-
tos sin utilidad alguna á ser fusilados , eran gra-
ves cargos con que pocha censurarse la habilidad
y política del ministerio. La espedicion de Quibe-
ron escitó principalmente general indignacion. Pitt
quiso escusarse diciendo que no se habia vertido
sangre inglesa. «Si, replicó Sheridan con una
t.)


ener-


c,ia dificil de traducir, si, no se ha vertido la san-
gro inglesa, pero se ha vertido el honor inglés por
todos sus poros.»—Pitt, tan imperturbable como
siempre, llamó á todos los sucesos de aquel año
desgracias que deben siempre temerse cuando se
corre la suerte de las armas; pero dió gran valor á
las últimas victorias del Austria en el Rin, y exa-
geró mucho su importancia y la facilidad que pro-
porcionarian para tratar con la Francia. Sostuvo,
corno solia hacerlo, que nuestra república llegaba
al término de su poder, que una inevitable quiebra
iba á dejarla en confusion é impotencia completas,.
y que se habia ganado mucho sosteniendo la guer-
ra un año mas, para reducir al postrer apuro al co-
man enemigo. Prometio solemnemente que si ciaba
muestras de consolidarse y tomar una forma regu-
lar el nuevo gobierno francés , se aprovechada la
primera ocasion para negociar, v pidió despues un
nuevo empréstito de tres millones de libras ester-
linas, y leyes represivas contra la prensa y las so-
ciedades políticas, á quienes atribuia los ultrages
que al rey y á él mismo se hablan hecho. Respon-
dióle la oposicion, que las pretendidas victorias en
el Rin eran cosa de pocos dias, y que otras derro-
tas acaecidas en Italia destruian el efecto de los
triunfos obtenidos en Alemania; que aquella repú-


FRANCESA. 69
siempre reducida al último estremo,


, renacíablica,
con mas vida al principio de cada campaña ; y que
los asignados estaban perdidos hacia ya mucho
tiempo y terminando su servicio ; que los recursos
de Francia consistian en otra cosa, y que si ella


' se estenuaba. con mucha mas celeridad se consu-
mía la gran Bretaña; pues la deuda que se aumen-
taba diariamente era ruinosa, y amenazaba termi-
nar en breve con la existencia de los tres reinos. En
cuanto á las leves sobre la prensa y las sociedades
políticas, declaro Fox en su arrebato de indigna-
cion, que si se adoptaban, el pueblo inglés no te-
nia mas recurso que la resistencia, la cual la con-
sideraba él no como una cuestion de derecho sino
de prudencia. Esta proclamacion del derecho de
sublevacion escitó un gran tumulto que concluyó
por la adopcion de las peticiones de Pitt, obtenien-
do este el nuevo empréstito, las medidas, y prome-
tiendo abrir en breve una negociacion. La sesion
del parlamento se prorrogó hasta el 2 de febrero
de 4796 (13 de pluvioso, año IV).


En lo que menos pensaba Pitt, era en la paz, y
solo quería hacer demostraciones para satisfacer la
opinion y apresurar el resultado de su empréstito.
La posesion de los Paises-Bajos por la Francia le
hacia insoportable toda idea de paz; pero trató de
aprovechar un momento para abrir una negocia-


,CiOn aparente y ofrecer condiciones inadmisibles.
Con objeto de satisfacer al imperio que pedia


la paz , hizo el Austria algunas proposiciones por
medio de Dinamarca, que propuso de parte de
aquella al gobierno francés la formacion de un con-
greso europeo; mas el gobierno francés respondió,
y con razon, que un congreso hacia imposible toda




70 REVOLUCION


negociacion, porque doblan conciliarse demasiados
intereses; quesi el Austria anhelaba la paz, hiciese
directamente la proposicion, pues la Francia que-
ria tratar individualmente con todos sus enemigos,
y entenderse con ellos sin valerse de terceros. Es-.
ta respuesta era muy justa , porque un congreso
complicaba la paz con el Austria, y con la Ingla-
terra y el imperio, y la hacia imposible. Por lo de-
mas, el Austria no queda mas respuesta que esta,
porque no queda negociaciones. Había perdido de-
masiado , y sus últimos triunfos le dieron sobrada
esperanza Para que consintiesen en deponer las ar-
mas. Procuró infundir aliento al rey del Piamonte
que estaba aterrado con la última derrota del Loa-
no, y le prometió para la próxima campaña un ejér-
cito numeroso V otro nuevo general. Se le hicieron
á Clerfayt, los honores del triunfo á su entrada en
Viena, tirando el pueblo de su coche, dispensán-
dole, muchas mercedes la córte en union á las de-
mostraciones de entusiasmo con que le acogió el
pueblo.


Asi terminó para toda Europa la cuarta campa-
l», de esta memorable guerra.


CAPITULO II.


Continuacion de las tareas adm inistrativas del Directorio --Proniim.
cianse los partidos en el cuerpo legislativo.-Institueion de una
fiesta anual en conmemoracion del 21 de enero.-Vuelta c ele:-
ministro de la guerra Beurnonvillc y de los representantes Qui-
nette, Camus. Bancal, Lamarque y Drouet entregados por Du-
mouriez al enemigo.-Descontento de los jacobinos. Diario de
Babumf.-lustitucion del ministerio de policia.-Nuevas cos-
tumbres.-Apuros de la hacienda; creacion de letras.-cons-
piracion de Babceuf.--Situacton militar.•Planes del Directorio.
-Pacilicacion de la Vendée; muerte de Stoffiet y de Cbarette.


Ya se hallaba consolidado y fijo el gobierno
republicano con los acontecimientos que acababan
de terminar la campaña, y la Convencion al reunir
la Bélgica á la Francia y comprenderla en el ter-
ritorio constitucional, Babia impuesto á sus suce-
sores la obligacion de no entrar en pactos con el
enemigo sino con la condición de que éste cediese
la línea del Rin. Eran menester nuevos esfuerzos
y otra campaña mas decisiva que las anteriores
para obligar á la casa de Austria y á la Inglater-
ra á consentir en nuestro engrandecimiento; y pa-
ra lograr este objeto, trabajaba el Directorio cons-
tantemente en completar los ejércitos, restablecer
la hacienda y reprimir las facciones.


Todo su esmero se cifraba en la ejecucion




72 REVOLCCION


las leyes relativas á los quintos , obligándoles á
volver á las armas con el mayor rigor. Babia he-
cho anular todo género de escepciones, y estable-
cido en cada mUpa comisiones de médicos para
reconocer los casos de enfermedad. En las admi-
nistraciones se habían introducido una multitud
de jóvenes que saqueaban a la repUblica y mani-
festaban la intencion mas depravada , y se dieron
órdenes severas para que no se consintiesen en las
oficinas sino hombres que no perteneciesen á la
requisa. La hacienda llamaba toda la atencion del
Directorio, que hacia recaudar con suma actividad
el empréstito forzoso de seiscientos millones, pero
era preciso esperar los ingresos de este empréstito,
el producto de la enagenacion de los bosques na-
cionales, la venta de bienes de trescientas fane-
gas, y el cobro de las contribuciones atrasadas.
Iientras tanto habia que cubrir los innumerables


gastos que por desgracia se ofrecian todos á la
vez, porque la instalacion del gobierno nuevo era
la época para la que se hablan aplazado todas las
espediciones, y porque el invierno era el tiempo
destinado para los preparativos de campaña. Para
anticipar la época de todos estos ingresos, el Di-
rectorio se vió precisado á valerse del recurso que
se le hahia dejado, los asignados, pero va se ha-
bían emitido en un mes cerca de doce ó quince mil
millones en metálico, de modo que ya no los po-
dían aceptar en ninguna parte. Trató de espender
un papel corriente y á corto plazo que representa-
se los ingresos del año, como se hace en Inglater-
ra con las libranzas del Echiquier, , y nosotros ac-
tualmente con los pagarés reales. Emitió por tan-
to con el nombre de rescriciones, títulos al porta-


FRANCESA. 73


dor contra la tesorería. que los satisfaria con el
numerario que debia entrar en ella continuamen-
te, bien fuese por el empréstito forzoso que en
Bélgica se exigía en dinero, bien por las aduanas,
bien en consecuencia de los primeros contratos ce-
lebrados con las compañías que se encar gaban de
beneficiar los bosques. Espendió desde luego por
valor de treinta millones de estas rescriciones, yen
breve los aumentó á sesenta con el ausilio de los
banqueros.


Ya no estaban prohibidas las compañías de
hacienda ; antes bien se pensó emplearlas en la
creacion de un banco que faltaba al crédito, sobre
todo en momentos en que se figuraban haber sali-
do todo el metálico de Francia. Formó pues el Di-
rectorio una compañia, y propuso cederse cierta
cantidad de bienes nacionales que serví rian de ca-
pital, á un banco, y este banco debería emitir bi-
lletes, que tendrían las tierras por garantías, y que
serian pagaderos a la vista como todos los billetes
de banco, debiendo la compañia prestar al Estado
una suma proporcional á la cantidad de bienes
afianzados; lo cual, como se ve, era otro modo de
hacer producir los bienes nacionales, empleando
en vez de los asignados el medio de los billetes de
banco.


No era muy probable el buen éxito ; pero la
desdichada posicion en que se hallaba el gobierno
apelaba á todo, y tenia razon en hacerlo. La mejor
operacien fué la de suprimir las raciones, devol-
viendo los abastos al comercio libre, pues hemos
visto los esfuerzos que costaba al gobierno encar-
garse de hacer llevar los ygranos á Paris, los gas-
tos que al tesoro resultaban, porque pa


.
gabalos




REVOLUCION


granos en valor efectivo, y se los daba al pueblo
de la capital por el valor nominal. Apenas se rein-
tegraba de la ducentésima parte del gasto, y as: es
que la república puede decirse que mantenia la
poblacion de Paris.


Conociendo el nuevo ministro del interior Be-
nezech el inconveniente de este sistema,y que las
circunstancias permitian renunciar á él, se lo pro-
puso al Directorio. En efecto, ya principiaba á res-
tablecerse el comercio , volvían los granos á la
eirculaciou, y el pueblo se hacia abonar sus sala-
rios en efectivo, pudiendo ya pagar el pan , cuyo
precio en dinero era bastante módico. Por cons-i-
guiente el ministro lienezech propuso al Directo-
rio suprimiese la distribucion de las raciones que
se pagaban en asignados, reservándolo para los in-
digentes, renteros ó empleados cu ya renta anual
no'eseediese de tres mil francos; pero esceptuando
estas tres clases, todas las demas debian acudir á
los panaderos por medio del comercio libre.


No dejaba de ser atrevida esta resolucion, pe-
ro el Directorio la puso en planta inmediatamente
sin temer el furor que podia promover en el pue-
blo, ni los disturbios que pudiera ocasionar entre
las dos facciones conjuradas contra el sosiego de la
república.


Ademas de esta providencia , discurrió tam-
bien otras no menos perjudiciales á los intereses,
pero igualmente necesarias. Lo que especialmente
faltaba á los ejércitos era lo que les falta siempre
despues de prolongadas guerras, caballos. El Di-
rectorio pidió autorizacion á los dos consejos para
requisar todos los caballos de lujo, y tomar , abo-
nando su valor, uno de cada treinta de los de la-


FRANCESA. 75


branzaacarreo. Los recibos de estos debian ad-
mitirse ' en pago de contribuciones , medida que
aunque violenta , era indispensable , y quedó
adoptada.


Los dos consejos ayudaban al Directorio , y
mostraban la misma opinion, escepto la, oposicion
siempre templada de la minoría. Suscitaronse al-
gunas discusiones sobre la revision de los poderes,
la ley del 3 de brumario, las sucesioues de.b os emi-
grados, los clérigos , y los acontecimientos del
Mediodia, con lo cual empezaron ya los partidos a
pronunciarse.


Envióse la revision de los poderes á una comi-
sion que tenia que tornar infinitas noticias acerca
de los individuos de cuya elegibilidad podia du-
darse, y por esto no pudo presentarse el informe
hasta despues de dos meses de legislacion. Esto
originó varias contestaciones sobre la aplicacion
de la ley del 3 de brumario; ley que como se sabe
indultaba todos los delitos cometidos durante la
revolucion, escepto los relativos al 13 de vendí-
miario, escluyendo de los cargos públicos á los
parientes de los emigrados y á los individuos que
en las juntas electorales se habian opuesto á los
decretos del 5 y 13 defructidor. Este fué el último
acto de energía del partido convencional , que
ofendió notablemente á los moderados y á los con-tra-revolucionarios que se escudaban oil ellos. Era
preciso aplicarlo a varios diputados y especial-
mente á un tal Job Avmé , diputado del Drome
que !labia sublevado lá junta electoral de su depar:
tamento, y á quien se acusaba de pertenecer a las
compañías de Jesus. Un individuo de los Quinien-
tos se atrevió á pedir la derogacion de la misma




76 REVOLUCION


ley, cuya proposicion obligó á los partidos á arro-
jar la máscara con que se hablan cubierto hasta
entonces, y se suscitó en los Quinientos una
puta parecida á las que tan frecuentemente diví-
dian á la Convencion. 'Aura, siempre fiel á la
causa revolucionaria, se presentó en la tribunapa-
ra defender la lev, y d'albea , que tan gran papel
representaba desde el 9 de termidor, y á quien la
falta de consideracion personal impidió ascender
al Directorio, se mostró constante defensor de la
resolucion, pronunciando un discurso que produ-
jo estraordinario efecto. Se recordaron las cir-
cunstancias en que se dió la lev de brumario, y se
insinuó que era un abuso de la victoria de vendi-
miarlo respecto a los vencidos , hablando mucho
de los jacobinos y de su nueva osadia á lo cual di-
jo Talliea : «No pretendan intimidamos con las
«amenazas del terror, y recordando épocas muy
«distantes de la actual, 'para que temamos se re:
«nueven. A la verdad que los tiempos han varia-
«do mucho: en las épocas de que fingen hablarnos,
«los realistas no se atrevian á levantar la cabeza,
«ni tenian proteccion los clérigos fanaticos, ó los
«emigrados que regresaban , ni se perdonaba á los
«;efes de !os chuanes. ¿Por qué pues comparar
«unas circunstancias que nada tienen de cornun?
«Es evidente que se quiere formar causa al 13 de
«vendimiario, á las resoluciones que despues de
«tan memorable tila se tomaron y á los hombres
«que en medio de tantos riesgos salvaron la re-
«publica. Pues bien! Suban nuestros enemigos á
«esa tribuna, que en ella nos defenderán los ami--
«gos de la república. Los pie en tan calamitosas
«circunstancias empujaron hacia los cañones á una


FRANCESA.


«multitud extraviada, queriendo echarnos en cara
«los esfuerzos que hubimos de hacer para recha-
zarla , querrán hacer revocar las determinaciones


«que el mas inminente riesgo os precisó á tomar;
«pero no, no lo lograrán. Vosotros sostendreis la


.« lev del 3 de brumario , que es fa roas Un portan-
te de todas estas determinaciones, porque es ne-


«cosaria la constitucion, y porque vosotros que-
«veis sostener la constituc' ion.—Si, si lo queremos
«gritaron á una voz muchos diputados.» 'falliera
propuso despues la esclusion de Job Aymé. Va-
nos individuos del nuevo tercio quisieron oponerse
á esta esclnsion, y asi la discusion se acaloró en
estreno; la ley del 3 de brumario quedó nueva-
mente sancionada, Job Armé excluido, y se conti-
nuó examinando á los individuos del nuevo tercio á
quienes podria aplicarse las mismas disposiciones.


Inmediatamente despues se empezó a. tratar de
los emigrados y de sus derechos a sucesiones que
aun no estaban declaradas. Una ley de la Conven-
cion embargaba sus patrimonios a los emigrados,
para que no recibiesen ausilios, y daba por decla-
radas de antemano y adquiridas en favor de la re-
pública las sucesiones á que tenian derecho. A
consecuencia de esto se declararon secuestrados
tambien los bienes de los parientes de los emigra-
dos. Propúsose en los Quinientos una resolucion
para autorizar el repartimiento y el pago provisio-
nal de la parte tomada á los emigrados, á fin de le-
vantar el secuestro; pero se manifestó una terrible
oposicion en el nuevo tercio , queriendo combatir
esta medida que era enteramente revolucionaria
por razones deducidas del derecho ordinario, por-
que se supon ia que habia violacion de propiedad;




78 REVOLUC ION


sin embargo se adoptó la resolucion. No sucedió
lo mismo en los Ancianos, donde por la edad de
sus individuos y por su carácter de supremos exa-
minadores, hacia mas juicio que ea los Quinien-
tos. Aquel consejo participaba menos de la oposi-
cion de las pasiones ; era menos revolucionario
que la inayoria: c corno todo cuerpo intermedio,
tenia opinion mas moderada ; y asi desestimó la
resolucion, porque en ella iba embebida la prácti-
ca de una ley que consideraba injusta. Los conse
j-os decretaron depues que el Directorio seria juez
supremo de las instancias para ser borrados de
la lista, de los emigrados. Renovaron todas las le-
ves contra los clérigos que no habian prestado ju-
ramento ó que se, habian retractado , y contra los
condenados á destierro por las administraciones
de los departamentos, decretando que dichosclerr-
gos serian considerados como enemigos que regre-
saban si se presentaban en el territorio : y úni-
carnente consintieron en tener en reclusion á los
que estaban enfermos y no podian espatriarse.


Otro asunto causó tambien mucha agitacion en
los consejos y produjo una esplosion. Continuaba
Freron su comision en el Mediodia, dando entrada
á furiosos revolucionarios en las administraciones
y tribunales. Los individuos de las compaóras de
Jesus, y los contra-revolucionarios de todo género
que habian sido asesinados desde el 9 de termidor,
se vejan en cambie expuestos á nuevas represa-
lias, y se quejaban altamente. El diputado Simeon
habia hecho ya algunas reclamaciones moderadas;
el diputado Jourdan de Aubagne, hombre acalora-
do, y el ex-girondino lsnard interpusieron en los
Quinientos violentas peticiones, empleando mu


FRANCESA.
79


chas sesiones en invectivas. Ambos partidos vinie-
ron a las manos, tanto que Jourdan y Talot se lle-
naron de denuestos en la misma sesion y se agarra-
ron, pero intervinieron sus colegas y lograron se -


Nombraron una comision para que in-pararlos.
formase sobre el estado del Mediodia.


Con estas diferentes escenas llegaron los par-
tidos á declararse mas. Era grande la mayoria en
los consejos, y toda en favor del Directorio; la mi-
noría aunque insignificante, se hacia cada dia mas
osada, y manifestaba abiertamente su espíritu
de reacéiou. Este mismo espíritu era el que ha-
bía seguido manifestándose desde el 9 de ter-
midor, combatiendo al principio con justicia las
demasías del terror; pero mas severo impetuoso
de dia en dia, acababa por encausar á toda la re-
volucion. Algunos individuos de los dos tercios de
la Convencio'n votaban con la minoría, y varios de
los del nuevo tercio con la mayoría.


Los primeros se aprovecharon de la ocasion que
iba á presentarles el aniversario del 21 de enero
para poner á prueba á sus colegas sospechosos de
realistas. Propusieron una funcion en que se cele-
brase todos los dial 21 de enero la muerte del úl-
timo rey, é hicieron se decidiese que todos los indi-
viduos de ambos consejos y del Directorio, presta.
rían en semejante dia juramento de aborrecimien-
to a la corona, Esta formalidad del juramento de
que con tanta frecuencia se han valido los partidos,
nunca ha podido considerarse sino corno una ga-
rantía, ni jamás ha sido otra cosa que una mores-
tia que han querido dar los vencedores á los ven-
cidos, para tener el placer de comprometerlos á
ser perjuros. Ambos consejos adoptaron el proyec-




80 anvoLucioN


to. Los convencionales esperaban con impaciencia
la sesion del 1. 0 de pluvioso, aíro IV (21 de enero),
para ver destilar por la tribuna á sus colegas del
nuevo tercio, y cada consejo ostentó este din gran-
de aparato en su sesion. En Paris se preparó una
funcion á que debian asistir el Directorio y todas
las autoridades. Cuando fué á pronunciarse el ju-
rainonto, parecia que estaban turbados algunos de
los nuevos elegidos. El ex-constituyente Dupont
de Nemours, que era individuo de los Ancianos, y
conservaba en medio de su avanzada edad mucha
travesura, mostrando la oposicion mas atrevida al
gobierno actual , no pudo ocultar cierto enfado al
pronunciar las palabras, juro aborrecimiento á la
corona y añadió estas otras, y á toda clase de tira-
nía, que era un modo de vengarse y jurar Odio al
Directorio con espresiones rebozadas; pero se le-
vantó un gran alta-roto, v se obligó a Dupont de
Nemours á que se atuviera á la fórmula oficial. En
los Quinientos un tal André quiso usar de las mis-
mas espresiones, pero se le dijo tambien que ob-
servase la fórmula. El presidente del Directorio pro-
nunció un discurso enérgico, y todo el gobierno
hizo asi la profesion de ié mas revolucionaria.


En aquella época llegaron á Paris los diputados
canjeados por la hija de Luis XVI, que fueron Qui-
nette, Bancal, Camus, Larnarque , Drouet, y el
ex-ministro de la guerra Beurnonville.
relacion de su cautiverio, y se les escucho con in-
terés é indignacion, ocupando con general satisfae-
cion el sitio que la Convencion les Mana destinado
en los consejos. En efecto se habia decretado que
pertenecerian de derecho al cuerpo legislativo.


Asi se conduelan el gobierno, y los partidos




FRANCESA.
81


durante el invierno del año IV, (1795 á 1796). La
Francia , que deseaba un gobierno y el restableci-
miento to de las leyes, empezaba á disfrutar del nue-


te
° árdea de cosas, y hubiera merecido enteramen-


su aprobacion, á no ser por los esfuerzos que
'en favor de la república la exijian. La rigorosa
ejecucion de las leyes sobre la requisa, el emprés-
tito forzoso, la esaccion de un caballo por cada
treinta, y el miserable estado de los censualistas,
que cobraban en asignados, eran fundados motivos
de queja, sin los cuales hubiera hallado esce-
lente al nuevo gobierno. Solo una parte selecta de
una nacion es la sensible á la gloria, á la. libertad
y á las ideas nobles y generosas, y consiente en ha-
cer sacrificios. La multitud quiere reposo, y pro-
cura hacer los menos sacrificios que puede. Oca-
siones hay en que toda esta multitud se despierta
y exhala terribles y profundas pasiones, como se
vió en 1789 , cuando fue preciso conquistar la liber-
tad, y en 1793, cuando hubo necesidad de defen-
derla, pero debilitada ya con tantos esfuerzos, la
mayoría de la Francia no quería hacer otros nue-
vos. Dehia haber un gobierno hábil v enérgico para
que obtuviese de ella los rec u rsos 'necesa-rios á la
salvacion de la república. Por fortuna, la juven-
tud, dispuesta siempre á la vida aventurera, ofre-
cia grandes recursos para completar los ejércitos;
al principio manifestaba mucha re p ugnancia en
abandonar sus hogares, pero cedió (riego con poca
resistencia. Trasladada á los campos de batalla, se


prodi
aficionaba decididamente por la guerra ,hacia


gios de valor. Mas dificiles somete"r v re-
conciliar con el gobierno eran los contribuyentes,
á quienes se exijian sacrificios en metálico.


Biblioteca popular.
T. v. 512




FIWATESA• 83
de suprimir los asignados, y que pidieron inme-
diatamente los medios revolucionarios que eleva-
ron el papel á la par en1:93. El proyecto de re-
currir a las compañías de hacienda y establecer un
banco, alarmó todas sus preocupaciones. Decian
que el gobierno iba á ponerse mi manos de los agio-
tistas, a arruinar los asignados, estableciendo un
banco, y á destruir el papel moneda de la repúbli-
ca, para sustituirle otro particular de la creacion
de los agiotistas. Indignáronse por la supresion de
las raciones, pues el devolver las subsistencias al
comercio libre, y no seguir manteniendo á la ciu-
dad de Paris, era un ataque á la revolucion, era
querer matar de hambre al pueblo y despecharle.
En este punto parecía que estaban de acuerdo los
periódicos realistas con los jacobinos, y todos los
Partidos llenaron de vituperios al ministro Be-
nezech.


Otra providencia se tomó que acabó de irritar
á los patriotas contra el nuevo gobierno. La ley del
3 de brumario, al indultar todos los hechos relati-
vos á la revolucion, esceptuaba sin embargo, los
crímenes particulares, como robos v asesinatos,
que quedaban como siempre sujetos á: la apliacion
de las leves. De este modo se continuaban las per-
secuciones empezadas durante los últimos tiempos
de la Convencion contra los autores de los asesi-
natos de setiembre, corno ordinarios contra el ho-
micidio. M mismo tiempo se juzgaba á los cons-
piradores de vendimiario, y casi todos quedaban
libres; pero las sentencias contra los autores de se-
tiembre, eran por el contrario vigorosas en estremo.
Subleváronse los patriotas. El llamado Babceuf, ja-
cobino obstinado, encarcelado ya en pra.d ial, y que


82 REVOLUCIO1
Los enemigos de la revolucion se prevalía n de


los nuevos sacrificios impuestos á la Francia,
declamaban en los periódicos contra la requisa., el
empréstito forzoso, la esaccion de los caballos, el
estado de la hacienda, la desgracia de los hacen-
dados v la severa ejecurion de las leyes respecto á
los emigrados y los clérigos. Xfectab.an considerar
al gobierno corno si fuese aun revolucionario, con
todas sus arbitrariedades y violencias. Segun ellos,
nadie podía liarse aun de él , ni entregarse con se-
guridad al porvenir, y se pronunciaban especial-
mente contra el proyecto de una nueva campaña,
pretendiend o que se sacrificaba el sosiega, el bien-
estar y la vida de los ciudadanos al delirio de las
conquistas, pareciendo que miraban con disgusto
que la revolucion tuviese el honor de dar la Bélgi-
ca á la. Francia. Por lo (lemas, decian , no debe ad-
mirarse que el gobierno tenga estas intenciones y
planes, porque el Directorio y los consejos están
llenos de individuos de una Asamblea que se man-
chó con toles los crímenes.


Mas los patriotas que en materia de cargos é
,inculpaciones nunca andaban escasos, hallaban
par el contrario demasiado débil al gobierno , y se
manifestaban inclinados á culparle de cundescen-
diente con los contra- revolucionarios. Segun ellos,
se permitía regresar á los clérigos y emigrados; se
perdonaba diariamente á los conspiradores de ven-
dimiario; no se usaba de suficiente severidad para
que volviesen á los ejércitos los jóvenes de la re-
quisa, y el empréstito forzoso se recaudaba muy
lentamente, desaprobando en especial el sistema
de.hacienda que parecia estar próximo á adaptar-
se, Ya hemos visto que les habla irritado la idea




84 REVOLUCION


a la sazon se hallaba libre por efecto de la ley de
amnistía, empezó á redactar un periódico á imita-
cion de Marat, con el título de Tribuno del pueblo.
Va se entiende lo que porfia ser la imitacion de se-
mejante modelo. El periódico de Babmuf, mas vio-
lento que el de Marat, no era cínico sino chaba-
cano. Todo lo que habian producido las circuns-
tancias extraordinarias se reducia en él á sistema,
y se sostenia con una estravagancia y un delirio
de que no habla ejemplo. Cuando las ideas que han
preocupado los animos tocan ya á su fin, suelen
quedar impregnadas en algunas cabezas, y se con-
vierten en manía v en imlíe.cilid: d. Babceuf era el
corifeo de una secta de locos que sostenian no ha-
berse completado los asesinatos de setiembre, y
que era preciso renovarlos, haciéndoles generales
para que fuesen definitivos. Predicaban pública-
mente la ley agraria, que no se hablan atrevido á
hacer los mismos hebertistas, y se servian de una
nueva espresion, la felicidad conzun, para indicar
el objeto de su sistema. La espresion sola carac-
terizaba en ellos el último grado del absolutismo
demagógico y no podia menos de estremecer la lec-
tura de los artículos de Babomf. Los hombres de
buena fe le miraban con lástima; los aprensivos
-fingian creer en la proximidad de un nuevo terror,
y á decir verdad las sesiones de la sociedad del
Panteon daban especioso pretesto á sus temores.
En el vasto local de Santa Genoveva eradonde como


. hemos dicho , empezaron su nuevo club los jacobi-
nos. Mas numerosos que nunca, pues eran cerca
de cuarenta mil, gritaban todos a un tiempo hasta
hora muy avanzada de la noche; poco á poco ha-
bian ido traspasando los límites de la constitucion,


FRANCESA.
85


usando todo lo que se les prohibia, es decir,
secre-


taría, presidencia y diplomas; en una palabra, ha-
bian recobrado el caracter de junta politica. 1111
declamaban contra los emigrados, los clérigos, los
agiotistas sanguijuelas del pueblo, los proyectos de
larlo, la supresion de los asignados y los proce-
dimientos instruidos contra los patriotas.


Como el Directorio se hallaba mas cimentado v
tenia mucho la contra -revelucion, empezaba á de-
sear la aprobacion de los hombres moderados
racionales. Cre y ó deber castigar el desenfreno de
la fueron jacobina, y teniendo los medios ea la
constitucion y en las leves vigentes, resolvió em-
plearlos. Primero mandó recojer algunos números
del periódico de Babonif como incitador á la inob-
servancia de la constitucion. Despues hizo cerrar
fa sociedad del Panteon v otras muchas de la ju-
ventud dorada, en que !labia bailes y se leían los
periódicos; estas últimas se hallaban situadas en
el Palacio Real v en el baluarte de los Italianos,
con el titulo de Sociedad del Ajedrez, Tertulia. de los
Príncipes, y Tertulia de las Artes. Eran poco temi-
bles, y se comprendieron en la resolucion por mos-
trar imparcialidad. Publrcósey se llevó á efecto la
Orden el día 8 de ventoso (27 de febrero de 4796).
Una resolucion que se pidió en los Quinientos aña-
dió una condicion mas á las que imponia la cons-
titucion á las sociedades populares, que no pudie-
sen constar de mas de sesenta individuos.


Viéndose acusado el ministro Benezech , por
ambos partidos, quiso hacer dirnision, pero el Di-
rectorio se negó á aceptarla y le escribió una car-
ta que se dió al público, dan' dolegracias por sus
servicios. Se siguió con el nuevo sistema de abas-




86 REVOLUCION
tos, y solo percibieron raciones los pobres , los
censualistas y los funcionarios públicos. Tambien
se trató de los infelices censualistas que cobraban
siempre en papel, y ambos consejos decretaron
que recibieran diez capitales por uno en asigna-
dos, aumento muy insignificante, porque los asig-
nados no tenían ya mas que la ducentésima parte
de su valor.


Añadió el Directorio á estas providencias la de
retirar por fin ó. los diputados convencionales que
estaban ea comision, reemplazándoles con comisio-
nados del gobierno. Estos comisionados en los
ejércitos ó en las administraciones representaban
al Directorio, vigilando por la ejecucion de las le-
ves. No ferian como en otro tiempo poderes ilimi-
tados en los ejércitos, sino que solo en un caso
urgente, cuando no bastaba el poder del general,
como en una requisa de víveres ó de tropas , po-
dian tomar una decision que se ejecutaba interi-
namente, quedando sometida á la aprobacion del
Directorio. Habiéndose suscitado varias quejas
contra muchos empleados elegidos por el Directo-
rio al principio de su instalacion, mandó á. estos
comisionados civiles que inspeccionasen su con-
ducta, recibiesen las quejas que contra ellos se
diesen, y designasen los que con vendria que fue-
sen reemplazados.


Tambien pensó en crear un ministerio especial
de policía para vigilar sobre las facciones , que
obligadas en la actualidad a ocultarse, iban á
obrar clandestinamente. La policía es una aten-
cion importante en los tiempos de revueltas. Las
tres Asambleas precedentes hablan consagrado á
ella una numerosa cornision, y el Directorio no


FRANCESA.
87


creyó deber dejarla entre las atribuciones ac-
cesorias del ministerio del interior, y propuso
por lo tanto á los dos consejos instalar al ministe-
rio especial. Alegó la oposicion que esta era una
inStitucion vera verdad, y desgra-
ciadamente inherente á un tiempo de facciones, so-
,bre todo de facciones tenaces y precisadas á cons-
pirar misteriosamente. Aprobóse el proyecto y se
encargó al diputado Cochon este nuevo ministerio.
Tambien hubiera querido el Directorio leyes sobre
la libertad de imprenta, pues la constitucion la
declaraba indefinida, esceptuando las disposicio-
nes que pudieran ser necesarias para reprimir sus
abusos; pero ambos consejos, despues de una so-•
betune discusion, se negaron á, todo proyecto de
ley represiva. Tambien se trocaron los frenos á
la sazon, pues los partidarios de la revolucion,
que debian serlo de la libertad ilimitada, pedian
medios represivos; y la oposicion, cuyo oculto ob-
jeto se inclinaba mas á la monarquía que á la re-
pública, votó por la libertad indefinida: tanto ar-
rastra el interés á los partidos! Por lo demas, la
decision era muy cuerda. La imprenta puede ser
enteramente libre y sin riesgo : solo la verdad es
temible; la mentira nada vale, y cuanto roas exa-
gera , mas se desacredita. Niugun gobierno ba
perecido por mentiras. ¿Qué importa que un.
Bahmuf encomiase la ley agraria, ni que una Co-
tidiana. rebajase la grandeza de la revolucion , ca-
lumniase a sus héroes ó tratase de entronizar á.
unos príncipes desterrados? El gobierno debia de-
jar que vociferase: ocho dias de ponderaciones
mentiras gastan todas las plumas de los folletistas
y libelistas. Pero un gobierno necesita mucho tiem-




88 REVOLUCION


po y filosofía para admitir estas verdades. Tal vez
lo era tiempo de que las hubiera oído la Conven-
cion; pero el Directorio que existia con mas sosie-
go y apoyo, hubiera debido comenzar á compren-
derlas y practicarlas.


Las últimas providencias del Directorio , tales
como las de haber cerrado la sociedad del Pan-
teon , negádose a aceptar la dimision del ministro
Benezech , llamará los convencionales ea coini-
Sin y mudar algunos empleados , produjeron el
mejor efecto, tranquilizando á los que tercian se
orodugese el terror, condenando al silencio á los
que fingían temerle , y llenando los deseos de los
hombres cuerdos, que anhelaban un gobierno su-
perior á todos los partidos. La constancia y acti-
vidad de las tareas del Directorio no contribu y e-
ron menos á grangearle aprecio. Se empezaba ya á
columbrar una aurora de sosiego, y abrigar la es-
peranza, de que duraria el régimen presente. Los
cinco directores se habían dado cierta ostentacion.
Barras, hombre aficionado á los placeres, presidia
en el Luxemburgo, y representaba en cierto modo
a sus compañeros. La sociedad tenia casi el mis-.
mo aspecto que el año anterior, reinando en ella
uaa mezcla singular de caracteres, absoluta liber-
tad de costumbres, desenfrenado gusto de placeres,
y refinado lujo. Las tertulias del director estaban
llenas de generales, cuya educacion y fortuna se
baldan hecho en dos años; asentistas y agentes, de
negocios que se hablan enriquecido con especula-
ciones y rapiñas, desterrados que volvian á su pa-
tria y procuraban acomodarse al gobierno, hom-
bres de talento que empezando á creer ea la repú-
blica, deseaban conseguir algun puesto en ella , y


FRANCESA. 89
finalmente, intrigantes que hacían la córte al fa-
vor. En estas tertulias venían á lucir sus encantos
mugeres de todas clases, y á interponer su influjo
en ocasion en que todo estaba por pedir y por ob-
tener. Si alguna vez se echaba de menos en los
modales aquella decencia y dignidad que tanto se


' estima en Francia, y son el fruto de una sociedad
culta, tranquila esclusiva , reinaba en cambio
estraordinaria libertad de imaginacion , y esa
abundancia de ideas positivas que infunden la vis-
ta y práctica de las cosas grandes. Los hombres
que componian esta sociedad no estaban sujetos
al yugo de la rutina, ni repetían insulsas tradicio-
nes; lo que sabian se lo binan á su esperieucia
propia. Habían visto los grandes acontecimientos
de la historia, Y habian figurado y aun figuraban ea
ellos; así que no es dificil comprender cuantas es-
pecies despertaria semejante espectáculo en almas
jóvenes. , ambiciosas y llenas de esperanza. Brilla-
ba allí ante todos el general boche, que de solda-
do raso en las guardias francesas habla subido ea
una campaña á general en gefe , adquiriendo en
dos años la educacion mas esmerada. Bien pare-
cido, sumamente atento , celel,rado como uno de
los capitanes de su tiempo , y contando apenas
veinte y siete años de edad, era la esperanza de Lis
republicanos y el ídolo de todas aquellas mugeres
enamoradas de la belleza, del talento y de la glo-
ria. Al lado de él se descubría ya al jóven Bona-
parte, que aun no tenia fama, pero cuyos servicios
en Tolon y en el 13 de vendimiarlo eran conocidos,
cuyo carácter y presencia admiraban por su sin-
gularidad, y cu yo ingenio chocaba no menos por
su originalidad que por su vigor. En aquella so-




90 IIEVOLUCION
ciedad en que madama T aliíen ostentaba su her-
mosura, y madama Beaubarnais su gracia, mada-
ma de Stael desplegaba todo el brillo de su genio,
sublimado por las circunstancias y la lilertad.


Estos jóvenes llamados á dominar el estado
elegian sus esposas á veces entre mugeres de an-
tigua nobleza que se creia.n honradas con su clec-
mon, á veces de las familias enriquecidas ea estos
tiempos , que quedan ennoblecer la fortuna con la
reputacion. Bonaparte acababa de casarse con la
viuda del desgraciado general Beauharnais, y ca-
da uno pensaba hacer su suerte, que se la prome-
útil grande. Multitud de carreras se abrían á la
ambicion; la guerra en el continente, la guerra en
el mar, la tribuna, la magistratura, una granre-
pública., en una palabra, que debia defenderse ó
gobernarse, eran objetos sublimes dignos de en-
tusiasmar los ánimos. El gobierno habia hecho
últimamente una adquisicion preciosa, la de un in-
genioso y profundo escritor que consagraba su
jóven talento á reconciliar los ánimos con la nue-
va república. M. Benjamin-Constant acababa de
publicar un folleto titulado De la fuerza del gobier-
no, que habia producido tstraordinaria sensacion.
En él demostraba la necesidad de. unirse á un go-
bierno que era la única esperanza de la Francia
y de todos los partidos.


Mas en medio de todo, lo que mas llamaba la
acucian de los gobernantes era el estado de la ha-
cienda, pues las últimas resoluciones no hahian
hecho mas que dilatar la dificultad. Se 'labia dado
al gobierno cierta cantidad de bienes para vender,.
la facultad de empeñar los bosques y el ernprestito
forzoso, y se le }labia dejado el molde de los asig-


FRANCESA.
94


Hados como Ultimo recurso. Para anticipar al pro-
ducto de estos varios recursos, habia creado, como
hemos visto, sesenta millones de rescripciones,
especies de pagarés reales, que debian realizarse
con el primer dinero que entrase en caja, pero es-
tas rescripciones obtuvieron curso con mucha di-
ficultad. Los banqueros reunidos para acordar un
proyecto de banco territorial, fundado en los bie-
nes nacionales, se hablan retirado al oir los vitu-
perios pronunciados por los patriotas contra los
agiotistas y traficantes. El empréstito forzoso se
recaudaba con mucha mas lentitud de lo que se
había creido. La reparticion se apoyaba en bases.
muy arbitrarias, porque el empréstito debia efec-
tuarse entre las clases mas acomodadas, y cada
uno reclamaba, de modo que cada cuota del em-
préstito ocasionaba una discusion á lós recauda-
dores. Apenas se habia cobrado en dos meses una
tercera parte, sino algunos millones en numera-.
rio, y algunos miles de ellos en papel. No bastan-
do estos recursos, hubo que recurrir al estrena
que se dejó al gobierno , para que supliese á los
denlas, el molde de los asignados. En los dos últi-
mos meses hahian subido las emisiones á la inaudi-
ta suma de cuarenta v cinco mil millones. Veinte
mil apenas hahian dado ciento , porque los asigna-
dos solo valían la duocentésima parte de su título.
El público no los queda decididamente á ningun
precio, porque para nada servian, ni para el rein-
tegro de los créditos que estaban suspendidos, ni
para satisfacer mas que la mitad de los arrenda-
mientos y contribuciones, porque la otra mitad se
pagaba en especie; ni para los mercados, donde ó
no se admitian , ó se recibian por un valor reduci-




93 REVOLUCION


do; finalmente, ni para la venta de los bienes, en
que se les tomaba al mismo precio de los merca-
dos, subiendo siempre en las almonedas las pues-
tas á proporcion de la baja del papel. No se po-
tasa por tanto emplearlos en cosa que les diese
'litigan valor. tina emision cu y o termino no se
conocia, hacia esperar que se llegada a cifras de-
susadas, que signiticarian las mas módicas su-
mas. El millar de indino indicaba cuando mas un
millon, y habia llegado va á verificarse aquella
calda de que hablamos antes cuando se rehusó
prohibir las subastas en la venta de los bienes.


Aquellos en quien la revolucion habla dejado
sus preocupaciones, porque todos los sistemas y
poderes dejan alguna, querian que se echase ma-
no de los asignados suponiendo gran cantidad de
bienes en hipoteca , empleando medios violentos
para hacerlos circular. Pero nada roas imposible
de restablecer en el inundo que la reputaéion de
una moneda: era pues preciso renunciar á los
asignados.


Acaso preguntará. alguno ¿por qué no se abo-
lía desde luego el papel moneda reduciéndole á
su valor efectivo, que era de doscientos millones
a lo mas, v exigiendo el pago de las contribucio-
nes y de los bienes nacionales en efectivo ó en
asignados al curso? En efecto, el numerario vol-
vía a aparecer y con alguna abundancia, espe-
cialmente en las provincias, de modo que era un
verdadero error temer su escasez, porque existía
por doscientos millones en la circulacion; pero otra
razon impidió renunciar al papel moneda. La úni-
ca riqueza, es preciso decirlo siempre, consistía
en los bienes nacionales, cuya venta no parecía se-


FRANCESA. 93
gura ni inmediata. No pudiendo, pues, esperar a
que su valor viniese espontáneamente al tesoro
por medio de las ventas, era preciso representarle
de antemano el papel y emitirle para retirarle en
seguida; en una palabra, era preciso gastar el di-
nero antes de haberlo recibido , cura necesidad
de gastar antes de efectuar la venta : hizo pensar
en la creacion de otro papel nuevo.


Las cédulas hipotecarías que no eran otra cosa
que una hipoteca especial para cada finca, oca-
sionaban mucho entorpecimiento, porque era pre-
cisa que espresasen lascircunstancias de cada una;
por otra parte, dependian de la voluntad del to-
mador y no zanjaban la verdadera dificultad. Se
ideó un papel que con el nombre de libramientos,
representaba un valor fijo en bienes. Toda finca
se hacia de entregar sin subasta, por una mera
acta y por un precio en libramientos igual al de
4790 (veinte v dos veces el producto). Debian
crearse dos mil cuatrocientos millones de estos li-
bramientos v aplicarles inmediatamente dos mil
cuatrocientos millones de bienes segun la tasa-
clon de 4790. Estos libramientos no podian sufrir
mas variacion que la de los bienes mismos, pues
representaban una cantidad fija. No podian, a la
verdad, hallarse á lapar del dinero, porque los bie •
nes no vallan lo que en 1790; pero debian [caer el
mismo valor de los bienes.


Se resolvió emplear parte de estos libramien-
tos en retirar los asignados, cuyo molde se rom-
pió el 30 de pluvioso ano IV (49 de setiembre). Se
hablan emitido cuarenta y cinco mil quinientos
millones; y por las diferentes entradas ó del em-
préstito, O.


de lo atrasado, la cantidad en circula-




94 REVOLUCIUN
cion se había reducido á treinta y seis mil millo-
nes, y debia -serio bien pronto á veinte y cuatro.
Estos veinte y cuatro mil millones reduciéndolos
á la trigésima parte representaban ochocientos, y
asi se decretó que se cambiasen por ochocientos
millones de libramientos, que era una liquidacion
del asignado á la trigésima parte de su valor no-
minal. Ademas debían emitirse para el servicio
público seiscientos millones de libranzas, y los mil
restantes encerrarse en el arca de tres llaves, sa-
liendo de ella por decreto y segun la necesidad lo
dictase.


Esta creacion de los libramientos era una reim-
presion de los asignados con una cifra menor, otra
denominacion y un valor determinado respecto á
los bienes. Era corno si se hubiese creado ademas
de los veinte v cinco mil millones, que dehian que-
dar en circulacion, cuarenta y ocho [oil millones
distintos, que hubieran hecho setenta y dos mil;
era como si se hubiese decidido que se recibieran
estos setenta y dos mil millones en pago de los
bienes por treinta veces el valor de 4790, que su-
ponian dos mil cuatrocientos millones de bienes
hipotecados. La cifra pues, se hallaba reducida, fi-
jadala relacion coa los bienes v variado el nombre.


Crearonse los libramientos el 26 de ventoso
(16 de marzo), é inmediatamente hubo que poner
los bienes en venta y entregarse al portador del
libramiento por una simple escritura. La mitad
del precio debra pagarse en la primera década, y
el resto en tres meses. Los bosques nacionales se
hallaban aparte y los dos mil cuatrocientos millo-
nes de bienes se tomaban sobre las tincas de me-
nos de trescientas fanegas. Inmediatamente se to-


FRANCESA. 95
oraron las resoluciones que necesita la adopcion d e
un papel moneda. Siendo el libramiento la mone-
da de la república, todo debla pagarse en libra-
mientos; los créditos estipulados en metálico, los
alquileres, los arriendos, los intereses de capita-
les, las contribuciones, escepto las atrasadas, las
rentas sobre el estado, las pensiones y las asigna-
ciones de los empleados. Sobre la contribucion
territorial hubo grandes discusiones. Los que pre-
veían que los libramientos podian decaer como el
asignado, quedan que para asegurar al estado una
entrada cierta, se siguiese pagando aquella en es-
pecie. Se les opuso las dificultades de la percep-
cion, v,se decidió que tendria lugar en libramien-
tos como la de las aduanas, derechos de registros,
timbres, correos etc. No se contentaron con es-
to, se creyó deber acompañar la creacion del nue-
vo papel con la severidad que por lo emita se
emplea en el uso de los valores forzados, y se de-
clara que el oro n: la plata no se considerarían ya
como mercancías ni se podría vender el papel por
oro, ni el oro por papel. Despues de las pruebas
que se habian hecho, esta medida era miserable..
Otra acababa de tomarse al mismo tiempo, que no
lo era menos, y que perjudicó en la opinion al Di-
rectorio, quelué el haber cerrado la Bolsa. Hubiera
debido saber que el suprimir un mercado público,
no impide que se abran mil en otra parte.


Fue gravísimo el error que cometió el gobier-
no creando esta nueva moneda, y disponiendo que
sirviese en todas partes de metálico, pues aun sos-
teniéndose, jamás podia el libramiento igualar al
precio del dinero. Aquel valía si se quiere unto
como la tierra, pero no mas, y esta no valía la mi-




96 REVOLUCION


tad que en 1790; de modo que una finca, aunque
fuese patrimonial, de cien mil francos, no podria
pagarse con cincuenta mil en dinero. ¿Cómo pues
cien mil francos en libramientos habian de valer
cien mil en efectivo? Al menos hubiera convenido
admitir esta diferencia. El gobierno debia, pues,
ademas de todas las (ternas causas de descrédi-
to, hallar inmediatamente una equivocacion dima-
nada del menoscabo de los bienes.


Era tanta la urgencia del gobierno , que mien-
tras se imprimian los libramientos mando circular
simples promesas de ellos y desde el mismo instan-
te comenzaron á emitirse por un precio muy infe-
rior á su valor nominal, lo cual produjo inquietu-
des, pues se dijo que el nuevo papel en que tanto
se esperaba, iba á caer como los asignados, y de-
jar á la república sin ningun recurso. Sin embargo,
!labia una causa para este descrédito anticipado
que podia remediarse pronto. Debian redactarse
instrucciones para el uso de las administraciones
locales, para arreglar los casos sumamente com-
plicados que de la venta de los bienes por mera
escritura se originasen, trabajo que e)tigia mucho
tiempo y


retrasaba la operador" delas ventas. En-
tretanto se desacreditaban los libramientos y se
debia que bajaria su valor con tanta rapidez, que
el estado no podria empezar las ventas v abando-
nar los bienes por un valor nulo; que iba á suce-
der con los libramientos lo que con los asignados,
que se reducirian sucesivamente á nada, y en-
tonces se le recibiria en pago de bienes, no por su
valor de emision, sino por su valor reducido. Los
malévolos daban á entender asi que el nuevo
papel era un engaño; que nunca se enagena-


FRANCESA.


rían los bienes, y que la república quería re-
servárselos como una prenda aparente y eter-
na de todas las especies de papel que quisie-
ra emitir; sin embargo so abrieron las ventas, y
fueron muchas las suscriciones. El libramiento de
cien francos habia bajado á quince y subió sucesi-
vamente á treinta y cuarenta, y en algunos puntos
a ochenta y ocho rrancos. thho, pues, por algunos
momentos esperanza de que saldria bien la nueva
operacion.


Estas eran las ocupacioues del Directorio. mien-
tras que las facciones conjuradas contra él traba-
jaban secretamente. Los agentes realistas conti-
nuaban sus secretos manejos, pues la muerte de
Le-'Mitre no les habia dispersado, y Brottier,
absuelto, era ahora el gefe de la agencia. flabian -
sele unido Duverne de Presle, Laville-Ileurnois
Despomelles, que formaban clandestinamente la
junta real. Estos miserables revoltosos no tenian
ningun influjo; intrigaban, pechan dinero con mu-
cho ahinco, escribian muchas cartas y prometian
maravillas; todos eran el conducto entre el pre-
tendiente y la Vendée, en donde tenian muchos.
agentes. Persistian en sus ideas, y viendo que la
insurreccion reprimida por noche estaba próxima
á espirar, se confirmaban cada vez mas en su sis-
tema de hacerlo todo en Paris, basta por medio de
un movimiento en el interior. Se jactaban como en
el tiempo de la Convencion de hallarse en relacio-
nes con varios diputados del nuevo tercio, preten-
diendo que era preciso contemporizar, formar la
opinion por medio de los periódicos, desacreditar
al gobierno, y prepararlo todo para que las elec-
ciones del siguiente año diesen un nuevo tercio


niblimeca popular.


y. v. 513




98 REVOLUCION
de diputados enteramente contra-revolucionarios.
Asi se lisougeaban de destruir la constitucion re-
publicana, por medio de la constitucion misma;
plan que ciertamente era el menos quirnerico, y el
que da mas favorable idea de su inteligencia.


Los patriotas por su parte preparaban maqui-
naciones, pero mas peligrosas por los medios yuca
su disposicion tenian. Espulsados del Panteon y
condenados enteramente por el gobierno que se
!labia separado de ellos y quitádoles sus desti-
nos, se hahian declarado contra él, y héchose sus
irreconciliables enemigos. Viéndose perseguidos
y atentamente observados, no hallaron otro recur-
so mas que conspirar con el ma y or sigilo, de modo
que no pudiera averiguarse quienes eran los cori-
feos. Cuatro hahian elegido para formar un direc-
torio secreto de salvacion publica, de ellos eran
%holt' y Drouet. Este directorio dehia estar en
comunicacio n con doce agentes principales que no
se conoc i ao unos á o t ros, y une se hallaban en-
cargados de organizar sociedades de patriotas en
todos los barrios de Paris. Los doce agentes obra-
ban asi cada uno por su parte, pero no podian
descubrir el nombre de los cuatro individuos del
directorio secreto, sino que debian hablar y ha-
cerse obedecer en nombre de una autoridad -mis-
teriosa y suprema, creada para dirigir los esfuer-
zos de los patriotas al fin que llamaban ellos feli-
cidad coronar. 1)e este modo no pocha darse apenas
con los hilos de la conspiracion, porque aun su-
poniendo que se descubriese uno, los denlas que-
daban siempre ignorados. Estableciese en efecto
esta organizacional tenor del provecto de Balveuf,
y en todo Paris existian sociedades de patriotas


FRANCESA.
99


que recibian impulso de una autoridad desconoci-
da por medio de los doce agentes principales.


Procuraban Babccuf y sus compañeros averi-
guar cual seria el medio ,de verificar lo que ellos
llamaban emancipocion, y á quién se daria la auto-
ridad, si se degollaba al Directorio , se disper-
saban los consejos , y se ponia al pueblo en
posesion de su soberania. Desconfiaban ya de-
masiado de las provincias y de la opinion pa-
ra arriesgarse .á una eleccion y llamar otra Asam-
blea nueva; antes bien querian nombrar una com-
puesta de jacobinos selectos, sacados de cada
departamento. La eleccion dehian hacerla ellos
mismos, completando esta Asamblea con todos los
montañeses de la antigua Convencion que no ha-
blan sido reelegidos. Ni todos los montañeses les
ofrecian suficiente confianza, porque muchos en
los últimos tiempos de la Convencion se hablan
adherido á lo que llamaban ellos medidas liberti-
cidas, y aun aceptado cargos del Directorio; sin.
embargo, se pusieron al fin de acuerdo sobre la
admision en la nueva Asamblea sesenta y ocho de
ellos que pasaban por los mas puros. Esta Asam-
blea quema apropiarse todos los poderes hasta que
se asegurase la felicidad coman.


Era necesario entenderse con los convenciona-
les no reelegidos, que la mayor parte estaban en
Paris, á cu yo efecto Babawf y Drouet entraron en
relacion cori ellos. Hubo grandes discusiones
acerca de los medios que debieran elegirse. Los
convencionales hallaban demasiado estraordina-
rios los que el directorio insurreccional proponia,
pues querian el restablecimiento de la antigua
Convencion con la organizacion prescrita por la




400 REVOLUCION


Constitucion de 4793. Al fin llegaron á entender-
se, y se preparó el levantamiento para el mes de
floreal (abril y mayo). Los medios que se propo-
nía el directorio secreto eran verdaderamente ter-
ribles: desde el principio se hablan puesto en
correspondencia con las principales ciudades de
Francia, para que la revoluciou fuese en todas
partes simultánea y semejante. Los patriotas de-
hian salir de sus barrios con banderolas que Ile-
varian escritas estas palabras: Libertad, Igualdad,
Constitucion de 1793, felicidad cmnun. Todo el que
hiciese resistencia al pueblo soberano recibida la
muerte. Debia degollarse á los cinco directores, á
varios individuos de los Quinientos y al general
del ejército interior; apoderarse en seguida del
Luxemburgo, de la tesorería, del telégrafo, de
los arsenales y del depósito de artillería de Meu-
don. Para obligar al pueblo á sublevarse y no re-
cibir la paga de vanas promesas, se debla obligar
á todos los habitantes acomodados á alojar y man-
tener á cuantos hubiesen tomado parte en la in-
surreccion. Los panaderos y taberneros tenian que
proveer de pan v bebida a! pueblo; mediaute una
indemnizacion que les pagarla la república, y so -
pena de quedar colgados de los faroles en caso de
que lo rehusasen. Todo soldado que se pasase á la
insurreccion tendria su equipo en propiedad, re-
cibirla una suma de dinero y tendría facultad para
volverse á. su casa. :p si se esperaba ganar á los
que servían disgustados; y en cuanto á los sol-
dados de profesion , que hablan tomado alicion á
la guerra, se les dejaba saquear las casas de los
realistas. Para tener completos los ejércitos y
reemplazar á los que se volviesen á su casa, se


FRANCESA. 404
proponian conceder á los soldados tales ventajas,
que espontáneamente acudirian muchos volunta-


Tales
eran las terribles y descabelladas combi-


ri9S pul esvos.


naciones que concibieron aquellos hombres des-
esperados. Designaron á Rossignol, ex-general de
la Vendée , para el mando del ejército parisiense
sublevado, y practicaron diligencias con la legion
de policía que formaba parte del ejército del inte-
rior, compuesta toda de patriotas , gendarmes de
los tribunales y antiguos guardias franceses. Se
amotinó en efecto, pero demasiado pronto, y que-
dó disuelta por el Directorio. El ministro de policía
Cochon que observaba los progresos de la conspi-
racion, cuya revelaciou debió á un oficial del ejér-
cito del interior á quien quisieron alistar, la dejó
que continuase para descubrirlo todo. El TO de
floreal (9 de mayo), Babceuf , Drouet y los demas
gefes y agentes debían reunirse en la calle de Bleue,
en casa de un ebanista; pero varios oficiales de
policía situados en las inmediaciones, se apodera-
ron de los conspiradores y los condujeron inmedia-
tamente á. la cárcel. Prendieron ademas á los ex-
convencionales Laignelot, Vadier, Amar, Ricord,
Choudieu , al piamontés Buonarotti , al individuo
que fué de la Asamblea legislativa Antonelle y
Pelletier de Saint-Fargeau , hermano del que fué
asesinado. Pidióse al momento en los dos conse-
jos la formacion de causa á Drouet, que era indi-
viduo de los Quinientos, y á todos se les remitió
ante la suprema sala nacional, que aun no se ha-
bla organizado, y que se empezó á. efectuar desde
luego. Babceuf tan orgulloso como fanático, escri-
bió al Directorio una carta muy rara que descubria




102 RUCH:CLON


el delirio de su imaginación, en que decia:--c(Soy
un poder, y asi no Lemais tratar conmigo de igual
á igual , porque soy gefe de una secta formidable
que no destruireis por enviarme al cadalso, y que
se irritará mas y será mas temible despues de mi
suplicio. Vosotros no teneis mas que un hilo de la
conspiracion, y (le nada os sirve haber arrestado
á algunos indi v iduos; gefes renacerán á cada mo-
mento. Absteneos de derramar sangre inútil, y va
que hasta ahora no haheis hecho mucho ruido, no
paseis adelante, y entrad en negociaciones con los
patriotas, que se acuerdan fuisteis en otro tiempo
republicanos sinceros, y os perdonarán si quereis
uniros para salvar la república. »


El Directorio no hizo caso alguno de tan esto: •
vagante carta, y mandó se instruyera el proceso;
cuyo procedimiento debía ser largo porque se que-
rial observar todos los trámites. Este Ultimo acto
de energía acabó de consolidar al Directorio en la
°pulían general. Se acercaba el lin del invierno,
las facciones estaban vigiladas y contenidas, la ad-
ministracion dirigida con celo y cuidado , y solo
daba alguna inquietud el nuevo papel moneda,
aunque no dejo de suministrar los recursos indis-
pensables para hacer los primeros preparativos de
la campaña que iba á empezarse. En efecto, habia
llegado la estacion de las operaciones militares.
El ministerio inglés, astuto siempre en su política,
había dado algunos pasos con el gobierno francés,
como lo exigia la opinion pública, encargando á
su agente en Suiza , Wickam que dirigiese cues-
tiones insignificantes al ministro de Francia Bar-
thelerny. Esta insinuación que se hizo en 17 de
ventoso (7 de marzo de 1793) tenia por objeto pre.-


FRANCESA. 403
guntar si la Francia se hallaba dispuesta á la paz,
1.i consentirla _en un congreso para discutir sus
condiciones , querría lijar (le antemano las
bases principales en que estuviese resuelta a tra-
tar. Semejante paso salo era una inútil satisfacción
que daba á su nacion l'al, para que le autorizasen,
vista la negativa de la Francia, á pedir nuevos sa-
crificios. Si en electo, Pitt hubiese sido sincero, no
hubiera encargado tal negociacion á un agente sin
poderes, ni hubiera pedido un congreso europeo,
que por la cornplicacion de las cuestiones no porfia
conducir á nada, y que la Francia ademas había
negado al Austria por medio de Dinamarca; no hu-
biera tratado de averiguar, en tia , bajo qué bases
debia hacerse la negociacion , porque sabia que
segun la constitucion, los Paises-Bajos eran ya
parte del territorio francés, y no pocha el gobierno
actual consentir en desprenderse de ellos. El Di-
rectorio que no queria pasar por ignorante, hizo
responder á Wickam, que ni la forma ni el objeto
de este paso daban indicios de que fuese sincero;
que por lo denlas , para prueba de sus pacificas
intenciones consentía en dar respuesta a unas pre-
guntas que no la merecian, declarando que su vo-
luntad era tratar únicamente segun las bases fija-
das por la coustitucion , lo cual daba tanto como
anunciar definitivamente que la Francia jamás re-
nunciaría á la Bélgica. La carta del Directorio,
escrita con oportunidad y resolucion , se publicó
con la de Wickam , que era el primer ejemplar de
una diplomacia franca y enérgica sin presunción.


Aprobse generalmente la
érgica


del Direc-
torio, preparándose en Europa por una y otra par te
á romper las hostilidades. Pitt pidió al parlamento




404 REVOLUC1ON


un nuevo empréstito de siete millones de libras
esterlinas, y procuró negociar cilla de tres millo-
nes para el emperador. Babia trabajado mucho con
el res- de Prusia para sacarle de-Su neutralidad,
y comprometerle en la lucha, ofreciéndole fondos,
y asegurándole que al fin de la guerra, cuando
todos'los partidos estuvieran estenuados , él ten-
dría una superioridad decidida. No queriendo el
rev de Prusia incurrir en sus pasados errores, no
dió oidos al engaño, y persistió en su neutralidad.
Parte de su ejército se hallaba en Polonia para la
incorporacion de las nuevas conquistas, y parte se
E'stendia á lo largo del Rin , dispuesto á defender
la línea de. neutralidad contra la potencia que la
rompiese, y á tornar bajo su protecciou á los esta-
dos imperiales que reclamasen la mediacion de
Prusia. La Rusia fecunda siempre en promesas,
no enviaba todavía sus tropas, y se ocupaba en
organizar la parte de territorio que en Polonia le
habla toaado.


Orgullosa el Austria por sus triunfos al lin de
la campaña anterior , se preparaba con ardor á la
guerra abrigando las mas lisonjeras esperanzas. El
general a quien debia este pequeño favor de la
fortuna, se hallaba, sia embargo, des tituido á la
sazon, á pesar de todo el brillo de su gloria. Cler-
fayt, pues, que tuvo la desgracia de desagradar al
consejo aúlico en el mando del ejército del bajo
Rin, fué remplazado por el jóven archiduque Car-
los, de quien se esperaba mucho, aunque no daba
muestra aun de sus talentos, pero que descubrió
en las anteriores campañas las prendas de un buen
oficial. Wurmser seguía mandando el ejército del
alto Rin, y para decidir al rey de Cerdeña á que


FRANCESA.
I 05


Pprosiguiese la guerra, se envió un considerable re-
fuerzo al ejército imperial que se batía en el Pia-
monte , dándole por gefe al ,


general Beaulieu que
había adquirido mucha reputacion en los Paises-
Bajos. La España, que empezaba á gozar los bene-
ficios de la paz, observaba la nueva lucha que iba
á empezarse, y comprendiendo mejor sus verda-
deros intereses, anhelaba el triunfo de la Francia.


Solícito el Directorio, corno todo gobierno nue-
vo, y deseoso de distinguir su administracion,
meditaba grandes planes. Habla puesto sus ejér-
citos en un estado de fuerza respetable , pero solo
habia podido enviarles hombres siu las necesarias
provisiones. Toda la Bélgica debia contribuir para
el sosten del ejército de


élgica
y Alosa , hacién-


dose estra,ordinarios esfuerzos para mantener el
del Rin en medio de los Vosgos; pero ni se les
pudo facilitar medios de trasporte, ni remontar su
caballería. El ejército de los Alpes habia vivido de
los almacenes cogidos á, los austriacos despues de
la batalla de Loano ; pero carecia de uniformes y
calzado, v sufrían atraso en las pagas ; de suerte
que la victoria de Loano no había producido re-
sultado alguno. Los ejércitos de las provincias oc-
cidentales se hallaban , merced á los cuidados de
loche, en mejor estado que todos los demas, sin
que por eso estuviesen provistos de cuanto ne-
cesitaban. A pesar de estas escaseces , nuestros
ejércitos acostumbrados á sufrir , á, vivir de in-
dustria, y agueraidos ademas con sus victoriosas
campañas, estaban dispuestos á nuevos triunfos.


liemos dicho que el Directorio meditaba vas-
tos proyectos, proponiéndose concluir en la prima-
vera la guerra de la Vendée, y tomar despues la




4 06 REVOLIJCION
ofensiva en todos los puntos. Su objeto era llevar
los ejércitos del Rin á Alemania para sitiar y blo-
quear á Aiaguncia, cc mpletar la surnision de los
príncipes del imperio, aislar el Austria, trasladar
el teatro de la guerra al seno de los estados here-
ditarios , y sostener á sus tropas á espensas del
enemigo en los ricos valles del Mein y del Necker.
;favores pensamientos tenia aun sugeridos por el
general Bonaparte respecto de Italia. Como no se
'labia sacado partido de la victoria de Loano, era
preciso, segun este jóven oficial , conseguir otra,
decidir á la paz al rey del Piamonte ó quitarle sus
estados , atravesar en seguida el Pó , v pasar á
arrebatar al Austria la mas hermosa flor ¿le su co-
rona , la Lombardía. Este era el teatro de las ope-
raciones decisivas , donde debian darse los golpes
mas sensibles al Austria , conquistar equivalentes
para pagar á los Paises-Bajos , decidir la paz y tal
vez dar libertad á la hermosa Italia. Por otra parte
se iba á sostener restaurar nuestro mas pobre
ejército en medio del pais mas fértil de la tierra.


Decidido el Directorio á continuar en estas ideas,
hizo algunas variaciones en el mando de sus ejér-
citos. Jourdan conservó el que habia merecido á la
cabeza del ejército de Sambre y Alosa. Pichegrú,
traidor á su patria, y de cuyo crimen ya se sospe-
chaba , fué remplazado por :florean , que mandaba
en Holanda, ofreciendo al primero la embajada de
Suecia, que rehusó. Beurnonville , poco ha vuelto
de su cautiverio, sustituyó á Moreau en el mando
del ejército francés de Holanda. Scherer, de quien
se estaba disgustado porque no habia sabido apro-
vecharse de la victoria de Loano, fué separado; y
queriendo un jóven emprendedor que intentase


FRANCESA. 107
una campaña atrevida ; habiéndose distinguido va
Bonaparte en el ejército de Italia, y pareciendo
ademas que estaba muy penetrado de las ventajas
de una marcha al otro fado de los Alpes, se le cre-
yó el hombre mas á propósito para reemplazar á
Scherer. En efecto, se le promovió de comandante
del ejército del interior al de Italia y partió inme-
diatamente para trasladarse á Niza , tan lleno de
entusiasmo y alegría , que dijo al tiempo de mar-
char, que dentro de un mes estarla en hilan ó en
Paris. Parecía temerario aquel aserto hijo del en-
tusiasmo, pero en un jóven y cuando se trataba de
una empresa atrevida, no dejaba de ser muy buen
agüero.


Iguales variaciones se hicieron en los tres
ejércitos que guardaban las provincias rebeldes.
noche , llamado á Paris para concertar con el Di-
rectorio un plan que terminase la guerra civil,
obtuvo el mas justo favor, y recibió las mayores
muestras de aprecio. Conociendo el Directorio la
profundidad de sus planes, los aprobó todos; y pa-
ra que nadie pudiese malograr su ejecucion, reunió
los tres ejércitos de la.; costas de Cherburgo , las
de Brest y del Oeste en uno solo bajo el titulo
de ejército" de las costas del Occéano , y le dió el
mando superior. Era el mayor ejército de la repti-
blica, porque ascendía á cien mil hombres , ocu-
paba muchas provincias , y exigía en el gefe una
seunion de facultades civiles y militares absoluta-
mente estraordinarias. Mandó tan dilatado era la
mayor prueba de confianza que podia darse á un
general y Boche la merecía ciertamente, porque á
la edad de veinte y siete años poseía tantas cuali-
dades militares y civiles que á veces suelen ser




108 REVOLUC1ON


peligrosas á la libertad , sin embargo de que á pe-
sar de no carecer de ambicion , no tenía la crimi-
nal audacia que puede conducir á un capitan ilustre
á desear otro carácter que el de ciudadano. Era
republicano sincero ,y se igualaba á Jourdan en
patriotismo y probidad , por lo que porfia la liber-
tad aplaudir sus triunfos sin temor y desearle nue-
vas victorias.


Hube pasó un mes sin temor en Paris, y vol-
vió inmediatamente al Oeste para terminar la pa-
cilicacion de la Vendée á fines del invierno ó prin-
cipios de la primavera. Su plan de desarme y paci-
fieacion fué redactado en artículos y convertido en
decreto por el Directorio. Segun este plan debia
rodear todas las provincias rebeldes un cordon de
desarme, y recorrerlas sucesivamente, y mientras
se conseguia su completa pacificacion, estaban so-
metidas al régimen militar. Todas las ciudades
quedaban declaradas en estado de sitio. Estaba
erigido en principio que el ejército debia vivir á
espensas del pais rebelde; por consiguiente Hoche
estaba autorizado á. percibir el impuesto y emprés-
tito forzoso en especie ó en metálico, como le con-
viniera, formando almacenes y cajas para el man-
tenimiento del ejército Las ciudades á quienes si-
tiaban por hambre los campos, debian abastecerse
militarmente por medio de columnas destinadas á
las principales de ellas. Se concedía perdon á to-
dos los rebeldes que depusiesen las armas. En
cuanto á los gefas , los que fuesen sorprendidos
con las armas en la mano serían fusilados. Los que
se sometiesen , ó quedarian arrestados ó en ob-
servacion en determinados puntos , ó conducidos
fuera de la Francia. Aprobando el Directorio el pro-


FRANCESA.
'!09


yecto de noche, que consistia en pacificar desde loe-
0. 0


la Vendée antes de pensar en Bretaña, le autori-c, .
zaba a terminar sus operaciones en la ribera izqu ier-
da del Loira, antes de conducir sus tropas á la de-
recha. Asi que quedase enteramente sometida la
Vendée, deberia abrazar toda la Bretaña una línea
de desarme desde Granville, hasta el Loira. y ade-
lantarse así recorriendo la península bretona, has-
ta el estremo de Finisterre. Moche era quien debia
Lijar el momento en que pareciéndole sometidas
va estas provincias, se librasen del régimen mili-
tar, y se rigieran por el sistema constitucional.


Llegó Melle á Angers á mediados de enero, y
halló muy desconcertadas por su ausencia las ope-
raciones, pues dependiendo el resultado desu plan
del modo con que se ejecutase, exigía indispen-
sablemente su presencia, y no habla sabido suplir-
la bien el g eneral Willot. Hacia muy pocos pro-
gresos la linea de desarme , y Charette !a había
rotopasado á. retaguardia, sucediendo lo mismo
con e'l sistema regular de provisiones, pues se ha-
cia continuado mal, faltando ronchas veces al ejér-
cito lo necesario, por lo que labia vuelto á entre-
garse de nuevo á la indisciplina . cometiendo tro-
pelías capaces de enemistar á los habitantes. Sa -
pinaud, despues de haber hecho, creo hemos vis-
to, una tentativa hostil sobre Montaign, obtuvo del
general Willot una paz ridícula, en que Fleche no
¡odia consentir. Finalmente , Stofl]et haciendo
siempre de príncipe y Bernier de primer ministro,
se engrosaban con los desertores que abandonaban


Charette y hacian preparativos en secreto. Las
ciudades de Nantes y Angers carecian de víveres,
Los patriotas refugiados de los paises inmediatos,




440 REVOLUCION
se hablan amontonado en ellas, y se entregaban en
los clubs á furibundas declaraciones propias de
jacobinos. Ultimamente circuló la noticia de que
se habia llamado á noche á Paris para quitarle el
mando. Los unos duelan haberle depaesto por rea-
lista, y los otros porjacobiuo.Con su presencia se disiparon todos estos ru-
mores comenzando á. reparar los males causados
por su ausencia, pues hizo que se volviera á em-
pezar el desarme, se llenasen los almacenes y
se


abasteciesen los pueblos. Declaró á todos en es-
tado de sitio, y como estaba autorizado para ejer-
cer la dictadura militar; cerró los clubs jacobinos
formados por los refugiados, y especialmente una
sociedad conocida en Nantes con el titulo de Ccí-
üiltra ardiente; se negó á. ratificar la paz otorgada
a Sapinaud ; hizo ocupar su pais, dejándole en la
alternativa de salir de Francia ó correr por los
bosques, so pena de ser fusilado si cala en sus ma-
nos. Mandó estrechar á Stotllet mas que nunca, y
empezar las persecuciones contra Charette , con-
fiando al a y udante general Travot, que á. una gran-
de intrepidez unía toda la actividad de un


columnas
-


rio, el cuidado de perseguirle con varias colu
de infauteria ligera y caballeria, de modo que no
le dejase ni sosiego ni esperanza.


En efecto, Charette perseguido dia y noche, no
tenia ya medio ninguno de librarse. Los habitan-
tes del Marais desarmados y vigilados, no podian
prestarle va ningun socorro. Rabian entregado mas
de siete mil fusiles, algunas piezas de caños, cua.
renta barriles de pólvora, y les era imposible vol-


o
ver a tomar las armas; ademas de que aun cuand
hubieran podido, no lo hubiera hecho, por que se


FRANCESA. :444
hallaban muy contentos con la tranquilidad de que
gozaban temian esponerse á nuevas devastacm-


-


nes. Los paisanos iban a. enterar á los oficiales re-
publicanos, de los caminos por donde pasaba Cha-
rette , las guaridas donde reposaba algunos mo-
mentos, y cuando podian apoderarse de algunos
de los que le acompañaban, los entregaban al ejér-
cito. Charette, escoltado apenas por un centenar
de fieles servidores y seguido de algunas muge-
res que servias á sus placeres; no pensaba sin em-
bargo en rendirse. Lleno de confianza hacia ase-
sinlIr á veces á sus patrones cuando creia que le
delatarian , y se dice que dio muerte á un cura
porque sospechaba le habia denunciado á los re-
publicanos. Travot le encontró muchas veces le
mató unos sesenta hombres , v varios oficiales,
entre ellos á un hermano; de modo que no le que-
daban sino cuarenta ó cincuenta hombres.


Mientras linche le perseguia sin descanso y
llevaba adelante su proyecto de desarme , Stofflet
se \Tia rodeado por todas partes , y conocia que
destruidos Charette y Sapinaud , y sometidos los
chuanes todos , no se sufrirla por mas tiempo la
especie de señorio que se habia abrogado en el
Anjou, y asi creyó que no era bien esperar para
obrar á que todos los realistas quedasen estermi-
nados; y alegando por pretesto un reglamento de
!locho, levantó otra vez el estandarte de la revo-
lucion y volvió a las armas. Hube se hallaba en
este momento en las orillas del Loira, é iba á pa-
sar el Calbados para juzgar por'. sí mismo del es-
ado de la Normandia y la Bretaña. Suspendió,


pues, su marcha, y se preparó para coger a. Stof-
flet antes que tomase incremento su releldia; por




412 REVOLUCION


lo denlas estaba muy contento con que el mismo
Stonlet le hubiese proporcionado ocasion para
romper la paz. Esta guerra le daba poco cuidada,
permitiéndole tratar al Anjou como al Marais y la
Bretaña, y puso en movimiento sus columnas de
muchos puntos á la vez , del Loira, del La %fon y
del Sevre nantés. Acometido Stofllet por todas
partes, no sabia donde quedarse. Los paisanos de
Xnjou eran mas sensibles aun a los beneficios de
la paz que los de Mara `s, no habian respondido al
llamamiento de su antiguo ;,efe,y le hablan deja-
do comenzar la guerra con la mala gente del pais
y los emigrados que llenaban su campo. Queda-
ron dispersadas dos partidas que habla formado, y
él mismo se vió precisado como Charettc a cor-
rer por los bosques ; pero carecia de la obstina-
clon y destreza de este tefe y su pais no estaba
tan bien dispuesto para ocultar una cuadrilla de
guerrilleros . Sus mismos secuaces le entregaron,pues llamado á una quinta con el protesto de una
conferencia, fué callad.), atado y abandonado a los
republicanos. Se asegura ziue su liel ministro, el
abate Bernier tomó parte en esta traicion; de to-
dos modos la prisma de este gofo era de suma
portancia por el efecto moral que debia producir
en aquellos paises, fue conducido á Ánjers, y des-
pues de sufrir un interrogatorio , fusilaron el 7
de ventoso (26 de febrero) en presencia de un in-
menso gentio.Causó esta noticia un gozo estraordinario
hizo presagiar que presto terminaria la guerra ci-
vil en estos desgraciados paises. lloehe, en medio
de tan penosos afanes , como proporcionaba este
género de guerra, se hallaba disgustado por otros


FRANCESA.
443


motivos. Los realistas le llamaban naturalmente
malvado y asesino, aunque procuraba destruirles
por las vías mas legales; pero los mismos patrio-
tas le atormentaban con sus calumnias; los refu-
giados cde la Vendee y la Bretaña, cuyos furores
reprimía, reprendiendo su pereza, dejando de ali-
mentarles así que podian estar ya seguros en sus
casas, le denunciaban al Directorio. Las admi-
nistraciones de las ciudades que ponia en estada
de sitio reclamaban contra el establecimiento del
sistema militar , y tambien le denunciaban. Los
Ay untamientos á que imponía multas ó apremios
se quejaban á su vez; de modo que era un continuo
clamoreo de quejas y reclamaciones. Boche, cuyo
carácter era irritable, se rió desesperado muchas
veces, é hizo formalmente su dimision, pero el D.
rectorio no la aceptaba, antes bien le consolaba
con nuevas demostraciones de aprecio y confian-
za. Le hizo un regalo nacional de dos hermosos
caballos, regalo que no solo era una recompensa,
sino un auxilio indispensable, pues este jóven ge-
neral, que amaba los placeres, que se hallaba al
frente de un ejército de cien mil hombres y dis-
ponia de las rentas de muchas provincias, carecia
sin embargo á veces de lo necesario. Sus sueldos
pagados en papel se reducian m. nada. No teniaca-


sillas ni bridas. y pedia se le autorizase
para tomar, pagándolas, seis sillas , seis bridas,
'herraduras, algunas botellas de ron v varios pa-
nes de azocar el los almacenes que habian dejado
los; ingleses en Quiberon; admirable egemplo de
delicadeza, que dieron frecuentemente nuestros
generales republicanos, y que cada día iba á ha-
cerse mas raro, á. medida que se estendiesen nues-


Biblioteca Popular' T. 1 4r




4 1 4 REVOLtÍCION


tras invasiones, corrompiéndose nuestras costum-
bres guerreras con las conquistas y costumbres
cortesanas.


Estimulado, pues, por el gobierno, continuó no-
che sus escuerzos para terminar su obra en la Ven-
dée. La paciliew.non no dependia mas quede la pri-
sion de Charette, que reducido al mayor aparo pi-
dióá aoche permiso para pasará Inglaterra. Otor-
gósele noche en virtud de la autorizacion que le
daba el decreto del Directorio, relativa á los ge-
l'es que hiciesen su dimision ; pero Charette hab ia
pedido esto para obtener algun descanso, sin ami
mo de aprovecharse de tal gracia. El Directorio
por su parte no quería perdonar á Charette, por-
que creia que este famoso gefe seria siempre el
tízon del pais, y por esto escribió á noche que
ninguna gracia le corrediera; pero cuando noche
recibió esta nueva Orden, Charette habia declara-
do ya que su peticion era una tiecion parad escan-
sar algunos momentos, y que no quería perclon de
los republicanos, empezando á recorrer otra vez
los bosques.


No porfia permanecer por mas tiempo oculto á.
los republicanos, y perseguido á. un mismo tiempo
por columnas de infantería y caballeria, observado
por tropas de soldados disfrazados , denunciado
por los habitantes que queriau librar su pais de la
devastacion, V ojeado en los bosques como un cier-
vo, cayó el 2 de germinal (22 de marzo), en una
emboscada que le tendió Travot. Armado de pies
á cabeza, y rodeado de algunos valientes que se
esforzaban ea cubrirle con su cuerpo , se defendió
corno un leen, y ca y


ó al tia á fuerza de repetidos
sablazos. No quiso e'utregar su espada mas que al


FRANCESA.
4 45


valiente Travot, que le trató con toda la conside-
racion que tan heróico esfuerzo merecía. Condu-
éronle al cuartel republicano , y le convidó á su


mesa el gefe de estado ma yor fledouville. Charet-
te habló con mucha serenidad, no manifestando
sentimiento alguno por la suerte que le esperaba,
Le trasladaron primero á Angers , y despues á
Nantes, .para terminar su vida en el mismo sitio
que habla sido testigo de su triunfo, despues de
sufrir un interrogatorio al que respondió con ente-
reza y oportunidad. Le preguntaron acerca de los
supuestos artículos secretos del tratado de Jauna-
ve, y confesó que no habla tal cosa; no procuró ni
sincerar su conducta , ni disculpar sus motivos;
confesó que era servidor del trono, que había
empleado todas sus fuerzas en derribar la repúbli..
ca ; manifestó mucha dignidad y fortaleza, pues
conducido al suplicio en medio de un ,


inmenso
pueblo, que no era bastante generoso para perdo-
narle los males de la guerra civil , conservó toda
su serenidad. Iba cubierto de sangre, habia perdi-
do tres dedos en su último combate , por lo cual
llevaba el brazo suspendido con un pañuelo, v la
cabeza envuelta en otro. No quiso que le vendasen
los ojos, ni ponerse de rodillas; permaneció en pié
sacó el brazo del pañuelo, v él mismo hizo la señal,
cayendo muerto inmediatamente. Veriticóse su
suplicio el 9 de germinal (29 de marzo) , conclu-
yendo asi aquel hombre célebre, cuyo indomable
valor causó tantos males á. su pais, y que mereció
haber brillado en otra carrera. Comprometido en
la última tentativa de desembarco que se hizo en
sus costas, no quiso retroceder y murió desespe-
rado. Se dice que manifestó un vivo resentirmen-


.




4 4 6 REVOLUClON


to contra los príncipes á quienes habla servido, y
de quienes se contemplaba abandonado.


La muerte de Charette causó tanta alegría como
la mayor victoria contra los austriacos. Ella decidió
el fin de la guerra civil, y Hache penetrado de que
nada mas tenia que hacer en la Vendée , retiró el
grueso de sus tropas para llevarlas al otro lado del
mira, y desarmar la Bretaña. Dejó, sin embargo,
suficientes fuerzas para reprimir las tropas aisla-
das que se siguen por la comun á las guerras ci-
viles , y para acabar de desarmar el territorio.
Antes de pasará Bretaña tuvo que sofocar una re-
.helton que estalló en las cercanías del Anjou, hacia
el Berro , lo cual le ocupó algunos dias, dirigién-
dose despues con veinte mil hombres á. Bretaña,
que consecuente á su plan , rodeó con un ancho
cordon desde el Loira hasta Granville. No era po-
sible que los infelices chuanes pudieran sostener
tan grande y bien meditado esfuerzo; y el primero
que pidió someterse fue Scepeaux, entre el Vilaine
y el Loira, entregando considerable número de
armas. Pero a medida que se velan mas impelidos
hacia el Occéano, se defendian con mas obstinacion
sus chuanes, pues privados de municiones se ha.
fían cuerpo cuerpo, a puñaladas y bayonetazos,
hasta que por fin se les arrinconó enteramente
hacia el mar. Rindió las armas el Alorbihan, que
hacia mucho tiempo se 'labia separado de Pulsa-
ye. Eiguiendo este ejemplo unas tras otras las res-
tantes divisiones. Ea breve quedó sometida tarn-
bien toda la Bretaña , y Moche no tuvo que hacer
mas que distribuir sus cien mil hombres en una
multitud de acantonamientos para vigilar el pais y
hacerles vivir mas cómodamente. El trabajo que


FRANCESA 447


aun le quedaba consistia en cuidados de adminis-
tracion y policía necesitando aun algunos meses
de gobierno templado y hábil para calmar los ódios
v restablecer la paz. Á. pesar de los furiosos gritos
‹.1e todos los partidos, noche era temido, querido,
respetado en el pais, y los realistas empezaban á
perdonar á una república tan dignamente repre-
sentada. El clero especialmente , cuya confianza
supo captarse , le miraba con el ma yor aprecio , y
le instruía con exactitud de cuanto' le interesaba
saber : todo presagiaba la paz y el término de hor-
rendas calamidades. La Inglaterra no podía contar
ya con las provincias occidentales para atacar la
república en su mismo seno; veía por el contra-
rio en este pais cien mil hombres, de los cuales
cincuenta mil eran disponibles, y podían em-
plearse en alguna empresa fatal para ella. En.
efecto , meditaba Hoche un gran pro y ecto cuya
ejecucion reservaba para mediados de la'primayel:a,
y sumamente satisfecho el gobierno de los servi-
cios que acababa de prestar, v queriendo indem-
nizarle de la penosa empresa que habla sabido lle-
var a cabo , hizo que se le declarase á el y á los
ejércitos que hablan conseguido tan grandes vic-
torias, beneméritos de la patria.


De esta suerte quedó pacificada la Vendée en
el mes de germinal, antes que ninguno de los ejér-
citos hubiera entrado en campaña, pudiendo el
Directorio entregarse sin inquietud á sus grandes
operaciones , y aun sacar útiles refuerzos


.
de las


tostas del Occéano.




CAPITULO III.


Campana de 1796. Conquista del Piamonte y la Lombardia por el
general Bonaparte. Batallas de Montenotte y Millésimo. Paso
del puente de Lodi.—Establecimiento y politica de tos france-
ses en Italia.—Operaciones militares en el Norte. Paso del Rin
por los generales Jourdan y Moreau. Batallas de Radstat y de
Ettlingen.—El ejército de Italia toma posicion en el Adige y en
el Danubio.


Iba á darse principio á la quinta campaña de
la libertad y precisamente se abria en los mas mag-
níficos teatros militares de Europa, asi como en
los mas variados por sus obstáculos y accidentes
del terreno y por sus lineas de defensa v de ata-
que. Por una parte exislian el gran vallé del Rin
y los dos trasversales del Mehin y el Necker ; y
por otra los Alpes , el Pó y la Lombardia. Los
ejércitos que iban á entrar en línea eran los mas
aguerridos que se habiau visto jamás sobre las
armas , y bastante numerosos para el terreno en
que debian obrar, pero no para hacer inútiles las
combinaciones y reducir á una mera invasion la
guerra. Los mandaban generales jóvenes, libres de
rutinas, faltos de tradiciones, pero instruidos , sin
embargo, y entusiasmados por sublimes aconteci-
mientos. Todo, pues , se reunía para que la lucha


FRANCESA. II 9
fuese mas tenaz, variada, fecunda en combina-
ciones y digna de la observacion de los hombres.


Ya hemos dicho que el proyecto del gobierno
francés, era invadir la Alemania para sostener sus
ejércitos en el pais enemigo , destruir á los prínci-
pes del imperio , combatir á Maguncia y amena-
zar los estados hereditarios. Quería al mismo tiem-
po aventurar una tentativa osada en Italia para
mantener á costa del pais á sus ejércitos y arreba-
tar al Austria una posesion tan rica.


Se había confiado en el Rin el mando de dos
brillantes ejércitos de setenta á ochenta mil hom-
bres á dos generales célebres ; y otros treinta mil
soldados hambrientos se habian puesto bajo la di-
reccion de un jóven desconocido pero osado, para
probar fortuna al otro lado de los Alpes.


Llegó Bonaparte al cuartel general de Niza el
6 de germinal , año IV (26 de marzo). Todo lo ha-
llo en el mas deplorable estado. Las tropas estaban
reducidas á la última miseria; sin vestidos, zapa,
tos, pagas, y á veces hasta sin víveres, sufrian,
sin embargo, sus privaciones con ánimo estraor-
dinario. Gracias al industrioso ingenio que carac-
teriza al soldado francés , habían organizado el
merodeo, y bajaban alternativamente v por turno
á los campos del Piamonte para procurarse víve-
res. La artillería carecia absolutamente de caba-
llos, y para ir manteniendo los de la caballería les
habian llevado á retaguardia á las orillas del Ró-
dano. Por causa de las turbulencias no se habian
sacado aun del Mediodia el caballo de cada treinta
y el empréstito forzoso. Bonaparte recibió por
único recurso dos mil luises en dinero y un millon
en letras, parte de las cuales fueron Protestadas.




120 REVOLUCTON


Para suplir á todo lo que hacia falta y lograr al-.
gunos recursos , se negociaba con el gobierno ge-
novés, y no habiéndose recibido aun satisfaccion
por el atentado cometido en la fragata la Modesta,
se pedia en reparacion de esta violacion de neutra-
lidad, al senado de Génova, que consintiese en un
empréstito, y entregase á los franceses la fortaleza
de Gavi, que domina el camino de Génova á Mi-
lan. Tambien se exigia el indulto de las familias
genovesas espulsadas por su adhesion á la Francia.•
Tal era la situacion del ejército cuando llegó el
general Bonaparte.


Respecto a los hombres presentaba muy dife-
rente aspecto, porque la ma yor parte eran solda-
dos que entraron en el ejército cuando la junta
general, instruidos, jóvenes, acostumbrados á las
privaciones y aguerridos en los gigantescos com-
bates de los Alpes y los Pirineos. Los generales
tenian las cualidades de los soldados. Los princi-
pales eran Massena , el jóven Nissard , de inculto
genio, pero esacto y despejado en medio de los pe-
ligros, y de una tenacidad indomable; Augereau,
antiguo maestro de esgrima , que por su mucho
valor y habilidad para conducir á los soldados, ha-
¡da llegado á los grados mas distinguidos; Lahar-
pe , suizo espatriado , que tenia instruccion y de-
nuedo; Serrurier, antiguo mayor , metódica y va-
liente; y finalmente , Bertidesr, cuya actividad v
exactitud en todas las circunstancias , sus cono:
cimientos geográficos, su facilidad en conocer á
simple vista la estension de un terreno ó la fuerza
numérica de una columna, le hacían sumamente á
propósito para ser un gefe de estado mayor es-
traordinariamente útil.


FRANCESA.
421


Tenia aquel ejército sus depósitos en la Pro-
venza, hallándose situado á lo largo de la cordille-
ra de los Alpes , unido por su izquierda con el de
kellermann , g uardando el .


collado de Tenda , v
estendiéndose hacia el Apenino. La fuerza activa
ascondia cuando mas á treinta y seis mil hombres.
La division de Serrurier estaba en Garessio al otro
lado del Apenino para vigilar á los piamonteses en
sus atrincheramientos de Ceva , y las divisiones
Augereau , Massena v Laharpe, que formaban un
total de cerca de treinta mil hombres, se hallaban
á esta parte del Apenino.


Los piamonteses, en número de veinte ó veinte
y dos mil á las órdenes de Colli acampaban ea
Ceva á la falda de los montes, y los austriacos en
número de treinta y seis ó treinta y ocho mil se
adelantaban por los caminos de la Lcmbardia há-
cia Génova. Beaulieu que los mandaba, se hacia
hecho notable en los Paises-Bajos , pues era un
hombre de avanzada edad con todo el fervor de.
un jóven. Asi, pues, el enemigo podia oponer
cerca de sesenta mil soldados á los treinta mil de
Bonaparte, pero los austriacos y piamonteses no
estaban mu y


acordes. Segun el antiguo plan, Colli
queda cubrir el Piamonte, y Beaulieu mantenerse
en comunicacion con Génova y los ingleses.


Tal era la fuerza respectiva de ambas partes, y
aunque Bonaparte se habla dado ya á conocer en
el ejército de Italia, se le consideraba muy jóven
para mandarle, á lo que se agregaba el ser de pe-
queña estatura, delgado, sin mas cosa notable que
sus facciones romanas y su tija y penetrante mira-
da, sin que en sustancia hubiese en su persona ni
en su vida cosa que infundiese respeto. Le reci-




REvor.i.reieN


bieron con alguna frialdad, y Massena estaba ya
enemistado con él porque en 179.1 se ganó la con-
fianza de Dumouriez. Bonaparte habló al ejército
en estas enérgicas palabras. «Soldados, dijo, es-
tais mal alimentados y casi desnudos. El gobierno
os debe mucho, pero nada puede hacer por vos-
otros. Vuestra paciencia y vuestro denuedo os hon-
ran, pero no os dan utilidad ni gloria. Yo os voy
á conducir á las llanuras mas fértiles del mundo,
donde encontrareis ciudades populosas y provin-
cias ricas, honor, gloria y recursos. Soldados de
Italia, ¿os faltara el valor?» El ejército acogió con
placer este lenguaje : los jóvenes generales que
esperaban hacer fortuna, y los soldados pobres y
aventureros, no querian mas que ver los hermosos
paises que se les anunciaba. Bonaparte hizo un
convenio con un asentista y facilitó á sus soldados
parte del prest que se les debla, distribuyendo á
cada general cuatro luises en oro, que prueba
cual era entonces el estado de las fortunas. El
plan que debia seguirse era el mismo que se ha-
bia adoptado el año anterior en la batalla de Loano.
Penetrar por el collado mas bajo del Apenino,
separar a los piamonteses de los austriacos, apo-
yándose fuertemente en el centro: tal fué la sen-
cilla idea que concibió Bonaparte á la vista de los
sitios. Empezaba las operaciones tan temprano,
que tenia esperanza de sorprender y derrotar á los
enelaigos; sin embargo, no pudo lograrlo, pues
antes que llegase se habla mandado al general
Cervoni sobre Voltri, muy cerca de Géno va, para
intimidar al senado da esta ciudad y abrigarle á
consentir en lo que queda el Directorio. Beaulieu,
temiendo el resultado de este paso, se apresuró á


23PRANCESA. 4
entrar en accion conduciendo su ejército hacía
Génova, parte en una vertiente del Apenino, y
parte en otra. Podía, pues, realizarse el plan de
Bonaparte, menos en la sorpresa de los austriacos;
desde las faldas del Apenino conducian varios ca-
minos hacia su vertiente maritima: en primer lu-
gar la que va por la Bocchetta á Génova, y des-
pues la de Ácqui y Dego que atraviesa el Apenino
por el collado de Montenotte v desemboca en la
profundidad del valle de Sayona. Beaulieu dejó su
ala derecha en Dego, llevó su centro al mando de
Argenteau al collado de Montenntte, y se dirigió él
mismo con su izquierda por la Bocchetta y Géno-
va hacia Voltri á lo largo del mar; de modo que su
posicion era la de Dewins en Loano. Parte del
ejército austriaco se hallaba en:re el Apenino y el
mar; el centro al mando de Argenteau, estaba en
la misma cumbre del Apenino, en el collado deMon-
tenotte, y se unia con los piamonteses acampados
en Ceva de la otra parte de los montes.


Puestos al mismo tiempo en movimiento los
dos ejércitos, se encontraron en el camino el 22
de germinal (1 1 de abril). En las orillas del mar,
Beaulieu dió con la vanguardia de la divisiou La-
harpe que se habia dirigido sobre Voltri para in-
quietar a Génova y la rechazó. Argenteau con el
centro atravesó el collado de Montenotte, para ve-
nir á caer en Savona sobre el centro del ejército
francés durante su supuesta marcha á Génova.
Solo halló en Montenotte al coronel 'Impon al
frente de mil doscientos hombres, obligándole a
replegarse en el antiguo reducto de Montelegina
que cerraba el camino de Montenotte. El valiente
coronel, conociendo la importancia de esta posi-




1 REVOLDC1ON


cion, se encerró en el reducto y resistió tenazmen-
te todos los esfuerzos de los austriacos. Tres ve-
ces fué atacado por toda la infantería enemi ga, y
tres veces la rechazó. En medio del mas horroroso
fuego, hizo jurar á sus soldados morir miel reducto
antes que abandonarle. Los soldados lo juraron y
permanecieron toda la noche sobre las armas. Es-•
te acto heróico salvó los planes del general Bona-
parte y acaso el porvenir de la campaña.


En aquel momento se hallaba Bonaparte en
Savona. No había hecho fortificar el collado de
Montenotte, porque nadie se fortifica cuando está
decidido á tomar la ofensiva. Supo lo que habla pa-
sado en Montelegino y en Voltri, y conoció mame-
diatamente que habia llegado el momentode po-
ner su plan en ejecucíon« empezando á maniobrar
por consiguiente. En la misma noche replegó su
derecha formada por la division Laharpe, á la sa-
zon empeñada con Beaulieu en la orilla del mar,


la condujo por el camino de Montenotte al fren-
te de Argenteau. Dirigió al mismo punto la divi-
sion Augereau para que sostuviese á la division
Laharpe. r finalmente hizo marchar á la division
Massena por un camino estraviado al otro lado
del Apenino, de modo que pudiera colocarse á re-
taguardia del cuerpo de Argenteau. El 23 (12 de
abril) por la mañana, se hallaban en movimiento
todas sus columnas e él mismo colocado en un
elevado cerro veia é Laharpe y Augereau, mar-
chando contra Argenteau, y Massena que por un
rodeo caminaba hacia su retaguardia. La infante-
ría austriaca, resistió con denuedo; pero cercada
en todas portes por fuerzas superiores, fué puesta
en desórden y dejó dos mil prisioneros y algunos


FRANCESA. 425
centenares de muertos. Huyó derrotada r. Dego,
donde se hallaba el resto del ejército.


Así Bonaparte, á quien suponía Beaulieu la
intencion de desfilar á lo largo del mar. sobre Gé-
nova, se volvió de repente, y dirigiéndose por el
camino que atraviesa el Apenino, cercó el centro
enemigo y desembocé victoriosamente al otro lado
de Jos montes.


Mas nada habia conseguido en su opinion con
haber derrotado el centro, si no lograba separar
para siempre á los austriacos de los


. piamonteses.
Trasladóse el mismo dia (23) á Careara para que
fuese mas central su pusieron entre los dos ejérci-
tos aliados. Se hallaba en el valle del Bormida que
corre por Italia, y mas abajo, delante de él y al
fondo del valle, se hallaban los austriacos que se
habian reunido en Dego, guardando el camino de
Acqui á Lombardia. A su izquierda tenia las gar-
gantas de Millesimo que unen el valle de la Bor-
mida, y en que se hallabanlos piamonteses guar-
dando el camino de Ceva y el Piamonte. Era pues
preciso que forzase al mismo tiempoen su izquier-
da los gargantas de Millesimo, para ser dueno del
camino del Piamonte, y que por el frente tomase á
Dego para abri rse el can rio de A cq u i y la Lom bar-
dia Dueño entonces deambos caminos, separaba pa-
ra siempre á losaliados y podia atacar á quien mas
le agradara de unos ú otros. Al siguiente dia 2i (43
de abril) por la madrugada, llevó adelante su ejér-
cito enviando á Augereau hacia su izquierda para
atacar á _NI il lesimo y- las divisiones Massena v Labor-
pe, al frente por el valle á fin de apoderarse de De-
go. Acometió el impetuoso Augereau con tal viveza
las gargantas de Millesiino, que no solo penetro en




I26 REVOLUCION


ellas, sino que llegó al centro antes que el gene-
ral Provera, que se !labia colocado en una altura,
tuviese tiempo para replegarse. Hallábase éste
situado en las ruinas del antiguo castillo de Cossa-
Tia, y viéndose cercado, quiso defenderse; pero
Augéreau le intimó la rendicion. Propuso enton-
ces Provera parlamentar, mas como era importan-
te no detenerse por este obstáculo, se asaltó in-
mediatamente la posicion. Lanzaban los piamonte-
ses una lluvia de piedras y enormes peñascos,
deshaciendo filas enteras ; pero á pesar de eso el
valiente Joubert sostiene á sus soldados, y trepa
delante de ellos á. la altura. Al llegar á cierta dis-
tancia cae atravesado de un balazo, á cu y a vista
retroceden los soldados obligados á acampar por
la tarde al pié de la altura, resguardándose con
algunos árboles, y pasando toda la noche en vela,
para im pedir la fuga de Provera. Por su parte las
divisiones encargadasde obrar en el fondo del va-
lle del Barrnida se dirigieron hacia Dego, y ocupa-
ron sus inmediaciones, de modo que al siguiente
dia. debla ser la accion decisiva. En efecto, el 25
(11 de abril) se generalizó el ataque en todos los
puntos. En la izquierda rechazó Augereau en la
garganta de Millésimo todos los esfuerzos que hizo
Golli para libertar a Provera; siguió derrotándole
todo el dia, y redujo á. Provera á la desesperacion,
concluyendo al fin por deponer las armas al fren-
te de mil quinientos hombres. Laharpe y Massena
por su parte cayeron sobre Dego, donde se habla
reforzado el 22 y 23 el ejército austriaco con los
cuerpos procedentes de Génova. El ataque fué
terrible, y despues de muchas cargas, quedó en
su poder Dego, perdiendo los austriacos parte de


FRANCESA. 4 27


¡re
,u artillería, y dejando cuatro mil prisioneros, en-


ellos veinte y cuatro oficiales. Durante esta
accion habia notado Bonaparte á un jóven oficial,
llamado &Armes, que atacaba con estraordinario
denuedo, y le hizo coronel sobre el campo de ba-
talla.


Hacia cuatro dias que duraba la accion, y te-
nian los soldados necesidad de descansar; mas no
bien lo intentaron cuando se oyó de nuevo el ruido
de lasarmas. Seis mil granaderos entraron en Dego
y nos arrebataron este punto que tantos esfuerzos
labia costado. Era uno de los cuerpos austriacos
que habian quedado detenidos en la vertiente ma-
rítima del Apenino y repasaban los montes; y era
tan grande su desórdea, que se !labia metido sin.
pensar en medio del ejército francés; mas el va-
liente Wukassovich que mandaba los seis mil gra..
naderos, cre yendo poder salvarse con un golpe
atrevido, se apoderó de Dego. Fue pues preciso
volver de nuevo á. la accion y renovar los esfuer-
zos del dia anterior. Bonaparte acude al galope,
ordena sus columnas y las arroja contra Dego. Las
rechazan los granaderos austriacos, pero vuelven
á la carga, y conducidas finalmente por el ayu-
dante general Lanusse, que pone el sombrero en
la punta de su espada, entran en Dego y recobran
lo perdido, haciendo algunos centenares de pri-
sioneros.


Asi quedó Bonaparte dueño del valle del Bor-
mida: !os austriacos huian hacia Acqui por el ca-
mino de Milau, y los i)ia.manteses, despues de ha-
ber perdido las gargantas de Miflésiino, se retira-
ban á Ceva y Mondovi. Era dueño de todos los ca-
mnos: tenia nueve mil prisioneros, y causaba el




128 REVOLUCION


mayor espanto, pues con solo manejar diestramen-
te la masa de sus fuerzas, llevándola unas veces
á Montenotte, y otras á Millésimo y á Dego, habia
humillado en todas partes al enemigo, haciéndose .
superior á él en todos los puntos. Este era el mo-
mento para una grande resolucion. El plan deCar-
not le precisaba á dejar los piamonteses para acu-
dir á los austriacos, mas Bonaparte hacia aprecio
del ejército piamontés, y no quena dejarle á reta-
guardia; conocia ademas que bastaba otro golpe
Mas para destruirle, y halló mas prudente com-
pletar la ruina de los piamonteses. No se empeñó
en el valle de Bormida para bajar hacia el Pó de-
trás de los austriacos, sino que tomó á la izquier-
da, se introdujo en las gargantas de Millésimo v
siguió el camino del Piamonte. La division La-
harpe quedó sola en el campo de San Benedetto,
dominando la corriente del Belbo y del Bormida y
observando a los austriacos. Los soldados estaban
rendidos de fatiga; el 22 y el 23 se habian batido
en Montenotte, el '24 y 25 en Millésímo V Dego, el
2t1 hablan perdido y recobrado este último punto,
ydescansando únicamente el 27, continuaban mar-
chando el 28 bácia Mondovi. Ea medio de tan rá-
pidas marchas, no habla habido tiempo para re-
partirles las raciones regulares; y como carecían
de todo se dieron algo al saqueo; mas Bonaparte
indignado castigó con rigor á los ladrones, mos-
trando tanta energía en restablecer el orden co-
mo en perseguir al enemigo. En pocos Bias ad-
quirió toda la confianza de los soldados, v los ge-
nerales de division le admiraban. Oian 'unas ve-
ces con atencion y otras con asombro el lenguage
lacónico y figurado del jóveu capitan. En las altu-


FRANCESA. 42.9
ras de Monte-Zemoto, que es preciso atravesar
para llegar á Ceva, descubrió el ejército las her-
mosas llanuras del Piamonte y de la Italia. Veia
correr el Tánaro, el Stura, el Pó y todos los rios
que desaguan en el Adriático ; veia en el fondo
!os elevados Alpes cubiertos de nieve, y quedó
asombrado al contemplar aquellas llanuras de la
tierra de promision. * Bonaparte se hallaba á la ca-
beza de sus soldados y quedó conmovido. «Am-
bal, esclamó, atravesó los Alpes ; nosotros los he-
mos dado la vuelta.» Esta palabra esplicaba la
campaña á todo el mundo. ¡Qué porvenir brillaba
entonces ante nosotros!


Colli no defendió el campamento atrincherado
de Ceva mas tiempo que el necesario para reprimir
un poco nuestra marcha. Este escelente oficial supo
contener á sus soldados v sostener su valor; no te-
nia esperanzas de batir á su temible enemigo, pero
quería hacer su retirada palmo á palmo, y dar á
los austriacos tiempo para acudir en su socorro con
una marcha forzada, como se lo hablan prometido.
Se detuvo (letras del Cursaglia , y delante de Mon-
dovi. Serrurier, que al principio de la campaña Se.
habla quedado en Garesio para observar á Colli,
acababa de incorporarse con el ejército, de modo
que ya contaba este con una división mas. Colli es-
taba resguardado por el Cursaglia , rio rápido y
profundo que desagua en el Tanaro. A la derecha
trató Joubert de pasarlo, pero estuvo á pique de
ahogarse sin poder verificarlo. Por el frente quiso
pasar Serrurier el puente de San Miguel, y lo lo-
gró: pero dejándole Colli internarse, cayó de im-


* Espresion de Bonaparte.
r T. V. hl $Biblioteca popula




430 REVOLUCION


provino sobre él con sus mejores tropas, le rechazó
hacia el puente y le obligó a repasar el rio desorde-
nadamente. Dificil era la posicion del ejército. A.
retaguardia se tenia á Beaulieu que estaba reorga-
nizándose, y era mu y importante derrotar cuanto
antes al:mili; con todo su posicion parecia ser ines-
pugnable y estaba bien defendido. Bonaparte or-
denó otro ataque para el dia siguiente. El 2 de flo-
real (21 de abril) se di rigia á la Cursaglia cuando
se hallaron abandonados los puentes, pues Colli no
Babia hecho la resistencia del día antes sino para
no precipitar la retirada. En Mondovi se le sor-
prendió en batalla, y Serrurier decidió la victoria
con la toma del reducto principal, el de la Bicoca.
Colli dejó tres mil muertos O prisioneros, y conti-
nuó retirándose. Bonaparte llegó á Cherasco , pla-
za mal defendida, pero importante por su posicion
en la confluencia del Stura y del Tanaro, y fácil
de armar con la artillería tomada al enemigo. En
esta posicion se hallaba Bonaparte á veinte leguas
de Savona, su punto de partida, á diez leguas de
Turin, y á quince de Alejandría.


Reinaba la mayor confusion en la córte de Tu-
rin. El rey, que era muy tenaz. no quería ceder,
-y los ministros de Inglaterra y Austria le acosaban
con sus advertencias, y le aconsejaban que se en-
cerrase en Turin , enviando su ejército al otro lado
del Pó, é imitando asi los grandes ejemplos de sus
antepasados. Le intimidaban con la influencia re-
volucionaria que iban á ejercer los franceses en el
Piamonte, y pedian para Beaulieu las tres plazas de
'rortona, Alejandría y Valencia, donde pudiera en-
cerrarse y defenderse en el triángulo que forman.
á la orilla del Pó; péro esto era lo- que mas des-


FRANCESA.
131


agradaba al rey del Piamonte. Le parecia insopor-
table dar sus tres plazas mejores á su ambicioso ve-
cino de Lombardía.. El eluden: Costa le decidió á
ponerse en manos de los franceses, pintándole la
imposibilidad de resistir á tan rápido vencedor, el
peligro de irritarle con una larga resistencia, y
obligarle asi á revolucionar el Piamonte, y todo
por servir á una ambicion estraugera y aun enemi-
ga, la del Austria. Cedió el re y , y mandó hacer
propuestas por medio de Colli á Bonaparte, llegan-
do a Cherasco el 4 de floreal (23 de abril). Bona-
parte no tenia poder para firmar la paz , pero si un
-armisticio , y se decidió á hacerlo. Se habia desen-
tendido del plan del Directorio para acabar de redu-
cir a los piamonteses. No /labia tenido sin embargo
por objeto la conquista del Piamonte, sino el ase-
gurar su retaguardia. Para conseguir lo primero
debla tomará Turin, y no tenia ni los materiales
necesarios, ni suficientes fuerzas para despren-
derse de un cuerpo de blo queo,reservarse otro
de operaciones; ademas la campa' ria se limitaba en
este caso á un sitio. Entendiéndose con el Piamon-
te con garantias necesarias, podía, caer sin recelo
sobre los austriacos y arrojarlos de Italia. Oia de-
cir á su al rededor que no dehia concederse condi-
cion ninguna; que era preciso destronar á un res'
pariente de los Borbolles, y generalizar por el Pia-
monte la revolucion francesa. Esta era en el ejér-
cito la opinion de muchos soldados, oficiales v ge-
nerales, y especialmente de Augereau , que
nacido en el arrabal de San Antonio, y participaba
de sus opiniones; pero el jóven Bonaparte juzgaba
de distinto modo, pues conocía cuán dificil era re-
volucionar una monarquía que era la única




432 REVOLUCION


tar en Italia, y conservaba perfectamente las an-
tiguas costumbres; no debía ponerse obstáculos
en su camino ; deseaba marchar rápidamente, á la
conquista de Italia, que dependia de la destruc-
cion de los austriacos, y de espulsarlos al otro la-
do de los Alpes. No queda., pues, hacer nada que
pudiese complicar su situacion ó entorpecer su
marcha.


En consecuencia (lió su asentimiento para un
armisticio, pero añadió al otorgarlo que en el es-
tado respectivo de los ejércitos, le seria funesto,
sino se le daban garantías seguras para su retira-
da: y por consiguiente pidió se le entregasen las
tres plazas de Coni, Tortona y Alejandría y todos
los almacenes que servirian j ejercito , con con-
dicion de ajustar cuentas despues con la repúbli-
ca; que se abriesen á. los franceses los caminos del
Piamonte, lo cual abreviaba considerablemente el
camino de la Francia a la orilla del Pó; que se pre-
parase el servicio de raciones en los caminos para
las tropas que transitasen por ellos; y finalmente
que se dispersase por las plazas el ejército sardo,
de modo que nada tuviesen que temer los france-
ses. Aceptáronse estas condiciones, v se firmó es-
te armisticio en Cherasco el 9 de Boreal (8 de
abril) con el coronel Lacoste y el conde Latour.


Se acordó que saliesen inmediatamente para
Paris plenipotenciarios para tratar de la paz defi-
nitiva. Entregáronse las tres plazas eN.ijidas, con
riquísimos almacenes; desde cuyo momento el
ejército tenia resguardada su línea de operaciones
por las tres plazas mas fuertes del Piamonte,


'contaba con caminos seguros y cómodos, mucho
mas cortos que los que pasaban por el rio de Gé-


FRANCESA. 433
nova, y víveres en abundancia, se reforzaba con
multitud de soldados que al rumor de la victoria
dejaban los hospitales; poseía numerosa artillería
tomada en Cherasco y en las diferentes plazas, y
gran número de caballos. flallábase finalmente pro-
visto de todo, y verificadas las promesas del ge-
neral. Los primeros dias de su entrada en el Pia-
monte se dieron al saqueo porque no habían reci-
bido racion alguna en sus veloces marchas; pero
mitigada el hambre, se restableció el órden. El
conde de Saint-Marsan, ministro del Piamonte,
visitó á Bonaparte y supo agradarle tanto que hasta
el mismo hijo del rey quiso ver al jóven vencedor y
le prodigó demostraciones de afecto que le conmo-
vieron. Bonaparte les correspondió con mucho
tino, tranquilizándoles por las intenciones del Di-
rectorio y por el peligro de las revoluciones. Era
sincero en sus protestas, porque habia concebido
va su pensamiento que dejó con maña adivinar en
sus diferentes conversaciones. El Piamonte habia
ido contra todos sus intereses al unirse al Austria,
y dehia hacerlo á la Francia, porque esta era su
amiga natural, y porque separada de! Piamonte
por los Alpes, no podia pensar en apoderarse de él,
sino que por el contrario podria defenderlo contra
la ambicion del Austria, y acaso hasta proporcio-
narle algun ensanche. Bonaparte no pocha suponer
que el Directorio consintiese en ceder nada de la
Lombardía al Piamonte, porque ni estaba conquis-
tada aun, ni se quería conquistarla sino para ha-
cer un equivalente de los Paises Bajos; pero una
vaga esperanza de ganar algo podia inclinar al Pia-
monte á. aliarse con Francia, lo cual nos hubiera
proporcionado un refuerzo de veinte mil hombres




rariQi-4 3•. rz.v.uttz


de escelentes tropas. No prometió nada, pero supe
escitar con algunas espresioues la codicia y espe-
ranzas del gabinete de Turin.


llonaparte qu á. un talento positivo reunía una
imaginacion vehemente y sublime, y que gustaba
de conmover los ánimos, quiso anunciar los triunfos
de un modo estrepitoso y nuevo, y envió á su ede-
can III urat á presentar solemnemente al Directorio
veinte y una banderas ganadas al enemigo. En se-
guida dirigióa sus soldados !a siguiente proclama:.


«Soldados: habeis ganado eu quince dias seis.
«victorias, tomado veinte y una banderas, cincuen-
«ta y cinco piezas de artillería, muchas plazas fuer-
«1,e, y conq distado la parte mas rica del Piamonte;
«habéis hecho quince mil prisioneros*, hondo
«muerto mas de diez mil hombres; hasta ahora, os
«habiais visto batidos por áridas rocas, esclareei-
«dos por vuestro valor, pero inútiles a. la patria;
«hoy os igualais en servicios al ejército de Holan-
«da v del Rin. Privados de todo, á todo habeis su-


Ilabeis ganado batallas sin cañones, pasa-
«do dos sin puentes, hecho marchas forzadas sin
«zapatos, y acampado sin aguardiente y á veces
«hasta sin pan. Solo los ejércitos republicanos, los
«soldados de la libertad eran capaces de sufrir lo
«que habeis sufrido. Yo os doy gracias, soldados!
«la patria reconocida Os deberá su prosperidad; y
«si vencedores de Tolon presagiasteis la inmortal
«campaña de . 1193, vuestras actuales victorias pre-
sagian otra mas distinguida. Los dos ejércitos que


«en otro tiempo os acometian con audacia, huyen
«espantados ante vosotros ; y los hombres perver-


(') No eran mas que diez ú once mil.


FRANCESA. 435


«sos que se reían de vuestra miseria y se regoci-
«jaban interiormente por los triumfos de vuestros
«enemigos, han quedado confundidos y acobar-
«dados.' Pero, soplados, nada liabais hecho cuan-
«do tanto os queda aun que hacer. Ni 'furia ni
«Milan son todavía vuestros ; las cenizas de los
«vencedores de Tarquino se ven holladas aun por
«los asesinos de Basse y ille! Dicen que entre voso-
tros hay algunos faltos de aliento, que preferirían


«volver a las cumbres del Apenino y de los Alpes.
«No, no puedo creerlo. Los vencedores de Monte-
«notte, de Millésimo, Dego y Mondovi, arden por
«llevar mas lejos la gloria del pueblo francés.»


Fné estraordinarío el gozo que produjeron e».
Paris estas noticias, banderas y proclamas, que
fueron llegando sucesk amente..El primer dia era
una victoria que abria el paso del Apenino y daba
dos mil prisioneros; el segundo otra mas decisiva
que separaba á los piamouteses de los austriacos,
y daba seis mil prisioneros. Los chas siguientes
traían nuevos triunfos: la destruccion del ejército
píaniontés en Mondovi, la sumision del Piamonte
en Cheraseo, y la probabilidad de una próxima
paz, á que se seguirian otras. La rapidez de los
triunfos y el número de prisioneros, escedia á cuan-
to se habia hasta entonces visto. El lenguaje


v
o-aba los ánimos. Por todas partes preguntaban
quién era este joven general, cuyo nombre cono-
cido de algunos apreciadores, pero no de la Fran-
cia, brillaba por vez primera. Apenas se sabia pro-
nunciarle y ya decian regocijados que la república
vela alzarse diariamente nuevos talentos para ilus-
trarla y defenderla. Los consejos decidieron por




136 REVOLUCION
tres veces que el ejército de 'Italia habia merecido
bien de la patria, v decretaron una tiesta á la vic-
toria para celebrar el próspero principio de la cam-
paña. El edecan enviado por Bonaparte presentó
a! Directorio sus banderas siendo imponente la ce-
remonia: en este mismo día se recibió á varios em-
bajadores estrangeros; de modo que el gobierno
parecia disfrutar ahora de mas consideraciones que
antes. Sometido el Piamonte, el general Bonaparte
no tenia mas que marchar en persecucion de los
austriacos, y dirigirse á la conquista de Italia. La
noticia de las victorias de los franceses hablan con-
movido profundamente todos los pueblos de este
pais, y se necesitaba que el que hubiese de entrar
en él fuese tan profundo político como hábil ca-
pitan para obrar con prudencia. Sabido es como se
presenta la Italia al que sale del Apenino. Les Al-
pes, que son los montes mas elevados de nuestra
Europa, despues de haber descrito un ancho semi-
circulo hacii3. Occidente, en que comprenden la Ita-
lia alta, vuelven sobre sí mismos, y se introducen
en linea oblicua hacia el illediodia, formando así
una larga península, bañada por el Adriático y el
Mediterráneo. Bonsparte llegando del Poniente, y
habiendo atravesado la cordillera en el punto en
que desciende y va á formar la península con el
nombre de Apenino, tenia de frente el hermoso se-
micírculo de la Italia alta, y á su derecha la estre-
cha y profunda península que forma la Italia infe-
rior. ' Dividían este pais una multitud de pequeños
estados, que suspiraron siempre por la unidad, sin
la cual no hav una brillante existencia nacional.


Acababa lionaparte de atravesar el estado de
Génova que está. á esta parte del Apenino yel Pia-


FRANCESA. 4 37
monte que está al otro lado. Génova, antigua
, repú-


blicaconstituida por Doria, era la Unica que ha-
bia conservado una verdadera energía entre todos
los gobiernos italianos. Colocada cuatro años ha-
cia entre los dos ejércitos beligerantes, había sa-
bido mantener su neutralidad , aprovechándose
asi de todas las ventajas del comercio. Entre su ca-
pital y la costa contaba unos cien mil habitantes,


sosteuia comunmente tres ó cuatro mil hombres
ae tropas, pudiendo en caso de necesidad armar
á todos los paisanos del Apenino y formar una es-
eelente milicia, pues era rica en rentas. La divi-
dían dos partidos: el contrario a la Francia bina
triunfado v espulsado á muchas familias. El Direc-
torio debió pedir el indulto de estas, y una in-
deinnizacion por el atentado cometido en la fra-
gata la Modesta.


Saliendo de Génova c internándose á la dere-
cha en la peuíasula por la falda meridional del
Apenino, se presenta primero la feliz Toscana si-
tuada en las dos orillas del Arao, ene! mas her-
moso suelo, y en uno de los puntos mas abrigados
de Italia. Una porcion de este pais formaba la pe-
queña república de Luce, poblada con ciento cua-
renta mil habitantes ; lo denlas lo iormaba el gran
ducado de Toscana, gobernado últimamente por
el archiduque Leopoldo, y en la actualidad por el
archiduque Fernando. Eneste pais, el mas instrui-
do y culto de Italia, /labia fermentado suavemente
la filosofía del siglo XVIII. Leopoldo había termi-
nado en él sus bellas reformas legislativas , ensa-
yando con buen éxito los esperimentos mas honro-
sos para la humanidad. Hasta el obispo de Pistova
había empezado una especie de reforma religiosa,




135 REvOLUCION


propagando las doctrinas jansenistas. Aunque la
revolucio n 'labia intimidado á los afables y tími-dos habitantes de la Toscana; sin embargo, en ella
era donde mas apreciadore s y amigos tema la
Francia; y el archiduque , aunque austriaco, ha-
hia sido uno de los primeros príncipes da Europa.
que reconocieron nuestra república. Tenia un mi
tin de vasallos, seis mil hombres de ejercito y
una renta de quince millones. Por desgracia la
Toscana era entre todos los principados italianos
el menos capaz de defenderse.


Despues de la Toscana entraban los estados de
la Iglesia. Las provincias sometidas al papa, que
se estendian por ambas vertientes del A.penino,
por la parte del .\.driático y del Mediterráne


o , eran


las peor administradas de Europa. No tenian mas
que su hermosa agricultura, antigua tradieion de
las edades remotas, qu .3 es coman á toda la Italia,
y que suple las riquezas de la industria , dester-
rada desde muy antiguo de su seno, escepto en las
legiones de Bolonia y de Ferrara, donde reinaba
un alto desprecio al gobierno sacerdotal; v en Ro-
ma, antiguo depósito del saber y de las artes, don-
de algunos señores se hallaban i mbuidos en la fi-
losofia de todos los grandes de Europa, los habi-
tantes permanecian en la mas vergonzosa barbarie-
Esta poblacion, de dos millones y medio de vasa-
llos, se componia de un pueblo supersticioso v
salvare, y de frailes holgazanes é ignorantes. El
ejército constaba de cuatro á cinco mil soldados,
que sabido es como se les calificaba. El Papa,
príncipe vanidoso, lleno de ostentacion , y celoso
de su autoridad s., de la de la Santa Sede, tenia ua
aborrecimiento profundoá la filosofía del sigla


FRANCESA, 439
XVIII; creia dará la cátedra de San Pedro parte
de su influjo, luciendo un pomposo boato, y hacia
ejecutar algunos trabajos útiles á las artes. Fiado
en la magestad de su persona en el encanto de
sus palabras, que era grande , intentó en Otro
tiempo hacer un viage para ver á José lí, reducir-
sirle á las virtudes de la iglesia, y conjurar á la
filosofía, que parecia haberse apoderado de la una-
ginacion de aquel príncipe. Este viage no surtió
electo alguno. Lleno de horror el Pontilice por la
revolucion francesa, lanzó el anatema contra ella,
y predicó una cruzada; hasta consintió quesease-
sitiase en Roma al agente francés Basseville. Sus
'vasallos, incitados por los frailes, participaban de
su Odio á la Francia, y abrigaban el furor mas fa-
nático al saber las victorias de nuestras armas.


Ocupan la estremidad de la península, la Sici-
lia y el reino de Nápoles, que es el mas poderoso
de Italia, y el mas análogo por su ignorancia y
barbarie al estado de Roma, v si cabe peor gober-
nado aun que este. Reinaba en él un Borbon,
príncipe atable , imbécil, que únicamente se dedi-
caba á una cosa, á pescar. Esta ocupacion le lle-
vaba todo el tiempo; y mientras se empleaba en
ella, el gobierno de su reino quedaba abandonado
en manos de su Inuger, princesa austriaca , her-
mana de la Reina de Francia María Antonieta.
Dotada de una imaginacion caprichosa y de las
mas desarregladas pasiones, tenia un favorito ven-
dido á los ingleses, el ministro A.cton , y llevaba
las riendas del gobierno del modo mas insensato.
Los ingleses, cuya politica fue siempre echar raí-
ces en el continente, dominando los pequeños es-
tados que guarnecen su costa, intentaron apode-




140 REVOLUCION


rarse de Nápoles, como de Portugal y nolanda, es-
citando al efecto el Odio de la reina á. la Francia,
y sugiriéndola al mismo tiempo la ambicion de do-
minar á Italia. Constaba la poblacion del reino de
Nápoles de seis millones de habitantes; el ejérci-
to de sesenta mil hombres ; pero muy diferentes
de aquellos dóciles y valientes soldados del Pia-
monte, los soldados napolitanos, ver a


daderostazza-


rones,
sin uniforme ni disciplina, eran tan cobr-


des como todos los ejércitos privados de. organiza-
cion. Nápoles habia prometido siempre reunir
treinta mil hombres al ejército de Desvins, pero no
'labia enviado mas que dos mil cuatrocientos ca-
ballos, bien montados y bastante regulares.


Tales eran los principales estados situados en
la península á la derecha de Bonaparte. En frente
de él y en el semicírculo de la Italia alta , hallaba
primero la pendiente del A.penino, el inientosducado de
Parola, Plasencia y (instaba con qu mil
habitantes, tres mil hombres de tropa y cuatro
millones de renta , gobernados por un príncipe
español, antiguo discípulo de Condillac, que a pe-
sar de una buena educacion, se babia sometido al
yugo de los frailes y sacerdotes. Un poco mas á
la derecha, siguiendo siempre la pendiente del
Ápenino, se hallaban el ducado de Mádena, Reg-
pio v la Mirandola, poblado por cuatrocientos mil
o •habitantes, con seis mil hombres sobre las armas,
y gobernado por el ultimo descendientede la ilus-
tre casa de Este. Este príncipe desconfiado, habia
concebido tal aprension por el espíritu del siglo,
que a fuerza de miedo habia conseguido ser pro-
feta y preveer la revolucion. Se citaban sus pre-
dicciones, y en medio de sus terrores habia procu-


FRANCESA. 444
ratio precaverse contra los golpes de la suerte,
amontonando inmensas riquezas, que eran el jug,}
de sus pueblos. Avariento y tímido era despreciado
de sus vasallos, que son lós mas ingeniosos y ma-
liciosos de Italia, y al mismo tiempo los mas dis-
puestos á, adoptar las ideas nuevas. Mas allá, y al
otro lado del PO se hallaba la Lombardía gober.
nada á nombredel Austria por un archiduque. Esta
hermosa y fértil llanura, colocada entre las aguas
de los Alpes que la fecundan, v las del Adriatico
que le traen las riquezas del Oriente, cubierta de
trigos, arroz, pastos, rebaños y rica entre todas
las provincias, estaba descontenta con sus posee -
dores estrangeros. A pesar de su larga esclavitud
era todavía güelfa v comprendia doce mil habi-
tantes. ?Hilan, su capital, fue siempre una de las
ciudades mas ilustradas de Italia. Menos célebre •
respecto á las artes que Florencia y .Ronia,Se .acer-
caba mas sin embargo á las luces del Norte ,
abrigaba en sin seno innumerables hombres que
deseaban la regeneracion civil y política de los
pueblos.


Ultimamente, en el estremo de la alta Italia se
hallaba la antigua república de Venecia, que á pe-
sar de su añeja aristocracia inscrita en el libro de
oro, su incj oisicion de estado, su severidad v su
política reservada y cautelosa, no era ya potenciatemible ni para sus súbditos, ni para sus vecinos.
Contando con sus provincias de tierra firme , si-
tuadas al pié del Tirol y con las de la Iliria, tenia
cerca de tres millones de habitantes, y podia po-
ner hasta cincuenta mil esclavones de guerra,
buenos soldados, porque estaban bien disciplina-
dos, mantenidos y pagados. Era opulenta con su




142 REVOLUCION


antigua riqueza , pero ya se sabe que su comercio
Babia pasado dos siglos hacia al Occéano, y llevado
sus tesoros á los isleños del Atlántico. Conservaba
muy pocos barcos, y los pasos de las lagunas es-
tah&n casi encena gados ; sin embargo, aun contaba
con poderosas rentas. Su politicaconsistia enentre-
tener á. sus pueblos, adormecerlos con el ócio y
los deleites, y observar estricta neutralidad res-
pecto á. las de. mas potencias. Con todo , los nobles
de tierra firme miraban con envidia el libro de
oro, v llevaban impacientes el yugo de la nobleza
atrincherada en las lagunas. Hasta en Venecia, la
clase media que era bastante rica , empezaba á
pensar. En 1793 habla obligado la liga al Senado
a pronunciarse contra la Francia; y aunque él ce-
dió por entonces, volvió á su política neutral asi
que se empezó á tratar con la república francesa,
apresurándose corno Ya hemos visto, tanto corno la
Prusia y la Toscana á enviar embajador á Paris.
Y aun á la sazon accediendo á las instancias del
Directorio, acababa de indicar al gefe de la casa
de Borbor], entonces Luis XV i que se saliese de
'Verona. Partió en efecto este príncipe , pero de-
clarando que exigia la restitucion de una armadu-
ra dada al Senado por su abuelo Enrique IV, y la
supresion del nombre de su familia en las páginas
del libro de oro.


Tal era entonces la Italia, donde habla pene-
trado el espíritu general del siglo y exaltado mu-
chos ánimos. No todos los habitantes deseaban
una revolucion, especialmente los que recordaban
las espantosas escenas que habían ensangrentado
la nuestra ; pero todos, aunque en diferente grado
anhelaban una reforma, y no labia un solo cora-


FRANCESA.
443


zon que dejase de palpitar á la idea de i ndepen-
dencia y unidad de la patria italiana. Aquel pue-
blo de agricultores, de menestrales, de artistas y
de nobles, escepto los clérigos , que no conocian


.


mas patria que la iglesia, se inflamaba con la es-
peranza de ver reunidas 'en una sola todas las par-
tes del reino, bajo un mismo gobierno , republica-
no ó monárquico, pero italiano. A la verdad que
una poblacion de veinte millones de almas , con
unas costas y un suelo admirables , con grandes
puertos y magnificas ciudades, podia componer un
estado brillante y poderoso. Solo fallaba un ejér-
cito, pues únicamente el Piamonte, ocupado siem-
pre en las guerras del continente , tenia tropas
valientes y disciplinadas. La naturaleza estaba sin.
duda mu y


distante de haber negado el valor na-
tural á las (lemas partes de Italia ; pero el valor
natural es nada sin una fuerte organizacion militar
y la Italiano tenia un regimiento que pudiese re-
sistir la vista de las bayonetas francesas ó austriacas.


Apenas se acercaron los franceses cuando se
llenaron de espanto los enemigos de la reforma
politica, mientras que á sus partidarios los enage-
naba el gozo. Toda la poblacion estaba ansiosa
sentía presentimientos vagos é; inciertos; no sabia
si debia temer ó esperar.


Al entrar Bouaparte en Italia tenia el proyecto
y la Orden de lanzar de ella á los austriacos. De-
seoso su gobierno, como hemos dicho de procu-
rarse la paz .


pensaba conquistar la Lombardia so-
llo por devolvérsela al Austria y obligar á esta á
ceder los Paises Bajos. llonaparte debla pensar
en emancipar la Italia; ademas ¿qué mira politica
podía tener con treinta y tantos mil hombres? Sin




I 44 REVOLUC ION
embargo, si los austriacos quedaban al otro lado de
los Alpes y su poder bien asegurado, podia eger-
cer grande influencia, y segun los sucesos ocur-
rieran, intentar alguna grande empresa Si por
ejemplo, batidos donde quiera los austriacos en el
Pó, en el Bin ó en el Danubio , se vejan obliga-
dos á ceder aun la misma Lombardía; si los pue-
blos, verdaderamente entusiasmados por la liber-
tad, se declaraban en favor de ella al aproximarse
los ejércitos franceses, entonces luciría para la
Italia un porvenir sublime; pero entretanto Bona-
parte no podia decidirse á nada , por no irritar á.
todos los príncipes que dejaba á sus espaldas. Su
intencion, pues, era no manifestar ningun plan re-
volucionario, sino dejar libre el vuelo de las ima-
ginaciones, y aguardar los efectos que produje-
sen en el pueblo italiano la presencia de los fran-
ceses.


Esto fué lo que le animó á no alentar á los
descontentos del Piamonte, por que veia un pais
dificil de revolucionar , un gobierno fuerte; y un
ejército cuya alianza podia ser útil.


Apenas se habla firmado el armisticio de Che-
rasco, cuando se puso en camino. Muchos del ejér-
cito desaprobaban aquella marcha. ¡Cómo! decian,
somos únicamente treinta y tantos mil hombres,
no liemos encendido la re volucion en el Piamonte
ni en Génova, dejamos atrás estos dos gobiernos
que son nuestros enemigos secretos , y vamos á
intentar el paso de un vio caudaloso como el Pó!
hemos de atravesar la Lombardía , decidir tal
vez con nuestra presencia á la república de Vene-
cia á poner cincuenta mil hombres en la balanza!
Bonaparte tenia Orden para seguir avanzando , y


FRANCESA. 44.5
no era hombre que dejaba de cumplir una Orden
atrevida, sino que la ejecutaba por que merecía su
aprobacion, y la aprobaba por razones profundas.
El Piamonte y Génova , decía , nos cm barazarian
mucho mas si estuviesen en revolucion: gracias
al armisticio, tenemos un camino seguro por me-
dio de tres plazas fuertes; todos los gobiernos de
/taba se someterán si sabernos lanzar á los aus-
triacos al otro lado de los Alpes; Venecia tembla-
rá si nos vé vencedores en sus costas , y el estré-
pito de nuestros cañones la decidirán á aliarse
con nosotros ; es, pues, preciso avanzar , no solo
hasta mas allá. del Pó, sino tambien del Adria,
dei Mincio hasta la hermosa línea del Adige ; allí
sitiaremos á Mantua y liaremos temblar á toda la
Italia que quedará detras de nosotros.—La imagi-
nacion del jóven general, enardecida con su mar-
cha, concebía proyectos mas gigantescos aun que
los que á su ejército comunicaba. Quería, despues
de haber destruido á Beaulieu , internarse en el
Tiro!, repasar otra vez los Alpes, é invadir el va-
lle de! Danubio para reunirse á los ejércitos que
hablan salido de las orillas del Rin. Este provec-
to tan colosal é imprudente, era el tributo que una
inmensa y exacta imaginacion no podía menos de
pagar al doble orgulo de fa juventud y del triun-
fo. Escribió á su gobierno para que le autorizase
á llevarlo á cabo.


Habla entrado en campaña el 20 de germinal
(9 de abril) : la sumision del Piamonte se halda
concluido el 9 de floreal (28 de abril) con el armis-
ticio de Cherasco ; de nudo que halda empleado
veinte y ocho días. Salió inmediatamente en alcance
de Beallieu. Estipuló con el Piamonte que le'en-


Biblioteca popular.
T. Y, 516




416 TIEVOLUCION


tregase á Valencia para pasar el Pó; pero esta
condicion era una estratagema, por que no quería
pasar por este punto. Beaulieu, al saber el armis-
ticio, trató de apoderarse por sorpresa de las tres
plazas de Tortona, Valencia y Alejandría. Solo lo-
gró la de Valencia, donde dejó á los napolitanos;
y viendo despues que Bonaparte se adelantaba ra -
pidameute, se apresuró á repasar el Pó para in-
terponer este rio entre él y el ejército francés. Fue
á acampar á Valleggio, en la confluencia del Pó y
del Tesino, hacia la estremidad del ángulo que es-
tos dos ríos forman, y elevó algunas baterías pa-
ra fortalecer su. posicion , y ()Ponerse al paso del
ejército francés.


Al salir Bonaparte, de los estados del rey del
Piamonte y entrar en los del duque de Parma, re-
cibió enviados de este príncipe que iban a implo-
rar la clemencia del vencedor. El duque de Par-
lila era pariente de la familia de España, de modo
que habia que tener con él este miramiento, ade-
mas de que no se oponía á las miras del general;
pero sin embargo, podía exijirsele algunos de los
derechos de la guerra. Recibió Bonaparte sus en-
viados al pasar el Trebbia, y afectó cierta repug-
nancia porque el duque de Parma no habia apro-
vechado para la paz la ocasion en que España ne-
gociaba con la república francesa. En seguida con-
cedió un armisticio exigiendo un tributo de dos
millones en dinero, de que tenia gran necesidad la
caja del ejército, mil seiscientos caballos para la
artillería y bagajes, gran cantidad de trigo y ave-
na, la facultad de atravesar el ducado, v estable-
cer hospitales para sus enfermos , á es 'pensas del
mismo príncipe. No se contentó con esto el gene-


FRANCESA.
447


ral:—amaba y entendía las artes como todo ita-
liano , Y comprendia muy bien el lustre que dan
á un imperio, y el efecto moral que en la imagi-
nacion de los hombres producen: exigió por lo tan-
t' o veinte cuadros que habian de elegir comisiona-
dos franceses para remitirlos á Paris. Los enviados
del duque, que se consideraron dichosos en desar-
mar á este precio las iras del general, consintie-
ron en todo, y se apresuraron á cumplir las con-
diciones del armisticio. Sin embargo, ofrecian un
millon, con tal de salvar el cuadro de San Geró-
nimo. Bonaparte dijo al ejército: «Este millon le
gastaríamos muy pronto , y ya hallaremos otros
que conquistar. Un cuadro como ese es eterno, y
adornará nuestra patria.» Y no accedió á admitir
la prometida suma.


Despues de haber adquirido Bonaparte todas
las ventajas de la conquista sin sus inconvenien-
tes, continuó su marcha. La condicion contenida
en el armisticio de Cherasco con respecto al paso
del Pó por Valencia, y la direccion de las princi-
pales columnas francesas hacia esta ciudad , todo
daba á creer que el jóven general iba á intentar
el paso del rio por sus inmediaciones. Mientras
el grueso de su ejército se habla va reunido en
el punto en que Beaulieu esperaba efectuar el
paso el 17 de Boreal (6 de mayo), se dirige con un
ejército de tres mil quinientos granaderos, su ca-
ballería y veinte y cuatro piezas de canon por la
orilla del Pó, y llega el 18 por la mañana á Pla-
sencia despues de una marcha de diez y seis le-
guas en treinta y seis horas. La caballería se apo-
deró de todos los barcos que se hallaban en. las
orillas del rio y los condujo á Plasencia. Se habia




448 REVOLUCION


hecho con considerable cantidad de forrage y con
el botiquín del ejército austriaco. Una basca tras-
porta la vanguardia mandada por el coronel Lan--
nes , el cual apenas lle ga a la otra orilla, aco-
mete con sus granaderos á algunos destacamen-
tos austriacos que recorrían la orilla izquierda del
Pólos dispersa. Los demasgranaderos van atra-
vesa' ndo sucesivamente el rio, y se empieza a
construir un paso para que lo verificase el ejérci-
to que habia recibido órden de bajarse á su vez á
Plasencia. De modo que por una marcha fingida y
osada se hallaba Bonaparte al otro lado del Pó y
con la ventaja de haber rodeado el Tesino. Si en
efecto hubiera pasado por mas arriba, ademas de
la dificultad de efectuarlo en presencia de Beau-
lieu, se hubiera estrellado contra el Tesino y hu-
biera tenido todavia que efectuar otro paso. Pe-
ro en Plasencia no existía este inconveniente, por-
que el Tesino estaba ya reunido con el Pó.


El 48 de Boreal (7 de mayo) , advertida la di-
vision de Liptai de que el enemigo estaba cerca se
dirigió á boli° á corta distancia del Pó , ea el
camino de Pizzighitone. No queriendo Bonapar-
te dej arla en una posicion en que iba á reunirse
todo el ejército austriaco y obligarle á dar accion
con el Po á la espalda, se apresuró á atacar con
la fuerza que entonces tenia. Cae sobre la division
que se habia, fortificado, la desaloja despues de
una accion sangrienta y la hace dos mil prisione-
ros. El resto de la division tomando el camino de
Pizzighitoue, se dirige hacia esta plaza.


En la tarde del mismo dia, noticioso Beaulieu
del paso del Pó por Plasencia , llegaba en ausilio
de la division Liptai. Ignoraba el desastre que la


FRANCESA..
449


«habla acontecido, y dando con las avanzadas fran-
cesas; que le recibieron decididamente , se vio
obligado á replegarse á toda prisa. Por desgracia,
el valiente general Laharpe , tan útil al ejército
por su inteligencia y denuedo, quedó muerto por
sus propios soldados en medio de la oscuridad de
la noche. Todo el ejército lloró á aquel valiente
suizo, á quien la tiranía de Berna obligó a pasar
á Francia.


Una vez pasado el Pó , rodeado el Tesino, y
batido Beaulieu en términos de no poder sostener
accion, auedaba abierto el camino de Afilan. Era
natural en un vencedor de veinte y seis años, es-
tarimpaciente por entrar en él, pero Bonaparte.de.
seaba antes de todo acabar de destrozar á Beau-
líen. Para esto no se contentaba con batirle, sino
que quería envolverle, cortarle la retirada y obli-
garle, si era posible, á deponer las armas; y para
conseguirlo debia adelantarle en el paso de los
sios: bajan de los Alpes una multitud de ríos que
atraviesan la Lombardia para dirigirse al Pó ó al
Adriático. Despues del P0 y del Tesino, se hallan
el Adda, el Oglio, el Mincio, el Adige y otros mu-
chos: Bonaparte se hallaba delante detAdda, que
no había podido volver como el Tesino, por que
hubiera sido necesario atravesar el Pó solo por
Crémona. Pasó pues por Pizzighitone el Adda;
pero acababan de entrar en esta plaza los restos
de la division de Liptai. Bonaparte se apresuró á
subir el Adda para llegar al puente de Lodi, don-
de hacia ya mucho que estaba Beaulieu, y por lo
tanto no podia anticipársele en el paso del rio; sin
embargo, no tenia mas que doce mil hombres v
cuatro mil caballos. Otras dos divisiones al man--




150 REVOLUCION
do de Colli v Wukassovick habian dado un rodeo
por Milan para dejar guarnicion en su castillo , y
debían en seguida volver al Adda para pasarle por
Cassano, mucho mas arriba de Lodi. Tratando pues
de atravesar el Adda por Lodi, a pesar de la pre-
sencia de Beaulieu se podía llegara la otra orilla
antes que hubiesen concluido su movimiento las
dos divisiones que podian pasar el Cassano; en-
tonces era dable cortarles la retirada.


Se hallaba Bonaparte delante de Lodi el 0 de
Boreal (9 de mayo). Está situada esta ciudad en la
orilla misma por donde iba el ejército francés.
Bonaparte manda atacarla repentinamente y se in-
terna á pesar de los austriacos que dejando enton-
ces la ciudad se retiran por el puente , v van a
reunirse en la otra orilla con el grueso del ejérci-
to. Por este puente era por donde debía pasarse
saliendo de Lodi para atravesar el Adda. En la
orilla opuesta se hallaban formados doce mil hom-
bres de infantería y cuatro mil caballos, con vein-
te piezas de artillería asestada contra el puente,
y una nube de tiradores en las orillas. No era
costumbre en la guerra arrostrar semejantes difi-
cultades, pues un puente defendido por diez y seis
mil hombres y veinte piezas de artillena , era un
obstáculo que nunca queda vencerse Todo el ejér-
cito francés se habia puesto al abrigo del fuego,
detras de los muros de Lodi esperando la orden
del general, el cual sale de la ciudad, recorre to-
das las orillas del río en medio de un diluvio de ba-
las y metralla, y despues de haber ideado su plan,
vuelve á Lodi para ponerlo en práctica. Manda a
su caballería que siga el Adda para ver si puede
vadearlo mas allá del puente; despues manda for-


FBAYCESA.
151


mar una columna de seis mil granaderos , recorre
sus lilas, les anima, y les infunde con su presen-
cia y palabras un valor estraordinario. Manda en-
tonces desembocar por la puerta que daba al
puente, y marchar á paso redoblado. Babia cal-
culado que por la rapidez del movimiento no ten-
dría mucho que sufrir la columna, la cual se es-
trecha mas y desfila corriendo por el puente. Un
espantoso fuego que llueve sobre ella. deshace to-
da su cabeza; pero sin embargo avanza: al llegar
al medio del puente titubea, pero los generales le
sostienen con su voz y ejemplo, y logran que se
concentre, se llegue á


- las piezas y mate á los ar-
tilleros que tratan de defenderlas. En aquel mo-
mento llega la infantería austriaca á su vez para
sostener su artillería, pero despues de lo que 'la-
bia hecho , la terrible columna ya no temía las
bayonetas, y cay endo sobre los austriacos mien-
tras nuestra caballería que !labia encontrado un
vado, amenazaba sus costados, los desordena, los
dispersa y les hace dos mil prisioneros.


Un rasgo tan estraordinario de audacia llenó
de asombro á los austriacos, pero por desgracia
era inútil. Colli v Wukassovick habian logrado
llegar a la calzad, de Brescia, y ya no podian ser
cortados. Si el resultado se malograba , al menos
se había ganado la línea del ,dila, hallándose su-
mamente enardecido el valor de los soldados , y
mirando con estraordinario afecto á su general.


habían adoptado aquellos en medio de su ale-
gría, un uso singular que. prueba el carácter na-
cional. Se reunieron un dia los soldados mas vete-
ranos; y viendo que su general era tan jóven, tra-
taron de hacerle pasar por todos los grados :




4i2 REVOLUC ION


Lodi le nombraron cabo, y le saludaron cuando se
dejó ver en el campamento con el título tan famoso
despues de el pequeño cabo de escuadra pelit ca-
.poral. Mas tarde veremos que le iban dando otros
a medida que los merecia.


El ejército austriaco tenia asegurada su reti-
rada por el Tirol, y de nada serviaya perseguirle.
Bonaparte pensó entonces concentrarse en la
Lombardía para tomar posesion de ella y organi-
za.da. Los restos de la division de Liptai se hablan.
fortificado en Pizzighitone, pudiendo hacer de ella
una plaza fuert, y se dirigió á este punto para
desalojarlos. En seguida hizo que Uassena le pre-
cediese á Milan, y Augcreau retrocedió para ocu-
par á Pavia. Qucria imponer á esta gran ciudad,
célebre por su universidad, haciéndola ver una de
las mejores divisiones del ejército, y dejó á las de
Serrurier v Laharpe en Pizzighitone , Lodi, Cre-
mona y Cásano para guardar el Adda.


Por último trató Bonaparte de dirigirse á Mi-
lan, de donde habian huido al acercarse el ejérci-
to francés, los partidarios del Austria ytodos aque-
llos á quienes asustaba la celebridad de nuestros
soldados que les creían tan bárbaros como va-
lientes,y y estaban los caminos de Bres-
cia del Tirol. El archiduque habla tambien sali-
do vertiendo lágrimas al dejar su hermosa capital,
y la mayor parte de los milaneses tenian esperan-
za y aguardaban á nuestros ejércitos con las me-
jores intenciones. Cuando recibieron la primera
division mandada por Masseua, y vieron que aque-
llos soldados cura fama era tan terrible, respeta-
ban las propiedades y las personas , v manifesta-
ban la amabilidad natural en su carácter , se Ile-


4 53PD:kW:ESA.


liaron de entusiasmo, y les trataron con la mayor
consideracion. Los patriotas que hablan acudido
de todos los puntos de Italia, esperaban al jóven
vencedor , cuyas hazañas eran tan repetidas , y
cuyo nombre italiano se acomodaba tanto á su.
pronunciacion. Inmediatamente enviaron al conde
de ielzi para que se presentase á Bonaparte y le
rindiese obediencia, y formaron una guardia na-
cional, y la vistieron de tres colores, verde , en-
carnado y blanco, dandole por gefe al duque de
Servelloni. Alzaron un arco de triunfo para reci-
bir al general francés y el 26 de Boreal ;15 de ma-
yo) un mes despees de haberse empezado la cam-
paña. entró Bonaparte en Milan. Todo el pueblo
da esta capital salió á recibirle: la guardia nacio-
nal estaba sobre las armas, yel Ayuntamiento pa-
só á entregarle las llaves de la ciudad. Por todo
el camino hasta el palacio de Servilloni en que
estaba preparado su alojamiento, le dieron innu-
merables vivas: se habla hecho ya dueño de la
imaginacion de los italianos, como cíela de los sol-
dados, y era tan poderoso por su fuerza moral, co-
mo por la fuerza física.


No entraba en sus miras detenerse en Milan
mas que lo que estuvo en Cherasco despues de la
sumision del Piamonte; solo deseaba permanecer
lo necesario para organizar interinamente la pro-
vincia, sacar los recursos de que habia menester
su ejército; y dejarlo arreglado todo á sus espal-
das. Su proyecto era dirig irse, despees al Adi o-e yMantua, y si podía hasta el Tirol y al otro lado de
los Alpes.


Hablan dejado los austriacos dos mil hombres
en el castillo de Milan, que inmediatamente hizo




4 54 REVOLECION
atacar Bonaparte. Se convino con el comandante
del castillo que no dispararia sobre la ciudad, por-
que era una propiedad del Austria que no tenia
interés en destruir. Inmediatamente se empezaron
los trabajos del sitio.


Sin comprometerse mucho Bonaparte con los
milaneses, ni prometerlos una independencia que
no podia asegurarles, les dió sin embargo sobrada
confianza para excitar su patriotismo. Les habló
con energía, diciéndoles que para tener libertad
era necesario ganarla, coadyuvando á sacar para
siempre á Italia del yugo del Austria. Creó inme-
diatamente una adáinistracion municipal y man-
dó formar en todas partes guardia nacional, para
dar principio á la organizacion militar de Lombar-
dia. Trató en seguida de las necesidades de su
ejército , y se vio precisado á imponer una contri-
bucion de veinte millones á los milaneses; medida
que le parecia perjudicial, porque debia entorpe-
cer la marcha del espíritu público; perosin embar-
go no fue muy mal recibida, ademas de que era
indispensable. Gracias á los almacenes del Pia-
monte y á lostrigos suministrados por el duque de
Parma, se hallaba el ejército con mucha abundan-
cia de víveres. Los soldados engordaban, porque
comian buen pan y buena carne, y bebian escelen-
te vino. Estaban contentos y empezaban á observar
una rígida disciplina. No faltaba mas que vestirlos,
pues cubiertos con sus raidos uniformes de los
Alpes andaban rotos, y no infundían respeto sino
por su fama, su aire marcial y su admirable dis-
ciplina. Bonaparte halló al momento nuevos re-
cursos. El duque de Módena, cuyos estados guar-
necian el Pó, mas abajo que los del duque de Par-


FRANCESA. 455
ma, le envió comisionados para obtener las mis-
mas condiciones que este. Viendo el viejo y avaro
príncipe que se realizaban todas sus predicciones
se salvó con sus tesoros en Venecia, abandonan-
do el gobierno de sus estados á una regencia ; pe-
ro no queriendo perderlos , trataba de negociacio-
nes. Bonaparte no podia otorgar la paz, pero sí ar-
miSticioS, que equ ivaiian á ella, y le hacían dueño
de todas las existencias de Ralla. Exigió diez mi-
llones de subsistencias de todo género, caballos y
pinturas.


Con estos recursos obtenidos en el país , esta-
bleció en las orillas del Pó grandes almacenes,
hospitales llenos de efectos para quince mil enfer-
mos, y enriqueció todas las cajas del ejérci Lo.
i,


Juz-
..andose bastante opulento remitió á Génova d-
gunos millones para el Directorio ; y como sabia
ademas que el ejército del Rin andaba escaso de
fondos, y que esta penuria no le dejaba entrar en
campaña , envió por Suiza un millon á Moreau.
Esta accion, digna de un buen camarada, le era
honrosa y útil, pues le interesaba que Moreau en-
trase en campaña para impedir á los austriacos
que dirigiesen sus principales fuerzas á Italia.


A vista de todas estas cosas se confirmaba Bo-
naparte cada día mas en sus proyectos. Segun él,
no era necesario marchar contra' los príncipes de
Italia, solo debia obrar contra los austriacos, pues
mientras resistiese á estos, y pudiera impedirles
su vuelta á Lombardia, todos los estados italianos
temblando al ascendiente del ejército francés , se
someterían unos tras otros. Ya lo habian efectuado
los duques de Parma y Módena , Roma y Nápoles
harían otro tanto si seguia siendo dueño de las




1


56 REVOLLTION


puertas de Italia. La misma espectativa debiaguar-
dar respecto á los pueblos, y sin derribar los go-
biernos, aguardar á que se sublevasen los mismos
vasallos.


Pero en medio de tan exactas ideas y de tan
penosos trabajos detuvo sus pasos una oposicion
muy desagradable. El Directorio estaba prendado
de sus servicios, pero Carnot que leia sus partes
escritos con energía y precision y con estraordi-
nada imaginacion, se sobresaltó por tan gigantes-
cos planes. Observaba, y con razon, que atravesar
el Tirol y los Alpes otra vez, era un proyecto es-
traerdinario y hasta imposible ; pero al mismo
tiempo para corregir el plan del járea capitan,
concibió otro mucho mas arriesgado. Conquistada
la Lombardia era preciso , segun Carnot , reple-
garse á la península, pasar á intimidar al Papa y
los Borbolles de Nápoles, y arrojar de Liorna a los
ingleses, donde les permitía dominar el duque de
Toscana. Para esto mandaba Carnot en nombre
del Directorio dividir en dos el ejército de Italia,
dejar parte de él en Lombardia a las órdenes de
Kellermanu. y hacer marchar la otra sobre Roma
ó Nápoles á las órdenes de Bonaparte. Este desa-
tinado provecto reproducia la falta que han come-
tido siempre los franceses de internarse en la pe-
ninsula antes de ocupar la Italia alta. No es el
Papa ni el rey de Nápoles á quien ha y que dispu-
tar la Italia, sino á los austriacos , v asi la linea
de operaciones no está en el Tiber , sino en el
Adige. La impaciencia de poseer nos llevo siem-
pre á Roma y Nápoles, y mientras recorríamos la
península, hallamos siempre cortada la retirada.
Era natural que los republicanos no quisieran


FBANCESA. 4


bien á un Papa ni á un Borbon; pero incurrían
el error de los antiguos reyes de Francia.


Boaaparte, no había visto mas que á los aus-
triacos en sus proyectos de lanzarse al valle del
Danubio, lo cual era una exageracioa de verdad
en una imaginacion perspicaz pero joven; despues
de semejante condicion no podiaconsentir en mar-
char á la península ; y por otra parte, conociendo
la importancia de una direccion única en una con-
quista que exigia tanto genio politicocomo militar,
no podía soportar la idea de tener el mando á me-
dias con un antiguo general, valiente . pero sin
grandes luces, y lleno de amor propio. Esto era ea
él el egoísmo tan legitimo del genio , que quiere
desempeñar él solo un cargo. porque se siente ca-
paz de hacerlo. En esto se condujo como en los
campos de batalla, arriesgó su porvenir y ofreció
su dimision en una carta tan reapetuos'a como
atrevida. Bien sabia él que no se atreverian á acep-
tarla, pero la verdad es que preferiría la dimision
á la obediencia, porque no podía consentir en de-
jar oscurecida su gloria y al ejército siguiendo un
mal plan.


Habiendo opuesto razones muy luminosas á los
errores del director Carnot, dijo que era preciso
hacer frente á los austriacos y emplearse solo en
ellos; que una division sola cine se escalonase en
retaguardia sobre el Pó y Ancona , bastaria para
amedrentar la Península:y obligar á Roma Ná-
poles á pedircuartel. Dispuso inmediatamenie sa-
lir de Afilan para dirigirse al Adige y sitiar á.
Mútila, mientras llegaban las nuevas órdenes del
Directorio y la respuesta á sus pliegos.


Dirigió etra proclama á sus soldados (lee de-




458 REVOLUCION


bió obrar poderosamente en ellos , producir al
mismo tiempo mucho efecto en el ánimo del Papa
y del rey de Nápoles.


«Soldados: os habeis precipitado como un tor-
«rente desde lo alto del Apenino, arrollando y dis-
persando cuanto se oponía á vuestra marcha. El


«Piamonte libre de la tiranía austriaca se ha en-
«tregado á sus sentimientos naturales de paz y
«amistad con la Francia. 'Milan es vuestro, y elpa-
«bellon republicano ondea en toda la Lombardía.
«Los duques de Parma v Módena, solo deben su
«existencia política á 'vuestra generosidad. El
«ejército que os amenazaba con altivez ya no en-
cuentra muralla que le defienda de vuestro ar-
rojo; el Pó, el Tesino v el Adda , no han podido


«conteneros ni un solo'dia , v esos baluartes tan
«ponderados de Italia de nada'han servido, porque
«los habeis atravesado con la misma rapidez que
«el Apenino. Tan esclarecidos triunfos han llena-
«do de regocijo á nuestra patria, y vuestros repre-
sentantes han decretado una fiesta dedicada á


«vuestras victorias, que hade celebrarse en todos
«los Ayuntamientos de la república. Vuestras
«madres, esposas, hermanas y amantes, aplauden
«vuestras victorias y se glorian con orgullo de ser
«vuestras. Si, soldados, mucho habeis hecho
«Pero ¿no os queda ya nada que hacer?... ¿Se dirá
«de nosotros que hemos sabido vencer, pero no
«aprovecharnos de la victoria? ¿Os reconvendrá la
«posteridad de haber hallado otra Cápua en la
«Lombardia? Pero no, que va os veo correr á las
«armas... Pues bien! ¡partamos! Aun tenernos que
«hacer marchas forzadas, enemigos que avasallar,
«laureles que coger, é injurias que vengar. Tiem-


FRANCESA.
459


«bien los que han aguzado los puñales de la guer-
ra civil en Francia, los que han asesinado cobar-


«demente á nuestros ministros, é incendiado nues-
tros navíos en Tolon. La hora de la venganza ha


«llegado, pero vivan tranquiloslos pueblos, porque
«somos amigos de todos ellos, y mas particular-
«mente de los descendientes de los Brutos y Esci-
«piones, y de los grandes hombres á quienes he-
mos tomado por modelos. Restablecer el Capito-
lio, colocar en él con honor las estatuas de los


«héroes que le hicieron célebre , y despertar al
«pueblo romano, aletargado con tantos años de es-
clavitud, tal será el fruto de nuestras victorias.


«Ellas harán época en la posteridad: vosotros ten-
«dreis la inmortal gloria de cambiar la faz de la
«mas hermosa parte de Europa, El pueblo francés,
«libre y respetado del mundo todo, dará á la Eu-
ropau.una paz gloriosa que la indemnizará de to-


«dos los sacrificios que está haciendo hace seis
«años. Entonces volvereis á vuestros hogares , y
:vuestros conciudadanos dirán al ver uno de vos-
«otros: «ese era del ejército de Italia.»


No permaneció mas que ocho dias en Milan, de
donde salió el 2 de pradial (42 de mayo), para di-
rigirse á Lodi y avanzar hácia el Adige.


Pero mientras proseguía su marcha, tuvo que
volver repentinamente á Milan por un suceso ines-
perado. Los nobles, los frailes, los criados de las
familias fugitivas y multitud de gente que debia su
fortuna al gobierno austriaco, preparaban un mo-
tin contra el ejército francés. Esparcieron la voz
de que se aproximaba Beaulieu con un refuerzo de
sesenta mil hoinbres,.y que el príncipe de Cunde
desfilaba por la Suiza á retaguardia de los repu-




160 nEvz.n.ucloN


blicanos que iban á verse perdidos. Los clérigos
usando de su influencia sobre los paisanos que ha-
bían sufrido algun trastorno por el paso del ejér-
cito, les incitaron á tomar las armas; pues no es-
tando va Bonaparte en Milan, se cre y ó que era
oportuna ocasicn para sublevarse y hacer sublevar
en seguida á toda la Lombardia. La guarnicion del
castillo de Milan dió la señal con una salida, y al
punto se o yó tocar á rebato á todas las campanas
circunvecinas, y acudieron á Milan para apode-
rarse de él infinitos paisanos armados; pero la di-
vision que habia dejado Bonaparte bloqueando el
castillo, rechazó inmediatamente la guarnicion
los muros y dispersó los paisanos que se presen-
taban. Mejor éxito tuvo el alboroto en los al rede-
dores de l'avía, donde entraron v se apoderaron
de ella á pesar de trescientos hombres que }labia
dejado de guarnicion Bonaparte. Para no ser dego..
liados se encerraron en un fuerte estos trescientos
hombres, rendidos ó enfermos; pero los insurgentes
rodearon el fuerte y les intimaron que se entre-
(ras en kl mismo tiempo pasaba por Pavía un ge-
neral francés y acudieron á el obligándole con el
puñal al pecho á firmar una ói den para que abriese-
la guaruicion sus puertas. Así lo hizo y se llevó á
efecto.


Aquella sublevacion podia producir desastrosas
consecuencias provocando un levantamiento ge-
neral que causase la pérdida del ejército francés.
La ilustracion pública de una nacion, está siempre
mas adelantada en las ciudades que en los campos;
asi es que mientras los habitantes de las ciudades
de Italia se declaraban en favor nuestro, los la-
briegos, incitados por los frailes y resentidos del


FRANCESA. 161
paso de nuestros ejércitos, tenian muy malas in-
tenciones. Ilallábase en Lodi Bonapartecuando supo'
el 1, de pradial (23 de mayo) los sucesos de Milan
y de l'avía, é inmediatamente partió con trescien-
tos caballos, un batalion de granaderos y seis pie-
zas de artillería. Se habia restablecido va el órden
en Milan, y continuó su camino hacia Pavía, pre-
cedido del arzobispo de Milan, Los insurgentes ha-
biancolocado una avanzada en el pueblo deBinasco.
Lannes la dispersó, y Bonaparte opinando que de-
bla obrarse con pron.' titud y energía para atajar el
mal en su principio, mandó prender fuego al pue-
blo para aterrar a Pavía cene! aspecto de las llamas.
Al llegar cerca de esta ciudad se detuvo, pues se
encerraban ea ella treinta mil habitantes, y se ha-
llaba cercada de un antiguo muro, defendiéndola
siete ú ocho mil paisanos amotinados que habían
cerrado las puertas y coronaban las murallas. To-
mar esta ciudad con,


trescientos caballos y un ha-
tallon no era cosa fácil; y sin embargo no de-
bia perder tiempo, porque el ejército estaba va so-
bre el Oglio v necesitaba á su general. Por la no-
che hizo fijar en las puertas de l'avía una proclama
amenazadora en que decia, que una multitud es-
traviada y sin verdaderos medios de resistencia, in-
sultaba á un ejército triunfante de los reyes y que-
ría perder e) pueblo italiano; que insistiendo en su
intencion de no hacer guerra á los pueblos, queria
perdonar este delirio y dejar una puerta abierta al
arrepentimiento; mas que si no deponían inme-
diatamente las armas, serian tratados como rebel-
des y sus pueblos dados á las llamas. De escar-
miento podia servirles, añadia, el incendio de Bi-
nasco. Por la mañana los paisanos que dominaban


Biblioteca popular
T. Y: 547




4 62 REVOLUCION


la ciudad se negaban á rendirla, mas Bonaparte
hizo barrer las murallas con metralla y granadas,
y aproximarse despues á los granaderos que der-
ribaron las puertas á hachazos. Entraron en la
ciudad y tuvieron que sostener un combate en las


que sin embargo no duró mucho, pues los
paisanos huyeron y entregaron la desdichada Pavía
lí la saña del vencedor. Los soldados pedian con
instancia saqueos, y Bonaparte para dar una lec-
cion severa, les concedió tres horas. Apenas eran
mil hombres, y no podian causar muchos destrozos
en una ciudad tan considerable como Paria, aun-
que entraron en las platerías y se apoderaron de
'zunchas joyas. El hecho mas vituperable fue el sa-
q ueo del Monte de Piedad; pero por fortuna en
Italia, lo mismo que en todas partes en que hayha
grandes que son pobres y vanidosos, los montos de
,piedad estaban llenos de objetos quo pertenecían
á la mas alta nnbleza del estado. Preserváronse las
casas de Spallanzani y de Volta por los oficiales,
guardando ellos mismos las habitaciones de estos
ilustres sabios; ejemplo honorífico á un mismo
tiempo para Francia y para Italia


I3onaparte dirigió en seguida al campo sus tres-
cientos caballos, é hizo acuchillar á infinitos suble-
vados, cuyo pronto castigo produjo la general su- mia
mision. é intimidó al partido de Italia. enemigo de --Y
la libertad y de la Francia. Triste es verse redu-
cido á usar de semejantes medios: pero Bonaparte
no porfia evitarlos so pena de sacrificar su ejército


la suerte de Italia. Tembló el partido de los frai-
les, v las desgracias de Pavía, que pasaban con.
~tia exageracion de unos en otros, hicieron que
tl ejército francés recobrase su terrible nombradia.


FRANCESA. 163


Terminada aquella espedicion, emprendió in-
mediatamente su camino para unirse con el ejér-
cito que estaba sobre el Oglio, y que iba á pasar
al territorio veneciano.


Al acercarse el ejército francés se discutió de
nuevo en el senado de Venecia la antigua cuestion
de si tomarian partido con el Austria ó con la Fran-
cia. Algunos antiguos oligárquicos que habían con-
servado cierta energía, hubieran deseado unirse in-
mediatamente con el Austria, protectora natural
de todos los caducos despotismos; pero tercian en
lo futuro la ambicion austriaca v actualmente las
armas francesas; ademas de que era preciso salir
á la defensa', que era trua resolucion mu y


costosa
á un gobierno tan enervado. Otros oligárquicos
jóvenes, resueltos tambien, pero menos obstinados
que los viejos, quedan asimismo tomar una ron-.
Jucion v walesa, proponiendo hacer un armamento
formidable; pero guardar neutralidad, y amenazar
con cincuenta mil hombres á la potencia que vio-
lase el territorio veneciano , resolucion varonil,
pero demasiado enérgica para que pudiese adop-
tarse. Otros mas ilustrados proponian por el cen-
trarlo un partido medio, que era la alianza con
Francia; y el senador Bataglia, génio perspicaz,
profundo y moderado, presentó argumentos que
el trascurso del tiempo ha hecho, por decirlo así,
proféticos. Segun él, la neutralidad, aun armada,
era la peor de todas las determinaciones, pues no
podrian hacerse respetar por mas fuerzas que tu-
viesen, y no contando de su parte con nin g uno de
los dos partidos, se verían tarde ó temprano sa-
crificados por ambos. Era pues preciso inclinarse al
Austria ó á la Francia, El Austria se hallaba espul-


:




165 REVOLUCION


sada de Italia, y aun suponiendo que tuviese medios
para volver, no podria verificarlo antes de dos me•
ses, en cuyo tiempo la república pedía ser víctima
del ejército francés, ademas de que la ambicion del
Austria era siempre la mas terrible para Venecia.
Siempre había mirado con envidia sus provincias de
Iliria v de la alta Italia, aprovecharla la primera
oportunidad para arrebatarlas, no teniendo mas ga-.
rantia contra esta ambicion que el poder de la Fran-
cia, que nada tenia que envidiar a Venecia, y que
se verja interesada siempre en defenderla. Es ver-
dad que la Francia tenia principios repugnantes á
la nobleza veneciana, pero tiempo era al fin de re-
signarse á hacer algun sacrificio de los que exigia
el espíritu del siglo otorgando á los nobles de tierra 1
firme las concesiones que podian hermanarlos con
la república y con el libro de oro. Con pequeñas
modificaciones en la antigua constitucion se pocha
satisfacer la ambicion de todas las clases de vasallos
venecianos y captarse la voluntad de la Francia; y
si ademas se tomaba las armas en favor de esta,
acaso podia esperarse en recompensa de los servi-
cios hechos, los despojos del Austria en Lombardia.
En todo caso repetia el senador Battaglia, la neu-
tralidad era el peor de todos los partidos.


Este dictamen cu ya prudencia ha confirmado
el tiempo, dejó profundamente resentidos el or-
gullo y ódio de la antigua nobleza veneciana para
que se adoptase Es preciso decir tambien que no
se creia durase mucho en Italia la dominacion fran-
cesa, para unirse á ella, pues había un antiguo
adagio italiano que decia que la Italia era la tumba
de los franceses, y se temia esponerse despues sia
defensa alguna al furor del Austria.


FRANCESA.
165


Entre estas tres diferentes opiniones se prefirió
la mas cómoda y conforme á las rutinas y flojedad
(le tan antiguo gobierno; la neutralidad desarmada.
Decidieron enviar proveedores á Bonaparte para
protestar de la neutralidad de la república y re-
clamar el respeto que se merecia al territorio y
habitantes venecianos. Mucho se temia á los fran-
ceses, pero tambien se sabia que eran afectuosos
I/ sensibles á las expresiones amigables; é inme-
diatamente se ordenó á todos los agentes del gobier-
no que les tratasen y recibiesen con la mayor finu-
ra, acogiendo á los oficiales y generales para cap-
tarse su benevolencia.


Al llegar Bonaparte al territorio veneciano ne-
cesitaba tanta prudencia como la misma Venecia;
pues aunque este estado se hallaba en manos de
un gobierno débil, era sin embargo grande, y no
debla indisponérsele hasta el punto de oblisarle á
armarse, porque entonces los franceses no hubieran
sido dueños de la Italia alta: lo que sí convenia era
que aunque observase neutralidad, se obligase
Venecia á consentirnos en su territorio, dejarnos
batir en él, y hasta alimentarnos si fuese posible.
Ilabia dado paso á los austriacos, y esta era la razon
con que se podia argiiir para pretenderlo y exijirlo
todo sin traspasar los limites de la neutralidad.


Cuando entró Bona parte en Brescia mitificó una
proclama en que decía que atravesaría el territorio
Veneciano para perseguir al ejército imperial, que
había obtenido permiso para hacerlo, y que res-
petaria el territorio y habitantes de Venecia, ha-
ciendo observar á su ejército la mejor disciplina,
pagando todo lo que tomase, y no echando en ol-
vido los antiguos vínculos que unían á las dos re-




166 REVOLUCION
públicas. Fué muy bien recibido por el proveedor.
veneciano de Brescia, y siguió su camino. [labia
atravesado el Oglio , que corre cerca del Adda, y
llegó delante del Mincio que brota de! lago de Gar-
da, circula por la llanura del Mantuano, forma al
cabo de algunas leguas un nuevo lago en cuyo cen-
tro esta colocada Minima, y va per fin á confun-
dirse en el Pó. Baanlieu se habla situado con un
refuerzo de diez mil hombres en la linea del Min-
cio para defenderla. Delante del rioen el pue-
blo de Borghetto se hallaba una vangua' rdia de cua-
tro mil infantes v dos mil caballos. El grueso del
ejército estaba situado al otro lado del Mincio ea
Valleggio; la reserva un poco mas atras en Villa-
franca. v varios cuerpos sueltos defendian la cor-
riente del Mincio por la parte superior é interior
de Valleggio. La ciudad veneciana de Pesehiera
se halla en las márgenes del Mincio á su salida del
lago de Garda, y Beaulieu, que quería tener esta
plaza para asegurar mas la derecha de su línea, en-
gañó a los venecianos so pretesto de obtener paso
para cincuenta hombres, sorprendió la ciudad y
colocó en ella una fuerte guarnicion. Tenia un
muro coronado con ochenta cañones.


kdelantandose Bonaparte por esta línea, se
desentendió enteramente de Mantua, que estaba
su derecha, y no era tiempo de bloquear aun,
apoyanio sobre su izquierda hacia Pescara. Su
proyecto era pasar el Mincio por Borghetto y Va-
lleggio, para lo cual tenia que alucinar á Beaulieu
acerca de su intencion, y lo hizo como en el paso
del Pó, dirigiendo un cuerpo á Pescara, y otro á
Lonato, de modo que Beaulieu fijase su atencion
en el alto y supusiese que quería pasar el


FRANCESA. 4 67
Pescara, ü codear el lago de Garda. Al mismo
tiempo atacó con ahinco a Borghetto, ciudad que
situada frente al Miucio, estaba como hemos dicho
defendida por cuatro mil infantes y dos mil caba-
llos. Empezó Bonaparte la accion el 9 de pradial
(28 de mayo). Siempre habia hallado cierta repug-
nancia á batirse con su caballería, pues estaba poco
acostumbrada á cargar, porque no se hacia gran
uso de ella en otro tiempo, y porque ademas se
hallaba intimidada por la gran reputacion de la
caballería alemana. Bonaparte quema que se ba-
tiese á toda costa, porque consideraba de suma
importancia los servicios que podía hacer. Al ade-
lantarse hacia Borghetto, distribuyó entre la dere-
cha é izquierda de su caballería a sus granaderos
y carabineros, colocó la artilleria á retaguardia, y
despues de haberla encerrado así, la arrojó sobre
el enemi go. Sostenida por todas partes, y guiada
por el ardoroso Murat, hizo prodigios de valor y
puso en fuga los escuadrones austriacos; llegó des-
pues la infantería al pueblo de Borghetto, y se apo-
deró de él. Quisieron los austriacos al retirarse por
el puente que conduce de Borghetto á Valleggio
romperlo, y lograron en efecto destruir un arco;
pero algunos granaderos conducidos por el general
Gardanne, entraron en el Mincio, que era vadea-
ble por algunos puntos, y le atravesaron llevando
los fusiles sobre sus cabezassufriendo el fuego
de las alturas opuestas. Creyeron los austriacos ver
la columna de Lodi v se retiraron sin destruir el
puente. Se repuso el


-
arco roto y pudo pasar el


ejército; así Bonaparte subió el hijuelo inmediata-
mente con la di vision Augereau para dar alcance
á los austriacos, pero evitaron el combate todo el




468


REVOLUCION


dia. Dejó continuar la •ersecucion á la division
Áugereau, v volvió a Valleggio, donde se hallaba la
division de" Massena que empezaba á comer el
rancho. De repente suena paso de ataque, y pene,
tran los húsares austriacos en medio del pueblo,
dando apenas tiempo á Bonaparte para salvarse.
Montó á caballo y descubrió que era uno de los
cuerpos enemigos que hablan quedado guardando
el bajo Mincio y seguian el rio para unirse con
Beaulieu en su retirada a las montañas. Corrió á las
armas la division de Massena, y empezó á. perse-
guir a la enemiga que sin embargo, logro reunirse
con Beaulieu.


Hablan, pues, atravesado el Minclo, y decidió
por segunda vez Bonaparte la retirada de los ifflpe-
rtales que se dirigian definitivamente al Tirol.
Obtuvo una importante ventaja, con solo hacer que
se batiese su caballería, que ya no temía á la de
los austriacos; lo cual miraba él con sumo interés,.
fintes de su tiempo se servian poco de la caballería
y él juzgó que se podia sacar de ella un gran par-
tido empleandola en cubrir la artillería. liabia cal-
culado ademas que la artillería ligera y la .caballe-
ría, empleadas oportunamente, podian producir el
efecto de una masa de infantería diez veces mayor.
Estimaba ya mucho al jóven Alurat, qne sabia -ha-
cer batirse á sus escuadrones, mérito que consi-
deraba entonces como muy raro en los oficiales de
este ejér • ito. La sorpresa que puso en peligro su
persona le inspiró otra resolucion: la de formar un
cuerpo de hombres elegidos bajo el nombre de
guiar que debian acompañarle siempre. Su seguri-
dad personal era un objeto secundario á sus ojos;
pero veia cuán ventajoso era tener disponible


FRANCESA. /169
siempre un cuerpo de confianza y capaz de las mas
atrevidas empresas; y así se le verá efectivamente
decidir en un apuro la vis toria, lanzando veinte y
cinco de estos valientes. Dió el mando de ellos á. un
oficial de caballeriaintrépido y sereno, mu y


cono-
cido despues con el nombre de Bessieres.


Había evacuado Beaulieu á Pescara para diri-
girse al Tirol, mas habiéndose empeñado una ac-
clon con la retaguardia austriaca y el ejército fran-
cés, no pudo entrar en la ciudad hasta despues de
un reñido combate. Los venecianos, que no hablan
podido defenderse contra Beaulieu, la privaron del
carácter de neutral, y los franceses quedaban au-
torizados para establecerse en ella. Bonaparte sa-
bia bien que los venecianos hablan sido engañados
por Beatifico ,


pero resolvió servirse de este acon-
tecimiento para lograr de ellos todo lo que desea-
ba, Queda ocupar la línea del Ádige, y particular-
mente la importante ciudad de Verona que domina
el rio; y sobre todo queda hacerse con víveres.


El proveedor Foscarelli, antiguo oligárquico ve-
neciano, muy obstinado en sus preocupaciones, y
lleno de Odio contra la Francia, estaba encargado
de pasar al cuartel general de Bonaparte. Le ha-
blan dicho que el general se hallaba sumamente
irritado por lo que había sucedido en Pescara, y la
fama habla hecho muy terrible sa enojo. Binasco y
l'avía probaban su severidad; dos ejércitos destrui-
dos y la conquista de Italia manifestaban su poder.
Entró, pues, el proveedor en Pescara lleno de ter-
ror, habiendo escrito á su gobierno: quiera Dios
recibirme en holocausto! Su mision especial era im-
pedir que los franceses entrasen en Verona, ciudad
que por haber dado asilo al pretendiente, se halla-




470 REVOLUCION


ba en la mas terrible incertidumbre. El jóven Bo-
naparte que tenia momentos de violenta ira, y que
tan bien la litigia á veces, no omitió nada para au-
mentar el espanto del proveedor. Se manifestó ir-o
ritadiseno contra el gobierno veneciano que pre-
tendía ser neutral, y no sabia hacer respetar su
neutralidad, y que al dejar apoderarse de Pescara
a los austriacos, habia expuesto al ejército francés
á perder multitud de valientes ante esta plaza. Dijo
que la sangre de sus coro pañeros de armas pedía ven-
ganza y venganza estrepitosa; el proveedor disculpó
muc ím alas autoridades venecianas, y habló en se-
guidadel objeto esencial, (lucera Verona.. Pretendió
tener Orden para prohibir la entrada á las dos poten-
cias beligerantes, mas Bonaparte le respondió que
ya no era tiempo, pues Massena se habia dirigido á
ella, y tal vez en aquel momento la habria entre-
gado al ruego, para castigar á una ciudad que habia
tenido la insolencia de considerarse mi momento
como la capital del imperio francés. El proveedor
suplicó de nuevo; y Bonaparte, fingiendo que se
aplacaba un poco, respondio que lo mas que podia
hacer, si Masscna no había entrado en ella a viva
fuerza, era dar una suspension de veinte y cuatro
horas, cuyo término pasado, emplearla las bombas
y las balas.


Retiróse el proveedor consternado, y volvió á
Verona, anunciando que era preciso recibir á los
franceses. Al aproximarse, los habitantes mas ricos
creyendo que no se les perdonaria la entrada del
pretendiente en su ciudad, hu y eron atropelladamen-
te al Tiro', llevándose lo mas preciosoque tenían;
pero no obstante, los veroneses se tranquilizaron al
punto viendo á los franceses, y conociendo por sí


FRANCESA. 474
mismos que estos republicanos no eran tan bárba-
ros corno la voz comun les pintaba.


Otros dos enviados venecianos llegaron á Vero-
na para hablar con Bonaparte, que fueron los des
senadores Eriazo y Battaglia. Este último de quien
hemos hecho mencion se inclinaba á la alianza con
Francia, y esperaban en Venecia que estos nuevos
embajadores lograrian mejor que k oscarelli aplacar


general. Recibióles en efecto mejor que á éste, ya l
entonces, que ya había conseguido lo que deseaba,,
fingió estar mas calmado y darse á razones. Lo
que para lo sucesivo quería, eran víveres, y si
fuese posible la alianza de Venecia con la Francia,
y como para lograrlo era preciso engañar y seducirá
un tiempo, hizo ambas cosas.—La primera ley, les
dijo, para los hombres es la vida Quisiera ahorrar a
larepúblicade Venecia el cuidadode suministrarnos
víveres; pero pues el destino de la guerra nos ha •
obligado á llegar aquí, nos vemos precisados á vi-
vir donde residimos. Facilite la república de Vene-
cia á mis soldados lo que necesitan, v cuente en.
seguida con la república francesa.—Se acordó que
un asentista judío proporcionaría al ejército cuanto
necesitase, y que Venecia pagarla en secreto á este
asentista para no parecer que violaba la neutralidad
sosteniendo á los franceses. Bonaparte trató en se-
guida de la cuestion de alianza.—Acabo, dijo, de
ocupar el Adige, habiéndolo hecho porque necesito
una línea, porque esta es la mejor, y porque vues-
tro gobierno es incapaz de defenderla. Que arme
cincuenta mil hombres v los coloque en el Adige, v
le devuelvo sus plazas de Verona y Porto-Legnago...
Por lo demas, añadió, debeis vernos aqui con el
mayor placer, pues cuanto me ha mandado hacer




172 REVOLUCION


el gobierno de Francia, es todo en obsequio de -Ve-
necia. Vengo á lanzar á los austriacos al otro lado
de los Alpes, y tal vez á constituir en estado inde-
pendiente la Lombardía: qué cosa mas ventajosa
puede hacerse en favor de vuestra república? Si
quisiese unirse con nosotros, acaso recibirla un
gran premio por este servicio. Nosotros no hacemos
l a guerra á ningun gobierno: somos onligos de to-
dos los que nos ayudan a contener en sus limites al
Austria.Salieron ambos venecianos sorprendidos del ge-
nio de este ¡Oven, que unas veces amenazador y
cariñoso otras, imperioso ó lisongero, y hablando
de todos los asuntos militares y.políticós con tanta
profundidad como elocuencia, anunciaba que tan
precoz era en él el genio de hombre de estado co-
mo el de guerrero; y asi decían escribiendo á Ve-
necia con fecha 5 de junio de 1196. Este hombre
:tenttril alqun din mucha influencia sobre su patria.


Era por fin Bonnparte dueño de la linea del Adi-
ge que miraba como tan interesante. Atribuía todos
los errores cometidos en las antiguas campañas de
los franceses en Italia, á.la mala eleccion de la lí-
nea defensiva. innumerables son estas en la Italia
alta, porque la recorren infinidad de ríos desde los
Alpes hasta el mar. La mayor y mas célebre, que
es la del -Pá, y atraviesa la Lombardia. le parecía
mala por ser demasiado estensa, pues ningun ejér-
cito, segun él, podia guardar una estension decin-
cuenta leguas. lin ardid podia facilitar siempre el
paso de un gran rio, pues él mismo habia atrave-
sado el Pó á pocas leguas de Beaulieu; y los denlas
ríos, tales como el Tesino, el AddaOglio que
desaguan en el Pó se confundian con él, y teman


FRANCESA. 473
sus inconvenientes. El Mincio era vadeable, y ade-
mas desaguaba en el Po; solo el Adige que salía del
Tiroi, é iba á desembocar en el mar, ocupaba toda
la Italia. Era profundo, y no tenia mas que una
corriente poco estensa desde las montañas al mar.
y se hallaba defendido por dos plazas, Verona y
Porto-Legnago, muy inmediatos entre si, y que sin
ser fuertes podian resistir al primer ataque. Final-
mente al salir de Porto- Legnago recorrió imprac-
ticables lagunas que cubrian la parte inferior de su
corriente. Los demos ríos mas internados en la alta
Italia como el firenta, el Piave y el Tagliamento,
eran vadeables, v ademas podian salvarse por el
camino real del Tirol que cae á su espalda. al con-
trario del Adi ge que tenia la ventaja de hallarse en
la estremidadde este camino que recorre su propio
valle.


Estas fueron las razones que inclinaron á Bona-
parte en favor de aquella línea, habiendo probado
la exactitud de su cálculo una inmortal campaña.
Ocupada va aquella línea era preciso pensar en el
sitio de Mamila, cuya plaza situada á orillas del
Alindo, se hallaba a espaldas del Adige, cubierta
por el mismo rio. Mi rábaseht corno el baluarte de
Italia, pues asentada en medio de un lago formado
por las aguas del Alindo, comunicaba con tierra
firmé por medio de cinco diques. Sin embargo, á
pesar de su repotacion, tenia esta plaza inconve-
nientes nue uisminuian su fuerza real. Envuelta
entre vapores pantanosos, era mu y


enfermiza. Ade-
mas de esto, tomadas las cabezas de las calzadas se
hallaba el sitiado encerrado en la plaza, pudiendo
ser bloqueado por fuerzas muy interiores á la guar-
nicion. Bonaparte contaba coritomarla antes de que




474 nEvoLucioN


pudiese llegar en socorro de Italia un nuevo ejatacar
ér-


cito, y el 413 pradial (3 de junio), mandó las cabezas de calzadas, una de las cuales se hallaba
formada por el arraba l


de San Jorge, y se apoderó
de ellas; desde cuyo momento pudo bloquear Ser-
rurier con echo mil hombres á una guarnicio n


com-


puesta de catorce mil, de los que diez estaban so-
bre las armas v cuatro mil en los hospitales. Hizo
Bonaparte empezar los trabajos del sitio, y poner
en estado (le defensa toda la linea del Adi ge, de
modo que ea menos dedos meses costo


nquistó la Ita
que


-


lia. Tratábase de guarnecerla; pero e
era lo


se dudaba pudiera hacerse, y por esta prueba se
iba á juzgar al joven general.


El Directorio acababa de responder á las oh-
servaciones de Booaparte sobre el proyecto de di-
vidir el ejército y marchar á la península. Las ra-
zones de Bonaparte eran muy exactas para no
hallar acogidaenearnot, y sus servicios muy distin-
guidos para que su dinaisio n


se aceptara. Apresu-
Tóse á escribirle el Directorio para aprobar sus pro-
yutes y Confirmarle el mando de todas las fuer-
zas que obraban en Italia, rttilic,ándole la confian-
za del gobierno. Si los magistrados de la república
hubieran tenido don de profecía , babrian hecho
bien ea aceptar la dimision de este jóven , aunque
tuviese mucha rezon en las opiniones que emitia,
y aunque su retirada hubiera ocasionad o


n
á la r


itau
e-


.


pública la pérdida de Italia y de un gra cap
Pero entonces no se veia en él mas que la juven-
tud, el genio , la victoria, y se sentía el interés y
consideraciones que todas estas cosas inspiran.


Solo imponia el Directorio á Bonaparte
, y era la de hacer comprender á Roma


condi ion


FRANCESA. 475
y Nápoles el poder de la república. Todos los pa-
triotas sinceros de Francia lo deseaban.: Á la ver-
dad que bien merecía un castigo el papa que habla
jumado una anatema y predicado una cruzada con-
tra la Francia, dejando asesinar en su capital á
nuestro embajador. Bona parte, libre á la sazon para
obrar corno deseaba, quería obtener todos estos
resultados, sin dejar la línea del Adige, y mientras
parte del ejército quedaba en su defensa, y otra si-
tiaba á Mántua y el castillo de Milan , ér con una
sola division escalonada (letras del Pó, queria ha-
cer temblar á toda la península, y reducir al pon-
tífice v la reina de Nápoles á implorar la clemen-
cia republicana. Se anunciaba la venida de un
grande ejército mandado del Rin para disputar la
Italia á sus vencedores; pero este ejército que de-
hia atravesar la Selva Negra, el Voralberg v el Ti-
rol, no podía llegar antes de un mes, asi llonapar •
te. tenia tiempo para dejarlo arreglado todo á reta-
guardia, sin alejarse mucho del Adige, y de modo
que pudiese por una sencilla nibelra retrógrada
hallarse de cara al enemigo.


En efecto , ya era tiempo de que pensase en lo
(lemas de Italia. La presencia del ejército francés
en ella daba á las opiniones estraordinario impul-
so. Las provincias venecianas no podían su'rir ya
el yugo aristocrático; la ciudad de Brescia madi-
testaba gran propension á la revolucion, y en toda


Lombardía, especialmente en Milan , hacia rá-
pidos progresos la opinion pública. Los ducados
de Módem). y Reggio, y la


slegaciones de Bolonia
Ferrara, no Inician va caso ni del viejo duque ni


del papa. El partido contrario se hacia en cambio
cada dia mas enemigo, pues la aristocracia geno-




176
REVOLUCION


vesa estaba muy irritada, y:
fraguaba siniestros pla-


nes en nuestra retaguardia , teniendo por autor de
todos ellos' al ministro austriacoserola. El estado
de Génova estaba lleno de eqos señorios feu-
dales, dependientes del Imperio ; y validos de es-
ta autoridad los señores que los poseian , reanima
los desertores, facinerosos y prisioneros austria-
cos que hablan logrado fugarse, Y los soldados pia-
monteses que se babean licenciado, formando con
ellos partidas de facciosos, conocidos con el no-


bre de Barbetos,
Infestaban- el Apeni110


por donde


entró el ejército francés, detenian los correos, sor-
prndian nuestros convo y


es, y degollaban los des-


tae
camentos franceses cuando no eran bastante cre-


cidos para de.fenderse , esparciendo asi el temor
por el camino de Francia. Los ingleses se hablan
hecho dueños en Toscana del puerto de Liorna,
gracias a la proteccion del gobernador, y trataban


hl
comercio francés como enemigo. Roma, en lin,


hacia preparativos hostiles, la Inglaterra le pro-


me
tia algunos millares de hombres , y Nápoles,


agitado siempre por los caprichos de una reina
violenta , anunciaba un armamento formidable.
Dejando el débil rey por une momento el cuidado
de la pesca , imploró púlamente, el favor del
cielo , deponiendo en una solemne ceremonia sus


rnamentos reales , y
consagrándolos al pié de los


U




altares. Todo el pueblo n ,ap de
olitanod le ap


m
lau


i s
d
e

ra bles


dan-


do horrorosos gritos , y multitu
que no eran capaces de manejar un fusil , ni de
m irar siquiera una bayoneta francesa ejército.
mas y querian marchar


o
contra nuestro ejercito.


Aunque estos movimientos no debiesen inquie-
tarmuchoaBonaparte mientras pudiese disponer de


FRANCESA.
477


seis oil hombres, debla apresurarse á reprimirlos,
antes que llegase el nuevo ejército austriaco ,
cual exigirla la Concurrencia de todas nuestras
fuerzas en el Adige. Bonaparte empezaba á recibir
algunos refuerzos del ejército de Italia, que le per-
majan emplear quince mil hombres en el bloqueo
de Mántua v del castillo de Afilan, veinte mil en la
custodia de! Adige, y llevar ademas una division
al pi; para verificar sus proyectos sobre el medio-
dia de Italia.


Pasó inmediatamente á Milan para mandarabrir
la trinchera al rededor del castillo , y acelerar su
rendicion. Ordenó á Auge reau , que se hallaba en
el muy cerca del Pó , que pasase este rio
por Borgoforte, y se encaminase á Bolonia, y pres-
cribió á Vaubois que se dirigiera desde Tortona á
illódena con cuatro ó cinco mil hombres que ha-
blan llegado de los Alpes. De, este modo podia
mandar ocho ó nueve mil hombres á las legaciones
de Boloa'a y Ferrara, y amenazar desde allí á to-
da la península.


Aguardó algunos dial á que cesasen las inun-
daciones del bajo Pó antes de poner en movimien-
to su columna; pero la córte de Nápoles, tan débil
como violenta, habla pasado del furor al abati-
miento. Al saber nuestras últimas victorias en la
Italia alta, hizo partir al príncipe de Belmonte-Pig-
natelli, para que se sometiese al vencedor. Bona-
parte le envió para la paz al Directorio, pero creyó
deber conceder un armisticio. No le convenia in-
ternarse hasta Nápoles con algunos miles de hom-
bres ; sobre todo estando esperando la llegada de
los austriacos; bmtabale por entonces desarmar
este poder, privar de su apoyo á Roma, é indis-


Biblioteca popular. T. Y. 548




l'78 REVOLUCION


ponerla con la liga. No se podio:impone rla
-
contri-


buciones como: se había hecho con los. denlasoinpe
e-


queños príncipes á (pleno,: se redujo, pero .p.r-
tió abrir todos sus puertos á los.fraticeses, retirar
á Inglaterra cinco navíos •y muchas fragatas que
de ella tenia, y privar finalmente. al ejército aus-
triaco (lelos dos mil cuatrocientos ginetes que ser-
vian en sus lilas .


Este: cuerpo de caballería debía
permanecerlseenestrado en poder de'Bonaparte que
era dueño de hacerle prisionero en cuanto• violase
por primera vez el armisticio. Bien, sabi d


a Bona-


parte que semejantes condiciones no agraarian al
gobierno , pero por entonces lo que le importaba
era que hubiese paz. á su, espalda, y no exigia sino
lo que creía estar á su al:3ance.. So metlaw el rey de
Nápoles no pocha resistir et papa ; la espedlcion
por la derecha del Pó se reducia entonces , segun
deseaba. á una. correría de algunos dias, y se vol-
via al A.dige.Firmó este armisticio y salió . en seguida para.
pasar el Pó y ponerse á la cabeza de las dos co-
lumnas que dirigia contra el: estado poutiti g io , la
de Vaubois que llegaba dellos Abes de refuerzo,
y la de Aogereau que retrocedía . desde el Min-
cio al Pó. Juzgaba ser muy importante .


la situa-
cion de Génova porque se hallaba colocada en
uno de los dos caminos que conliwian


á F:a.ncia,
y porque su nado había mostrado s;empre, ener-
gía. Conocia


se que hubiera con:venido pedir la es-


pul de veinte familias
feudatarias del Austria y


de Nápoles, para asegurar la dominacion de la
Francia ; pero no tenia órden ninguna respecto á
esto , y por otra parte tercia la revolucion ; asi es
que se contentó con escribir una carta al Senado


FRANCESA,
479


en que pedia que se castigase de un modo ejem-
plar al. gobernador de Novi, que habla protegido á
los facciosos, y que fuese espulsado de Génova el
ministro austriaco ; y deseaba en seguida una es-
4kteion categórica. «¿Podeis, decia, ó no podeis


«limpiar vuestro pais de los asesinos que le lores-
«tau? Si no podeis tomar las medidas necesarias,
ovo las tomaré por vosotros mandando quemar las
«(̀:ititladespueblos en que se cometa un asesina-
ao; quema're las casas que den guarida á las ase-
«sinos, y castigaré ejemplarmente á los rnagistra-
«dos que les consientan. Es preciso que la Muerte
«de un francés sea funesta para distritos enteros,
«si estos no la han impedido.» Como conocialas
lentitudes upornaticas , envió á su edecan Murat
para ser portador de la carta, y leerla él mismo en
el Senado. «Es preciso, esc•ibia al ministro Fas-
poult , pasar una nota que electrice á esos seuo-
res.» Al mismo tiempo hizo salir á Lannes con
doscientos hombres para ir á castigar á los fe,oda-
ta•ios imperiales. El castillo de Agustiu Spinola,
que era ci promovedor de la rebelion, loe quemado,
e im p lacablemente fusilados los barbetos apresados
con las armas ea la mano. S o bresaltado el Senado
de Génova depuso al gobernador de Noiri, exhoneró
al ministro Gerola, y prometió que sus mismas tro-
pas guardariao los caminos , enviando á Paris á
M. Vicente Spínola para tratar con el Directorio
sobre todos los puntos en litigio, la indeinnizacion
pu: la fragata la Modesta, la espulsion de las fami-
lias feudatarias, y el llamamiento de lasdesterradas.


Bonaparte se dirigió en seguida á Módena, don-.
de llegó el 1. 0


de mesidor (lj de junio) mientras
Augereau entraba en Bolonia el mismo dia. El en-


:




180
REVOLUCION


tusiasmo de. los habitantes de Módena fue estraor-
dinario. Salid on a recibirle. y le enviaron una di-
putacion para felicitarle, dirigiéndole los principa-
les de ella solicitude s


, y suplicándole que les U--
brase del yugo de su duque , el cual 'labia huido
con sus tesoros á Venecia. Como la regencia que
dejó el duque se habla manifestado fiel a las con-
diciones del armisticio , y Bonaparte no tenia
zon ninguna para usar de los derechos de conquis-
ta en el ducado, no podia satisfacer a los de iaMódesus-
na; ademas de que era una cuestion que deh-
penderse en buena política. Se contentó con dar
esperanzas y aconsejó que tuviesen juicio, salien-
do despuespara Bolonia. liallábase en el camino el
fuerte de Urbino, que era la primera plaza pertene-
ciente al papa. Intimado que hubo la rendicion, lo
verificó el castillo que tenia sesenta cañones de
grueso calibre y algunos C


entenares de hombres.
Bonaparte dirigió estas piezas á Mántua para que
se empleasen en el sitio, y llegó á Bolonia despues
de la division de Augereau. Los habitantes no po-
dilo). reprimir su alegría. Bolonia es una ciudad de
cincuenta mil almas, magníficamente construida y
famosa por sus artistas, sus sabios y su universi-
dad. Reinaba ea ella un afecto estraordinario hacia
Francia , y un profundo aborrecimiento á la Santa
Sede. Aquí va no temía Bonaparte dar rienda a
los sentimientos de libertad, porqee se hallaba en
las posesiones de un enemigo declarado cual era
el papa s y podia ejercer los derechos de conquista.Enviaronie sus diputados las dos legaciones de Fer-
l'Ara y de Monja, á quienes concedió una lude


-e
trandencia interina, prometiéndole s que se les r


conocerla cuando se luciese la paz.


FRANCESA. 181
Hallábase alarmado el Vaticano, y envió inme-


diatamente un mediador que intercediese por él.
ligió al efecto al embajador de España Azara, co-


nocido por su talento y alicion á la Francia, y mi-
nistro de una potencia amiga. Ya 'labia negociado
antes por el duque de !'arma , y llegó á Bo-
lonia para poner la tiara á los pies de la república
vencedora. Bonaparte constante en su pro ceta de
no trastornar ni edificar aun nada, exigió por en-
tonces que quedasen independientes las legaciones
de Bolonia y Ferrara , que recibiese guarnicion
francesa la ciudad de :encona, y que el papa diese
veinte y un millones , trigos, ganados y cien cua-
dros ó estatuas ; condiciones que fueren acepta-
das. Bonaparte habló mucho con el ministro Aza-
ra y le dejó entusiasmado. Escribió una carta al
célebre astrónomo Oriani en nombre de la repú-
blica, pidiéndole tener con él una conferencia, pero
este modesto sabio se turbo á la vista del joven
vencedor , V le rindió homenage con su encogi-
miento. Nadaomitia Bonaparte para honrar ála
Italia y despertar su orgullo y patriotismo; no era
un conquistador feroz que iba a asolarla , sino un
héroe de la libertad que trataba de reanimar la an-
torcha del genio en la antigua patria de la civili-
zacion. Dejo allí á Mooge, Bertholet y los hermanos
Thouin , enviados por el Directorio para dirigir
los objetos destinados á los museos de Paris.


El dia 8 de mesidor (26 de junio) pasó el Ape-
mino con la division Vaubois y entró en Toscana.
_intimidado el duque , le envió á su ministro Man-
fre,dini, á quien Bonaparte tranquilizó sin declarar-
le sus Municiones. Entretanto su columna se diri-
gió á marchas forzadas á Liorna , donde penetró




182 REVOLUCION


de improviso, apoderándose, de la factoría inglesa.
Prendió al gobernador Spannochi, le encerró en
una silla de posta, y le envió al gran (fugue con
una carta en que le esplicaba los motivos de este
acto hostil en una potencia amiga. Decia al grao
duque que su gobernador habia faltado á todas las
leves de la neutralidad , oprimiendo al comercio
francés , y dando asilo á los emigrados y a todos
los enemigos de la república; y añadia que por
consideraciones á su autoridad le confiaba á él
mismo el cuidado de castigar a un ministro lidie'.
Este enérgico acto probaba á todos los estados
neutrales que el general francés vigilaria á falta de
quien no supiera hacerlo. No se habian podido
apresar todos los navíos ingleses, pero su comer-
cio esperimentó pérdidas considerables. Bonapa r-
te dejó una guarnicion en Liorna, y designó comi-
sionados que se hiciesen cargo de todo lo perte-
neciente á los ingleses , austriacos y rusos. En
seguida pasó personalmente á Florera:« ia, donde el
gran duque le recibió ostentosamente ; y despues
de haber permanecido en ella algunos días, volvió
á pasar el P6 para dirigirse á su cuartel general
de Roverbella , cerca de Manilla. De esta suerte,
en veinte días , y con una duvision escalonada en
la derecha del Po, pudo infundir respeto á las
potencias de Italia, dejándolo todo tranquilo para
la nueva lucha que debia sostener contra el poder
del Austria.


Mientras que el ejército de Italia desempeñaba
con tanta gloria la tarea que se le bahía impuesto
en el plan general de campaña , los ejércitos de
Alemania no habian podido ponerse aun en movi-
miento. La dificultad de organizar sus almaceneS


FIIMICESAG
483


hacerse con caballas les había mantenido hasta
entonces en inaccion, y el Austria por su parte,
que debia tener el mayor interés en tomar resuel-
tamente la iniciativa , empleó una inconcebible
lentitud en hacer sus preparativos, no habiéadose
puesto en disposicion de empezar las hostilidades
hasta mediados de pradial (principios de junio).
Sus ejércitos se hallaban en m pié formidable y
eran superiores con mucho á los nuestros ; pero
nuestros triunfos de Italia la habían obligado á
destacar á Wurmser con treic1a mil Hombres de
sus .


mejores tropas del Rin, para ir á recoger y
reorganizar los restos de Beatnien. Asi , ademas
de sus conquistas, el ejército de Italia hacia el
importante servicio de salvar los ejércitos de Ale-
mania, pues el consejo áulico que !Mna resuelto
tomar la ofensiva, y encender la guerra en el cen-
tro de nuestras provincias , no pensó ya desde en,
tonces sino en guardar la defensiva y oponerse á
nuestra invasion. Bien hubiera deseado dejar en
pié el armisticio ; pero habla concluido s a , v las
hostilidades debían empezar el 12 de pradial (31 de
mavo).


Ya hemos dado una idea del teatro de la guer-
ra. El Rin y el Danubio que nacen el uno en los Al-
pes mayores y el otro en los de Suavia , despues
de aproximarse en las cercanías del lago de Cons-
tancia, se separan para dirigirse el primero al Nor-
te y el segundo al Oriente de Europa. Dos valles
trasversales y casi paralelos, ei Mein y el Necker,
forman en cierto modo dos salidas para dirigirse
atravesando los Alpes de Suavia al valle de Da-.
nubio, ó para pagar desde aqui al del Rin.


No eran entonces tau conocidos como ahora,




181 REVOLTIC ION


gracias á los grandes ejemplos, ni aquel teatro de
guerra ni las operaciones que podían ejecutarse
en él. Cama, que dirigia nuestros planes , formó
una teoría por la célebre campaña de 1794, que
tanta fama le dió en la Europa. En esta época el
centro del enemigo defendido en el bosque de Mor-
male, no pudiendo ser atacado , se ganaron sus
atas , ob'igandole á la retirada. Este ejemplo se •
habia grabado en la memoria de Carnet , que do-
tado de un espíritu innovador , pero sistemático,
había ideado una teoría segun esta campaña , es-
tando persuadido de que convenia siempre obrar
á la vez sobre las dos alas de un ejército y procu-
rar constantemente pasar sus lineas. Los militares
han considerado este pensamiento como un verda-
dero progreso , pre.fei ible al sistema de los cordo-
nes, dirigiéndose á atacar al enemigo; pero Carnot
había hecho de él un sistema fijo y peligroso. Las
circunstancias que aquí se ofrecían le obligaban
aun mas á seguir en él. El ejército de Salubre y
!!tosa y el del Rin y Mosela se hallaban colocados
ambos en el Rin en dos puntos mu y distantes uno
de otro, y de estos dos puntos pariian dos valles
que terminaban en el Danubio. Estos motivos eran
muv poderosos para que Carnet dividiese á los
franceses en dos columnas, que subiendo la una
por el Mein y la otra por el Necker, ca y eran sobre
las alas de los ejércitos imperiales les obligaran
á retroceder hacia el Danubio. Prescribid, pues, á
los generales Jourdan y Moreau que saliesen el
primero de Dusseldorf, y el segundo de Strasbur-
go para avanzar aisladamente per Alemania. For-
marse en dos ejércitos, era, segun lo ha observado
un gran capitan y crítico, y lo han demostrado


FRANCESA.
985


despues los hechos , dejar y sugerir al enemigo la
idea de que se concentrase inmediatamente y de
destruir con el total de sus fuerzas uno de los dos
cuerpos. Clerfayt había poco mas ó menos em-
pleado esta maniobra en la anterior campaña , re-
chazando primero á Jourdan al bajo Rin , y diri-
giéndose despues á atacar las líneas de Maguncia.
'Aunque el general enemigo no fuese hombre de
distinguido talento, se le obligaba con esto á se-
guir este plan, inspirándole el pensamiento que
hubiera debido merecer el genio.


Concertóse, pues la invasion segun este plan.
erróneo, no estando mejor concebidos tampoco los
medios de ejecumon. La línea que separaba !os
ejércitos sufra por el Rin desde Dusseldorf hasta
!fin gen;


despues describía un arco desde Biogen
Nlanheim, por la falda de los Vosgos y seguía el




Rin hasta Basilea. Carnot quería que el ejército de
Jourdan , saliendo por Dusseldorf y la cabeza del
puente de Neuwied , se dirigiese en número de
cuarenta mil hombres á la orilla derecha para
atraer á ella al enemigo , y que el resto de este
ejército, que tenia veinte y cinco mil hombres,
saliendo de Maguncia á las órdenes de Marceau,
subiese el Rin, y desfilando por detrás de Moreau,
pasase ocultamente el río por las inmediaciones de
Strasburgo. Reuniéronse los generales Jourdan y
Moreau para manifestar al Directorio los inconve-
nientes de este proyecto pues Jourdan, que solo
tenia cuarenta mil hombres en el bajo Rin , podía
ser oprimido y deshecho , mientras el resto de su
ejército perderia incalculable tiempo en subir por
Maguncia hasta Strasburgo. Mucho mas natural
era verificar el paso hacia Strasburgo por la es-




486 REVOLUCION
tremidad derecha de Moreau , porque este modo
de proceder podia ser tau secreto como el otro,
sin que hiciera perder un tiempo precioso. Admi-
tióse la modilicacion ; y Jourdan , aprovechándose
de las dos cabezas de puente que tenia en Dussel-
dorf v Neuwied, debió pasar el primero para atraer-
se d'enemigo, y distraer asi la ateucion del alto
Rin, donde Moreau tenia que efectuar el paso á
viva fuerza.


Convenidos en este plan, se prepararon á po-
nerle en ejecucion. Los ejercites de ambas nacio-
nes eran casi iguales en fuerzas , porque desde la
salida de Wurmser, los austriacos tenian en toda
la línea del Rin ciento cincuenta tantos mil hom-
bres acantonados desde Basilea bá=talas cercanías
de Duaseldorf; y los franceses tenian otros tantos,
sin contar con cuarenta inri hombres destinados á
guarnecer la holanda que lis sostenia. Una dife-
rencia, sin embargo, halda entre los dos ejércitos.
Los austriacos contaban en sus ciento cincuenta
mil hombres , con unes treinta y ocho mil caballos
y ciento quince mil infantes ; los franceses tenian
mas de ciento treinta mil de estos , y solo quince
ó diez y ocho mil caballos. Esta superioridad en
caballería daba gran ventaja á. los austriacos . es-
pecialmente en fas retiradas. Tenian tambien en
su favor el obedecer á un solo general; pues desde
la marcha de Wurinser, los dos ejércitos imperia-
les se hallaban á las supremas órdenes del jóven
archiduque Carlos , que ya se hacia distinguido en
Turcoing, y de cuyos talentos se esperaba mucho.
Los franceses tenian dos buenos generales , pero
obrando aislados , á gran distancia uno de otro , y
bajo la direccion de un gabinete que se halla-


FRANCESA.
187


ba á doscientas leguas del teatro de la guerra.
Espiraba el armisticio el 14 de pradial (30 de


g oa` n). Las hostilidades empezaron por un recono-
cimiento general en todos los puntos avanzados.
El ejercito de Jourdan se estendia, como sabemos,
desde los al rededores de Maguncia hasta Dussel-
dorf. En Dusseldorf tenia una cabeza de puente
para pasar á la orilla derecha , y despues podia
subir por entre la linea de la neutralidad prusiana
y del Rin , hasta las orillas del Lahn, dirigiéndose
despues desde aqui al Mein. Los austriacos tenian
diseminados quince O veinte mil hombres á las ór-
denes del príncipe de Wurternberg desde Maguncia
á Dusseldorf. Jourdan hizo que kleber saliese por
Dusseldorf con veinte y cinco mil hombres, y ha-
biendo envuelto este á los austriacos, los batió en
Altenkirchen el 46 de pradiai (a de junio) y subió'
por la orilla derecha entre la línea de neutralidad
y el Mein. Cuando llegó Jourdan a la altura de
Neuwied y cubrió este desfiladero, pasó el rio con
parte de sus tropas, aprovechándose del puente
que tenia en este punto, y fué á unirse con Kleber
en la orilla derecha , de macera que se halló en
Lahn con cuarenta y cinco mil hombres próxima-
mente el dia .17 de pradial (5 de junio). llabia de-
jado á Marceau delante de Ma guncia con treinta
mil hombres, y el archiduque Carlos , que estaba
hacia aquel punto , al saber que los franceses re-
petian la escursion del año anterior v desemboca-
ban otra vez por Dusseldorf y Neuwied, se dirigió
á la orilla derecha con parte de sus fuerzas para
oponerse á su marcha. Propúsose Jourdan atacar
el cuerpo del príncipe de Wurtemberg antes que
le llegase refuerzo ; pero viéndose obligado a di-





488 REVOLUC1ON


]atarlo día , perdió la ocasion , y icé él mismo
acometido en Wetzlar el 19 de pradial (7 de junio).
Guarnecia el Lahn con el Rin a su derecha, y su
izquierda en Wetzlar. Acometiendo el archiduque
cou la masa de sus fuerzas, batió su ala izquierda
formada phi la division Lefevre, oblig ridola á re-
plegarse ; batido, pues, Jourdau en la izquierda se
vela obligado á. apoyarse en su derecha que llegaba
al Rin, hallandose impelido hacia este rio. Para no
caer en él debia atacar al archiduque, y aventurar
una batalla con el Rin á la espalda, siendo muy
dificil que en caso de una derrota pudiese llegar a
los puentes de Neuwied y Dusseldorf. Viendo,
pues , que ademas del peligro de la batalla era inú-
til esta, supuesto que habla llenado su objeto, atra-
yéndose al enemigo, y sacando parte de las fuer-
zas austriacas desde el alto al bajo Rin pensó que
convenía replegarse y ordenó la retiri da que se
hizo con serenidad y denuedo. Volvió á pasar el
Neuwied , y prescribió á Kleber que bajase hasta
Dusseldorf para pasar á la orilla izquierda , cucar-
«ando i e que marchase lentamente . pero que no
trabase ninguna accion seria. Mas Kleber viendose
apurado en Ukherath , y llevado de su instinto
guerrero , dió media vuelta contra el enemigo y
le descargó un golpe vigoroso pero inútil, despues
de lo cual se volvió á su campamento atrincherado
de Du.;seldorf. Jourdan, avanzando para retroce-
der en seguida, hacia desempeñado un cargo eno-
joso por interés del ejército del Rin. Los hombres
poco instruidos podían considerar en efecto esta
maniobra como una derrota, pero el celo de tan
valiente general no conocía límites y esperó que
el ejército del Rin se aprovechase de la dis-


FRANCESA.
489


traccion que le !labia preparado para tomar la
ofensiva.


Moreau, que en todas las operaciones de que
estuvo encargado en el Norte había demostrado
una prudencia, firmeza y serenidad estraordina-
rias estaba disponiéndolo todo para cumplir digna-
mente con su cargo y resolvió pasar el Rin por
Strasburgo, cuya gran plaza era un buen punto
de partida. Podia reunir en ella gran número de.
tropas, cuyo paso ravorecian las islas arboladas
que cortan la corriente del Rin en este punto. El
fuerte de Kehl, situado en la orilla derecha, era
fácil de sorprender, pues una vez ocupado podía
repararse y servirse, de él para proteger el puente
que se formase delante de Strasburgo.


Yodo estaba preparado para este objeto, y ha-
Ilandose dividida la aterido:1 de los enemigos ha-
cia el bajo Rin, ordenó Marean el 213 de valía:.
(41 de junio), un ataque general contra el campa-
mento atrincherado de cuyo ataque te-
nia por objeto llamar sobre el mismo punto la
atencion del general Latour, que. mandaba las tro-
pas del alto Rin, á. las órdenes del archiduque
Carlos, y estrechar á. los austriacos en su línea.
Este ataque dirigido con habilidad y vigor, tuvo
el mejor éxito. Inmediatamente despues, dirigió
Marean parte de sus tropas á Strasburgo, espar-
ciendo la voz Jeque iban á. Italia á reforzar su
to, y haciéndoles preparar viveresen todo el Fran-
co-Condado, para acreditar esta opinion. Otras
tropas salieron de las inmediaciones de liuninp,ne
para bajar á Strashurgo, y se supuso que estas
iban de guarnicion é Worms. Estos movimientos
se comenzaren de modo que llegasen todas las




490 REVOLUCtON
tropas al punto designado el 5 de mesidnr (23 de
juni o) . En efecto, en este dia se hallaron reunidos
veinte y ocho mil hombres en el radio de Stras-
burgo, ó en las inmediaciones, al mando del gene-
ral Desaix. Diez mil hombres debian tratar de pa-
sar por mas abajo de Strasburgo en los al rededo-
res de Gambsheiin, y quince mil desde Strasbur-
go á Kchl. El 5 por la tarde (23 de junio) se cerra-
ron las puertas de Strasburgo, para que no pu-
diese darse noticia al enemigo y durante la noche se
dirigieron con el ma yor silencio las tropas hacia


l rio. Fueron conducidas las barcas al brazo de
Mabita, y desde aquí al Rin. La gran isla de Ehr-
len-Rin arrecia un favorable intermedio para el
paso, y las barcas dejaron ea ella dos mil seiscien-
tos hombres. Estos valientes, no queriendo des-
pertar la atencion con el ruido de los tiros, acome-
tieron á la bayoneta á las tropas disemina 'as por
la isla, las persiguieron, y no las dieron tiempo
para cortar los puentecillos que iban desde ella á
la orilla derecha. Pasaron (letras de ellos los puen-
tes; y aunque ni la caballería ni la artillería po-
dian seguirles, se atrevieron á salir solos á la vas-
ta llanura que guarnece el rio aproximándose á
Kchl. A. poca distancia de alli estaba acantonado
el contingente de Suabia en el pueblo de Wilstett,.
y los destacamentos que llegaban, especialmente
de caballería, hacian arriesgada la situacion de la
infantería francesa que se habia atrevido á desem-
bocar en la orilla derecha. No tuvieron reparo en
mandar volver las barcas que la habian trasporta-
do, comprometiendo asi su retirada por ir á bus-
car ausilios; llegaron otras tropas, avanzaron ha-
cia Kehl, penetraron hasta las trincheras á la ha-


FRANCESA.
994


3'oneta y se apoderaron de ellas, volviendo contra
las tropas enemigas que llegaban de Wilstett la
artillería hallada en el fuerte, y rechazándolas. En-
tonces se colocó un puente entre Strashurgo
Kehl, que quedó concluido al siguiente dia 7 (25
de junio), y pasó por él todo el ejérciti. Los diez


hombres enviados á Gambshein no pudieron
intentar el paso por la creciente de las aguas; y
subiendo hacia Strasburgo, atravesaron el rio por
el puente que acababa de establecerse.


_Fue ejecutada toda aquella operacion con el
mayor secreto, exactitud y osadía, si bien es ver-
dad que disminuia mucho su dificultad y mérito
la circunstancia de estar diseminadas las tropas
austriacas desde Basilea hasta Manheim , pues el
príncipe de Conde se hallaba con tres mil ocho-
cientos hombres en Brissac;


- el contingeute de Sua-
bia ea numero de siete mil quinientos hacia el
Wilstett, á la altura de Strasburgo; y unos ocho
mil hombres al mando de Starrai acampaban des-
de Strasburgo hasta Manlicini. No habia pues mu-
cho que temer de las fuerzas enemigas ; pero esta
misma ventaja se debia al sigilo con que se efec-
tuó el paso, y á la prudencia con que se dispuso.


Semejante situacion facilitaba los mas glorio-
sos triunfos, y si Moreau hubiera obrado con la
rapidez, del vencedor dcMonteootte, hubiera caldo
sobre los cuerpos esparcidos á lo largo del rio,
destruyéndolos uno tras otro, y derrotado á La-
tour, que pasó desde Manheim á la orilla dere-
cha, v que por entonces contaba cuando mas con
treinta y seis mil hombres. Asi hubiera podido
deshacer completamente todo el ejército del alto.
Rin, antes que hubiera llegado el archiduque Cai-




192 REVOLUCION


los desde las orillas del Lah. La historia nos Co-
seña cuan esencial es la rapidez en la guerra, pues
sorprendiendo al enemigo se le destruye á trozos,
y un golpe ahora y luego otro no le dan tiempo para
volver ea sí, le desaniman y le dejan sin rellexion
ni aliento. Pero esta rapidez, de que tan buenos
ejemplos acabarnos de ver en los Alpes y en el Pó,
supone mas que mera actividad; supone un gran
objeto, una imaginacion sublime para conseguirlo,
y unas pasiones enérgicas para atreverse á pre-
tenderlo. Nada se hace en el mundo sin las pa-
siones y sin el vigor y atrevimiento que es-
tas comunican á la mente val corazon. Moreau,
hombre ilustrado y enérgico, no tenia aquel friego
abrasador que en la tribuna, en la guerra y en
todas las situaciones enciende á los hombres y los
arrastra á pesar suyo á las grandes empresas.


Empleó Moreau desde el 7 al 10 de mesidor
(23 á. 28 de junio) en reunir sus divisiones en la
orilla derecha del Rin llegando á marchas forza-
das la de Sa.int-Cyr que Rabia dejado en Manheim.
Mientras aguardaba esta division, tenia á su oran-
do cincuenta y tres mil hombres. v veía otros vein-
te mil diseminados al rededor. El día 10 de mesis
dor ',2S de junio) hizo atacar a diez mil austriacos
fortificados en el Renchen. Los batió y les hizo
ochocientos prisioneros: los restos de este cuerpo
se incorporaron con Latour que suhia por la ori-
lla derecha. Habiendo llegado Saint-Cyr el día 12
de mesidor (30 de jimio), todo el ejército se halló
al otro lado del rio, contando con sesenta y tres
mil hombres de infantería y seis mil caballos, que
componían un total de setenta y un mil hombres.
Moren dió el mando de la derecha á Ferino, el


FRANCESA.
493


centro a Saint-Cyr y la izquierda á Dcsaix. El se
hallaba al pié de las Selvas Negras.


Forman los Alpes de Suabia un promontorio
que corno sabernos, arroja el Danubio al Oriente,
y el Rin al Norte, atravesando por el Necker y el
Mein que van á desaguar en el Rin. Son aquellas
montañas de mediana altura, cubiertas de bos-
ques y cortadas por estrechos desfiladeros, estan-
do separado el valle del Rin del de Necker por una
cordillera que se llama las Selvas Negras, á cuyo
pié se hallaba Moren debiendo atravesarla para
desembocar en el valle del Necker. El contingente
de Suabia y el cuerpo de Conde subían hacia la
Suiza para guardarlos pasos superiores de las Selvas
Negras; y Latour con el cuerno principal volvia de
Manheini para guardar los inferiores por Rastadt,
Ettlieáen y Pforzheim. Moreau podía sin inconve-
niente prescindir de los destacamentos que se re-
tiraban por la parte de la Suiza y dirigirse sobre
Latour con el total de sus fuerzas, pues infalible-
mente le hubiera destruido. Victorioso entonces,
hubiera desembocado en el valle de Necker antes
que el archiduque Callos; pero como general pru-
dente confió á Ferino el cuidado de seguir con su
derecha los cuerpos de Suabia y de Conde', y di-
rigió á Saint Cyr con el centro directamente hacia
las montañas para ocupar ciertas alturas, mien-
tras él iba costeando sus faldas para bajar á Rastadt
antes que Latour. Esta marcha era un doble re-
resultado de su circunspeccion y del plan de Car-
not. Deseaba resguardarse por todas partes y es-
tender al mismo tiempo su linea hacia Suiza para
estar dispuesto á sostener por los Alpes el ejército
de Italia. Púsose Moreau en movimiento el día


Biblioteca popular.
T. Y. 519




194 REVOLUCION


30 de junio), marchando entre el Rin y las mon-
tañas, por un pais desigual, lleno de bosques y
cruzado por torrentes. Se adelantaba con circuns-
peccion y no llegó á Rastadt basta el dia 15 (3 dejulio). Era tiempo aun para derrotar á Latour, que
aun no se había incorporado con el archiduque
Carlos, el cual al saber el paso llegaba á marchas
forzadas con veinte y cinco mil hombres de refuer-
zo. Dejaba treinta y seis mil hombres en el Lahn y
veinte c siete mil delante de Maguncia para hacer
frente a Jourdan, todo á las órdenes del general
Wartensleben. Se apresuraba lo mas que podia,
pero sus cabezas de columnas estaban aun muy
distantes. Despues de haber dejado Latour guarai-
cion en Manhein, contaba á lo mas con treinta y :•
seis mil hombres, hallándose colocado en el'Murg;
que desagua en el Rin, con su izquierda en Gerns-
bach en las montañas, su centro al pié de ellas ha-
cia Kuppenheim, un poco delante del Murg; su
derecha en el llano, á lo largo de los bosques de
Neiderbulh que se estienden por la orilla del Rin,
y su reserva en Kastadt. Era una imprudencia queLatour trabase accion antes que llegase et archi-
duque; pero confiando en su posicion, queria ha-
cer resistencia para cubrir el camino real que va
desde Rastadt a parar al Necker.


No tenia Marean consigo mas que So izquier-
da, porque el centro que mandaba de Saint-Cyr
se habia, quedado detras para apoderarse de
nos puntos en las Selvas Negras; circunstancia
que restablecia la desigualdad de las fuerzas. El
47 de mesidor (5 de julio) atacó á Latour. Sus tro-pas se portaron con mucho brio, apoderándose de
la posicion de Gernsbach, en el Mtourg, y pene-


FRANCESA. 495


traron en Kuppenheim, hacia el centro de la posi-
cion enemiga; pero en la llanura costó trabajo á
sus divisiones destilar con el fuego de la artille-
ría y á la vista dela numerosa caballeríaaustriaca;
sin embargo, entraron en Niederbulh y Rastadt, y
lograron hacerse dueños del Murg en todos los
puntos, cayendo en su poder mil prisioneros.


Se detuvo Moreau en el campo de batalla sin
querer perseguir al enemigo, á quien hubiera po-
dido aniquilar por no haber llegado aun el archi-
duque; pero sus tropas estaban fatigadas, v cono-
cia :o necesario que era llamar á Saint-Cvr para
obrar con mayores fuerzas, y asi esperó hasta el
21 de mesidor (9 de julio) antes de dar nueva
accion. Este intervalo de cuatro dias permitió lle-
gar al archiduque con un refuerzo de veinte y cin-
co mil hombres, y al enemigo combatir con igua-les fuerzas.


Tarnbien lo eran sobre poco mas ó menos lasposiciones respectivas de los dos ejércitos, pues
ambos se hallaban en la linea perpendicular sobre
el Rin con una ala en las montañas, el centro al
pié de ellas, y la izquierda en la arboleda y pan-
tanosa llanura que guarnece el rio. Moreau que se
desengañaba lentamente pero siempre á tiempo,
porque conservaba la calma necesaria para recti-
ficar sus errores, conoció cuando combatía en
Rastadt, lo importante que era dirigir su princi-
pal esfuerzo á las montañas. En efecto el que fuere
dueño de ellas tenia las salidas al valle del Necker,
objeto principal porque se peleaba, y podia ade-
mas estrechar á su enemigo y precipitarle en el
Rin. Moreau tenia una razon mas para combatir
en las montañas: su superioridad en infantería y


'01




496


REVOLCC1ON


SU inferioridad en caballería. El archiduque cono-
cia corno él la importanciade establecerse en ellas,
pero en sus numerosos escuadrones tenia tambien
la razon para conservarse en la llanura. Repuso
la posicion tomada por Latour; envió á los sajones
á las montañas para adelantar á l'orean ; hizo re-
forzar el llano de Rothensol en que se apoyaba su
izquinlía, y desplegó su centro al pié de las mon-
tañas delante de Malsch, y su caballería en la lla-
nura. Quería atacar el dia 22 de mesidor (10 de
julio), pero Moreau se anticipó y le atacó el dia
21 (9 de julio).


El general Saint-Cvr, que ya se habia reunido
á Moreau formando su 'ala derecha, atacó el llano
de Rothensol, y desplegó aquella precisinn, y ha_
bilidad en las maniobras que le distinguie:á do-
rantesu honrosa carrera. No habiendo podido des-
alojar al enemigo de una posicion formidable, le
cercó de tiradores, despues hizo intentar una car-
ga v fingir una fuga para obligar á los austriacos
á. dejar su posicion y lanzarse en pos de los fran-
ceses. Esta maniobra le salió perfectamente , pues
viendo los austriacos adelantarse á. los franceses.
y despues huir atropellándose, dieron tras ellos;
entonces el general Saint-Cyr que tenia dispues-
tas tropas, las envió contra los austriacos que ha-
bian dejado su posicion, y se hizo dueño del llano:
desde cu y o momento avanzó, intimidó á los sajo-
nes destinados á pasar nuestra derecha , v los
obligó á replegarse. Desaix se comprometió viva-
mente con los austriacos en el centro, junto a Mal-
sech, tomó y perdió este pueblo, y concluyó la.
accion ganando las últimas alturas que se encuen-
tran al pie de las montañas. En la llanura no ha-


FRANCESA.
497


bia jugado nuestra caballería, pues Moreau la ha-
bía tenido á la entrada de los bosques. flallabase
pues indecisa la batalla escepto en las montañas;
pero este era el punto importante, porque llevan-
do adelante so triunfo, Moreau podia estender su
ala derecha al rededor del archiduque, quitarle las
salidas del valle de Necker y precipitarle al Rin.
Es verdad que el archiduque, si perdía las monta-
ñas, que eran su base, pocha tambien a su vez ha-
cer perder á Moreau el Rin que era la nuestra;
podía renovar sus esfuerzos en la llanura , batir á
Desaix, y adelantándose á lo largo del Rin, dejar
á Moreau fuera de posicion. En estas ocasiones el
menos atrevido es el comprometido y el que se
cree cortado, es quien lo está en efecto. El archi-
duque creyó deber retirarse por no comprometer
con un movimiento arriesgado la monarquía aus-
triaca, que n.o contaba con otro apoyo que su
ejército. Se ha vituperado esta resolución que
producia la retirada de los ejércitos imperiales, y
espouia la Alemania á una invasion. Se puede ad-
mirar esta hermosa y sublime osadía del genio que
obtiene grandes resultados á fuerza de grandes pe-
ligros, pero no se podría erigirlos en ley constan-
te; solo la prudencia es un deber en una situacion
como la del archiduque, no debiendo culparle por
haber marchado en retirada , para adelantarse á
Moren en el valle de Necker, v proteger asilos es-
tados hereditarios. En efecto, adoptó inmediata-
mente la resolución de abandonar la Alemania,
que no podia cubrir ninguna línea, y dirigirse su-
biendo el Mein y el Necker, á la gran línea de los
estados hereditarios, la del.Danubio. Este rio, cu-
bierto por las dos plazas de Ulm y Ratisbona, era




498 REVOLUCION


la defensa mas segura del Austria. Concentrando-
alli sus fuerzas, el archiduque se hallaba en su ca-
sa, colocado sobre un gran rio, con fuerzas igua-
les á las del enemigo , y pudiendo maniobrar en
ambas orillase destruir uno de los dos ejércitos in-
vasores. El enemigo, por el contrario, se hallaba
rntiv lejos de su casa, á inmensa distancia de su
base, sin la superioridad de fuerzas que compensa
el riesgo de alejarse, corno la desventaja de tener-
que atravesar un terrible pais para atacar y reti-
rarse, y finalmente con el inconveniente de ha-
llarse dividido en dos cuerpos y ser mandado por
dos generales. De este modo ganaban los impe-
riales acercándose al Danubio, cuanto los france-
ses perdian; pero para lograr estas ventajas, debía
el archiduque llegar sin derrota al Danubio, reti-
rándose con serenidad, pero sin exponerse á nin-
°lin encuentro.


Despues de haber dejado guarnicion en Ma-
guncia, en Ehrenbreitsteim, en Cassel y en Man-
heim, ordenó á •Wartensleben que se retirase po-
co á poco por el valle del Mein, ganando el Danu-
bio, v trabando diariamente algun encuentro para
conservar la disciplina de sus tropas, pero no tan-
to que las comprometiese en una accion general.
Otro tanto hizo él mismo con su ejército; le llevó
desde Piorzbeim al valle del Necker, y no se detu-
vo mas tiempo que el preciso para reunir sus par-
ques y darles tiempo de retirarse. Wartensleben
se replegaba con treinta mil infantes y quince mil
caballos, y el archiduque con cuarenta mil hom-
bres de infantería y diez y ocho mil de caballería
que componian un total de ciento tres mil hombres.
Los denlas se hallaban en las plazas, ó habian.,


FRANCESA. 499
desfilado por el alto Rin hacia la Suiza, ante el ge-
neral Ferino que mandaba la derecha de Moreau.


Luego que este último decidió la retirada
de los austriacos el ejército de Jourdan pa-
só de nuevo el Rin por Dusseldorf y Neu-
vied, maniobrando como lo habla hecho siempre,
y se dirigió á Lahn para salir en seguida al valle
del Mein. A.delantaronse pues en dos columnas los
ejércitos franceses, á. lo largo del Mein y el Nec-
ker, en persecucion de los dos ejércitos imperiales
que hacían una brillante retirada. Los numerosos
escuadrones austriacos defendiendo la retaguardia
irnponian con su masa, resguardaban á su infante-
ría é inutilizaban cuantos esfuerzos hacíamos para
alcanzarla. Moreau que no tenia nada á que aten-
der al salir del Rin marchaba con setenta y un mil
hombres. Jourdan que debió bloquear á Maguncia,
Cassel y Ehrenbreitstein y destinar veinte y siete
mil hombres a estas operaciones , solo marchaba
con - cuarenta y seis mil, y no era aun superior á
Wartenslebed.


Conforme al plan vicioso de Carnot, era preci-
so siempre adelantar las alas del enemigo, es de-
cir, alejarse del punto esencial, que era la reunion
de los dos ejércitos. Esta reunion hubiera permi-
tido destinar al Danubio una masa de ciento quin-
ce ó ciento veinte mil hombres, masa terrible y
enorme, que hubiera desbaratado lodos los cálcu-
los del archiduque, inutilizado todos sus esfuerzos
para concentrarse , pasado el Danubio á su vista,
apoderádose de Ulm,desde esta base amenaza-
do á Viena, y conmovido el trono imperial.


* Deben leerse acerca de esto las reflexiones que hizo Nape-
leon apoyadas con tan brillantes ejemplos.




00 REVOLUCION


Pero conformándose con el plan de Carnot,
Moreau debia apo yarse en el alto Rin v el alto Da-
nubio, y Jourdan hacia la Bohemia. Otra razon se
daba áMoreau para apoyarse en este punto que
era la posibilidad de comunicar por medio del 'I: i-
rol con el ejército de Italia; lo cual suponia la eie-
cucion del 'gigantesco plan de Bonaparte , justa-
mente desaprobado por el Directorio. Como Mo-
reau quería al mismo tiempo no verse demasiado
separado de Jourdan, y comunicarse C011 él por la
izquierda, mientras lo hacia por la derecha con el
ejército de Italia, se le vió en las orillas del Nec-
ker ocupar una línea de cincuenta leguas. Jour-
dan, encargado por su parte de perse guir aWar-
teusleben, se habla visto precisado á alejarse de
Moreau; y como Warteuleben, que era , un ruti-
nero, nada entendía del pensamiento del archidu-
que, en vez de aproximarse al Danubio, se dirigía
hacia Bohemia para cubárla, y :Jourdan se veia
obligado para alcanzarle á estenderse cada vez mas.
De este modo los ejércitos enemigos nadan cada
uno por su parte lo contrario de lo que dehian:
sin embargo, entre tY,T artensleben y Jourdan me-
diaba la diferencia de que el primero faltaba. á.
una órden muy acertada, y el segundo se veia
obligado á cumplir con otra de.scabeilada. La falta
de Wartensleben era:suya, mas La, de Jourdan era
del director Carnot.


Moreau dió un. combate en Cfa,nstadt para el pa-
so del Necker, y seinterná despues en los desfila-
deros del Alb, cordillera que separa el Necker del
Danubio, como le separan del Rin las Selvas Ne-
gras. Atravesó estos desfiladeros, y desembocó en
el valle del Danubio á mediados de termidor (fines


FRÁNCESA,, 20,1
de julio), despues de un mes de marchas. Jourdan,
despues de haber pasado desde las orillas del Lahn
á las del Mein, y de haber dado una accion en
Friedberg , se detuvo delante de la ciudad de
Frauefort,a, la que amenazó con un bombardeo si-
no se la entregaban inmediatamente. Los austria-
cos no consintieron en ello sino á condicion de un
armisticio de dos dias, lo cual le permitía atravesar
el Mein, adquiriendo considerable ventaja , pero
salvaban una ciudad interesante, cu yos recursos
podían ser útiles al ejército. Accedió Jourdan á la
condicion, y se entregó la plaza el 28 de mesidor
(16 de julio). Impuso Jourdan contribuciones á es-
ta ciudad, pero con tanta moderacion , que desa-
gradaron al ejército los miramientos que guardaba
Con un pais enemigo. El rumor de la opulencia
con que vivid el ejército de Dalia !labia exaltado
los ánimos, que querian vivir lo mismo en Alema-
nia. Jourdan subió despues por el filein, se apode-
ró de Wurtzbourg el 7 de termidor (25 de julio),
saliendo despues por mas allá de las montarlas de
Suabia en las orillas del Naab, que se precipita en
el Danubio. Se hallaba con corta diferencia en la
misma altura y al mismo tiempo que Moreau, es
decir, á mediados de termidor (principios de agos-
to). La Suabia y la Sajonia hablan accedido a la
neutralidad, enviado á Paris agentes que tratasen
de la paz, y allanándose a las C011 tri buciones. Re-
tiraron sus ejércitos, v disminuyeron asi el aus-
triaco en unos doce mil hombres, que á la verdad
vallan muy poco , porque se batian sin entu-
siasmo


Asi se hallaban nuestros ejércitos á mediados
del estío, dueños de la mitad de la Alemania, pues




202 REVOLUION


la hablan invadido hasta el Danubio y amenaza-
ban á la Europa. Tambien había dos meses que la
Yendee estaba sometida, y se podian destacar de
los cien mil hombres esparcidos por el Oeste,
cincuenta mil por lo menos para destinarlos donde
fuesen necesarios, con todo lo cual quedaban glo-
riosamente cumplidas las promesa s


del Directorio.


CAPITULO IV.


Estado interior de la Francia á mediados de179n, ario IV.—Apu-
ros de hacienda en el gobierno. Supresion de las adulas y
del papel moneda.—Ataque del campamento de Grenelle por
los jacobinos.—Renovaeion del pacto de familia con Espa-
fia, y provecto de una cuádruple alianza.—Proyecto de una
espedicion á Irlanda.—Negociaciones en Italia.—Condnuacion
de las hostilidades; llegada de Wurmser al Adige ; victorias
de Lonato y de Castiglione.—Operaciones en el Danubio; bata-
lla de Nereshein : marcha del archiduque Cárlos contra Jour-
dan.—Marcha de Bonaparte sobre el Brenta ; batallas de Re
veredo, Bassano y San Jorge; Retirada de Wurmser A Mántua._
Vuelta de Jourdan al Mein, batalla de Wurtzboug ; retirada de
Moreau.


Jamás se habla presentado la Francia mas po-
derosa á la Europa aue durante el verano de 1796,
pero su si tuacion interior estaba muy lejos de cor-
responder con su esterior magnificencia. Era muy
singular el espectáculo que presentaba Paris,


• ; por que los patriotas furiosos desde el arresto de
Babeen Drouet v sus domas corifeos, odiaban al
gobierno , y no deseaban va que venciese la re-
pública, desde que sus victorias servian para pro-
vecho del Directorio. Los enemigos declarados de
la revolucion las negaban obstinadamente y los
que estaban cansados de ella afectaban no creer-
las. Algunos ricos de poco tiempo, que debian sus




,;›ark REVOLUCION


tesoros al agiota ge ó suministros , ostentaba
n un


luj o estraordinaiqe y
manifestaban la mas ingrata


indiferencia hacia aquella revolueion que habia
hecho su fortuna. Este estado moral era resultado
inevitable de un cansancio general en la nacion,
de pasiones inveteradas en los partidos , y de la
codicia que la crisis de hacienda había disperta-
do. Pero bahía aun muchos franceses , republica-
nos y entusiastas, cosos sentimientos se conser-
vaban




'W




aun, que celebraban interiormente nuianes-
tras victorias, que en vez de, negarlas recib al
contrario la noticia trasportados de júbilo, y que
pronunciaban con afecto y achniracion los nombres
de Boche, Jourdan , Illoi:eau y


Bonaparte. Estos


querían que se hiciesen nuevos
erzos y se


ti'nos átono buir con


FRANCESA. 205
desobediente, y que por lo mismo iban á separarle,
perdiendo asi la república un gran general , y
cortándose, cuando menos se pensaba, su impor-
tuna Tambien los mal intencionados se
apresuraron á esparcir los rumores mas absurdos:
llegaron á suponer que Boche , existente á la sa-
zon en Paris, iba á salir para arrestar á Bonapar-
te en medio de su ejército. El gobierno le escri-
bió á este una carta que desmentia todos estos ru-
mores, repitiéndole que era digno de toda su con -
lanza. Hizo publicar la carta en todos los periódi-
cos, entonces el valiente Boche, incapaz de en-
vidia:contra un rival, que en dos meses ¡labia ade-
lantado á los primeros generales d


•e la república,
tambien escribió un papel para manifestar que
era falso lo que se le imputaba. Copiamos esta
carta tan honrosa para estos dos jóvenes héroes,
que se diriia al ministro de la policía, y se pu-
blicó en los términos siguientes:


«Ciudadano ministro.
: al tunos hombres que


meollos ó desconocidos en lc--)s primeros años de
dafundacicn de la república, buscan en la actua-
didad los medios de destruirla, y si hablan de ella
(es para calumniar á, sus mas firmes defensores,
«hace pocos dial han esparcido los rumores mas
«ofensivos á los eiércitos, y á uno de los genera-
«les que los manda. ¿No les hasta para conseguir
«su objeto, estar en correspondencia abierta con
«la horda conspiradora que reside en Hamburgo,
Isin añadir tambien el envilecimiento de los ge-
«fes de los ejércitos para conseguir la proteccion
«de los dueños que intentan dar y la Francia? ¿O
«piensan tal vez que aquellos son tan débiles co-
mo en otro tiempo, y que se dejarán injuriar sin


obligase a los malero ns
todas sus facultades á la -glori


a y majestad de la
república.Para empañar el brillo de nuestros triunfos y
disminuir su importancia , se dedicaban los par-
tidos á desacreditar á nuestros generales , cucar-
nizandose especialmente canel mas jóve,


ombre
n yse dis-


-


iinguido que era Bonaparte; cuyo n
ha


bía hecho en dos meses tan glorioso. El 13 de,
venditniario dió mucho miedo a los realistas, y
por eso le trataban con poca consideracion en sus
periódicos. Se sabia que en Italia había manifes-
tado un carácter mu y


imperioso , se admiraban-
del modo con que obraba en los estados de este
pais, concediendo ó negando a su erra;


albedrio armis
se
-


ticios que decidían de la paz y de la gu
y


sabia que sin valerse del conducto de la tesorería,
habia enviado fondos al ejército del Rin. Compla-


, pues, en decir maliciosamente que era un
ríans ,




206 nEvOLUCION


«Salir a su defensa? ¿por qué se ha hecho Bona-
«parte el blanco del odio de estas gentes? ¿Es
«porque ha batido á sus amigos y aun á ellos mis-


mos en vendimiario? ¿Es porque res
ue
l


ve los edios
ejér-


«eitoS de los reyes y presta á la república m
«para terinioar gloriosamente ta honrosa guerra?
«¡Mi! valiente jóven: ¿ qué militar republicano •


«ha y que no se encienda en deseos de imitarte?
«Animo, Bonapartel Conduce nuestras armas vio-
«toriosas á Nápoles y á Viena; responde á tus ene-
«migos personales, humillando á los reyes, dando
«nuevo esplender á nuestros ejércitos , y deja á,
«nuestro cargo el cuidado de tu gloria!


«Lástima y risa me ha dado al ve. r hombres, que
«por otra parte tienen algun talento , manifestar
«una inquietud que no sienten, acerca de los po-
«deres concedidos á los generales franceses . :Bien -
«los conoceis á casi todos , ciudadano ministro.
«¿Quien es el que, aun suponiéndole bastante in-
«flujo sobre su ejército para obligarle á marchar
«contra el gobierno, se atreveria jamás a hacerlo
«sin que sus mismos compañeros le aniquilasen
«inmediatamente? Xpenas se conocen los genera.
«les ni tienen correspondencia entre sí; v su mis-


mo número debe tranquiliza r sobre los designios
«que se atribuyen á uno de ellos. ¿Se ignora lo
«que pueden en los hombres la envidia, la ambi-
«cion, y aun me atrevo á añadir, el amor á la pa-
«tria y el honor? Tranquilizaos pues , modernos
«republicanos.


«:algunos periodistas han llevado el absurdo
«hasta el punto de hacerme ir á Italia para pren-
«der it un hombre que estimo y cuya conducta
«debe encomiarse dignamente; perobien puede


FRAYCESA. 207
«creerse que en los tiempos en que vivimos pocos
«generales se encargarian de hacer el papel de
«.-eudarmes, aunque muchos estén dispuestos á
«combatir contra las facciones y los facciosos.


«Desde que estoy en Paris he visto hombres
«de todas opiniones, y podido apreciar algunos en
«lo que valen. Hay algunos que. juzgan que el go-
«bierno no puede marchar sin ellos; v que gritan
«por obtener empleos. Oh os á pesar' de que na-
«die se acuerda de ellos, se figuran que se ha ju-
rado perdarlos, y gritan para inspirar interés. Vi


«emigrados mas franceses que realistas llorar de
«alegría al saber nuestras victorias, y tambien be
«visto parisienses que las ponen en duda. Parece-
«me que un partido ambicioso pero falto de recur-
sos , intenta derribar el actual gobierno para


«sustituir la anarquía ; que otro mas peligroso y
«sagaz y que cuenta en todas partes con amigos,
«aspira á trastornar la república para dar a la
«Francia la constitucion defectuosa de 1791 , y
«unaguerra civil de treinta años, y por ultimo otro.
«tercer partido, que si sabe despreciar á los dos
«restantes , y tomar sobre ellos el imperio que le
«dan las leyes, los vencerá porque esta compues-
to de republicanos sinceros, laboriosos y honra-


«dos, cuyos medios son el talento y las virtudes,
«y porque cuenta en el número de sus partidarios
«a todos los buenos ciudadanos v á los ejércitos,
«que sin duda no habrán vencido durante cinco
«años para dejar a su patria esclavizada.»


Estas dos taitas impusieron silencio á los ma-
lévolos, y calmaron aquellas voces.


Mas en medio de toda su gloria inspiraba las-
lima el gobierno por su estremada pobreza. El




208 REVOLLICION


nuevo papel moneda se habia sostenid o poco


tiempo;
privando con su caida al Directorio de un


importante recurso. Recordaremos que en 26 de
ventoso (16 de marzo) , se . crearon e hipotecaron
sobre un valor correspondiente de bienes, dos mil
y cuatrocientos millones de cédulas; parte de es-
tas se habían destinado á retirar los veinte ycircu-


cua-


tro millones de asignados que quedaban en
la.cion, y el resto en remediar nuevas necesida-
des, lo cual era, como hemos dicho, en cierto ino-
do, una reimpreaion del antiguo papel con un nue-
vo titulo y una cifra nueva. Los veinte y cuatro
millones de asignados, se habian sustituido por
ochocientos millones de cédulas, y en vez de crear a:-


aun Otros
cuarenta y ocho millones de los prime- ."


ros, se creaban mil seiscientos millones de los se-
nudos. La diferencia, pues, no existía mas que
en el titulo y en la cifra; pero tambien eximia en
la hipoteca, porque los asignados por un efecto de
las subastas, no representaban un valor d meteri-
nado de bienes; pero las cédulas, por el contra.-
río, debiendo proporcionar los bienes por la sim-
ple oferta del precio ea 1790, representaban exac-
tamente la suma de dos mil cuatrocientos millo-
nes. Nada de esto impidió su crédito , que foé el
resultado de diferentes causas. La Francia on q eu-


ria ya papel, pues habia resuelto no creer en él.
Por grandes que sean las garantias, cuando no se
atiende. á ellas, son como si no existiesen. Ade-
mas, la cifra del papel, aunque reducida , no lo
estaba bastante. Be conver flan veinte y cuatro mil
millones de asignados en ochocientos millones de
cédulas, y por tanto se reducia el antiguo papel
á su trigésima parte, cuando hubiera debido recta-


FRANCESA.
209


círsele para que hubiese exactitud á la ducentési-
ma, porque veinte y cuatro oil millones, vahar
cuando mas ciento vainte. Reproducirlos en la cir-
colacion por ochocientos millones, convirtiéndolos
en cédulas, era un error. Es verdad que se daba
en hipoteca igual valor de bienes, pero una tierra
que en 1790 valía cien mil francos , no se vendía
en la actualidad mas que por veinte y cinco ó
treinta mil; y por consiguiente el papel que lleva-
ba este nuevo titulo y cifra , aunque representa-
se exactamente los !Tienes, no podía valer como
ellos mas que la tercera parte en metálico. Que-
rer hacerlo circular á la par, era traficar con la
mentira, pues aun cuando hubiera sido posible
devolver la confianza al papel, la suposicion exa-
,Yerada de su valor, debía hacerle siempre bajar,r, •
de modo que aunque en todas partes era forzosa
su circulacion, le recibieron mucho tiempo, sien-
do ademas impotentes á la sazon las violentas me-
didas que se !rabian dictado en 1790. Nadie con-
trataba va mas que en metálico , apareciendo en
la circuiacion todo aquel numerario que se Babia
creído perdido ó espoliado al estrangero ; se ma.-
nifestaba el que hibia estado oculto , y volvia á
entrar el que !rabia salida de Francia. Las provin -
cias.


meridionales estaban llenas de pesos fuertes
procedentes de España, v traidos por necesidad.
.EI oro y la plata van con todos los géneros á don-
de la necesidad los llama ; su precio solo es mas
subido , v se mantiene asi hasta que hav sufi-
ciente cantidad, y la necesidad se satisface'. Aun
se cornetian algunas maldades en los reintegros
en cédulas, porque las leves, dando al papel cur-
so forzoso de moneda, permitían emplearle en el


Biblioteca Popular.
T. V. 520




210 REYOUCCION


pago
de obligaciones escritas: pero no se atrevian


a hacerlo mucho , y en cuanto á las estipulacio-
nes, se hacian en metalico. En ningumered
se veja mas que plata. ú oro ; y no se pagaba conotra cosa á los lornaleros Se hubiera dicho que
no existia papel en la Francia. Las Mulas solo
seec hallaban en manos de los especuladares que las
ribian del gobierno y las revendian á los com-
pradores de bienes nacionales.


De esta manera, por mas que existiese la cri-económica para el estado , habla cesado casi
spara los particulares. El comercio y la industria
que. se aprovechab a de su primer instante de re-poso , y de algunas comunicaciones abiertas en el
continen te por efecto de nuestras victorias, co-menzaban á tomar alguna actividad.No se crea, por masque la vanidad de algunos
gobiernos se haya empenado en decirlo, que nece-
sita la prodacciOn de que se la estimule para pros-
perar, pues basta conque no se la contraríe.Ella sa-
be muy bien aprovecharse del primer momento
para desarrollarse con una actividad asombrosa;
pero si los particulares recobraban un tatuo de su
pasado bienestar, el gobierno, es decir, sus gefes,
y sus agentes de toda clase, militares, adminllabistraan-


dores ó magistrados, e sus acreedores, se ha reducidos á una espantosa miseria. Las cédulas
que se les daban eran inútiles ea uss manossolo
podian hacer de ellas un uso, que era pasarlas álos especuladores en papel que entregaban seis
francos por ciento, y vendian despues éstas cédu-las a los compradores de bienes nacionales. Los.
censualistas pues, morian de hambre, los emplea-
dos presentaban sus dimisiones , y contra la cos-


FRANCESA. 21 4
lumbre, en vez de pedir empleos se renunciaban.
Los ejercites de Alemania e Italia que vivian en
paises . enelnigoA, se hallaban libres de la coman
miseria; pero los ejércitos del interior se hallaban
en el mas lasti noso estado. lloche no podia soste-
ner á sus soldados mas que con los frutos percibi-
dos en las provincias del Oeste, y se Yeia precisa-
do a sostener el estado de sitio para tener el dere-
cho de agenciarse comestibles en especie. Ni los
oliciale,s, ni él mismo, tenían con qué vestirse. La
racion de etapa que se habla establecido en Fran-
cia para las tropas que la recorrian habia faltado
muchas veces, pues los contratistas no querían
adelantar riada. La tropa que }labia salido de las
costas del Occéano para reforzar el ejército de Ita-
lia se hallaba detenida en el camino , llegando á
verse cerrados los hospitales, y á los infelices sol-
dados que los ocupaban, espulsados del asilo que
la república les debla, porque no podia dárseles re-
medio ni ahincaos. La gendarmería se hallaba
enteramente desorganizada , pues careciendo de
vestidos y equipo, no hacian casi ningun servicio.
Los gendarmes, queriendo ahorrar sus caballos,
que no se les reemplazaban , dejaban de proteger
los caminos; y así se velan infestados de rateros,
que siempre, aimadaa despues de las guerras civi-
les, y que entraban en las casas de campo y á ve-
ces en las poblaciones, cometiendo con inaudita
osadía robos y asesinatos.


Tal era, pues, el estado interior de la Francia
siendo el caracter particular de aquella nueva cri-
sis, la miseria del gobierno en medio de nigua de-
sahogo mas en los particulares. El Directorio solo
vivia de los restos del papel, y de algunos millo-


:




212 REVOLUCSON


nes que sus ejércitos le enviaban del estrangero.
El general Bonaparte le habla remitido va treinta,
millones y cien hermosos caballos de tiro que le
servían de alguna ostentacion.


Se trataba ahora de acabar de una vez con todo
aquel embrollo del papel moneda 2 y para esto se
necesitaba que su curso no fuese forzado, y que se
recibiese el impuesto en valor efectivo. Declaróse,
pues, el 28 de mesidor (I de julio), que todo el
mundo podría contratar como quisiera y e.Aipurecibir


la


en moncl ,a ó en papel; que las cédulas se


-


rían al curso efectivo, y que este lo averiguarla y
publicaría diariamente la tesorería. Por lin se
atrevieron á declarar que se recibirían los impues-


tos eu efectivo ó en cédulas al curso, y
solo se hizo


escepcio n
en la contribucion territorial. Desde la. •


creacion, de las cédulas se habla tratado de per-
cibirla en papel y no en especie, , aunque se sabia
que mas hubiera valido efectuar siempre lo Con-
trario, porque en medio de las variaciones del p,),-
pel se hubieran al menos recogido Y,Yeres. Decialó-
se, pues, Iras largas discusiones y prayect, s suce-
sivamente desestimados por los Xacianos que en
los departamentos fronterizos ó próximos á los
ejércitos. , se erigiese la recaudacion en especie;pero que en todas las demas se verilicasese en cé-
dulas al curso de los granos. Ási el trigo que en
4790 se valuaba ea diez francos el quintal, lo era
á la sazoa ea ochenta francos en cédula ,. ; y repre-
sentando cada diez trancos de cotizacion un quin-
tal de trigo, debía, pagare en la utualidad o.;lien-


ta francos en ce.dulas. Mucho mas sencillo hubiera
sido exigir el pago en efectivo ó en cédulas al cur-
so; pero no se atrevieron a hacerlo auu, pues aun-


FRANCESA. 2l 3
que se empezaba á tocar la realidad , era titu-
beando.


Tampoco se habla cobrado todavía el emprés-
tito forzoso, porque la autoridad no tenia la a l


bitra-
ria energía que hubiera llevado prontamente á
efecto resolucion semejante. Quedaban por perci-
bir mas de trecientos millones, y se decidí() que
en pago de empréstito é impuesto. se recibiesen las
cédulas á la par y los asignados a uno por ciento,
pero solo durante quince dias ; pues pasado este
plazo, el papel únicamente se recibirla al curso.
Esto era un medio para hacer que pagasen los mo-
rosos.


Una vez declarada la ruina de las cédulas, no
era posible recibirlas en pago integro de los bienes
nacionales que les estaban afectos. y era inevita-
ble la bancarrota, que, como de los asignados, se
labia pronosticado de ellas. En efecto, se anunció
que si las cédulas emitidas por dos mil cuatrocien-
tos millones desmerecían mucho de este valor c no
vallan mas que doscientos ó trescientos


, el estado no daria va el valor prometi-
do por los bienes, es decir, los dos mil cua-
trocientos millones. Sostúvose lo contrario , con
la esperanza de que se man tendrian las cedidas
con cierto valor; pero como cien francos valían
únicamente, cinco ó seis, el estado no podía, ya dar
una tierra de aquella cantidad en 1790, v detrein-
ta á cuarenta francos actualmente por solos cinco
ó seis. Esta era la especie de bancarrota que ha-
blan sufrido los asignados, v cuya naturaleza es-
plicamos anteriormente. El estado hacia entonces
lo que hoy una caja de amortizacion que compra al
curso de la plaza , y que en caso de una baja es-




2 t 4 REVOLUCION


traordinaria, comprarla por cincuenta lo que habia
espendido por ochenta ó noventa; por coosiguieute
se decidió el 8 de termidor (26 de julH que el Ulti-
mo cuarto de los dominios nacionales, hipotecados
por la ley de 26 de ventoso (laque creaba las célu-
las) , se entregarla en cédulas al curso, y en seis
pagos iguales ; y como se habia hipotecado por
ochocientos millones de bienes, este cuarto era de
doscientos millones.


Llegaba, pues , su fin al papel moneda , y no
faltara quien pregunte que por qué se hizo este.
segundo ensayo de cédulas que tuvieron tan poca
vida v aceptacion. En general se juzga de las pro-
videncias de este género independiente de las cir-
cunstancias que las han producido. El temor de
que faltase numerario habia indudablemente, con-
tribuido á la creacion de las cédulas; y sino hubie-
se habido otra razon, se hubiera cometido una
gran falta , porque no puede faltar el numerario;
pero habla habido necesidad de ellas , principal-
mente por la necesidad imperiosa de vivir con los
bienes y anticipar cantidades sobre su venta. Era
preciso poner en circulacion su precioantes de re-
tirarlo, y emitirlo al efecto en ferina de papel. El
recurso no fue sin duda muy grande cuando tan
pronto faltaron las cédulas; pero al fin hubo con
qué sostenerse cuatro ó cinco meses, que era algo.
Deben considerarse las cédulas como un nuevo
descuento del valor de los bienes nacionales, como
Un recurso mientras se vendian estos. Vamos ayer
cuántos apuros sufrió aun el gobierno antesde po-
der realizar la venta en metálico.


No le faltaban á la tesorería recursos próxi-
mos á exigir; pero meditaba con ellos lo que con.


FRANCESA.
SI


los bienes nacionales, que era preciso tenerlos en
la mano. Faltaba que recibir aun trescientos mi-
llones de empréstito forzoso; otros trescientos de
la contribucion territorial, es decir, todo el valor
de esta contribucion ; veinte y cinco millones de
la contribucion sobre el lujo ; todo el arriendo de
los bienes nacionales, y los atrasos de este pago
que ascendian á sesenta millones ; varias contri-
buciones militares; ei valor de las alhajas de los
emigrados; algunos atrasos, y finalmente ochenta
millones de papel contra el estrangero. Agrega-
dos. todos estos recursos á los doscientos millones
del último cuarto eld precio de los bienes, se te-
dian mil y cien millones, suma enorme, pero difi-
cil de hacerse efectiva. Para concluir el año ,• es
decir, para llegaral 1. 0


de vendimiarlo solo falta-
ban cuatrocientos millones que hubiera sido una
felicidad realizarlos inmediatamente á cuenta de.
mil y ciento. Para el siguiente año tenia las con-
tribuciones ordinarias que se esperaba percibirlas
todas en numerario, y que importando quinientos
y tantos millones, cubrian !o que se llamaba gasto
ordinario. Para los de la guerra en el caso de nue-
va campaña, tenia el resto de los mil y cien mi-
llones, puesto que en este año no debia'gastar olas
de cuatrocientos, y tenia finalmente las nuevas
hipotecas de los bienes nacionales. Dificil era re-
caudar estas sumas. El contante no se compone
nunca mas que de los productos del año ; y era
ademas muy dificil cobrarlo todo de una vez por
medio del empréstito forzoso, la contribucion ter-
ritorial y de lujo y la venta de los bienes. Empezó-
se á trabajar de nuevo en la recaudacion de las
contribuciones, y se facultó estraordinariamente al




216 REVOLUCION


Directorio para hipotecar bienes belgas por cien
millones en metálico. Los pagarés, especie de bo-
nos reales, teniendo por objeto descontar las en-
tradas anuales, habian corrido la misma suerte
que todo papel;no pudiendo hacer uso de este
recurso, el minis"tro pagaba a los provisionistas en
libranzas de liquidacioa que debían satisfacerse
con lasprimeras entradas.


Tales eran las mserias de aquel gobierno que
tantas glorias adquiria por fuera, sin cesar tampo-
co los partidos de agitarse interiormente. La su -
mision de la Vendée !labia d:.‘bilitado mucho las
esperanzas de la faccion realista; pero los agentes
de Paris no por eso se hallaban menos couvenci
dos del mérito de su antiguo i dan , que consistia
en no emplear la guerra civil sino en corromper
las opiniones y apoderarse poco a poco de los con-
cejos y autoridades, valieridose pa y a conseguirlo
de sus periódicos: En cuanto á los patriotas , ha-
blan llegado al último estremo de imlignacion y
protegido la fuga de Drouet, que se habla escapa-
do de la prision meditando nuevas conspiraciones,
á pesar de haberse descubierto la de ilábaluf.
Muchos antiguos convencionales y terinidorianos,
unidos antes al gobierno que ellos mismos hablan
formado el U de veudimiario, empezaban á ma-
nifestarse descontentos. Ya hemos visto que se
mandaba por una ley á los ex-convencionales que
no hablan sido reelegidos, y á todos los emplea-
dos depuestos, que saliesen de Paris. La policía
envió por equivocacion autos de arresto contra
convencionales , individuos del cuerpo legislativo,
cuyos autos se denunciaron amargamente en los
Quinientos. Tallien, que apenas se descubrió la


FRANCESA
217


trama de Babonf, manifestó expresamente su ad-
hesion al sistema del gobierno, se p ronunció ahora
resueltamente contra la policía del Directorio
contra la desconfianza con que se miraba á los pal
triotas. P.espondióle su acostumbrado adversario
Thibaudeau, y despues de una discusion bastante
acalorada y de variasacriminacioues, cada uno se
aferró en su opinion. El ministro Cochos , v sus
agentes y espias eran el principal Objeto del


.
dio


de los patriotas que habían sido los primeros blan-
cos de su vigilancia. Por lo demas la marcha del
gobierno estaba perfectamente trazada; y si se ha-
hm pronunciado enteramente contra los realistas,
se hallaba separado Cambien de los patriotas , es
decir, de aquella parte de los revolucionarios que
querían renaciese una república mas democrática,
y que hallaban en el actual régimen sobrada sua-
vidad respecto á los aristócratas Pero prescin-
diendo del estado de. la hacienda , la situacion del
Directorio, desprendido de todos los partidos , re-
primiéndolos con fuerte mano y contando con el
apoyo (le unos ejércitos tau admirables, prometia
bastante seguridad, y era mu y


interesante.
Ya habian hecho dos tentativas los patriotas


despues de la instalacion del Directorio v experi-
mentado otras tantas represiones. Hablan queri
do renovar el club de los jacobinos en el l'anteon,
v lo vieron cerrar por el gobierno : trataron des -
pues de formar una misteriosa conjuracion bajo la
direccion de Babceuf, v fueron descubiertos por la
policía quedándose sin sus nuevos corifeos. A.un
no se hablan cansado, y fraguaban otra tentativa;
y la oposicion que atacaba otra vez la ley del 3 de
brumario, excitó en ellos mayor furor, y les aten-





21-8 REVOLUCION


tó á dar el 'último golpe. Procuraban seducir á la
legion de policía que 'labia sido disuelta y mudada
en el regimiento vejete y uno de dragones, tentan-
do la fidelidad de este regimiento , y confiando en
que si lograban ponerle de su parte, todo el ejér-
cito del mterior, acampado en la llanura de Gre-
nelle, seguiría su ejemplo. Al mismo tiempo se
proponían suscitar un alboroto , disparando tiros
en Paris, arrojando por las calles escarapelas blan-
cas , y gritando ¡viva el rey! para hacer creer que
eran los realistas armados para destruir la repú-
blica,. Con este protesto hubieran podido acudir á
las armas, apoderarse del gobierno , y lograr que
se declarase en favor su yo el campamento de
Grenelle.


El 42 de fructidor (29 de agosto) pusieron en
ejecucion una parte de su provecto echando cohe-
tes y esparciendo escarapelas blancas por las ca-
lles: pero avisada la policía, tomó tales precaucio-
nes, que no les fué posible pasar adelante. No se
desanimaron sin embargo, y pasados al gunos días,
en el 2 72 de fructidor (9 de setiembre) resolvieron
consumar sus planes. Reunieronse en Gros-Caillon
treinta de los principales, acordaron tener aquella
misma noche una ¡nota en el barrio de VauEirard,
que se hallaba próximo al campamento de Grenelle
y estaba lleno de jardines y de tapias, presentando
líneas, tras las que podrían peunirse y hacer resis-
tencia en el caso de que fuesen atacarlos. Reonie-
ronse en efecto por la tarde hasta setecientos ú
ochocientos, armados de fusiles, pistolas, sables y
hojas de espada. Eran estos los mas re'meltos del
partido, y entre ellos se hallaban algunos oficiales
depuestos, que se presentaron con sus uniformes y


FRANCESA.
219


charreteras. Se hallaban asi mismo algunos ex-con-
vencionales con el uniforme de rep re sentantes; y


tambien Drouet, el cual se habia
quedado lto en Paris cuando su evasion. Patru-
se asegura i(


ocult
uq


llaba por Paris un oficial de la guardia del Direc-
torio con diez caballos. Cuando supo la reunion de
Vaugirard, acudió á este punto con su pequeña
partida; pero apenas llegó á él, le recibieron con
una descarga, y se vi.ó rodeado de doscientos hom-
bres armados, que le obligaron á escapar a toda
brida. inmediatamente fué a poner sobre las armas
la guardia del Directorio, v envió un oficial al cam-
pó de Grenelle para dar aviso. Los patriotas no
perdieron tiempo, pues acudieron inmediatamente
en número de algunos centenares, v se dirigieron
hacia el cuartel del veinte y uno de dragones, antes
legion de policía, y trataron de s o duci ries, diciendo
que iban á adherirse á sus opiniones. El gefe de -
escuadron Malo, que mandaba este regimiento, sa-
lió de su pabellon inmediatamente, montó á caba-
llo á medio vestir, reunió algunos oficiales y dra-
gone, y empezó á sablazos con los que proponían
avenencia. Este egemplo decidió á los soldados
que acudieron con sus caballos, cargaron contra la
bullanga, y la dispersaron inmediatamente. Mata-
ron é hirieron á muchos alborotadores, y prendie-
ron ciento treinta y dos. Alarmóse todo el campo,
que inmediatamente se puso sobre las armas y co-
municó el movimiento á Paris, el estrépito de la
refriega; pero todo se tranquilizó en breve asi que
se supo el resultado y lo descabellado de la inten-
tona. Mandó el Directorio encarcelar á los presos y
pidió á ambos consejos autorizacion para hacer vi-
sitas domiciliarias y apoderarse en ciertos barrios


II




220 REVOLUCION


de muchos sedicciosos que no hablan podido fugar-
se de Paris por hallarse heridos. Habiendo formado
parte de una rennion armada, debian juzgarlos tri-
bunales militares, y los entregaron á una comision
que empezó á fusilar algunos. Aun no se 'labia ter-
minado la organizacion del supremo tribunal na-
cional, y se apresuraron nuevamente á instalarle 4
para empezar el proceso de Babeen f.


No se le (lió á este descabellado proyecto mas
i mportancia de la que realmente mereria, es decir,
la de una de aquellas imprudencias que caracteri-
zan á un partido espirante. Solo los enemigos de la
revolucion afectaron darle gran valor, para tener
nueva ocasion de atribuirlo al terror, y de alarmar
á todo el mundo; pero en general infundió poco
cuidado, y este vano intento probó, mejor que to-
dos los lemas triunfos del Directorio, que su exis-
tencia era duradera, y que los partidos debian re-
nunciar á. destruirle.


Tales fueron los sucesos principales que ocur-
liaron en el interior, v mientras que se iban á dar
por fuera nuevos combates, se preparaban en Eu-
ropa imnortantes negociaciones. La república fran-
cesa se hallaba en paz con muchas potencias, pero
con ninguna tenia alianza. Los detractores que de-
cian antes, que jamás se la reconocerla, afirmaban
ahora que nunca tendria un aliado; y asi para res-
ponder a tan malévolas insinuaciones. trataba el
Directorio de renovar el pacto de familia con Espa-
ña, proyectando una cuádruple alianza, entre Fran-
cia, España, Venecia y la Puerta; por cuyo medio
esa cuádruple alianza, compuesta de todas las po-
tencias del Mediodía contra las del Norte, do-
minaria el Mediterráneo y Oriente, infundida te-


FRAISCESA.
221


mores á la Rusia, amenazada por retaguardia21 Aus t ria ,
y suscitaría otra enemiga marítima


á la Inglaterra, siendo ademas muy útil al ejército
de Italia, porque le daba el apoyo de las escuadras
venecianas v el de treinta mil esclavones.


Entre todas las potencias, la mas fácil de resol-
verse era la España, pues se hallaba resentida con-
tra la Inglaterra desde el principio de la guerra; y
los principales motivos que para ello tenia, eran la
conducta de los ing-eses en Tolon, y el secreto que
se guardó con el almirante español respecto á la
espedicion á Córcega. :dayores quejas tenia aun
despues de la paz con Francia, porque los ingleses
hablan insultado á su pabellon, apoderádose de las
municiones que la estaban destinadas, violado su
territorio, ocupado puntos amenazadores para ella
en América, fallado á las leves de las aduanas en
sus colonias, y tratado sin rebozo alguno de sub/e-
varias. Tantos motivos, unidos á las brillantes
ofertas del Directorio, que le prometía posesiones
en Italia, v á las y ictoilas que huelan creer se
cumplirian estas Promesas, decidieron por fin á
España á firmar el 2 de fruetidor (19 de agosto), uu
tratado de alianza ofensiva y defensiva con la Fran-
cia, que estrivaba en el pacto de familia. Segun es-
te tratado, ambas potencias se daban inútuaa garan-
tías de todas sus posesiones en Europa y las Indias,
prometiéndose recíprocamente un auxilio de diez
y ocho mil infantes v seis mil caballos, quince na-
víos de alto bordo, otros quince de setenta y cua-
tro cañones, seis fragatas v cuatro corbetas; cuyo
auxilio debia aprontarse á la primera insinuaeion
de la potencia que se hallase en guerra.


Se enviaron instrucciones á nuestros embajada-




222
REVOLUCION .


res .
para que hiciesen entender á.la Puerta y á Ye-


nema las ventaja s que reportarían ellas de concur-
rir á semejante alianza.


La república francesa no se hallaba ya tau islada
puesto que habla suscitado otra enemiga mas á la
Inglaterra. Todo anunciaba que en breve se segui-
ria al tratado de alianza con la Francia la declara-
cion de guerra entre España é Inglaterra.


M mismo tiempo preparaba el Directorio otros
obstáculos a Pitt. 8allabase Noche at frene, de
cien mil hombres diseminados por las costas del
Occeano; y sometidas la Vendée y la Bretaña,
anhelaba emplear estas fuerzas dignamen te , aña-
diendo nuevos triunfos á los de Wissemburg o y de
Laudan. Comunicó al ,robierno un provecto que
hacia mucho tiempo meditaba, el de una espedi-
cion á. Irlanda. Decia que pues se hahia sofocado la
guerra civil en las costas de Francia, dahia llevar-
se el incendio á las de Inglaterra, volviéndola con
la sublevacion de los católicos de Irlanda todo el
mal que ella nos 'labia hecho al revelar nuestros
poitevinos y bretones. La coyuntura era favorable:
los irlandeses se sentian mas irritados que nunca
contra la opresion del gobierno inglés; el pueblo
de los tres reinos padecia horrorosamente con la
guerra; y si se ariadian á los denlas males que va
esperimentaba, los de una invasion, podian llegar
al último grado de desesperaeion. El sistema -de
hacienda grad PM era incierto, y asi la empresa di-
rigida por Noche porfia producir asombrosos resul-
tados. A.cogióse inmediatamente el provecto que
apoyó con todo su poder el ministro de marina
Truguet, republicano esceleate, y ministro hábil.
Reunió una escuadra en el puerto de Brest é hizo


FRANCESA. 223
cuantos esfuerzos permitia el estado de la hacien-
da para armarla. Boche reunió por su parte la me-
jor tropa de su ejército y la acercó a Brest para
emba rca da, cuidando de esparcir diferentes noticias
va de una espedicion á Santo Domingo, y va de un
aesembarco en Lisboa para expulsar de Portugal á
las ingleses con el auxilio de España.


La Inglaterra que sospechaba el objeto de estos
preparativos, se hallaba profundamente alarmada.
Presagiaba nuevos riesgos del tratado de alianza
ofensiva y defensiva entre la España y Francia, y
las derrotas del Austria la llaman recelar la ruina
de su poderosa y última aliada. El estado de su
hacienda especialmente se hallaba en el mayor
apuro; el banco le hahia' negado sus descuentos;
empezaban a faltar los capitales, y se 'labia sus-
pendido el empréstito abierto para el emperador
con el fin de que no saliesen nuevos fondos de Lón-
dres. Los mulos ingleses no tenias cabida en los
puertos de Italia; lo mismo iba a sucederles en los
de España, y los del Occéano estaban cerrados
para ellos hasta el Texel; de modo cine el comercio
de la gran Bretaña se hallaba en un conflicto. A
todas estas dificultades se agregaban las de una
eleccion general, pues el parlamento que iba ya á
cumplir el sétimo año, estaba para reelegirse todo.
Las elecciones se hacian ea medio de los mayores
denuestos contra Pittcontra la guerra.


Casi todo el imperio hahia abandonado la causa
de la liga, y los estados de Bade y Wurtemberg
acababan de firmar la paz definitiva, permitiendo
á los ejércitos beligerantes el paso por su territorio.
El Austria se hallaba alarmada viendo dos ejércitos
franceses en el Danubio y otro en el Adige, que




224 REVOLUC1ON


parecia como si quisiese cerrar la Italia. 'labia en-
viado á Wurmser con treinta mil hombres para
reunir varias reservas del Tirol, congregar y re-
organizar los restos del ejército de Beaulie u y ba-


r, •jar á Lombardia con sesenta mil soldados. Por esta
parte no se creía en tanto peli gro, y estaba tran-
quila; mas toda su atemcion sedirigía al Danubio,
no pudiendo mirarle sin sobresalto. Para impedir
noticias alarmantes, el zonsejo áulico prohibió
que se hablase en Viena de accntecimientos políti-
cos; organizó una quinta de voluntarios, y traba-
jaba con suma actividad en equipar y armar nue-
vas tropas. Catalina, que siempre prometia y nun-
ca daba, solo presta un servicio: salió responsable
al Austria de las Gallitcias , y esto permitió retirar
las tropas que existian en ellas para mandarlas álos
Alpes y el Danubio.


Asi la Francia asustaba en todas partes á sus
enemigos, esperándose, con impaciencia lo que la
suerte de las armas decidiese, en el Danubio y el
Adige. En la inmensa linea que se estiende desde
Bohemia al mar Adriático se hallaban tres ejércitos
preparados á chocar con otros tres y decidir de la
suerte de la Europa.


En Italia se Babia negociado mientras iban á
continuarse las hostilidades. Se babia hecho p


el Piainonte, y hacia dos meses que se bbia
sustituido un tratado al armisticio. En este tratado
se estipulaba la cesion definitiva en favor de la
Francia, del ducado de Sabog


a y del condado de
Niza: la destruccion de los fuertes de Suse y la
Brunette, situados en el desfiladero de los Alpes;
la ocupacion durante la guerra de las plazas de Co-
uí, Tortona y Alejandría; el paso libre para las tro-


FRANCESA. 225
pas francesas á los estados del Piamonte, y el su-
ministro de cuanto necesitasen las mismas durante
el tránsito. El Directorio, por consejo de Bonaparte
hubiera querido ademas una alianza ofensiva 'con
et rey del Piamonte, para tener diez ó quince mil
hombres de su ejército; mas este príncipe pedia en
retribucion la Lombardía, de la cual no podía dis-
poner aun la Francia, tratando ademas de servirse
de ella como equivalente de los Paises Bajos. Ne-
gada esta concesion, no quiso el rey consentir en
alianza alguna.


Nada había concluido aun el Directorio con Gé-
nova, siguiendo las cuestiones sobre el llamamien-
to de las- familias desterradas, la espulsion de las
feudatarias del Austria y Nápoles, y la indemniza-
cion de la fragata la Modesta.


Con la Toscana exístian amistosas relaciones;
sin embargo, los medios empleados respecto á los
negociantes de Liorna para obtener la declaracion
de las mercancías pertenecientes á los enemigos de
la Francia, producian algunas discordias. Nápoles y
Roma habian enviado agentes á Paris conforme á
los términos del armisticio; pero la negociacion de
la paz esperimentaba sobradas dilaciones. Era evi-
dente que las potencias esperaban para la conclu-
sion el resultado de los acontecimientos de la guer-
ra. Los pueblos de Bolonia y de Ferrara estaban
cada vez mas exaltados por la' libertad que recibie-
ron interinamente , mientras la regencia de illóde-
na y el duque de Parma permanecian inmobles. La
Lombardía esperaba con ansiedad el resultado de,
la campaña, y se habian dirigido las mas vivas
instancias al senado de Venecia , con el doble ob-
jeto de hacerle concurrir al proyecto de la cutí-


TBiblioteca popular,
. F. 124




226 BEVOLUCION


druple alianza , y
de ganarse un ausiliar útil al


ejército de Italia,. Ademas de las negociaciones
directas , nuestros embajadores en Constantinopla
y Madrid dieron otros pasos indirectos, procuran -
do con todo empeño demostrar á las legaciones depVenecia las ventajas del proyecto ; ero todo fue
en vano. Venecia detestaba a los franceses desde
que los veia en su territorio y notaba que sus ideas
se iban esparciendo por las poblacione s


y no solo
no hacia caso de la neutralidad desarmada, sino
que se armaba por el contrario precipitadamente.
Dió Orden á los comandantes de las islas para que
enviasen alas lagunas los barcos y tropas disponi-
bles , y al mismo tiempo hacia venir varios regi-
mientos esc lavones de la lliria. El


proveedor 'de
Bergamo armaba secretamente á los preocupados
yvalientes paisanos de aquel punto , recogiendo
fondos por el doble concepto de contribucione s y


donativos voluntarios.Tuvo por conveniente Bonaparte disimular por
el momento con todo el mundo , prolongar aren


as ne-


gociaciones, tratar de no concluir nada, y apa-
tar ignorancia de todas las demostraciones hostiles
hasta que nuevos combates en Italia decidiesen
nuestro establecimiento en ella ó nuestra espul-
sion de, la misma. Debia cuidarse de promover
las cuestiones con Génova , y persuadirla de que
se estaba contento con las satisfacciones obtenidas
para conservarla como amiga en caso de retirada.
Convenia no descontentar al duque de Toscana
por la conducta que se observaba en Liorna : Y
aunque no opinaba Bonaparte que fuese bueno
dejar en este ducado á un hermano del emperador,
tampoco queda alarmarle


todavía. Habiendo dado


FRANCESA. 227
los comisionados del Directorio Garreau y Salicetti,
una árdea para que partiesen los emigrados fran-
ceses de los alrededores de Liorna, les escribió
una carta Bonaparte en que sin consideracion al-
guna á su carácter, les reprendía severamente por
haber traspasado sus poderes, y descontentado al
duque de Toscana usurpando la autoridad sobera-
na en sus estados. Respecto á Venecia , quería
tambien el Statu quo; solo se quejaba de algunos
asesinatos cometidos en los caminos, y de los pre-
parativos que al rededor suyo notaba. Su objeto, al
insistir en sus quejas , era continuar proporcio-
nándose víveres y tener un motivo para exigir á la
repóblica algunos millones si triunfaban los aus-
triacos. «Si salgo vencedor, escribia, bastará una
esquela para terminar cuantas dificultades se me
oponen.»


Ya hacia caldo en su poder el castillo de Milan,
entregándose prisionera la guarnicion , y se tras-
portó toda la artillería frente á Mántua , donde ha-
bía reunido considerables materiales. Bien hubiera
querido concluir el sitio de esta plaza antes que
llegase en su socorro el nuevo ejército austriaco;
pero tenia poca esperanza de lograrlo. No emplea-
ba en el bloqueo mas que el número de tropas in-
dispensablemente necesario , á causa de las calen-
turas que asolaban las cercanías ; sin embargo,
estrechaba la plaza cada vez mas, y se preparaba
á intentar una de aquellas sorpresas que segun sus
espresiones dependen de un ganso d de un perro;
pero la baja de las aguas del lago impidió el paso
de las barcas que debian conducir soldados dis-
frazados. Desde entonces renunció por el mornenoi.
á hacerse dueño de Mántua, y como por otra parte




228 REVOLISCIIN .


llegaba Wurmser, era preciso acudirá lo mas ur-


genteCuando entró el ejército en Italia constaba de
unos treinta y tantos mil hombres , y solo habia
recibido algunos escasos refuerzos para reparar
sus pérdidas. De los Alpes habían llegado nueve
mil hombres. Las divisiones del ejército de noche
no hahian podido aun atravesar la Francia , pero
gracias al aumento de los nueve mil hombres y de
ros enfermos que hahian salido de los depósitos de'
la Provenza y del Var , el ejército había earado
las pérdidas, y hasta se habia reforzado.


r
Copntaba


casi con cuarenta V
cinco mil hombres esparcidos


,por el Adige y alrededor de Mántua , cuando Bo-
naparte volvió de la península. Las enfern'adades
que acometieron á los soldados delante de Mántualesil redujeroná unos cuarenta ó cuarenta y dos
m hombs, que era la fuerza del ejército á. me-
diados de termidor (fin de julio). Bonaparte solo
dejó depósitos en Milan, Tortona y Liorna ; puso
fuera de combate á dos ejércitos, uno de piamon-
Meses y otro de austriacos, y al presente tenia que
pelear con otro mas formidable que los anteriores.


Llegaba Wurmser al frente de sesenta mil
hombres, treinta mil sacados del Rin, que seforma


calll-


ponian de escelentes tropas , y lo denque do
de tos restos de Beaulieu y de los batallones que
hahian llegado del interior del Austria. Dentro de.
Mántua , liabia encerrados mas de diez mil hom-
bres , sin contar con los enfermos ; de suerte que
el total del ejército ascendia á mas de setenta mil
hombres. Bonaparte tenía cerca de diez mil alre-
dedor de Mántua, y no podía oponer mas que trein-


ta
á los sesenta mil que iban á salir del Tirol, 111u-


FRANCESA. 229
cho valor se necesitaba en los soldados, y muy fe-
cundo genio en el general para equilibrar la bálan-
za con 'tan desiguales fuerzas.


El teatro en que debla verificarse aquella lucha
iba a ser la línea del Adige , á que daba tanta im-
P°Maneja Bonaparte, , y ya hemos apuntado las•
razones que tenia para preferirla á cualquiera otra.
El Adige no tenía la longitud del Pó ni la de los
ríos que, desaguando en él , confunden sus lineas
con la suya. Bajaba directamente al mar despues
de una corriente de poca estension; no era vadea-
ble ni podía rodeársele por el Tirol, como aconte-
cia con el Bruta , el Pavia y denlas ríos que están
mas próximos á la estremidad de la Italia alta.
Este rio ha sido teatro de tan brillantes aconteci-
mientos, que no podemos menos de describir su
curso con alguna detencion.


Las aguas del Tirol forman dos líneas, que son
las del Mincio y el Adige , casi paralelas, y apoya-
das una sobre otra. Parte de estas aguas forma en
las montañas un ancho y prolongado lago , que se
denomina el lago de Garda , y salen de Pescara
para atravesar la llanura del Mantuano , dan ori-
gen al Mincio , forman despues un nuevo lago al-
rededor de Mántua, y van por fin a precipitarse al
bajo Pó. El Adige, formado por las aguas de los
altos valles del Tirol, corre por mas allá de, la línea
anterior, baja atravesando las montañas paralelo
al lago de Carda , desemboca en la llanura en las
cercanías de Verona, sigue luego su curso paralelo
al Minio , forma un ca.uce dilatado y profundo
hasta Legnano, y dejando á algunas leguas de esta
ciudad su madre , forma inundaciones impracti-
cables , que interceptan el espacio comprendido




230 REVOLUCION


entre Legnano y el Adriático. Tres caminos se
ofrecian al enemigo: uno atravesando el Adige
la altura de Roveredo y antes del nacimiento del
lago de Garda, que daba la vuelta á este, é iba a
caer á sus espaldas en Salo , Gavardo y Brescia.
Otros dos caminos, saliendo de Roveredo, seguian
la corriente del Adige, por sus dos orillas, á lo lar-
go del lago de Carda. El primero costeando la ori•
Ila derecha , circulaba entre este rio y el lago , y
atravesando las montañas iba á desaguar en la lla-
nura entre el Zoclo y el Adige ; el segundo que
seguia la orilla izquierda, desembocaba en la lla-
nura hacia Verona, ca y endo de este modo al frente
de la boca defensiva. 'El primero de los tres , que
es el que atraviesa el Adige antes del nacimiento
del lago de (larda , °Recia. la ventaja de rodear á
un mismo tiempo las dos líneas del Mincio y del
A.dige, conduciendo 1:1, la retaguardia del ejército
que los guardaba; pero no era practicable ni acce-
sible mas que á la artilleria de montaña , en cuyo
caso solo servia para una escaramuza, y no para
una operacion principal. El segundo que bajaba de
las montañas entre el lago y el Adige, pasaba el rio
por Rivalta ó Dolce., puntos en que se hallaba con
poca defensa , pero circulaba por las montañas
atravesando posiciones muy fáciles de defender,
tales como las de la Corona y de Rívoli. El terce-
ro , finalmente, que circulaba al otro lado del rio
hasta la mitad de la llanura , desaguaba exterior-
mente, é iba á dar á la parte mejor defendida de
su corriente, desde Verona á Legnano; de manera
que los tres caminos presentaban grandes dificul-
tades. El primero solo podía ser ocupado por un
destacamento; el segundo que pasaba entre el lago


FRANCESA.
231


y el rio, se hallaba con las posiciones de la Corona
de Rívoli ; el tercero daba contra el Adige. que


desde Verona á Legnano tiene un ancho y profundo
cauce, y se halla defendido por dos plazas, distan-
tes una de otra ocho leguas.


Habla situado Bonaparte al general Sauret con
tres mil hombres en Salo, para que guardase el
camino que sale á es paldas del lago de Garda.
Massena con doce mirinterceptaba el camino que
pasa entre el lago de Carda y el Adige , ocupando
las posiciones de la Corona v Rívoli. Despinois con
cinco mil se hallaba en las inmediaciones de Ve-
rona; Augereau en Legnauo con ocho mil , y Kil-
maine con dos mil caballos y la artillería ligera se
hallaba de reserva, en una posicion central, en Cas-
teL-Novo. Aqui fue donde para hallarse á igual dis-
tancia de Salo, Rívoli y Verona situó Bonaparte su
cuartel general; y como él atendía mucho á Vero-
na que tenia tres puentes sobre el Adige, y se re-
celaba de las intenciones de Venecia, trató de sacar
de allí á los regimientos esclavones. Suponía que
estaban enemistados con los soldados franceses, y
so pretesto de prevenir choques, les hizo salir de
la plaza. Obedeció el proveedor, y solo quedó en
Verona la guarnicion francesa.


Wormser estableció su cuartel general en Tren-
to y Roveredo. Envió veinte mil hombres al man-
do de Quasdanovich para tomar el camino que ro-
dea el lago de Carda, dirigirse hacia Salo. El
tomó cuarenta mil hombres, y los distribuyó en
los dos caminos que costean el Adige , de los que
-unos debían atacar á la Corona y Rívoli , y los
otros salir p or la parte de Verona. Creía envolver
asi al ejército francés , que atacado á la vez en el




232 REVOLtCION


Adige, y por la espalda del lago de Garúa , se ha-
llaba espuesto á perder su frente y verse cortado
en su retirada.


Era grande la reputacion (le Wurrnser y en toda
la Italia se esperaba su llegada, manifestando suma
alegría y audacia el partido enemigo de la indepen-
dencia italiana. Los venecianos dieron muestras
de un regocijo que no podían reprimir , y los sol-
dados esclavones corrían por las plazas públicas
dando la mano á cuantos pasaban, y pidiendo el
precio de la sangre francesa que iban á derramar.
Los agentes de Francia fueron insultados en Roma,
v el papa animado con la esperanza de su cercana
libertad hizo retroceder los carruages que con-
ducian la primera remesa de la contribucion que
se le habia impuesto, y aun envió su legado á Fer-
rara y Bolonia. Finalmente , la córte de Nápoles,
tan insensata como siempre , despreciando las
condiciones del armisticio, dirigió tropas á la fron-
tera de los estados romanos. Por el contrario , en
las ciudades afectas á la Francia y á la libertad,
reinaba la mas terrible incertidumbre esperando
con impaciencia noticias del Adige. La imaginacion
italiana que todo lo aumenta, exageró la despro-
porcion de las fuerzas diciendo que Wurmser lle-
gaba con dos ejércitos , uno de sesenta y otro de
ochenta mil hombres: preguntábanse qué baria
aquel puñado de franceses para resistir a tantos
enemigos, v concluían con repetir el famoso pro-
verbio : La Italia es el sepulcro de los franceses.


El dia 14 de termidor año IV (29 de julio), se
hallaron los austriacos á la vista de nuestros pun-
tos, y los sorprendieron todos. El ejército que ha-
bía rodeado el lago de Carda llegó á. Salo, y re-


FRANCESA.
233


chazó de allí al general Sauret quedándose solo el
general Guyeux que con algunos centenares de
hombres , se encerró en un antiguo edificio,
del que no quiso salir , aunque no tenia pan
ni agua, V contaba con pocas municiones. Los
austriacos obtuvieron la misma ventaja en los dos
caminos que costean el Aflige; acometieron laim-
portante posicion de la Corona, entre el Adige y
el lago (le Carda, y atravesaron asi mismo el ter-
cer camino, yendo á parar delante de Verona. Re-
cibia Bonapade todas estas noticias en su cuartel
general de Castel-Novo, sucediéndose los partes


interinision; y al día siguiente 42 de termidor
(:30 de julio), supo que los austriacos se habian
dirigido de Salo á Brescia, quedando asi cortada
su retirada á Milan; que la posicion de llívoli ha-
bía sido forzada como la de la Corona, y que los
austriacos iban á pasar el Adige por todos los pun-
tos. Ea tan alarmante situacion, perdidas sus li-
neas defensiva y de retirada, era difícil que no
sintiese conmocion alguna. Era la primera vez que
veia de cerca el infortunio; y fuese porque le
asombrase la magnitud del peligro, ó porque de-
cidido á tornar una resolucion temeraria, quisiese
hacer participar de la responsabilidad á sus (Tac•
.ales, les consultó por primera vez reuniendo un


Consejo de guerra. Todos opinaron por la retirada
pues no teniendo ningun punto de apoyo delante,


habiendo perdido uno de los dos caminos de
Francia, nadie juzgaba prudente permanecer allí.
Salo Augereau que adquirió entonces la mas hon-
rosa gloria de su vida, insistió resueltamente en
que se probase la suerte de las armas. Era jóven
y entusiasta; había aprendido en los arrabales á




23 .2,Z7C,'LIJCIen


hablar bien el lenguage de los campamentos, y
declaró que tenia buenos granaderos que nO Se
retirarian sin combatir. Poco capaz de comparar
los recursos que aun ofrecian la situacion de los
ejércitos y la naturaleza del terreno, solo se dejaba


liar de su aliento, y encendió en su entusiasmo
z:›guerrero el genio de Bonaparte. Despidió este -a
sus generales sin manifestarles su oinion, pero


a hacia fijado su plan, pues aunqu epse habla -
zado la linea del Adige y dado vueltaa la del Mili-
cia y lago de (;arda, el terreno ofrecia aun re-
cursos a un hombre de resolucion.


Divididos los austriacos en dos cuerpos, baja-
han por las dos orillas del lago de Garda: su reu
nion se verificaba en la estremidad del lago, te-
niendo al llegar alli sesenta mil hombres contra
treinta mil; pero concentrándose en la punta del
lago se impedia su reunion. Formando Con


rapi-


dez una masa respetable, se podía y
desbaratar á los


veinte mil que hablan rodeado el lago, dirigirse
inmediatamente contra los cuarenta mil que ha-
blan desfilado por entre el lago y el Adige; pero
para ocupar la punta del lago era menester reunir
allí todas las tropas del bajo Adige y el bajo Min-
cio; era menester que se retirase Augcreau de
Legnano y Serrurier de Mántua, porque no podía
defenderse una línea tan estensa. Sacrificio costo-
sa era este, porque hacia dos meses que se estaba
en el sitio de Mantua, porque se habían llevado á
él considerables materiales, y porque hallándose
próxima á rendirse, si se la dejaba. reponerse, se
perdia el fruto de tantos trabajos, y una presa ca-
si segura. Bona.parte sin embargo no vacila unmo-
mento, y de dos objetos importantes supo elegir


FRANCESA.
235


el que mas convenia, y sacrificar el otro: resolu-
cion sencilla que manifiesta no el gran capitan
sino el hombre. No solo en la guerra, sino en po:
lítica y en todas las situaciones de la vida se ha-
llan dos objetos que por querer cumplir con am-
bos, ninguno se consigue. Bonaparte tuvo la po-
derosa y rara fuerza de la eleccion y el sacrificio.
Queriendo guardar toda la corriente del Mínelo
desde la punta del lago de Garda hasta Mántua,
hubieran roto su línea; concentrándose en este
último punto para cubrirle, hubiera tenido que
combatir de una vez con setenta mil hombres, se-
senta mil de Frente y diez mil á retaguardia. Sa-
crificó á Mantua yse concentró en la punta dei la-
go de Garda, dando inmediatamente Orden á Auge-
reau para abandonar á Legan() y á Serrurier para
dejar á Mantua y concentrarse hacia Valleggio y.
Pescara en el alto :Unido. En la noche del 13 de
termidor, (31 de julio) quemó Serrurier sus cure-
ñas, clavó sus cañones, enterró sus proyectiles v
arrojó la pólvora al agua para ir á reunirse con el
ejército de operaciones.


Bonaparte sin perder un instante, quiso diri-
girse, desde luego contra el cuerpo enemigo mas
internado y temible por la posicion que habla to-
mado. Eran los veinte mil hombres de Quasdano-
vich que hahian salido por Salo, Gavardo y Bre,s-
cia, á espaldas del lago de Garda, y que ame-
nazaban cortar lacomunicacion con Milan. El mis-
mo día en que abandonaba Serrurier á Mantua, re-
trocedió Bonaparte para caer contra Quasdanovich,
v repasó el Mincio por Pescara con la mayor parte
de su ejército. Augereau lo verificó por Borghetto,
y por el mismo puente quefue testigo de una andan




FRANCESA. 237


suspenso aQuasdanovicl, y debla por lo tanto acu-
dir á hacer frente á Wurmser. Retrocedió con las
divisiones de Massena y Augereau, colocando la
primera el dia 45 (2 de agosto) en Puente-San-
Marcos, y la segunda en Monte-Chiaro, sirviéndo-
le las retaguardias que dejó en el Mincio de van-
guardia. Era ya tiempo de acudir al riesgo, por-
que los cuarenta mil hombres de Wurmser ha-
bian atravesado no solamente el Adige, sino tam-
bien el Mincio. La division Bayalitsch que [labia
cubierto á. Pescara con un destacamento v pasado
el Mincio, avanzaba por el camino de Lonato. La
division Liptai habla atravesado el Mincio por
Borghctto y rechazado de Castiglione al general
Valette. Wurmser habia ido á levantar el sitio de
Mántua con dos divisiones de infantería y una de
caballería, mas al ver convertidas en cenizas nues-
tras cureñas, clavados nuestros cañones, y evi-
dentes indicios de una estrenada precipitaeion,
no lo creyó efecto de un pensamiento del genio,
sino del espanto; regocijóse estraordinariamente y
entró trinniante en la plaza que acababa de liber-
tar. Sucedió esto el I 5 de termidor (2 de agosto).


Apenas llegó Bonaparte al Puente- San-Mar-
cos y á Monte- Cbiaro no se detuvo un momento,
y aunque sus tropas no habían dejado de caminar
ni él apeadose del caballo, resolvió pelear al dia
siguiente por la mañana. Tenia delante de sí á Ba-
yalitsch en Lonato y á Liptai en Castiglione, pre-
sentando una línea de veinte y cinco mil hambres,
y era preciso atacarlos antes quevolviese Wurmser
de Mántua. Sauret acababa de abandonar otra vez
á Salo, á donde envió Bonaparte de nuevo á Gu-
yeux para recobrar la posicion y contener siena-


236 REVOLUCION •


b
gloriosa cuando la primera conquista. Se dejó


•gente a retaguardia para examinan la marcha del
enemigo


que habia pasado el Adige, y Bonaparte
mandó al general Sauret que fuese a ausiliar al
general Guveux, encerrado en un antiguo edilicio
con mil setecientos hombres, sin tener pan ni
agua, v batiéndose heróicamente hacia dos dias.-
Itesolv.ió marchar el mismo á Lonato, done


as-
-


danovich acababa de situar una division,
d y Qu


orde


nó á Augereau
que se dirigiese á Brescia para


abrir de nuevo las comunicaciones con Milan.
Sauret logró en efecto librar al general Gu veto: re-
chazando a. los austriacos á las montañas yBona


'hacien--


doles algunos centenares de prisioneros. par
te con la brigada de Alemania no tuvo tiempo pa s


-


ra atacar en Lonato á los austriacos, pues estos e
anticiparon; pero despues de un encuentro muy
reñido, rechazó al enemigo, entró en Lonato, é
hizo seiscientos prisioneros. Marchaba entretanto
contra Brescia. Augereau, donde entró al siguiente
dia 11 de termidor de agosto) sin tirar un tiro,s
rescatando algunos prisioneros que nos bajan he-
cho v obligando á los austriacos a. replegarse á las
montañas. Quasdanovich, que creia estar á, reta-
guardia del ej ército francés sorprenderle, que-dó asombrado al ver en todas partes imponentes
masas que hacían frente con tanto vigor. Poca
gente habia perdido asi en Salo como en Lonato;
pero creyó deber hacer alto, y no esponerse, mas
basta saberlo que hacia Wurinser con la principal
fuerza austriaca, como asi lo verificó.


Tambie,nse detuvo Bonaparte, porque el tiempo
era precioso, y no convenia apresurar un suceso
mas de lo necesario. Bastaba con haber dejado




23S REVOLUC1ON
pre á Quasdanovich. Despues de estas precaucio-
nes en su izquierda y agretuardia, resolvió mar-
char hacia Lonato con Massena, y enviar á Auge-
reau á las alturas de Castiglione, abandonadas el
dia antes por el general Valette, á quien destitu-
yó delante de todo el ejército, para que aprendie-
sen los subalternos á tener firmeza. Al dia siguien-
te, 16 de termidor (3 de agosto), se movió todo el
ejercito. Guveux entró en Salo, con lo que se di-
ficultaba más la comunicacion de Quasdanovich
con el ejército austriaco. Bonaparte se adelantó á
Lonato, pero fue rechazada su vanguardia, perdió
algunos cañones, y quedó prisionero el general Pi-
geon. Orgulloso con este triunfo Bayalitsch, se
adelantó con confianza, y entendió sus alas al re-
dedor de la division francesa. Dos miras llevaba
en esta maniobra; la una era cercar á Bonaparte,
y la otra estenderse por su derecha para entrar en
comunicacion con Quasdanovich, cuyos cañonazos
oia en Salo. Bonaparte sin cuidarse de su reta,
guardia, se deja cercar con imperturbable sangre
fria, envia algunos tiradores á sus flancos amena-
zados, y eligiendo en seguida á la décima octava y
trigésima segunda medias brigadas de infantería,
las forma en columna cerrada, apoyadas por un
regimiento de dragones, y se precipita á ojos cer-
rados sobre el centro del enemigo que se haba de-
bilitado por estenderse. Todo cede á tan valiente
infantería, y rompe asi la linea de los austriacos,
los cuales separados en dos ejércitos, pierden la
direccion replegándose parte de la division Bava-
litsch aceleradamente hacia el Mincio; mas la otra
que se hacia estendido para dar la mano á Quas-
danovich, se encuentra rechazada hacia Salo, don-


FRANCESA.


239
de se hallaba Guyeux á la sazon. B onaparte la ha -
ce perseguir sin descanso para ponerla entre dos


yuegos persecucion suya á Junot conf envia en
un regimiento de caballería. buril se precipita
al galope, mata seis ginetes con su propia mano,
y cae herido á repetidos sablazos. La division fu-
y situada entre el cuerpo existente en Salo v
-el que le perseguia desde Lonato, se desordena ea
completa derrota y deja á cada paso millares de
prisioneros. Mientras se seguía la persecucion,
Bonaparte se dirige hacia su derecha á Castiglio-
ne, donde Augereau combatia desde por la maña-
na con admirable brio. Debia apoderarse de los
cerros donde se babia colocado la division Liptai,
y despues de una lucha tenaz, varias veces empe-
zada, pudo por fin lograrlo, hallando Bonaparte
al enemigo que se retiraba por todas partes. Tal
fué la batalla dicha de Lonato que se dió el 16 de
termidor (3 de agosto.)


Eran considerables los resultados pues se ha-
bian tornado veinte piezas de artillería, hecho tres
mil prisioneros á la division cortada v rechazada á
Salo, v se continuaba persiguiendo


' los restos es-
parcirlos por las montañas. En Castiglione se hi-
cieron mil ó mil quinientos prisioneros y tres mil
muertos ó heridos, infundiendo asi terror é Quas-
danovich, que hallándose con el ejército francés
en Salo, y oyéndole á lo lejos en Lonato, le creia
en todas partes. Asi se habian desorganizado casi
las divisiones Bavalitsch y Liptai que se replega-
ban al encuentro de Wu


.rinser, el cual llegaba á
la sazon con quince mil hombres para incorporar-
se con las divisiones batidas, y empezaba á esten-
derse por las llanuras de Castiglione. Vióle Bona-


1




REVOLUCION


parte al amanecer del 17 de term i
dor (1 de agos-


to) formarse en linea para recibir el encuentro.
Resolvió atacarle otra vez, presentándole una ba-
talla decisiva que fijase la suerte de la Italia; pe-
ro para esto era preciso reunir en Castiglione to-
das las tropas disponibles; y así dejó para el si-
guiente dia 18 de termidor (5 de agosto) la batalla
decisiva. Salió á galope hacia Lonatopara activar
por sí el movimiento de sus tropas. En pocos dias
habia reventado cinco caballos, pues no se fiaba
de nadie para la ejecucion de sus órdenes, que-
riendo verlo y palpado todo, y darle impulso con
su presencia: De este modo se comunica una alma
grande á un inmenso número, encendiéndole en
su fuego. Llego á Lonato al mediodía cuando va •
se estaban ejecutando sus órdenes; parte de fas
tropas marchaban hacia Castiglione y las demas
hacia Salo y Gavardo. Lo masqua




en Lo-


nato eran mil hombres; pero a quedab entró alli
Bonaparte, cuando se presentó un parlamento
austriaco intbnando le


la rendicion. Sorprendido el
general no entendía cómo podía hallarse eninedio
'de los austriacos, pero el parlamentario entra en
esplicaciones, y sabe que la division cortada el
dia antes en la batalla de Lonato y rechazada ea
Salo, había quedado prisionera en parte; mas que
un ejército de cuatro mil hombres escasos habla
andado toda la noche por las montañas, y viendo
á Lonato casi abandonado, procuraba entrar en él
para poder escapar hacia el Mincio. Bonaparte no
tenia mas que hombres para hacer frente, y
ademas se hallaba sin tiempo para combatir. In-
mediatamente manda -montar á d


caballo á cuantos
oficiales tenia al rededor suyo, y ordena que le


FRANCESA. 214
traigan al parlamentario y la descubran los ojos.
Este se queda sorprendido al ver un estado mayor
tan numeroso. «Infeliz, le dice Bonaparte, ¿no la-
«beis que estais delante del general en gafe, v de
«todo sa ejército? Id á decir á los que os envían
«que les doy cinco minutos para rendirse, ó que
«les haré pasar á cuchillo para castigarlos por el
«ultrage que han tenido el atrevimiento de hacer-
«me.» Inmediatamente manda acercarse su arti-
llería, amenazando hacer fuego á las columnas
que se adelantan. El parlamentario va á dar esta
respuesta, y los cuatro mil hombres deponen las
armas delante de mil*. Bonaparte que se salvó
así por su presencia de ánimo, espichó sus órde-
nes para el combate que iba á dar, y juntó nuevas
tropas á las que se hahian dirigido ya á Salo. Reu-
niese la division Despinois á la de Sauret, y apro-
vechándose ambas del ascendiente de la victoria,
debian atacar á Quasdanovich y rechazarle de
una vez á las montañas. Condujo el resto de sus
fuerzas á Castiglione, á donde llegó por la noche,
y sin descansar mas que un instante, despues de
haber mudado de caballo, recorrió todo el campo
de batalla para dar disposiciones. Este combate
iba á decidir del destino de Italia.


1)ehia verificarse el encuentro en la llanura de
Castiglione. Desde el Chiesa al Mincio se prolonga


• ...a
una cordillera de cerros formados por los Últimos
bancos de los A.Ipes y por Lonato, Castiglione.
y Sollerino. Al pié de estas alturas se estiende la


El historiador M. Botta ha puesto en duda este hecho ; pero
todas las relaciones lo CO ilruinall, y yo he recibido un testimonio
de su autenticidad del ordenador en gefe del ejército de operacio-
nes, M. Auhernon, que pasó revista á los cuatro mil prisioneras.


Bibliotecapopidar, T. V. ala


4


940




912 REVOLUCION
llanura que iba á ser el campo de batalla. Halla-
banse enfrente el uno del otro ambos ejércitos, per-
pendiculares á la linea de los cerros en qla qu e rapo-yaban sus costados, Bonaparte izquierda y
Wurmser la derecha.. El primero tenia veinte y dos
mil hombres a lo mas, v treinta mil el segundo, el.
cual contaba aun con o-


tra ventapi la de tener su
flanco en la llanura, cubierto por un reducto si-
tuado sobre el cerro de Medolano ; de suerte que
se hallaba apoyado nor ambos ados. Para equi-


th


librar las ventajas del número yl la posicion , con-
taba Bonaparte con elsus maniobrasascendiente de. la victoria


con


y


.


Wurnser debia procurar pro-


longar SU dernha,, que se
r
apoyaba en la linea de los


cerros para abrirse comunicaCion con Lonato y Sa-
lo. "s.si lo habla hecho Bayalitsch el di


a antes , y
asi debla hacerlo Wurmser, cuyo deseo debia ser
la reunion con su gran destacamento. Bonaparte re-
solvió ayudar á este movimiento de que esperaba
sacar Irán partido. Tenia por'


a consigo la division de


Serrurier que perseguid a
p urmser desde que


salió de Mántua, no hacia podido entrar en !a línea,
y llegó por Guidizzolo mandándola Bonaparte que
desfilase hacia Cauriana á retaguardia de Wurm-
ser. Esperaba que este empezase el fuego para prin-


cipiar ei l combate.
M er


amanec entraron en acciou loa dos ejér-
citos, Wurmser, impaciente por atacar, adelantó
su derecha, á,


rgo de los cerros , y Bonaparte
ara favorecer estemovimiento replegó su izquierda


pformada por la clivision de Massena, y sostuvo su
centro inmoble en la llanura. Al punto oyó el fuego
de Serrurier, y entonces mientras continuaba re-


plegando
sur


izquierda, y Wurmser prolongando su


FRANCESA. 243


derecha; mandó atacar el reducto de Medolano, di-
rigiendo contra él veinte piezas de artillería ligera,
1, enviando al general Verdier con tres batallones de
ganaderos para apoderarse de él despues de un
vivísimo luego. Avanzó el valiente general soste-
nido por un regimiento de caballería, v se apoderó
del reducto, quedando descubierto el flanco izquier-
do de los austriacos, mientras Serrurier que Italia
llegado á Cauriana, les molestaba por retaguardia.
Wurmser hizo avanzar parte de su segunda línea
hacia su izquierda privada de apoyo, y la situó de
modo que pudiese hacer frente á los franceses que
bajaban por _Medolano. Llevó el resto de su segunda
línea á retaguardia para cubrir á Cauriana, y con-
tinuar así haciendo rostro al enemigo; mas Bona-
parte entonces aprovechando la ocasion con su ce-
leridad acostumbrada, deja de replegar su izquier-
da y centro, y da á Illassena y Augereau la señal •
que esperaban impacientes. Masse.na con la izquier-
da, y Augercau con el centro se precipitan sobre
la línea debilitada de los austriacos, y la acometen
impetuosamente; la cual viéndose tan bruscamente
atacada de frente y amenazada por su izquierda y
retaguardia, empieza á perder terreno. Redóblase
entonces el ardor de les franceses. Wurmser, vien-
do comprometido su ejército, manda tocar reti-
rada. Le persiguen haciéndole prisioneros; pe-
ro para ponerle en completa derrota , era pre-
ciso aumentar la velocidad, y precipitarle des-
ordenado hacia el Alindo , cosa que no pocha
verificarse, porque hacia seis dias que las tropas
marchaban y se batian sin cesar ; asi que no po-
dian seguir adelante y durmieron en el campo
de batalla. Wurmser solo perdió dos mil hom-


.




244 REVOLTJCION
lares, pero no por eso dejaba de quedarse sin la
Italia.Al dia. siguiente Augereau pasó al puente de
Borgbetto y Massena delante de Pescara. .Augereau
empezó á jugar su artillería é hizo retirarse á los
austriacos, mientras Massena (lió un asalto por re-
taguardia á la division que hacia cubierto a Pes-
cara. Wurinser abandonó el Mincio, y volvió á
tornar el camino de Rívoli entre el Adige y el lago
de Garda para penetrar en el Tirol. Massena le si-
n.
guió hasta Rivoli y la Corona, recobrando sus au-
tiguas posiciones. Augereau se presentó delante
de Verona, cuyo proveedor veneciano, para dar á
los austriacos tiempo de evacuar la ciudad, y sal-
var sus bagajes, pedia dos horas de término antes
de abrir las puertas. Bonaparte mandó franquearlas
á cañonazos. Los veroneses afectos á la causa delAustria, que habian manifestado sin rebozo sus
sentimientos, cuando la retirada de los franceses,
temian la sana del vencedor; pero él mandó que
se les tratase con toda consideracion.Por la parte de Salo y Cáiesa estaba Quasda-
novich haciendo una penosa retirada por detrás del
lago de Garda. Quiso detenerse y defender el des-
filadero llamado la Roca de Anfo, pero quedó ba-
tido






y perdió mil cien hombres. Los franceses re-
cobra. ron al punto todas sus antiguas posiciones.llabia durado seis dias aquella campaña, s' ea
tan corto espacio de tiempo derrotaron treinta y
tantos mil hombres a sesenta mil. Wurinser perdió


• veinte mil hombres, siete ú ocho mil entre muertos
ó heridos y doce ó trece mil prisioneros. Se hallaba
rechazado á las montañas y reducido a la imposi-
bilidad de sostener la campaña. Toda aquella for-


45111ÁNCESA. 2
midable espedicion se desvaneció ante un puñado
de valientes; resultados estraordinarios é inau-
ditos en la historia, que se debian á la celeridad
y fuerza de resolucion del Viven general. Mientras
las dos orillas del lago de Garda se hallaban cu-biertas por dos ejércitos terribles, y todos los ani-
mos conmovidos, él supo reducir toda la campaña
á una sola (mastín, la union de los dos ejércitos
en la punta del lago de Garda, haciendo ademas
el gran sacrificio de abandonar el bloqueo de Man-
illa para concentrarse en el pauto decisivo, desear-
.eando alternati vaniente golpes terribles contra cada
'una de las masas enemigas en Salo , Lonato y Cas-
tiglione, desorganizándolas sucesivamente:Y por
fin rechazándolas hacia las montañas de donde ha-
bian salido.


Estaban llenos de asombro los austriacos, y los
franceses trasportados de admiración hacia su Pi--
ven caudillo. La confianza v amor con que le mi-
raban rayaba en delirio, tanto que un batallon po-
dia hacer huir á tres. Los soldados antiguos que le
habian nombrado cabo en Lodi , le hicieron sar-
gento en Castiglione. La sensacion que sus nuevas
victorias causaron en Italia fue profunda. Milan,
Bolonia, Ferrara, las ciudades del ducado de Mó-
dena y todos los amigos de la libertad quedaron
enarenarlos de júbilo; los conventos v todas las ciu-
dades aristócratas se llenaron de quebranto, v de
terror los gobiernos que como Venecia, liorna y
Nápoles habian sido imprudentes.


Considerando Bonaparte su posicion desapasio-
nadamente, no creyó haber terminado la lucha,
aunque privó á Wurmser de veinte mil hombres.
El antiguo mariscal se retiraba á los Alpes todavia




4
raarIcEsA. 247


á los ingleses Ponto Ferrajo , diciéndole que aun-
que la Francia podía muy bien castigarle por este
descuido ocupándole los estadas, no pasarla ade-
lante en atencion á su amistad antigua. Cambió la
naruicion de Liorna para intimidar a. la Toscana
con un movimiento de tropas, y guardó silencio
con Génova. Escribió una enérgica carta al rey del
Pían-mate que toleraba a los barbets en sus estados,
y mandó una comision militar ambulante para
prender y fusilar a los que hallasen de ellos en los
caminos. El pueblo de Milan !labia manifestado las
mas amistosas intenciones a los franceses, y asi le
dirigió otra carta atenta y respetuosa para darle
gracias: y habiéndole infundido alguna esperanza
mas fundada de conservar la Italia sus últimas vic-
torias, creyó deber dar algun paso mas con los
lombardos, y asi les concedió armas y permiso
para levantar una legion á su costa en que se alis-
taron todos los italianos amantes la libertad, y
los polacos que vagaban por Eur , la


division de su patria; manifestando as su
complacencia á los pueblos de Bolonia y Fe
Los de Módena querían verse libres de. la regencia
establecida por el duque; y aunque Bonaparte te-
nia ya motivos para romper el armisticio, habien-
do la regencia remitido víveres á la guaruicion de
Manilla, quiso esperar todavía. Entretanto pidió
auxilios al Directorio para reparar sus pérdidas, v
se mantuvo á la entrada del desfiladero del Tirol
dispuesto á caer sobre Wurmser v destruir los res-
tos de su ejército asi que supiera haber pasado
Moreau el Danubio.


Mientras ocurrian en Italia tan grandes acon-
tecimientos, se preparaban otros en el Danubio,


9.46 REvoLuciON
con cuarenta mil, yendo á darles descanso, re or-
ganizarlos y reclutarlos,


creíble que vol-
verja de nuevo á caer sobre Italia. Bonaparte
perdió algunos miles de hombres entre prisioneros,
muertos ó heridos, de los que habia muchos en los


hmuertas , y juzg
ó que era necesario contempori-


zar
spit


aun,
les tener iija la atencion en e Tirol, y lo


pies en el IN..di,,,e, y contentarse con


l
infundir res


s
-


peto á las potencias italianas, mientras llegaba.


tiemp o de castiga r
su osadía. Contentóse, pues, coa


hacer saber á los venecianos que se hallaba ins-
-


truido de su conducta y prosiguió eyágiéndoles ví
veres y dilatando las negociaciones para la alianza.


Supo a
como habia llegado á Ferrara un legado del


papa pra recobrar la posesion de las legaciones, y
p le mandó ir á su cuartel general. Este íegado que


era el cardenal Mattei, se postró a sus pies dicien-


do, peccavi;
pero Bonaparte le puso arrestado en


un seminari o
y escribió al señor ,zara, que era


de quien se valía para con las córtes de Roma y
Nápoles, y se quejó á él de la imbecilidad v mala
fe del gobierno pontificio , anunciándole su 'Unen-
cio de seguir adelante si le obligaban á ello. Ea
cuanto á. la córte de Nápoles usó de un lenguaje
mas amenazador. «Los ingleses, dijo al señor de
..kzara, han persuadido al rey de Nápoles de que era
algo , pero yo le p robaré que no es nada. Si per-.
sirte, despreciando el armisticio, en seguir con las
armas, me obligo ante toda la Europa, a marchar
contrasoñados setenta mil hombres, con seis-
mil gr sus


so
anaderos , cuatro mil caballos y cincuenta ea-


E
una carta atenta, pero bastante enér-


scribió
nones.»


gin al duque de Toscana, que sabia dejado ocupar




218 RE siOLUCION


Moreau Babia rechazado palmo á palmo al archi-
duque, llegando á mediados de termidor , prime-
ros dios de agosto, al Danubio. Jourdan se hallaba
en el \aab que desagua cu este rio. La cordillera
del Alb que separa al \echer del Danubio, se com-
pone de montañas de mediana altura, terminadas en
terraplenes, atravesados por estrechos desfilade-
ros á manera de grietas de peñascos. Por estos
desfiladeros Babia penetrado Moreau hasta el Da-
nubio en un pais desigual, lleno de quebraduras y
cubierto de bosques. El archiduque que proyecta-
ba concentrarse en el Danubio y hacer fuerza en
tan poderosa linea , formó de repente una resolu-
cion que estuvo á pi l ile de inutilizar sus sabios
proyectos. Supo que Wartenslehen en vez de re- 11
plegarse sobre éi , todo lo mas que pudiera hacia
Donaverth , lo verificaba hacia la Bohemia con el
necio intento de resguardarla, y terina que apro-
vechando este falso movimiento que dejaba descu-
bierto el Danubio , intentase pasarle el ejército de
San:bre y Quería pues pasarle él mismo pa-
ra deslilár rápidamente por la otra orilla , y hacer
frente á Jourdan; pero el rio se hallaba impedido
con sus almacenes, y necesitaba aun tiempo para
evacuarlo, no queriendo por otra parte efectuar el
paso á la vista de Moreau, ni al alcance de sus ti-
ros, sino tratando de alejarse presentándole batalla
con el Danubio á la espalda : pensamiento desa-
certado de que se quejó despues severamente, por-
que le esponia á precipitarse en el rio, ó al menos
á llegar a él derrotado , con lo cual perjudicarla
mucho á sus ulteriores planes.


El dia 12 de agosto se detuvo ante las posicio-
nes de Moreau para darle un ataque general. Este


FRANCESA.
219


se hallaba en Neresheim , ocupando con su dere-
cha y centro las posiciones de Dun stelkingen ,
Disciiingen, y con su izquierda la de Nordlingen.
El archiduque , queriendo primero separarle del
Danubio, y despues cortarle el paso, si porfia, para
las montañas de donde habla salido, é impedir fi-
nalmente que se comunicase con Jourdan, le ata-
có para conseguir sus deseos en todos los pun-
tos á un mismo tiempo. Logró envolver la de-
recha de Moreno dispersando sus llanqueadores, y
avanzando hasta Ileidenheim, casi á su retaguar-
dio, la sobresalió de modo que retrocedieron todos
los parques. En el Centro intentó un vigoroso ata-
que, que no fué bastante decisivo, v en la izquierda
hacia Nordlingen , hizo demostraciones amenaza-
doras. Moreau no se intimidó, ni por estas ni por
la escursion (letras de su derecha, v juzgando con
fundamento que el punto esencial' era el centro,
hizo lo contrario de lo que hacen los generales ado-
cenados que se alarman asi que se ven próximos á
ser cercados, debilitar sus alas para reforzar su
centro. Su prevision fué exacta , porque el archi-
duque redoblando sus esfuerzos contra el centro
hacia Dunsteikingen , fué rechazado con alguna
pérdida, v por una y otra parte se durmió en el
campo de batalla.


Al dia se vid muy apurado Moreau
por el movimiento retrógrado de sus parques, que
le dejaba sin municiones; sin embargo, juzgó opor-
tuno ostentar audacia y manifestar que quería ata-
car , pero el archiduque , precisado á repasar el
Danubio , ningun deseo tenia de volver al comba-
te, y asi se retiró con mucha serenidad hacia el
rio, volviéndole a pasar sin que Moreau le iuquie-


4




950 REVOLECION
tase, cortando los puentes hasta Donawerth. Alti
supo lo que habia acontecido entre los :los ejérci-
tos que babilla operado por la parte del Mein. War-
tensleben no se habia dirigido á, Bohemia como lo
temia, sino que se habia quedado en el Naab á la
vista de Jourdan. El jóven principe austriaco for-
mo entonces una resolucion muy acertada, que era
la consecuencia de su larga retirada, y la mas pro-
pia para decidir la campaña. Su objeto al replegar-
se al Danubio habia sido concentrarse en él para
estar en disposicion de operar contra cualquiera de
los dos ejércitos franceses con superior número de
fuerzas. La batalla de Neresheim hubiera podido
comprometer este plan, si en vez de quedar incier-
ta hubiera sido totalmente adversa ; pero habién-
dose retirado sin gran pérdida al Danubio, podia
aprovecharse ahora del aislamiento de los ejércitos
franceses, y caer sobre cualquiera de ambos. Por
consiguiente resolvió dejar al general Latour con
treinta y seis mil hombres para que entretuviese á
Moreau, y dirigirse él en persona con veinte y cin- r
co mil-á unirse á Wartensleben , para oprimir á
Jourdan con esta reunion de fuerzas. El ejército de
Jourdan era el mas débil de ambos porque á tan
gran distancia de su base solo contaba con curen-
ta y cinco mil hombres, y era evidente que no podria
resistir, y que iba á verse espuesto a un gran de-
sastre. Jourdan quedarla abatido y rechazado hacia
el Rin; Moreau por su parte no podria quedar en
Baviera,el archiduque lograrla dirigirse al Nec-
ker, y adelantarlo en su línea de retirada. Este pen-
samiento tan exacto se ha mirado como el mas acer-
tado de cuantos los generales austriacos pudieron
ostentar en tan largas guerras; era concepcion de


FRANCESA.


un jóven, como las que entonces distinguian el ge-
nio de Bonaparte en Italia.


Salió el archiduque de Ingolstadt el 29 de ter-
midor (16 de agosto), cinco dias despees de la ba-
talla de Neresheim. 'Jourdan, colocado en el Naab,
entre Naahourg y Schwandorff, no esperaba la tor-
menta que contra él se conjuraba. Habil), enviado
al general Bernardotte á Neurnark, hacia su dere-
cha, de modo que se pusiese en comunicacion con
Marean; objeto imposible, en que se comprometia
inútilmente el cuerpo destacado. Contra este des-
tacamento dehia chocar necesariamente el archi-
duque al llegar del Danubio. El general Bernardot-
te , acometido por superiores fuerzas , hizo una
honrosa resistencia , pero, se vió obligado á repa-
sar velozmente las montañas por donde habia sa-
lido el ejército, desde el valle del Mein al del Da-
nubio. Betiróse á Nuremberg , y el archiduque,
despees de haber enviado un cuerpo en su perse-
cucion , volvió con el resto de sus fuerzas contra
Jourdan, que avisado por la llegada de un refuerzo,
del peligro que habia corrido Bernardotte, y de su
retirada á Nuremberg , se dispuso á, repasar tam-
bien las montañas. En el momento de ponerse en
marcha fue acometido á, la vez por el archiduque y
por \Vartensleben; tuvo que sostener un dificil com-
bate en Amberes, y perdió su camino recto á Nu-
remberg. Reducido con sus parques, caballería é
infantería á estrechas sendas, corrió muy grandes
riesgos, y empleó ocho dias en una retirada


-
peno-


sísima y honrosa para las tropas y para él. Se ha-
lló el 4 2 de fructidor (29 de agosto) sobre el Mein
en Schweinfurt, proponiéndose dirigirse á Wurtz-
bourg , donde pensaba hacer alto, rehacer sus tro-




232 BEVOLUCtON


pas v probar de nuevo la suerte de las armas.
Mientras el archiduque efectuaba aquel bien en-
tendido movimiento contra el ejército de Salubre y
Mosa, presentaba á Moreau ocasion para practica:r
otro no menos perfecto y decisivo. El enemigo ja-
mas da un paso atrevido sin descubrirse y ofrecer
favorable coy untura á su adversario. Moreau que
solo tenia contra si treinta y ocho mil hombres,
podia abrumarlos fácilmente , obrando con alguna
energía. Segun el juicio de Napoleon y del archidu-
que Carlos , podia intentar un movimiento cuyos
resultados hubieran sido inmensos, siguiendo - la'
marcha del enemigo, arrojándose sobre él como es-
te príncipe sobre Jourdan y llegando de repente á
su reta g uardia. El archiduque situado entre Jour-
dan y ?brean , hubiera corrido incalculables ries-
gos; mas para esto era preciso efectuar un movi-
miento dilatado, cambiar de repente la línea de
operaciones, y pasar desde el Necker al Mein; era
indispensable' sobre todo faltar á las instrucciones
del Directorio que prescribian apoyarse en el Ti-
rol para desordenar los damos del enemigo ,co-
municar con el ejército de Italia. El jóven vence-
dor de Castiglione no hubiera titubeado en tan atre-
vida marcha , ni en incurrir en una desobediencia
que hubiera decidido victoriosamente la campaña;
pero Moreau era incapaz de semejante determina-
cion. Permaneció muchos Bias en las márgenes del
Danubio ignorando la partida del archiduque, y es-
piando poco á poco un terreno que no se conocia
entonces; mas habiendo sabido el movimiento que
acababa de hacerse , se inquietó por la suerte de
Jourdan, y no atreviéndose Ú. adoptar ninguna
determinacion enérgica, se decidió á pasar el


FRANCESA>
253•


Danubio y adelantarse hacia Baviera para atraer
hacia sí al archiduque, sin infringir el plan del Di-
rectorio. Fácil era no obstante de juzgar que el ar-
chiduque no abanclonaria á Jourdan sin dejarle
fuera de combate, ni se apartaria de la ejecucion de
su vasto plan por una escursion en Baviera. Mo-
reau pasó el Danubio en persecucion de Latour, y
se acercó al Lech. Latour hizo ademan de dispu-
tarle el paso de este rio; pero demasiado estendi-
do para poder sostenerse , se vi() obligado á aban-
donarlo despues de haber sufrido un desgraciado
encuentro en Fiedberg. Aproximóse luego ?doreau
á Munich, y el 15 de


-


fructidor (•.° de setiembre)
se hallaba en Dachau, Plalfenhofen v Geisenfeld.


Asi empezaba á manifestársenos menos risue-
ña en Alemania la fortuna, por efecto de un plan
vicioso, que separando nuestros ejércitos , los es-
poma á ser derrotados separadamente. En Italia se
preparaban aun otros resultados.


Ya hemos visto como Bonaparte despues de
haber repelido á los austriacos hacia el Tiro!, y
recobrado sus antiguas posiciones en el Adige, idea-
ba nuevos proyectos contra Wurmser, no conten-
tándose con haberle destruido veinte mil hombres.
pues queda dejarle enteramente sin ejército: ope-
racion indispensable para llevar á cabo sus inten-
tos sobre Italia. Destruido Wurinser podría esten-
derse hasta Trieste, arruinar este puesto tan impor-
tante al Austria , volver despues al Adige, dar la
ley á Venecia , liorna y Nápoles , cuya enemistad
era cada dia mas patente, y dar asi el grito de li-
bertad en Italia, constituyendo en república inde-
pendiente á la Lombardia, las legaciones de Bolo-
nia y Ferrara, y acaso hasta el ducado de Módena




254 RF.VOLUCION
Resolvió, pues, para ver todos estos proyectos rea-
lizados subir hacia el Tirol , seguro de verse apo-
yado por Moreau en la otra vertiente de los Alpes.


Mientras que las tropas francesas empleaban
veinte Bias en descansar, Wurmser se organizaba
y reforzaba las suyas. Algunos nuevos destaca-
mentos llegados del Austria y las milicias tirole-
sas hicieron subir su ejército á unos cincuenta mil
hombres, enviándole el consejo áulico otro geie de
estado mayor , el general de ingenieros Latir con
nuevas instrucciones respecto al plan que debia se-
guir para apoderarse de la línea del Adige. Wurm-
ser debia dejar diez y ocho ó veinte mil hombres álas órdenes de Davidovich para guardar el Tirol,
v bajar con el resto por el valle del Bruta, á las
llanuras del Vieentino y el Paduano. El Brenta
tiene su origen no lejos del T renta , se aleja del
Adige describiendo una curva , y vuelve á correr
paralelo á este rio en la llanura perdiéndose por
fin en el Adriático, Desde Trent() conduce al valle
del Brenta una calzada , que va á parar por Bale
sano á las llanuras del Vicentino el Paduano.
Wurmser debia recorrer aquel valle', para entrar
en la llanura , é intentar el paso del Adige ectre
Verona y Legnano; plan tan poco acertado-como el
precedente, porque siempre tenia la contra de di-
vidir las fuerzas en dos cuerpos, y dejar en medio
á Bonaparte.Entraba Wurmser en acc ion al mismo tiempo
que Bonaparte , y este, que aunque ignoraba los
proyectos de Wurmser, preveis con rara sagacidad
cuan posible era que durante su escursion al cen-
tro del Tirol, tantease el enemigo la línea del Migo
desde Verona a Legnano, dejó al general Kilmaine


FRANCESA. 255
en Verona con una reserva de casi tres mil hom-
bres y con medios para resistir dos días por lo me-
nos. El general Sahuget quedó con una division de
ocho mil hombres delante de Mántua. Bonaparte
salió con veinte y ocho mil, y subió por los tres ca-
minos del Tirol , de los cuales el uno circula por
detras del lago de Garda y los otros dos siguen las
márgenes del Adige. El 't 7 de fructidor (3 de se-
tiembre) la division de Sauret que á la sazon se
llamaba de Vaubois , despues de haber circulado
por (letras del lago de Garda, y sostenido varios en-
cuentros, llegó á Torbola, en la estremidad supe-
rior del lago. 'El mismo dia las divisiones de Masse-
na y Augereau que al principio costeaban las dos
orillas del Adige, y luego se hahian reunido en la
misma orilla por el puente de Galo, llegaron delan-
te de Seravalle. Tuvieron un encuentro con la van-
guardia enemiga y la hicieron algunos prisioneros.


Tenían entonces que subir los franceses por
un valle estrecho y profundo , á cuya izquierda
estaba el Adige, v elevadas montañas á su dere-
cha. El rio estrechando el pié de las montañas no
dejaba mas anchura que la del camino, formando
horribles desfiladeros , y teniendo que pasar al-
gunos para penetrar en el Tirol ; pero los fran-
ceses ágiles y osados , eran tan á propósito para
esta guerra cómo la que acababan de hacer ea las
estensas llanuras del Mantuano.


!labia situado Davidovich dos divisiones, una
en el campo de Mori á la orilla derecha del Adi-
ge, para hacer frenteá la division de Vauhois que
subía por la calzada de Salo á Roveredo, siguien-
do las espaldas del lago de Garda , y la otra en
SanMarcos para guardar el desfiladero contra Mas-




25B REVOLUCION
sena y Augereau. El 18 de fructidor (1 de se-
tiembre), se avistaron, defendiendo el desfiladero
de San Marcos la division de Wukassovich. Apro-
vechándose Bonaparte inmediatamente de la tác-
tica conveniente á los lugares, forma dos cuerpos
de infantería ligera y los distribuye á derecha é
izquierda par las alturas inmediatas, y luego fa-
tigando algun tiempo á los austriacos, forma en
columna cerrada por batallones la décima octava
media brigada, y manda al general Victor pasar
con ella el desfiladero. Trabase un reñido comba-
te que por el pronto sostienen los austriacos , pe-
ro Bonaparte decide la accion , mandando al ge-
neral Duhois cargará la cabeza de los húsares.
Este valiente general se precipita sobre la infan-
tería austriaca, la desordena y cae herido de tres
balazos, llevándosele moribundo. «Antes de que
«muera, dijo á Bonaparte, enviadme á decir si be-
«mos vencido.» Los austriacos huyen por todas
partes retirándose a Roveredo, que está a una le-
gua de San Marcos, y les persigue á la carrera.
Roveredo se halla á cierta distancia del Adige,
Bonaparte envió ;:t Rampon con la brigada treinta
v dos hacia el espacio que separa el rio de la ciu-
dad , y mando á Victor á esta pohlacion con el
diez y ocho. Entra este al paso de ataque en la
principal calle de Roveredo, arrolla á los austria-
cos, y llega al otro estremo de la ciudad en el mo-
mento en que Rampon acababa de formar la línea
esterior. Mientras el ejército principal se apode-
ra asi de San Marcos y Roveredo , la division de
Vaubois llegaba al segundo punto por la otra ori-
lla del Adige. La division austriaca de Reuss la
'labia disputado el campo de Mori, pero Vaubois


FRANCESA.
257


acababa de apoderarse de él en el mismo momea -
to, y todas las divisiones se hallaban á la sazon
reunidas al medio dia en la altura de Roveredo,
en las dos márgenes del rio. Sin embargo , auh
faltaba lo mas difícil.


Habia reunido Davidovich sus dos divisiones
á, su reserva en el desfiladero de Galiano, desfila-
dero temible, mucho mas peligroso que el de San
Marcos. El Adige estrechando en este punto las
montañas no dejaba mas anchura que la del ca-
mino entre su pié y la cañada. La entrada del des-
filadero la cerraba el castillo de la Pietra , que
juntaba la montaña con el rio y se hallaba corona-
do de artillería


Persistiendo Bonaparte en su táctica, distri-
buye á la derecha su infantería ligera por las es-
cabrosidades de la montaña, y á la izquierda por
las orillas del rio. Sus soldados nacidos eu las ori-
llas del Ródano, del Sena ódel Loira , se igualan
en agilidad y osadía con los cazadores de los Al-
pes. Unos trepan de roca en roca y llegan á la ci-
ma de la montaña desde donde abrasan al ene-
migo. Otros no menos intrépidos; se deslizan a lo
largo del rio, y dan vuelta al castillo de la Pietra.
El general Dainmartin coloca acertadamente una
batería de artillería ligera que surte el mejor efec-
to v se apoderan del castillo Entonces se atravie-
sa la in-merla, y cae en columna cerrada sobre
el ejército austriaco reunido en el desfiladero. Ar-
tillería, caballería é infantería todo se confunde y
huye en espantoso desorden. El jóven Lemarois,
educan del general en gefe, quiere cortar la reti-
rada á los austriacos , y se precipita al galope a.
la cabeza de cincuenta húsares, atraviesa toda la


Biblioteca popular.
T. V 523




238 REVOLUCION


masa austriaca, v volviendo de repente bridas se
esfuerza en detener la vanguardia. Cae del caba.-
110, pero esparce el terror por las filas austriacas,
y dá tiempo á la caballería que llegaba para hacer
muchos miles de prisioneros. Asi acabó aquella
serie de combates cite dieron al ejército francés
los desfiladeros del Tirol, la ciudad de Roveredo,
toda la artillería austriaca y cuatro mil prisione-
ros, sin contar con los muertos y heridos. Bona-
parte llamó á esta accion, batalla de Roveredo.


Al dia siguiente 19 de fructidor (3 de setiem-
bre), entraron los franceses en T rento, capital del
Tirol italiano. El obispo hacia huido, v Bonapar-
te para tranquilizar a los tiroleses, que eran muy
amigos de la casa de Austria, les dirigió una pro-
clama invitándole~ á deponer las armas, y no hos-
tilizar á su ejército , prometiéndoles que de este
modo se respetarían sus propiedades y estableci-
mientos páblicos. Wurmser ya no estaba en Tren-
to. Bonaparte le labia sorprendido cuando em-
prendió su marcha para egecutar su proyecto.
Viendo que los franceses se internaban en el Ti-
rol para comunicarse tal vez con Alemania, se con-
firmó mas en su intento de bajar por el Brenta pa-
ra apoderarse del Adige durante su ausencia. Con
este rápido rodeo que iba á llevarle á Verona, es-
peraba encerrar á los franceses en el alto valle del
Migo; cercándoles y cortándoles al mismo tiem-
po la comunicacion con Mantua. labia salido el
dia antes, y debia hallarse ya en Bassano. Bona-
parte concibe inmediatamente una de las mas
atrevidas resoluciones: deja á Vaubois guardando
el Tirol y se dirige atravesando los desfiladeros
del Brenta en pos de Wurmser. Solo puede Ile-


FRANCESA.
039


varconsigo veinte mil hombres , Wurmser Lie-
treinta; puede verse encerrado en los espanto-


sos desfiladeros , si el enemigo le hace frente;
puede tambien llegar demasiado tarde para caer
sobre la retaguardia de M'un/tse,. , habiendo te-
nido tiempo este para pasar el Adige. Todo esto
es muy posible, pero su' s veinte mil hombres equi-
valen á treinta, y si Wurmser quiere hacerle fren-
te, y encerrarle ea los desfiladeros, pasará por en-
cima de él; y si tiene que andar veinte leguas, lo
verificará en dos días, y llegará á la llanura , tan
pronto como su enemigo. Entonces le rechazara
hácia Trieste ó al Adige. Si al primer punto , le
perseguirá y abrasara este puerto á su presencia;
si le rechaza hacia el Migo, le encerrará entre su
ejército y el rio: envolviendo asi ásu enemigo que
creía deshacerle en los desfiladeros del Tirol.


Este jóven, cuyo pensamiento y voluntad eran
tan rápidos como el rayo , manda á Vaubois el
mismo dia de llegar á .rento, que se dirija al La-
vis, para arrancar aquella posicion á la retaguar-
dia de Davidovich. Hace efectuar la operacion á
su presencia, indica á Vaubois la posicion que de-
be guardar con sus diez mil hombres, y parte lue-
go con los veinte para llamarle á los desfiladeros
del Brenta.


Salió el 20 por la mañana (6 de setiembre), y
durmió en Levico por la. noche. Al dia siguien-
te se pone en marcha al amanecer , v llega
delante de un desfiladero llamado de .'rimo lano,
donde habla situado Wurmser una division. Bo-
naparte emplea las mismas maniobras ; coloca ti-
radores en las alturas , y en la orilla del Brente
hace cargar en columna sobre el camino y se




260 REVOLEC ION


apodera del desfiladero. Ilallábase masallá un pe-
queño fuerte, le cercan y tambien se hace dueño
de él. Algunos intrépidos soldados, corriendo por
el camino, se adelantan á los fugitivos , los detie-
nen, y dan tiempo al ejército para que llegue y
los prenda, logrando hacer tres mil prisioneros'..
Por la tarde llega á Cismona desunes de haber an-
dado veinte leguas en dos dias. Bonaparte quería
seguir avanzando; pero los soldados va no podían
mas, y él mismo estaba rendido de cansancio. Se
Babia adelantado á su cuartel general sin acom-
pañamiento ni víveres ; toma el pan de municion
de un soldado, y se acuesta esperando impaciente
el siguiente dia.


Una marcha tan rápida é inesperada , dejó
asombrado á Wurruser , que no podía concebir
como se habia introducido su enemigo en aquellos
desfiladeros con riesgo de quedar en ellos , y se
propuso aprovecharse de la posicion de Bassano
que les cierra, y barrer el paso con todo su ejér-
cito. Si conseguia su intento, Bonaparte caeria en
su poder en el recodo del Brenta. Halda enviado
ya la division de Mezaros para tantear á Verona,
pero volvió á llamarle para luchar en este punto
con todas sus fuerzas, aunque no era probable que
llegase á tiempo la Orden. Está. situada la ciudad
de Bassano en la orilla izquierda del Brenta , co-
municando por un puente por la derecha. Wurm-
ser colocó las dos divisiones de Sebotendod y
Quasdanovich, en las dos orillas del Brenta, de-
lante del Bassano , y situó seis batallones de van-
guardia en los desfiladeros que preceden v cierran
el valle. El dia 22 (8 de setiembre por la'mañaaa).
salió de Cismona en direccion á Bassano. Masse-


FRANCESA.
26,1


na marchaba por la .
orilla derecha, y ctAuereau


por la izquierda. Se apoderan de los desfiladeros,
y salen a la vista del enemigo colocado en ambas
margenes del Brenta. Desconcertados los solda-
dos de Wurmser por el atrevimiento de los fran-
ceses, no resisten con aquel denuedo que han
mostrado en otras ocasiones ; ceden, se desorde-
nan y entran en iiassano. Presentase Augereau á
las puertas de la ciudad ; Massena que se nana en
la orilla izquierda, quiere penetrar por el puente
del que se apodera en columna cerrada como del
de Locli; v entra al mismo tiempo que Augereau.yWurmser, cuyo cuartel general estaba aun en la
ciudad, apenas tiene tiempo para salvarse deján-
donos cuatro mil prisioneros é infinidad de mate-
riales. Hablase pues realizado el plan de Bona,-
parte, desembocando en la llanura tan pronto co-
mo Wormser, y no quedándole mas que hacer
que estrecharle contra el Adige.


En el desórden de tan precipitada accion , se
encuentra separado Wurmser de los restos de la
division de Quasdanovich. que se retira hácia el
Friuli, y asi 'riéndose él apurado por las divisiones
de Massena y A ugereau que le cierran el camino de
Friuli y le empujan hacia el Adige , forma la re-
soluciou de pasar este rio á viva fuerza y dirigirse
á Máotua. Se le halda agregado la division de Me-
zaros que habia hecho vanos esfuerzos para apo-
derarse de Verona. No contaba mas que con ca-
torce mil hombres, ocho de infantería y seis de
caballería excelente. Vá costeando el Adige, bus-
cando un punto por donde pasarle, y por fortu-
na su y a se habia trasladado á Verona el destaca-
mentó que guardaba á Legnano, y no 'labia Ile-




PriANC ESA. 263
Mántua, y gracias á su buena y numerosa caballe-
ria, sostuvo por algun tiempo la campaña.


Llegaba Bonaparte sin aliento. furioso contra
los descuidados oficiales que le hablan hecho per-
der tan buena presa. .kugereau entró en Legnano,
haciendo prisionera la guarnicion austriaca , que
constaba de mil seiscientos hombres. Bonaparte, le
mandó se dirigiese á Gobernoio en el bajo Minio,
y en seguida tuvo pequeños encuentros con WUM1-
ler para sacarle fuera de la plaza hasta que en
la noche del 28 al 29 (14-4ó de setiembre), tomó
una posicion a retaguardia para obligar á


s bre)._
ser á salir al llano. El anciano general, alentado con
sus pequeños triunfos, salió en efecto fuera de
Mintua, situándose entre la ciudadela y el arrabal
de San Jorge. Ácometióle Bonaparte el tercer dia
complementario, año IV (12 de setiembre); Auge-
reau que llegaba de Governoio, formaba la izquier-
da; Masseua, que salia, de Due-Casielli formaba el
centro , y Sahuguet con el cuerpo de bloqueo la
derecha.-Wurmser tenia aun veinte y un mil hom-
bres en línea, pero fue derrotado y rechazado á la
plaza con perdida de dos mil hombres quedando
pocos dias despaes enteramente encerrado ea :llan-
tua. La numerosa caballería que habla reunido no
le servia para nada mas que para aumentar el nú-
mero de bocas inútiles, y asi hizo matar y salar to-
dos los caballos: tenia veinte y tantos mil hombres.
de guarnicion , de los que algunos miles se halla-
ban en los hospitales.


aunque Bonaparte perdió ea cierto modo el
fruto de su atrevida marcha hacia el 13renta, y no
pudo hacer rendir las armas al mariscal , arruinó
sin embargo enteramente y dispersó su ejército. A,


9,52
REVOLUCION


11,


A
,,ado aun el que debia ir á ocupar esta plaza,


ro
pvechándose pues de esta casualidad, se apo_


fiera de Legnauo, donde seguro va de poder pasar
á Ilantua


exánimes
„ .da alg-un descanso a sus tropas que se •


hallan'de fatiga.Seguiale, Bonaparte sin descanso, y vió con el
mayor se,ntimiento el descuido que salvaba
VUrMSCr, pero no desesperó sin embargo deade-


lantarsele en :v1lan Cond;
o la diViSiOn de lls-


sena á la otra orilla
a
del Adi


u
ge, valiéndose de


a
la


-barca de 'lonco
el ca


, v dirig
interceptar


vio á Sanguinetto para
iii


la
no de Ñntua, enviand o á ku-


gereau 'al mismo LenaTIO.
La vanguardia de Mas-


,ena se
.e


s que adelantó á su divisimi , entró en U-
rea el 25 de iructider (I


1 de setiembre), cuando
Wurmser llegaba á aquel punto desde Legnano
con todo su ejercito. La vanguardia de caballerta
é infantería ligera mandada por los re


gener
istencia


ales , Mu-
-




lit y Pigeon,
ligera la mas heroica s pe


ro quedó arrollada , y Wurmser suió
ig su mar-


cha. En aquel momento llegaba Bonaparte solo y
á galope; fa


ltó poco para que le cogieran, y se sal-


-1-o a escape
Pasó \-


Vurinser á Sanguinetto, y sabiendo des-
pues que se hablan roto todos los puentes de Mo-
linella, escepto el de Villimpenta , bajó hasta este
punto , atravesó el rio, y siguió


hacia :\lntua. El
general Cbarton quiso oponerle resistencia con
trescientos hombres formados en cua ac


dro; pero
dos


to 6-




dos aquellos valientes quedaro n 6
uchilla


prisioneros. Llegó al fin Wurmser á 1:11ántua el
dia 27 (13).


Las pequeñas ventajas obtenidas eran
un consuelo en la desgracia del anciano y valiente
mariscal que se estendió por las inmediaciones de




264 REVOLUCIuN


las órdenes de Da y idovich hahian sido rechazados
algunos miles de hombres al Tirol ; otros huían a
Friuli al mando de Quasdanovich, y Wurmser Coa
doce ó catorce mil hombres se 'labia encerrado en
Mantua. Trece ó catorce mil hombres estaban pri-
sioneros, y seis o siete mil rabian quedado muertos
ó heridos; . de suerte que este ejército venia -á per-
der aun unos veinte nal hombres en diez días, ade-
mas de considerables materiales. Bonaparte Babia
perdido siete ú ocho mil , entre ellos mil y qui-
cientos prisioneros, y los denlas muertos, heridos
mnferines. Así, pues, á los ejércitos de Colli y
Beaulieu, destruidos al entrar en Italia, debia aña-
dirse el de \Vurmser, deshecho en dos veces, pri-
mero en las llanuras de Castiglione, y despues ea
las márgenes del Brota. A los trofeos de Monte-
notte, Lodi , Dirghetto, Lonato y Castiglione de-
Wall por lo tanto añadirse los de Boveredo, Bassa-
no y San Jorge. ¿En qué época de la historia se
han visto tan brillantes resultados, tantos elleilli-
gos muertos, tantos prisioneros, banderas y caño-
nes arrebatados al enemigo? Estas noticias llena-
ron de regocijo a Lombardía, y de terror al centro
de la Península. La Francia vio con adnUracion al
general del ejército de Italia.


No eran tan felices nuestras armas en los de-
nlas teatros de la guerra. Morena se 'labia adelan-
tado háca el Lech como hemos visto , esperando
que sus victorias en Baviera Ilamarian al archidu-
que, y salvarian á Jourdan : esperanza poco fun-
dada, pues el archiduque hubiera conocido muy
mal la importancia de su movimiento , si hubiera
retrocedido por acudir á Moreau. Toda la campa-
ña dependia de lo que aconteciese en el Mein•


FRANCESA.
265


Moreau comprometia mas á Jourdan, batido


-estrochado ya en el Rin , e sponiéndole á perde'r suE dea de retirada. Contentóse pues el archiduque
con enviar al general Nauendorff con dos regi-
mientos de caballería y algunos batallones para
reforzar á Latour, y con' tinué persiguiendo al ejér-
cito de Sarnbre v Musa.


Este valientj ejército se retiraba con el mayor
pesar , conservando el sentimiento de sus fuerzas;
él fué el que en los primeros años de la revolucion
obró las mas distinguidas hazañas; él quien venció
en Watignies en Fleurus, en las oeillas del Our-
t'ove y en las del Roer. Amaba mucho á su gene-
ral, y-


confiaba en sí mismo, asi esta retirada no
le desanimó porque estaba persuadido de que 'labia
cedido á combinaciones superiores, y al mayor nú-
mero de fuerzas enemigas. Anhelaba tener ocasion
de luchar con los austriacos , y restaurar el honor
de sus banderas; Jourdan tambien lo deseaba, y el
Directorio le escribia que era preciso se mantu-
viese á toda costa en Franconia sobre el alto Mein
para invernar en Alemania, y especialmente para no
dejar descubierto á Moreau que habla llegado has-
ta las puertas de Munich. Este por su parte aca-
baba de participar a Jourdan con fecha 8 de fruc-
tidor (95 de agosto) su marcha hacia el Lech, las ven-
tajas que habla conseguido y el proyecto que tenía
de avanzar siempre mas para alcanzar el archidu-
que; razones que decidieron á Jourdan á probar la
suerte de las armas á pesar de que tenia delante
fuerzas muy superiores. Hubiera creído deshonrar-
se si hubiera salido de Franconia sin pelear y de-
jando á su colega en Baviera. Engañado ademas
por el movimiento del general Nauendorff, creia





286 REVOLUCION
Jourdan que el archiduque acababa de salir para
ocupar de nuevo las orillas del Danubio , y asi se
detuvo en Wurtzbour e. plaza cuya conservacion
creia importante, pero de la cualsolo conservaban.
los franceses la ciudadela. Dió algun descanso á
sus tropas, hizo algunas mudanzas en la distribu-
cion y mando de sus divisiones, y anunció su in-
tencion de combatir. 'Manifestó el ejército el ma-
yor entusiasmo en apoderarse de cuantas posiciones
creia Jourdan ótil ocupar, antes de empeñar bata-
lla.Tenia apo yada su derecha en Wurtzhourg y el
resto de su línea en una serie de posiciones que se
estienden por la longitud del Mein hasta Schwein-
furt. el Mein de! enemigo. y 'ubica..
do atravesado este rio solo una parte del ejército
austriaco, le confirma.ba en la idea de q ue el archidu-
que habia partido para el Danubio. Dejó en el es-
tream de su linea, en Schweinfurt , la di y ision de
Lefebvrepara asegurar su retirada por el Saa!e y e!
Fulda en caso de que la batalla le hiciese perder
el camino de Francfort. Así se privaba de otra lí-
nea y de un cuerpo de reserva; pero creyó deber
este sacrificio á la necesidad de asegurar su reti-
rada, decidiéndose á atacar el 17 de fructidor (3 de
setiembre al amanecer.


Advertido el archiduque en la noche del . 16 al
47, del provecto de su contrario, mandó pasar rá-
pidamente el resto de su ejército al otro lado del
Mein , y desplegó á los ojos de Jourdan fuerzas
muy superiores.– Trabóse al principio , la batalla fa-
vorable á nuestra parte ; pero acometida nuestra
caballería en los llanos que se estienden á lo largo
del Mein por la formidable de los enemigos, se
desordenó, se reunió, volvió : desordenarse y hu-


FRANCESA. 267
ho de refugiarse al lin detras de las líneas y los
bien sostenidos fuegos de nuestra infantería. Si
Jourdan no hubiera tenido tan lejos •su reserva,
hubiera podido conseguir la victoria; pero envió á
Lefebvre algunos oficiales, v estos no pudieron
atravesar los numerosos escuadrones enemigos.
Esperaba no obstante que Lefebvre , viendo que
Schweinfurt no estaba amenazado, marcharía al
punto del peligro: pero esperó en vano, y replegó
su ejército para librarle de la temible caballería
enemiga. La retirada se hizo con muy buen órden
hacia A.rnstein; mas Jourdan, víctima del mal plan
del Directorio y de su generosidad por su Mega,
tuvo que retirarse hacia el fLahn. Continuó su mar-
cha sin ninguna intermision ; dió órden á Moreau
para que se retirase de Maguncia , y llegó detras
del Lata' el 24 de fructidor (10 de setiembre). Su.
ejército no había perdido aun en tan penosa mar-
cha hasta las fronteras de Bohemia , sino cinco
seis mil hombres ; pero tuvo una sensible pérdida
en la muerte del jóven Marceau, herido de un ba-
lazo por un cazador tirolés , no pudiéndole sacar
del campo de batalla. El archiduque Carlos le pro-
digó todo su cuidado, pero espiró muv pronto. Es-
te jóven héroe llorado por ambos ej ércitos, fué se-
pultado entre las salvas de una y otra artillería.


Mientras ocurrían en el Mein estos aconteci-
mientos, Mocean siempre al otro lado del Danubio
y del Lech, esperaba con impaciencia noticias de
)ourdan , mas ninguno de los oficiales enviados á
dárselas 'labial' llegado. Permanecia indeciso sin
atreverse á nada ; y entretanto su izquierda man-
dada por DesaK tuvo que sostener un combate de
los mas terribles contra la caballería de Latour,




269
chiduque al ejército de Sambre y Alosa, colarla alNecker para cortar la retirada al ejército del Rin.
Tuvo laminen noticia de una tentativa hecha so-
bre Kehl por la guarnician de Manheim para des-
truir el puente. por donde habla pasado a Mema-
nia el ejército francés. En tal estado de cosas , no
dudó ponerse en marcha para volver á Francia,
pues su posicion era. muy peligrosa. Comprometi-
do en medio de la Baviera, precisado á repasar las
Selvas Negras para volver al Rin, teniendo al fren-
te á Latour con cuarenta mil hombres , y espues-
ta á hallar al archiduque con treinta mil hombres
á sus espaldas, pocha prever muchos peligros; pe-
ro aunque carecia del vasto y ardiente genio que
desplegaba su rival en Italia, tenia un alma firme
é inaccesible á la turbacion que se apodera algu-
nas veces de las imaginaciones vivas. Mandaba un
soberbio ejército compuesto de sesenta mil hom-
bres, cu y o espíritu no habia decaido por ninguna
derrota, y que miraba con estraordivaria confian-
za a su gefe. Apreciando estos recursos no se in-
timidó por su posicion, y resolvió emprender tran-
quilamente su camino. Mientras el archiduque des-
pues de haber arrollado á Jourdan volvia. probable-
mente al Necker, temió dallar ocupado va este
rio; subió, pues, por el valle del Damibiopara
se directamente con el del Rin por ci camino de
las ciudaues limítrofes, pues le parecieron estos pa-
sos, como los mas distantes del punto en que se ha -
liaba actualmente el archiduque. los mas seguros


Permaneció al otro lado del Danubio, costeán-
dole poco a poco, y apoyando en él una de sus
alas. Llevaba delante sus parques y bagajes con el
mayor Orden; y todos los dias rechazara su reta-


PRANCESA.


268 REVOLUCION
que reunirla con la de Nauendorff, salió de impro-
viso por Langenbruck. Desak dictó tan acertadas
y eficaces providencias , que rechazó los numero-
sos escuadrones enemigos , dispersándoles por la
llanura despues de haberles causado considerable
perdida. Moreau , incierto siempre , se decidió al
fin despues de veinte dias á intentar un movimien-
to de descubierta. Resolvió acercarse al Danubio
para estcnder su [lance izquierdo hasta NilleM-
berg,_ y tener noticias de JOUrClail


ó prestarle
El 2i de fructidor O de setiembre), mandó


repasar el Danubio á su izquierda y centro, y dejó
sola á su derecha al otro lado del rio y hacia Zell.
La izquierda al mando de Desai): se adelanté hasta
Xiebstett. En tan singular situac,ion prolon gaba su


izquierda hacia Jourrdan que á. la sazoa distaba de
él sesenta leguas , teniendo su centro en el Danu-
bio v su derecha al otro falo, esponien do


a uno de
los tres cuerpos a quedar destruido si Latour hu-
hiera sabido aprovecharse de su aislamiento. 'Yo-


. dos los militares han vituperado á. Moreau este
movimiento como uno de aquellos medios recur-
sos que tienen todos los riesgos de los grandes pla-
nes, y carecen de sus ventajas. En efecto , Moreau
no habiendo aprovechado la ocasion de caer sobre
el archiduque, cuando lo efectuaba este sobre
Jourdan, J comprometía mas y mas situándose


asi


en el Danubio.Últimamente, despues de esperar cuatro dias en
esta e,strai ► a posicion, conoció todo su riesgo, pasó
al otro lado del Danubio , y trató de subir por él
para acercarse a su base de operaciones . Supo enno


-


tonces la retirada forzosa de Jourdan al Lahn, y
dudó ya que despues de haber perseguido el ar-




270


REVOLCCION


guardia á las avanzadas enemigas. Latour, en vez
de pasar el Danubio tratar de anticiparse á Mo-
reau eu la entrada de'los desfiladeros, se contentó
con seguirle paso á paso, sin atreverse á tocarle.
Llegado que hubo Moreau al lago de Federsee, -
creyó oportuno detenerse. Latour se !labia dividido
en tres cuerpos; dió el mando de uno á Nauendorlf
enviándole a Tubingen, sobre el alto Necker, por
donde Morellu no quería pasar; llegó él mismo con
el segundo á Biberach, y el tercero se hallaba muy
distante, en Schussenried. Moreau que se aproxi-
maba á Val-d.' Enfer, por donde quería retirarse,
y que no quería verse estrechado en el paso de este
desfiladero, viendo delante a Latour aislado, com-
prendiendo la firmeza que debla dar una victoria á
sus tropas para el resto de la retirada, se detuvo el
11 de vendimiar», ario V (2 de octubre), en los
alrededores del lago de Federsee, no lejos de libe-
rach. F,1 pais era montuoso, lleno de árboles, y
atravesado por varios valles. Ilallébase Latour
situado en distintas alturas que se podian ais-
lar y cercar, y que tenian ademas á su espal-
da el profundo barranco del Riss. AcometiOle
Moreau por todos los puntos, y sabiendo pene-
trar con arte por entre sus posiciones, asaltando
unas de frente, y dando vuelta a las otras, le pre-
cipitó hacia el barranco, le arrojó dentro de él, é
hizo cuatro mil prisioneros. Esta importaute victo-
ria llamada de Biberach, rechazó lejos de allí á La-
tour,






y majoró notablemente el espíritu del ejército
francés. Volvió a emprender su marcha Moreau, y
se aproximó á los desfiladeros. Ya habla pasado los
caminos que atraviesan el valle de Necker para sa-
lir al del lin; quedabale únicamente el que pasan-


FRANCESA.
271


do por Tuttlingen y Rottweil, hacia el nacimiento
mismo del Necker, si gue el valle de Kintzig, y va ádesembocar en Kehl; pero va le habia


-OOcupado
NauendoriT. A este, último se le habían agregado los
destacamentos salidos de Manheim, aproximándose
ademas el archiduque. Prefirió Moreau subir algo
Inas arriba, y pasar por e! Val-d >


Enfer, que atra-
vesando la Selva Negra, formaba un largo recodo,
y terminaba en Brissach, á gran distancia del ar-
áiduque. Situó, pues, á Desaix y Ferino con la iz-
quierda y la derecha hacia Tuttlingen, y Rottweil,
para resguardarse por el lado de los desfiladeros
donde se hallaban las principales fuerzas austriacas,
enviando el centro al mando de Saint- Cyr para
apoderarse del Val-d' Enfer. Al mismo tiempo hi-
zo desfilar sus grandes parques Inicia 11uninga por
el camino de las ciudades forasteras. Los austria-
eos le habían tendido infinidad de emboscadas, cre-
yendo acaso cercarle, y en ninguna parte se sítua-
i'on en dísposicion de hacerle resistencia. Saint Cyr
apenas halló un destacamento en el Val-d' Enfer,
pasando sin trabajo alguno á Neustadt y llegó á
Friburgo. Siguiéronle inmediatamente ambos cos-
ados, saliendo por aquel horrible desfiladero al


valle del Rin, mas bien en ademan de ejército
triunfador, que ea el de tropas en retirada. Morelia
entró en el valle del Rin el 21 de vendimiario
(12: de octubre), v en vez de repasar el Rin por el
puente de Brissach, v costearle siguiendo la orilla
francesa hasta Strasburgo,prefirió caminar por la
derecha hasta Kehl á la vista de todo el ejército
enemigo; y .bien fuese que quisiese dar una vuelta
mas imponente, ó que confiase sostenerse cola ori-
lla derecha, y cubrir á Kehl dirigiéndose á él di-




'T
272 REVOLUCION


rectamente, estas razones no han parecido suficien-
tes para arriesgarse al trance de una batalla. Porfia
repasando el Rin por Brissach, subir libremente
por Strasburgo, y salir de nuevo por Ke hl , cuya
cabeza de puente era fácil que resistiese bastante
tiempo hasta que él llegase; pero querer por el •
contrario marchar á la faz del enemigo, que aca-
baba de reunirse al mando del, archiduque, espo_
niéndose así á una batalla general con el Rin a la
espalda , era imperdonable imprudencia , mucho
mas á la sazon, en que ningun motivo hacia, ni
para tomar la ofensiva, ni para proteger una reti-
rada. El 28 de vendimiarlo, (19 de setiembre) se ha-
llaron ambos ejércitos a la vista en las márgenes del
F,1 7, , desde Valdkirch hasta Emmondingen. Despues
de un sangriento é incierto combate, comprendió
• %ioreau cuan imposible le era penetrar hasta Kehl
siguiendo la orilla derecha, y resolvió pasar por el
puente de Brissach; pero creyendo sin embargo
que todo su ejército podría pasar por este puente
sin agolparse, y queriendo enviar fuerzas á Kehl.
cuanto antes, mandó repasar á Desaix con la iz-
quierda por Brissach, y se volvió hacia Hunioga
con el centro la derecha. Esta determinacion se
ha mirado por no menos imprudente que la de
combatir en Emmondingeu, porque Moreau, pri-
vado de una tercera parte de su ejército., podia
verse comprometido. Es verdad que contaba eco
una buena posicion, la de Schliengen, que cubre
el paso de lluninga, en el que podia detenerse y
combatir para hacer su marcha con sosiego y se-
guridad. Replegóso en efecto, y se detuvo allí el
3 de hrumario (21• de setiembre), dando un com-
bate obstinado é incierto, hasta que despues de ha-


FRANCESA. 273
ber dado con esta accion á sus bagajes tiempo pa-
ra repasar, evacuó la posicion por la noche, pasó á
ja orilla izquierda y se dirigió á Strasburgo.


Así terminó aquella célebre campaña, y aquella
retirada todavía mas célebre. El resultado indica
S uficientemente el defecto del plan; pues si como lo
han probado Napoleon, el archiduque Carlos y el
general Jornini, en vez de formar dos ejércitos,
Idelantandose en columnas aisladas bajo dos distin-
tos generales, con la menguada iut.cncion de des-
hacer los flancos del enemigo, hubiese formado el
Directorio un solo ejército de ciento sesenta mil
hombres, cincuenta mil para sitiar á Maguncia, y
ciento diez mil, reunidos en un solo cuerpo para
invadir la Alemania por el valle del Rin, el Val-d'
Euler y la Baviera alta, los ejércitos imperiales se
hubieran visto reducidos á retirarse siempre, sin
poder concentrarse ventajosamente contra fuerzas
tan superiores. Entonces el bello plan del jóven
archiduque se hubiera frustrado,la bandera re-
publicana hubiera ondeado dentro de Viena. Jour-
dan era una forzosa víctima del plan dado; por es-
to su campar-1i siempre desgraciada, fué una serie
de sacrificios, bien cuando atravesaba el Rin por
primera vez para llamar las fuerzas del archiduque
bien cuando avanzaba hasta Bohemia, y c,ombatia
en Wurtzbourg. Solo horcan podia con su brillan-
te ejército reparar en parte los defectos del plan,
ora apresurándose a arrollar cuanto se le presenta-
se delante, al salir por Kehl, ora precipitándose
contra el archiduque Carlos, cuando este se encar-
nizaba entra Jourdan. No se atrevió, ó no supo
efectuar nada de esto: pero si no manifestó deste-
llo alguno de genio, si prefirió una retirada a una


Biblioteca popular.
T. V. 521




PRANCESA. 275
arte, y se•comparó inmediatamente á la de los diez
mil. Nadie se atrevia sin duda á comparar estos
triunfos con los brillantes del ejército de Italia; pe-
ro corno siempre hay una multitud de hombres á
quienes ofuscan el genio superior y la fortuna, y
prefieren un mérito menos distinguido, no faltaban
inuchos que se declaraban por Aloreau, elogiando
su prudencia, su habilidad suma, y prefiriéndola al
ardiente genio del jóven Bonaparte. Desde enton-
ces tuvo en su favor Marean cuantos prefieren los
talentos secundarios á las facultades estraordinarias,
v es preciso confesar que en una república se sue-
le perdonar á estos enemigos del genio, cuando se
considera hasta donde puede hacerse este culpable
contra la libertad que le ha sostenido y llevado has-
ta el colmo de la gloria.


174 REVOLIJCION
decisiva y victoriosa, desplegó al menos


Mani br
en estaNo era urigran carácte r


y poco comun de-
a sin duda tan difícil como se ha dicho,


pue .


perOtro
u no obstante del modo masimpaqonente..


de los inconveniente,s que tuvo uel vi-
cioso plan fuá el de sugerir al joven archiduque el
eseelente pensamiento que llevó á cabo con dpruaquel


e den-
cia; pero lo mismo que Moreau, cabo ció
ardor, de aquella audacia que podia haber hecho
mortal para las armas francesas el error de husub ie


go-
bierno. ¿Quién puede concebir lo que ra
acontecido, si se hubiera hallado en unan otra par-
te el impetuoso genio que acababa de destruir tres
ejércitos al otro lado de los Alpes? Si los setenta
rail h, óm


obres de Mocean, en el momento d de


iehl los imperiales, cuando
, dejaron el


e
Danu
salirbio


para caer sobre, Jourdan, se hubieran conducido
con el ímpetu que aterró á la Italia, la guerra hu-
biera indudablemente, terminado desde . luego


. , de
un modo desastroso para una de ambas poteMcias.


Aquella campana valió al jóven archiduque una
gran reputación en Europa. En i? rancia


se conside-
ró como un gran mérito en Moreau haber conduci-
do sano y salvo el ejército comprometido en Bavie-


-


ra, pues se tenia la mayor inquietud. por su para
dero, especialmente desde que habié,ndo.;e reple-
gado bardan, estando amenazado el puen! . e, deKeld


ó habiendo
ia


interceptado las comunicaciones con
Suav, una multitud de divisiones, se ignoraba lo
que 'labia sido de él y lo que iba á sucederle; pero
cuando desues de tanesasosiego se le vió salir
al valle del


p
Rin, con tan


to
marcial actitud. se admiró


al general qe tan felizmente se habia librado. Coa-
sideróse suu retirada como una obra maestra del




CIPITULO Y.


Situacion interior
y e.sterior de la Francia despues de la retirada


de ejercitos de Alemania á principios del arto
V.—Combi—


naciones
de P itt; entáblase una negociacion con el Directorio;


llegada de lord Maltnesbury á Paris.—Paz con 'Nápoles y con
Génova; negociacione.s infructuosas con


el napa. Destitucion


del duque de atódena; fundacion de la repalliea Cispadana.—
Comision de Clarke Viena.—Nuevos


CSrlleX105 del Austria en.


Italia;
llegada de Alvinzy; riesgos inminentes del ejército fran-


eás; batalla de Arcolc.


Poco lisongero era para la república el éxito que
acababa de tener la campalia de Alemania, y sus
enemigos, que se obstinaban en negar sus victo-
rias, pronosticando 1, istes acontecimientos , veían
realizados sus presagios


y se gozaban en su triun-
fo. Estas rápidas conquistas en Alema,


ecian,


que no tenian estabilidad: que el Danubi d
o y el ge-


nio de un jóven principe habian puesto tvrrnino.
elas, Tic sin duda el temerario ejército de Ita-l ilas,


y
que parecia, tan sólidamente establecido en el


Adige, perderia á su vez esta posicion, y seria re-
°haz- ad6 á los


Alpes, como los ejércitos de Alema-
nia al lin. Que era cierto que las conquistas del


enovadasgeneral Ronaparte parecian ap una base
algo mas sólida, pues no se habia contentado con
rechaza r á


Colli y Reaulie,a, sino que los había
destruido, no contentándose tampoco con derrotar


FRANCESA. 9.77


al nuevo 'ejército de, Wurmser, sino que le había
desecho en Castiglione, y aniquilado al fin en
el Brenta. Por consiguiente que había alguna es-
peranza mas de permanecer en Italia que en Me-
mania ; pero se complacían en esparcir noticias
alarmantes. Decian que llegaban numerosas fuer.
zas de Polonia y Turquía para dirigirse á los M-
pes; que los ej ércitos imperiales del Rin podrían
enviar ahora nuevos destacamentos, y el general
Bonaparte, a pesar de todo su genio , viéndose
siempre con nuevos enemigos que íombatir, halla-
ría el fin de sus victorias, aunque no fuese masque
por la consuncion de su ejército. Era natural que
c,n el actual estado de cosas se formasen semejantes
congelaras, porque despues de haber exagerado
los triunfos, debian tambien exagerarse los re-
veses.


Se hiñan retirado los ejércitos de los de Ale-
mania sin grandes pérdidas, v conservaban la línea
del Rin, en lo cual no habla desgracia alguna; pero
el ejército de Italia se hallaba sin apoyo, y basta-
ba este gran inconveniente. Ademas, nuestros dos
ejércitos principales al volver al territorio francés,
debian sostenerse por cuenta de nuestra hacienda
que seguia en el estado mas deplorable, lo cual
era el mayor mal. Habiendo cesado las cédulas da
tener curso forzoso de moneda, se perdieron ente-
ramente; ademas de que se habian distribuido to-
das, v no tenia casi ninguna a su disposicion el go-
bierno, hallándose, en Paris en manos de los es-
peculadores, que las vendian á los compradores
de bienes nacionales. El atraso de los créditos del
estado era muy considerable, pero no se cobraba,
pues los impuestos y el empréstito forzoso se per-




278 REVOLUCION
tibian lentamente; los bienes nacionales solo se
pagaban en parte,segun la ley no podia exigirse
aun los pagos que 'quedaban por hacer, ni las pro-
puestas que se seguian haciendo eran bastante
crecidas para sostener el tesoro. Por lo denlas, se
vivia con estas propuestascomocon los generes pro-
cedentes del empréstito y COR las promesas de pa-
go hechas por los ministros. Se acababa (le formar
el presupuesto para el año Y, dividido en gastos
ordinarios y estraordinarios, ascendiendo los pri-
meros á cuatrocientos cincuenta millones , y los
denlas á quinientos cincuenta. La contribucion
territorial, las aduanas, el papel sellado y demas
productos anuales, debian cubrir los gastos ordi-
narios, y los quinientos cincuenta millones de los
estraordinarics podian satisfacerse sobradamente
con les atrasos de contribuciones del año IV v del
empréstito forzoso, y con los pagos que debian ha-
cerse de los bienes vendidos. Ademas se tenia el
recurso de los bienes que poseia aun !a república;
pero todo esto dehia realizarse, que era la gran
dificultad. Los proveedores, á quienes no se pagaba
se negaban á seguir anticipando, de modo que to-
do faltaba á un tiempo. Tampoco se pagaba á los
empleados y censualistas, y por lo tanto morian de
hambre. Asi el aislamiento del ejército de Italia
y nuestra hacienda podian dar grandes esperanzas
á nuestros enemigos. Del proyecto de cuádruple
alianza formado por el Directorio entre Francia,
España, la Puerta v Venecia, solo hahia resultado
la alianza con España, la cual alucinada con nues-
tras promesas y brillante fortuna en medio del es-
tío, se labia decidido, como hemos visto , á reno-
var con la república el pacto de familia, y acababa


FRANCESA.
279


de declarar la guerra á la Gran Bretaña. Venecia,
á pesar de las instancias de España y las invita-
ciones dela. Puerta, y no obstante las victorias de
Bonaparte en Italia, se negó á unirse á la repú-
blica, En vano se le representó que la Rusia aspi-
raba á sus colonias de Grecia, y el Austria á sus
provincias de Iliria; en vano que su union con la
Francia y la Puerta, que nada tenian que envidiar-
la, la defenderia de estas dos ambiciosas enemigas;
que las reiteradas victorias de los franceses en el
Adige debían tranquilizarla, respecto á la vuelta
de los ejércitos austriacos, y la venganza del em-
perador; que el auxilio de sus fuerzas terrestres y
marítimas harían mas imposible aun este caso, y
que por el contrario la neutralidad niegan amigo
la proporcionaria , antes bien la dejaria sin protec-
tor, y tal vez la espondria á servir de medio dere-
conc.iliacion entre las provincias beligerantes. Ve-•
necia, llena de ódio contra los franceses, y arman-
do gente, sin duda contra ellos, cuando consulta-
ba al ministerio austriaco sobre la eleccion de un
general, se negó por segunda vez á la alianza que
se la proponía. Bien veía el riesgo que correa con
la ambicion austriaca; pero mas urgente y mayor
á su juicio era el peligro de los príncipes franceses,
y asi respondió que persistia en su neutralidad
desarmada; y era falso, porque por todas partes
hacia armamentos. La Puerta, llevada del ejemplo
de Venecia y de las sugestiones de Viena é Ingla-
terra, no hahia accedido al proyecto de alianza, de
suerte que no quedaban mas que Francia y España
cuya union podía contribuir a dejar sin el Mediter-
ráneo á los ingleses pero cambien podia compro-
meter las colonias españolas. En efecto Pitt , que




9.80 REVOLUCION


trataba de sublevarlas contra la metrópoli, va ha..
bia intrigado con este intento en Méjico. Las ne-
gociaciones con Génova no se hablan terminado,
porque se trataba de convenir con ella á la vez en
una suma de dinero, en la, espulsion de algunas fa-
milias a en el llamamiento de otras. Lo mismo
acontecia con Nápoles, porque el Directorio habla
exigido una contribucion, y su reina, llena de des-
pecho, se negaba aimponerla. La paz con Roma no
se había hecho por un articulo exigido por el Di-
rectorio, en que pretendía que la Santa Sede revo-
case todos los breves espedidos contra Francia
desde el principio de la revolucion, lo cual repug-
naba estraordinariamente al orgullo del anciano
Pontífice. Convocó un concilio de cardenales que
decidieron no poderse verificar la revolucion,
asi rompieron lasnegociaciones. Volvieron á em-
pezar en Florencia, donde se abrió un congreso;
pero habiendo repetido los enviados del Papa que
los breves espedidos no podian revocarse, y repli-
cado los comisionados franceses por su parte, que
esta era la condicion sine qua non, se separaron
despues de algunos minutos. La esperanza de un
auxilio del rey de Nápoles y de Inglaterra , soste-
nian al Pon tifiCe en su negativa, y este acababa
de enviar á Viena al cardenal Albani para implo-
rar el favor del Austria y convenirse con ella en
los medios de resistencia.


Tales eran las relaciones de -Francia con el res-
to de Europa. Sus enemigos por su parte se halla-
ban ya rendidos, pues si bien el Austria se creia
satisfecha por la retirada de nuestros ejércitos que
bahian llegado hasta el Danubio, miraba con zozo-
bra la Italia aprestando nuevos preparativos para


FRANCESA. 281
recobrarla. La Inglaterra estaba reducida á, situa-
cion mu y deplorable: su establecimiento en Cór—
cega era muy precario, pues se veia eSpuesta á
perder esta isla cuando menos lo pensase. Se tra-
taba de cerrarle todos los puertos de Italia, y bas-
taba con una victoria del general Bonaparte para
decidir su total espulsion de este pais. La guerra
con España iba á interceptarla el Mediterráneo
amenazar al Portugal; se veia privada de todo el
litoral del Océano


rtugal;
el Tegel; la espedicion


que Hoche preparaba á Bretaña, la inspiraba re-
celos sobre Irlanda; su hacienda se hallaba en gra-
ve riesgo; su banco apurado y el pueblo pidiendo la
paz; finalmente la oposicion se había aumentado
con las nuevas elecciones. Razones harto podero-
sas eran estas para pensar en la paz y aprovechar
los últimos reveses de la Francia á que la acepta-
sen; mas á la familia real y la aristocracia les re-
pugnaba sobremanera tener que tratar con Fran-
cia , porque era para ellos como humillarse á la re-
volucion. Pitt mucho menos aristócrata, y única-
mente preocupado con los intereses de su nacion,
hubiera accedido á la paz con la condicion, indis-
pensable para él, é inadmisible para la república,
de restituir al Austria los Paises Bajos. Pitt, como
va hemos hecho notar, era un verdadero inglés por
su orgullo, por su ambicion y por sus preocupa-
ciones. El mayor crimen de la revolucion no era á
sus ojos la creacion de una república colosal, sino
la reunion de los Paises Bajos á la Francia.


Efectivamente, eran estos una adquisicion muy
importante para nuestra patria , proporcionándola
en primer lugar la posesion de las provincias mas
fértiles y ricas del continente, sobre todo de pro-




282 REVOLUCION
vincias industriosas; ademas la embocadura de los
nos mas interesantes al comercio del Norte , el
Escalda, el Mesa y el Rin; un aumento considera-
ble de costas, y por consiguiente de marina; puer-
tos de suma importancia, especialmente el de Am-
beres, y finalmente la dilatacionde nuestra frontera
maritima en la parte mas peligrosa á la frontera
inglesa, enfrente de las indefensas márgenes do
EsSex, Suffolk, Norffolk y Yorkshire. Ademas de
esta adquisicion positiva tenia otra ventaja para
nosotros los Paises Bajos: la Holanda quedaba ba-
jo el inmediato influjo de la Francia desde el mo-
mento de no mediar ya las provincias austriacas.
Entonces se estendia la líen francesa, no solo has-
ta Amberes, sino hasta el Tegel, y las riberas de
Inglaterra se vejan circuidas de otras enemigas. Si
añadimos á este el pacto de familia con la España,
poderosa y bien organizada entonces, se vendrá en
conocimiento de las justas inquietudes de Pitt pór
el poder marítimo de Inglaterra. Está efectivamen-
te en los principios de todo inglésempapado en sus
ideas nacionales, que la Inglaterra debe dominar á
Nápoles, Lisboa y Amsterdam para adquirir pre-
ponderancia en el continente, y romper la larga
linea de costas que pudieran oponerse. Tan ar-
raigado se hallaba este principio en 1795 , como
que hacia considerar cualquier perjuicio causado
á la Francia, como un bien hecho á la Inglaterra.
Asi, que Pitt, para dar cierto desahogo á su ha-
cienda, hubiera accedido de buena gana á una paz
momentánea con condicion de que se hubiera res-
tituido al Austria los Paises Bajos. Sobre esta ba-
se trató de entablar negociaciones. No podia espe-
rar que admitiese la Francia semejante condicion,


FILINCESAb
283


porque la principal adquisicion de la revoiucion
era los Paises Bajos, y la constitucion no permitia
al Directorio tratar de su enagenacion; mas como
Pitt tenia escasas noticias del Continente , creia de
buena lé arruinada á la Francia, y de buena fé se
presentaba todos los años á anunciar la enerva-
clon y próximo hundimiento de nuestra república.
Juzgaba que si alguna vez se habia manifestado la
Francia propensa á la paz, era á la sazon , fuese
por el descrédito do las cédulas, fuese por la reti-
rada de los ejércitos de Alemania , por lo clamas
creyera ó no admisible la condicion , tenia un mo-
tivo poderosisimo para abrir negociaciones, cual
era la necesidad de satisfacer la opinion pública
que pedia terminantemente la paz. Para obtener
pues !a quinta de setenta mil hombres de milicia
v quince mil marinos, necesitaba probar ruidosa-.
mente que habla hecho-cuanto en su mano estaba
para avenirse. Incitábale ademas otra causa no
menos interesante. Al tomar él la iniciativa y
abrir en Paris una negociacion solemne , tenia la
ventaja de suscitar en esta capital la discusion de
todos los intereses europeos , impidiendo que asi
se entablase una negociacion particular con el
Austria. En efecto, esta potencia no tenia tanto
empeño en recobrar los Paises Bajos como la la-
Oterra en devolvérselos. Los Paises Bajos eran
para ella una provincia distante, separada del cen-
tro de su imperio, espuesta á continuas invasiones
por parte de Francia, é impregnada en las ideas
revolucionarias; una provincia que habia tratado de
cambiarla muchas veces por otra posesion en Ale.
Mania o en Italia; que solo habla conservado por-
que la Prusia se manifestó siempre opuesta á su




981 REVOLUCION
engrandecimiento en Alemania , y porque no se
habla presentado ocasion para adquirir un señorío
en Italia. Imaginaba Pitt que una negociacion so-
lemne entablada en Paris para todos los aliados,
no daria lugar á combinaciones particulares, y evi-
taría cualquier arreglo respecto á los Paises Ba-
jos.Eltimamente, deseaba tener un agente en Fran-
cia que pudiese juzgarla de cerca y suministrarle
datos ciertos sobre la espedicion que se preparaba
en Brest. Tales eran las razones , que aunque sin
esperanza de obtener la paz, decidieron a ,Pitt á
dar un paso con el Directorio; y no contentándose
como el año anterior, con una comunicacion insig-
nificante, de Wickam á Barthelemy , pidió pasa-
porte para un enviado autorizado con poderes de
la tiran Bretaña. Este ruidoso paso del enemigo
mas implacable da nuestra república, la daba cier-
to realce y gloria, pues al liu se vela reducida la,
aristocracia inglesa á solicitar la paz (le la repú-
blica regicida. Al momento se concedieron los pa-
saportes. Pitt aligió al lord Malmesbury , en otro
tiempo sir narras, é hijo del autor de llermées.
No se conocia á este personage como ami go de las
repúblicas, pues contribuyó a la opresion de Ho-
landa en 1787. Llegó á Paris con grande acompa-
ñamiento el 2 de brumario (23 de octubre de 1796).


Nombró el Directorio para que le representase
al ministro Delacroix. Yieronse ambos en el pala-
cio de los negocios estrangeros el 3 de brumario
aiio Y (24 de octubre de .1796). El ministro de Fran-
cia exhibió sus poderes , y Lord Malmesbury se
anunció como enviado de la Gran Bretaña y sus
aliadas para tratar de la pacilicacion general, pre-
sentando en seguida sus poderes, que solo estaban


FRANCESA.
25


firmados por la Inglaterra. Preguntóle entonces el
ministro francés si estaba comisionado por los
aliados de la Gran Bretaña para tratar en su nom-
bre, y Lord Malmesbury le respondió que asi que
se entablase la negociacion y se fijase el principio
sobre que debiera apovarse, 'el rey de la Gran Bre-
taña tenia seguridad de obtener el consentimientoy poderes de sus aliados. El lord entregó en se-
.-oida, á Delacroix una nota de su córte, en que
anunciaba el principio en que debiera apoyarse la
negociacion, que era el de compensaciones de con-
quistas entre las potencias. Decía la nota que la
Inglaterra habla hecho conquistas en las colonias;
que la Francia tambien !labia hecho otras en el
continente á los aliados de !lig:aterra, v que por lo
tanto Babia restituciones por una y otra parte. Pe-
ro era preciso convenir en el principio de las com-
pensaciones antes de tratar de los objetos compen-
sados. Se ve que el gabinete inglés evitaba el es- -
plicarse definitivamente sobre la restitucion de los
Paises Bajos, y emitia un principio general para


que no se frustrase la negociacion eu su principio.
El ministro Delacroix respondió que iba á dar parte
al Directorio.


Este no podia abandonar los Paises-Bajos, por-
que no tenia facultades para ello y porque aun
cuando las hubiese tenido no debia


.
hacerlo , te-


niendo la Francia comprometido su honor con es-
tas provincias , y no pudiendo esponerlas a las
venganzas del Austria restitu y éndoselas. Por otra
parte tenia derecho á indemnizaciones por la cruel
guerra que hacia tanto tiempo sostenia ; tenia de-
recho á compensaciones por el engrandecimiento
del Austria, Prusia y Rusia en Polonia, a conse-




286 RF.VOLUCFON


cuencia de un atentado , y debía finalmente tratar
de recobrar sus límites naturales : razones toJas
que la obligaban a no desprenderse de los Paises
Bajos v conservar las disposiciones de la constitu-
cion. Decidido el Directorio á cumplir con su deber
en este punto , podia desde luego romper una ne-
gociacion. cu y o evidente objeto era proponernos
lá cesion de los Paises Bajos , y prevenir un aco-
modamiento con el Austria ; pero tambien hubiera
dado margen á decir que no deseaba la paz , sa-
tisfaciendo asi una de las principales intenciones
de Pitt , y suministrando fuertes argumentos para
que exigiese del pueblo inglés nuevos sacrifi-
cios. Al otro dia respondió en los siguientes tér-
minos.—La Francia ha tratado ya aisladamente
con la mayor parte de las potencias de la liga , sin
que invocasen estas la concurrencia de todos los
aliados: generalizar la negociacion es hacerla in-
terminable y dar lugar á creer que la que en la
actualidad se proyecta no es mas sincera que la
del ario anterior por la mediacion del ministro
Wickam. Por lo denlas el ministro inglés no tiene
poderes de los aliados , en cuyo nombre habla , y
finalmente, el principio de las compensaciones está
anunciado de un modo muy vago y general para
que pueda admitirse ó desecharse. La aplicacion
de este principio depende siempre de la naturaleza
de las conquistas, y de la fuerza que para conser-
varlas exista en las potencias beligerantes. De
suerte que, añadía el Directorio, el gobierno fran-
cés podría abstenerse de dar respuesta ; pero para
probar que desea la paz, declara que está dispuesto
á cuantas proposiciones se le hagan, luego que
lord Malmesbury se halle provisto de los poderes


FRANCESA. 287


de todas las provincias , en cuyo nombre suponeque trata.
Como el Directorio , nada tenia que ocultar en


esta negociacion y podia hablar con la mayor fran-
queza , resolvió hacer pública la negociacion é im-
primir en los periódicos las notas del ministro in-
gles y las respuestas del francés, publicando in-
mediatamente la memoria del lord Malinesbury y
Id respuesta que habia. obtenido. Este modo de
obrar podia trastornar la vacilante politica del ga-
binete inglés, pero no se oponia al decoro, aunque
si á la costumbre establecida. Lord 3Ialmesbury
respondió que lo pondria en conocimiento de su
gobierno. Era por cierto un plenipotenciario muy
singular, con tan insuficientes poderes, que á cada
dificultad tenia que consultar con su có?te. El Di-
rectorio hubiera, podido convencerse con esto de
que era un erigarm todo con intencion de dilatarlo
lo posible , y aparentar que se negociaba; hubiera
podido no ver con satisfaccion la permanencia de
un estrangero, cuyas intrigas podian ser peligro-
sas, porque solo habla venido á descubrir el secreto
de nuestros armamentos ; no manifestó, sin em-
bargo, ningun disgusto, y permitió á lord Alalmes-
bury que esperase la respuesta de su córte , y
mientras tanto observase á Paris , á los partidos,
su fuerza y la del gobierno. El Directorio por otra
parte nada perdia en esto.


Durante aquel tiempo se iba haciendo peligrosa
nuestra situacion en Italia, á pesar de las recientes
victorias de Roveredo, Bassaao y SanJort:,,e. El Aus-
tria redoblaba sus esfuerzos para recobrar la Lom-
bardía. Gracias á las garantías que Catalina dió al
emperador respecto á la conser y acion de las




288 REVOLUCION


zias, las tropas que estaban en Polonia se !minan
trasla.dado álos Alpes; y gracias tarnbien a la espe-
ranza de seguir en paz con la Puerta, se hablan sa-
cado las guarniciones de las fronteras turcas, y di-
rigídose á Italia todas las reservas de la monarquía.
austriaca. Una numerosa y decidida pohlacion su-
ministraba ademas poderosos medios de reemplazo;
y la adininistracion austriaca desplegaba un celo
v actividad estraordinarios para alistar muchos sol-
dados, agregarlos á las tropas veteranas, armarlas
y equiparlos. Asi se preparaba en el Friuli un pode-
roso ejército con los restos del de Wurinser, , con
las tropas que hablan llegado de Polonia y Turquía,
y con los destacamentos del Rin v los reclutas. Se
fió el mando al mariscal Alviazy :esperándose que
este tercer ejército seria mas feliz que los dos an-
teriores, y lograria arrancar la Italia de las manos
de su Viven conquistador.


En aquel intervalo no cesaba Bonaparte de pe-
dir ausilios y aconsejar se negociase con las po-
tencias italianas que se hallaban á sus espaldas.
Encargaba al Directorio que tratase con Napoles,
renovase las negociaciones con Roma, terminase
las que tenia con Génova, y abriese otras nuevas
de alianza ofensiva y defensiva con el rey del Pia-
monte, para proporcionarle ausilios en Italia, si
no podian enviárselos de Francia. Quería que se
le permitiese proclamar la independencia de la
Lombardía y la de los estados del duque de llóde -
tia, para ganarse secuaces y ausiliares resuelta-
mente decididos por su causa. Sus deseos eran
muy justos y el deplorable estado de su ejército
legitimaba sus urgentes reclamaciones. El rompi-
miento de las negociaciones con el papa habla be-


FRANCESA. 289
cho suspender otra vez la contribucion impuesta
por el armisticio de Bolonia. Solo se habia efec-
tuado un pago. Se habian agotado las contribucio
nes impuestas á Parma, Módena y .hilan ó por los
gastos del ejército, ó por las remesas hechas al go-
bierno. Venecia suministraba bastantes víveres,
pero la paga de los soldados estaba muy atrasada.
Aun se andaba en contestaciones sobre los valores
tornados al comercio estrangero en Liorna, y en.
medio de los mas ricos paises de la tierra empeza-
ba el ejército á esperimentar privaciones, aunque
su mayor mal era los vacíos que se notaban en sus
lilas desmembradas por el calion austriaco. La des-
truccion de tantos enemigos habia costado grandes
pérdidas, y aunque al principio de la ca,mparia se
le había reforzado con nueve ó diez mil hombres
que hizo ascender á cerca de cincuenta mil el nú-
mero de los franceses que entraron en Italia , en
la actualidad tenia treinta y tantos mil todo lo mas,
á cuyo niunero le habian rednaido la guerra y las
enfermedades. Acababan de llegar una docena de
batallones de la Vendée; pero muy disminuidos por
:as deserciones , y los denlas destacamentos pro-
metidos no llegaban. El general Willot que man-
daba el Mediodía y debia dirigir varios regimientos
a los Alpes, los detenía para apaciguar los motiaes
que su ignorancia y mala intencion provocaban en
las provincias de su mando. Kellermann no podía
desmembrar su línea, porque tenia que estar siem-
pre á la mira sobre Lyon y los alrededores, donde
las compañías de Jesus come,tian asesinatos. Bona-
parte pedia la 83.' y 40.' medias brigadas , que
componian unos seis mil hombres de buenas tro-
pas, y respoudia de todo si llegaban á tiempo.


Biblioteca popular.
T. v. 525




Ti O BEVOLUC ION


Se quejaba de que no se le hubiese encargado
de negociar con Roma , porque hubiera esperado
para comunicar el últimatum al pago de la contri-
bucion. «Mientras que vuestro general , decía , no
«sea el centro de todo en Italia, nada irá arregla-
«do. Será facil acusarme de ambicioso , pero yo
«no tengo mas que un caces() de honor ; estoy en-
fermo, apenas puedo sostenerme á caballo, y no


«me queda mas que el valor, que no es suficiente,
«para el cargo en que me hallo. Nos estan cortan-
«do , y se va perdiendo el prestigio de nuestras
«fuerzas ; ó enviais tropas, ó se pierde la Italia.»


Por último, conociendo el Directorio la necesi-
dad de privar a Roma del apoyo de Nápoles, y ase-
gurar la retaguardia de Bonaparte, concluyó al fin
su tratado con la córte de las dos Sicilias. Desistió
de toda exigencia particular, y esta córte intimi-
dada por nuestras últimas victorias en el Brenta,
que vela unida á España con Francia, y que tercia
ver lanzados del Mediterráneo á los ingleses, acce-
dió al tratado. Firmóse la paz el 19 de vendimia-
TiO (1 0 de octubre) y se convino en que el rey deNápoles negarla toda clase de ausilios á los éne-
rnigos de la Francia , cerrando sus puertas á las
embarcaciones armadas de las potencias beligeran-
tes. El Directorio concluyó despues su tratado con
Génova, cuy a contestación aceleró una circunstan-
cia particular. Nelson se apoderó de un buque
francés á la vista de las baterías genovesas , cuya
violacion de neutralidad comprometió estraordina-
riamente, á la república de Génova; el parí do fran-
cés que estaba en él se mostró mas atrevido , y el
de la liga mas ímido , y se acabó por acora'r la


alianza con la
t
Francia. Losos puertos de Gédnova


FRANCESA.
294


quedaron cerrados para los ingleses, pagándosenos
en indemnizacion por la fragata la Modesta dos mi-
llones, v otros dos en calidad de préstamo. No se
desterró é las familias feudatarias , pero se llamó
y reintegró á todos los partidarios de la Francia
espulsados del territorio y del senado. Se insté de
nuevo al Piamonte para concluir una alianza ofen-


Y
siva y defensiva. Acababa de morir el rev actual,


su jóven sucesor Carlos Manuel mostraba dispo-
siciones mas favorables á la Francia , pero no se
contentaba con las ventajas que le ofrecían en pre-
mio de su alianza. El Directorio le prometía la
defensa de sus estados, que en tan general trastor-
no y en medio de todas las repúblicas que se pre-
paraban , nada podía responderle de ellos ; pero
el nuevo rev quería como el anterior , que se le
diese la Lombardia, lo cual no podia prometer el
Directorio , necesitando equivalentes para tratar
con el Austria. El Directorio permitió en seguida
á Bonaparte renovar las negociaciones con Roma,
dándole al efecto plenos poderes.


Babia enviado aquella córte á Viena al cardenal
Albani, fiándose en la de Nápoles con tanta segu-
ridad, que no tuvo inconveniente en desairar hasta
la legacion española, que ciertamente no le habia
ofendido en nada. Faltándole Nápoles, y manifes-
tándole España su descontento, se hallaba sobre-
saltada, que era la ocasion mas conveniente para
contratar con ella. Bonaparte queda lo primero di-
nero, y despues, aunque no temia su poder tem-
poral,'se recelaba sin embargo del influjo moral
que ejercía sobre los pueblos. Cada dia se irritaban
mas los dos partidos italianos engendrados por la
revolucion francesa y alentados con la presencia de.





292 navoLncroN
nuestro ejército. Si Milan, Módena, Regio, Bolonia
y Ferrara eran el centro del partido patriota, Roma
era el del monacal y aristocrático Podia escitar
un furioso fanatismo y perjudicarnos mucho, es-
pecialmente no hallándose resuelta la euestiou por
parte de los austriacos. Bonaparte creyó oportuno
seguir coatemporizando , pues si como hombre
libre é independiente despreciaba todas las preo-
cupaciones que esclavizan la inteligencia ha-
mana, como hombre práctico temía al poder quese escapa de la fuerza, y preferia mas bien que
luchar con él, evitar el combate. Por otra parte,
aunque educado en Francia, habla nacido en medio
de la supersticion italiana, y no participaba de
aquel ódio á la religion cristiana, tan profundo y
comun entre nosotros á fines del siglo . V111., ni
tenia para tratar con la Santa Sede la repugnancia
que Paris. Pensó pues ganar tiempo para evitarse
una marcha retrógrada en la península, para eseu-




t
fanáticos, y si era posible para volver


é tomar los diez y seis millones devueltos á Roma.
Encargo al ministro Cama que se desentendiese
de las exigencias del Directorio en materia de fe, é
insistiese solo en las condiciones meramente mate-
riales. Eligió al cardenal Mattei á quien habia en-
cerrado en un convento para enviarle á Roma, y
al darle libertad le encargo que fuese á hablar al
papa. Para ello le escribió una carta en que le de-
cia: «Parece que la córte de Roma, desea la guerra,
«y la tendrá seguramente, pero antes debo hacer
«el último esfuerzo en obsequio de mi patria y de
«la humanidad, para atraer al pontífice á la razón.
«Bien sabeis, señor cardenal, las fuerzas con que
«cuenta el ejército que mando, y que para des-


FRANCESA. 293
«truir el poder temporal del papa, me basta mi vo-
luntad. Id á Roma, hablad al santo padre, acon-
sejadle sobre sus verdaderos intereses, libradle


«de los intrigantes que le rodean , y que solo quie-
«reo su pedida y la de la córte de Roma. El go-
«bierno francés, me permite oir aun proposiciones
«de paz, y todo puede arreglarse. La guerra tan
«cruel para los pueblos tiene terribles resultados
'apara los vencidos. Evitad al pontífice sus infor-
«tunios, pues saheis cuánto deseo terminar por
«medio de la paz una lucha que la guerra tenni-
«naria en favor riño sin gloria y sin peligro.»


Mientras empleaba estos medios para engañar,
segun decia él , al zorro viejo, v librarse de los fu-
rores del fanatismo, trataba de avivar el entusias-
mo de libertad en la Italia alta, para oponer el pa-
triotismo a, la supersticion. Toda la Italia alta se
hallaba sumamente exaltada. Milan arrancado al
Austria, las provincias de Módena y Reggio, que
llevaban con impaciencia el yugo que el anciano
duque ausente les impusiera, y las legaciones de
Bolonia y Ferrara, sustraidas de la autoridad pon-
tificia, pedian con ahínco su independencia y que
se les organizase en repúblicas. Bonaparte, no po-
dia declarar la independencia de la Lombardia,
porque aun no lidia decidido enteramente la vic-
toria de su suerte, pero siempre la daba esperanzas
y aliento. En cuanto á las provincias de Módena
y Reggio, se hallaban inmediatas á la retaguardia
de su ejército, y confinaban con Mántua. Podia que-
jarse de la regencia que .b.abia proporcionado ví-
veres á la guarnicion, y encargó al Directorio que
no concediese la paz al duque de Módena, sino que
siguiese el armisticio para poderle castigar cuando




291 REVOLUCION
fuese oportuno; y como cada dia se presentaban
mas árdus las circunstancias, resolvió dar un golpe
de mano sin contar con el Directorio. Era sabido
que la regencia acababa de incurrir en enemistad y
faltar al armist i cio suministrando víveres á Wurm-
ser v dando acojina á uno de sus destacamentos..
Declaró inmediatamente, infringido el armisticio, y
en virtud del derecho de conquista, espulsó á la
regencia, declaró destituido al duque de Módena y
libres las provincias de Reggio y Módena. Estraor-
dinario fué el entusiasmo de aquellos pueblos. Bo-
raparte organizó un gobierno municipal para ad-
ministrar interinamente el pais en tanto que se
constituia . Bolonia y Ferrara lo babian hecho va
en repúblicas, empezando a levantar tropas, y BO-
naparte quería reunir ambas legaciones con los es-
tados del duque de Módena, para que formasen
una república sola, que situada á la parte de acá
del Pó, se binaria república Cispadwu&. Pensabaque si en caso de paz era preciso restituir la Lom-
bardia al Austria, se podria evitar el devolver al
duque y al papa, Módena y las legaciones, pu-
diendo crear asi una repdbiica hija y aliada de
la francesa, que fuese el foco de sus principios al
otro lado de los Alpes v el asilo de los patriotas
comprometidos, desde donde pudiera estenderse
un dia la libertad por toda Italia. No creía se
pudiera hacer de una vez la emancipacion de Italia,
pues veia que el gobierno francés no estaba en dis-
posicion de efectuarlo, y pensaba que debía con-
tentarse al menos con sembrar los gérmenes de li-
bertad en esta primera campana. Al efecto era pre-
ciso reunir á Bolonia y Ferrara con Módena y Reg-
gio, pues aunque el espíritu de los naturales se


FRANCESA, 193
oponía, esperaba vencer esta resistencia con su
omnipotente influjo. Pasó á estas ciudades, donde
fue recibido con entusiasmo, y las decidió á envial.
á Módena cien diputados de todos los puntos de sa
territorio para formar una Asamblea nacional que
se encargase de constituir la república Cispadana.
Efecluese esta reunion el 25 de vendimiario (16 de
octubre) en Módena, y se componia de ahogados,
propietarios y comerciantes. Reprimida con la pre-
sencia de Bonaparte y dirigida por sus consejos, ma-
nifestó la ma y or cordura. Votó la reunion en una
sola república de las dos legaciones v del ducado
de Módena, dejó abolida la feudalidad , y decretó
la igualdad civil; nombró un comisario encargado
de organizar una legion de cuatro mil hombres, y
decretó la formacion de una segunda Asamblea que
debia reunirse el 5 de nivoso (25 de diciembre) para
establecer una constitucion. Los de Reggio mos-
traron el mayor entusiasmo, pues habiendo salido
de. Mantua un destacamento austriaco, acudieron
á las armas, le cercaron, le hicieron prisionero, y
le condujeron á Bonaparte. Dos reggienses murie-
ron en este encuentro, que fueren los primeros
mártires de !a independencia italiana.


La Lombardia miraba con sospechas y celos los
favores concedidos á la Cispadana, creyendo ver en
ellos un funesto presagio. Decia que pues los Fran-
ceses constituían á las legaciones y al ducado y no
á ella, trataban de entregarla al Austria. Bonaparte
tranquilizó nuevamente á los lombardos, mostrán-
doles las dificultades de su posicion, y repitiéndoles
que era preciso ganar la independencia, defen-
diéndola en tan terrible lucha, v asi decidieron au-
mentar hasta doce mil hombres las dos legiones





296 REVOLUClON


italiana polaca , cuya organizacion halan ya
comenzado.


Así se iba Bonaparte proporcionando al rede-
dor suyo gobiernos amigos que iban á emplear to-
dos sus esfuerzos en apoyarle. Sus tropas no po-
dían hacer mucho ; pero eran capaces de recorrer
el pais, dejando de.este modo disponibles los des-
tacamentos que en esta operacion empleaba. Sos-
tenidos por unos .cuantos .franceses , podían resistir
á las primeras tentativas del papa, si tenia la ne-
cedadde hacer alguna. Bonaparte procuró al mismo
tiempo tranquilizar al duque de Parma .cuyos es-
tados confinaban con la república; su amistad podia
ser útil, y su parentesco con España pedia ciertas
consideraciones. Le dejó entreveer la posibilidad
de ganar algunas ciudades en.aquella desmembra-
cion de territorios, valiéndose.asi de todos los re-
cursos de la .política para suplir las fuerzas que
no porfia darle .su gobierno, ea lo cual cumplía con
su deber respecto . _ Francia é Italia, con toda la
habilidad de un esperimentado diplomático.


Acababa la Córcega de emanciparse por sus cui-
dados y 'labia reunido á los principales refugia-
dos en Liorna, les dió armas v oficiales, y les hizo
desembarcar atrevidamente en la isla para protejer
la rehelion de los habitantes contra los ingleses.
Tuvo la espedicion buen efecto; su patria quedaba
libre del yugo inglés, y en breve iba á serlo el Me-
diterráneo, pudiendo esperarse que reunidas las
escuadras españolas á las francesas, cerrarian el
estrecho de Gibraltar á los ingleses y dominarian
todo el Mediterráneo.


Asi habla empleado el tiempo trascurrido desde
los acontecimientos del Brenta en mejorar su po-


PRANCESA.
297


sicion en Italia; mas si bien habla menos que temer
de los príncipes de este pais, se aumentaba el pe-
ligro por la parte del Austria, y sus fuerzas para
contrarestarla eran aun insuficientes. Seguian en
el Mediodía las brigadas 83. a v 4.0 . a Tenia en el
Tirol doce mil hombres á las órdenes de Vauboi,
situados delante de Trent°, en la orilla del Lavis;
unos diez y seis ó diez y siete mil , al mando de
Mássena y Augereau en el Brenta y el Adige, y fi-
nalmente ocho ó nueve mil delante de Mántua, que
todo hacia subir su ejército á unos treinta ó treinta
y ocho mil hombres. Davidovich que se habla que-
dado en el Tirol despues de la derrota de Wurmser,
c3n algunos miles de hombres, tenia á la sazon diez
y ocho mil. Alvinzy se adelantaba desde el Friuli y


Piave con cercar de cuarenta mil; de suerte que
Bonaparte se hallaba mu y


comprometido , porque
no tenia contra sesenta mil hombres mas que
treinta y seis mil, cansados de tres campañas, y
diezmados diariamente por las fiebres que adqui-
rian en los arrozales de Lombardia. Asi se lo escri-
bia apesadumbrado al Directorio, diciéndole que
iba á perder la Italia.


Viendo este el gran peligro de Bonaparte , y no
pudiendo auxiliarle tan pronto, trató de suspender
inmediatamente las hostilidades por medio de una
negociacion. Malinesbury se hallaba en París, como
hemos visto, esperando la respuesta de su gobierno
á las comunicaciones del Directorio, que le baba
exijido poderes de todas las potencias, diciéndole
que se explicase con mas claridad acerca del prin-
cipio de las compensaciones de conquista. El mi-
nisterio inglés respondió por fin despues de diez y
nueve dias, el 24 de brumario (14 de noviembre)




298 REVOLUCION
que las pretensiones de la Francia eran desusadas;
que era permitido á un aliado pedir negociaciones
en nombre de sus aliados antes de tener la autori-
zacion en forma ; que la Inglaterra estaba segura
de obtenerla , pero que ante todo, era preciso que
la Francia se esplicase claramente sobre el princi-
pio de las compensaciones, principio que era la
única base en que debía estribar la negociacion.
El gabinete inglés añadia que la respuesta del Di-
rectorio coutenia insinuaciones poco favorables á
las intenciones de S. M. británica, siendo fácil
responder á ellas , aunque no quería detenerse en
hacerlo por no complicar la negociacion. Aquel
mismo dia el Directorio, que quería obrar pronta
y categóricamente, respondió é lord Malinesbury
que admitía el principióde las compensaciones,
pero que inmediatamente designase los objetos so-
bre que debía recaer.


El Directorio se hallaba en el caso de dar esta
respuesta sin comprometerse demasiado , porque
al rehusar la cesion de la Bélgica y el Luxembur-
go tenia á su disposicion la Lombardía y otros
pequeños paises ; por lo lemas esta negociacion
era evidentemente ilusoria; el Directorio nada po-
día esperar de ella , y asi resolvió burlarse de la
astucia con que la Inglaterra procedia enviando
directamente un negociador á Viena, encargado
de concluir un convenio particular con el empera-
dor. La primera proposicion que debia hacer era
la de un armisticio en Alemania é Italia que du-
rase seis meses por lo menos. Los ejércitos de am-
bas potencias quedarian separados por el Rin y el
Adige , y suspensos los sitios de Kehl v de Mán-
tua. Cada dia habiau de entrar en esta'los víveres


FRANCESA.
299


necesarios para el consumo , de modo que al fin
del armisticio se hallasen ambos partidos en su ac-
tual estado. Con esto ganaba la Francia la conser-
vacion de Kehl , y el Austria la de Mántua• Debla
abrirse inmediatamente una negociacion para tra-
ter de la paz. Las condiciones que la Francia ofre-
cia eran las siguientes: el Austria cedía la Bélgica
y el Luxemburgo á la Francia; la Francia restituia
la Lombardía al Austria y el Palatinado al Impe-
rio, renunciando en este último punto á la línea
del Rin, y consintiendo para compensar al Austria
de la pérdida de los Paises Bajos en que se seculari-
zasen algunos chispados del Imperio. El empera-
dor no debía mezclarse (le ningun modo en los ne-
gocios de la Francia con el papa , y debía, prestar
su mediacion con Alemania para indemnizar al
Stathouderato. Estas condiciones eran muy mo-
deradas , y probaban el deseo que tenia el Di-
rectorio de terminar los horrores de la guerra, y
sus inquietudes respecto al ejército de Italia.


Eligió el Directorio para hacer estas proposi-
ciones al general Clarke, empleado en el ministe-
rio de la guerra , á las órdenes de Carnot. Firmó
sus instrucciones el 26 de brumario (16 de noviem-
bre); pero se necesitaba algun tiempo para que se
pusiese en camino, llegase v fuese recibido y oido;
y mientras tanto se sucedian los acontecimientos
en Italia con estraordinaria rapidez.


El 11 de bramado (I .° de noviembre), se ade-
lantó hacia el Brenta el mariscal Albinzv, habien-
do echado puentes sobre el Piavia , siendo por en-
tonces el plan de los austriacos atacar á un mismo
tiempo por las montañas del Tirol v por la llanura.
Davidovich debía arrojar á Vaubois de sus posi-




300 REVOLUCION
ojones, y bajar por las orillas del Adige hasta Ve..
ropa. Alvinzv por su parte debla pasar el Piavia y
el Brenta , avanzar por el Adige, entrar en Verona
con el grueso del ejército, y reunirse á Davidovich.
Desde este punto debian partir los dos ejércitos
austriacos para obrar de consuno en hacer levan-
tar el sitio de Mántua y librar á \Vurmser.


Despues de haber pasado el Piavia avanzó Al-
vinzy sobre Brenca, donde se hallaba Massena
con 'su division , el cual se replegó vista la fuerza
del enemigo. Bonaparte marchó a apo yarle con la
division de Aupreau , y ordenó al mismo tiempo
á Vaubois que contuviese á Davidovich en el valle
del alto Adige, tomándole si pocha su posicion de
Lavis. Se dirigió él mismo contra Alviuzy resuel-
to , á pesar de la desproporcion de fuerzas, á ata-
carle denodadamente , y derrotarle por principio
de esta nueva campaña. Llegó el 16 de brumario
al amanecer (6 de noviembre) á la vista del enemi-
go. Los austriacos habian tomado posiciones de-
lante del Brenta desde Carmignano hasta Bassano,
y su reserva se hallaba á, retaguardia al otro lado
del Brenta. Bonaparte llevó todas sus fuerzas; Mas-
sena atacó á Liptai y Proveía delante de Carmig-
nano , y Auge,reau á Quasdanovich , delante de
Bassano. El choque fué terrible v sangriento y las
tropas desplegaron un denuedo extraordinario.
Liptai y Provera fueron rechazados por Massena
al otro lado del Brenta, y Quasdanovich á Bassano,
por Augereau. Bonaparte hubiera querido entrar
el mismo dia en Bassano, pero lo impidió la llegada
de la reserva austriaca ; fué , pues , preciso dejar
el ataque para el siguiente dia. Desgraciadamente
supo por la noche que Vauhois acababa de sufrir


FRANCESA. 309
un revés en el alto Adige. Este general habla aco-
metido valerosamente las posiciones de Davidovich
y obtenido al principio el triunfo ; pero á pesar de
su esperimentado denuedo, se apoderó de sus sol-
dados un terror pánico que les hizo huir desorde-
nados. Al fin les reunió en el famoso desfiladero de
Calliano , donde el ejército desplegó tanta osadía
cuando la invasion del Tirol, y esperaba mante-
nerse allí, á tiempo que Davidovich dirigiendo un
cuerpo .á la otra orilla del Adige , cercó á Calliano


envolvió la posicion. Vaubois anunciaba que se
íctiraba para no ser cortado , v manifestaba el re-
celo de que Davidovich se le'hubiera adelantado
a las importantes posiciones de la Corona y


que cubren el camino del Tirol, entre e .f Adige
', el lago de (larda.


Entonces conoció Bonaparte el peligro de em-
peñarse mas conttra Alvinzy,


mientras Vaubois,
que estaba con su izquierda en el Tirol, podia
perder la Corona, llivoli y aun Verona, y ser re-
chazado á la llanura. Si tal sucedia quedaba Bo-
naparte cortado de su ala principal, y situado coa
quince ó diez y seis mil hombres entre Davidovich


Alvinzv. En consecuencia resolvió inmediata-
mente hi retirada, y mandó á un oficial de su sa-
tisfaccion que corriese á Verona, reuniese cuantas
tropas pudiera y las llevase á Rívoli y la Corona
para anticiparse á Davidovich y dar tiempo á Van-
hois para retirarse.


Al dia siguiente , 7 de noviembre , retrocedió
atravesando la ciudad de flema, que quedó sor-
prendida al ver retirarse al ejército francés des-
pues de la victoria de la víspera. Se trasladó á Ve-
rona donde dejó todo su ejército , y pasó solo allí-




302 REVOLUCION
voli y la Corona, donde por fortuna halló reunidas
é las tropas de Vaubois, y en disposicion de resis-
tir otro ataque de Davidovich. Quiso dar una se-
vera leccion á las medias brigadas treinta y nueve
y ochenta v cinco que habian cedido á un terror
páni :o , y mandando reunir toda la division y di-
rigiéndose .w las dos medias brigadas, les echó en
cara su indisciplina y su fuga. En seguida dijo al
Tefe de estado maS'or «Haced inscribir en las
«banderas que la treinta y nueve y ochenta y cinco
«no forman ya parte del ejército de Italia.» Estas
espresiones produjeron en los soldados de ambas
brigadas el mayor sentimiento ; rodearon á Bona-
parte y le dijeron que se habian batido uno contra
tres, pidiéndole que les destinase á su vanguardia
para manifestar si no eran ya del ejército de !ta-
fia. Bonaparte templó su severidad con algunas
palabras afectuosas que les llenaron de entusiasmo,
v les dejó dispuestos á. vengar su honor con el ar-
rojo de la desesperacion.


Ya no le quedaban á Vaubois mas que ocho mil
hombres de los doce mil con que contaba antes de
esta refriega. Bonaparte los colocó lo mejor que
pudo en las posiciones de la Corona y de Rivoli ,
despues de haberse persuadido de que Vaubois
podría sostenerse algunos días cubriendo nuestra
izquierda y retaguardia , se volvió á Verona para
operar contra Alvinzv. Aquella calzada que con-
duce i. 'Verona. desde'el Brenta , por el pié de las
montañas, pasa por Vicenza, NIontebello, Villanova


Caldiero. Sorprendido Alvinzy al ver á Bonaparte
replegarse al dia siguiente de haber conseguido
una victoria , lc fué siguiendo á lo lejos, dudando
de que solo las ventajas de Davidovich le obliga-


FRANCESA. 303
sen á retroceder. Confiaba en ver realizado su plan
de union en Verona, y se detuvo á unas tres leguas
de esta ciudad , en las alturas de Caldiero ; que
dominan el camino , y ofrecian una escelente posi-
cion para hacer rostro al ejército que saliera de
Verona. Situóse en ellas, colocando baterías, y no
omitiendo nada de cuanto contribuía á hacerlas
inespugnables. Reconociólas Bonaparte , y resol-
vió atacarlas inmediatamente , porque la situacion
de Vaubois en Rívoli era muy arriesgada, y no le
dejaba mucho tiempo para emplearlo contra Al-
vinzy. Marchó hacia este el 21 de brumario por la
noche (I i de noviembre), rechazó su vanguardia y
acampó con las divisiones de Massena y Augereau
al pie de Caldiero. Al rayar el día descubrió á Al-
vinzv que, fuertemente atrincherado , aceptaba la
batalla: La posicion era accesible por el lado de
as montañas que Alvinzy no había cuidado de de-


jar muy defendido ; y asi Bonaparte mandando á
'I'assena que se dirigiese á él, encargó á Augereau


que atacase el resto
-de la línea. La accion fué muy


reñida , pero la lluvia que caía á torrentes propor-
cionaba notable ventaja al enemigo, cu ya artillería
se hallaba de antemano en buenas posiciones, al
paso que la nuestra, precisada á moverse por ca-
minos intransitables, no pcdia asestarse á donde
convenia, v por lo tanto no producia efecto. Sin
embargo, Massena logró trepar á la altura descui-
dada por Alvinzy ; mas de repente se trocó la llu-
via en un frío granizo, que impelido por un recio
viento , azotaba de cara á nuestros soldados. Al
mismo tiempo mandó Alvinzy á su reserva que
marchase contra la posicion ocupada por Massena,
y recobró todas sus ventajas. Eu vano trató Bona-




304 REVOLUC ION


parte de renovar sus esfuerzos ; nada pudo conse-
guir. Los dos ejércitos pasaron la noche uno á la
vista de otro, Sin que cesase un momento la llu-
via , que puso á nuestros soldados en el mas lasti-
moso estado. Al siguiente dia, 13 de noviembre,
se volvió Bonaparte á Verona.


Iba haciéndose desesperada la situacion del


ejército, porque despues de haber rechazado in-
utilmente al enemigo al otro lado del Brenta
sacrificado sin fruto á muchos valientes , despues
de haber perdido por el lado izquierdo el Tirol
y cuatro mil hombres , despues de haber dado
tina accion desgraciada en Galdiero para ale-
jar á Alvinzy de Verona, y haberse debilitado
sin provecho, parecía no poderse contar con nin--
gun recurso. La izquierda que solo tenia ocho
mil hombres, podia verse á cada momento arro-
jada de la Corona y Rivolí , hallándose Bonaparte
entonces encerrado en Verona. Las dos divisiones
de Massena y iuge,reau , que formaban el ejército
de operaciones contra Alvinzv , habían quedado
reducidas en dos acciones a catorce ó quince mil
hombres. ¿Y qué habia de hacer este número con-
tra cerca de cuarenta mil ? La artilleria que nos
habia servido siempre para equilibrar la superio-
ridad del enemigo, no podia moverse en medio de
aquellos pantanos ; asi que, ninguna esperanza ha-
Ida de pelear con buen resultado. El ejército se
hallaba consternado, y ya empezaban á murmurar
aquellos valientes soldados, probados en tantas
fatigas y peligros , irritándose á. veces como todo
soldado inteligente , porque eran capaces de dis-
currir.—Despues de haber destruido dos ejércitos
que se dirigían contra nosotros , decian , hemos


FRANCESA.
305


tenido que deshacer los que combatían con las
tropas del Rin. A. Beaulieu ha sucedido Wurmser•
a Wurmser Alvinzv, y la lucha se renueva diaria-
mente. Nosotros no hemos de cumplir por todos,
pues no nos toca pelear con Alvinzy,


, cuino no nos
correspondía combatir contra 'SVutinser. Si todos
se hubieran portado como nosotros , va estaria la
guerra concluida. Si á lo menos, añadian, nos en-
viasen ausilios proporcionados á nuestros peligros!
pero nos dejan abandonados en el corazon de la
Italia, y nos esponen á ser víctimas de dos ejérci-
tos muq poderosos; de modo que despues de haber
derramado nuestra sang re en mil combates , vol-
veremos á los Alpes sin


- honor ni gloria , como fu-
gitivos que no cumplen con su deber.—Asi dis-
Currian los soldados en su campamento , mientras
Bonaparte, que tambien participaba de su tristeza
y descontento , escribia al Directorio en el mismo
día 21 de brumario (14 de noviembre) lo siguiente;
«Todos nuestros oficiales superiores y generales
«escogidos están fuera de combate , y el ejército
«de Italia agotado y reducido á un puñado de hom-




«hres. Los
t


Millésimo, Lodi, Castiglione
Bassano, han muerto por su patria, ó llenan los


«hospitales; los cuerpos no cuentan va mas que con
«su reputacioncon su orgullo. Joubert, Lannes,
«Larg are, Victoi',Murat, Charlot, Dupuis, Rampon,
« Pigeon, Menard y Chabrand están heridos. Esta-
«mos abandonados en el corazon de la Italia, y los
«pocos valientes que me quedan , ven una muerte
«infalible en medio de tan continuas vicisitudes,
«y con tan inferiores fuerzas. El valiente Augereau
«y el intrépido Massena están acaso proximos
« perecer... Entonces... ¿Qué será entonces de es-




:Biblioteca popular.
T. Y. n26




306 REVOLUCION
«tos valientes ? Esta idea me acobarda, y no me
«atrevo á arrostrar la muerte, que deninimaria
«los que son objeto de mis cuidados. Si me hubie-
sen entregado la brigada ochenta y tres que cons-


«taba de tres mil quinientos hombres famosos en
«el ejército , hubiera respondido de todo. Dentro
«de pocos dias , tal vez no bastarán cuarenta mil
«hombres !—Hoy, añadia Bonaparte, descansaran
«las tropas ; mañana obraremos segun los movi-


mientos del enemigo.»
Sin embargo, mientras dirigia estas amargas


quejas al gobierno, aparentaba la mayor seguridad
á la vista de sus soldados, á quienes repetia por
medio de los oficiales que era necesario hacer un
esfuerzo, y seria el último, y que destruido Alvinzy
concluirian para siempre los recursos del Austria,
y quedarla conquistada la Italia, afianzada la paz,
«é inmarcesible la gloria del ejército. Su presencia y
voz alentaban todos los ánimos. Los enfermos de-
vorados por la fiebre, al saber que peligraba el
ejército, salian de los hospitales v acudian a colo-
carse en sus lilas. Todos los corazones sentian una
conmocion viva y profunda. Los austriacos se
acercaron el mismo dia á Verona, enseñando las
escalas que llevaban preparadas para wailtar los
muros, y los habitantes manifestaban suma alegria
porque juzgaban que en breves horas panetrária
Alvinzy en su ciudad con Davidovich, y los fran-
ceses quedarían destruidos. Algunos de ellos que
estaban comprometidos por amor á nuestra causa,
se paseaban cabizbajos contando el escaso número
de nuestros valientes.


Estaba esperando el ejército con la ma yor án-
sia las órdenes del general, aguardando á cada ins-


FRANCESA.
307


tante que le mandase hacer algun movimiento; pe-
ro se pasó todo el dia 24, y contra toda costu more
nada se dijo en la órden del dia. Bonaparte no por
este habla perdido el tiempo, pues despees de ha-
ber meditado sobre el campo de batalla, acababa
de adoptar una de aquellas resoluciones que la
desesperacion sugiere al genio. Se da Orden por la
noche á todo el ejército de tomar las armas, se
manda guardar el mayorsilencio, y se emprende la
marcha: pero en vez de marchar adelante, retroce-
den, pasan el Adige por los puentes de Verona, y
salen =le la ciudad


por la puerta que conduce á:Milan.
Cree el ejéraito quese renuncia a conservar la Italia,
y todo el inundo se entristece; pero á cierta distan-
cia de Verona toman el flanco izquierdo, y en vez de
seguir alejándose del Adige, van costeáádole y si-
guiendo su corriente por espacio de cuatro leguas.
Despucs de algunas horas de marcha, llegan por fin
á Ronco donde hallaren un puente de barcas dis-
puesto de antemano por el general: pasan el rio, v
al amanecer se encuentran de nuevo al otro lado'
del Adige que creian haber para siempre abando-
nado. El plan del general era estraordinario, é iba
á sorprender a los dos ejércitos. El Adige sale de
Verona, deja de correr por algun tiempo perpendi-
cula rmente desde las montañas, al mar, torciendo
hacia Levante, en cuyo movimiento oblicuo se acer-
ca al camino desde Verona al Brenta, donde se ha-
llaba acampado Alvinz y. Al llegar Bonaparte á
Ronco, no solo se encontraba amenazando los flan-
cos y casi la retaguardia de los austriacos, sino
que por medio de aquel puente se hallaba situado
en medio de unas estensas marismas, por las cua-
les atraviesan dos calzadas, una á la izquierda


111




308 REVOLUCION


que sube al Adige por Porcil y Gombione, yendo á
parar á Verona y la otra á la derecha que pasa so-
bre un riachuelo, llamado el Al pon, en el pueblo de
Árcole, y Que vá á unirse hacia Villa-Nova por
detrás de Catcher() con el camino de Verona.


Tenia, pues, Bonaparte en Ronco (los calzadas
que ambas iban á parar al camino real ocupado
por los austriacos, una entre Caldiero y Verona, y
otra entre el primer punto y Villa-Nova. Su plan
era este: en medio de estos pantanos no labia ven-
taja numérica, pues no podia maniobrarse sino en
los caminos, y en los caminos el valor de las cabe-
zas de columnas debia decidirlo todo. Por el cami-
no de la izquierda que caia entre Verona y Caldie-
ro, podia acometer á los austriacos, si intentaban
asaltar á Verona, y por el de la derecha que pasa
el Alpon por el puente de Arcole, y va á parar á.
Villa-Nova, cogía por la retaguardia á Alvinzy y
podia apoderarse de sus parques y bagages, é in-
terceptar su retirada. Por lo tanto, en Ronco no
podia ser atacado, y estendia sus alas al rededor
.del enemigo. Rabia hecho cerrar las puertas de
Verona y dejado en ella a Kilmaine con mil qui-
nientos hombres para resistir el primer asalto.
Esta comhínacion tan atrevida y profunda dejó ad-
mirado al ejército que conoció al punto la inter,-
cion, y cobró lisongeras esperanzas.


Situó Bonaparte á Massena en el dique de la
izquierda para subir á Gombione y Poreil, y tomar
la espalda del enemigo, si este se dirigia' contra
Verona, y dirigió á Augereau á la derecha', para sa-
lir á Villa-Nova. Estaba ya cerca del dia, y Masse-
na se puso en observacion en el dique izquierdo,
mientras Augereau, para recorrer el de la derecha,


FRANCESA.
309




tenia que atravesar el Alpon por el puente de Ar-
cole. Encontró algunos batallones croatos, que se
hallaban alli para vigilar el pais, y guarnecian el
rio, con suscariones apostados contra el puente. Re-
cibieron con un vivo fuego la vanguardia de Auge-
reau, tanto que la obligaron á retirarse. Acudió
Augereau y llevó adelantesus tropas; pero de nue-
vo se vieron precisadas á detenerse por el fuego
del puente y de la orilla opuesta.. Tuvo, pues, nece-
sidad de ceder á este obstáculo y hacer alto.


Entretanto Alvinzy, que observaba atentamen-
te á Verona, v creia hallarse aun en ella el ejército
francés, se sorprendió al oir un fuego bastante vi-
vo en medio de los pantanos. Ni siquiera sospecha-
ba que el general Bonaparte hubiese ido á elegir
semejante terreno, antes bien oreja que fuese un
destacamento de tropas ligeras, pero en breve vol-
vió su caballería á informarle que el fuego daba
cuidado, pues se oia por todas partes. Sin averi-
guar aun cosa cierta. envia dos divisiones; una que
a las órdenes de Pro yera sigue por el dique de la
izquierda, y la otra á las de álitrouslu, el de la de-
recha, adelantándose hacia Arcole. Viendo Masse-
na acercarse á los austriacos, les deja avanzar por
aquel estrecho dique, y cuando los contempla bas-
tante emperiados, les acomete á nasodeataque, les
rechaza, y precipitándoles en los pantanos, unos
perecen antes, v otros se ahogan en gran número.
Llega á Arcole la division Mitrousky, desemboca
en el puente y sigue por el dique como la de Pro-
vera. Cae sobre ella Augereau, la derrota y sepul-
ta parte de ella en los pantanos; y persiguiéndola
incesantemente trata de pasar el puente tras ella;
pero este se hallaba mejor defendido que por la




310 REVOLUCION
mariana, pues impedia acercarse á él una fuerte
artillería, y todo el resto de las fuerzas austriacas
se hallaba en la orilla del Alpon, disparando hácia
el dique, v cruzándole de parte á parte. Augereau
coge una bandera y la coloca en el puente; sígan-
le sus soldados, pero les obliga á retroceder un es
pantoso fuego del cual quedan heridos los genera-
les Lannes, Vente, Boa y Verdier. Retirase la co-
lumna, y los soldados bajan costeando el dique
para guarecerse del fuego.


Bonaparte.desde Ronco estaba viendo moverse
á todo el ejército enemigo, que sabedor del peligro
se apresuraba á dejará Caldiero, para no verse
cortado por retaguardia en Villa-Nova. No sin do-
lor contemplaba la ocasion que perdia, bien es ver-
dad que !labia, enviado á Gnyeux con una brigada
para intentar el paso del Alpon, masacá de Arcole,
pero necesitaba algunas horas para lograr este in-
tento, y sin embargo, era de suma importancia.
atravesar cuanto antes el Arcole, para llegar con
tiempo á la retaguardia de Aivinzy, y obtener un
completo triunfo: del cual pendia la suerte de Ita-
lia. No titubea un momento: se lanza al galope; lle-
ga junto al puente, baja del caballo, y acercándose
á los soldados que se hablan resguardado con el
borde del dique, les


r'
pre ,,.unta si son ellos todavía


los vencedores de Lodi, les alienta con sus pala-
bras, y cogiendo una bandera esclama:--Seguid á
vuestro general! Al oirle suben al camino v le si-
guen algunos soldados: pero por desgracie no se,
comunica el movimiento á toda la columna, pues lo.
restante de ella permanece detras del dique. Ade-
lántase entonces Bonaparte con la bandera en la
mano y en medio de una nube de balas y metralla:


FRANCESA. 314
rodéanle todos sus generales, v Lannes, herido ya
de dos balazos en aquella accion sufre todavía otro.
El jóven edecan del general, quiere pro-
tegerle con su cuerpo, y cae difunto á sus pies. La
columna está próxima á atravesar el puente, cuan-
do una nueva descarga la detiene y obliga á re-
troceder. La retaguaruia abandona entonces á la
cabeza, y los soldados que se hallaban junto al ge-
neral le cogen, le llevan por entre el fuego y el
humo, y tratan de hacerle subir á caballo. Una co-
laina austriaca que sale contra ellos les rechaza
desordenados á los pantanos, donde cae precipitado
Bonaparte, sumido hasta la mitad del cuerpo. Los
soldados que le ven en tal conflicto: Adelante!
gritan, salvemos al general! Acuden con Belliard
Vignolles para salvarle, le sacan de entre el lodo,
le colocan á caballo, y regresa á Ronco.


En aquel mismo momento habla conseguido
Guyens pasar mas acá de Arcole, y apoderarse del
pueblo per !a otra orilla: pero ya era tarde. Al-
vínzv habla puesto en salvo sus parques y bagajes,


estaba formado en la llanura en disposiciun de
hacer frente á los planes de Bonaparte. inútiles ha-
blan sido tanto heroismo y genio. Bonaparte hu-
biera podido salvar el impedimento de Arcole, si-
tuando su puente en el Adige, un poco mas arriba
de Ronco, es decir, en Albaredo, y no en el punto
donde se une al Alpon con el Adige. Pero enton-
ces salia á una llanura, queeralo que debla evitar,
ademas de que no estaba en dispcsicion de acudir
por el dique izquierdo en auxilio de Verona. (1j


* Hago mérito aqui de un critica rws de una vez dirigida á Ro-
naparte sobre esta famosa batalla, y de la respuesta que él mismo
ha dado en sus memorias.




312 RRVOLUCION


Razon tenia, pues, en hacer lo que Babia hecho.
pues aunque el triunfo no fué completo, se hablan
conseguido importantes resultados. Alvinzy hahia
abandonado su temible posicion de Caldiero, v
vuéltose á la llanura, no amenazaba ya á Verona,
y habla perdido mucha gente en los pantanos. El
único campo de batalla que mediaba entre ambos
ejércitos, eran ya los dos diques, lo.cual daba gran
ventaja al valor, al paso que la quitaba al número.
Finalmente, los soldados franceses alentados por la S
lucha, habian recobrado toda su confianza.


Corno Bonaparte tenia que pensar en tantos pe-
ligros á. un tiempo, dehia ocuparse de su izquierda
que quedaba en la Corona y en Rivoli; y como de
un momento t otro podia verse destrozada, trataba
de disponerse para acudir á su socorro. Pensó,
pues, que seria bien replegarse de Gomhione y
Arcole, repasar el Adige por Ronco, y acampar en
el lado opuesto del rio para poder socorrer a Van–
:beis, si se sabia su derrota por' la noche. Tal fué la
primera accion del 25 de brumario (15 de no


b re).
Paso la noche sin ninguna mala noticia y se su–


po que Vaubois seguia todavia firme en Rivoli, de
suerte que aun cubrian á Bonaparte por aquel lado
las hazañas de Castiglione, las cuales habian hecho
tal im presion en Davidovieh, que mandaba un cuer-
po en aquella accion, que no se atrevia á dar un
paso hasta tener noticias ciertas de Alvinzy; de
suerte que el prestigio del genio de Bonaparte al-
canzaba hasta donde él no estaba presente. Llega
el dia 26 (16 de noviembre), y se encuentran en
.ambos diques. Los franceses acometen á la ba y o-
neta, desordenan á los austriacos y precipitan gran


FRANCESA. 343


número de ellos á los pantanos, haciéndoles
muchos prisioneros, y tomándoles banderas y ca-
ñones. Bonaparte manda tirotear á la orilla del Al–
pon, pero no hace un esfuerzo decisivo para pasar-
le. Al entrar la noche replega otra vez sus colum-
nas retirándolas de los diques, y las lleva al otro
lado del Adige, satisfecho con haber acosado al
enemigo todo el dia, y esperando nuevas mas cier-
tas de'Vaubois. Lo mismo se pasa la segunda no-
che, y las noticias de Vaubois son lisongeras; de
suerte que puede dedicarse aun otro dia á sostener
un choque decisivo contra Alvinzy. Alumbra el sol
por tercera vez aquel horroroso teatro sembrado
de cadáveres. Era el 27 (ti de noviembre de 4796)
'5-calculando Bonaparte que entre muertos, heridos,
.ahogados y prisioneros debe haber perdido el ene-
migo cerca de una tercera parte de su ejército, le
iJontempla cansado v sin aliento, al paso que vé
llenos de entusiasm ja sus soldados, por lo cual se
decide á salir de los diques y presentar batalla en
la llanura al otro lado del Alpon. Los franceses al
salir de Ronco, se encuentran como los dias ante-
riores con los austriacos en los diques; Massena
ocupa el izquierdo, y el derecho el general Robert.
:,ncargado de atacar, mientras Augereau va a pasar
el Alpon junto á su desagüe en el Adige. Masseoa
alfa al principio una tenaz resistencia, pero mar-


cha al frente de sus soldados con el sombrero en la
punta de la espada, y matan, ahogan, ó hacen pri-
sioneros gran número de enemigos, como en los
dias anteriores. El general Robert se adelanta por
el dique de la derecha, al principio con ventaja,
pero queda muerto, y su columna rechazada casi
hasta el puente de Ronco.




311 :._.;,,Lucra:
Viendo Bonaparte aquel peligro, coloca la bri-


nda treinta y dos en un bosque de sauces juntob
al dique; y mientras la columna enemiga, vence-
dora de ltobert, se adelanta, la brigada treinta y
dos sale repentinamen te de su emboscada, la asalta
por el costado y la rechaza en el mas terrible de-
sorden. De los tres mil croatos que eran, quedaron
la mayor parte muertos ó prisioneros. Desemba-
razados asi los diques, resuelve Bonaparte atra-
vesar el Alpon, que ya había pasado Augereau por
el estremo derecho. Envió á Massena desde el di-
que de la izquierda al de la derecha sobre Arcole
ya evacuado, colocando así todo su ejército en la
llanura en frente del de Alvinzy ; y antes de man-
dar atacar, trata de atemorizar á los enemigos por
medio de una estratagema. El ala izquierda de estos
se hallaba en un pantano lleno de cañaverales:
manda al comandante del batallonIlércules que con
veinte y cinco de sus guías se meta por entre las
cañas, y acometa súbitamente con gran estrépito
de trompetas. Preparanse á ejecutar la Orden los
veinte y cinco valientes, y dando Bonaparte la se-
ñal á Massena y Augereau, atacan estos denoda-
damente á los austriacos, que oponen bastante re-
sistencia; mas al oir de improviso el ruido de las
trompetas, creen verse amenazados por toda una
division de caballería Y desalojan el terreno. Al
mismo tiempo ven á lo lejos la guarnicion de Leg
nano que halda hecho salir Bonaparte para tomar-
les la retaguardia, y crece su incertidumbre. Re-
tiranse por lin, y despees de setenta y dos horas
de horrible combate, desanimados, y espirandode
cansancio, ceden el triunfo al heroismo de algunos-
miles de valientes y al genio de un gran capitan.


POANCESA. 345
Rendidos de fatiga ambos ejércitos pasaron la


noche en la llanura y desde el amanecer del dia si-
guiente mandó Bonaparte seguir el alcance de Vi-
cenza , v al llegar á la altura del camino que con-
duce desde el Brenta á Verona, pasando por Villa-
Nova, encargó a su caballería la persecucion del
enemigo, y trató de volver á Verona por el camino
de Villa-Nova y Caldiero para acudir en auxilio de
Vanbois.. Bonaparte supo en el camina, que este se
había visto precisado á abandonar la Corona y Ri-
voli y retirarse á Castel-Novo. Aceleró el paso y
llegó aquella misma tarde á Verona, pasando por
el 'campo de batalla que habia ocupado Alvinzy,r,
Entró en la ciudad por la parte opuesta á. la de su
salida, y cuando los veroneses vieron aquel pu-
ñado de hombres que habían salido como fugitivos
por la puerta de Afilan volver triunfantes por la de
Venecia, quedaron llenos de asombro. Amigos y
enemigos no pudieron reprimir su admiracion bácia
un general y unos soldados que con tanta gloria ha-
bian superado los destinos de la guerra, desde
cuyo instante nadie pudo temer ni esperar que sa-
liesen de Italia les franceses. Bonaparte mandó
salir inmediatamente á Massena hacia Castel-Novo,
y á Augereau hacia Dolce por la orilla izquierda del
Ádige. Embestido Davidovich por todos lados, fué
rechazado prontamente al Tirol con pérdida de
muchos prisioneros, contentándose Bonaparte con
recobrar las posiciones de la Corona y Rívoli, sin
querer subir hasta el Trento y apoderarse del Ti-
rol. El ejército trances estaba muy menguado con
los últimos encuentros, y el austriaco habla per-
dido cinco mil prisioneros, ocho ó diez mil muer-
tos y heridos, y aun contaba con mas de cuarenta




316 ItE VOLUCION


mil hombres, inclusa la division de Davidovich.
Retiráronse al Tirol v al Brenta para rehacerse,
aunque no había padecido tanto como los ejércitos
de Wurmser y Beaulieu , pues los franceses este-
nuados no hablan podido destruirle, sino recha-
zarle. Era pues preciso renunciar á perseguirle,
mientras no llegasen los prometidos refuerzos; de
modo que Bonaparte se contentó con ocupar el
Adige desde Dolce al mar.


Aquella nueva victoria causó la mayor alegría
asi en Italia como en Francia, admirándose todos
de aquel genio tan tenaz que con catorce o quince
mil hombres no babia querido dejar el puesto á
cuarenta mil, y de aquella sublime inteligencia
que habla sabido descubrir en los diques de'Ronco
un nuevo campo de batalla, donde desaparecia la
superioridad del ni:linero y amenazaba á los flancos
del enemigo. Celebrábase sobre todo el heroismo
desplegado en el puente de Arcole, y por todas
partes pintaban al Oven general con una bandera
en la mano, envuelto en una nube de fuego y humo.
Los dos consejos segun costumbre, declararon otra
vez benemérito de la patria al ejército de Italia,
y decidieron que las banderas tomadas por Bona-
parte y Augereau en el puente de Arcole, se les re-
salasen para honra de sus familias, cuya grande y
noble recompensa, era digna de una edad heróica,
y harto mas gloriosa que la diadema cedida mas
adelante por la debilidad al genio superior onini-„
potente!


CAPITULO VI.


Clarke en el cuartel general del ejército de, Italia.—Rompimiento
de las negociaciones con el gabinete inglés. Salida de Malmes-
bury.—Fspedicion de Irlanda.—Trabajos administrativos del
Directorio durante el invierno del año V. Estado de la hacienda.
Ingresos y gastos. Capitulado!' de Kehl,—Ultima tentativa del
Austria contri la Italia. Victorias de Itivoli y de la Favorita
toma de Mántua.—Fin de la memorable campaña de 1796.


Acababa de llegar al ejército de Italia el ge-
neral Clarke, desde donde debla marchar a Viena,
aunque ya su comision había perdido el principal
objeto, porque la batalla de Arcole inutilizaba el
armisticio. Bonaparte, á quien llevaba Orden de
consultar dicho general, desaprobaba enteramente
el armisticio y sus condiciones, fundándose en es-
ce/entes razones. El armisticio 110 podia tener mas
objeto que salvar el fuerte de Kehl en el Rin, si-
tiado con mucho empeño por el archiduque Carlos,
tanto que por tan accesorio fin sacrificaba á Mán-
tua. Kehl solo (*ceja una cabeza de puente que no
era indispensable para pasar á Alemania; mas con
la toma de Mántua se lograba por el contrario la
conquista definitiva de Italia , y en cambio permi-
tia exijir á Maguncia y toda la línea del Rin. El ar-
misticio comprometió evidentemente esta con-
quista, porque Mántua atestada de enfermos y re-
ducida a media racion, no podia tardar mas de un




348 REVOLUCICN
mes en abrir sus puertas. Los víveres que en ella
se entrasen servirian para que la guarnicion reco-
brase, su salud v fuerzas. No podía fijarse exacta-
mente la cantidad; mas si Wurmser los economi-
zaba, lograria tener provisiones para volver á ha-
cer resistencia en el caso de renovarse las hosti-
lidades. La serie de acciones dadas para proteger
el bloqueo de Mtntua seria inútil, y habría que
volver á ellas y hacer nuevos gastos. Aun habia
mas. El papa no podia menos de quedar compro-
metido por el Austria en el armisticio, en cuyo caso
se perdia la ocasion de corregirle y exigirle veinte
ó treinta millones que necesitaba el ejército y ser-
virian para una nueva canaria. Finalmente, Bo-
naparte , penetrando en el porvenir, aconsejaba que
en vez de suspender las hostilidades, se conti-
nuasen por el contrario con ahinco, pero llevando
la guerra a su verdadero teatro, y enviando á Ita-
lia un refuerzo de treinta mil hombres. Conseguido
esto, él prometia marchar contra Viena y lograr
en el término de dos meses la paz, la línea del Rin
y una república en Italia. Esta combinacion ponla
indudablemente en sus manos todas las operaciones
militares y políticas de la guerra; pero fuese inte- •
rosada ó no, era exacta y profunda, y el tiempo
corroboró su acierto.


Sin embargo, por no desobedecer alDirectorio,
se escribió á los generales austriacos del Rin y del
Adige proponiéndoles el armisticio y pidiendo pa-
saporte para Clarke. El archiduque Carlos contes-
tó á Moreau que no podia oir proposiciones de ar-
misticio, pues sus facultades no llegaban á tanto,
siendo por lo mismo preciso someterlo al consejo
áulico. Lo mismo respondió Alvinzy, y despachó


FRANCESA, 349
un correo á Viena. El ministerio austriaco, amigo
en secreto de la Inglaterra, no estaba muy dis-
puesto


i
á oir las proposiciones de la Francia. Ha-l)




bíale nfamado el gabinete de Lóndres de la mi -
sion de lord Malrneshury, y esforzádose en con-
vencerle de que el emperador lograría mayores
ventajas de tomar parte en la negociacion entabla-
da mi Paris, que de conquistas separadas, pues se
sacrificaban las de Inglaterra en ambas Indias pa-
ra proporcionarle la restitucion de los Paises Ba-
jos. Ademas de las insinuaciones de la Inglaterra,
militaban otras razones en el gabinete de Viena
para que no accediese á las proposiciones del Di-
rectorio. Lisongeábase de que en breve caeria en
su poder el fuerte de Keil! ; de que Lis franceses
que guarnecian entonces el Rin no podrían pasar-
le, y de que se podrían sacar nuevas fuerzas sin
riesgo alguno para encaminarlas al Aclige. Estas
fuerzas agregadas á las nuevas quintas que con
asombrosa prontitud se hacian en todo el Austria,
animaban a dar otro golpe mas á la Italia, con lo
que el terrible ejército que tantos batallones aus-
triacos habla destruido, sucumbiria tal vez á tan
continuos choques.


Bien se vé que no se desmentia. en esto la cons-
tancia alemana, y que á pesar de tantos reveses,
no renunciaba aun á la hermosa Italia. Decidióse
por consiguiente negar á Clarke la entrada en
Viena, pues ademas tenían la presencia de un es-
pía en medio de la capital del imperio, y no se
quedan negociaciones directas. En cuanto al ar-
misticio, bien se hubiese querido admitirlo en el
Adige, mas no en el Rin; y asi se respondió á
Clarke que si queda pasar á Vicenza, encont!uria




320 REVOLUCION
allí al baron de Vincent, con quien podría confe-
renciar. Verilicóse en efecto la reunion en ese
punto. El ministro austriaco pretendió que el em-
perador no podía recibir á un eaviado de la repú-
blica, porque esto era reconocerla; y respecto al
armisticio declaró que solo era admisible en Italia;
proposicion ridícula que no se concibe cómo pudo
hacerla el ministerio austriaco, puesto que salva-
ba á Mántua, y no á Keil! , debiendo suponerse
muy necios á los franceses para que aceptasen se-
mejante trato: sin embargo el ministerio austria-
co que queda en todo caso proporcionarse una ne-
gociacion separada, declaró por medio de su en-
viado que si el encargado francés tenia que hacer
alguna proposicion con respecto á la paz, no tenia
mas que pasar á 'f u ri u, y comunicarlas al emba-
jador austriaco en el Piamonte. Merced á las su-
gestiones de la Inglaterra y á las descabelladas
esperanzas (lela córte de Yiena„'quedó asi frustrado
el arriesgado proyecto de armisticio. Pasó Clarke
Turin para valerse de todos modos de la rne-
diacion que se le ofrecia para con la córte de Cer-
deña. Llevaba ademas otra comision : la de obser-
var al general Bonaparte. Tan estraordinario ba-
bia parecido el genio de este jóven, y tan absolu-
to y enérgico su carácter, que se le tildó de am-
bicioso sin un motivo fundado. Habla tratado de
conducir la guerra á su gusto, y presentado su di-
mision apenas le dictaron un plan que no era su-
yo; rabia obrado como soberano en Italia, conce-
diendo á los príncipes la paz ó la guerra, so pre-
testo de los armisticios ; se babia quejado con
altivez de no haber entablado por si las negocia-
ciones con el papa, exigiendo que se le confiase


FRANCESA.
324


este cuidado; trataba con mucha aspereza álos co-
misionados Garau y Salicetti cuando proponian
resoluciones que le disgustaban, obligándoles á
dejar el cuartel general, y por último, remitia
fondos á los varios ejércitos sin que el gobierno le
autorizase al efecto, y sin el indispensable conducto
de la tesorería. Todo esto revelaba un nombre que
queda hacer por sí lo que únicamente él juzgaba
que podia efectuar; lo cual no era aun mas que
impaciencia del genio que no quiere verse entor-
pecido en sus obras; pero en esta impaciencia es
donde se descubre ya el alvedrío de un déspota.
Al verle sublevar la alta Italia contra sus antiguos
dueños, y crear ó destruir estados, se decía que
trataba de erigirse en duque de Milan. Presagió--
base su ambicion, y él mismo se hacia los cargos,
porque se quejaba de que le acusaban, y despues
se justificaba á sí propio sin que hubiese dado
margen á ello ni una sola palabra del Directorio.


Tenia, pues, Clarke ademas del encargo de
negociar el de observar á Bonaparte, el cual tuvo
aviso de ello y procediendo con la altivezastu-
cia que le eran comunes, le dió á enten «der que
sabia el objeto de su cemision, subyugándole al
punto con su ascendiente v gracia, que siendo,
segun se dice, tan poderosa como su genio, hizo.
de él el mayor amigo. Clarke tenia talento y sobra-
da vanidad para ser un espía sagaz, por lo tanta
permaneció en Italia, unas veces en Turin y otras.
en el cuartel general , siendo muy pronto mas;
afecto á Bonaparte que al Directorio.


En Paris procuraba el gabinete inglés diferir
las negociaciones cuanto podía; pero al fin el fran-
cés obligó á lord Malinesbury á que se explicase


Birlioteca popular.
T. Y. 027




322 REVOLUCION
pronta y terminantemente. Este ministro, segun ya
hemos visto, propuso al principio una negociacion
general sobre compensacion de conquistas; y el
Directorio por su parte había exigido poderes de
todos los aliados, y una esplicacion mas clara del
principio de las compensaciones. Diez y nueve dias
tardó en contestar el ministro inglés, al cabo de
los cuales respondió que habla pedido los pode-
res; pero que antes de obtenerlos debia el gobier-
no francés admitir positivamente el principio de
las compensaciones. Pidió inmediatamente el Di-
rectorio la esplicacion (lelos objetos en que las mis-
mas se apoyaban, y aqui es donde dejamos la ne-
gociacion. Lord Alahnesbury escribió de nuevo á
.Londres , y pasados doce dias, el 6 de frimario,
(26 de noviembre), respondió que su córte nada
tenia que añadir á lo que habla dicho, ni podía dar
mas esplicaciones, mientras el gobierno francés
no admitiese formalmente la base propuesta. Esto
era una sutileza ; porque al pedir esplicacion de
los objetos que dehian compensarse, la Francia
admitía evidentemente el principio de las compen-
saciones. Escribir á Lóndres, y emplear otros do-
ce dias para semejante sutileza, era mofarse del
Directorio. Respandió, como siempre al dia si-
guiente con una nota de cuatro líneas, diciendo
que su anterior llevaba necesariamente la admi-
sion del principio de las compensaciones, aunque
por lo demas le admitia formalmente y pedia que
desde luego se le designasen los objetos á que de-
bia aplicarse este principio. El Directorio se infor-
mó ademas de si lord Malmesbury tenia que es-
cribir á Lóndres á cada cuestion que se suscitase,
á lo cual respondió confusamente que se verja


FRMICESA, 323
precisado á hacerlo siempre que las cuestiones
exigiesen nuevas instrucciones. Escribió de nuevo
y tardó veinte dias en responder, siendo ya eviden-
te que iba á salirse del pantano, y tratar por fin de
la delicada cuestion de los Paises Bajos. Espli-
carse sobre este particular era poner término á las
negociaciones, y así es que el gabinete inglés re-
tardó cuanto pudo que llegase este caso. Al fin el
28 de frimario (.18 de diciembre) tuvo lord Mal-
mcsburv una entrevista con el ministro Delacroix,
y le entregó una nota en que manifestaba el ..,;Yabi-
note inglés sus pretensiones. Quería que la Fran-
cia restituyese á las potencias continentales cuan-
to había conquistado; que devolviese al Austria
la Bélgica y el Luxemburgo, y los estados alema-
nes de la orilla izquierdaal Imperio; que evacuase
toda la Italia dejándola en el statu quo ante belum;
que restitu yese á la Holanda ciertos territorios,
tales, por ejemplo, como la Flandes marítima para
constituirla independiente; y finalmente que


se
hiciesen varias alteraciones en su actual constitu-
cion. El gabinete inglés no prometia devolver las
colonias holande,as mientras no se restableciese
el Stathouderato, y aun entonces tampoco lo efec-
tuada con todas, pues debia guardar algunas por
indemnizacion de guerra, y una de ellas el Cabo.
Por todos estos sacrificios ofrecia dar dos ó tres is-
las de que la guerra nos habia privado en las An-
tillas, la Martinica, Santa Lucia y Tabajo, con la
condicion de que no poseeriamos totalmente á
Santo Domingo. De modo que tras una .guerra
inicua en que tenia de su parte toda la justicia, en
que había gastado enormes sumas, y obtenido al
lin la victoria , la Francia no hubiera ganado




324 REVOLUCION
una sola provincia, mientras las potencias dei
Norte acababan de repartirse un reino, y la Ingla-
terra de conseguir en la India riquísimas posesio-
nes. La Francia, que ocupaba aun la línea del Rin
y era señora de Italia, había de evacuar ambas á
una mera intimacion de la Inglaterra! Semejantes
condiciones eran absurdas é inadmisibles; solo el
proponerlas era una ofensa, y por lo tanto no de-
bian escucharse. El ministro Delacroix las escu-
chó sin embargo con una finura que admiró al mi-
nistro inglés, y le dió esperanzas de que la nego-
ciacion se llevaria adelante.


Delacroix dió una razon infundada, cual fué la
de que los Paises Bajos estaban declarados como
territorio nacional por la constitucion; y el minis-
tro inglés le respondió con otra que no tenia mas
fuerza: á saber; que el tratado de Utrecht los con-
cedia al Austria. La constitucion podia tener fuer-
za para la nacion francesa, pero ni importaba ni
era de ningun valor á. las naciones estrangeras. El
tratado de Utreelit era como todos los tratados del
mundo, unconvenio de la fuerza, que la fuerza podia
alterar. La única razon que el ministro francés debió
dar, era que la reunionde los PaisesBajos á laFran-
ciaera justa, fundada en naturaleza y politica, y legi-
timida por la victoria. Despues de una larga discu-
sion acercade los pu ntosacceso ri os de la negociacion,
se separaron ambos ministros: Delacroix fue á dar
parte al Directorio, que irritado con razon, resolvió
responder al ministro inglés como merecía. La no-
ta del ministro inglés no estaba firmada, sino con-
tenida en una carta, y por esto exigió el Directo-
rio en aquel mismo dia que se la presentase con
las debidas formalidades, exigiendo el ultimatunt


•FRANCESA. 325
en el término de veinte y cuatro horas. Aturdido
lord 31aluiesbury respondió que la nota tenia la
autenticidad suficiente, puesto que estaba incluida
en una carta firmada, y que respecto al ultintalum,
no se acostumbraba exigirle tan de pronto. 41 día
siguiente 29 de (rimado (19 de diciembre), le en-
vió á decir el Directorio que jamás prestarla oidos
á ninguna proposicion contraria á las leyes y tra-
tados que ligaban á la república; y añadió que ne-
cesitando lord blalme.sbury acudir á cada momen-
to á su gobierno,no teniendo en aquella llego-
ciacion sino un ca'rácter meramente pasivo, era
inútil su presencia en Paris, y que por consiguien-
te él v su comitiva saliesen en el término de cua-
renta'y ocho horas, pudiendo entenderse por me-
dio de correos, si el gobierno inglés adoptaba las
bases propuestas por la república francesa.


De esta manera terminó aquella negociacion,
en que el Directorio, lejos de faltará las correspon-
dientes formalidades, corno se ha pretendido, dió
un verdadero ejemplo de franqueza en sus rela-
ciones con las potencias enemigas. Ninguna cos-
tumbre llegó á infringirse. Las comunicaciones de
las potencias tienen como todas las relaciones de
los hombres el carácter del tiempo, de la situacion
y de los individuos que gobiernan. Un gobierno
fuerte y victorioso no habla como otro débil y
vencido, y una república cimentada en la justicia
y los triunfos, debía esplicarse pronta, terminan-
te y públicamente.


Durante aquel intérvalo se estaba efectuando
el gran proyecto de lIoche sobre la Irlanda. En
ella tenia sus temores la Inglaterra, porque era
en efecto quien podia ponerla en estrenado ries-




326 REVOLUCION


go. A pesar de los rumores, diestramente esparci-
dos, de una espedicion á Portugal á América, la
Inglaterra habia comprendido bien el objeto de
los preparativos que en Brest se hacian. Pitt le-
vantó milicias, armó los pueblos de las costas, y
dió órden para que si los franceses desembarcaban,
quedase evacuado todo lo del interior.


La misma situacion en que se hallaba la Irlan-
da , á donde se destinaba la espedicion era muy
propia para inspirar graves recelos. Los partidarios
de larcforma parlamentaria y los católicos presen-
taban en esta isla suficiente número para efectuar
un levantamiento. De buena gana hubieran adop-
tado un gobierno republicano bajo la garantia de
la Francia, y enviaron agentes secretos á Paris
para entendersecon el Directorio. Todo, pues, pro-
nosticaba el conflicto en que pudiera poner una
espedicion á la Inglaterra, reduciéndola a aceptar
una paz muy diferente de la que acababa de ofre-
cer. Hoche, que habia consumido en la Vendee los
dos años mas preciosos de su vida , y que veia„
ocupados por Bonaparte, Moreauy Jourdan los me-
jores teatros de la guerra, anhelaba procurarse
otro en Irlanda. La Inglaterra era enemiga no
menos grande que el Austria, siendo tambien glo-
rioso combatirla y vencerla. En Italia se creaba
una nueva república, que iba á ser el plantel de la
libertad; y Moche creta acertado v posible erigir
otro semejante en Irlanda al lado de la aristocracia
inglesa. Libia adquirido estrecha amistad con el
almirante Truguet, ministro de marina, y hombre
de muchas luces. Prometíanse ambos poner en
brillante estado la marina , y emprender grandes
cosas, porque entonces ninguna imaginacion para-


PRANCESA•
327


ba ; todos ideaban admirables empresas para la
gloría y felicidad de su patria. La alianza ofensiva
y defensiva concluida con la España en San Ilde-
fonso, ofrecía inmensos recursos, y daba campo á,
grandiosos proyectos. Reuniendo la escuadra de
Tolon con la española, y concentrándolas en el ca-
nal de la Mancha con las que tenia la Francia en.
el ()océano, podian formarse fuerzas formidables,
é intentar la libertad de los mares en una batalla
decisiva; al menos podia prenderse el incendio en
Irlanda, é interrumpir los triunfos de la Inglaterra
en la India. El almirante Truguet , que conocia la
importancia de acudir presto á la India, (merla
que sin esperar la reunion de las escuadras francesa
y española en la Mancha, la escuadra de Brest se
hiciese al momento á la vela , desembarcase el
ejército de Iloche en Irlanda, dejase algunos miles
de hombres á bordo, se dirigiera despues á la isla
de Francia, y tomando los batallones de negros que
allí se organizaban, se trasportase estos auxilios á
la India para sostener á Tippo Saeb. Tenia el in-
conveniente esta grande espedicion de no llevar á
Irlanda mas que una parte del ejército espedicio-
nario, dejándola espuerta á muchos riesgos, espe-
rando la reunion, muy eventual, de la escuadra del
almirante Villeneuve, que debia salir de Tolon, de
la española , que se hallaba diseminada por los
puertos de España, y de la escuadra de Richerv,
que volvia de América. Frustróse esta espedicion,
y se esperó la llegada de América de Richery , ha-
ciéndose, á pesar del mal estado de la hacienda,
estraordinarios esfuerzos para llevar á cabo el ar-
mamento de la escuadra de Brest. En el mes de
frimario (diciembre) se halló en estado de darse á.




1,2s R MUT EON
la vela, y constaba de quince navíos de línea,
veinte fragatas, seis gabarras y cincuenta buques
de trasporte, pudiendo llevar veinte y dos mil hom-
bres. No pudiendo Moche avenirse con el almiran-
te Villaret-Joveuse , se sustituyó a este con Mo-
rard-de-GalleS La espedicion debia desembarcar
en la bahía de Bantry, y a cada capitan de navío
se fijó en un pliego cerrado la d:reccion que debia
seguir, y el punto donde 'labia de fondear en caso
de contratiempo.


Dióse la espedicion á la vela el 26 de frimario
(16 de diciembre). noche y Illorard-de-Galles iban
en una fragata; v gracias á la espesa niebla, se li-
bró la escuadra francesa de los cruceros ingleses
atravesando el mar sin ser vista; pero la dispersó
en la noche del 26 al 27 una tempestad horrorosa
que sumergió uh navío. Sin embargo , el contral-
mirante Bouvet trabajó cuanto pudo para reunir
la escuadra, lo cual no pudo lograr hasta pasados
dos dias que lo verificó con toda menos un navío y
tres fragatas. Una de estas era por desgracia laque
llevaba á noche y Morard-de-Galles. La escuadra
navegó hacia el cabo de Clear maniobrando por
espacio de algunos dias para esperar á los dos ge-
fes, hasta que al lin entró en la bahía de Bantry
el 5 de nivoso (21 de diciembre). Decidió el de-
sembarco un consejo de guerra, mas nopudo efec-
tuarse por causa del temporal, v la escuadra seale-
jó otra vez de las costas de Irlanda. Vencido por
tantos obstáculos el contralmirante Bouvet , te-
miendo verse sin víveres y separado de sus gefes,
creyó deber regresar á las costas de Francia.
cuando por fin llegaron Pioche y Morard de Ga-
les á la bahía de Bantry, y supieron la vuelta de


PnANCEsi.
329


la escuadra francesa, hubieron de seguir su rum-
bo por entre inauditos peligros. Azotados por las
olas y perseguidos por los ingleses, llegaron á las
costas de Francia por una especie de milagro. El
navío Los derechos del liómbre, mandado por el ca-
pitan La Crosse, se vió separado de la escuadra é
hizo prodigios: embestido por dos navíos ingleses,
destruyó á uno y se libró del otro, pero todo de-
sarbolado y abierto, cedió á la violencia del mar.
Sumergióse parte de su tripulacion, y el resto pu-
do salvarse á duras penas.


Asi terminó aquella espedicion que alarmó ala
Inglaterra y descubrió el punto por donde flaquea-
ba. No renunció el Directorio á intentar mas tarde
el proyecto , y por entonces lijó todas sus miras
hacia el lado del continente para obligar á ceder al
Austria. Las tropas de la espedicion sufrieron muy
poco y desembarcaron. Dejóse en las costas sufi-
ciente.


fuerza para guardar el pais , dirigiendo al
Rin la mayor parte del ejército que llevaba el tí-
tulo de ejército del Occéano. Por lo ciernas, las dos
Vendées y la Bretaña, se hallaban totalmente pa-
cificadas por los cuidados y continua presencia de
linche, á quien se preparaba un cargo distinguido
para recompensarle sus ímprobos y penosos afanes.
La dimision de Jourdan , á. quien habla disgustado
el mal resultado de la campaña, y á quien Beur-
nonville habia interinamente reemplazado , permi -
tia ofrecer á 'Locho, una indeanizaeMn á que de
tiempo atrás le hacian acreedor su patriotismo y
sus talentos.


Estaba ya muy adelantado el invierno , pues
nos hallábamos en el mes de nivoso , (enero de
•797), y no se había interrumpido aquella memo-




330 REVOLUCION
rabie campaña. El archi luque Carlos sitiaba á
Kehl y la cabeza del puente de lIuninga en el Rin,
y Alvinzy se preparaba en el Adige á hacer otro
esfuerzo Por último contra Bonaparte. El interior
de la república ofrecia bastante, calma. Todos los
partidos teaian su contemplacion fija en los diver-
sos teatros dela guerra. La consideracion y fuer-
za del gobierno aumentaba á disminuia segun las
vicisitudes de la campaña. La última victoria de
árcole dió notable esplendor y reparó el mal efec-
to que produjera la retirada de los ejércitos del
Rin; mas sin embargo aquel esfuerzo de un valor
desesperado no tranquilizaba del todo respecto á
la posesion de Italia. Sabíase que Alvinzy se re-
forzaba, y que el Papa hacia armamentos , en lo
cual se apoyaban los malévolos para decir que el
ejército de Italia se hallaba consumido, y que su
general, fatigado de las penalidades de tina cam-
paña sin ejemplo, y debilitado por una enfermedad
estraordinaria , no pocha sostenerse á caballo.
Mántua aun no se hacia tomado, y debla'? proveer-
se malos resultados en aquel mes de nivoso.


Continuaban los periódicos de ambos partidos
abusando de la libertad de la imprenta , y desen-
cadenándose contra el gobierno. Los que pertene-
cían á la contra-revolucron que veian acercarse la
primavera, época de las elecciones , trataban de
extraviar la opinion y predisponerla en favor suyo.
Desde los desastres de los realistas de la Vendée,
era evidente que su último recurso estribaba en
servirse de la libertad misma para destruirla, y en
apoderarse de la república pnr medio de las elec-
ciones. Viendo su audacia el Directorio, vivia con
aquella impaciencia de que ni aun el mas ilustra


FRANCESA. 331
poder puede eximirse. Aunque tan acostum–do


brado á la libertad, se atemorizaba por el lengua-
ge adoptado en ciertos periódicos ; no estaba aun.
Convencido de que es preciso dejar que se diga
todo; de que no debe temerse la mentira por mas
publicidad que adquiera, pues se desacredita con
suma violencia, y de que un gobierno solo perece


.por la verdad, v especialmente porla verdad opri-
mida. Pidió á los dos consejos leyes sobre los abu-
sos de la imprenta, v entonces se alzó la voz di-
ciendo, que corno se aproximaban las elecciones,
se quena coartar la libertad, y por lo tanto se ne-
garon las leves pedidas. S do dos disposiciones se
adoptaron: una respecto á la represion de la ca-
lumnia privada, y otra con relacion á los vendedo-
res de perió ticos, que en vez de pregonar por las
calles sus títulos , los anunciaban con palabras
sueltas y á veces indecorosas. Asi por ejemplo se
iba vendiendo un periódido con estas palabras:
Volvednos nuestras pesetas, y váyanse vds. al cuer-
no, sino podeis hacer la felicidad del pueblo. Para
evitar, pues , este escándalo, se decidió que no
pudiesen publica rse los periódicos y papeles, sino
con un simple título. Bien hubiera querido el Di-
rectorio establecer un periódico oficial del gobier-
no, y aunque accedieron á ello los Quinientos, se
opusieron los Ancianos. Despues de una solemne
discusion, quedó aprobada la lev de 3 de brumario
ventilada por segunda vez en vendimiario , y que
era el pretesto del ridículo ataque de los patriotas
en el campamento de Grenelle. En cierto modoera
el punto de divergencia perpetua de los partidos;
pero lo que principalmente quería destruir el la-
do derecho y anhelaban conservar los republica-




332 RE VOLUCI ON
nos , era la resolucion que escluia de las cargos
públicos á los parientes de los emigrados. Des-
pues de oponerse por tercera vez , se decidió por
fin conservar esta disposicion con solo una al tera-
cion. Escluia de la amnistía general concedida á
los delitos revolucionarios, los que se cometieron
en el 13 de vendimiado ; suceso ya muy remoto
para que no debiese indultarse á los individuos
que tomaron parte en él , y que por otra parte
quedaban impunes de hecho: por lo tanto se es-
tendió la amnistía á los delitos de vendimiario, co-
mo á todos los demas puramente revalucionarios.


Asi el Directorio y todos los que querían la re-
pública directoria', conservaban la mayoría en los
consejos, á pesar de las declamaciones de algunos
patriotas arrebatados y de algunos intrigantes
vendidos á la contra-revolucion.


El estado de la hacienda ocasionaba el efecto
comun que produce la miseria en las familias, pues
turbaba la armonía doméstica entre el Directorio
y el cuerpo legislativo. Quejábase el primero de
que no siempre recibian bien sus determinaciones
los consejos, y les pasó un rnensage alarmante,
publicándole como para hacer que' recayesen en
ellos las desgracias públicas, sino se apresuraban
á adoptar sus proposiciones. El mensage de 23 de
Primario (15 de diciembre) , estaba concebido en
estos términos: «Todos los ramos del servicio pú-


blico se hallan en un estado fatal. El sueldo de
«las tropas está muv atrasado; los defensores de
«la patria se encuentran en la mayor desnudez; su
«denuedo abatido por el doloroso sentimiento de
«sus necesidades, y el disgusto que de todo esto
«proviene es causa de la desercion. Los hospitales


FRANCESA. 333
ase hallan faltos de enseres , laa y medicinas y y
«los establecimientos de beneficencia exhaustos
«asi mismo, despiden al indigente y al enfermo,
«que solo en ellos hallaban un recurso. Los acree-
dores del estado, y los empresarios que contribu-


«ven diariamente á las necesidades de los ejérci-
tos, únicamente cobran pequeñas cantidades de


«las sumas que se les deben , y sus apuros re-
«traen á los que podrían hacer los mismos servi-
cios con mas puntualidad ó con menos ganancia.


«Los caminos están en el peor estado y las comu-
nicaciones interrumpidas. Los empleados no co-
bran sus sueldos, viéndose por todos los ángulos


«de la república á los magistrados y administra-
«dores reducidos á la cruel alternativa de perecer
«en la miseria con su familia , ó de deshonrarse
«vendiéndose á la intriga. La maldad domina don-
«de quiera, y hay puntos donde se organizan ase-
«sinos , sin que la policía, falta de actividad y
«energía, porque está desprovista de recursos-,
«pueda atajar estos males.»


Mucho se irritaron los consejos con la publica-
cion de aquel mensage, que parecía dirigido á des-
cargar sobre ellos las desgracias del estado , y asi
censuraron agriamente la indiscreta conducta del
Directorio; pero sin embargo, se pusieron á exa-
minar inmediatamente sus proposiciones. El nume-
rario abundaba en todas partes menos en las arcas
del estado. La contribucion cobrable á la sazon en
dinero ó el papel al valor corriente , se percibia
muy poco á poco. Los bienes nacionales subasta-
dos solo se pagaban en parte, y los pagos que aun
se debian, no estaban vencidos; de manera que so-
lo se vivia de arbitrios ; dando á los proveedores




334 REVOLUCION
esperanzas de pagos, facturas de liquidacion, es-
pecie de libranzas á, largo plazo , que se recibian
por un valor intimo, y hacían subir considerable-
mente los precios de los mercados. Nos hallábamos
en la misma situacion de que tantas veces hemos
hablado.No dejaron de hacerse grandes mejoras en la ha-
cienda para el año V pues se dividió el presupuesto
en dos partes corno ya hemos visto, que eran el gas-
to ordinario de cuatrocientos cincuenta millones, y el
estraordinario de quinientos cincuenta. La contri-
bucion territorial ascendia á doscientos cincuenta
millones, la del lujo y la personal á cincuenta, las
aduanas, papel sellado y derechos de registro á
ciento cincuenta, con lo cual se pudieron llenar
los cuatrocientos cincuenta millones del gasto or-
dinario. El segundo debia completarse con los atra-
sos de las contribuciones y el producto de los bie-
nes nacionales, pudiendo exigirse va el impuesto
enteramente en metálico. Quedaban todavia algu-
nas cédulas y asignados que se anularon inmedia-9'
Lamente , recibiéndose al corriente ,por • pago de
atrasos, logrando desterrar asi totalmente los des-
ordenes del papel moneda. Cerróse definitivamente
el empréstito forzoso que apenas produjo en valor
efectivo cuatrocientos millones , v antes del 15 de
Primario del año corriente (5 de diciembre) debian
quedar pagados los atrasos de los impuestos . Para
activar el cobro se echó mano de los apremios , y
se ordenó la formacion de padrones para percibir
inmediatamente la cuarta parte de los impuestos del
año Y. Solo faltaba saber qué destino se daria al va-
lor de los bienes nacionales, no existiendo de an-
temano en circulacion. el papel moneda. Aun debia


FRANCESA.
335


cobrarse la última sesta parte de los bienes subas-
tados. y se decidió que para anticipar este último
pago, se exigiese de los compradores obligaciones
paga de rasoa S en efectivo, á cumplir en la misma
ca en que la ley obligaba al pago, y en caso de pro-
testa, se perdiese el derecho a los bienes. Esta me-
dida porfia dar ochenta y tantos millones de obli-
gaciones, con que los proveedores anunciaban q riese
contentarian. Nose tenia confianza en el estado, pe-
ro si en los particulares, y los ochenta millones del
papel personal tenian un valor á que no pocha as-
pirar ningurt otro emitido y garantizado por la re-
nública. Deterininóse que los bienes que en adelan-
te se vendieran se pagarian en esta forma: una dé-
cima parte en dinero al contado , cinco décimas
Cambien al contado en obligaciones contra los mi-
nistros, ó en facturas de liquiclacion entregadas á
los proveedores, y finalmente cuatro décimas par-
tes en otras tantas obligaciones pagaderas anual-
mente.


Asi, careciendo va de crédito público, se ape-
laba al de los particulares , y no pudiendo emitir
ya papel moneda con hipoteca sobre los bienes, se
exigia á los compradores de ellos una especie de
papel que mediante su firma , tenia un valor indi-
vidual, y finalmente se permitia á los proveedores
cobrar sus suministros de los mismos bienes.


Con tales disposiciones era de esperar que se
estableciera cierto Orden, lográndose algunos in-
gresos. Para atender á las urgentes atenciones del
ministerio de la guerra, se le adjudicaron para los
meses de nivoso, pluvioso, ventoso y germinal, des-
tinados á los preparativos de la nueva campaña, la
sama de ciento veinte millones; treinta y tres de-




336 REVOLUC(ON
ducidos del gasto ordinario, v ochenta y siete del
estraordinario. Los primeros s'e sacarian de los re-
gistros, correos, aduanas, patentes y contrilmcion
territorial. Los ochenta y siete de la estraordina-
ria dehian reunirse del producto de las dehesas, de
los atrasos de contribuciones militares y de las obli-
gaciones de los compradores de bienes nacionales.
Estos valores eran seguros, é iban a recaudarse in-
mediatamente. Pagóse en dinero efectivo á los em-
pleados, y resolvieron hacer lo mismo con los cen-
sualistas; mas no pudiendo darles dinero, les entre-
garon pagarés , admisibles en pago de los bienes
nacionales como las obligaciones contra los minis-
tros y las facturas de liquidacion entregadas á los
proveedores.


Tales fueron las tareas administrativas del Di-
rectorio durante el invierno del ario V (1796111797)
y los medios que dispuso para atender é la siguien-
te campaña. Aun no se 'labia terminado la actual,
y todo anunciaba que sin embargo de diez meses de
encarnizados combates y á pesar de los hielos y
las nieves, iban á verse nuevas acciones. El archi-
duque Carlos se obstinaba en apoderarse de Kohl,
y Hollina; como si con esto hubiera podido impe-
dir á los franceses que volviesen á la orilla dere-
cha. El Directoriosecomplacia en entretenerle allí,
porque asi no acudia á lo de Italia. Cerca de
tres meses pasó delante de Kehl, donde las tropas
de una y otra parte se distinguieron por su heroico
denuedo, y los generales de divisiones por sus ta-
lentos prácticos. Desaiv fué quien mas se inmorta-
lizó por su valor, serenidad y acertadas disposi-
ciones junto á aquel punto fuerte, miserablemente
atrincherado. La conducta de los dos generales en


«A'


FRANCESA. 337
gefe no fué tan digna de elogio como la de sus se-
gundos , pues á Marean se le culpó de que no habia
sabido aprovecharse de la fuerza de su ejército, ni
acometido en la orilla izquierda al ejército sitiador,
y al archiduque de que habia malgastado todos sus
e- sfuerzos para ganar la cabeza de un puente. Mo-
reau rindió á Kelil el 20 de nivoso, alío V (9 de ene-
ro de 4797) pérdida en verdad muy corta. Nuestra
tenaz resistencia probaba la solidez de la línea del
Rin. Las tropas (rabian sufrido muy poco, y Alo-
reau empleó el tiempo en perfeccionar su organi-
zacion, de modo que su ejército presentaba un as-
pecto brillante. El del Sambre y .losa, que estuvo
al mando de Beurnonville, no se ocupó tan útil-
mente en los últimos meses, pero reposó de sus
fatigas, y se reformó con muchos destacamentos
de la Veudée, confiándose á. un gefe distinguido, á
Hecho, que al fin fué á dirigir una guerra digna de
sus talentos. Por esto, aunque sin poseer aun á
Maguncia, y aunque privado de Kehl, el Directo-
rio pocha contempiarse satisfecho en el Rin. Los
austriacos por su parte, orgullosos con la toma de
Kehl, dirigían todos sus esfuerzos á la cabeza del
puente de Huninga. aunque todo el conato del em-
perador y sus ministros estaba fijo en Italia. Es-
traordinarios eran los trabajos de la administracion
para, reforzar el ejército de Alvinzy y aprestarse á
la última lucha. Hicieron salir en posta á las tro-
pas, y se clingia hacia el Tirol toda la guarnicion
de Viena. Los habitantes de la capital , llenos de
afecto hacia la casa imperial, aprontaron cuatro mil
voluntarios que se regimentaron bajo el nombre de
voluntarias de Viena. La emperatriz les dió bande-
ras bordadas por su mano, haciéndose nueva quin-


Biblioteca popular. T. V. 528




338 REVOUCCIOIN
ta en Hungría, y sacando del Rin algunos miles de
hombres de las mejores tropas del Imperio. Gra-
cias á esta actividad, digna de los mayores elogios,
el ejército de Álvinzy obtuvo el refuerzo de unos
veinte mil hombres, con lo que ascendió á mas de
sesenta mil. Las tropas se hallaban descansadas y
reorganizadas, y aunque constaban de algunos re-
clutas, la mayor parle del ejército era gente aguer •
rida. El batalion de los voluntarios de Viena cons-
taba de jóvenes no acostumbrados ciertamente á la
guerra, pero de buenas familias, animados de sen-
timientos nobles, decididos por la causa imperial,
y capaces de manifestar el mayor denuedo.


Se hahian entendido los "ministros austriacos
con el papa, y le obligaron á resistir á, las amena-
zas de Bonaparte, enviándole á Colli y algunos ofi-
ciales para mandar su ejército, recomendándole
que cuanto antes le dirigieran á Bolonia y Mantua.
Rabian prometido á Wurmser pronto socorro., y
ordenádole que no se rindiese, sino que si e sen-
contraba, apurado, saliese de Mántua con cuantas
tropas y oficiales tuviese, atravesase por Boonia
Ferrara á los estados pontificios, y se reuniese al
ejército papal, organizándole y acometiendo por re-
taguardia á Bonaparte. Este plan muy .bien conce-
bido , podia lograrse tratándose de un goacral tan
valiente corno Wurmser, que seguia defendiéndo-
se en Mántua con suma entereza, á pesar de que su
guarnicion no tenia que comer sino carne de caba-
llo salada, y polenta.


Esperaba Bonaparte aquella última lucha que
iba. a. decidir para siempre de la suerte de Italia, y
se .preparaba a ella. Era cierto, como afirmaban en
Paris los mal intencionados que deseaban la hu-


FRANCESA.
339


millacion de nuestros ejércitos, que estaba enfermo
de sarna mal curada que adquirió delante de To-
Ion , cargando un canon con sus propias manos.
Unida esta enfermedad mal conocida á las estraor-
dinarias fatigas de aquella campaña, le debilitó no-
tablemente, pues apenas pocha sostenerse á caba-
llo ; su rostro estaba deprimido y cárdeno , y su
persona parcela consumida ; únicamente sus ojos
vivos y penetrantes siempre , anunciaban no ha-
berse apagado aun el fuego de su alma. Sus pro-
porciones físicas l'orinaban hasta con su genio y
nombradía un contraste raro y chocante a unos
soldados alegres y entusiastas al mismo tiempo.
A pesar del abatimiento de sus fuerzas , le soste-
nian sus estraordivarias pasiones , comunicándole
una actividad que se trasmitia á todo cuanto le ro-
deaba. Habia empezado lo que llamaba él laguer-
ra contra los ladrones. Ilabian acudido á Italia de
toda clase de intrigantes para introducirse en la
administracion de los ejércitos, y aprovecharse de
las riquezas de aquel pais delicioso; y mientras en
los ejércitos del Rin no lidia mas que sencillez v pri-
vaciones, el de Italia vivia con una ostentacidn no
menos grande que su gloria. Los soldados bien ves-
tidos, alimentados y tratados por las hermosas ita-
lianas, pasaban una vida llena de placeres y abun-
dancia, de cuya general opulencia participaban los
oficiales y los generales, que empezaban á hacer
fortuna. En cuanto á los proveedores , ostentaban
un lujo escandaloso, y compraban con el produbto
de sus exacciones las Caricias de las mas hermosas
actrices de Italia. Bonaparte que abrigaba en su
alma todas las pasiones, pero que entonces solo le
devoraba una , la gloria, vivia sencilla y austera-


.




340 RE VOLCCION


mente, no anhelando mas distraccion que la que le
proporcionaba su esposa , á quien amaba con ter-
nura, y /labia traido á su. cuartel general. irritado
por los desórdenes de la administraciqn, examina-
ba con severidad las menores circunstancias , re-
gistraba por sí las libretas de las compañías, hacia
Perseguir á los administradores infieles, y les de-
nunciaba sin piedad ninguna Lo que principal-
mente les echaba en cara era su falta de valor , y
el abandonar al ejército en los dias de peligro; asi
que recomendaba al Directorio que eligiese hom-
bres de una energía á prueba , y pecha se crease
una sindicatura, que á manera de jurado juzgase
por mero convencimiento y castigase unos delitos
que no podian probarse materialmente. Perdonaba
con gusto á sus soldados y generales unos placeres
que no eran para ellos las delicias de Cápua; pero
miraba con implacable Odio á los que se enriquecían
á. costa del ejército sin servirle con su persona ni
con sus desvelos.


Igual esmero y actividad empleaba respecto á las
potencias italianas. Cauto siempre con Venecia, cu-
yos armamentos veia en las lagunas y montañas del
Bergamasco, retardaba dar esplicaciones hasta la
rendicion de Mántua. Hizo que sus tropas ocupasen
interinamente el castillo de llergamo, en el cual
habla guarnicion veneciana, y dió por razon que
no le consideraba con suficientes fuerzas para
resistir á una embestida de los austriacos. Pú-
sose asi á cubierto de una alevosía, é infundió
respeto á. los innumerables enemigos que en Ber-
gamo tenia. Prosiguió favoreciendo en la Lombar-
día y Cispadana el espíritu de liberalismo, repri-
miendo al partido austriaco y papal, y poniendo á.


1 .h•


FRANCESA.
344


raya al democrático , que en todos paises necesita
de-mucho freno. Mantúvose en amistad con el rey
del Piamonte y el duque de Parma, y acudió per-
sonalmente á Bolonia para terminar una negocia-
ciou con el duque de Tascan , é imponer terror
á la córte de Roma. El duque de Toscana estaba
muy disgustado con la presencia de los France-
sesen Liorna, habiéndose suscitado acaloradas
discusiones con el comercio de aquella ciudad,
sobre los géneros pertenecientes á los comercian-
tes enemigos de la Francia. Estas contestaciones
produciau mucha animosidad, y por otra parte los
géneros, despues de adquiridos con gran trabajo,
se vendían mu y


mal por una compañía que aca-
baba de esta.fai:


cinco o seis millones al ejército.
l3onaparte prefirió transijir con el gran duque, 3r
se convino a evacuar á Liorna, mediante dos mi-
llones, en lo cual obtenía ta ,rabien la ventaja de
tener disponible aquella guarniciou. Su proyecto
era tomar las dos legiones formadas por la Cispa-
dana , unirlas á la guarnicion de Liorna, añadir
tres mil hombres de sus tropas, y dirigir este pe-
queño ejército á la Rumania y Marca de Ancona.
Quería ademas apoderarse de las provincias del
estado romano, embargar las propiedades del pa-
pa, echar mano de las contribuciones , cobrarse
así de la que no !labia pagado, elegir rehenes en-
tre los enemigos de la Francia, y levantar de esta
suerte una barrera entre los estados de la Iglesia
y Alántua. Con esto imposibilitaba el proyecto de
union entre Wurmserel ejército del papa, in-
fundia respeto á este, N' le obligaba por fin á so-
meterse á las condiciones de la república. En su
enojo contra la Santa Sede no pensaba ya en per-




312 LOS MISTERIOS
donarla, v trataba de hacer nueva division de la
Italia. Se hubiera devuelto la Lombardía al Aus-
tria, constituido una poderosa república con aña-
dir á Módena, BoloniaFerrara, la Romania, la
Marca de Ancona y el d'ucado de Parma, y se hu-
biera adjudicado Roma al duque de Parma, en le
cual habria recibido sumo contento España, que-
dando interesada la potencia mas católica. Rabia
va empezado á ejecutar su proyecto, dirigiéndose
á Bolonia con tres mil hombres, desde donde ame-
nazaba á la Santa Sede, que ya habia establecido
un pié de ejército; pero el papa, seguro á la sazon
de otra espedicion austriaca, v esperando comu-
nicarse con Wurmser por el bajo Pó, desprecia-
ba las amenazas del general francés, y hasta ma-
nifestaba deseos de verle internarse mas en sus
provincias, El Padre Santo, decianen el Vaticano,
abandonará á Roma , si es menester, para refu-
giarse en lo último de sus estados ; pero cuanto
mas se adelante y aleje del Adige Bonaparte, se
pondrá en mayor peligro, y mas prósperos irán
los sucesos para la causa santa. Bonaparte que era
no menos perspicaz que el Vaticano, no tenia in- TI
tencion de dirigirse á Roma, pues solo trataba de
amagada, no perdiendo de vista el Adige , y es-
perando á cada momento nuevo ataque. En efec-
to, el 19 de nivoso (8 de enero de 1797), supo que
toda su vanguardia habia empeñado un choque, y
repasando el Pó inmediatamente con dos mil hom-
bres, acudió personalmente á Verona.


Rabia recibido su ejército despues de la accion
de Arcolc los refuerzos que esperaba antes. Sus
enfermos hahian salido de los hospitales con el
invierno, y existian cuarenta mil hombres presea-


FRANCESA. 343:
tes sobre las armas. Su distribucion seguía siendo
la misma. Diez mil hombres próximamente blo-
queaban á Mantua al mando de Serrurier, y trein-
ta mil se hallaban de observacien en el Adige.Au-
nreau guardaba al Legnano, Massena á Verona,


Jourbet que reemplazó•á Vaubois, á Rivolila
Corona. Rey se hallaba en Dezenzano á la orilla
dell lago de Garda con una divisicu de reserva; y
los cuatro ó cinco mil hombres restantes perma:
necia n unos en los castillosole Bergamo y Afilan, y
otros en la Cispadana. Adelactábanse los austria-
cos con sesenta mil hombres, contando con vein-
te mil mas en Mamita , de los cuales doce mil lo
menos estaban sobre las armas, de suerte que
en esta accien, como en las anteriores, el número
de los enemigos era duplicado. Los austriacos des-
filaron por todos los caminos para atacar la doble
linea del Minio y del Adige. Cuando !a batalla de
Castiglione, habían descencido por las orillas del
lago de Garda á los valles de la Chiesa v del Adi-
ge. Despues desembocaron por el valle"del Adige
Y el de Breuta, atacando por Rívoli ∎


Verona. A
la sazon modificaron su plan segun los proyectos
que con el papa tenias. El ataque principal debla
darse por el alto del Adige con cuarenta y cinco
mil hombres, conducidos por Xlvinzy; y por de-
bajo debía darse otro accesorio é independiente
del primero, con unos veinte mil hombres á las
órdenes de Provera, con el fin de comunicarse con
i'vlantua, la Romania y el ejército Pontificio.


El principal ataque era el de Alvinz y , puestenia la fuerza necesaria para prometerse 'un gran
resultado por aquel punto, y debia llevarse á cabo
sin tener ninguna consideracion á lo que á Prove-




344 EEVOLUCION
ra aconteciese. Ya hemos descrito en otra parte
los tres caminos que parten de las montañas del
Tirol. Del que rodeaba al lago de Garda no se ha-
bia hecho caso , concluida que fue la batalla de
Castiglione , mas se seguían actualmente los dos
restantes. El uno, que pasaba por entre el Ádige,
y el lago de Garda, atravesaba las montañas que
separaban el lago del rio, é iba á dar con la posi-
cien de Rivoli;lago otro segnia el rio, vendo á des-
embocar en la llanura de Verona, fuera de la línea
francesa. Eligió Alvinzy el que pasaba por entre
el rio y el lago, penetrando en la linea francesa;
asi que sus intentos debian dirigirse contra Rin-


Describiremos esta posicion eternamente famo-
sa. La cordillera del Monte-Baldo separa el lago
de Garda y el Adige, y el camino real circula por
espacio de algunas leguas entre el Ádige y la fal-
da de las montañas. El Adige baña esa misma fal-
da en lncanale, y no deja paso para seguir por su
orilla. El camino se separa entonces de las már-
genes del rio, se eleva por una especie de cara-
col al rededor de los costados de la montaña ,
sale á una estensa llanura , que es la de
dominando por una parte el Adige y hallándose ea
ótra rodeado por el anfiteatro del Monte-Baldo.
El ejército que se apodera de esta llanura, amena-
za al camino por donde se sube ; y barre con su
fuego las dos orillas del Adige. Esta llanura es di-
ficil de tomarla por el frente, pues para llegar á
ella es preciso trepar por una estrecha senda , y
por eso nadie la asalta solo por este camino. Antes
de llegar a lncanale hay otros caminos que con-
ducen al Monte-Baldo , y que subiendo por sus
despeñaderos van á dar a la llanura de Rívoli. Ni


FRANCESA.


costados y retaguardia del ejército que defiende
la llanura. El plan de Alvinzy era atacar la posi-
cion por todos los puntos á un mismo tiempo.


Verificólo el dia 42 de enero contra Joubert,
que sostenía todas las posiciones avanzadas v le
hizo retroceder á Rívoli. En aquel mismo diades-
tacaba Pros-era dos cuerpos de avanzada, uno con-
tra Verona v el otro contra Legnano por Caldiero
y Bevilagua'. Salió Massena de Verona, donde se
hallaba, destrozó la avanzada que se le presentó
delante é hizo novecientos prisioneros. Bonapar-
te llegaba al mismo tiempo de Bolonia, y mandó
que se replegara toda la division de Vero.


na para
salir al primer aviso. Supo por la noche que Jou-
bert 'labia sido atacado y rechazado en Rivoli, y
que Augereau habia visto delante ole Leguano,
considerables fuerzas , mas no podia calcular aun
el punto á donde dirigia su principal fuerza el ene-
migo. Mantuvo dispuesta a marchar á la division
de Massena y ordenó á. la de Rev que se hallaba
en Dezenzano, y no habla vistosalir á ningun ene-
migo por detras del lago de Garda, que se diri-
giese á. Cartel-Novio, punto el mas céntrico entre
el alto y el bajo Adige. Al siguiente dia , 24 de
nivoso (13 de enero), se sucedian atropelladamen-
te los partes, V Bonaparte supo que atacado por
considerables 'fuerzas, iba á verse envuelto Jou-
bert, y que solo á la obstinacion y buena suerte
de su resistencia debia aun la conservacion de la
llanura del Rivoli. Augereau le decia desde el ba-
jo Ádige que se tiroteaban desde las dos orillas,


3
caballería n1 artillería pueden subir por ellos, peirk.,


.


sí fácilmente la infantería, y puede servir para ros-
"Ibbe


,tener considerables fuerzas de esta arma en los




346 REVOLUCION
sin que ocurriese nada de importante. Bonaparte
no tenia delante de sí en Verona mas que dos mil
austriacos, y va desde aquel momento adivinó el
proyecto del enemigo, y comprendió que el ata-
que principal se dírigia contra Rivoli. Pensó que
para defender el bajo Adige sobraba Augereau , y
le reforzó con un cuerpo de caballería sacado de
la division de Massena. Ordenó á Serrurier , que,
bloqueaba á Mantua, pasar con su reserva a .N• i-
llafranca para colocarse en el intermedio de to-
dos los puntos. Dejó en Verona un regimiento de
infantería, otro de caballería y salió en la noche
del 24 al 25 de nivoso (13 a. 14 de enero) con las
semibrigadas 18. 1 32 y 75 y dos escuadrones de
caballería. Mandó á Rey que no se detuviese en
Castel-Novo, sino que en seguida subiese á Rívo-
li , y adelantándose á sus divisiones , llegó él
mismo á Rivoli á las dos de la mañana. El tiempo
que Italia estado lluvioso en los días precedentes,
se }labia despejado ; el cielo estaba claro, la luna
resplandeciente, y el frío era bastante intenso. Al
llegar Bonaparte rió alumbrado el horizonte con las
hogueras del campo enemigo. Calculó que tendría
cuarenta y cinco mil hombres, Joubert no tenia
mas que diez mil, y era ya tiempo que llegase a-
gun ausilio. El enemigo se habia distribuido en
varias columnas. La principal , que constaba de
granaderos, toda la caballería, artillería y bagajes
seguía al mando de Quasdanovich , el camino real
cutre el rio y el Monte-Baldo, debiendo salir por
la senda de Incanale. Otras tres columnas , á las
órdenes de Osckav, Koblos, y Liptav , que solo
constaban de infanteria, habian trepado á lascu ¡u-
bres de las montañas, y debían llegar al campo


FRANCESA. 347
de batalla, bajando por las gradas del anfiteatro
que cl Monte-Baldo forma al rededor de
Otra columna, á las órdenes de Lusignan, circu-
lando por la parte del llano, debía situarse á la re-
taguardia del ejército francés para interceptarle_
elsCamino de Verona. Finalmente Álvinzy [labia
destacado otra sesta columna, que segun su po-
sicion se hallaba enteramente fuera de la accion.
marchando él fuera del Ádíge, y siguiendo el ca-
mino que costea la parte esterior del rio por Ro-
heredo, Dolce y Verona.. Este cuerpo, mandado
por Wukassovich, no podía mas que disparar al-
gunas halas desde la opuesta orilla al campo de
batalla.


Al momento calculó Bonaparte que era me-
nester conservar la llanura á toda costa. Tema á
su frente la infantería austriaca , bajando del an-
fiteatro sin un canon siquiera, á su derecha los
granaderos, la artillería y caballería á lo largo del
camino del rio , que por las gradas de Incanaledesembocaban por su flanco derecho. Lusignan,
rodeaba á Rivoli por su izquierda; y las halas de
Wukassovich, arrojadas desde la opuesta orilla
del Adige, pasaban sobre su cabeza. Situado aula.
llanura impedía la reunion de las distintas armas
enemigas; abrasaba a la infantería falta de caño-
nes, y rechazaba á la infantería v


.
artillería agol-


padas en un camino estrecho y circular. Poco le
importaba entonces que Lusignan se esforzase
en cercarle y que Wukassovichle disparase al gu-
nos cañonazos.


Una vez concertado el plan con su acostum-
brada prontitud, empezó á maniobrar antes que
amaneciese. Joubert se había visto precisado áes-




348 REIVOLUGION
trecharse, para no ocupar mas espacio que el pro-
porcionado á sus fuerzas, y era de temer que la
infantería que bajaba por las gradas del Monte-
Baldo lograse reunirse con la calen de la colum-
na que subía por Incanale. Bonaparte puso en des


mo
-


-


yimiento á las tropas de bobea, que estaban
cansando despues de cuarenta y ocho horas de
combate , mucho antes de rayar el dia, y mandó
atacar á las avanzadas de la infantería austriaca,
rechazándolas y estendiendose mucho mas por la
llanura.Empe'llóse la accion acaloradamente. La infan-
tería austriaca, sin caí-iones, se retira ante la nues-
tra, que estaba armada con su terrible artillería,


retrocede en semicírculo hacia el anfiteatro del
Monte-Baldo ; pero al mismo tiempo ocurre en
nuestra izquierda un suceso desagradable. El cuer-
po de Liptay , que se hallaba en el estremo del se-
micírculo enemigo, acomete á la izquierda de Jou-
laert, compuesta de las semibrigada 89. a y 21


. , las
sorprende, las desordena y obliga á retirarse.
mismo tiempo acude inmediatamen te la , se
forma para cubrir el resto de la linea, y resiste
con admirable lirio. Reimense contra ella los aus-
triacos , y poco falta para que la deshagan , tra-
tando especialmente de quitarla sus cañones , que
ya no tenían caballos. Al estar prOÑimos á las pie-
zas grita un oficial: «granaderos de la 11. a ¿habeis
de dejaros quitar vuestras piezas?» Decir esto,
arrojarse cincuenta hombres tras el valiente ofi-
cial , rechazar á los austriacos , coger las piezas y
salvarlas, fue obra de cortos instantes.


Viendo Bonaparte, el peligro , deja á Berthier
en el punto amenazado, y se dirige á galope hacia


FRANCESA. 349
Rívoli, para ir á buscar refuerzo. Llegaban apenas
las primeras tropas de Massena , desunes de haber
caminado toda la noche, y tomando consigo Bona-


arte la 32. a , célebre por sus hazañas duranteP _la campana , la lleva á la izquierda para incorpo-
rarla á las dos medias brigadas que hablan retro-
cedido. A su frente se arroja el intrépido Massena,
reordena a las tropas arrolladas, y desbarata cuan-
to encuentra por delante. Rechaza á los austriacos,
y se coloca al lado de la 11. a , que no !labia dejado
de hacer prodigios de valor. Por esta parte se ha-
llaba restablecido el combate , ocupando el ejér-
cito el semicírculo de la llanura ; pero el momen-
táneo descalabro de la izquierda hacia obligado á
Joubert á replegarse con la derecha , cediendo
terreno; y ya se aproximaba la infantería austria-
ca otra vez al punto que con tanto empeño le !la-
bia hecho abandonar Bonaparte, é iba á entrar en
el punto en que el camino que rodeaba á Incanale
entraba en la llanura, cuando la columna compues-
ta de artillería y caballería, y precedida de algu-
nos batallones de - granaderos. trepaba por la estre-
cha senda, rechazando á la 39.°1


con increibles es-
fuerzos de valor. Wukassovicli arrojaba una nube
de balas desde la otra orilla del Adige, para pro-
teger esta especie de asalto. Los granaderos ha-
bian llegado ya á la cumbre del desfiladero , en
pos de ellos desembocaba la caballería en el llano.
No era esto todo: la columna de Lusignan , cuyo
fuego se veía á lo lejos , y que se descubria ala
izquierda envolviendo á los franceses en su posi-
cion , acababa de tomarles la retaguardia, inter-
ceptar el camino de Verona, y cortar el paso á Rey,
que con la division de reserva llegaba de Castel-


111




350 REVOLUCION
Novo. Viéndose los soldados de Lusignan á espal-
das del ejército francés, aplaudian su fortuna , y
le creian ya prisionero . De forma que se hallaba
Bonaparte amenazado de frente por un semicír-
culo de infantería , envuelto en su izquierda por
una fuerte columna, en su derecha asaltado por
el grueso del ejército austriaco , y cruzado por el
tiroteo de la orilla opuesta del Adige , sin tener
consigo mas que las divisiones de Joubert y Mas-
sena, en medio de una nube de enemigos. En una
palabra , se encontraba con solo diez y seis mil
hombres, rodeado por cuarenta mil á lo menos.


Mas no por eso se aturdió en aquel momento
tan critico , sino que conservando todo el fuego y
viveza de la inspiracion, dijo al ver á los austriacos
de Lusignan: esos son. nuestros, y les dejó internar-
se sin hacer caso de su movimiento. Los soldados
adivinando el pensamiento de su general partici-
pan de su esperanza y gritan tambien ¡ nues-
tros son


Por entonces Bonaparte solo se ocupó de lo
que pasaba á su frente. La izquierda estaba cu-
bierta por el heroísmo de la .1 L a y 32. a y su dere-
cha se vela amenazada al mismo tiempo por la in-
fantería que habia vuelto á tornar la ofensiva y
por la columna de granaderos. Inmediatamente
ordenó movimientos decisivos, dirigiendo contra la
invadida senda una batería de artillería ligera y
dos escuadrones al mando de los valientes oficiales
Leclerc y Lasalle. Joubert que tenia con el estre-
mo de la derecha aquel punto á la espalda, dió me-
dia vuelta con un cuerpo de infantería ligera , car-
gando todos á un tiempo. La artillería barrió por
de pronto cuanto habla pasado ya al desfiladero, y


PRANCP.SA.
351


la caballería é infantería ligera acometieron vigo-
rosamente. Cayó muerto el caballo de Joubert; pero
levantándose este mas terrible , se arrojó hacia el
enemigo con un fusil en la mano, á cuya vista todo
cuanto habia desembocado, granaderos, caballería
artillería, todo fué precipitado confusamente en
la tortuosa senda de 'acanale. En medio de tan
horrible desórden, los cañonazos que se dirigían al
desfiladero aumentaron el espanto y la confusion.
A cada paso se mataba á un hombreó se hacia un
prisionero. Despues de ver libre la llanura de los
que la habían asaltado, Bonaparte dirigió sus tiros
contra la infantería que tenía enfrente formada en
semicírculo, dirigiendo contra ella á Joubert con
la infantería ligera , v á Lasalle con doscientos
húsares. Viendo la infantería que se dirigían con-
tra ella, entra el terror en sus filas, privadas ya de
la esperanza de unirse, v huye desordenada. En-
tonces moviéndose de *derecha á izquierda toda
nuestra línea semicircular, precipita á los austria-
cos sobre el anfiteatro del Monte-Baldo y los per-
sigue de muerte en las montañas. Bonaparte se
traslada en seguida á su retaguardia, acudiendo á
realizar su pronóstico respecto al cuerpo de Lu-
signan.iendo este los desastres del ejército aus--
triaco , se penetra completamente de su suerte.Bonaparte despues de haberle acribillado á caño-
nazos, ordena á la semibrigada 18. a y 75. a


que le
acometan, y muévense aquellas valientes filas en-
tonando el himno de la despedida, y rechazando á
Lusignan al camino de Verona , por donde llega-
ba Rey con la division de reserva. Al principio re-
siste el cuerpo austriaco, mas despues se retira y
va á caer contra la cabeza de la division de Rey.




352 n EvotuctoN
Azorados al verla , imploran la clemencia del ven-
cedor deponiendo las armas en número de cuatro
mil soldados. En el desfiladero del Adige se habian
hecho ya dos mil prisioneros.


Eran las cinco , y se puede decir que el ejér-
cito austriaco estaba ya destruido. Lusignan quedó
prisionero, y la infantería que 'labia salido por las
montañas, huía por entre las escarpadas rocas,
quedando sumida la principal columna en la orilla
del rio, mientras el cuerpo accesorio de Wukaso-
vich presenciaba ocioso esta derrota, separado
por el Adige del campo de batalla. No embarga la
imaginacion de Bonaparte tan sorprendente victo-
ria ; recuerda que ha dejado amenazado el bajo
Adige , y contempla que Joubert con su valiente
division , y Rey con la de reserva bastarán para
dar el último golpe al enemigo, y arrebatarle algu-
nos miles de prisioneros. Ordena á la division de
Massena que se 'labia batido el dia antes en Vero-
na, caminando despues toda la noche, y batidose
todo el dia 25 (11), y sale con ella para marchar
toda la noche siguiente y acudir a nuevos comba-
tes. Aquellos valientes soldados, con la alegría en
el semblante, y seguros de nuevas victorias, pare-
cen insensibles á las fatigas. No caminan, sino que
vuelan para acudir al socorro de Mantea , de don-
de les separan catorce leguas.


Recibió Bonaparte en el camino la noticia de
los acontecimientos del bajo Adige. Provera ocul-
tándose de Áugereau, habia colocado un puente
en Aughuiari, un poco mas abajo de Legnano, y
dejando Holnzolern al otro lado del Adige , se di-
rigia hacia Mántua con nueve ó diez mil hombres.
Avisado demasiado tarde Augereau , emprende no


FRANCESA..
353


obstante-su persecucion, y cogiéndole por reta-
guardia, le hace dos mil prisioneros. Pero Provera
marcha hacia Minina con siete 1:1 ocho mil hom-


'


bres para reunirse a la guarnicion , de cuyos por-
menores tiene Bonaparte noticia en Castel-Novo.
Recela que, avisada la guarniciou, salga á prote-
ger la columna que llega, y quede el cuerpo de
bloqueo entre dos fuegos; por lo cual camina toda
la noche del 25 al 26 (11-15) con la division de
Massena, y la hace proseguir su marcha para lle-
gar por la tarde á la vista de Mántua. Ademas di-
rige la reserva que habla dejado en el intermedio
en Villafranca, y acude personalmente á dar sus
disposiciones.


En aquel mismo dia 26 (15), llegó Provera de-
lante de Mántua. Se presenta en el arrabal de san
Jorge, donde se hallaba Miollis todo lo mas con
mil y quinientos hombres. intimale Provera la
rendicion v el valiente Miollis le responde a caño-
nazos. Rechazado Provera . pasa á la parte de la
ciudadela. esperando una salida de Wurmser, pera
se encuentra delante con Serrurier. Detiénese en
el palacio de la Favorita, entre S. Jorge y la ciu-
dadela , y hace que atraviese una barca el lago,
para decir á Wurmser que haga una salida al dia
siguiente por la mañana. Llega Bouaparte al ano
crecer, coloca á Áugereau á espaldas de Provera,
y á los costados a Victor y Massena, con el objete
de separarle de la ciudadela por donde Wurmser
debe tratar de hacer su salida. Coloca á Serrurier
para que la haga frente, y al amanecer del siguien-
te dia




.7 de nivoso , (16 de enero) se comienza la
batalla. Sale "Wurmser de la plaza y acomete a
Serrurier con ímpetu , mas este se sostiene con


Biblioteca popular,
Y. 529




351 REVOLIICION
igual denuedo y no le deja romper las líneas de
circunvalacion. Victor al frente de la 57, a que
mereció aquel dia el nombre de la terrible, se lanza
contra Provera, y arrolla cuanto á su vista se pre-
senta. Despues de un porfiado combate rechaza á
Mántua á Wurinser, , y Provera ojeado como un
ciervo, envuelto por Victor, Massena y Augereau,


acosado por una salida de depone las ar-
mas con seis mil hombres, en cuyo número se
contaban los jóvenes voluntarios de Viena , que
despues de una gallarda defensa entregan al ven-
cedor la bandera bordada por las manos de la em-
peratriz.


Este fué el último acto de aquella operacion in-
mortal que, segun el dictamen de los militares, fué
una de las mas estraordinarias que refiere la his-
toria. Súpose que persiguiendo buba á Alvinzv,
lehabia cogidootros siete mil prisioneros. El mismo
dia de la batalla de Rívoli se hicieron seis mil, con
lo cual subian á. trece mil , que agregados á dos
mil de Augereau, á seis mil de Provera, á mil que
cayeron á la vista de Verona y algunos centenares
en otras partes, formaban un total en tres dias de
veinte y des á veinte y tres mil hombres. La di-
vision ele Massena habia caminado y combatido
sin cesar en cuatro dias, andando por la noche y
batiéndose de dia; por esto escribía Bonaparte lle-
no de orgullo, que sus soldados habian superado
la tan ponderada rapidez de las legiones de César.
Ya se comprende por qué algo mas tarde agregó
al de Massena el sobrenombre de Rívoli. La accion
del 25 (41 de enero) se llamó batalla de Rivoli , y
la del 027 (I ti) á la vista de Mántua, de la Favorita.


Asi en el espacio de tres dias Bonaparte hizo


FRANCESA.
355


prisioneros ó muertos á la mitad del ejército ene-
a


b
• ,a , aterrándoles como si fuese un raso. El Aus-


truill habia hecho su postrer esfuerzo, sin encili)iza
-ir:go, éramos señores de la Italia. Wurmser , re


zado á Mantua, se hallaba desesperanzado, habiendo
tenido que alimentarse con la carne de sus caba-
llos, y uniéndose las enfermedades al hambre para
destruir mas su guarnicion. Resistencia mas obsti-
nada hubiera sido inútil v contraria á la humani-
dad, v el veterano mariscal que tan honrosa prueba
había dado de noble esfuerzo y estraordinai ohs-
tinacion , bien podia pensar en entregarse. Envió
como parlamentario á Serrurier á uno de sus ofi-
ciales, que fué Klenau. Serrurier dió parte al ge-
neral en gefe , que asistió á la conferencia , pero
embozado en su capa,


.57 no dándose a conocer para
escuchar las pláticas entre Klenau v Serrurier. El
oficial austriaco hablaba estensamente de los re-
cursos que quedaban á su general , afirmando que
tenia víveres para tres meses. Bonaparte todavía
embozado , se acerca á la mesa junto á la cual se
tenia esta conferencia: coge el papel en que esta-
ban escritas las p: . oposiciones de Wurniser, y se
pone á escribir algunas líneas al margen, sin decir
una palabra, y con estraña sorpresa de Klenau,
que no cntendia la accion del desconocido. Levan-
tándose despues y descubriéndose, se acerca Bo-
naparte á Klenau. «Tened, le dijo , esas son las
«condiciones que impongo á vuestro mariscal. Si
«tuviese víveres solo para quince dios y hablase de
«rendicion, no mereceria ninguna capitulacion hon-
rosa ; pero cuando él os cavia seguro es que se


«halla en el mayor apuro. Respeto su edad, su es-
«fuerzo y su infortunio. Llevadle las condiciones




FRANCESA.


356 REVOLUCION
«que le impongo, pues que abandone la plaza ma-
ñana , dentro de un mes 6 de medio año , no ha


«de obtener condiciones mejores pi peores. Es
«dueño de permanecer en ella mientras su honor
ase lo permita.»Ad oir Kle,nau aquel lenguage y aquel tono no
pudo menos deconocer al ilustre caudillo, y fué
inmediatamente á, presentar u Wurmser las con-ediciones que llevaba. Mostró el anciano mariscal
su reconocimiento al ver la generosidad que tenia
con el su jóven adversario. Le concedia permiso
para salir libremente de la plaza con todo su es-
tado mayor ; le dejaba doscientos caballos, qui-
nientos hombres elegidos por él, y seis piezas de
artillería para que su salida fuese menos vergon-
zosa. La guarnicion debla ser conducida á Trieste
para cangearl a per prisioreros franceses. Wurmser
se apresuró á aceptar estas condicione s , y para
mostrar su gratitud al general francés, le reveló el


proyecto de envenenarle -que tenían
tramado en los


estados pontificios . la debía salir de
Mántua el 14


de pluvioso ('i) de febrero), y su consuelo al abano
donar la plaza era entregár su esp á


ada al mism
vencedor, pero solo halló al valiente Serrurier,
cuya vista tuvo que desfilar con todo su estado
mayor. Bonaparte habia salido ya para Roman ai a
castigar al papa, y aterrar al Vaticano, calculando
muy distintamente de como suelen hacerlo las va-
nidades vulgares y prefiriendo estar aus(nte del
teatro de su triunfo.Rendida Mántua, quedaba la Italia definitiva-
mente conquistada y concluida la campaña.


Cuando se la considera en todo su conjunto, la
imaginacion no concibe la posibilidad de tantas ba-


357
tallas, la fecundidad de los planes ni la inmensidad


resultados. Entra Bonaparte en Italia conde los res
treinta y tantos mil hombres; separa desde luego
en Montenotte y Millesimo á los piamonteses de los
austriacos; acababa de destruir á los primeros en
Mondovi • persigue despees a los segundos; pasa
al frente 'de ellos el PO por Plasencia y el Acida por
Lodi; se apodera de la Lombardía; detiénese en
ella un instante; vuelve á emprender su marcha;
encuentra á los austriacos reforzados en el Mincio,


acaba de destruirlos en la batalla de Borghet-
io. Abarca alli con una mirada todo el plan de
sus futuras operaciones: para hacer rostro á los
austriacos debe establecerse en el Adige; y en
cuanto á los príncipes que quedan á su espalda,
limitarse á entretenerlos con negociaciones y ame-
nazas. Preséntase otro ejército á las órdenes de
Wurmser; no puede batirle, sino concentrándose
con rapidez y destrozándole alternativamente en
trozos aislados , v sacrifica con heróica resolu-
cion el bloqueo d'e Mamila., arrollando en Lonato
y Castiglione é Wurmser, y rechazándole al Tirol.
Recibe refuerzo Wurmser como habia acontecido
á Beaulieu; mas Bonaparte le ataja en el Tirol,
sube el Adige, destroza cuanto se le presenta en
Roveredo, atraviesa el valle del Brenta, intercepta
á Wurmser que creia interceptarle, y derrotándole
en Bassano, le deja encerrado en Man tua. Este era
el segundo ejército austriaco destruido despues de
ser reforzado.


Aguarda Bonaparte el tercer ejército sin dejar
de negociar y amenazar desde las orillas del Adige.
Presentase ano formidable, antes de que haya po-
dido recibir refuerzos, y se ve precisado á cederle




358 REVOLUC ION


el campo, viendose reducido á la desesperacion - y
próximo á sucumbir cuando en medio de un in-
transitable pantano halla dos líneas que van á dar
á los flancos del enemigo, y se precipita en ellas
con indecible audacia. Todavía consigue otra vic-
toria en Arcole; pero solo ha logrado suspender al
enemigo y no destruirle, volviendo por tercera vez
mas poderoso que las dos primeras. Por una parte
se le vó descender de las montañas y por la otra
costear el bajo Adige. Bonaparte descubre el único
puuto en que las columnas austriacas, circulando
por un pais montañoso , pueden reunirse ; se lanza
á. la famosa llanura de Rívoli, y desde ella abrasa
el principal ejército de Alvinzy; y renovando des-
pues su ímpetu hacia el bajo Xdige, acordona en-
teramente la columna que le habia pasado. La mas
hermosa de todas es su última operacion , porque
en ella la fortuna y el genio se ostentaban juntos.
De este modo un solo ejército, que al empezar la
campaña solo tuja treinta y tantos mil hombres,
y solo babia recibido veinte mil para compensar
sus pérdidas, destruyó en diez meses, ademas del
ejército piamontés, otros tres formidables, y tres
mas de refuerzo. Cincuenta mil franceses liabian
pues derrotado á doscientos mil austriacos, ha-
ciendo mas de ochenta mil prisioneros,mas de
veinte mil muertos ó heridos, y hablan 'sostenido
doce batallas, mas de sesenta refriegas, y atrave-
sado muchos nos sin temor á las olas ni al fuego
del enemigo. Cuando la guerra es solo una rutina
mecánica que consiste en rechazar y matar al ene-
migo que está al frente, no es muy digna de la
historia; pero cuando se ve uno de . esos encuen-
tros, en que un ejército de hombres llevados por


FRANCESA.
359


un pensamien to único, y grandioso, que se desen-
vuelve, en medio de rayos y tormentas


,
con tanto


desembarazo como el de Newton ó Descartes en el
silencio del gabinete; entonces el espectáculo es
tan digno del filósofo como del político y militar: y
si esta abnegacion de la muchedumbre á un solo
individuo que lleva la fuerza á su mas alto grado,
sirve para protejer y defender una causa noble, la
de la libe, ' tad, la escena entonces es tan moral como
granAtiooisaa.


Bonaparte volaba á poner en ejecucion
nuevos proyectos dirigiéndose hacia Roma á cortar
las maquinaciones de aquella córte de clérigos,
para volver, no ya al Adige, sino á Viena. Sus
triunfos le habiau proporcionado fijar la guerra en
su verdadero teatro , el de Italia, desde donde po-
día llevarla á los estados hereditarios del empega-
dor. El gobierno, sabedor de sus hazañas, le en-
viaba refuerzos para que fuese á Viena á dictar
una paz gloriosa en nombre de la república fran-
cesa. El fin de la campaña había animado todas las
esperanzas concebidas al principio.


Es increible el gozo que causaron á los patriotas
los triunfos de Rívoli. En todas partes se hablaba de
los veinte y dos mil prisioneros, citándose el testi-
monio ' le las autoridades de Milan , ante quienes
pasaron revista, y certificaron de su exactitud para
acallar las dudas de la malevolencia. La rendicion
de Mantua completó la alegría, pues desde aquel
momento se cre yó definitiva la conquista de la Ita-
lia. El correo que llevaba estos partes llegó al ano-
checer á Paris , y al momento se reunió á la guar-
nicion , y se leyeron á la luz de los hachones, acom-
pañados de músicas y de los gritos de regocijo de




360 REVOLUCION
todos los franceses amantes de su patria. Bias eter-
namente célebres, y eternamente suspirados por
nosotros! En qué época fuá mas gloriosa ni heróica
nuestra patria! Las borrascas de la" revolucion pa-
rcelan calmarse, y el murmullo de los partidos re-
sonaba á lo lelos como el postrer rugido de la tor-
menta. Aquellas llamaradas de agi tacion podian
:considerarse como la vida de un estado libre. El
comercio v la hacienda salian de una espantosa
crisis, y la nacion entera, vuelta á, manos indus-
triosas, iba á adqurir su fecuncidad. Un gobierno
compuesto de ciudadanos iguales á nosotros regia
la república con moderacion, y sus sucesores se
elegian entre los mas dignos de serlo. El anhelo de
toas los corazones era la libertad. La Francia, en
la cumbre de su poder, dominaba la tierra que
media desde el Rin á los Pirineos. y desde el mar
á los Alpes. La Holanda y la España iban á reunir
sus escuadras con las nuestras, y embestir de con-
suno al despotismo de los mares. La Francia res-
plandecia con una gloria inmortal. Sus admirables
ejércitos pasaban ondeando los estandartes trico-
lores por delante de los re yes que hablan querido
desgarrarlos; y veinte héroes, distintos en carác-
ter y talentos, y únicamente parecidos en la edad
y en el esfuezo, conduelan sus legiones á la victoria.
Juntos caminaban noche, Kleber, l)esaix, Moreau,
Joubert, Massena, Bonaparte v otros varios. Com-
parábase el mérito de cada u ìio, pero nadie, por
perspicaz que fuese, vela en aquella generacion de
héroes los desdichados 6 los criminales. Nadie sos-
pechaba quién seria el que iba á espirar en la flor
de sus años, víctima de un mal desconocido; ni el
que rnoriria pasado por el puñal mahometano, ó por


PRANCESA •
361


el fuego del enemigo; ni el que esclavizaría la li-bertad' , ó seria traidor para su patria: todos pare-
cian grandes, todos puros, dichosos v llenos de
porvenir! Todo duró un momento, porque un


mo-
mento es la vida de los pueblos, como la de los in-
dividuos. [hines á conquistar la opulencia con el
reposo; ea cuanto á la libertad y la gloria, va las
teníamos ! «Es preciso, dice un antiguo, que
«patria sea no solamente feliz sino tambien glo-
«riosa» Este deseo se hahia cumplido! Franceses,
que hemos visto despues sofocada nuestra libertad,
invadida nuestra patria, asesinados, ó infieles á
su gloria á nuestros héroes; no olvidemos jamas
esa época inmortal de libertad, de grandeza y de
esperanza!




CA.P 'LULO VII.


Situacion del gobierno durante el invierno del alío V (1797).•Ca-
racter , s y desavenzucias de los cinco directores, Barrás, Car-
not, Reciben, Letourneur y Larevelliere •Lepeaux.—Estado de
la opinion pública. Club de Clieby.—intrigas de la faccion rea
lista. Descitbrese la conspiraeion de Runner, , Laville-lieurnoís
y Duverne de Preste.—Elecciones del ano V.—Ojeada sobre la
situacion de las potencias estrangcras al abrirse la caropalla
de 1797.


Las últimas victorias de Ri yoli v de la Favorita
juntas con la toma de Mántua habian devuelto á
la Francia toda su superioridad, y á pesar de todas
las injurias que se dirigian al Directorio, inspiraba
mucho temor á las potencias estrangeras.En la cor-
respondencia secreta con el gobierno de Venecia
escribia Mallet-Dupair La. mitad de la Europa,
está á los pies de este Piran, y compra el honor de
llegar á ser su tributaria. Aquellos quince meses
de un mando enérgico y glorioso hallan consoli-
dado en el poder a los cinco directores, pero
tambien dieron rienda á sus pasiones y a su diver-
sidad de carácter. Los hombres no pueden vivir
reunidos largo tiempo sin sentir afecto ú repugnan-
cia unos hacia otros, y sin asociarse segun sus in-
clinaciones. Ya estaban divididos Carnot, Barras,
Rewbell , Larevel i ere-Lepea ux y Le tou rneu r. Car-
not era sistemático, tenaz y orgulloso, y carecía


FRANCESA
363


absolutamente de aquel don que da al alma esten-
sion y acierto, y amenidad al carácter. E




-
ra persp icaz; dominaba bien el objeto que se proponía aneixuay-


minar; pero comprometido una vez en un error
jamás se desengañaba. Honrado, animoso
amante del trabajo, nunca perdonaba sin embargo
las ofensas hechas á su amor propio, y era entu-
siasta v original, como sucede á, todos los hombres
meditabundos. En otro tiempo se habia indispuesto
con los individuos de la cormsion de salvacion pú-
blica , porque no era posible que simpatizase su or-
gullo con el de Robespierre y Saint-Just, ni que
teniendo tan esforzado ánimo, cediese á su despo-
tismo. A la sazon debia sucederle lo mismo en el
Directorio: ademas de las infinitas ocasiones en que
podía chocar con sus alegas, desempeñando co-
munmen te un cargo tan dilicil como el de gobernar,
y que tan naturalmente produce diversidad de opi-
niones, abrigaba antiguos resentimientos, espe-
cialmente contra Barrás. Todas sus propensiones
de severidad, honradez zasiduidad dificilmente po-
dían avenirse con las (le este cólega perezoso, pró-
digo, y libertino ; pero sobre todo le detestaba por
ser el caudillo de aquellos termidorianos, amigos y
vengadores de Danton, y perseguidores de la anti-
gua Montaña. Carnot, que era uno de los princi-
pales autores de la muerte de Danton, y que había
faltado muy poco para que fuese víctima de las
persecuciones dirigidas contra los montañeses, no
podía perdonar á los termidorianos; por eso sen-
tía un profundo ódio hácia Barras.


Este habia servido en otro tiempo en las In-
dias, donde mostró el brio de un soldado. Era muy
á propósito


en los motines para montar á caballo,




V


361 REVOLUCION
que es lo que hemos visto que le dió su asiento en
el Directorio; y por eso en todos los peligros ha-
blaba de montar á caballo y acuchillar á los enemi-
gos de la república. Era de elevada estatura y
muy gallarda persona; pero su mirar tenia cierto
aire sombrío y adusto, que se acomodaba mal con
su carácter, toas arrebatado que dañino. Aunque
de noble cuna, nada de selecto tenia en sus moda-
les, que eran bruscos, impetuosos y vulgares. Te-
nia un acierto y penetracion, que á haber estudia-
do y trabajado mas, hubieran podido distinguirle
sobre manera, pero desidioso é ignorante, no sa-
bia otra cosa que la que se aprende en una vida
agitada, y descubria en los asuntos de que tenia
que juzgar diariamente bastante talento para de-
searle una educacion mas esmerada. Por lo de-
mas, libertino y cínico, violento y falso como los
meridionales, que saben encubrir la doblez bajo el
aturdimiento, republicano por naturaleza y posi-
cion, pero hombre sin fé, admitiendo en su casa á
los revoluoiona,rios mas furiosos de los arrabales


á todos los emigrados vueltos á Francia; agra-
dando á los unos con su trivial impetuosidad, con-
viniendo á los otros por su espíritu intrigante, era
en realidad ferviente patriota, pero alagaba en se-
creto á todos los partidos. El solo representaba
todo el partido de Danton, menos el genio de este
corifeo, que no habla trasmitido á sus sucesores.


Rewbell, antiguo abogado de Colmar adiuirió
en la barra y en nuestras distintas Asambleas
mucha práctica en el manejo de los negocios. A la
mas estraordinaria penetracion y mejor criterio,
reunia una vasta instruccion, una gran memoria, y
una asiduidad nada comun para el trabajo. Estas


FRANCESA.
365


cualidades le hacian un hombre de mucho mérito
para manejar el estado. Discutía perfectamente
los asuntos, aunque era un tanto sutil por estar
habituado al foro. A.demas de tener muy buena
figura, era hombre de mundo , pero áspero y mal
hablado. A pesar de las calumnias de los coltra-
revolucionarios v malvados, era de austera pro-
bidad; por desgracia era algo avaro, y gustaba de
emplear su fortuna personal ventajosamente, lo
cual le obligaba á tratar con agentes de negocios,
y asi suministraba odiosos pretestos á la calumnia.
Se inclinaba mucho al negociado de relaciones es-
tertores, y miraba tanto por los intereses de la
Francia, que de buena gana hubiera sido injusto
con la naciones estrangeras. Republicano fervien-
te, sincero y constante, se agregó desde luego al
partido moderado de la Convencion, mirando con
el mismo disgusto á Carnot., que á Barras, al uno
como montañés y como dantonista al otro. Asi
Carnot, Barras y Rewbell, procedentes los tres de
contrarios partidos, se detestaban; pues no se ha-
bían mitigado bajo el régimen constitucional los
Odios adquiridos en tan prolongada y cruel guerra,
ni los ánimos se bobino aunado como los ríos que
se mezclan sin confundir sus aguas. Sin embargo,
aunque se detestaban estos tres hombres, reph-
miau su encono y trabajaban de consuno en la
obra comun.


Por lo que hace á Lare,velliere-Lepeaux y Le-
tourneur, á nadie aborrecían. El segundo, hom-
bre de bien, vanidoso, pero de una vanidad natu-
ral y poco importuna. que se contentaba con ias
apariencias del poder y con los honores de los
centinelas, sentia háciaCarnot una sumision res-




366 REVOLUCION


petuosa. Daba prontamente su dictamen,pero con
la misma facilidad le retiraba asi que le manifes-
taban su error, ó que Carnot hablaba, pues su vo-
to siempre pertenecía á este.


Larevelliere, el hombre mas honrado y virtuo-
so que pueda darse, reunia á una multitud de co-
nocimientos un juicio exacto y profundo. Era apli-
cado y á propósito para dar cuerdos dictámenes en
todos los asuntos, y algunos dió muy escelentes
en ocasiones de importancia. Sin embargo, se de-
jaba arrastrar de continuo por ilusiones, ó intimi-
dar por escrúpulos de un alma inocente. A. veces
deseaba lo que era imposible, y no se atrevia
querer lo que era necesario; porque se necesita
un talento superior para calcular lo que se debe á
las circunstancias, sin que se ofendan los princi-
pios. hablaba correctamente y con estraordinaria
entereza, era sumamente útil cuando se trataba de
apoyar un parecer acertado, y servia mucho al
Directorio por su consideracion personal.


Era mu y importante su posicion en el estado
de odiosidad en quese hallaban sus cólegas, porque
en medio de las grandes divergencias solia deci-
dirse la preferencia en favor del mas honrado y
capaz, es decir, en favor de Rewbell. Pero no
obstante habla evitado una relacion muy Intima,
que de buena gana hubiera abrazado, pero que le.
habría separado de sus (lemas compañeros. No de-
jaba de tener inclinacion á Barras, de quien se hu-
biera hecho amigo si le hubiese hallado menos
corrompido y falso. Tenia sobre los denlas cierto
ascendiente que le daban su consideracion, pene-
tracion y entereza. Los malvados se mofan comun-
mente de la virtud ; pero la temen cuando á la pe-


FRANCESA. 367
uetracion que les descubre ven unido el valor para
no temerlos. Lareveiliere se servia de su ascen-
diente sobre Rewbell y Barrás para sostener entre
ellos y Carnot la mejor armonía; y gracias á tan
buen mediador y á su comun celo por los intere-
ses de la república, los directores vivian en buena
correspondencia, y continuaban en sus cargos, di-
vidiéndose en las cuestiones que dehian decidir,
mas segun sus opiniones, que por su enemistad.


Escepto Barrás todos los directores vivian sin
ostentacion con sus familias cada uno en una ha-
bitacion del Luxemburgo ; sin embargo, Lareve-
lliere que gustaba de reuniones, que era mu y afi-
cionado á las artes y ciencias, y se creia obligado
á gastar sus sueldos de un modo útil al estado, re-
cibia en su casa a los sabios y literatos ; pero los
trataba con sencillez é ingenuidad. Por desgracia
le habian puesto en ridículo, sin que por su par-
te hubiera dado motivo á ello. Profesaba ea todo
su rigor la filosofia del siglo XVIII, tal como se
contenia en la profesion de fé del vicario Savoyar-
do, anhelando la ruina de la religion católica, y li-
songeandose de que en breve se verificaria, si los
gobiernos no emp!eaban contra ella otros medios
que la indiferencia y el olvido. No queda ritos
supersticiosos, ni imágenes materiales de la divini-
dad, pero creia que los hombres necesitaban reu-
niones para conversar entre sí sobre puntos de
moral, y sobre la magnifizencia de la creaciou;
asuntos en efecto que deben tratarse ensociedades,
porque los hombres son mas sensibles en ellas,
reciben mas facilmente las inspiraciones sublimes
y generosas. Estas eran las ideas que habla desen-
vuelto en un escrito, y dicho que convendría, que




36S REVOLUCION
con el tiempo se reemplazasen las ceremonias del
culto católico con reuniones bastante parecidas á
las de los protestantes, pero mas sencillas aun y
sin tanta representaciou; pensamiento que adop-
tado por ciertos hombres benéficos , se puso inme-
diatamente eu ejecucion. Un célebre físico, Raiiy,
formo una sociedad, a la que olió el nombre de
Teofilántropos, y cuyas reuniones teaian por objeto,
las platicas morales, lecturas filosóficas y cánticos
piadosos. Se formaron algunas de este género es-
tableciéndose en locales alquilados por cuenta de
los socios, y bajo la vigilancia de la policía. Áun-
que Larevelliere juzgó esta institucion por muy
buena y á propoSito para separar de las iglesias
católicas á muchas de aquellas almas sensibles
que necesitan desahogar en union sus sentimien-
tos religiosos, se abstuvo siempre de figurar en
ella, ni quiso que asistiese su familia para no re-
presentar el papel de corifeo de una secta, y no
recordar el pontificado de Robespierre. Á pesar
de su reserva, se asió la maledicencia de este pre-
testo para ridiculizar algun tanto á un magistra-
do universalmente respetado, y que uingun moti-
vo daba á la calumnia. Por lo demas, si la teofi-
lantropia era objeto de ciertas sátiras poco inge-
'liosas en casa de Barras, ó en los periódicos realistas,
apenas llamaba la atencion, ni disininuia un ápice
el respecto que a Larevell iere-Lepe,aux se profesaba.


El que desconceptuaba verdaderamente al go-
bierno, era Barras, porque su género de vida no
era sencillo y modesto como el de sus compañeros,
y ostentaba un lujo y proligalidad que únicamen-
te podian esplicarse por sus lucrativos tratos con
los agentes de negocios.


FRANCESA.
369


La mayoría directoria) y el escelente ministro
dirigian con severa probidad la hacienda,


mas no pocha impedirse á Barras, que recibiese de
los proveedores ó banqueros á quienes protegia,
productos considerables. Tenia ademas mil me-
dios para acudir á sus gastos. La Francia era seño-
ra de tantos estados grandes y pequeños, que mu-
chos príncipes debian solicitar su favor, y com-
prar con gruesas sumas la promesa de un voto en
el Directorio, y mas tarde veremos lo queso inten-
tó en este particular. La representacion que afecta-
ba Barrás no hubiera sido inútil , debiendo los
hombres de estado tratar mucho á los hombres pa-
ra estudiarlos, conocerlos y elegirlos, si ademas
de los agentes de negocios, no hubiera tenido re-
laciones con intrigantes de toda especie, mugeres
prostitutas y bribones que hacian de su casa una
hedionda sentina. Estas relaciones ocultas que se
procuran encubrir en una sociedad de honor, allí se
tensan á vanagloria. Celebráhanse en Gros-Bois
ruidosas bacanales, que suministraban á los ene-
migos de la república poderosos argumentos con-
tra el gobierno. Por lo demas, Barras de nadie se
recataba, y siguiendo la costumbre de los hombres
relajados, se complacia en divulgar sus locuras.
Contaba él mismo á sus compañeros, que á veces
le reconvenían agriamente por sus calaveradas en
Gros-Bois y el Luxemburgo, como hahia obligado
á un celebre proveedor de aquellos tiempos, á car-
gar con una manceba que ya le empalagaba, y
cuyos caprichos no podía ya sostener; como se
habia vengado de un periodista, el abate Poncelin, •
por las sátiras dirigidas contra él, que despues de
haberle atraido al Lexemburgo, le habla hecho


Biblioteca Popular,
T. Y. 530




370 REVOLUCION
apalear por sus criados. Esta conducta de señorito
mimado, en una república, ofendia notablemente
al Directorio, y al Gu le hubiera enteramente des-
conceptuado, si la celebridad de las virtudes de
Carnot Larevelliere, no hubieran equilibrado el
mal efecto de la conducta de Barras.


Habiendo sido instituido aquel Directorio al si-
guiente dia. del 13 de vendimiario año lY (4 de
octubre de 4795), por Odio á la contra.revolucion,
compuesto de regicidas y combatido furiosamente
por los realistas, debla ser altamente republicano;
pero cada uno de sus individuos estaba mas ó me-
nos apegado á las opiniones que dividian la Fran-
cia. Larevelliere y Rewhell tenian el republica-
nismo moderado aunque rígido, tan contrario á
los desvaríos de 93 como á los furores realistas de
95. Ganarlos para la contra-revolucion era asunto
imposible, pues el instinto tan perspicaz de los
partidos les convencia de que ni por seducciones,
ni por lisonjas de periódicos se obtenia nada de
ellos. Por esto trataban a ambos con la mayor
amargura. Respecto á Barras v Carnot era otra
cosa. El primero, aunque trataba con todo el mun-
do, era en realidad un ardiente revolucionario.
Los arrabales le profesaban el mayor afecto, re-
cordando siempre que habia sido -el general de
vendimiario ; y que los conspiradores dol campo
de Grenelle creyeron poder contar con él. Los pa-
triotas le prodigaban por esta razon elogios, y los
realistas invectivas. Varios agentes secretos de. los
realistas, al llegarse á él por cierto espíritu co-
mun de intriga, podian, calculando segun su re-
lajacion, concebir alguna esperanza; mas esto no
pasaba de una opinion particular suya, pues la ge-


FRANCESA.
374


neralidad del partido le aborreceiay
deperseguía


Carnot como ex-montañés, orno individuo
que


muerte.


fué de la comision de salvacion


-


pública, y como es,
P tiesto desde el 9 de termidor á ser v íctima de la•
reaccion realista, debía ser ciertamente un


repu-blicano decidido, y lo era en efecto. Desde el ri
mer momento que entró en el Directorio, apovó
decididamente cuantas elecciones se hacian del
partido montañés; pero insensiblemente y á medida
que iban calmándose los temores de vendimiario,
variaron sus inclinaciones; Carnot, ni aun siendo
individuo de la comision de salvacion pública, abo-
gó jamás por la padilla de turbulentos revolucio-
narios, contribuyendo mucho á la ruina de los he-
bertistas. Al ver que Barras quería ser rey de la
canalla, y se fortificaba con las reliquias de los ja-
cobinos, se hizo enemigo de aquel partido, y ma-
nifestó mucha energía en la refriega del campo de
Grenelle; tanto mas cuanto que liarrás se hallaba
bastante comprometido en aquella escaramuza.
Aun habla mas; Carnot sentia remordimientos. El
cargo que se le había hecho de haber firmado las
órdenes mas crueles de la comision de salvacion
pública, le traía desasosegado; pues no aquietaban
su conciencia las esplicamones tan naturales que
habla dado, sino que hubiera querido probar por
todos los medios posibles que no era un mónstruo:
v para dar esta prueba, era capaz de sacrificarse.
Los partidos lo saben y adivinan todo, y solo cuan-
do son vencedores se muestran difíciles á los hom-
bres; porque cuando están humillados, de cual-
quiera manera se ganan, y emplean especialmente
un gran cuidado en lisongear á los ;efes de los


0




312 BEVOLUCIUN
ejércitos. Los realistas conocieronn al puny


to
al p
las dis-




posiciones de Carnot respecto á
arti


do patriota; adivinaban su necesidad de rehabili-
tarse, conocían su importancia miá


litar, yca procura-
ban tratarle de distinto modo que sus mpaneros
-hablando de él en los términos que mas adecuados
juzgaban para interesarle. A.si mientras la •a.hurdade sus periódicos no cesaba de injuriar grosera-
mente á Barras, Lare,velliere y ewbell, se hacia
lenguas del ex.-monturie,s y regicida Carnot. Por
otra parte, ganando á. Carnot tensan tambien de su
parte a Le,tourneur, que eran dos votos adquiridos
por un medio vulgar, pero poderoso, como son to-


do
d• que alhagan el amor propio. Carnot tenía la


debilidad de ceder á este género de seduccion; y
sin dejar de ser fiel á. sus convicciones interiores,
formaa con suamigo Letourneur en el seno del Di-
rectorbio una especie de oposicion parecida a la que
ofrecía el nuevo tercio en los dos consejos. En


Direc
to




se sometian á la decision del
Directoio, se declaraba por la opinion de la oposi-


cien dei
de los consejos. En todas las cuestiones rela-


ovas á la paz y á la guerra votaba por la paz,
imitacion de la oposicion que lingia pedirla ince-
santemente. Insistió con mucho alible() en que se
hiciesen los mayores sacrificios al emperador, y en
que se firmase la paz con Nápoles y loma sin ate-
nerse á condiciones demasiado duras.


Cuando principian esta clase de divergencias,
no tardan en hacer rápidos progresos, y el partido
que quiere aprovecharse de ellos encarece hasta lo
sumo t los que quiere ganar, y


se ensarta con-


tra los denlas. Este sistema produjo su acos-
tumbra,do éxito. Barras y Rewbell, enemigos ya de.


PRANCESA. 373
Carnet le aborrecian mas por los elogios que se le
prodi ga ban , y le imputaban el furor de que ellos
eran objeto. tarevelliere se esforzaba inútilmente
en calmar semejantes resentimientos; mas no por
eso dejaba la discordia de adquirir funesto incre-
mento: el público, sabedor de lo que pasaba, dis-
tinguia al Directorio en mayoría y menoría, colo-
cando en una parte á Larevelliere, Rewbell y Bar-
ras, y á Carnot y á Letourneur en otra.


Del mismo modo se clasificaba á los ministros,
como se tenia mucha dejan á criticar la direc-


c- ion de hacienda, se vituperaba al ministro Plantel,
escelente administrador, á quien los apuros del te-
soro obligaban á valerse de arbitrios reprensibles
en cualquiera otra ocasion, pero inevitables en.
aquellas circunstancias. Las contribuciones se re-
caudaban con mucha dificultad por el mucho des-
orden del cobro. Habla sido menester minorar la
contrihucion directa, v las indirectas daban mucho
menos de lo que se Italia presumido. liallábase
veces sin fondos la tesorería , y en semejante
compromiso se echaba mano de los gastos or-
dinarios para acudir á los estraordinarios, ó bien
se anticipaban las entradas y se hacian todas las
contratas onerosas á que dan lugar los apuros de
esta especie. Clamábase entonces contra los abu-
sos y malversaciones, mientras por el contrario se
hubiera debido acudir á auxiliar al gobierno. Ra-
mel que desempeñada los deberes de su cargo con.
no menos integridad que ilustracion, era el blanco
de todas las criticas, tratándole todos los periódicos
como á un enemigo. Otro tanto sucedia con el minis-
tro de marina Truguet, conocido por sincero repu-
blicano, por amigo de noche y apoyo de todos los




a


374 REVOLUCION
oficiales patriotas; lo mismo con el ministro de ne-
gocios estrangeros, Delacroix, capaz de ser un
buen hacendista, pero muy mal diplomático, y su-
mamente pedante y rudo en sus relaciones con los
ministros de las potencias; y lo mismo finalmente
con Merlin, que en la administracion de justicia
manifestaba todo el celo un republicano de la
Montaña. En cuanto á los ministros del interior,
de la guerra y de la policía, Benezech, Petiet y Co-
chon, se les consideraba enteramente aparte. Be-
nezech, Labia sufrido tantas embestidas por parte
de los jacobinos, por haber propuesto restablecer
el comercio libre de los comestibles, y no abastecer
ya á Paris, que le miraba con afecto el partido
contra-revolucionario.1;Administrador inteligente,
pero educado bajo el antiguo régimen que echaba
de menos, merecía en cierto modo el favor de los
que le elogiaban. Petiet, ministro de la guerra,
desempeñaba bien sus funciones; mas por ser he-
chura de Carnot, le juzgaban como á éste los parti-
dos. Por lo que hace al ministro Cochon, tenia
tambien una recomendacion en sus relaciones con
Carnet; el descubrimiento que hizo de los planes
de los jacobinos, y el celo con que les persiguió, le
hacian digno del favor del partido opuesto que le
elogiaba afectadamente.


pesar de estas diferencias, no dejaba de estar
bastante unido el gobierno para administrar con va-
lor y proseguir sus gloriosas operaciones contra las
potencias europeas. La ma y oría de la Convencion
que habla permanecido en el cuerpo legislativo, con-
tema á la oposicion; mas sin embargo, se aproxi-
maban las elecciones y llegaba el momento en que
debia reemplazar bajo el influjo de las circunstan--


FRANCESA.
375


cias, el nuevo tercio, al que exislia en la Conven-
cion. La oposicion se prometio adquirir entonces la
mayoría y salir del estado de abatimiento en que
habia vivido, por lo cual su lenguaje iba haciéndose
cada vez mas atrevido en los dos consejos, y des_
cabria sus esperanzas. Los individuos de esta mi-
noria se reunian en Tívoli para hablar de sus pro-
yectos y arreglar su marcha; y esta reunion de di-
putados habia llegado á ser un club de los mas
furibundos, conocido con el nombre de club de Cli-
cbg. Tambien los periódicos participaban de este
movimiento; y una infinidad de jóvenes que bajo
el antiguo régimen apenas hubieran escrito unas
cuantas coplas, declamaban en cincuenta ó sesenta
folletines contra los escesos de la revolucion y con,
tra la Convencion, á quien se los imputaban. No se
las hacian, decian ellos, con la república, sino conlos que ensangrentaron su cuna. Formábanse de
antemano .juntas de electores y trataban de prepa-
rar las elecciones; de modo que todo revelaba el
lenguaje, espíritu y pasiones de vendimiado; la
misma buena fé y engaño en lo general, la misma
amhicion en ciertas personas v la misma perfidia en
algunos que conspiraban en secreto en favor de los
realistas. La faccion de estos, siempre derrotada,
pero crédula é intrigante siempre, renacía incesan-
temente. Donde quiera que hay una prelension
apoyada por algun auxilio pecuniario, se hallan in-
trigantes dispuestos á servirla con miserables pro-
yectos. A pesar de haber sido Lemaitre condenado


muerte, sometida la Vendée, y de que se separó á
Piehegrú del mando del ejército del Rin, no cesa-
ron las tramas de la contra-revolucion, sino que
continuaron por el contrario con estraordinaria ac-




376 REVOL ucroN
tividad. Las situaciones habian cambiado notable-
mente. El pretendiente, apellidado, ya conde de
Lila, ya Luis XVIII, dejó á Verona, como hemos
visto, para pasar al ejercito del Rin, y se detuvo
un momento en el campamento del príncipe de
Conde, donde un acaso puso su vida en peligro.
Estando asomado á una ventana recibió un balazo,
y le produjo una contusion; suceso que aunque no
se averiguó su autor, no podia menos de imputarse
al Directorio, el cual no era tan necio que pagase
un crimen de que únicamente pocha sacar prove-
cho el conde de Artois. No permaneció largo tiem-
po el pretendiente junto al principe de Conde, pues
su presencia en el ejército austriaco no convenia
al gabinete de Viena, que no habia querido reco-
nocerle, porque sabia cuanto aumentarla esta causa
su enemistad con Francia, que ya le costaba de-
masiado cara. Comunicóle la órden de que partiese
y negándose, á ello, envió un destacamento para que
le obligase á marchar. El entonces se retiró a
Blankemburgo, donde siguió siendo el foco de to-
das las correspondencias.. Condé, permaneció en el
Rin con su ejército; el conde de Artois, despues de
sus vanos proyectos sobre la Yendée, se retiró á
Escocia, desde donde aun estaba en comunicacion
con varios intrigantes, yendo y viniendo de la Ven-
dée á Inglaterra.


Habiendo muerto Lemaitre, ocuparon su pues-
to sus asociados, sucediéndole en el favor del pre-
tendiente. Estos eran, como sabemos ya, el abate
Brottier, que fue a yo; Laville-Heurnois, antes juez;
cierto caballero llamado Despomelles, y un oficial
de marina cuyo nombre era Duverne de Presle.
El antiguo sistema de estos agentes establecidos en


FRAMESA, 377
Paris erahacerlo todo por las intrigas de la capital,


paso


que los vendednos todvoel oprqíuneciipiaen deefecetounalal
por la insurreccion armada,
dé por medio de Pichegrú. Apaciguada la Yendée,
condenado á un retiro Pichegrú, y amenazando una
violenta reaccion contra la revolucion, los agentes
de Paris se convencieron completamente de que
todo debía esperarse de un movimiento espontáneo
en el interior. Apoderarse primero de las eleccio-
nes, despues, por medio de estas, de los consejos,
y por medio de los consejos del Directorio


los
y les parecía un medio seguro de restable-
cer el trono con los auxilios mismos que la repúbli-
ca les suministraba, pero para todo esto era preci-
so poner término á la divergencia de ideas que
siempre había reinado en los proyectos de contra-
revolucion. Puisaye que permanecia oculto en
Bretaña, soñaba como en otro tiempo en el levan-
tamiento de esta provincia. M. de Frute procura-
ba suscitar otra Vendóe en Normandia: pero ni uno
ni otro querian tratar con los agentes de Paris. El
príncipe de Conde burlado en el Rin en su intriga
con Pichegró, deseaba siempre seguirla aparte sin
que se mezclasen en ella los austriacos, ni el pre-
tendiente, habiéndoles revelado el secreto muy á
pesar suyo. Para dar unidad á estos planes inco-
nexos, y sobre todo para proporcionarse dinero,
hicieron emprender un viage á uno de ellos por las
provincias del Oeste, Inglaterra, Escocia, Alema-
nia y Suiza. El elegido fue Duverne de Presle, que
no pudiendo lograr quitar é Puisave el mando,
trató por medio del conde de Artois de incorporar-
le al sistema de la agencia de Paris, y obligarle á
entenderse con ella. Se obtuvo lo mas importante




318 REVOLUCION
de los ingleses, auxilios pecuniario s , y se sacaron
poderes al pretendiente que descubrían todas las
intrigas de la agencia de Paris. Se vió al príncipede Conde, de quien no pudo lograrse ni inteligen-
cia ni avenencia, y á. M. de Precy, que seguía •
siendo el motor de los alborotos de Lyon y el Me-
diodia. Finalmente, se concertó un plan general sin
coordinacion ni unidad mas que en el papel, y que
no impedía á nadie obrar á su modo, segun sus in-
tereses y pretensiones.


Se convino en que la Francia se dividiese en
dos agencias, una comprensiva del Este y Mediola


-


dia, y otra del 11NortemyrOes te. Norte De director deprimera estaba M. de Precy, y la segunda corria
á cargo de los agentes de Paris. Ambas agencias
debiau ir de acuerdo en todas sus operaciones , y
comunicarse directamente con el pretendiente que
les daba sus órdenes. Ideáronse asociaciones se-
cretas bajo el plan de las de Babmuf , las cuales
estaban aisladas entre sí, é ignoraban el nombre
de sus geles, evitando asi que se apoderasen de
toda la conspiracion al descubrir alguna de sus
partes. Estas asociaciones debian acomodarse al
estado de la Francia; y como se Babia visto que la
mayor parte de la poblacion, aunque no deseaba
que volviesen los l3orbones, amaba el órden y la
tranquilidad, é imputaba al Directorio la conti-
nuacion del sistema revolucionario , se formó una
masonería llamada de los tilántropos, que se com-
prometían á usar de sus derechos electorales , y
emplearlos en favor de enemigos del Directorio.
Los filántropos ignoraban la tendencia secreta de
este intento, y no debia manifestárseles mas que
una intencion, la de reforzar la oposicion. Otra so-


FRANCESA.
379


ciedad mas severa y concéntrica , pero menos
numerosa , denominada de los fieles , debía ad-
mitir en su seno á los hombres mas enérgicos
y decididos , á quienes pudiera revelarse el se-
creto de la faccion. Los fieles debian ir ocul-
tamente, armados , y vivir preparados para
cualquier asechanza. Debian alistarse en la guardia
nacional, que aun no estaba organizada, y bajo es-
ta máscara ejecutar con mas seguridad las órde-
nes que les diesen. Su comision forzosa , ademas
de los planes de insurreccion , era vigilar por las
eleccionesysi se venia á las manos, como aconteció
en vendimiario, acudir en auxilio del partido de la
oposicion. Ademas, los fieles contribuían á ocultar
los emigradosclérigos, á forjar pasaportes , y á
perseguir á. los revolucionarios y compradores de
bienes nacionales. Se hallaban estas sociedades ba-
jo la direccion de gefes militares , que seguían
correspondencia con las dos agencias principales,
y recibían sus órdenes. Tal era el nuevo plan de
lit faccion; plan quimérico de que no debería hacer
mencion la historia , sino fuese porque manifiesta
los delirios en que caen los partidos al verse der-
rotados. A pesar dela pretendida armonía, la aso-
ciacion del Mediodia no lograba mas que crear
compañías anónimas, que carecían de direccion y
objeto, cediendo soba á las sugestiones de la ven-
ganza y la rapiña. Pulsare, FrottéRochecot en
la Bretaña y Normandía; trabajabai'l tambien en
resucitar á la Vendée,desaprobaban la contra-
revolucion mista de los agentes de Paris; y hasta
dió Puisaye un manifiesto declarando que jamás
coadyuvaría la Bretaña á pro y ectos que no fuesen
para devolver forzosa y abiertamente un trono




380 REVOLUCION
absoluto y completo á la familia de Borbon.


El príncipe de Conde continuaba por su parte
en correspondencia directa con Pichegrú , cuya
conducta singular y estravagante solo puede es.plicarse por elapuro de su situacion. Este general,
el único de quien la historia cuenta que se haya
dejado batir espontáneamente , habia pedido su. •
dimision; conducta que deberá sorprender mucho,
porque con esto se privaba de todo influjo, y que-
daba por consiguiente imposibilitado de realizar
sus pretendidos designios ; no obstante , se com-
prenderá perfectamente , e.x.aminando la posicion
de PichegrU. No podía permanece r de general sin.
poner por lía en ejecucion los proyectos que anun-
ciaba, y á cuyo efecto habia recibido considera-
bles sumas. Pichegrú tenia tres ejemplos, todos
muy distintos, el de Bouille, el de Lafayette y el
de Dumouriez, que le probaban ser imposible ar-
rastrar á todo un ejercito. Quería pues quedar en
la impotencia de toda tentativa, y hé aquí como se
esplica su pretendida dimision, que el Directorio,
ignorante de su traicion, le otorgó al principio con
bastante sentimiento. Admirados el príncipe de
Conde y sus agentes de la conducta de Pichegrú,
creyeron que les habla estafado el dinero, y que en
realidad nunca habia querido complacerlos ; pero
apenas recibió su destitucion, volvió Piche grn á las
orillas del Rin con el pretesto de vender sus equi-
pages, y pasó despues al Jura, su patria , desde
donde continuó su correspondencia con los agen-
tes del príncipe, presentándoles su dimision como
una combinacion muy profunda. Decia que iba á
ser considerado como una víctima del Directorio,


y á unirse con todos los realistas del interior, ha-


FRANCESA. 384


ciéndose un inmenso partido; que su ejército, ae_
tualmente al mando de Moreau, suspiraba por él,
y que al primer revés que sufriese , reclamada á
su antiguo general, y se sublevaría para que se lo
devolviesen; de cuyo momento debía él aprove-
charse para quitarse la máscara, volar á su ejér-
cito, erigirse en dictador , y proclamar el trono.
Aun cuando hubiese sido sincero este plan ridícu-
lo, se hubiera frustrado por el acierto de Moreau,
que aun en su famosa retirada no dejó de salir
vencedor. El príncipe de Conde , los generales
austriacos, á quienes se habla visto obligado á
hacer confidentes, y el ministro inglés en Suiza
Wickam, empezaban á creer que Pichegrú les ha-
bia engañado. No querian continuar la correspon-
dencia; pero á instancia de los terceros agentes,
que nunca quieren declarar haber hecho una ten-
tativa inútil, se continuaron las relaciones para ver
si se lograba alguna cosa. La correspondencia se
verificaba por Strasburgo, por medio de algunos
espías que pasaban el Rin , y se avistaban con el
general austriaco Klinglin, y tambien por llasilea
con el ministro Wickam. Pichegrii permaneció en
el Jura sin aceptar ni rehusar la embajada de Sue-
cia que le propusieron , aunque trabajando para
que le nombrasen diputado, pagando á los agentes
del príncipe con las mas miserables promesas, y
recibiendo siempre considerables sumas. Ponde-
raba mucho los resultados de su nombramiento pa-
ra los Quinientos; se engreia con un influjo de que
carecía ; suponía dar al Directorio pérfidos dictá-
menes y sugerirle determinaciones arriesgadas, y
se apropiaba la tenaz resistencia de Kehl, que
decia haber aconsejado solo para comprometer al




382 REVOLTICION


ejército. Poco caso se hacia de sus pretendidos servi-
cios. El conde de Bellegarde escribia lo siguiente:
«Nos hallamos en el caso de un jugador que quie-
re recobrar su dinero, y se espone á perder mucho
mas por rescatar lo que ha perdido.» Los genera-
les austriacos, seguían no obstante la correspon-
dencia, porque á falta de grandes planes, se ente-
raban á lo menos de utilisirnos pormenores sobre
el estado y movimientos del ejército francés. Los
infames agentes de esta correspondencia enviaban
al general Ktinglin los estados y planes que po-
dian adquirir, y durante el sitio de Kehl, no cesa-
ron de indicar los puntos adonde pocha dirigirse
con mejor resultado el fuego de los enemigos.


Tal era, pues, á la sazon el miserable papel de
Pichegrú. Dotado de mediano talento , era sagaz y
cuerdo, y tenia bastante tino y esperiencia para
creer imposible por entonces todo proyecto de
contra-revolucion. Sus eternas dilaciones y sus fá-
bulas para embaucar á los crédulos agentes del
príncipe prueban su convencimiento en este parti-
cular, y mejor lo probará aun su conducta en cir-
cunstancias delicadas. No por eso dejaba de reci-
bir el premio de unos proyectos que no quería ''
practicar, y poseia el arte de hacer que se lo ofre-
cieran sin pedirlo.


Por lo demas, igual conducta observaban todos'*
los agentes realistas. Mentian descarátlarnente, se
atribuian un influjo de que carecian y pretendian
disponer de los sugetos de mas importancia, mu-
chas veces sin haberles siquiera saludado. l3rottier,
Duverne de PresleLaville-Ileurnois se jactaban
de que tenian á su "disposicion muchos diputados
en ambos consejos, prometiéndose tener aun mu-


FRANCESA.
383


chos mas despues de las nuevas elecciones ; pero
todo esto era falso; solo trataban con el diputado
Lemerer y con un tal Mersan, á quien escluverondel cuerpo legislativo en virtud de la ley del 3 de
bramado contra los parientes de los emigrados.
Por medio de Lernerer suponían tener ganados á
todos los diputados que componian la reunion de
Clichv, y creian, segun los discursos y modo de
votar de estos diputados, que probablemente cele-
brarían la restauracion de la monarquía, creyéndo-
se autorizados con esto para ofrecer de antemano
su adhesion. y hasta su arrepentimiento al rey de
Blankembúgo Estos miserables le engañaban y
calumniaban á los individuos de fa reunion de Cli -
chy; pues si bien había en ella ambiciosos que
oran enemigos de los convencionales, porque es-
tos ocupaban todo el gobierno , hombres exaspe-
rados contra la revolucion, ó ilusos que se deja-
ban extraviar, eran muy pocos los que pensaban
en el trono , y menos aun los que trabajaban enprovecho su yo. Sobre semejantes bases constriñanlos agentes 'realistas sus quimeras y forjaban sus
promesas.


La Inglaterra era quien pagaba todos los gas-
tos de la presunta revolucion , enviando desde
Lóndres á Bretaña los auxilios que Puisave solici-
taba. El ministro Wickain tenia la comisión de su-
ministrar fondos á las dos agencias de Lyon y de
Paris, y de remitírselos directamente á Pichegrú,
que segun la correspondencia, estaba reservadopara las grandes ocasiones.


Los agentes de la con- trarevolucion se vana-
gloriaban de tomar el dinero de la Inglaterra y
burlarse de ella. Se habian convenido con el pre-




385 REVOLUCION
tendiente en recibir sus fondos sin seguir jamás
ninguna de sus miras , ni obedecer á sus sugestio-
nes, de que debian , segun su dicho , desconfiar
sobremanera. No engañaban á la Inglaterra que
les miraba con el merecido desprecio. Wickam,
Pitt y todos los ministros ingleses no contaban en-
teramente con los buenos oficios de esta gente,
ni esperaban de ellos la contra-revolucion. Les
convenia esta cizaña para turbar la Francia y ah
terarla con sus proyectos, y sin poner al gobier-
no en estremo peligro, causarle grandes temores.
No se les importaba destinar uno t'.) dos millones al
año á este objeto; y asi los agentes de la contra•re-
volucion se engañaban al creer que engañaban á
los ingleses. Á pesar de su gran deseo de estafar,
no lo lograban; y la Inglaterra no contaba con mas
resultados que los que eran capaces de pro-
ducir.


Tales eran entonces los pro yectos y recursos
de la faccion realista, parte de los cuales sabia el
ministro de policía Cochon, que no ignoraba exis-
tian en Paris corresponsales de la corte de Man.-
kemburgo; pero que en nuestra larga revolucion,
en que tantas conspiraciones se urdieron, no hay
ejemplar de que quedase por descubrir ninguna.
Seguia con atencion sus pasos, les tenia cercados
de espías , y esperaba que hiciesen una verdadera
tentativa para apoderarse de ellos ventajosamente.
Presto le suministraron ocasion. Siguiendo en su
gran proyecto de apoderarse de las autoridades,
trataron de efectuarlo primero con las militares
de Paris. Las principales fuerzas de la capital con-
sistian en los granaderos del cuerpo legislativo, y
en el campamento de Sablons. Los primeros eran


FRANCESA.
385


una tropa elegida de mil y doscientos hombres
q uo constituciou (labia colocado en ambos con-
sejos como guardia de custodia y de honor. Su
comandante, el ayudante general Ramel era co-
nocido por su moderacion ; y para los imbéciles
agentes de Luis XVIII era este fundado mo t ivo.
agentes realista. La fuerza armada reunida en Sa-
blons ascendía á unos mil y doscientos hombres su
comandan te, el general Ha trv, sugeto


-
de mucho es


fuerzo, á quien no esperaban ganar. Acordamse
del coronel del veinte y uno de dragones, llamado
Maló, que tan bruscamente acometí() á los jacobi-
nos cuando su ridícula tentativa en el campo de
Sablons , y sacando la misma consecuencia quede
.Ramel, se supuso que pues !labia rechazado á los
jacobinos, seria amigo de los realistas. Brottier,
Laville-lleurnois y Duverne de Preste tantearon á
ambos, y les hicieron proposiciones que ellos o y e-
ron y comunicaron inmediatamente al ministro-
de policía, el cual obligó á Ramel y á :haló, á que
siguiesen oyendo á los conspiradores para enterar-
se-de todos sus planes. Dejaronles aquellos mani-
festar completamente sus proyectos y esperanzas,.
y se citaron para una próxima entrevista , en la-
que presentarían los poderes que tenian de
Luis XVIII. Este era el momento preparado para
prenderlos.. Sus entrevistas se verificaban en el_
pabellon que ocupaba el comandante Maló en la es-
cuela militar, donde se ocultaron algunos gendar-
mes y testigos, de modo que pudiesen oirlo todo,
y salir á la señal concertada. El I I de pluvioso
(30 de enero), acudieron en efecto los miserables.
ilusos con los poderes deLuis XVIII, y manifesta-1
ron de nuevo sus proyectos. Luego que 1 s escu-


J.Piblioteca popular.
T. 531




336 REVOLUCION
eharon bien, se fingió dejarlos marchar, pero los
agentes escondidos se apoderaron de ellos , y los
condujeron á la presencia del ministro de la poli-
cía. Inmediatamente pasaron á sus habitaciones,


se hicieron cargo en presencia de ellos de todos
sus papeles, entre los que hallaron cartas que pro-
baban suficientemente la conspiracion, y que re-
velaban en parte sus pormenores. Se descubrió,
por ejemplo, que estos caballeros componian todo
un gobierno, segun sus planes, pues era su volun-
tad que en los primeros momentos, y mientras re-
gresaba el rey de Blankemburgo permaneciesen
parte de las autoridades actuales , y conservaban
espresamen te á Benezech en el ministerio de lo in-
terior, y á Cochon en el de policía; y si este Ulti-
mo disgustaba á los realistas por ser regicida, in-
tentaban poner en su lugar á M. Simeon ó M. Por-
talis. Tambien querian colocar en el de hacienda á


Barbé,-Marbo is , que tiene, segun decian , ta-
lentos é instruceion , y pasa por hombre de bien.
No habian consultado á la verdad, ni á Bmezech,
ni á Cochon, ni á Portalis, Simon y Barbé_Marbois
de quienes eran absolutamente desconocidos: pero
habian dispuesto de ellos como acostumbraban, sin
su noticia, y segun sus presuntas opiniones.


Causó muy viva sensacion el descubrimiento de
aquella intriga, y prk,bó que la república debla vi-
vir siempre alerta contra sus antiguos enemigos.
No dejó tampoco de ocasionar un verdadero asom-
bro en toda la oposicion, que coincidía con el rea-
lismo sin saberlo, y que ignoraba totalmente el se-
creto; asombro que probaba la jactancia de aque-
llos mentecatos, al participar a Blankemburgo que
disponian de una multitud de individuos de. ambos


FRANCESA.
387


consejos. El Directorio quiso entregarlos inme-
diatamente á una comision militar; mas declinaron
la competencia, sosteniendo que no habian sido co-
gidos con las armas en la mano, ni procedido de
viva fuerza. Varios diputados que por sentimien-
tos eran afectos á su causa , les apoyaron en los
consejos , pero el Directorio no por eso cedió en
que les juzgase una comision militar por haber in-
tentado seducir la tropa.


Su sistema de defensa fué bastante sagaz, con-
fesando su calidad de agentes de Luis pero
sosteniendo que no tenian mas cargo que el de pre-
parar la opinion, y esperar de ella sola y no de la
fuerza, la reproduccion de las ideas monárquicas.
Salieron condenados á muerte, pero se conmutó su
pena en un encierro , por las revelaciones de Du-
verne de Preste , (19 de germinal , 8 de abril), el
cual hizo al Directorio una larga declaracion , que
se insertó en el registro secreto, y en la cual des-
cuhria todas las tramas de los realistas. Sabedor el
Directorio de todas estas minuciosidades , se abs-
tuvo de publicarlas para no dar á entender á los.
conspiradores qua ,;abia todos sus planes. Duverne
de Presle nada (lij a acerca de Pichegrú, cuyas in-
trigas, como se tramaban directamente con el prin -
cipe de Conde, las ignoraban los agentes de Paris;
declaró, sin embargo, aunque en vago y por pidas,
que se habia intentado establecer relaciones con
uno de los principales ejércitos.


Si los realistas hubiesen tenido un plan bien
concertado , la prision de sus principales agentes
no hubiera podido menos de frustrar todas sus ten-
tativas; pero obrando cada uno aisladamente, y á
su modo, el arresto de Brottier,




388 REVOLUCION
y Duverne de Presle , no impidieron á Piiisaye'y
Yrotté intrigar en Normandía V Bretaña , M. de.
Precy en Lyon, ni al príacipe de Conde en el ejer-
cito del Rin.Poco tiempo despues se terminó el proceso de
Babaluf y sus cómplices , todos los cuales fueron
absueltos, escepto el primero y Bulle, que sufrie-
ron la pena de muerte (6 de predial, 23 de mayo).


El asunto mas importante era el de las efec-
cines, pues ya fuese por oposicion al. Directorio 6.
por espíritu de realismo andaba una multitud de
gentes ocupándose en buscar votos. En el jura se
trabajaba para elegir á Pichegró , y en Lyon á M.
Imbert- Colmes, uno de los agentes de Luis NYill
en el Mediodia. Ea Versalles avese procuraba elegir á
un tal M. de Vauvilliers , grmente comprome-
tido en la descubierta conspiracion, y finalmente
en todas partes se preparaban candidatos contra-
rios al Directorio. En Paris los electores del Sena
se habian reunido para acordar el nombramiento,
y se proponian hacer las siguientes preguntas á los
candidatos: ¿Has adquirido bienes nacionales? ¿Has
sido periodista? ¿Has escrito 6 hecho alguna cosa du-
rante la revolucion? y no debia nombrarse á ningu-
no de los que respondiesen afirmativamente. Se-
mejantes preparativos indicaban cuán violenta era
la reaccion contra todos los que en la revolucion
babilla tomado parte. Clamaban cien periódicos
descompasadamente , producian un verdadero
aturdimiento en los ánimos ; y el Directorio no te-
nia para acallarlos otra cosa mas que la ley que im-
ponia pena de muerte á los escritores que provo-
casen el restablecimiento del trono ; pero ningun
uez podia consentir en la aplicacion de una ley


tan inhumana. Pidió, pues,
de


n


legislativas que
,


es
por tercera vez aá89los


conseja
lejol negaron.


nuevas disposicion
Propuso ademas hacer prestar á


los electores el juramento de Odio al trono, y se
suscitó una acalorada discusion sobre la eficacia
del juramento, modificando la proposicion y tro-
cando el juramento en una mera declaracion, por la
que cada elector debla afirmar que era tan opues-
to á, la anarquía como al trono. El Directorio , sin
apelar á ninguno de los vergonzosos medios que
tan frecuentemente se emplean en los gobiernos re-
presentativos para ganar las elecciones, se contentó
con elegir comisionados en las juntas de los cono-
cidos porsus sentimientos republicanos, y con que
el ministro Cochon estendiese varias circulares en
que recomendaba álos electores los candidatos de su
agrado. Se alborotaron contra estas circulares, que
solo eran una amonestacion insignificante y no un
mandato, porque el número y la independencia de
los electores , especialmente en un gobierno en
que casi todos lo eran , les ponian á cubierto del
influjo del Directorio.


Mientras que se trabajaba de este modo en las
elecciones , se ocupaban en hacer la de un nuevo
Directorio. La cuestion se reducia á saber á quien
de los cinco tocarla la suerte segun la constitucion;
pues si era á Barras , Rewbell ó Larevelliere- Le-
peaux, quedaba segura la oposicion con el auxilio
del nuevo tercio, de lograr un director de su agra-
do. Entonces esperaba


grar
la mayoría en el go-


bierno . , v se lisongeaba sobremanera , porque en
breve hubiera alejado á, Carnot y Letourneur.


En el club de Clichv se trataba ruidosamente
de la eleccion del nuevo director , proponiendo a


FRANCESA,




,9O


REVOLUCION


Cochon y Barthelemv. Cochon habia desmerecido
alguna cosa en la opinion de los contra-revolucio-
na-rio desde que hizo prender á Brotticr y sus cóm-
plices, y especialmente desde sus circulares á los
electores; y asi se preferia á Barthelemy, nuestro
embajador en Suiza , á quien se creía ocultamente
ligado con los emigrados y el príncipe de Condé.


En medio de aquella agitacion circulaban los
mal absurdos rumores. Decíase que el Directorio
quería prender á los diputados nuevamente elegi-
dos é impedir su reunion , y hasta se aseguraba
que trataba de asesinarlos. Sus amigos al contra-
rio decian estarse preparando en Clichy su su-
maria, y que se esperaba al nuevo tercio para pre-
sentarla en los Quinientos.


Pero mientras que los partidos se agitaban de
esta manera, esperando un acontecimiento que de-
bia alterar las mayorías y variar la direccion del
gobierno de la república, se preparaba una nueva
campaña, que segun los presagios deberia ser la
última. Las potencias se hallaban poco masó me-
nos tan divididas como daño anterior. LaFrancia,
en union con la España y lanolanda, tenia que hacer.
frente á la Inglaterra y el Austria. Los sentimien-
tos de la cede de España no eran ni podian ser fa-
vorables á los republicanos franceses, pero su po-
lítica, dirigida por el príncipe de la Paz, les era en-
teramente favorable. Miraba su alianza como el
medio mas seguro de proteccion contra sus princi-
pios, y se lisongeaba con razon de que no trata •
rima de encender en ella la revolucion , mientras
fuese su poderosa auxiliar marítima. Por otra parte•
sentia un inveterado Odio hacia la Inglaterra , li-
songeandose de que la uuion todas las escua-


FRANCESA.
394


dras del continente, la proporcionaría el medio de
vengar sus injurias. El príncipe de la Paz que veia
unida su existencia á esta pellica , y conocia que
moriria con ella, empleaba todo su ascendiente con
la reina para que triunfase de los sentimientos de
la familia real, y lo lograba perfectamente. Resul-
taba sin embargo de este estado de cosas, que los
franceses vivían maltratados individualmente en Es-
paña, mientras su gobierno obtenía de ella las ma-
y ores atenciones. lior desgracia la legacion france-
lea no se condujo con todo el miramiento debido á
una potencia amiga, ni con la firmeza necesaria pa-
ra proteger á los súbditos franceses. La España al
unirse á la Francia, habia perdido la importante
colonia de la Trinidad, y esperaba que si la Fran-
cia se libraba en aquel ab del Austria, y voivia to-
das sus fuerzas contra la Inglaterra, espiaria esta
todos sus adelantos. La reina se lisongeaba espe-
cialmente de un ensanche en Italia, para su yerno
el duque de T'arma. Tambien se trataba de una
empresa contra Portugal; y en aquel general tras-
torno de estados, la cede de Madrid no !labia per-
dido sus esperanzas de reunir bajo el mismo ce-
tro toda la península.


Por lo respectivo á la holanda, su situacion era
bastante triste, pues se veia combatida por todas
las pasiones á que dá margen un cambio de cons-
titucion. Los hombres cuerdos que querían un go-
bierno en que se conciliase el antiguo sistema fe-
derativo con la unidad necesaria para dar fuerza á
la república hatava, tenían que luchar contra tres
partidos igualmente peligrosos. En primer lugar
contra los orangistas, en que iban comprendidas
todas las hechuras del Sthathouder, los empleados


a




392 REVOLUCION
y el populacho; luego contra los federalistas, to-
dos de familias ricas y poderosas , que anhelaban
la conservacion del antiguo sistema, menoselStha-
thouderato, ponina ofendia su orgullo; y finalmen-
te contra los demócratas pronunciados, partido re-
voltoso, audaz, implacable y compuesto de imagi-
naciones acaloradas, y aventureros. Los tres par-
tidos chocaban encarnizadamente, y retardaban el
,establecimiento de la constitucion del pais. Ade-
mas de estos obstáculos, la Holanda recelaba siem-
pre una invasion de la Prusia , á quien. solo repri-
miau las victorias de la Francia. Vela entorpecido
su comercio en el Norte por los ingleses y los ru-
sos, é iba perdiendo todas sus colonias por la trai-
cion . de la mayor parte de sus comandantes. El ca-
bo de Buena Esperanza , Trinqueinala y las Ma-
lucas , se hallaban ya en poder de los ingleses. Las
tropas francesas acampadas en blanda para pro-
tegerla contra la Prusia, observaban la mas lauda-
ble y rigida disciplina; pero las administraciones y
,t os gafes militares no se portaban con delicadeza
-ni probidad; por lo cual se hallaba el pais terrible-
mente recargado. De aqui podría concluirse que, la
Holanda habia hecho mal en unirse á la Francia;
mas esto seria un argumento infundado, pues aque-
lla, situada entre dos ejércitos beligerantes, no po-
dia librarse de la influencia de los vencedores. Ba-
jo el mando del Sthathouder vivia sujeta á la In-
glaterra, y sacrificada á sus intereses, y ademas
esclavizada interiormente. Al unirse con la Fran-
cia corria las vicisitudes de esta potencia, mas
.continental que marítima, y cornprometia sus co-
.onias, mas podia llegar tiempo en que, gracias á la
union de las tres marinas del continente, recobrase lo


FRANCESA.
393


que !labia perdido, y podia asi mismo esperar una
constitucion razonable bajo la proteccion francesa.
Tal es la suerte de los estados: si son fuertes, hacen
por si sus revoluciones, pero sufren todas sus con-
secuencias, y se ahogan en su propia sangre; si son
débiles, ven á sus vecinos penetrar en ellos á mano
armada para incendiarlos, y sufren todos los ma-
les que traen consigo los ejércitos estrangeros. No
se degtiellan , pero pagan las soldados que recor-
ren su suelo. Tal era el destino de la Holanda y su
situacion respecto á nosotros. Ya se deja ver que
en aquel estado no era útil al gobierno francés,
pues su marina y ejército se reorganizaban muy
lentamente, las,resericiones bátavas con que se 'la-
bia pagado la indemnizacion de guerra de cien mi-
llones, se negociaron casi por nada, y las utilidades
delaalianza casise hablan hecho nulas para la Fran-
cia. Por esto 'labia cierto enojo entre ambas na-
ciones. El Directorio argtiia al gobierno holandés
con la falta de sus promesas, y este al Directorio
con que le reducia á la imposibilidad de guardarlas;
pero á pesar de estas desavenencias, ambas poten-
cias caminaban á un mismo objeto, y se disponía
una escuadra y un ejército de embarco en Holan-
da para coadyuvar á los intentos del Directorio.


Con respecto á la Prusia, á gran parte de la
Alemania , á Dinamarca SueciaSuiza , conti-
nuaba la Francia con estos estados en relaciones
de estricta neutralidad. Entre la América y Fran-
cia se !labial.' suscitado algunas quejas. Los Esta-
dos Unidos se portaban con nosotros tan ingrata
como injustamente. El anciano Washington se ha-
bia dejado llevar hacia el partido de John-Adams
y los ingleses, que querian volver la América al




PLIANCESA.
398


signacion las desatenciones del presidente actual,
se le dejará sin disculpa, se enterará á les ameri-
canos, y se decidirá un nombramiento, opuesto á
la próxima eleccion, reparándose entonces todos
los perjuicios de que se queja la Francia. Este dic-
tamen cuerdo y previsor prevaleció en el Directo-
torio. Rewbell, Barras y Larevelliere le hicieron
triunfar contra la opinion del sistemático Carnot,
que aunque comunmente inclinado á la paz, que-
ría que se adquiriese la Luisiana, y que se inten-
tase establecer en ella una república.
• Tales eran las relaciones de la Francia con las


potencias aliadas ó amigas suyas. La Inglaterra y
el Austria hahian concluido el año anterior un
tratado de triple alianza con la Rusia; pero acaba-
ba de morir la célebre y aleve Catalina. Su suce-
sor Paulo príncipe de pocas luces, y que solo
tenia lucidos intervalos como muchos dé su fami-
lia, manifestó bastante consideracion á los emigra-
dos franceses, y muy poca eficacia para llevar á
efecto las condiciones del tratado de triple alian-
za. Parecía que aterraba á este príncipe el colo-
sal poder de la revolucion francesa, y hubiérase
dicho que comprendia el peligro de hacerla mas
temible combatiéndola, al menos asilo harian creer
las palabras que dijo á un francés, bien conocido
por su instruccion y talento. Sin quebrantar el
tratado, habiahecho valer la situacion de sus ejér-
citos V tesoro, aconsejando á la Inglaterra y Aus-
tria el medio de las negociaciones ; y aunque la
primera trató de inclinar al rev de Prusia á mez-
clarse en la liga, no pudo lograrlo, pues el prín-
cipe conocia que ningun interés lograba en ausi-
liar á su mas temible enemigo el emperador. La


394 REVOLUCION
sistema aristocrático v monárquico, para lo -cual
tomaban por pretesto‘las tropelias de algunos coi.
sarios y la conducta de


los agentes de la comi-


sion de salvacion pública, prete,sto muy idofensas
und


de.
a-


do, porque mucho mas graves era
los ingleses ;1 la marina americana , mientras que
la conducta dolos agentes tenia alguna escusa con


lo crítico de aquellos tiempos. Los
partidarios in-


leses circulaban la voz de que la Francia
trataba


se que le cediese la
edio


E
de e
spaña


stas
las Flo


y Ca-incias
ridas y la


del
Lui-


iana; que p
prov


nadá cercarla á los Estados Unidos sembraria
los principios democráticos, y sucesivamente iria
librando todos los estados de la Union, disorman


lvien-


do casi la confederacion americana , y fodo


una inmensa democracia entre el golfo mejicano y
ylos cinco lagos. Esto no era nada, pero semejan-


tes
patrañas servian para acalorar los ánimos


grange
ar enemigos á la Francia. Los americanos


bacababa.n de concluir un tratado de comercio con
la Inglaterra ; que comprendia estipulaciones por
las que esta potencia a


d
quiría ventajas, reservadas


en otro tiempo únicamente á la Francia por los
servicios que habia hecho a la causa americana.
El parecer de un rompimiento con los Estados
Unidos tenia muchos partidarios en el gobierno
francés; y Monroe , que era embajador en Paris,
daba en este concepto los mas prudentes conse,.decía-jos al Directorio. La guerra con Francia,
obligará al gobierno americano á buscar su á


la pr-
ino-


teecion de la Inglaterra , y se entregará
fluencia ; y entonces dOilliilará


la aristocraci a en


los Estados Unidos , y quedara comprometida su
libertad. Pero sufriendo por el contrario con re-




396 REVOLUCION
Francia le prometia una indemnizacion en Mema-
nia para el Sthathouder: su cuñado , pues él nada
debía apetecer para sí. Quería únicamente impe-
dir que el Austria, batida y despojada por la Fran-
cia, reparase sus pérdidas en Alemania, y aun hu-
biera deseado oponerse á que recibiera indemni-
zaciones, en Italia , por esto habia Aeclarado que
jamás consentiría en que el Austria recibiese la
Babiera á. trueque de los Paises-Bajos, y al mis-
mo tiempo hacia proponer su alianza á la repú-
blica de Venecia, ofreciéndole afianzarla en el ca-
so de que la Francia y el Austria intentasen ave-
nirse á costa suya. Sú mira pues , era estorbar
que el emperador hallase con que repararlas pér-
didas que esperimentaba al pelear contra la
Francia.


Como la Rusia no intcrvenia todavia en ella y
persistia la Prusia en su neutralidad, quedaban
únicamente la Inglaterra y el Austria. La prime-
rase hallaba en una posicion muy triste, pues si
bien no temia va, al menos por el momento , una
espedicion á la'Irlanda , su banco se hallaba en
mayor riesgo que nunca; no contaba enteramen-
te con el Austria, á. quien veía desalentada , y
aguardaba que la Francia, despues de haber ven-
cido al continente se lanzase contra ella con to-
das sus fuerzas. El Austria, á pesar de la posesion
de Kehl v Huninga , conocia que se !labia perdi-
do por obstinarse contra dos cabezas de puentes
y por no llevar todas sus fuerzas á Italia. Los de-
sastres de Rivoli y la Favorita y la toma de Mán-
tua la ponian en inminente peligro. Se veía obli-
gada á dejar el Rin sin guarniciones , y á redu-
cirse en aquella frofltera á una verdadera infe-


FRANCESA.
deb iendo llevar sus fuerzas su prínei


397


hacia el lado de Italia. Pera mientras
pr leo r dad ,


Carlos
sus tropas atravesaban el espacio desde el alto Rín
al Piavia y el 'zonzo quedaba espuesta é indefen--
ca a los tiros de un enemigo que sabia aprove-
charse admirablemente de las ocasiones.


Todos estos temores eran fundados , pues en
efecto la Francia le preparaba golpes terribles,
que no tardó en realizar la campaña que vamos ó,
describir.




399
a.que le pudiese impedir el p rogresar hasta elbun°


l°e
razon de la Alemania. Ansi oso por distinguir-
en la carrera política, queda imitar el egem-


plo del general de Italia, y crear otra república.
Las provincias de entre el Alosa y el Rin, que no
habían sido declaradas como la Bélgica, territorio
constitucional, se hallaban interinamente bajo la
autoridad militar. Si en la paz con el imperio se
les negaban á la Francia, para no cederla la lí-
nea del Rin, al menos se podia consentir en que
se constituyesen en una república independiente,
aliada y amiga de la nuestra. Esta república con
elnombre de `Cirhenana, hubiera podidoquedar fir-
memente unida a la Francia, y serle tan útil co-
mo cualquiera de sus provincias. noche se apro -
vechaba de la ocasion para darle una organiza
cion interina y predisponerla al sistema republi-
cano, y formó en Bonn una comision con el doble
objeto de organizarla y sacar de ella los recursos
necesarios á nuestras tropas.


Muy lejos estaba el ejército del alto Rin, á las
órdenes de Moreau, de hallarse en tan floreciente
estado. En cuanto al valor y disciplina de los sol-
dados, nada dejaba que desear; pero carecia de lo
necesario hasta el punto de que por falta de dine-
ro no podia habilitar un puente, y se hallaba pa-
ralizado para entrar en campaña. Moreau instaba
continuamente paraobtener algunos centenares de
miles de francos, que no podia remitirle la teso-
rería, y tuvo que dirigirse al efecto al general Bo-
naparte; mas como tenia que esperar a que este
concluyera su escursion por los estados del pa-
pa, hablan de retrasarse precisamente en el Rin
las operaciones.


FRANCESA.


CAPITULO '11.11.


Estado de nuestros ejércitos al abrirse la campala de 4197.—
Marcha de Bonaparte contra los estados romanos. 'Frata-
do de Tolentino con el papa.—Nueva campana contra los aus-
triacos. Paso del Tnliamento. Combate de Tarwis.—Ilevolu-
clon en las ciudades de Bergamo. Breseia y otras de los esta-
dos de Veneeia.—P aso dolos Alpes Julianos por Bonaparte. Mar.
ella sobre Viena. Preliminares de paz con el Austria, firmados


imoben.—Paso del Rin por Neuwied y Dirshein.—Perldia
dolos venecianos. Deguello en Verona. Calda de la rcpfiblica de


Venecia,


Reforzado el ejército de Sambre y Alosa con
una gran parte del de Occéano habla ascendido á
ochenta mil hombres y noche, ha quien habian
nombrado su general, se detuvo poco tiempo en
Paris al volver de la espedicion de Irlanda , y se
apresuró á pasar á su cuartel general. Empleó el
invierno en organizar sus tropas y proveerlas de
cuanto necesitaban, y sacando de la Holanday de
las provincias de entre el Alosa y el Rin, que se
consideraban como paises conquistados, inume-
rabies recursos , puso á sus soldados fuera del
estado en que se hallaba el ejército del Rin. Dis-
curriendo otra distribuzion de los diferentes ejér-
citos, perfeccionó los cuerpos y les dió la mejor
organizacion. A.rdia en deseos de volar al frente de
sus ochenta mil hombres, y no veia obstáculo al-




;00 REVOLUCION


Los mayores y mas activos golpes iban á darse
en Italia, donde Bonaparte, dispuesto á destruir
en Rivoli el último ejército austriaco, anunció que
recorrerla por nigua tiempo los estados del papa
para someterle á la república, y sacar de ellos el
dinero necesari o al ejército; añadiendo que si le
enviaban un refuerzo de treintami l hombres,


atravesarl a los Alpes Julianos, y marcharia atre-
vidamente contra Viena Este plan tan inmenso,
era ilusorio en el año anterior, pero á la sazon po-
dia realizarse. Solo la politica del Directorio hu-
biera podido entorpecerlo, no queriendo liar todas
las operaciones de la guarra á un jóven tan volun-
tarioso: sin embargo, el afable Larevelliere insis-
tió con ahinco -en que se le proporcionasen me-
dios para llevar á cabo tan gran provecto, que
terminaria de-una vez la guerra. Resa • ieron en-
viarle treinta mil hombres del Rin, sacando á la
division de Bernardotte del ejército del Som-
bre y /losa, y á la de Delmas del alto Rin, para
que ambas pasasen los Alpes en el rigor del in-
vierno. Mocean hizo los mayores esfuerzos con el
fin de que la division de Delmas representase
dignamente en Italia al ejercito del Rin, escogien-
do sus mejores tropas, y apurando sus almacenes
para equiparlas, obrando en esto como el hombre
mas pundonoroso y delicado. Las dos divisiones
que formaban veinte y tantos mil hombres, pasa-
ron los Alpes en enero, cuando nadie sospechaba
siquiera su marcha. Al ir á atravesar los Alpes
les detuvo una tempestad; y aunque los gulas
aconsejaban que se hiciese alto; rompieron al paso.
de ataque, arrostraron la tempestad entre el es-
trépito de 1)3 tambores, y con las banderas des-


FRANCESA. 401
y, bajaron al piamonte, cuando aun seplegadas


iguritass lib
suu salidafirmadoRin.


Apenas Imado
i


Bonaparte la capitula-
cion de Manilla, cuando sin aguardar á que el ma-
riscal Wurmser desfilase á su presencia, empren-
dió su marcha hacia, Bolonia para dar la ley al pa-
pa. El Directorio hubiera querido verle destruir
de una vez el poder temporal de la Santa Sede;
pero no se lo imponia como un deber, sino que le
dejaba en libertad para obrar segun las circuns-
tancias y su diserecion. Bonaparte no trataba de
acometer semejante empresa; y mientras que en la
Italia alta se Inician los preparativos para mar-
char al otro lado de los Alpes Julianos, quería pri-
var al pontífice de una ó dos provincias , é impo-
nerle una contribucion que cubriese los gastos de
la nueva campaña. Aspirar á otra cosa, era com-
prometer el plan general contra el Austria. Era
pues mas que todo preciso conducirse de modo
que no se diera lugar á una guerra de religion, y
aterrar á la córte de Nápoles, que habia firmado
la paz, pero que no se miraba obligada por su tra-
tado. Esta potencia mostraba deseo de intervenir
en la contienda, bien para apoderarse de una par-
te de los restos del pontífice, bien para estorbar
el establecimiento de una república en Roma, que
era lo mismo que alejar la revolucion de su casa.
Bonaparte reunió en Bolonia la division de Victor
y las nuevas tropas italianas levantadas en Lom-
bardía y la Cispadana, y se dirigió al frente de
ellas para acometer una empresa, que si bahía de
conducirse bien, necesitaba todo su tino y eficacia.


lIallábase el papa en la mayor inquietud, por
que el emperador, aunque le prometió su alianza,


T,Bibliotecaibli l popular, . V. 5392




1.1•1.",


402 REVOLUCION
fué con las mas gravosas condiciones, es decir,
eaigiendo á. Ferrara y Comma,chio; pero esta


mis-


ma alianza era de i
rrigan efecto, apenas quedó




deshecho el ejercito de Alvinzv. Por lo tanto la 1
Santa Sede se hacia comprometido en vano. Se


-11


interceptó la enc
correspondia del cardenal Busca,


secretario de estado y enemigo declarado de la
Franci, con lo cual quedaban patentes los pro-
yectos


a
contra el ejército francés, a quien se ha-


bia querido sorprender por la espalda , v no que-
daba ya escasa ninguna para invocar la compa-
sion del vencedor, cuyas proposiciones hacia mas
de un año que se despreciaban. Cuando el minis-
tro Cacault publicó el manifiesto del general ran.
cés, solicitó retirarse, no se atrevieron á det


Fe-


nerle por un resto de orgullo, pero quedaro
n en la


mas cruel incertidumbre. Ya no se dió oreos mas


que iliaco
los consejos de la desesperacion. lE1 nos fi-generaol


austriaco Colli, que llegó á Roma con algu
ciales , se puso al frente de las tropas pontificias;
se predicaron sermones fanáticos por todas las
provincias romanas, prometiendo el cielo á todos
los que muriesen por la Santa Sede


,


y procurando
levantar una Vencida alrededor de, Bonaparte; y
finalmente, se suplicó con la mayor instancia á la
corte de Nápoles para reanimar toda su arnbicion
V religioso celo.




-
oAvanzó rápidamente Bonaparte para no dar


tiempo á que cundiese el incendio, marchando ha-
cia el Senio el 16 de pluvioso, ano Y


-1, ( de febre
ro). Alli se hacia hecho fuerte el ejército papal,




que constaba de siete á ocho mil hombres
de


-a
frai
m


rtro-


pas regulares, y de innumerables paisanos, a




dos atropelladamente, y conducidos por sus


-


FRANCESA. 4.03
les; ejército que presentaba el aspecto mas ridí-
culo. Salió un parlamentario á declarar que si se
obstinaba en avanzar el ejército deBonaparte se le
harta fuego; avanzóse sin embargo hácia el puen-
te del Senio, que estaba bastante bien fortificado.
Lannes marchó por el rio arriba con al gunas com-
pañías ; lo vadeó, y se colocó en batalla á reta-
guardia del ejército pontificio: al mismo tiempo el
general Lahoz se dirigió hacia el puente con las
tropas lombardas y lo tomó al momento. Las nue-
vas tropas italianas sostuvieron bien el fuego, que
duró con calor por algunos instantes; sin embargo,
se hicieron cuatrocientos ó quinientos prisioneros,
yse acuchilló á algunos paisanos, retirándose des-
ordenado el ejército de Italia. Persiguiósele hasta
Faenza, y forzando sus puertas, se entró al toque
de rebato y entre losalaridos (le un pueblo enfure-
cido. Los soldados pidieron saqueo, pero Bona parte
se opuso á ello. Reunió á los prisioneros en las
orillas del Senio, y les habló en italiano; los infe-
lices creian que iba á degollarlos; mas Bonaparte
les tranquilizó, anunciándoles, con gran sorpre-
sa su ya, que quedaban libres, con la única con-
diciori de ir á manifestar á sus compatriotas las
intenciones de los franceses; que no iban á des-
truir la religion ni la Santa Sede, sino á libertar
al papa de los malos consejeros que le rodeaban.
En seguida les dió de comer, y les despidió avan-
zando luego rápidamente desde Faenza á Forli,
Cesena, Rimini, Pesare) y Sinigaglia. Colli, á quien
solo quedaban tres mil hombres de tropas regu-
lares, se fortificó delante de Ancona, en una po-
sicion ventajosa; pero Bonaparte los envolvió y se
apoderó de la mayor parte, dándoles despues-




.FRANCESA•
405


al ejército francés, y calmando el ódio que se le
tenia. Llegó el general camaldulense al Vaticano,
en el instante en que el papa iba á subir en su
carruage para salir de Roma. Tranquilizado este
príncipe con lo que le refirió el religioso, desistió
de su viage, separó al secretario de estado Busca,
v envió á Toleutino para tratar conel general fran-
cés al cardenal Mattei, al prelado Galeppi, al
marqués Ylassind y á su sobrino el duque de Bras -
chi. Llevaban poderes amplios para la uegociacion,
con tal que el general no exigiese ningun sacrifi-
cio respecto á la fe; de suerte que el tratado era
muy sencillo, porque el general francés uo trataba
de artículos de 1.‘; y asi es que se concluyó en
breves días, y firmó en Tolenti no el 1.° de vento-
so (19 de febrero). Sus condiciones eran estas: El
papa anulaba cualquier tratado de alianza contra
la Francia, reconocia la república y se declaraba
en paz y armonía con ella. Le cedia todos sus de-
rechos al condado venesino; abandonaba definiti-
vamente á. la república Cispadanalas legaciones de
Bolonia y Ferrara, y ademas la hermosa provincia
de la Romania. La ciudad é interesante ciudadela
de Ancona quedaban 'en poder de la Francia hasta
la paz general, restituyéndose al papa las dos pro-
vincias del ducado de'Urbino v Macerata, que el
ejército francés habia invadido, mediante la suma
de quince millones, cobrándose ademas igual su-
ma por la tregua de Bolonia, pendiente todavía.
De los treinta millones, las dos terceras partes
debian pagarse en dinero, y la restante en diaman-
tes ó piedras preciosas. El papa debía aprontar
ochocientos caba llos 1J ... de montar, otros ochocientos
de tiro, búfalos y otros productos del territorio de


kin REVOLUC ION
bertad con las mismas condiciones. Colli se retiró
can sus


oficiales á Roma, que era el único punto
á donde habia que dirigirse. Bonaparte se enca-
minó desde luego á Loreto, cuyo tesoro se habia
sacado, v apenas halló un millon. La virgen de
madera N?ieja se envió á Paris como un objeto de


idad. Desde Loreto dejó las orillas del mar
curio


, y se dirigió por Macerata, al Apenino, para alma.-
vesarle é intioducirse en Romo




era menester.


Llegó á Tolentino el 2d de pluvioso 13 de febrero),
esperando alli para ver el efecto que producian su
rápida marcha v la libertad de los prisioneros. En-
vió al general de los camaldulenses, religioso en
quien tenia suma confianza Pio VI, y le encargó
que llevase á lloma proposiciones de paz, pues
Bonaparte quena ante todo que se sometiese el


papap
y aceptase las condiciones que trataba de


imponerle. N eno quería gastar tiempo encender
en noma una revolucion que pudiera entorpecerle
mas de lo necesario, provocar acaso á tomar las
armas á. la córte de NapOICS,


y finalmente, que
derrocando el gobierno establecid o , arruinaria
por el pronto el erario romano, y no dejaria sacar
del pais los veinte ó treinta millones que necesita-




ba. Juzgaba que la Santa Sede, 1)r susdeiva a
mas hermosas provincias en beneficio de la Cispa-
dana, y próxima á la nueva república, se abrasada
al punto en el fuego revolucionario y sucumbido
de alli á poco. Esta política era II hábil, y


el


tiempoprobó su exactitud. Esperó, pues, enTolen-
tino los efectos de la clemencia y el temor.


Esparciéronse en efecto los prisionero s por to-
dos los puntos del estado romano, y especialmente
en la capital, circulando las noticias masfavorablel




406 REVOLUCION
la Iglesia. Debia desaprobar el asesinato de Basse-
ville v abonar trescientos mil francos, asi á los
herederos, como á los que hablan padecido á con-
secuencia de este acontecimiento. Todos los efec-
tos






artísticos y manuscritos que se tedian á la
Francia en la tregua de Bolonia, debian remitirse
á Paris inmediatamente.


A esto se redujo el tratado de Tolentino, que
proporcionó á la república Cispada.na, ademas de
las legaciones de Bolonia y Ferrara, la hermosa
provincia de la Romania, ).; que daba al ejército un
subsidio de treinta millones, el cual era mas que
suficiente para la campaña que iba á emprenderse.
Esta espedicion se hizo en quince dias; y mientras
se negociaba este tratado, supo Bonaparte infun-
dir respeto á la corte de Nápoles, y libertarse de
ella. En el mismo Toleutino hizo una cosa nota-
ble, que probaba va su política personal. Hallaba-
se inundada la Italia, y especialmente los estados
pontificios, de clérigos franceses desterrados, los
cuales no merecian muy buena acogida en los
conventos á donde se retiraban. Los decretos del
Directorio les prohibian residir en los paises do-
minados por nuestras armas, y los frailes italia-
nos no llevaban muy mal el verse libres de aque-
llos huéspedes al aproximarse nuestras tropas. Los
infelices es taban desesperados, pues separados tanto
tiempo hacia de su patria, espuestos á todos los desai-
res de los estrangeros, lloraban al ver á nuestros sol,
dados, y conocieron á algunos de quienes habian
sido párrocos en los pueblos de Francia. Bona-
parte era muy sensible; y por otra parte gustaba
de vivir sin preocupaciones revolucionarias ni re-
ligiosas, y asi, ordenó que todos los conventos de


FRANCESA 407
la Santa Sede acogiesen á los clérigos franceses,
les mantuviesen y pagasen; con lo cual mejoró su
poste] ,' 'on en vez de lanzarlos como proscriptos, co-
municando al Directorio, los motivos que hacia
tenido para infringir sus decretos. «Haciendo con-
tinuas batidas de estos desventurados, dijo, se les
precisa á volverse á su patria. Mas vale que estén
en Italia, donde pueden sernos útiles, que no en
Francia, porque no son tau fanáticos como los
italianos, y:desengañaran al pueblo á quien se irrita
contra nosotros. Ademas, anadia, si lloran al ver-
nos, ¿cómo no hemos de compadecernos de su in-
fortunio?» El Directorio aprobó su conducta, que
manifestándose al público con su carta, produjo
una sensacion estraordínaria.


Inmediatamente se volvió /lacia el Adige para
emprender la mas atrevida marcha militar de cuan-
tas mencionan las historias. Despues de haber atra-
vesado una vez los Alpes para penetrar en Italia,
iba á pasarlos de nuevo para lanzarse mas allá del
Davre y el Muer,


, en el valle del Danubio, v diri-
girse contra Viena. Jamás se •habia presentado
niugun ejército francés , á la vista de esta capital;
y para llevar á cabo tan vasto proyecto, era nece-
sario arrostrar innumerables peligros. Dejaba á su
espalda toda la Italia sobrecogida de terror y ad-
miracion, pero preocupada siempre con la idea de
que los franceses no podían dominarla por mucho
tiempo.


Parcela que la última campaña de Rivoli y la
toma de Mántua, debían haber disipado estas du-
das; pero todas iban á renovarse con la marcha á
Alemania. Los gobiernos de Génova, Toscana, Ná-
poles, Roma, Turin, y Venecia , exasperados de




408 REVOLUCION


ver situado en medio de ellos , en la Cispadana y
la Lombardia , el foco de la revolucio


n , podian
aprovecharse del primer contratiempo para suble-
varse: y en la incertidumbre del resultado, los pa-
triotas italianos se observaban para no compro-
meterse. El ejército de Bonaparte era muy inferior
á lo que hubiera debido ser para precaver los ries-
gos; pues las divisiones de Delmas yBernardotte,
que llegaron del Rin, no asce,ndian á mas de vein-
te mil hombres, y el antiguo ejército g


jército de Italia con-
taba con mas de cuarenta mil , que agren
las tropas lombardas , daban un total de cerca de
sesenta mil hombres. Mas era preciso dejar en Ita-
lia lo menos veinte mil hombres, guarnece r


el Ti-


rol con quince ó diez y ocho mil , y no quedaban
mas que unos treinta mil para encaminarse contra
Viena, que era una temeridad inaudita. Pa


ra alla-
-


nar Bonaparte estas dificultades , procu
es ti pu


lar con el Piamonte una alianza ofensiva y e fe
á que aspiraba hacia mucho tiempo; alianza


que debía proporcionarle diez mil hombres de asee-
lentes tropas. El rey, que al principio no se habia
contentado con el afianzamiento de sus estados en
pago de los Servicios


que iba á prestar, accedió al
presente que veia intlamados con la seque tren




áitió
ucion to-


Pos los ánimos, y Unió el tratado q
P


las
aris; pero este tratado se oponia á


miras del
gobierno francés , pues el Directorio al aprobar la


polít ica de Bo
naparte en Italia , que consistía en,


esperar la inmediata ruina de los gobiernos yreno
provocarla , para no cargar con las fatigas ni s-
ponsabilidad de las revoluciones, el Directorio no
quería ni atacar ni defender á ningun príncipe. Era
pues, muy incierta la ratilicacion del tratado, y exi-


FRANCESA.


'P


ia ademas quince ó veinte Bias, y aun despues era
reciso que se pusiese en movimiento el contingen-


te sardo, para cuyo tiempo Bonaparte debia estar
va al otro lado de los Alpes. Bonaparte hubiera
querido principalmente concluir un tratado seme-
jante de alianza con Venecia, cuyo gobierno hacia
considerables armamentos con el fin que se dejaba
conocer. Las lagunas estaban llenas de regimien-
tos, y el potestad de Bergamo, Ottolini, ciego ins-
trumento de los inquisidores de estado , habia re-
partido dinero y armas entre los montañeses del
Bergamasco, y los tenia preparados para ocasion
oportuna. Tan débil como pérfido este gobierno, no
queria comprometerse, y se obstinaba en su pre-
tendidaneutralidad, rehusando la alianza del Austria
y de la Prusia, pero se hallaba con las armas en la
mano ; y si al entrar en Austria los franceses su-
frían algun descalabro, estaba decidido á pronun-
ciarse entonces acuchillándoles en su retirada.
Bonaparte, que era tan astuto como la aristocracia
veneciana conocía este peligro , y se inclinaba á.
su alianza , mas para precaverse de sus siniestros
designios, que para valerse de su socorro. Al pa-
sar el Adige trató de ver al procurador Pésaro , el
mismo á quien babia atemorizado tanto el año an-
terior en Pescliiera, le hizo las proposiciones mas
francas y amistosas, y le dijo que toda la tierra fir-
me, abrigaba ideas revolucionarias; que bastaba á
los franceses pronunciar una palabra, para que to-
das las provincias se sublevasen contra Venecia;
pero que si Venecia se hermanase con ellas , los
franceses no incitarian á la rebaba , antes bien
procurarian calmar los ánimos , asegurarian á la
república contra la ambicion del Austria , y sin




410 REVOLUCION


exigi rle el sacrificio de su constitucio
n , se canten..


tarjan con aconsejarle para su bien, que hiciese
ciertas modificaciones indispensables.—Nada mas'
prudente ni sincero que este dictamen . No es Cier


to
que el Directorio ni Bonaparte tratasen al mis-.


mo tiempo de entregar á Venecia al Austria, pues.
el Directorio nada 'labia pensado respecto á esto,
antes bien si en algo meditaba, era en libertar ala
palia , y no en ceder parle de ella al Austria. Encuanto á Bonaparte, quería ser su sincero aliado;
v si Venecia le hubiese escuchado , si se le hu-
biera unido y modificado su constitucio n , habria
salvado su pais y sus antiguas leyes. Pesar° solo
respondió de un modo evasivo; y viendo Bonapar-
te que nada podía esperar, trató de tomar sus pre-
cauciones, y de proveerse de arbitrios por su acos-
tumbrado medio , la rapidez y redoblados golpes.


Tenia sesenta y tantos mil hombres de las me-jores tropas que jamás se vieron en Europa. Pen•
saba dejar diez mil en Italia, los cuales reunidos á
los batallones lombardos y cispadanos, formarian
un total de quince ó diez y ocho mil hombres ca-
paces de contener á los venecianos. Le quedaban
aun cincuenta y tantos mil combatientes, que los
iba á distribuir del modo siguiente. Tres caminos
conducian á Viena por entre los Alpes Rethianos
Noricos y Julianos; el primero, situado ala izquier-
da, atravesaba el Tirol por el collado de Brenner;
el segando en el centro , cruzando la Carintia por
el de Tarsvis , y el tercero á la derecha , que pasa
por el Tagliamento y el Izonzo , v conduce á Car-
niola. El archiduque Carlos tenia el grueso de sus
fuerzas en el (zonzo , guarneciendo la Carniola, y
cubriendo á Trieste. Dos cuerpos, uno en Feltre


FRANCESA. 4,11


nefiuno y el otro en el Tirol , ocupaban los otros
dos caminos . Por no ha ber enviado el Austria has-ta muy tarde sus fuerzas á Italia no hablan llega-
do aun seis hermosas divisiones que partieron del


'


Rin • falta que hubiera podido repararse en parte
si el archiduque Carlos , colocando en el Tirol su
cuartel general , hubiera querido operar contra
nuestra izquierda; pues entonces hubiera recibido
quince dias antes las seis divisiones del Rin; y Bo-
naparte , en vez de desfilar por la derecha, por la
Carintia o la Carniola, se hubiera visto obligado á
chocar con él, y destruirle antes de aventurarse al
otro lado de los Alpes. Le hubiera hallarlo enton-
ces con sus mejores tropas, y no hubiera salido tan
airoso; pero el archiduque tenia órden de cubrir á
Trieste , único puerto de la monarquía, y por esto
se fijó en el desfiladero de la Carniola., y situé cuer-
pos accesorios en las carreteras de la Carintia y el
Tirol. Dos de las divisiones del Rin debian refor-
zar en el Tirol al general Kerpen; las otras cuatro
correrse por detrás de los Alpes , atravesando la
Carintia y la Carniola,unirse en el Friuli con el
cuartel general. Pero s¿'estaba en ventoso (marzo),
-y los Alpes se hallaban cubiertos de nievehielo;
¿quién había. de pensar que Bonaparte pen'sase en
aquel momento en ascender á sus cumbres?


Creyó Bonaparte que lanzándose sobre el ar-
chiduque, antes de que llegasen las principales
fuerzas del Rin, tomaría mas fácilmente los desem-
bocaderos delos Alpes, los atravesaria en pos de él,
batirla sucesivamente, como acostumbraba hacerlo,
á los austriacos separados , y si le apoyaban con
algun movimiento los ejércitos del Rin, se adelan-
tada hasta Viena. En consecuencia reforzó á




112 REVOLUCION


Joubert, que desde la accion de Rívoli merecía to-
da su confianza , con las divisiones Baraguey de
Hilliers y Delmas, y completó un cuerpo de diez y
ocho mil hombres. Encargóle subir al Tirol, batir
completamente á los generales Laudon y Kerpen)
arrojarles mas allá del Brenner, al otro lado de los
Alpes, v desfilar en seguida por la derecha , adra.
vesando el Putershal para unirse con el ejército prin-
cipal en la Cariada, Landon y Kerpen podian in-
dudablemente volver al Tirol despne,s que se hu-
biera unido Joubert al ejército principal; pero ne-
cesitaban tiempo para recobrarse de una derrota,
reforzarse v volver á. posesionarse del Tirol , du-
rante cu y o tiempo , estaría ya Bonaparte á las
puertas de Viena. Para no irritar á los tiroleses,
encargó á Joubert que obseluiase á los clérigos,
hablase bien del emperador y mal de sus minis-
tros, no llegase mas que á las cajas imperiales , y
no hiciese la menor alteracion en la administra-
cion del pais. Encargó al intrépido Massena, que
con su brillante division de diez mil hombres mar-
chase contra el cuerpo del centro hacia Feltre y
Belluno, corriese á las gargantas del Ponteba, que
preceden al gran collado de Tarwis , que se apo-
derase de aquellas y de este, y quedarse asi eu po-
sesion del desembocadero de la Carintia. El trata-
ba de marchar personalmente con tres divisiones
de veinte y cinco mil hombres sobre el Paivía y el
Tagliatnento, para rechazar á la Carniola al archi-
duque, bajar en seguida al camino de la Carintia,
unirse con Massena en el collado de Tarwis, atra-
vesar por este punto los Alpes, descender al valle
del Drave y del Muer, incorporarse con Joubert, y
emprender la marcha hacia Viena. Para todo es 3-


FRANCESA. 4- 1
to con taba con el ímpetu y (sleussuse ptaciiuneoss,
y con la impresion que producían


-


Y terribles
golopnees f.Antes


p rse en marcha . confió el mando
de la alta Dalia al general Kilmaine, debiendo la
division de Victor, que escalonada por los estados
del papa esperaba el pago de los treinta millones,
volver al Adige en breves dios, y formar en él con
los lombardos el ejército de observacion. En las
provincias venecianas se notaba estraordinaria agi-
tacion, y los paisanos y montañeses , amigos del
clero v la aristocracia , y las ciudades encendidas
en el fuego revolucionario, estaban próximos á ve-
nir á las manos. Prescribió Bonaparte al general
Kilmaine que observase la mas estricta neutrali-
dad, y se puso en marcha para efectuar sus gran-
des proyectos, publicando, segun su costumbre,
una proclama enérgica y á propósito para acrecen-
tar la exaltacion dé sus scidados, si es que podia
aumentarse. El 20 de ventoso, año V (10 de mar-
zo de 1797), á pesar de un frío muy intenso y de
las montañas cubiertas de algunos pies de nieve,
puso toda su línea en movimiento. Empezó Masse-
na su operacion contra el cuerpo del centro, le re-
chazó á Feltre, Belluno y Cadore, le hizo mil pri-
sioneros , entre los cuales se contaba el general
Lusignan, bajó á Spilimbergo, y se introdujC, en las
gargantas del Ponteba, que preceden al collado de
Tarwis. Bonaparte se adelantó hacia el Masía con
tres divisiones; la de Serrurier, que se distinguió
delante de Mántua; la de Áugereau, encomendada
a la sazon al general Guveux, en ausencia de Au-
gereau, que habla ido á conducir banderas á Paris,
y la de Bernardotte, recién llegada del Rin. Esta




11 F,Evnucif)n


última contrastaba por su sencillez y severo aspee_
to con el antiguo ejército de Italia, enriquecido ea
las hermosas llanuras que habla conquistado , y
compuesto de meridionales valientes , fogosos y
destemplados. Los soldados de Italia , orgullosos
de sus victorias , se burlaban de los soldados del
Rin , llamándoles el contingente, por alusion á los
contingentes de los círculos , que en los ejércitos
del emperador no servian para grande empeño.
Los soldados del Kin , envejecidos en el servicio,
se impacientaban por manifestar á sus rivales de
gloria su denuedo, habiendo andado va mas de una
vez á cuchilladas con motivo de estas burlas, y an-
helando el momento de medir respectivamente sus
fuerzas con el enemigo.


El dia 13 de marzo pasaron las tres 'divisiones.
el Piavia , sin mas contratiempo que el de haber
estado á pique de ahogarse un hombre , á quien
salvó una cantinera arrojándose á nado, por lo
cual la regaló Bonaparte un collar de oro. Repte-
gáronse las vanguardias enemigas , refugiándose
detrás del Tagliamento , adonde estaban reunidas
para defender el paso todas las tropas del príncipe
Carlos , diseminadas por el Friuli. Próximos esta-
ban á encontrarse los dos jóvenes enemigos , de
quienes uno, salvando la Alemania con un feliz
pensamiento, adquirió el año anterior célebre nom-
bradía ; era valiente , estraño á las rutinas alema-
nas, pero desconfiado del triunfo, y muy aprensivo
por su gloria. El otro !labia asombrado á la Europa
con la fecundidad y audacia de sus combinaciones,
y no telilla nada en el mundo. Modesto hasta que
llegó á Lodi , creia ya que ningun genio pocha
igualarse con el suyo , ni soldado alguno con el


e


FRANCESA, 415
francés. El 26 de ventoso (•6 de marzo) por la ma-
ñana, dirigió Bonaparte sus tres divisiones por Val.
vtason' a , a orillas del Tagliamento. Este rio, que
tiene mal trazado su cauce , se precipita desde los
Alpes sobre piedras , y se divide en una multitud
de brazos, vadeables todos. El ejército austriaco
estaba desplegado en la orilla opuesta , barriendo
con su fuego la superficie del rio, y ostentando en
sus alas su hermosa caballería para emplearla en
aquellas llanuras tan favorables á las evoluciones.


Dejó Bonaparte en Valvasona la division de Ser-
rurier para que le sirviera de reserva , y llevó las
dos restantes, la de Guyeux á la izquierda, en
frente del pueblo de Gradisca, donde se hallaba el
enemigo , y la segunda á la derecha , enfrente de
Godroipo. Empezó á jugar la artilleríaá escara-
muzar la caballería ; y hallando Bon'aparte muy
preparado al enemigo , fingió dar descanso á sus
tropas , mandó cesar el fuego , y ordenó que saca-
sen los ranchos. Engañado el enemigo, cre yó que
como las divisiones habían estado andando toda la
noche, iban á hacer alto y descansar; pero á me-
diodia manda Bonaparte coger de repente las ar-
mas, desplegándose á la izquierda la division Gu-
yeux , y la de Bernardotte á la derecha, y formán-
dose los batallones de granaderos. Al frente de ca-
da division se coloca la infantería ligera, dispuesta
á dispersarse en guerrillas ; luego los granaderos
que deben acometer , en seguida los dragones
para sostenerlos. Detrásde las dos vanguardias
(arman las divisiones. Cada media brigada lle-
va desplegado en batalla su primer batallon, y los
otros dos en columna cerrada sobre las alas del
primero , debiendo la caballería acudir á los costa-




416 REVOLUCION
dos. El ejército se adelanta asi hacia las orillas del
rio , y marcha al combate con el mismo órden y
serenidad que en una parada. El general Damma.r-
tin á la izquierda, y Lespinasse á la derecha apro-
ximan su artilleria-, y la infantería ligera se dis-
persa , y cubre las márgenes del Tagliamento con
una nube de tiradores. Bonaparte dá entonces la
señal, y los granaderos de ambas divisiones pene-
tran mi el agua sostenidos por escuadrones de ca-
ballería , y se dirigen á la otra orilla.—«Soldados
del Rin, grita Bernardotte, el ejército de Italia os
está mirando !»—Lanzause por ambos lados con
igual denuedo, y precipitándose sobre el ejército
enemigo, le rechazan por todas partes. Sin embar-
go , el príncipe Carlos habla situado en Gradisca
un tercio de infantería hacia nuestra izquierda , y
guardaba su caballería contra nuestra ala derecha,
para atajarla , y cargarnos á favor de la llanura.
El general Guveux acomete furioso al frente de su
division á Gradisca y se apodera de ella; mientras
Bonaparte, envia sú reserva de caballería hacia
nuestra ala amenazada, y la precipita al mando
del general Dugua y del ayudante general Keller-
mann , sobre la caballería austriaca. Nuestros es-
cuadrones cargan viva 6 impetuosamente, hacen
prisionero al general de la caballería enemiga, v la
ponen en derrota. El Tagliamento queda franquea-
do eu toda la linea y puesto en fuga el enemigo,
teniendo en nuestro poder cuatrocientos ú quinien-
tos prisioneros, pues el terreno enteramente llano,
no habla permitido hacer ma yor número.


A esto se redujo la jornada del 46 de marzo,
llamada batalla del Tagliamento. Mientras se es-
taba efectuando, Massena atacaba á. Osopo por el


FRANCESA.
447


camino del centro, se apoderaba de las gargantas
del Ponteba , e impelía hacia Tarwis á. los restos
de las divisiones de Lusignan y Orkscay.


Conocia el archiduque Carlos que por defender
la Calzada de la Carniola y cubrir á Trieste, iba á
perder la de la Carintia, que era la mas directa y
corta, y que Bonaparte quería ocupar para enca-
minarse á. Viena. La calzada de la Carniola comu-
nica con la de la Carintia y el collado de Tarwis
por otro transversa! que corre por el valle del ¡zon-
zo. El archiduque Carlos cavia por esta recta á la
division de Bayalitsch, hacia el collado de Tarwis
para atajar si es posible á Massena, y se retira en
seguida con el resto de sus fuerzas al Friuli para
disputar el paso del bajo Izonzo.


Por la noche se apoderó Bonaparte de Palma-
Nova, plaza veneciana, ocupada por el archiduque,
y que contaba con inmensos almacenes. En segui-
da se dirigió á Gradisca, ciudad situada delante
del houzo, y llegó á ella el 2.9 de ventoso (49 de
marzo). La division de Bernardotte se adelantó á
Gradisca, que estaba poco fintilicada, aunque de-
fendida por tres mil hombres; y mientras tanto Bo-
naparte envió á. la division de Serrurier un poco
mas abajo de G radisca para pasar el ¡zonzo v cor-
tar á. la guaruicion la retirada. Bernardotte sin es-
perar el resultado de esta tentativa, intimó la ren-
dicion á la plaza; y negándose á ello el comandan-
te, los soldados del Rin pidieron asaltarla para en-
trar antes que los de Italia. Se precipitaron so-
bre las trincheras, pero, una nube de balas y
metralla se llevó mas de quinientos. Felizmen-
te Serrurier puso lin al combate con su manio-
bra, y deponiendo las armas los tres mil hombres


Birlioteca poptaar.
T. v. 533


1




418 REVOLUCION
de Gradisca, entregaron sus banderas y cañones.


Durante aquel tiempo habla llegado por tia Mas-
sena al collado de Tarwis, y despues de un porfia-
do combate, se apoderó de este paso de los Alpes.
La division de Bayalitsch que atravesaba los ma-
nantiales del [zonzo para adelantará Massena en
Tarwis , iba á hallar interceptado el paso. Pre-
viendo esto el archiduque Carlos, deja el resto de
su ejercito en el camino de Friuli y la Carniola con
órden de unirse á él en Clagenforth , detrás de los
Alpes, y vuela á Villach, donde llegaban numero-
sos destacamentos del Rin , para atacará Tarwis,
espulsar de allí á Massena , y dejar expedito el ca-
mino á la division de Bayalitsch. Bonaparte deja
también á la division de Barnardotte en 1 , ersecu-
cien da los cuerpos que se retiraban á la Carniola,
y con las divisiones de Guveux y Serrnrier acosa
por retaguardia á la division de Bayalitsch en el
valle del Izonzo.


Despues de haber reunido el principe Carlos
detrás de los Alpes los restos de Lusignan y de
Orkscay, que hablan perdido el punto de Tarwis,
les reforzó con seis mil granaderos , los mejores y
mas valientes soldados del emperador , y volvió á
atacar el collado de Tarwis , donde apenas habia
dejado Alassena un destacamento. Logró recobrar-
le, y se estableció en él con los cuerpos de Lusig-
nan, Orkscay y los seis mil granaderos. Ma.sseua
reunió toda su division para adquirirlo de nuevo,
pues ambos conocian la importancia de este punto;
porque tomado Tarwis, el ejército francés era due-
ño de los Alpes y se apoderaba de toda la division
de Bayalistch. Massena se lanza furioso con su va-
liente infantería, y él en medio de ella, segun


FRANCESA.
419


acostumbraba : el príncipe Carlos no se reservó
n‘ las que el general republicano, y se espuso varias
veces á caer en poder de los tiradores franceses.
El collado de Tarwis es el mas elevado de los Al-
pes Nóricos y domina á la Alemania, de modo que
se peleaba entre las nubes , entre nieve y sobre
llanuras de hielo. Líneas enteras de caballeria calan
derribadas y deshechas en aquel horrendo campo
de batalla, 'hasta que finalmente despues de haber
empleado hasta su último batallon , el archiduque
Cárlos cedió á Tarwis á su tremendo enemigo , y
se vió precisado á sacrificar á la division de Baya-
litsch. Massena, dueño ya de Tarwis , se arrojó
sobre la division de Bayalitsch que llegaba, y la
atacó de frente, mientras ella se vió estrechada ea
su retaguardia por las divisiones de Guyeux y Ser-
rurier á las órdenes de Bonaparte. Esta division
no tenia mas recurso que entregarse prisionera; y
aunque se salvaron muchos soldados naturales de
la Carniola y la Croacia, atravesando las montañas
y arrojando sus armas , quedaron cinco mil en po-
der de los franceses con todos los bagages, ofici-
nas y parques del ejército austriaco que hablan
seguido este camino. Asi Bonaparte llegó en quia-
ce dias á la cumbre de los Alpes, realizando com-
pletamente su objeto en el punto que mandaba.


Tambien en el Tirol halda Correspondido Jou-
bert á su confianza, dando combates gigantescos.
Ocupaban las dos orillas del Adige los dos gene-
rales Lauden y Kerpen ; mas Joubert les atacó v
destrozó en San Miguel, matándoles dos mil hom:-
bres y haciéndoles tres mil prisioneros. Persi-
guiéndoles sin descanso hacia Neumark y Tramin,
y cogiéndoles todavia otros tres mil hombres, re-




420 REVOLUCION


chazó á Laudon á la izquierda del Adige en el va-
lle del Meran, y á lierpen á la derecha, al pié del
Brenne. Reforzado este en Clausen con una de las
dos divisiones del Rin , se dejó batir otra vez; y
reforzado otra vez en Mittenwal con la segunda di-
vision del Rin , quedó finalmente destruido de
nuevo, y se retiró al otro lado del Brenne. Despues
de haber despejado asi el Tirol, Joubert giró sobre
su derecha , dirigiéndose por el Putersthal para
incorporarse con su general en gefe. Se estaba en
el 12 de germinal (1. 0 de abril) y ya era Bonaparte
dueño de la cumbre de los Alpes , con cerca de
veinte mil prisioneros, ó iba á reunirse con Joubert
y Massena , dirigiéndose coa cincuenta mil hom-
bres hacia Viena , mientras su contrario , deshe-
cho, se esforzaba en reunir sus restos á las tropas
que llegaban del Rin. Tal era el resultado de aque-
lla pronta y atrevida espedicion.


Pero mientras Bonaparte obtenía tan rápidos
triunfos, estaba realizándose á sus espaldas todo lo
que habia él previsto y recelado. Las provincias
venecianas, acosadas por el espíritu revoluciona-
rio, se habían sublevado, ofreciendo asi al gobier-
no de Venecia un pretesto para sacar considera-
bles fuerzas, y ponerse en estado de acabar con el
ejército francés , en caso de descalabro. Las pro.-
vincias de la orilla derecha del Mincio eran por su
proximidad á la Lombardía las mas contagiadas
del espíritu revolucionario. En Bergamo, Brescia,
Salo y Crema habia infinitas familias principales,.
á quienes era insoportable el yugo de la nobleza
del libro de oro, y que sostenidas por innumerables
individuos de la clase media , formaban partidos
poderosos. Siguiendo los consejos de Bonaparte,


FRANCESA. 4.21
abriendo las páginas del libro de oro , y haciendo
varias alteraciones en la antigua consíitucion , el
gobierno de Venecia hubiera desarmado al temi-
ble partido de todas las provincias de tierra firme;
pero la ceguedad coman á todas las aristocracias,
hablan impedido esta transacion , y hecho necesa-
ria una revolucion. Fácil es determinar la parte
que en esta revolucion tomaron los franceses, á
pesar de todos los absurdos inventados por el ódio
y repetidos por la necedad. Componíase el ejército
de Italia de revolucionarios meridionales, es de-
cir, impetuosos. En todas sus relaciones con los
súbditos venecianos, no podían menos de comuni-
carles sus ideas y de escitarles contra la mas odio-
sa de las aristocracias europeas; pero esto era in-
evitable, pues ni el gobierno ni los generales fran-
ceses podian impedirlo. Por lo que á las intencio-
nes del Directorio y de Bonaparte respecta, eran
patentes: el primero deseaba que naturalmente se
derrocasen todos los gobiernos italianos, pero es-
taba decidido á, no tomar parte activa en el asunto,
fiando por lo denlas enteramente á Bonaparte las
operaciones políticas y militares de Italia. En
cuanto á, este, necesitaba mucha union, tranquili-
dad y amistad detrás de sí para querer que Ve-
necia se sublevase. Mucho mas le convenía una
transacion entre ambos partidos ; pero negada esta
y nuestra alianza , se proponía exigir á. su regreso
lo que no habia podido alcanzar por medios suaves;
sin embargo, por entonces no queda intentar nada
pues sus intenciones respecto á. este asunto las ma-
nifestó esplieitamente á su gobierno , v díó ade-
mas al general Kilmaine la órden mas 'severa para
que no se mezclase en acontecimientos políticos, y




422 REVOLUCION
sostuviese la tranquilidad todo el tiempo que pu-
diera.


Estaban las ciudadesde Bergamo y Brescia, que
eran las mas bulliciosas de tierra (irme, en comu-
nicacion con Afilan, y en todas partes fraguaban
juntas revolucionarias secretas, que estuvieran en
correspondencia con los patriotas milaneses, y les
pedian ay uda para sacudir el yugo de Venecia.
Las victorias de los franceses hacian indudable la
definitiva espulsion de los austriacos, de modo que,
quedaban vencidos los defensores de la aristocra-
cia; y aunque los franceses afectasen neutralidad,
era evidente que no emplearian sus armas en vol-
ver á imponer el yugo á los pueblos que lo hubie-
ran sacudido. Todos aquellos que se sublevaban,
parecia que debian quedar ya libres, y tales eran
los raciocinios de los italianos. Los habitantes de
Bergamo, mas inmediatos á Milan, preguntaron
secretamente á los corifeos de este punto si podian
contar con su apoyo y con el auxilio de la legion
lombarda, mandada por Lahoz. El potestad de
Bergamo, Ottolini, el mismo que fiel agente de los
inquisidores de estado, daba dinero y armas á los
paisanos y montañeses, tema varios espías entre
los patriotas de Milan, y por ellos averiguó el plan
que se fraguaba, y se enteró de los nombres de los
principales habitantes de Bergamo comprendidos
en la revolucion. Apresuróse á enviar un correo á
Venecia con nota de estos nombres, para que los
inquisidores de estado dictasen su prision; mas los
habitantes de Bergamo, avisados del peligro, ata-
jaron al portador del pliego, le detuvieron y publi-
caron los nombres de los que estaban iniciados.
Este suceso aceleró el resultado; pues el día 14 de


FRÁNCESA,
423


marzo, en el momento mismo en que Bonaparte
marchaba al Piaviaempezó el alboroto en Bergamo.
El potestad Ottolini prorumpió en amenazas que
fueron desoídas, y el comandante francés, puesto
por Bonaparte con una guarnicion en el castillo
para estar á la mira de los movimientos de los
montañeses de Bergamo, redobló su vigilancia y
reforzó todos los puntos. Invocaron su auxilio por
una y otra parte; mas él respondió que no podía
mezclarse en las disensiones de los súbditos vene-
cianos con su gobierno, añadiendo que Babia re-
forzado sus puntos solo por precaucion y para se-
0.uridld de la plaza que le estaba encomendada.<
Con cumplir estas órdenes y permanecer neutral,
hacia mucho bien á los bergamascos. Reuniéronse
estos al día siguiente, .12 de marzo, formaron un
ayuntamiento interino, declararon libre la ciudad
dé Bergamo, y espulsaron de ella al potestad Otto-
lini, que se retiró con las tropas venecianas. Inme-
diatamente enviaron a Milan una manifestacion
para obtener el apoyo de los lombardos. El incen-
dio debía cundir prontamente á Brescia y denlas
pueblos inmediatos; y asi los de Bergamo apenas
se pronunciaron, mandaron á Brescia una diputa-
ciou, cuya presencia bastó para conmover a aque-
llos habitantes. Hallábase en Brescia el veneciano
Bataglia que tan juiciosos pareceres habla emitido
en las deliberaciones del senado; y no creyendo
poder resistir, se retiró inmediatamente. Verificó-
se la revolucion de esta ciudad el 13 de marzo, y
cundió el fuego por la falda de las montañas, co-
municándose a Salo, donde tambien se efectuó la
revolucion por la llegada de los bergamascos y
brescianos, la retirada de las autoridades Venecia-




424 REVOLUCION
has y la vista de las guarniciones francesas, que
aunquedel permanecian neutrales, su mismo silenciodaba gozosa esperanza á, tos sublevados. Esta rebe-
lion partido patriota en los pueblos,


debía de-
terminar naturalmente la del partido contrario en
las montañas y por los campos. Los montañeses


y


paisanos armados de l
antemano por Ottolini, acu-


dieron á la señal de os capuchinos y otros frailes,
que fueron predicando por los pueblos, y se prepa-
raron al saqueo de las eiudades insurreconadas,


y


al dei ue%
q ) en caso posible, de los


ci
francesei.


Desde entonces los ,generales de estos no podian
permanec eciosos por mas que anhelasen mos-
trarse neutrales,


r otrales, pues conocían sobradamente las
intenciones de los montañeses y paisanos para de-
jarles tomar las armas, y sin querer yar á nin-
gun partido, se veían precisados inter


y re
primir las tentativas de los que abrigaban y reve-
laban encono contra ellos (ilmaine mandó inme-
diatamente al general Lahoz, gefe, de la legion lom-
barda, marchar hacia las montañas para oponerse
al arrname,nto; y aunque no trataba ni debía entor-
pecer las operaciones de las tropas veneciana s re-
gulares, si se encaminaban contra los plintos su-
blevados, no quería tampoco sufrir una subleva
cion cuyos resultados serian incalculanles en el
caso de un contratiempo en Xustria. .14',nvió, pues,
sin perder momento correos á Bonaparte, e hizo
que la


de Victor, que regresaba de los es-
tados pontiticios acelerarse su marcha.


El gobierno de Venecia, como tod
ev
os


itar e
los globier


daño
-


nos preocupados, que no quieren
accediendo a lo que es indispensable, se alarmó con
estos sucesos, como si lo hubiesen cogido despre-


FRANCESA. 425
venido. Mandó salir inmediatamente á las tropas


e hacia mucho tiempo estaba reuniendo, y lasquedirigió á las ciudades de la orilla derecha del MM-
cm:Penetrad o al propio tiempo de que los france-
ses eran el secreto resorte que habla que tocar,
acudió al ministro de Francia Lallemant para sa-
ber si en tan extremo peligro pocha contar la repú-
blica de Venecia con la amistad del Directorio. La
respuesta del ministro fue sencilla, y cual su posi-
ción requería. • declaró que ninguna instruccion
tenia de su gobierno para semejante caso, y era
muy cierto; pero añadió que si el gobierno vene-
ciano se aveaia á hacer en la Constitucion las mo-
dificaciones que los tiempos reclamaban, creía que
la Francia le sostendria desde luego. Lallemant no
podia dar otra respuesta; porque si la Francia ha-
bla, ofrecido á Vene.ia su alianza contra las demas
potencias, nunca se la prometió contra sus propios


ni podía hacerlo sino bajo la condicion de
que el gobierno adoptase cuerdos y razonables
principios. Deliberó el gran consejo de Venecia
sobre la respuesta de Lallemant, pues hacia algu-
nos siglos que no se hacia hecho públicamente la
proposieion (le alterar la constitucion. De doscien-
tos votos no consiguió mas que cinco, y cincuenta
se declararon por una resolucion enérgica, pero
ciento ochenta se pronunciaron por una reforma
lenta, sucesiva y diferidaa tiempos mas tranquilos,
es decir, por un. a determinacion evasiva. Resol-
vieron enviar inmediatamente dos diputados á
Bonaparte para penetrar sus intenciones, y de-
mandarle apoyo, y al efecto se valieron de uno
de los letrados de tierra tirme, J. B. Cornaro,
y del famoso procurador Pezaro, á quien ya he-




426 REVOLUCION


MOS
visto algunas veces en presencia del general.


?Avanzaron á Bonaparte los correos de Kilmai-
ne y los enviados venecianos, cuando sus audaces
operaciones le hablan asegurado la linea de los Al-
pes, y abierto los estados hereditarios. l'aliñase •


en


Coriza ocupado en arreglar la capitulacion de
Trieste, y recibió con verdadero sentimiento la
noticia de' lo que pasaba á. su espalda, lo cual se
creerá fácilmente si se reflexiona lo atrevida y ar-
riesgada que era su marcha contra Viena. Por lo


demas , sus pliegos al Directorio manifiestan lapena que sentía; y los que han dicho que no des-
cubrid su verdadero sentimiento en estos pliegos,
han manifestado poco discernimiento, porque ja-
más disimuló las astucias de que se valió contra los
gobiernos italianos. ¿Y qué habia de hacerm


e
en me-


dio de semejantes circunstancias? No era gnerosi•
dad en él reprimir por la fuerza al partido que re-
clamaba nuestros principios, que quena y se-
quiaba á nuestros ejércitos, ni proporcional' el triun-
fo al que en caso de un contratiempo estaba dis-
puesto á anonadar nuestros principios y nuestros
ejércitos. Resolvió pues, valerse aun de esta cir-
cunstancia para obtener de los enviados de Vene-
cia las concesione s y auxilios que no 'labia podidoganarles, y recibió con la mayor finura á ambos en-
viados el dia 5 de germinal, diciéndoles; es del Lo-


do imposible que yo proceda contra mis amigos,
contra los que nos obsequian y quieren defender-
nos, y en favor de mis enemigos, de los que nos
detestan y quieren asesinarnos. Una politica tan
baja no se aviene de ningun modo con mi corazon
ni con mis intereses. Yo no prestare nunca mi apo-
yo contra unos principios que han hecho la


re\-0--


FRANCESA. 427
lucion de la Francia, y á quienes debo en parte mis
victorias, pero todavía os ofrezco mi amistad y mis
consejos. Unios francamente con la Francia, adop-
tad sus principios, alterad lo que sea indispensa-
ble en vuestra Constilucion, y yo respondo de to-
do;sin usar de violencia, porque es imposible de
mi (j'arte, obtendré por mi influencia con el pueblo
italiano, y con la seguridad de un sistema mas ra-
cional, el afianzamiento del órden y de la paz, la
cual es de tanto interés para vosotros como para
mí mismo.


Este leuguage, que era sincero, y de cuya con-
veniencia no puede dudarse, no alhagaba sin em-
bargo á los enviados venecianos, y mucho menos
á Pezaro, porque no era esto lo que deseaban, sino
que Bonaparte les restituyese las fortalezas que en.
Bergamo, Brescia y Verona Babia ocupado por
precaucion; que consintiese en la oposicion del par-
tido fanático al patriota, y que permitiese la for-
macion de una nueva Vadee á sus espaldas. No
era este el medio para avenirse con Bonaparte, cu-
yo genio era muy vivo, y asi trató bruscamente á
tos dos enviados, recordándoles la conducta de los
venecianos con el ejército francés, y les declaró
que estaba enterado de sus secretas resoluciones y
proyectos; pero cine se hallaba prevenido y con un
ejército en Lombardía que les vigilase. La conferen-
cia se agrió mas y mas, pasando de estas cuestiones
á lade los abastos. Venecia hahia suministrado hasta
entonces víveres al ejército francés, y autorizado


Bonaparte para que se los exigiese, sosteniendo
al ejército austriaco. Los venecianos querian que
Bonaparte al pasar á los estados hereditarios dejase
de vivir á su costa; á lo cual no estaba él inclinado




428 REVOLUCION


porque no quería pedir nada á los habitantes de
Austria, para ganar mejor sus voluntades. Los
proveedores encargados secretamente por el go-
bierno veneciano de abastecer al ejército, hablan
dejado de hacer.o; de suerte que se veia precisado
á hacer requisas por los estados venecianos. No
agrada a Bonaparte aquel medio tan vicioso, y que
tanto perjudicaba á los habitantes dando lugar á
cuantiosas dilapidaciones, y asi les propuso qued e
diesen un millon mensual mientras durase la caín-
paila, que no podía ser muy larga, y que luego
arreglasen sus cuentas con la república francesa
que se mostraria mas agradecida por aquel millon;
que por todos los males sufridos por las requisas.
Por otra parte, les dijo, ya que habeis sostenido á
todos mis enemigos, y dadoles asilo, debeis hacer
lo mismo conmigo.—Los dos enviados respondie-
ron que el tesoro estaba arruinado.—Pues si está
arruinado, replicó Bonaparte, echad mano del di-
nero que hay en la tesorería del duque de Nlódena
á quien habeis encubierto en perjuicio de mis
aliados los modeneses, y echad mano de las propie-
dades de los ingleses, de los rusos, de los austria-
cos y de todos mis enemigos que teneis en depósi-
to.—Separáronse enojados, y al otro dia se verificó
otra eutrevista. Bonaparte mas tranquilo, renovo
todas sus proposiciones; pero Pezaro no le hizo
ninguna admisible, y únicamente le prometió co-
municar al senado todas sus exigencias. Entonces
Bonaparte, cuya irritacion le estaba va rebosando,
le cogió de un brazo y le dijo:—Mirad que os estoy
observando v os adivino los pensamientos; sé lo
que me preparais; pero cuidado! si mientras entre-
tenido yo en una empresa lejana, asesinais á mis


FRANCESA.
429


enfermos, asaltais mis depósitos ó tratais de cortar-
me la retirada, sentenciais vuestra ruina. Lo que
yo podria perdonaros estando en Italia, será un
crimen irremisible mientras permanezca en el Aus-
tria; y si llegais á tomar las armas, ó morís




-
voso


tros jyo. Meditadlo pues, y no espongais al decré-
ito leon de San Marcos contra la fortuna de unP


ejército que en sus depósitos y hospitales bailada
gente para pasar vuestras lagunas y destruiros.
Este terrible lenguaje atemorizó, pero no conven-
ció á los enviados venecianos que inmediatamente
escribieron el resultado de esta conferencia; y Bo-
naparte escribió tambien al punto á Kilwaine man-
dándole que redoblase su vigilancia, castigase á
los comandantes franceses, si infringían la neutra-
lidad, y desarmase á todos los montáfieses y pai-
sanos.


Estaban tan adelantados los acontecimientos,
que era imposible contenerlos. porque la subleva-
cion de Bergamo se efectuó el 23 de ventoso (42
de marzo); la de Brescia el 27 (47 de marzo); la de
Salo el á de germinal (24 de marzo), y el 8 de
germinal (28 de marzo ) se pronunció la ciudad
de Crema, v las tropas se hallaron fuertemente
comprometidas. Presentóse á sus puertas un des-
tacamento que precedía á la division de Victor
de vuelta de Lombardia, y como se hallaban en
un momento de efervescencia, el aspecto de las
tropas francesas no porfia menos de acrecentar
las esperanzas y audacia de los patriotas. El po-
testad de Venecia aterrado, negó al principio la en-
trada á los franceses, y despues introdujo cua-
renta, que se apoderaron de las puertas de la ciu-
dad, y las abrieron á las denlas tropas francesas.




430 REVOLUCION
Aprovechándose los habitantes de aquella ocasion
se sublevaron y espulsaron al potestad; y los fran-
ceses, que habv ian adoptado aquel medio para pa_
sar, , suministraron á los patriotas el de amotinarse,
pues cuando los amniosse hallan dispuestos basta"
cualquier incidente, y los sucesos mas involunta-
rios producen resultados que aparecen como com.
plicidad donde no existe semejante cosa. Tal fué la
situacion de los franceses, que sin duda deseaban
individualmente la revolucion, pero que en filas
observaban la neutralidad.


Escitados los paisanos y montañeses por los
frailes y los agentes de Venecia, inundaban las cer-
canías, y va iban desembarcando los regimientos
esclavones de las lagunas para dirigirse á tierra
firme contra los puntos sublevados. Kilmaine dió
sus órdenes, y puso en movimiento la legion lom-
barda para que desarmase a los paisanos, habiendo
mediado va varios encuentros, incendiadose al-
gunos pueblos y apresado y desarmado á algunos
paisanos; mas estos por su parte empezaban á sa-
quear los pueblos, y á degollar franceses, á quie-
nes daban el nombre de jacobinos, llegando su fu-
ror á asesinar horrorosamente á los que encontra-
ban á solas. Efectuaron primero la contrarevo-
lucion en Salo, y al momento marchó á este punto
para arrojar de él á los montañeses una multitud
de habitantes de Bergamo y Brescia, apoyados por
un destacamento de los polacos de la legion lom-
barda. Los que fueron á parlamentar, entraron en
la ciudad y los degollaron,el destacamento fué
envuelto y batido, quedando 'prisioneros doscientos
polacos y enviados á Venecia. Cogieron en Salo,
en Verona, y en todas las ciudades venecianas á


PRANCESA.
434


los conocidos por amigos de los franceses, v los
encarcelaron , animándose los inqu isidores de es-
tado con esta pequeña ventaja á las mas crueles
venganzas. Se asegura que prohibieron limpiar el
canal Orfano, que como se sabe, estaba destinado
al horrible uso de sepultar á los prisioneros de es-
tado; sin embargo, el gobierno de Venecia mien-
tras se disponia á usar de las mayores crueldades,
procuraba engañar a Bonaparte con hechos de apa-
rente condescendencia, y le concedió el millon
mensual que habia solicitado. Siguióse asesinando
franceses por donde quiera que los hallaban; de
modo que en tan terrible situacion, envió Kilmaine
nuevos correos á Bonaparte. Grande fué su furor
al saber el combate de los montañeses, el aconte-
cimiento de Salo en que quedaron prisioneros dos-
cientos polacos, el encarcelamiento de todos los
amigos de la Francia, y los asesinatos cometidos
contra los franceses. Inmediatamente envió una
carta desesperada al senado, en que reasumía todas
sus quejas, y pedía el desarme de los montañeses
y la libertad de los prisioneros polacos y súbditos
venecianos encadenados en los calabozos. Encargó
á Junot que llevase esta carta y la le yese al sena-
do, y mandó al ministro Lallemaut que saliese in-
mediatamente de Venecia, declarando la guerra,
si no le daban cuantas satisfacciones exijia.


Durante aquel tiempo iba bajando á pasos agi-gantados desde la cumbre de los Alpes Nóricos al
valle del Muer. Su principal esperanza en tan te-
meraria marcha era la pronta entrada en campaña
de los ejércitos del Rin o y su próxima llegada al
Danubio; pero recibió un:pliego del Directorio quele desanimó completamente. Los apuros de la te-




432 REVOLUCION
sorería eran tales, que no podia librar al general •
"Illoreau algunos cientos de miles de francos que
necesitaba para proporcionarse los enseres de un
puente y pasar el Rin. El ejército de Boche, que --
ocupaba dos puentes y estaba preparado, quería
marchar, pero no se atrevían á aventurarle solo al
otro lado del Rin, mientras Moreau permaneciese
á esta parte. Carnet ex.ajeraba ademas en su pliego
las demoras que debia sufrir la entrada en cam-
paña de los ejércitos alemanes, y no dejaba á Bo-
naparte la menor esperanza de apoyo. Quedóse
este sumamente abatido con el oficio, pues tenia
la imaginacion vivísima, y fácilmente pasaba de
una estrema confianza á la desesperacion; y por lo
tanto imaginó que ó el Directorio quería dar al
traste con el ejército de Italia y con su general,
que los (lemas generales no queriau ayudarle . Es-
cribió una carta muy agria sobre la conducta de
los ejércitos del Rin.—Dijo que una lineal;de agua
no era jamás impedimento, c que la prueba eralo
que él habia hecho; que cuando se quena pasar un


rio podia, y que si nunca aventuraba uno sugloria, llegarlaá perderla; que él habia. pasado los
Alpes con tres pies de nieve y hielo, y que si hu-
biera calculado como sus cóleras, nunca se hu-
biera atrevido á hacerlo ; que si los soldados del
Rin dejaban al ejércitoe Italia solo y esesto
en Alemania, era rec que no tuviesen sangre


pu
en


las venas;
que por lo domas si se abandonaba á


aquel valiente ejército, retrocederia, y la Europa
seria juez entre él y los restantes ejércitos de la
república. Bonaparte , como todos los hombres apa-
sionados y orgullosos, se complacía en quejarse y
es.ajerar el motivo de sus agravios. Por mas que di-


FRANCESA.


.433
jera ni pensaba en retirarse ni en detenerse, sino
en aterrar al Austria con una marcha rápida, v en
imponerl a la paz. Favorecían este provecto muchas
circunstancias. Viena se hallaba en la mayor cons-
ternacion; la córte se inclinaba á transigir; el pria.
cipo Carlos lo aconsejaba con alunen, y solo el mi_
nisterio, que era afecto a Inglaterra, se oponia
ello. Las condiciones estipuladas á Clarke antes de
las victorias de Arcole y de Rivoli eran tan modera-
das, que fácilmente podia obtenerse la adhesion del
Austria á ellas,aun otras mucho mejores. Bona-
parte, reunidoá `Joubert y á Massena, iba á contar
con cuarenta y cinco ó cincuentamil hombres, y con
tan imponentes fuerzas no temia una batalla gene-
ral, por grande que fuese el poder del enemigo.
Por todas estas razones resolvió entablar negocia-
ciones con el príncipe Carlos, y si este no respon-
dia, precipitarse sobre él impetuosamente, y darle
un golpe tan pronto y terrible, que no volviese á
negarse á sus ofrecimientos. ¡Qué gloria tan grande
para él, si solo, sin apoyo, y trasportado al Aus-
tria por tan estraordinario rumbo, dictaba la paz
al emperador!


Hallábase el dia. 31 de marzo en Klagenfurth,
capital de la Carintia, al tiempo que Joubert ter-
minaba su movimiento por la izquierda, é iba á
reunírsele. Dern ardotte, á quien habia destacado
para que atravesase el camino de la Carniola, se
habla apoderado de Trieste, de las ricas minas de
Idria, de los almacenes austriacos, é iba á llegar
por Laybach y Klagenfurth. En aquel mismo dia
escribió al príncipe Carlos una carta memorable
diciéndole: «Señor general en gefe: los militares
«valientes hacen la guerra y desean la paz. ¿No


Biblioteca popular.
T. V, 534




434 REVOLUCION
«hace seis años que dura esta lucha? ¿No hemos
«matado ya bastante gente, y causado bastantes
«males á la desventurada humanidad? Ella gime por
«todas partes La Europa, que tomó las armas
«contra la república francesa, las ha depuesto; so-
«lo queda vuestra nacion, y sin embargo, va á
«verterse mas sangre que nunca, pues esta sesta
«campaña se presenta bajo muy siniestros auspi-
«cios. Cualquiera que sea el resultado, mataremos
«por una y otra parte algunos miles de hombres,
«y al cabo tendremos que convenirnos, porque
«todo tiene término, hasta las mas odiosas pa‘,
«sienes.


«El Directorio ejecutivo de la república fran-
cesa, comunicó a S. M. el emperador el deseo


«de acabar la guerra que devasta ambos paises.
«Opúsose la intervencion de la corte de Londres,
«pero ¿no hay esperanza de que nos entendamos,
«siendo preciso que por saciar los intereses y pa-
«siones de una nacion estrangera con los males de
«la guerra, continuemos degollándonos? Vos, se-
«ñor general en gefe, que por vuestro nacimiento
«os allegais tanto al trono, v sois superior á todas
«esas ruines pasiones que alimentan por lo comen
«los ministros y los gobiernos, ¿estais decidido á
«merecer el renombre de bienhechor de toda la hu-
manidad y de verdadero redentor de h Alema-


«nia? No creais, señor general en gefe, que con
«esto quiero y o decir que no es posible salvarla por
«la fuerza de las armas; pero aun suponiendo que
«las vicisitudes de la guerra os sean favorables, no
«por eso quedara menos destruida la Alemania.
«En cuanto á mí, señor general, si este paso que
«tengo el honor de proponeros llega á. salvar la


FRANCESA.
4.35


«vida de un solo hombre, estaré mas orgulloso
«con la corona cívica que creeré haber merecido,
«que con la triste gloria de los triunfos militares.»


No podia el archiduque Carlos acceder por sí
á esta proposicion, porque aun no estaba decidida
la determinacion del consejo áulico. Se embarca-,
ban en Viena los muebles de la corona, y los pa-
peles preciosos en el Danubio, y se enviaban á
Hungria los jóvenes archiduques y archiduquesas,
preparándose la córte en caso de apuro á evacuar
la capital. El archiduque respondia al general Bo-
naparte que anhelaba la paz tanto como él ; pero
que no tenia poderes para tratar de ella, v que
por lo tanto era preciso entenderse directamente
concon Viena. Bonaparte se adelantó rápidamente
por las montañas de la Carintia; y el 12 de ger-
minal (I . 0 deabril) en la madrugada, persiguió a la
retaguardia enemiga en Saint-Weith y Freizach,
y la derrotó completamente. En la tarde del pro-
pio dia encontró al archiduque que habia tomado
posicion delante de las estrechas gargantas de
Neumark con los restos de su ejército de Friuli,
y con cuatro divisiones venidas del Rin, la de
Kaim, la de Mercantin, la del príncipe de Orange
y la reserva de los granaderos. Trabóse un fu-
rioso combate en este punto, cuya gloría tambien
se llevó Massena. Los soldados del Rin desafiaron
á los veteranos del ejército de Italia á quien avan-
zase con mas rapidez y á mayor distancia. Despees
de una encarnizada accion en que el archiduque
perdió tres mil hombres en el campo de batalla y
mil doscientos prisioneps, arrolló todo á la bayo-
neta y se tomaron las gargantas. Bonaparte mar-
chó sin descansar todo el dia siguiente desde


I




r


43G REVOLUdION
Neumark á Unzinark, entre cuyos dos puntos pa-
saba el camino trasversal que unía la carretera
del Tirol con la de la Carintia. Por este camino
debia llegar Ilerpen acosado por Joubert .


El ar-
chiduque, deseoso de que tuviese Kerpen tiempo
para incorporársele, propuso una suspensio n de
armas para tomar, segun él decia, en considera-
cion la carta del 11 de ventoso (31 de marzó). Bo-
napartesondió que s e podia tratando y ba-
tiéndo


e
,


rpy prosiguió su marcha.
ir


M dia siguiente
44. de germinal (3 de abril) dió un terriblecomb a


-te en Lnzmark, en que hizo mil quinientos pri-
sioneros, entrando en Knitelfeld, y no halló ya
obstáculo ninguno basta ',cohen. La vanguardia
entró en este punto el 18 de germinal (7 de abril);
Kerpen (lió un gran rodeo para unirse con el ar-
chiduque, y Joubert sostuvo al ejército principal.


El mismo dia en que entraba Bonaparte en
Leobeu , llegaron al cuartel general en nombre
del emperador, á quien habla intimidado la rápi-
da marcha de los franceses, y solicitaba una sus-
pension de armas, el teniente general Bellegarde,
gefe de estado mayor del príncipe Carlos, y el ma-
yor general Merfeld. Pediau armisticio por diez
dias; y conociendo Bonaparte que una suspension
de armas por este tiempo ponia al archiduque en
disposicion de recibir sus últimos refuerzos del
Rin, reunir todas las divisiones de su ejército y
recobrarse , como él tambien la necesitaba, y ad-
quina por su parte la ventaja de incorporarse con
Bernardotte y Joubert; creyendo por otra parte en
el sincero deseo de un acomodamiento, concedió
cinco dias ciasus pension de armas, paraplenipotenrios tuviesen tiempo de llegar y


que lilos
r-


FRANCESA. 437
mar los preliminares. Firmóse el convenio el dia.
48 de germinal (7 de abril), que debla terminar
en el '23 (12 de abril). Fijó su cuartel general en
Uñen, y envió la vanguardia de Massena al
Simmeridg, última cumbre de los Alpes Nóricos,
que dista veinte y cinco leguas de 'Viena, y desde
donde pueden percibirse las campanas de aquella
capital. Empleó aquellos cinco días en descansar y
rehacer sus columnas, y dio una proclama á los
habitantes para tranquilizarles, respecto á sus in-
tenciones, apoyando con los hechos sus palabras,
porque nada se recibió sin que el ejército lo
pagase.


Aguardó Bonaparte el término de los cinco
dias, preparándose á descargar otro golpe para
aumentar el terror de la córte imperial, si aun no
estaba bastante atemorizada. Todo se disponia en
Viena para poner término á aquella larga y horren-
da lucha, que 'labia durado seis años, y hecho
correr torrentes de sangre El partido inglés en el
ministerio se hallaba enteramente desacreditado;
y Thugut se hallaba próximo á caer de su privan-
za. Los habitantes de Viena pedían con ahinco la
paz, aconsejándola el mismo archiduque Carlos,
el héroe del Austria, y declarando que el imperio
ya no podia salvarse con las armas. luclinábase el
emperador á este dictamen; y resolviéndose al fin,
mandaron salir inmediatamente para ',cobea al
conde de Merfeld , v al marqués de g allo, emba-jador de Nápoles en Viena, el cual fué elegido por
influjo de la emperatiz, que era hija de la reina de
Napole, y se mezclaba mucho en los negocios.
Sus instrucciones se reducian á firmar prelimina-
res que sirviesen de base para tratar despues de




438 REVOLUCION
la paz definitiva. Llegaron el 94 de germinal (43
de abril por la mañana), en el momento en que pa-
sada la tregua, iba Bonaparte á mandar atacar las
avanzadas. Declararon llevar ámplios poderes para
fijar las bases de la paz ; se declaró neutral un
jardin que habia en los al rededores de ',cobea, y
se procedió al convenio en medio de los vivaques
del ejército francés. El jóven general, convertido.
de repente en negociador, no había aprendido ja-
más la táctica diplomática; pero hacia un año que
se habia visto precisado á arreglar los asuntos de
mas importancia que pueden discutirse en el mun-
do, tenia una gloria que le hacia el hombre mas
imponente de su siglo, y un lenguage tan grave
como su persona; asi que representaba gloriosa-
mente á la república francesa No tenia creden-
ciales para negociar, pues los poderes al efecto los
tenia Clarke, á quien habia enviado á llamar, y no
Babia llegado aun al cuartel general : sin embargo,
porfia considerar los preliminares de la paz como
un armisticio, y esto va entraba en las atribucio-
nes de los generales ; por otra parte estaba segu-
ro de que Clarke firmaria cuanto hubiese hecho, y
procedió inmediatamente á las conferencias. Él
mayor aran del emperador y sus enviados, estri-
baba en la observancia de las etiquetas. Segun
antigua costumbre, el emperador tenia sobre los
reyes de Francia el honor de la iniciativa; se le
nombraba siempre el primero en el protocolo de
los tratados, y sus embajadores precedian á los
franceses; era el único soberano á quien tenia la
Francia esta consideracion. Los dos enviados del
emperador consentían en reconocer desde luego
la república francesa, si se conservaba la antigua


FRANCESA.
439


etiqueta.—La república francesa, respondió con
arrogancia Bonaparte, no necesita de reconoci-
mientos. pues es en la Europa lo que el Sol en el
horizonte ; el mal es para los ciegos que no acier-
tan á verlo ni á disfrutarlo.—Se opuso al artículo
del reconocimiento En cuanto á la etiqueta de-
claró que eran muy indiferentes á la república
francesa semejantes cuestiones ; que podrian en-
tenderse sobre el particular con el Directorio, el
cual se inclinaría probablemente á sacrificar estos
intereses á ventajas reales; y que por entonces se
trataría en el concepto de igualdad, teniendo al-
ternativamente la iniciativa la Francia y el empe-
rador. Pasaron en seguida á las cuestiones impor-
tantes. El artículo primero v de mas interés era
la cesion de las provincias belgas á la Francia,
no tenia el Austria intencion de negarlas. Convino-
se desde luego en que el emperador abandonarla á
la Francia todas sus provincias belgas, y que co-
mo miembro del imperio germánico, consentiría
ademas en que la Francia entendiese hasta el Bit)
sus limites. La dificultad estribaba en hallar in-
demnizaciones, exigiendo el emperador que se le
(besen suficientes, bien fuese en Alemania ó en
Italia. Para proporcionárselas en Alemania 'labia
dos medios: cederle la Baviera, ó secularizar al-
gunos estados eclesiásticos del imperio. La diplo-
macia Europea habia tratado mas de una vez del
primer extremo, y el segundo se debía á Rewbell,
que ideó este medio como el mas conveniente, y
conforme al espíritu die la revolucion. En efecto,
no era ya tiempo de que los obispos fuesen sobe-
ranos temporales, y era un ingenioso pensamiento
el de hacer pagar al poder eclesiastico las venta-




440 nEvotuctoN
jas que reportaba la república francesa. Pero los
engrandecimientos del emperador en Alemania no
obtendrian muy facilmente el heneplacito de la
Prusia, y si po'r otra. parte se cedia la Baviera,
era preciso indemnizar al príncipe que la poseia.
Finalmente, hallándose los estados de Alemania
bajo la inmediata influencia (lel emperador, poco
ganaba este en adquirirlos, prefiriendo posesiones
en Italia, que añadian realmente nuevos territo-
rios á su potencia. Era, pues, preciso tratar de
procurárselas en este reino.


Si se hubiera querido acceder en devolverle
desde luego la Lombardia, empefiadose en conser-
var en su actual estado la república de Venecia,
y no empujar á la democracia hasta la frontera de
los Alpes, hubiera consentido al momento en la
paz y reconocido la república Cispadana, com-
puesta del ducado de Módena, de las (los legacio-
nes y de la Romania; pero volver la Lombardia
bajo el yugo del Austria, la Lombardia que tanto
afecto nos habia manifestado, hecho en obsequio
nuestro tantos esfuerzos y sacrificios , y cuyos
principales habitantes se habían comprometido
tanto, era una accion odiosa y una debilidad,
porque nuestra posicion nos daba margen á ma-
yores exigencias. Era pues preciso afianzar la in-
dependencia de la Lombardía, y buscar en Italia
con qué indemnizar al Austria de la doble pérdi-
da de la Bélgica v la Lombardía. Un acomoda-
miento senciliisimo habia, que mas de una vez se
Babia ocurrido á los diplomáticos europeos, y si-
do mas de una vez causa de esperanzas para el
Austria y de temores para Venecia, el de indemni-
zar á la primera con los estados de la segunda. Las


FRANCESA.
444


provincias Eiricas, la Istria y toda la Italia alta,
desde Izonzo hasta el Oglio, formaban ricas po-
sesiones ,


y podian proporcionar sobrados equiva-
lentes al Austria. El modo con que se habia con-
ducido respecto á Francia la aristocracia vene-
ciana, su constante oposicion á aliarse con ella,
sus secretos armamentos, cuyo indudable objeto
era dar contra los franceses en caso de contra-
tiempo, la reciente suhlevacion de los montañeses
y paisanos y el degüello de los franceses, llenaron
de indignacion á Bonaparte. Ademas, si el empe-
rador, por quien Venecia se habia armado en se-
creto, adoptaba sus despojos, Bonaparte contra
quien se dirigian aquellos armamentos, no podía te-
ner el menor esc,rúpulo en cedérselos, habiendo tam-
bien indemnizaciones que ofrecer á Venecia, pues
existian la Lombardia, el ducado de Módena, las
legaciones de Bolonia vFerrara y la Rumania, pro-
vincias ricas y considerables, 'que formaban ea
parte la república Cispadana. Con alguna de estas
provincias pocha indemnizarse á Venecia, y este
arreglo pareció el mas conveniente, teniendo aqui
por primera vez principio la proposicion de indem-
zar al Austria con las provincias de tierra firme
de Venecia, indemnizando tambien á esta con
otras provincias italianas.


Dióse cuenta á Viena, que no distaba mas que
veinte y cinco leguas, y se aprobó este género de
indemnizaciones, fijándose al punto y redactando-
se en artículos, los preliminares de la paz que de-
lijan servir de base á urna negociacion definitiva.
El emperador cedia á la Francia todas sus pose-
siones de los Paises-Bajos , y consentia, como
miembrodelimperio, enquclarepública dilatasesus




412 REVOLUCION
confines hasta el Rin, ademas de renunciar á la
Lombardía. En cambio de todos estos sacrificios,
reclina los estados venecianos de tierra firme, la
Diria, la Istria y la alta Italia basta el Oglio. Vene-
cia permanecia.indepeadie,nte, conservaba las is-
las Jónicas, y debía recibir equivalentes en las
provincias que se hallaban á diSpOSiCiOn


de la


Francia.
El emperador reconocia las repúblicas


que iban á fundarse en Italia. El ejército francés
debia retirarse de los estados austriacos y guar-
necer la frontera de los mismos, es decir, evacuar
la Cariutia y la Carniola, y situarse en el Izonzo, y
desembocadero del Tirol. Todos l convenios re-
lativos á las provincias -y gobier osno de Venecia,
debian hacerse de comun acuerdo, con el Austria,
babian de establecerse, tambien dos congresos,
uno en Berna para la paz particular con el empe-
rador, y otro en una ciudad de Alemania para la
paz con el Imperio. La primera debia concluirse
en el término de tres meses, so pena de quedar nu-
los los preliminares . El Austria tenia ademas una
razon poderosa para acelerar la conclusion del
tratado definitivo: la de entrar cuanto antes en
posesion de las provincias venecianas, para que
los franceses no tuviesen tiempo de esparcir por
ellas las semillas de la revolncion.


Tenia Bonaparte el proyecto de desmembrar
la república Cispadana, compuesta del ducado deMódena, de las dos legaciones y de la Romania;
reunir el ducado de Módena á la Lombardía, y
formar una sala república, cuya capital fuese Mi-
lan, y su nombre el de Cisalpina, por su situacion
respecto á los Alpes. Quería en seguida dar am-
bas legaciones y la Romania á Venecia, cuidando111


FDANCESA.
443


de someter á su aristocracia y modificar su coas-
titucion. De este modo existirían en Italia dos re-
úblins aliadas de la Francia, que la deberian suP .


existencia y coadyuvar-m.1i á todos sus planes. La
Cisalpina tendria por limites el Oglio, que seria
fácil de fortificar; y aunque no poseía a Mántua,
que con el Mautuano quedaba por propiedad del
emperador, podía convertirse el Pizzighitone en
el Acida en una plaza de primer Urden y podian
reparar los muros de Bergamo y de Crema. La
república de Venecia con sus islas, el Dorado y la
Polesina , que se procuraria conservársela, con
las dos legaciones y la Romania, que se cederian,
v con la provincia de Massa-Carrara y el golfo de
Spezia, que se le añadiria en el Mediterráneo, lle-
garla á ser una potencia marítima que coincidi-
ria á la vez con los dos mares.


Pretenden algunos averiguar por qué no se
aprovechaba Bonaparte, de su posicion para espul-
sar enteramente de Italia á los austriacos, y es-
pecialmente por qué los indemnizaba á costa de
una potencia neutral, y con un atentado seme-
jante al reparto de la Polonia. En primer lugar
¿era posible redimir enteramente la Italia? ¿no
era preciso trastornar de nuevo la Europa, para
que Consintiese en el destronamiento del papa, del
rey del Piamonte, del gran duque de Toscana, de
los Borbolles de Nápoles y del príncipe de Parma?
¿era capaz la república [huesa de hacer los es-
fuerzos que exigía aun semejante empresa? ¿no
bastaba sembrar en esta campaña el germen de
la libertad, creando dos repúblicas, desde donde
no dejaria de entenderse en breve basta el seno de
la península? La division de los estados venecia-




444 REVOLCCION
nos nada tenia de semejante al célebre atentado
que tantas veces se ha imputado á la Europa. La
Polonia quedó dividida por las mismas potencias
que la habian sublevado y prometidola solemne-
mente su ausilio. Venecia, á quien los franceses
ofrecieron sinceramente su amistad, la rehusó,
trataba de venderlos y sorprenderlos en un ino.
mento de peligro. Si de alguien debia quejarse,
era de los austriacos, por cuyo bien era traidora á
los franceses. La Polonia era un estado cuyos lí-
mites aparecian claros en el mapa de Europa; cu-
ya independeacia, por decirlo asi, la exigía la
naturaleza, é interesaba á la paz del Occidente;
cuya coustitucion, aunque defectuosa, era grande,
y cuyos ciudadanos, indignamente vendidos, ha-
bian desplegado un sublime heroisnio y merecido
el interés de las naciones civilizadas. Venecia,
por el contrario, no tenia mas territorio natural
que sus lagunas, porque jamás habia residido su
poder en sus posesiones de tierra firme. No que-
daba destruida, porque algunas de sus provin-
cias se trocaban por otras ; su coustitucion era la
mas abominable de Europa; sus súbditos detesta-
ban su gobierno, y su perfidia y bajeza uingun
titulo le daban de aprecio ó de existencia. Nada
pues porfia compararse en la division de los estados
venecianos á la de Polonia, á no ser el procedi-
miento particular del Austria.


Por otra parte , para dejar de indemnizar asi
á los austriacos, era menester arrojarlos de Italia,
y esto no porfia efectuarlo sino tratando en el mis-
mo Viena. Mas para esto era necesario que con-
curriesen los ejércitos del Rin, y se habia escrito
á Bonaparte que no podian entrar en campaña has-


FRANCESA.
445


ta dentro de un mes. En semejante situacion no
le quedaba m as que retroceder para esperar á en-
trar en campaña, esponiéndose con esto á graves
inconvenientes, porque hubiera dado tiempo al
archiduque para preparar un formidable ejército,
y á la Ungria para sublevarse en masa y acorne-
ierle por sus costados. Ademas era necesario re-
troceder y confesar casi la temeridad de su mar-
cha. Aceptando los preliminares, tenia la honra de
imponer él solo la paz ; conseguia el fruto de su
atrevida marcha; obtenia condiciones que segun
la situacion de Europa eran muy gloriosas, y so-
bre todo mucho mas ventajosas que las comunica-
das á Clarke, porque entraba en ellas la linea del
Rin y de los Alpes, y una república en Italia. Asi
es que en parte por razones políticas y militares,
y en parte por consideraciones personales se de-
cidió á firmar los preliminares. Clarke no habia
llegado aun el cuartel general; pero Bonaparte pa-
só adelante con su acostumbrada audacia la
seguridad que le daban su gloria, su renombre y
el universal deseo de la paz, y firmó los prelimi-
nares como si solo se hubiera tratado de un sim-
ple armisticio. Yerificóse el acto en Leohen el 20
de germinal, año V (48 de abril de1797)


Tal vez no se habria apresurado tanto si en-
tonces hubiera sabido lo que pasaba en el Rin;
pero no tenia mas noticias que las que le habian
enviado, reducidas á afirmarle que la inaccion se-
da larga. Mandó salir inmediatamente á Alasse-
na para conducir á Paris el tratado de los preli-
minares. Este valiente 'general era el único á
quien no se habia dado la comision de llevar ban-
deras y recibir á su vez los honores del triunfo,




446 REVOLUCION
y por esto juzgó Bonaparte ser aquella una oca.
sion buena, y digna de los distinguidos servicios
que habia prestado. Despachó correos á los ejér-
citos del Rin y de Sambre y !losa, que pasaron
por Alemania para llegar mas pronto y hacer ce-
sar las hostilidades , en caso de que estuviesen
comenzadas.


Lo estaban en efecto, en el instante mismo de
firmarse los preliminares, pues lloche impaciente
por entrar en accion, no cesaba de pedir las hos-
tilidades. Moreau habia acudido á, Paris para so-
licitar los fondos necesarios á la compra de útiles
de un puente, cuya órden se espidió al cabo. llo-
che salió por Neuwied al frente de su brillante
ejército, mientras Championnet desembocaba con
el ala derecha por Dusseldorf, y se dirigia á Ole-
rath y Mtenkirchén. Acometió Noche á los aus-
triacos en Iledd.ersdorff , donde habian formado
fuertes trincheras: mató gran número de ellos, y
les hizo cinco mil prisioneros. Despues de esta
gloriosa accion se adelantó con rapidez hacia
Pranciort, arrollando siempre á Kray , y procu-
rando cortarle la retirada. Iba á envolverle por
medio de una maniobra hábil, y acaso hacerle pri•
sionero, cuando llegó el correo de Bonaparte que
anunciaba haberse firmado los preliminares. Esta
circunstancia contuvo á Iloche á lo mejor de su
victoriosa marcha, y le causó un profundo disgus-
to porque se veia otra vez cortado en su carrera.
Si al menos hubieran pasado por Paris los correos
hubiera tenido tiempo para apoderarse entera-
mente de Kray, lo cual hubiera añadido un lauro
mas á su vida , y ejercido la mayor influencia en
las sucesivas negociaciones. Mientras Flocho se


FRANCESA
417


conducia tan velozmente hacia el Nidda, Desaix,
que habia recibido permiso de Moreau para atra-
vesar el Rin , intentaba tina de las mas arriesga-
das acciones que se mencionan ea la historia de
la guerra. Rabia escogido para paso un punto
mucho mas abajo del Strasburgo ; y despues de
dar con su tropa en una isla pedregosa, pudo por
fin abordar á la orilla opuesta, permaneciendo en
ella veinte y cuatro horas, espuesto á ser preci-
pitado en el Rin, y precisado á luchar contra to-
do el ejército austriaco para sostenerse en unos
sotos y pantanos, mientras se colocaba el puente
sobre el rio. Verificóse por fin el paso, persiguien-
do á los austriacos por las Selvas negras , y apo-
derándose de parte de sus oficinas. Tam bien aquí
tuvo que suspe,nderse el ejército en medio de su
triunfo por el correo procedente de Leoben; de-
biendo ser muy sensible que los partes equivo-
cados que recibió Bonaparte , le obligasen á fir-
mar tan pronto.


Llegaron despues los correos á Paris, donde
produjeron estraordinaria alegría á aquellos que
deseaban la paz, pero no el Directorio , que cre-
yendo formidable nuestra posicion, veia con sen-
timiento el no haber sacado mejor partido. ',are-
velliere y Rewbell deseaban á fuer de filósofos la
total libertad de Italia; Barras, como ardiente re-
volucionario, anhelaba que la república humilla-
se á las potencias ; y Carnot , que hacia algun
tiempo afectaba moderacion y apoyaba casi siem-
pre los dictámenes de la pposicion, no podia me-
nos de aprobar la paz; pretendiendo que para ha-
cerla estable no era necesario humillar entera-
mente al emperador. Agitáronse en el Directorio




448 REVOLUCION
acaloradas discusiones sobre los preliminares; pe-
ro para no indisponerse demasiado con la opi-
nion, pareciendo que deseaban eternizar la guer-
ra, decidieron por tia aprobar las bases sentadas
en Leoben.
• Mientras esto sucedia en el Rin y en Francia,


se verificaban en Italia acontecimientos mas im-
portantes. Hemos visto que sabedor Bonaparte de
las alteraciones en los estados venecianos, de la
sublevacion de los montañeses contra las ciuda-
des, de la derrota de los breocianos á la vista de
Salo, de la captura de doscientos polacos, del ase-
sinato de muchos franceses, y de la prision de to-
dos sus parciales, habla escrito desde Leoben una
carta fulminante al senado de Venecia. Encargó á
su edecan Junot que la leyese él mismo en el se-
nado, que pidiese en seguida la libertad de todos
los prisioneros, y la pesquisa y entrega de los ase-
sinos, prescribiéndole que saliese al momento de
Venecia, publicando una declarador" de guerra,
sino se le daba satisfaccion cumplida. Presentóse
Junot al senado el 2G de germinal (15 de abril), y
leyó la carta amenazadora de su general, portan-
(Irise con toda la rudeza de un soldado, y de un
soldado victorioso. Le respondieron que los ar-
mamentos hechos no tenias mas objeto que con-
servar la subordinacion en los estados de la repú-
blica; v si se hablan cometido asesinatos, era una
desgracia involuntaria que se repararla. Junot no
se contentaba con vanas palabras, y amenazaba
con publicar la declaracion de guerra si no se po-
nia en libertad á los presos de estado y á los pola-
cos, y no se daba Orden para desarmar á los mon-
tañeses y perseguir á los autores de todos los


FRANCESA.
449


asesinatos. Sin embargo, lograron aquietarle y
convenirse con el y el ministro francés Lallemant
en escribir al general Bonaparte y enviarle dipu-
tados para acordar las satisfacciones que exigiera.
Los dos diputados elegidos fueron Francisco Do-
nat y Leonardo Justiniani.


Pero entretanto continuaba la agitacion en los
estados venecianos y las ciudades se hallaban en
continua guerra con los campesinos y montañeses.
Los agentes del partido aristócrata y monacal es-
parcian lis rumores mas falsos sobre la suerte del
ejército francés en Austria diciendo que habla si-
do envuelto y destruido ,se apoyaban en dos
hechos para autorizar sus n'alelas. ilonapai te, al
mandar que se le reunieran los dos cuerpos de
Joubert y Bernardotte, que habla hecho pasar, el
uno por el Tirol y el otro por la Carniola, dejó sus
alas en descubierto. habed habla batido y recha-
zado á herpen al otro lado de los Alpes, pero ha-
bla dejado á Laudon en una parte del Tirol , des-
de donde salió éste sublevando á todos los ha-
bitantes de aquellas montañas , y bajando por el
!diga para encaminarse á Verona. El general Ser-
vier, que quedó custodiando el Tirol con mil dos-
cientos hombres, se retira poco á poco hacia Ve-
rona, para buscar ausilio en las tropas francesas
de la alta Italia; y al mismo tiempo un cuerpo de
iguales fuerzas que quedó en la Carniola , se re-
tiraba delante de los cuatos, sublevados como los
tiroleses, y se replegaba á Palma-Nova. Estos he-
chos eran hasignificantes t,y el ministro de Fran-
cia Lallemant procuraba demostrar al gobierno ve-
neciano su poca importancia, para que no se pro-
pasase á nuevas imprudencias; paro todas sus ra-


Biblioteca popular,
T. v. 53o




450 REVOLUCION
tones eran en valde, y mientras Bonaparte obli-
gaba á los plenipotenciarios ir á confernci ar á su


cuartel general, se decia en los estado
e
s de Vette-


cío que había quedado batido, circunvalado,
y


que iba á. perecer en su necia empresa. El parti-
do Contrario á. los franceses y á


la revolucion, cu-
yos corifeos eran la mayor parte de los individuos
del gobierno veneciano, sin que se descubriese
oue`


lo era este, se marifestaba mas altado que
nunca. Donde mayor inquietud reinaba era en
Verona, ciudad la mas interesante de los estados
venecianos, y que estaba mas espuesta que nin-
guna otra al contagio revolucionario , porque se
hallaba inmediata á Salo, en la línea l a delos


las ci


todo
-vene


u-


dades sublevadas. Querían preservar
cianos v espolee de ella á los franceses, y
les animaba al electo, las intenciones de los ha-
bitantes, la multitud de los montañeses, y la in-
mediacion del general Laudon. liallábans e ya en
ella tropas esclavonas é italianas al servicio de
Venecia, y se mandó llamar á


otras nuevas, que-
dando al punto interceptadas todas las fortifica-
ciones con los puntos inmediatos. El general fran


a-B


lland, que mandaba en 'Verona
la guarnicion -


cesa, se vió separado de los demas ;efes que ba-
bia en las ceranias. inundaban aquellos campos


as de veinte mil montafieses. Los des
m






ta
,ca


camen
minos-


tos franceses se veían asaltados
en los


Y los capuchinos predicaban en las calles al popu-
lacho, llegando hasta al estremo de salir a luz un


manifiesto
apócrifo del potestad de Verona., que


escitaba al asesinato de los franceses. Este docu-
mento era supuesto , bastando para probarlo el
nombre de Baltaglia con que iba suscrito; pero


FRANCESA.
451


no por eso dejaba de servir para encender los áni-
mos. Finalmente , uu parte com unicado por los
corifeos de Verona, anunciaba al general Laudon
que podia avanzar, porque le iban á entregar la
plaza. Todo esto acontecia por el 26 de germinal
(15 y 16 de abril). Nada se sabia en Leobe q , y
parecia en efecto aquella ocasion la mas oportu-
na para dar un golpe.


Estaba mu y alerta el general Balland y había
mandado a todas sus tropas que á la primera se-
ñal se retirasen á los fuertes. Reclamó de las au-
toridades veuecknas contra la conducta observa-
da respecto á los franceses, y especialmente con-
tra los preparativos que veía se estaban haciendo;
pero solo obtuvo palabras evasivas , y no satis-
rancien completa. Escribió á Mánloa y á Milan
para pedir auxilios , y estuvo dispuesto á encer-
rarse en los fuertes; pero el 28 de germinal (17 de
abril) segundo dia de pascua, se manifestó en Ve-
rona estraordinaria e;ervescencia, penetrando en
ella grupos de paisanos que iban gritando : mue-
ran los jacobinos! Balland mandó retirar su tropa
á los fuertes; dejó r- ,- anzatias en las puertas, y ma-
nifestó que al primer acto de violencia abrasarla
la ciudad; mas á eso del mediodía se o y eron por
las calles varios silbidos , y precipitándose sare
ios franceses, asaltaron multitud Ce grupos arma-
dos á los destacamentos que guardaban las puer-
tas, y degollaron á los que no tuvieron tiempo
para retirarse á los fuertes. Corrian tras los fran-
ceses desarmados, á quienes sus negocios retenian
en Verona, feroces asesinos que les daban de pu-
ñaladas, y les arrojaban al Ádige , no respetando
ni aun los hospitales, en donde hicieron correr la




FRANCESA.
453


ria hacer le trizas ,
y llegó enlit' á la presencia de


inmenso gentío de un furioso populacho que que-


las autoridades venecianas. Toda la noche se pa-
só en inútiles discusiones con el proveedor y el
potestad sin poder convenirse : pues ni querían
efectuar el desarme ni aprestar rehenes, sino ga-
rantías contra las venganzas que el general Bona-
parte tomarla indudablemente de aquella ciudad
rebelde. Pero durante estas conferencias, no se
cumplia el conveniode no disparar mientras se es-
tuviese en ellas por la enfurecida multitud que ha-
bía invadido á Verona; antes bien , seguian tiro-
teandose con los fuertes , y nuestras tropas ha-
deudo salidas. Al día siguiente por la mañana,
.29 de germinal (18 de abril), volvió a. los fuertes
despues de mil peligros el comandante Beaupoil,
sin haber logrado nada; v despues se supo que los
magistrados venecianos, 'viendo que no podían re•
frenar al furioso populacho, habian desaparecido.
Empezaron á balazos contra el fuerte, y entonces
el general Balland mandó de nuevo disparar sus
piezas á todo trance contra la ciuda(cle. Prendió el
fuego en algunos barrios, y varios i
pales habitantes se reunieron en el palacio del go-
bierno para hacerse cargo de la direccion de la
ciudad en ausencia de las autoridades. Parlanien-
tóse.de nuevo , y se convinieron en no disparar;
pero los alborotadores volvieron á infringir el con-
venio, no dejando de hacer luego á los fuertes.
Los feroces paisanos que infestaban los campos,
acometieron a la guartlicion del fuerte de la Chie-
sa sobre el Adige,..y la degollaron, haciendo otro
tanto con los franceses destacados por los pueblos
del contorno de Verona.


In
REVOLUCION


sangre de algunos enfermos. Sin embargo , todos
los que podían ponerse en salvo, y no tenían tiem-
po para llegar á los fuertes ; se entraban en el
hospital del gobierno , en donde


les acogieron las
autoridades venecianas, para que no pareciesen


obra la
suva los atentados. Mas de cuatrocientos,


desdichádos hablan va perecido, y la guarnicion
francesa temblaba de.


furor l ver degollados á los-


franceses, y oscilando uss
c
a
adáveres en superfi-


cie del A.dige• El general Balland mandó inmedia-
tamente hacer fuego, y cubrió la ciudad de balas,
habiendo podido reducida á cenizas. Pero si los


mo
acudido no se inquietaban


p r esto, los habitantes y magistrados venecianos ,
quisieron,






de pavor, parlamentar, para sal-llenos
var su ciodad :


y asi enviaron un parlarnent,) al ge-
neral Balland, para que se concertara con él, y tu-
viesen término los desastres.Co nsintió el general Balland en oir sus plati-
cas, para salvar á los deSdichadOS


que se hablan
refugiado en el palacio del gobierno. y a quienes
amenazaba la venganza de todo el mal causado á


la
ciudad. Ilabia alli mugeres y niños de los em-


pleados en las administraácionesne y importaba
enfermos fu-


gados de los ho.-pitales, quies li-
hesitar del peligro. Balland pedía que se los entre-
gasen inmediatamente; que se hiciese salir á los
montañeses y regimientos esclavones, que se des-
armase al populacho, y que le diesen en rehenes
magistrados venecianos que saliesen garantes de
la sumision de la ciudad. Los parlamentarios pe-
dian que fuese á tratar 110 oficial al palacio del go-l'
bierno, y el valiente gefe de brigada Beaupoi
se atrevió a aceptar este encargo. Átravesó por el




451 REVOLUCION
Pero ya se acercaba el momento de la venganza'


Varios correos salidos de todas partes, habian ido
á participar los sucesos al general Kilmaine, y por
donde quiera acucian tropas. El general Kilmaine
mandó que inmediatamente saliese el general Cha-
bran con mil doscientos hombres, al gefe de la le-
;ion lombarda Laboz , que se adelantase con ocho-
cientos, y á los generales Victor y Baraguey-d' Hi-t)
niers que saliesen con sus divisiones. Mientras
se efectuaban estos movimientos de las tropas,
acababa el general Laudon de recibir la noticia de
los convenios preliminares, y se detuvo en el Adi-
ge. Despues de un sangriento combate que hubo
de sostener el general Chabran con las tropas vene- •
cianas, se cercó por todos lados la ciudad de Ve-
rona, viéndose entonces reducidos al may or abati-
miento á todos aquellos furiosos que con tan atroz
violencia habian degollado á los franceses. No se
habia dejado de parlamentar ní hacer fuego desde
el dia 1. 0 hasta el 5 de Roreal (20 á 21 de abril). Los
magistrados venecianos habian regresado , y aun
evigian garantías contra las venganzas que les ame-
nazaban; y habiéndoles concedido veinte y cuatro
horas para resolverse, desapareciero n de nuevo.
Reemplazóles un at untamiento interino, que vien-
do a las tropas francesas dueñas de la ciudad, y
con iute,nto de reducirla á cenizas, se entregó sin
condicion ninguna. El general Kilmaine hizo cuanto
pudo para impedir el saqueo, pero no pudo salvar
el Monte de Piedad, que por último asaltaron.
Mandó fusilar á varios de los conocidos por cabe-
cillas del motín , cogidos con las armas en la mano;
impuso á la ciudad para pago del ejército una con-
tribucion de un mitin y cien mil francos, y envié


FRANCESA.
435


su caballería por los caminos para desarmar á los
paisanos nos y acuchillar a los que o pusiesen resisten-
cia. En seguida procuró restablecer el Orden, y en-
vió inmediatame nte un parte al general en gefe,
para saber su resolucion respecto á la ciudad re-




.


beide. Tales fueron los atentados conocidos con el
nombre de Pascuas Veronesas.


Mientras ocurrida estos sucesos en N'orna , se
ejecutaba en Venecia una vileza mas odiosa si es
posible. Prohibía un reglamento entrar en el puerto
de Lido á los navíos armados de las potencias be-
ligerantes; y un lugre mandado por el capitan Lau-
gier, que hacia parte de la escuadrilla francesa del
Adriático, viéndose perseguido por unas fragatas
austriacas, se habia salvado bajo las baterías del
Lido, saludándolas con nueve cañonazos. Se le in-
timé la Orden de que se alejase á pesar del tiempo
y de las embarcaciones enemigas que le perseguian;
y cuando va iba á obedecer, sin darle tiempo para
emprender su rumbo, disparan las baterías contra
el desgraciado barco, y le acribillan sin piedad.
El capitan Laugier, portándose con generoso alien-
to , hace bajar su tripulacion á la bodega, sube al
puente y toma una bocina para que le oigan re-
petir que se retira; pero các muerto con dos hom-
bres de la tripulacion. Al mismo tiempo varias
chalupas venecianas, servidas por esclavones, lle-
gan al lugre, se arrojan al puente, y degüellan á
la tripulacion, escept.o á dos ó tres infelices que
les conducen á Venecia. Este deplorable aconteci-
miento ocurrió el i de Lloreal (23 de abril).


En el mismo momento se supieron los asesi-
natos de Verona , la toma de aquella ciudadel
ajuste de los preliminares; hallándose el gobie'rno




456 REVOLIJCION
totalmente comprometido, sin poder contar va con
la ruina del general Bonaparte. que lejos de haber
quedado envuelto y


batido, se hallaba, por el con-
trario, vencedor ,acababa de imponer la paz al
Austria. Iba a verse e á la sazon ante aquel omni-


ccu


potente general, cuya alianza .habia rehusado, á


VOS
soldados acababa de asesinar. liallabase pues


sobrecogido de espanto. Que oficialmente mandase
los atentados de Verona y las crueldades cometidas
en el puerto del Lido, no es verosimil, y si tal cosa
se supusiera, no se conoceria la marcha de los go-
biernos dominados por las facciones. Los gobiernos
que se hallan en semejante situacion no necesitan
espedir las ordenes cuya ejecucion desean; les bas-
ta dejar obrar á la faccion que anhela lo mismo que
ellos. La proporcionan los medios, y hacen en fa-
vor suyo lo que no se atreverian hacer por si
mismos.


. Los insurgentes.de Verona tenian cationes,
se hallaban apoyados por los regimientos


el


Ottolini,
habia recibido abundantemente todo lo necesario
para armará los paisanos; de manera que sumi-in
nistrados todos los medios el gobierno no tenia
que hacer mas que dejar obrar, y asi fue como se
condujo. Sin embargo, en los primeros momentos,
cometió una imprudencia; la de decretar una re-
compensa para el comandante del Lido por haber
lecho respetar, segun dijo, laspoder dar pretestos
I' (andados al general Bonaparte, envió nuevas
instrucciones a los dos diputados


' Donat v Justi-
niani que al principio solo estaban encargados de


responde r á las intimaciones hechas por Junot el
26 de germinal . (46 de abril). Entonces se ignoraban


FRANCESA.
4.5-7


uun los acontecimientos de Verona y del [.ido;
pero ahora aquellos dos diputados tenian á su cargo
otra comision y otros acontecimientos á quealudir.
Adelantáronse entre los gritos de alegria que se
daban por la noticia de la paz, y comprendieron al
punto que solo ellos tenian motivo para estar tris-
tes en medio de tan grandes acaecimientos. Su-
pieron en el camino que para castigarles Bona-
parte, por haberse negado á su alianza, por su
crueldad contra sus secuaces, y por algunos ase-
sinatos :aislados, cometidos con los franceses, habia
cedido parte de sus provincias al Austria. ¡Qué
baria cuando supiese los horrorososacontechnien tos
-posteriores!


Volvia ya Bonaparte de Leoben, y segun el te-
nor de los preliminares, replegaba su ejército hacia
los Alpesel [zonzo. Le hallaron en Gratz se
rpresenta'n,á él el 6 de Boreal (25 de abril). " No


tema..entonees todavia noticia mas que de los ase-
sinatos de Verona que habian empezado el 28 de
germinal (17 de abril), y no de los del Lido, que
ocurrieron en 4- de tloreal (23 de abril). Iban pro-
vistos de una carta del hermano del general para
ser mejor recibidos, y se presentaron temblando
á aquel hombre verdaderamente estraordinario, di-
jeron, por la viveza de su imaginacion, por Su im-
petuoso genio, y por la invencible fuerza de sus sen-
timientos. Los recibió con afabilidad, y reprimiendo
su ira les dejó hablar largamente; v despue.s rom-
piendo el silencio : «¿Están ya libres mis prisio-
neros? les dijo: ¿se ha5perseguido á los asesinos?
¿están-ya desarmados los paisanos? no quiero vanas
palabras: se ha degollado á mis soldados, y debo
tomar una venganza ruidosa!» Quisieron los dos en-




458 REVOLUCION


viados recordar las circunstancias que les hablan
obligado á defenderse de la insurreccion, los de-
sordenes comunes en semejantes acontecimientos,
y la dificultad de apoderarse de los verdaderos ase-
sinos. «Un gobierno, replicó prontamente Bona-
parte , tan bien servido por sus espías como el
vuestro, deberia conocer los verdaderos autores
de estas atrocidades . Por lo denlas, bien sé que es
tan despreciado como debe serlo, y que no puede
desarmar á los que ha armado, pero yo los Besar,
uniré por él. lie hecho la paz, tengo ochenta mil
hombres , 6 iré á desmoronar vuestras mazmorras,


será para Venecia un segundo Atila. No quieroy
ni inquisicion, ni libro de oro; esas son institu-
ciones de los siglos bárbaros. Vuestro gobierno es
va demasiado caduco, y es preciso que vaya abajo.
Cuando estaba en Coriza, ofrecí a M. Pezaro mi
alianza y prudentes consejos; no me hiz caso. Es-
perabais que volviese para cortarme lao retirada;
pues bien, aqui me teneis. No quiero va mas tratos,
sino imponer la ley. Si no teneis mas que decirme,
desde luego podeis retiraron.»Quedaron aterrados los enviados venecianos
con aquellas palabras pronunciadas con tono altivo
6 irritado , y aunque solicitaron otra entrevista, no
pudieron ablandar al general, que persistió siem-
pre en las mismas intenciones , y cuya voluntad era
imponer la ley á Venecia, y destruirá viva fuerza
una aristocracia que no labia logrado aceptase
sus consejos. Pero en breve tuvieron mas motivos
de temor al saber circunstanciadamente los asesi-
natos de Verona., y especialmente la odiosa cruel-
dad cometida en el puerto del Lido. No atrevién-
dose á presentarse á Bonaparte, probaron á. -escri


FRANCESA.
459


birle una carta sumamente respetuosa, ofrecien-
dole cuantas esplicaciones desease.—No puedo re-
cibiros, les respondió, salpicados como estais de
sangre francesa; os escuchare cuando me eutregueis
á los tres inquisidores de estado, al comandante
del Lido , y al que tiene á su cargo la policía de
Venecia.—Sin embargo, como habian recibido
otro parte relativo al acontecimiento del Lido, ac-
cedió á verlos, aunque se negó á oir proposiciones,
mientras no le entregasen las cabezas que tenia pe-
didas. Procurando entonces los dos venecianos va-
lerse de un poder que mas de una vez habia sido
muy útil á la república, le ofrecieron una satisfac-
cion de otro género. «No, no, replicó el general ir-
ritado: aunque cubrierais de oro esta playa, ni


«todos vuestros tesoros, ni todos los del Perú, po-
«drian rescatar la sangre de un solo soldado mio.»


Despidió!es Bonaparte el dia 1:3 de l/oreal de
mayo), y al momento publicó un manifiesto de guer-
ra contra Venecia. La constitucion francesa no
permitia al Directorio ni á los generales declarar
la guerra, pero los autorizaba para rechazar hosti-
lidades empezadas. Apo yándose Bonaparte en esta
disposicion y en los acontecimientos de Verona y
Lido, declaró empezadas las hostilidades, intimó la
salida de Venecia al ministro Lalleinant , mandó
derribar el leon de San Marcos en todas las pro-
vincias de tierra firme, establecer ayuntamientos,
proclamar en todos los puntos la abolicion del go-
bierno veneciano, y mientras volvían del Austria
sus tropas, prescribió al general Kilmaine que pa-
sase con las divisiones de Beraguev-d' llilliers y
Victor á la orilla de las lagunas. Ver. ificáronse sus
resoluciones que eran tan prontas como su enojo,




FRANCESA.
461


erm' hacerde ellos un uso muy en érgico. Su aris-p •
tocracia, como todos los cuerpos ya gastados, se
hallaba dividida, y no tenia ni los mismos intereses
ni las mismas pasiones. La alta aristocracia ,


que te-
nia á su disposicion los empleos, los honores y las
mayores riquezas , no era tan ignorante., preocu-
pada ni desenfrenada como la nobleza inferior ; la
primera tenia especialmente la ambicion de domi-
nar. La nobleza comun, escluida de los cargos pú-
blicos, atenida á algunos socorros, ignorante y re-
lajada. abrigaba el verdadero fanatismo aristocrá-
tico. Unida á los sacerdotes , concitaba al pueblo
que estaba de su parte, como acontece en todos
aquellos estados donde la clase media no es bas-
tante poderosa para atraérsele. Este pueblo, com-
puesto de marinos y artesanos, rústico, fanático y
casi salvage, estaba siempre dispuesto á entregar-
se á toda especie de estravíos. La clase media,
formada de ciudadanos, comerciantes, legistas, mé-
dicos, etc., anhelaba como en todas partes, que se
estableciese la igualdad civil , y se regocijaba con
la aproximacion de los franceses, aunque no se
atrevia á manifestar su alegría, viendo t un pueblo
que podia cometer los mayores eseesos antes de
que se efectuase cualquiera revolucion. Finalmen-
te á todos estos elementos de division se agregaba
una circunstancia menos peligrosa; que el gobierno
veneciano se hallaba defendida por esclavones, tro-
pa bárbara, estrangera en Venecia, revuelta de
continuo contra su pueblo, que solo aguardaba oca-
sion para entrar al saquen¿, sin designio de servir á
ningun partido.


Tal era la situacion interior de Venecia, que
amenazaba su próxima dislocacion. Los grandes


460 DEVOLUC ION


.y en 1.11.1
momento desapareció el leon de San Mar-


cos desde las oriltas del lzonzo hasta las
cio , plantándose en su lugar el árbol de la


del
liber-


tad. Por todas partes se adelantaban tropas, el
caiion francés retumbó en aquellas oras que lia-
da tanto tiempo no habian oido el eco


ill
de la arti-


Ileria.enemiga.
Podía mu y bien la antigua ciudad de enecia,


situada en medio de sus lagunas, oponer aun difi-
cultades casi insuperables al mismo general que
acababa de avasallar al Xustria• Todas las lagu-
nas estaban armadas , y contando con treinta y
siete galeras y ciento sesenta y ocho lanchas-
ca-ñoneras, con setecientas cincuenta bocas de fuego -
y ocho mil quinientos marineros ó artilleros. Su
guarnicion constaba de tres mil quinientos italia-
nos y once mil esclavones , con víveres para ocho
meses, agua dulce para dos, y medios de renovar
estas provisiones ; mientras nosotros no solo no
éramos (lucilo del mar , sino que carecíamos de
lanchas cañoneras para atravesar las lagunas ,,y
nos era necesario andar con la sonda en la mano
siguiendo la corriente de aquellos canales quemo
conociamos , y sufriendo el fuego de innumerables
baterías. Por mas valientes y osados que fuesen los
vencedores de Italia, podian verse atajados por es-
tos obstáculos y reducidos á un sitio de algunos
meses de duración. ¡A. qué de sucesos no hubiera
podido dar lugar una dilacion de tanto tiempo! El
Austria rechazada podia desentenderse de los pre-
liminares y volver á la lid, ó suscitar nuevas em-
p


Pero si bien presentaba muchos recursos la si-
resas.


tuacion militar de Venecia, su estado interior no




462 nevoLITION


que poseian el gobierno se atemorizab an de tener


que
lullar contra un guerrero como Bonaparte; y


á pesar de que Venecia podía sin dificultad hacer
frente á una embestida, les horrorizaba la idea de
un sitio, el furor á que indudablement e se entrega•
rían dos partidos enconados, los escesos de lossolda-
dos esclavones, los riesgos á queseespondr ialaciu


-dad con sus establecimientos marítimos y comer-
ciales, y temian mas que todo el ver secuestradas
por Boilapa.rte y amenazadas de conliscacion sus
posesiones, situadas todas en tierra firme. No ol-
vidaban tampoco las pensiones de que vivia la se-
gunda nobleza, que, llegarian á perderse, si llevan-
do el lance hasta el estreino, se esponjan á una re-
volucion juzgaban que por medio de convenios
podrian salvar las antiguas instituciones de 'Vene-
cia, alterándolas alguu tanto ; conservar el poder,
que suele perpetuarse en los hombres acostumbra.
dos á manejarlo; salvar sus tierras, las pensiones
de la segunda nobleza, y libertar la ciudad de los
horrores del asalto y el saqueo. Por lo tanto, aque-
llos hombres , que no tenían ni la energía de sus
antepasados , ni las pasiones de la nobleza coman,
trataron de conferenciar sobre este particular, y al
efecto se reunieron en casa del dux los principales
individuos del gobierno. Eran estos los seis conse-
jeros del dux, los tres presidentes del tribunal cri-
minal, los seis grandes sabios , los Cinco sabios de
tierra firme, los cinco de las órdenes, los once sa-
cados del consejo, los tres gefes del consejo de los
diez y los tres ahogadores. Esta estraordinaria Asam-


blea: opuesta hasta á las costumbres, tenia por objeto procurar la salvacion de Venecia. Reinaba en
ella el espanto : y el dux , anciano consumido por


FRANCESA.
463


la edad, tenia los ojos bañados en lágrimas. Dijo
que ni aun aquella noche habia seguridad para
dormir tranquilamente en su lecho. Cada uno hizo
diferentes proposiciones. El uno la de valerse del
banquero !Jahr para ganar á Bonaparte, pero tu-
vieron por inútil y ridícula semejante proposicion.
Por otra parte el embajador Quirini tenia Orden pa-
ra hacer en Paris cuanto pudiese , hasta cohechar
á los individuos del Directorio, si le era dado. Otros
propusieron defenderse, pero juzgaron esta propo-t
sien por imprudente, y digna de imaginaciones jó-
venes y alborotadas. Finalmente, acordaron propo-
ne• al Gran consejo una modificacion en la consti-
tucion, para aplacar á Bonaparte por este medio; y
asi se convocó al Gran consejo , compuesto por lo
coman de toda la nobleza y representantes de la na-
cion veneciana. Acudieron seiscientos diez y nueve
individuos, es decir, algunos mas de la mitad, ha-
ciéndose la proposicion entre universal silencio.
Ya se [labia suscitado esta cuestion de resultas de
una comunicacion del ministro Lallemant al sena-
do, y se decidió entonces dejar las modificaciones
para ocasion mas oportuna, llegándose á la actual
en que ya no era posible recurrir á dilaciones.
kdoptóse la proposicion del dux por quinientos no-
venta y ocho votos ; la cual se reducia á que dos
comisionados enviados por el senado, quedasen au-
torizados para conferenciar con el general Bona-
parte, y aun tratar de los asuntos que competían al
Gran consejo; es decir, de la constitucion, salva la
com petente


Salieron inmediatamente los dos comisionados,
y hallaron á Bonaparte en la orilla de las lagunas,
en el puente de Marghera. Estaba ya disponiendo




46 r,Evel.in;iert
sus tropas, y los artilleros franceses tiroteándo-
se con los venecianos. Entre.gáronle, los dos comi-
sionados el acuerdo del Gran consejo; y aunque pa-
reció por un momento que le sorprendia esta de-
termiilacion, tomando despees un tono brusco, les
dijo los tres inquisidores de estado, y el co-
mandante de Lido, estar ya presos? Necesito sus
cabezas. No quiero tratado ninguno hasta que que-
de vengada la sangre francesa. Vuestras lagunas.
no me intimidan; las he hallado tales como me ha- •
bia figura. Dentro de uince dias estaré en Ve-
n


do
e, y vuestros nobles


q
no escaparán de la muer-


ecia,
te, sino yendo, como los emigrados franceses, á ar-
rastrarse llenos de miseria por toda la lierra.—Los.
dos comisionados se esforzaron cuanto pudieron en
obtener una prórroga de algunos dias, á fin de con-
venirse en las satisfacciones que deseaban. El no
quería conceder mas que veinte y cuatro horas; pe...
ro sin embargo otorgó seis dias de suspension de
armas, para dar tiempo á que los comisionados ve-
necianos se le presentasen en Mántuaecon la adhe-
sion del Gran consejo á todas las condiciones qne
impusiera.Satisfecho Bonaparte con haber aterrado á los
venecianos, no quería apelar á verdaderas hostili-
dades , porque concia la dificultad de apoderarse
de las lagunas, y preveia una intervencio n por par-
te del Austria. En un artículo de los preliminares
se estipulaba que todo lo relativo á Venecia se ar-
glaria de acuerdo con la Francia v el Austria. Si
procedia de viva fuerza, se queja la Viena dmeodosla inle


-


fraccion de los preliminares, y de todo
convenio. mas redcirlos á smision. C con
haberles atemorizado, salió


u
para Mutua y


ontento
Milan,




FRANCESA.
465




se guro de que no tardarian presentársele it
cierendirlev oivilóisleená reunir dplena rsuuniision yn


ia.
de todeAsambleala


nc
ouev


obe


dos los individuos del gobierno para oir el informe
de los comisionados. No había medio para resistir
á las exigencias del general, sino que era forzoso
accederá todo , porque el peligro estrechaba mas
y mas cada dia. Decíase que los ciudadanos cons-
piraban para degollar á la nobleza, y que los esclavo-
nes iban á, aprovecharse de la ocasion para entrar
la ciudad á saco; y asi se convinieron en hacer otra
proposicion al Gran consejo, con objeto de avenir-
se á cuanto el general Bonaparte pedía.. El di a 15
de lloreal (1 de mayo) se reunió nuevamente el Gran
consejo, y decidió por mayoría de setecientos cuatro
votos contra diez, que se autorizase á los comisio-
nados para acordar todas las condiciones con el
general Bonaparte, y que desde luego se procediera
contra los tres inquisidores de estado y el coman-
dante del Lido.


Autorizados los comisionados con aquellos nue-
vos poderes, siguieron á Bonaparte á Afilan para
rendir á sus pies la orgullosa constitucion* vene-
ciana; pero seis dias no eran suficientes, v la tre,
gua iba á espirar antes de que pudieran convenirse
con el general. Entretanto se iba aumentando el
terror en Venecia , llegando una vez el sobresalto
hasta el punto de autorizar al comandante de las la-
gunas para capitular con los generales franceses
encargados del mando en ausencia de Bonaparte.
Solo se le encomendó lakindependencia de la repú-
blica, la religion , la seeuridad . de las personas y
de los embajadores estrangeros , las propiedades
públicas y particulares , la moneda , el banco , el


Biblioteca Popular.
T. v. 536




466 REVOLUCION
arsenal y los archivos. Á pesar de esto los gene-
rales franceses prorrogaron la tregua para que los
enviados venecianos tuviesen tiempo de conferen-
ciar con Bonaparte•LI arresto de los tres inquisidores de estado des-
concertó enteramente la policía de Venecia. anda-
ban inquietos los ciudadanos de mas influencia y
manifestaban á las claras el deseo de hacer algn
para acelerar la ruina de la aristocracia. deNo deja-ban de la mano al encargado de negocios Fra-
cia Villetard , que se habla quedado en Venecia
dOSplleS


de la salida del ministro Lallemant , y era
un ferviente patriota, buscando y esperando hallar
en él el apoyo de sus proyectos. Los esclavones se
entregaban al propio tiempo á la indisciplina , y
hacian temer las mas horribles demasías. Ya Ra-
bian tenido algunos choques con el pueblo de Ve


-necia, y
los mismos ciudadanos parcelan incitar


estas contiendas que debilitabanlas fuerzas del par-
tido aristocrático. El 20 de floreal (9 de mayo), lle-
gó el terror hasta lo sumo, porque habiendo entra-
do en comunicacion con ciertos personases de los
que componian la junta estraordinar ia del dux, los
llamados Spada y Zorzi, indicaron que era nece-
sario acudir al encargado de negocios de Francia,
v conferenciar con el para preservar á Venecia de
los males que la amenazaban. El dia 9 de mayo se
presentaro n áV illetard, Donat y Battagli a , á quienes
va hemos visto figurar, y le preguntaron cuales se-
rian en el actual peligro los medios mas á propósi-
to para salvar á Venecia. Respondióles este que no
estaba autorizado para tratar por el general en ge-
fe, pero que si querían saber su opinion particular,
les aconsejaba las resoluciones siguientes : el em-


FRANCESA 467


baque v separacion de los esclavones; la creacion
de unagUardia ciudadana; la iatroduccion de cuatro
mil franceses en Venecia, y el que estos ocupasen
todos los puntos fortificados; la abolicion del anti-


uo gobierno; que le sustitu y ese un ayuntamiento
`de treinta y seis individuos elegidos entre todas las
clases; y el actual dux por corregidor, y finalmen-
te la libertad de todos los presos por causa de opi-
nion. Villetard añadió que si hacían esto , induda-
blemente perdonaria, el general Bonaparte á los tres
inquisidores de estado y al comandante del Lido.


Fueron llevadas estas proposiciones al consejo
reunido en casa del dux. Eran muy graves, porque
obraban una completa revolucion en Venecia; pero
los .geles del gobierno temian una sangrienta revo-
lamo por los proyectos del partido reformista, el
encono popular, y la codicia de los esclavones. Dos
de ellos opusieron una fuerte resistencia. Pezaro
dijo que debian retirarse á Suiza antes que consu-
mar ellos MISMOS la ruina del antiguo gobierno
veneciano ; pero desvanecidas sus razones , se re-
solvió presentar al Gran consejo todas estas propo-
siciones. Señalóse la convocado': para el 23 de
floteal (12 de mayo) , y mientras tanto se pagó á
los esclavones los sueldos devengados , y les em-
barcaron para Dalmacia; pero los detuvieron en el
puerto los tern porales,ysu presencia en las aguas de
Venecia fué causa de continuo sobresalto y miedo.


Se reunió con mucho aparato el gran consejo
el dia 23 de floreal (12 de. mayo) , para votar la
abolicion de aquellabantigua aristocracia. Rabia
acudido un inmenso gentío, viéndose en una parte
á los ciudadanos, gozosos al fin por ver derrocado
el poder de sus señores; y en otra al pueblo, ioci-





468 REVOLUCION
tado por la noblezapronto á lanzarse contra los
que juzgaba promov.edores de aquella revolucion.
Tomó el dux la palabra, vertiendo copioso llanto,
y propuso al Gran consejo la abdicacion de su so-
beranía. Mientras iban á deliberar, se oyeron al-
olmos tiros, y la nobleza ya se creyó degollada.r, •


¡ A votar I ¡ á votar !» gritaron por todas partes.
Quinientos doce votos se declararon por la aboli-
cion del antiguo gobierno , y segun los estatutos
eran menester seiscientos. Ilubo doce en contra y
cinco nulos. El Gran consejo devolvió su soberanía
á la nacion veneciana , votó la institueion de un
gobierno interino , compuesto de los diputados de
todos los estados venecianos, consolidó la deuda
pública y las pensiones concedidas á los nobles po-
bres, y decretó la entrada de las tropas francesas
en Venecia. Apenas se adoptó esta resolucion,
cuando se enarboló un estandarte en una ventana
del palacio, a cuyo aspecto se regocijaron los ciu-
dadanos; pero ¿I pueblo furioso, conduciendo la
ima.;en de San Marcos,recorriendo las calles de
Venecia, asaltó las casas de los habitantes á quie-
nes se imputaba la determinacion de la nobleza
veneciana. Las casas de Spada y Zorzi fueron en-
tradas y saqueadas • llegando al mayor estremo el
+lesórden , y temiéndose un terrible trastorno; reu-
nkronse, sin embargo, cierto número de habitan-
tes interesados en la tranquilidad pública , se pu-
sieron á las órdenes de un antiguo general maltés,
llamado Salemheni, que habla sido mu y perseguido
por la inquisicion de Estado ,acométieron á los
revoltosos , dispersándoles des'pues de un choque
en el puente de Rialto, y restableciendo el órden y
la tranquilidad.


FRANCESA,
469


Embarcáronse por fin los esclavon es y se ausen-
taron , despues de haber cometido mil escesos en
los pueblos de Lido y Malamocco. Creóse el nuevo
ayuntamiento , y el 27 de lloreal (16 de mayo), la
escuadrillasalió en busca de una di y ision de cua-
tro mil franceses que se establecieron pacíficamen-
te en Venecia.


Mientras ocurrían tales acontecimientos en esta
ciudad, Bonaparte firmaba en Milan aquel mismo
dia un tratado con los plenipotenciarios yenecia-
110S, conforme en un todo á la revolucion que aca-
baba de efectuarse. Sus pactos eran la abdicacion
de la aristocracia, la institucion de un gobierno
interino, la introduccion de una division iFIIRCOSa
con el carácter de protectora, y el castigo de los
tres inquisidores de estado y del comandante del
Lido. Ademas habla artículos secretos para cam


-


bios de territorio , para una C011tribUCiUll de tres
millones en dinerootros tantos en municiones
navales, y para la 'cesicn á la Francia de tres
navíos de guerra y dos fragatas. El gobierno de
Venecia debla ratificar este tratado, lo cual era
imposible , porque va se halda efectuado la abdi-
cacion , y al mismo tiempo inútil por haberse lle-
vado á efecto todos los artículos del tratado ; sin
embargo, no por eso creyó el ayuntamiento inte-
rino deber dejar de firmarlo.


¡Así Bonaparte había logrado sus deseos sin
comprometerse con el Austria , v sin los graves
cuidados de un sitio, derribando á la absurda aris-
tocracia su enemiga ,t colocando á Venecia en la
misma situacion que á Lombardía, Módena, Bolo-
nia y Ferrara, y pudiendo sin ningun estorbo ha-
cer cuantos arreglosde territorio le pareciesen con-




FRANCESA.
471


Bruevs se presentase inmediatamente con seis na-


Vvein
con el objeto de incorporarse á toda la marina


s 'veneciana, v fuese á apoderarse de las Islas de Gre-
cia. Despachó por sí dos millones á Tolon para
que no se retardase el ordenador de la marina
falta de fondos , y aun en esto infringió los re g la-
mentos de la tesorería por no causar mas demoras;
sin embargo , temiendo que Brueys llegase dema-
siado tarde , reunió la escuadrilla que tenia en el
Adriático á los navíos que halló en Venecia , mez-
cló las tripulaciones venecianas con las francesas,
embarcó dos mil hombres de trepa , les mandó
partir inmediatamente á apoderarse las islas.
('..on esto aseguraLa la posesion de los puntos mas
importantes en el Levante v el Adriático , v se si-
tuaba en una posicion que;llegando á ser cada dia
mas imponente , debla influir notablemente en las
negociaciones definitivas con el Austria.


Iba haciendo la revolucion nuevos progresos,
desde que se habla fijado la suerte de Italia con
los preliminares de teoben , afirmando la influen-
cia francesa. Ya no pocha dudarse de que la ma-
yor parte de la Italia alta quedarla constituida en
república democrática ; ejemplo muy seductor que
alteraba el Piamonte el ducado de Parma, la Tos-
cana y los estados pontificios. El general francés
no buscaba á nadie, pero se manifestaba dispuesto
á recibir á cuantos le demandasen ausilio. Los
ánimos de los genoveses se hallaban muy irritados
contra la aristocracia , menos absurda apocada
que la de Venecia, ilero mas ostinada aun si es po-
sible. La Francia , como hemos visto , habla en-
trado en tratos con ella para asegurar su retaguar-


• dia , y se rabia limitado á exigir dos millones por


4i0
RENTE:ente-1'Z


vementes. Cediendo al emperador toda la tierra
firmen que inedia desde el [zonzo al Oglio , tenia
medios para indemnizar á Veneciá


a, ladán


de


sazon co
dole nsBolo


-


-


nia , Ferrara y -dar ro
la Bomania , que


tituian parte de la Cispadana ; y el ar estas p


vinecias á VenuedabaeciaQ
rerm


aun
adael, nodu ca


erado imponerlas


vo yu go.
fo n


y
la Lombardia , con los cuales era lácil formar


'Otra rep
ública aliada de la primera , pudiendocaso


ha-


cer aun otra cosa mejor , cual era , en el de.
lograr que cesasen las rivalidades locales , reunir
todas las provincias rescatadas por las armas eran-
cesas, y formar con la Lombardia, Módena


.
, Bolo-


nia , Ferrara, Romana, Polesina , Venecia y las
Isaacrecia, una podeosa repúblicdel


e domi-


Case á.
dela vez al continenter y los mares la Italia.


on 'aquellos artículos secretos relativos á los tres
millones en municiones navales, y á los tres navíos
y dos fragatas , habia un medio seguro para tener
afianzada marina veneciano. El inmenso genio


de
lBonaparte, cuya reyision abarcaba de una


Vez to-


Idas las cosas, no
p
queria que nos sucediese con los


veecianos lo que nos bbia acontecdo cn los ho-
ladeses, es decir : que


a
descontento os de n la revolu-


lardeo
los loss oticiale,s de la marina , ó comandantesde las islas , entregasen á los ingleses los navios al-


é.


islas que tenian bajo su mando.veneci
Atendiaanas princila al-


mente á las importantes islas
de G


cía, Corfú, '/,ante, Cefaloma, San Mauro y Cerio,
dando Orden inmediatamente para ocuparlas.


Es-


cribió á Tolon
para que le enviasen por tierra cier-


to número
y equiparles


de mariner os os, prometiendo pagarle los


gastos
su llegada á Veneca., solici


s


tando






del Directorio para que el almirante
órden s




472 REVOLUCION
3111


via de indemnizacio n , otros dos de empréstito , y
el regreso de las familias desterradas dopartí porpatri


ser
no


par-


tidarias de la Francia; pero el par
pudo contenerse así que Bonaparte impuso la paz
al Austria. Renniase en casa de un tal Morandi,
donde formó un club sumamente exaltado ; y allí
redactaron una peticion , presentándosela luego
despues al dux, para solicitar que se modificase la


CORSULIICi011.
El dux mandó formar una comision


que la examinase, y entretanto se alteraron de mo-
do, que los vecinos de Génova, y los jóvenes mas
acalorados se avinieron y aprestaro n á hecar




n


de las armas. Los nobles por su parte , ausiliados
oma


por los clérigos, incitaron al pueblo bajo, y arma-
ron á los carboneros y mozos de cordel. El minis-
tro de Francia, hombre pacifico v moderado , con-
llevaba en vez de incitar al partido patriota; pero
el 22 de mayo , asi que se supieron los aconteci-
mientos de Venecia, se presentaron armados los
inorandistas, que así se les llamaba, v trataron de
apoderarse de. los principales puntos de la ciudad.
Suscitóse un terrible choque, quedando batirlos y
víctimas de las mayores crueldades los patriotas
perseguidos por todo el pueblo. Este se propasó,
valiéndose de su triunfo, á. los mayores escesos , y
no perdonó ni aun a las familias francesas , de las
que quedaron muchas maltratadas. Se respetó al
ministro de Francia, porque el dux tuvo cuidado
de enviarle alguna fuerza. Apenas supo Bonaparte
estos acontecimientos, conoció que yno podia dife-á
rir por mas tiempo su intervenció n ,


asi envió


su
edecan Lavalette para reclamar á los franceses


arrestados exigir es, y pr


para pedir
,


el arresto
satisfaccion


de los tres inquisidores
incipalment


de es
e
-


FRANCESA. 473


t acusados de haber armarlo al pueblo. Soste-n poderoso influjo el partirlo patriota,fado, por tan
volvió á unirse, quedó vencedor y obligó a, la aris-
tocracia genovesa a que abdicase como la de Ve -
necia lo 'había hecho. Instalóse un gobierno inte-
rino, y se despachó una comision á Bonaparte para
acordar con él la constitucion que conviniese es-
tablecer en la república de Génova.


De modo que despues de haber invertido solos
dos meses en someter al papa, pasar los Alpes ju-
lianos, imponer la paz al Austria , volver á atra-
vesar los Alpes v castigar á Venecia , se hallaba
:Bonaparte ejerciendo una autoridad su-
prema sobre toda la Italia , esperando, sin preci-
pitarla , la marcha de la revolucion , obligando á
trabajar la constitucion de las provincias redimi-
das, creándose una marina en el Adriático, y ha-
ciendo cada vez mas imponente al Austria su po-
sición. Aprobaronse en Paris y en Viena los preli-
minares de ',cohen; se cangearon las ratificaciones
entre Bonaparte y M. de Gallo, y solo se aguardaba
con impaciencia que se entablasen conferencias
para la paz definitiva. Bonaparte desde :Milan, aun-
que mero general de la república, ejercia mas in-
flujo que todos los potentados de Europa, y los mu-
chos correos que continuamente llegaban y salían
sin cesar, anunciaban que aquel erael centro de los
destinos del inundo. Los italianos, llenos de entusias-
mo, esperaban horas enteras para tener el gusto de
ver salir algeneral del palacio de Serbellom, y una
multitud de damas jóvedes y hermosas rodeaban á
la esposa de Bonaparte, formandouna brillante cór-
te. Alli principiaba ya aquella estraordinaria exis-
tencia, que deslumbró y dominó despues al mundo.




ira


CAPITULO IX.


Situacion apurada de la Inglaterra despues de los preliminares
de paz con el Austria ; nuevas proposiciones de paz ; conferen-


cias de Lila.—Eleccion es del aiio V. Progresos de la reaccion
contra-revolucionaria. Lucha de los consejos con el Directorio,
—Eleccion de Barthelerny para director en remplazo de Letour-


neur,
, director cesante.—Nuevos pormenores sobre la hacienda


del ario V. Modificaciones en su administracion propuestas por
la oposieion —Vuelta de los clérigos y emigrados.—Intrigas y
conspiraciones de la faccion realista.—Division y fuerzas de
los partidos. Disposiciones politicas de los ejércitos.


n 111


Atrevida por denlas era la conducta de Bona-
parte respecto á V enecia, pero conforme á las le-
yes, pues fundaba el manifiesto de Palma-Nova en
la necesidad de rechazar las comenzadas hostilidades
y antes de que estas se trocasen en una guerra de-
clarada , concluyó un tratado que dispensaba al
Directorio de someter á los dos consejos la decla-
racion de guerra. Asi habla sido acometida la re-
pública de 'Venecia, destruida y borrada de Euro-
pa , sin que el general hubiese consultado casi al
Directorio, ni el Directorio á los consejos, sin faltar
mas que notificar el tratado. Igual revoluciou se
efectuó en Génova, donde al parecer no se consul-
tó con el gobierno ; y todos estos hechos que se
atribuían al general Bonaparte en ma yor grado de
lo que realmente se debla, daban estraordinarias


FRANCESA.
475


pruebas de su poder en Italia, y del que se apro-
piaba. El Directorio , en efecto , juzgaba que Bo-
naparte habla zanjado muchas cuestiones; sin em-
bargo , no podia argüirle por haberse escedido
materialmente en sus poderes, sino que se veía
obligado á reconocer la utilidad y conveniencia de
todas sus operaciones, no atreviéndose á desapro-
bar á un general victorioso y que tan grande au-
toridad ejercia sobre los ánimos. El embajador de
Venecia en Paris , M. Quirini , habla hecho todo
lo posible con el Directorio para ganar votos en
favor de su patria, valiéndose de un dalmata, as-
tuto intrigante , que habia hecho amistad con Bar•.
ras para seducirle. Parece que se dió una suma de
seiscientos mil francos en billetes , con condicion
de defender á Venecia en el Directorio; pero Bo-
naparte reveló la intriga apenas la supo Venecia
quedó en la misma situacion y se rehusó el pago
de los billetes. Enterado el Directorio de estos
hechos, mediaron algunas esplicaciones , v aun
principios de sumaria, pero al fin trató de ocultar-
se todo. Aprobóse la conducta de Bonaparte en
Italia , v se consagraron á la mas viva alegría los
primero's días que se siguieron á la noticia de los
preliminares de Leoben. Los enemigos de la revo-
lucion y el Directorio , que tanto habían clamado
por la paz , para tener un pretexto de acusar al go-
bierno, quedaron interiormente muy disgustados
al ver firmados los preliminares ; mas los republi-
canos por el contrario sintieron el mayor júbilo.
Sin duda hubieran desolado la completa libertad de
la Italia ; pero se enajenaban al considerar que el
emperador hubiese reconocidocomo consagrado
una república. La poblacion


'general se regoci-




470 DEVOIUCION
ha al ver terminados los horrores de la guerra, y
esperaba ver disminuidas las cargas públicas. La
sesion en que se (lió cuenta á los consejos de los
preliminares, fue una escena de entusiasmo. Se de-
claró que los ejércitos de Italia, del Rin y de Sambre
y Mosa hablan merecido bien de la patria y de la
humanidad, ganando la paz con sus victorias ; y
todos los partidos prodigaron al general Bonaparte
las espresiones mas entusiastas, proponiendo darle
el renombre de Itálico , como Roma atribuyó á
Escipion el de Africano.


Sometida el Austria , lo estaba tambien todo el
continente y no quedaba mas que la Inglaterra con
quien luchar, la cual estaba tambienalgo reducida
y espuesta á verdaderos peligros. Hache, detenido
en Francfort en el momento del mas glorioso triun-
fo , vivia impaciente por adquirir nuevas glorias,
y tenia lija su contemplacion en Irlanda, pues ja-
más habia renunciado á su proyecto del año ante-
rior. Contaba con cerca de ochenta mil hombres
entre el Rin v el Nidda, y dejó unos cuarenta mil
en las inmediaciones de Brest, en cuyo puerto se
hallaba la escuadra armada en disposieion de dar-
se á la vela. Una escuadra española que estaba
reunida en Cádiz, esperaba solo un viento favora-
ble , que obligase al almirante inglés Jewis á ale-
jarse, para salir de la rada é introducirse en el ca-
nal de la Mancha á combinar sus esfuerzos con los
de la marina francesa. Los holandeses habian por lin
logrado tambien reunir una escuadra y reorganizar
parte de su ejército; de suerte que Hache podia
disponer de inmensos recursos para sublevar la Ir-
landa. Se proponia sacar veinte mil hombres del
ejército de Sambre y Masa y enviarlos á Brest, pa-


FRANCESA•
477


ra embarcarlos aquí de nuevo, e l igiendo para esta
empresa , que era el blanco de todos sus proveo-
tos, sus mejores tropas. Tambien pasó á Holanda,
guardando el mas rigoroso incógnito y esparciendo
la voz de que habla ido á pasar algunos Bias con
su familia. Examinó allí por sí mismo todos los pre-
parativos , y se embarcaron en una escuadra. diez
y siete mil holandeses de esceleute tropa que solo
:aguardaban un aviso para acudirá reunirse con la
espedicion preparada en Brest. Si se agregaban á.
todos estos medios los de los españoles, la Ingla-
terra se hallaba amenazada , como es evidente, de
incalculables riesgos.


No tenia Pitt un momento de tranquilidad, por-
que la separacion del Austria, los preparativos
hechos en el Tejel y en Brest, I/ la escuadra reu-
nida en Cádiz , cuyo bloqueo paja desaparecer al
menor viento , eran circunstancias todas en estre-
no alarmantes. La España y la Francia trabajaban
para que Portugal se agregase á la paz, y tambien
podia temerse la separacion de tan antiguo aliado;
acontecimientos que rebajaron notablemente el
crédito, y produjeron una crisis mucho ha prevista
y frecuentemente pronosticada. El gobierno inglés
acudia siempre al banco , del cual había sacado
enormes anticipos, va haciéndole comprarréditos,
ya descontar los billetes de la tesorería, no pudien-
do satisfacer estos adelantos , sino por medio de
abundantes emisiones. Alarmados los ánimos y con
la noticia de que el banco había hecho al gobierno
considerables empréstitosc, se apresuré todo el
mundo á convertir sus créditos en efectivo ; y por
esto, desde el mas de marzo en que Bonaparte se
dirigía á Viena , se vió precisado el banco á Boli-




478 REVOLUCION
citar la facultad de suspender sus pagos ; facultad
que desde luego obtuvo, viéndose dispensado da
llenar una ob!igacion que se había hecho imposi-
ble ; mas no por esto se mejoraron su crédito y
existencia. Publicó inmediatamente la cuenta de
su haber y débito , ascendiendo el primero á diez


siete millones quinientas noventa y siete mil
'doscientas ochenta libras esterlinas , y el segundo
á trece millones setecientas setenta mil trescientas
noventa ; de suerte que su haber escedia al débito
entres millones ochocientas veinte y seis mil ocho-
cientas libras esterlinas. Pero no se decia cuántos
créditos contra el estado entraban en la misma
existencia; todo lo que consistia en barras ó letras
sobre el comercio era seguro ; pero, las rentas y
las cédulas de tesorería, que eran lo que constituía
la mayor parte del haber , habian perdido su cré-
dito con la política del gobierno, pues los billetes
perdieron desde luego mas de un quince por cien-
to. Los banqueros pidieron que se les facultase
para pagar en billetes , porque de lo contrario se
verían precisados á suspender sus pagos. Era muy
natural , y aun de toda justicia, que se les conce-
diese lo mismo que al banco , pues negándose el
banco á cumplir sus obligaciones eri efectivo , les
imposibilitaba cubrir las suyas del mismo modo.
Mas desde entonces se daba a los billetes el curso
forzoso de metálico y para evitar este inconve-
niente se reunieron los principales comerciantes
de Lóndres, y dieron una prueba notable de pa-
triotismo é inteligencia. Haciéndose cargo de que
la negativa á admitir en pago los billetes del ban-
co produciria una catástrofe irremediable , de que
se resentirian todas las fortunas , resolvieron pre-


FRANCESA.
479


cave rl a , y se convinieron d e Desde en acuerdo en re-
la Inglaterra


-


eibii
riollepilletesn en pago.


papel moneda. Es verdad que
este no era forzoso , sino voluntario, pero no tenia
mas solidez que la del papel , y dependía ademas
de la conducta politica del gabinete. Para darle
mas propiamente el uso de moneda , se le dividió
en pequeñas cantidades, autorizando al hamaco, cu-
yos menores billetes eran de cinco libras esterlinas
(sobre cuatrocientos reales), á emitir otros de vein-
te y cuarenta chelines (de noventa y seisde ciento
noventay dos reales), que era un medio para que
sirviesen al pago (le los jornaleros.


Por mas que la buena fé del comercio inglés
hubiese disminuido los riesgos de aquella catástro-
fe , no por eso dejaba de ser muv espuerta la si-
tuacion, puesto que para que fuese menos desastro-
sa, era preciso desarmar á la Francia , é impedir
que las escuadras española, francesa y holandesa
atizasen el incendio en Irlanda La familia real se-
guia siendo tan enemiga de la revoluciou como de
la paz ; pero Pitt , que no tenia mas objeto que el
interés de la Inglaterra , creia que era necesario
respirar por un momento. Esto era indispensable,
fuese ó no la paz delinitiva; y enteramente acorde
en este punto con lord Grenvilie , decidió al gabi-
nete á entablar una negociaeion sincera , que de-
jase descansar por dos ó tres años los trabajados
resortes de la potencia inglesa. Ya no podia tratarse
de disputar los Paises-Bajos, cedidos á la sazon
por el Austria, sino de disputar sobre las colonias;
en lo cual había medios y esperanza de avenirse.
No era solo la situacion la


.
que indicaba el deseo de


hacer la paz , sino tairibien la eleccion del media-




480 REVOLUCION
dor , pues se 'labia designado esta vez á lord Mal-
mesbury, que en su edad no podía representar dos
veces seguidas un inútil carácter. Lord Alalmes-
bury, , célebre por su prolongada carrera diploma.
lica, y por su tino como negociador, estaba can-
sado de los negocios , y quería retirarse de ellos,
aunque despues de una 'negociacion favorable y
honorífica. Ninguna mejor que la que so hiciese
con la Francia despues de tan horrible lucha ;


'si no hubiese estado convencido de que su gabinete
quería la paz , no hubiera consentido en represen- .•
tar un papel de farsa, cuya repeticion era ridícula.
Recibió en efecto instrucciones secretas , que no
le dejaban la menor duda. El gabinete inglés pidió
pasaportes para su agente, y de comun acuerdo se
lijó el punto de las conferencias , no en Paris sino
en Lila. El Directorio preferia recibir al ministro
inglés en una ciudad de provincia , porque temía
menos sus intrigas, y este, por su parte, deseando
no presentarse ante un gobierno, cuyas formas te-
nían cierta aspereza, preferia tratar por medio de
sus agentes. Eiigióse, pues , Lila , preparando por
una y otra parta una legacion solemne, no dejando
por eso noche de continuar con atan sus prepara-
tivos, para dar mayor autoridad á los negociadores
franceses.


Asi , victoriosa por todas partes la Francia, se
hallaba en tratos con las dos grandes potencias
europeas, y se acercaba á la paz general. Tan plau-
sibles y gloriosos acontecimientos hubieran debi-
do infundir solamente alegría en todos los corazo-
nes; pero las elecciones del año Y acababan de dar
á la oposicion un peligroso apoyo. Ya hemos visto
cuan incansables trabajaban los enemigos del Di-


FRANCESA.
489


rectorio al acercarse las elecciones , en cuyo re-
sultado !labia tenido gran parte la faccion realista,
que si bien perdió tres de sus principales agentes,
con el arresto de Brotticr , Laville-Ileurnois y Do-
verne de Presle, no era un mal muy grande , pues
reinaba entre ella tal confusion , que no podía au-
mentaue porque perdiese á sus corifeos. Seguían
dos asociaciones ; una compuesta de los hombres
decididos y capaces de tomar las armas , y otra de
los tibios, que solo servian para votar en las elec-
ciones. La agencia de Lyon permanecía intacta , y
Pichegrú, que conspiraba aparte, seguia en cor-
respondencia con el ministro inglés Wickam y el
príncipe de Condé, de suerte que las eleciones,
producto de todos estos intrigantes, y especialmen-
te del espíritu reaccionario , tuvieron el resultado
que ya se !labia previsto. Casi todo el segundo ter-
cio se formó, como el primero, de enemigos del
Directorio , ó por amor al trono, ó por aborreci-
miento a los terroristas. Es verdad que los realis-
tas no eran muy numerosos , pero segun costum-
bre iban á servirse de las pasiones de


• los demas.
Nombróse á Pichegrú , diputado por el Jura. En
Colmar se eligió á un tal Chemblé , corresponsal de
Wickam ; en Lyon á Imbert- Colomés,•uno de los
individuos de la agencia realista del Mediodía , y
á Camilo Jourdan , jóven de mu y


buenos sentí-
mientes, de imaginacion viva, y .de ridícula saña
contra el Directorio; en 'Marsella al general Willot,
sacado del ejército del Occéano , para mandar en
el departamento de laslBocas del Ródano , y que
en vez de reprimir é los partidos, se ha bia dejado
seducir, tal vez sin saberlo, por la faccion realista;
en Versalles á. un tal Vauvilliers , comprometido


Biblioteca popular,


T. Y. 537




482 llEvOLUCION
en la conspiracion de Brottier, y destinado por la
agencia para administrador de abastos ; en Brest,
al almirante Villaret-Joyeuse, enemistado con llo •
che , y por consiguiente con el gobierno , á causa
de la espedicion de Irlanda. Otra porcion de elec-
ciones se hicieron por este estilo , aunque no eran
todas tan alarmantes para el Directorio y la repú-
blica. Nombróse diputado por su departamento al
general Jourdan, que habla dejado el mando del
ejército (10 Salobre y liosa, despues de los contra-
tiempos de la anterior campaña ; persona digna de
representar al ejercito en el cuerpo legislativo , y
de lavar la mancha con que la traicion de Picha- ,
(r
.°di iba á deshonrarle. Por una singularidad cho-
cante se eligió á Barrere por el departamento de
los altos Pirineos.


Diéronse prisa á llegar á Paris los nuevos di-
putados, y mientras llegaba el .1. 0 de pradial,
época de su instalacion, se les llevaba á la reunion
de Clichy , que diariamente se hacia mas tumul-
tuosa. Los mismos consejos baldan abandonado ya
su antigua severidad ; y viendo acercarse el mo-
mento en que iban á verse reforzados , los indivi-
duos del primer tercio empezaban á dejar el dis-
fraz con que se binan encubierto por quince me-
ses. Hasta entonces había marchado en pos de los
constitucionales , es decir , de los diputados que
pretendian no ser amigos ni enemigos del Directo-
rio , y que afectaban atenerse al espíritu de la
constitucion, no combatiendo al gobierno sino cuan-
do se separaba de ella. Este sistema dominó espe-
cialmente en el consejo de los Ancianos ; pero á
proporcion que se aproximaba el dia del reemplazo,
iba tomando un lenguage mas amenazador la opo-


FBANcESA.
583


sicion de los Quinientos. Oiase decir que harto
tiempo hablan manejado á estos los Ancianos , v
que era ya hora de que los Quinientos saliesen de
la tutela ; y asi en la sociedad de Clichy como en
el cuerpo legislativo , el partido próximo á adqui-
rir la mayoría manifestaba su regocijo y atrevi-
miento.


Engañados los constitucionales, como todos los
que du:ante la revolucion se hablan dejado arras-
trará la oposicion, creian que iban á ser los direc-
tores del movimiento , y que los recien venidos
engrosarían mas su partido. Su corifeo era Carnot,
que cada dia mas empeñado en el torcido rumbo
que babia elegido


'


no dejó de apoyar en el Direc-
torio el dictamen de la ma y oría legislativa ; y es-
pecialmente en la discusion cle los preliminares de
Leohen , manifestó una animosidad que hasta en-.
tonces se habia contenido en les oportunos límites,
y apo y ó con un celo que no dehia esperarse de su
vida pasada, las concesiones hechas al Austria.
Carnot, cegado por su amor propio, creia manejar
á su arbitrio el partida constitucional e n los Qui-
nientos y en los An ianos, y no veia en los nuevos
elegidos sino otrcs tantos partidarios mas. En su.
afan de hermanar los elementos de un partido, cu-
yo caudillo esperaba ser, procuraba relacionarse
con los mas marcados entre los nuevos diputados


hasta se había anticipado á Pichegrú , que pro-
cedía descortesmente con todos los individuos del
Directorio, yendo á ;visitarle. Picbegrú, corres-
pondiendo groseramente á su atencion • le mostró
indiferencia, y casi desprecio. Carnot habia hecho
amistad con otros muchos diputados del primero y


-segundo tercio, y su habitacion en el Luxemburgo




T
484 REVOLUCION


era el punto de reunion de indos los individuos de
la nueva oposicion, viendo diariamente sus cólegas
entrar en su casa á sus mas irreconciliables ene-
migos.


La cuestion mas importante del dia era la elec-
cion de un nuevo director , debiendo sortearse el
que habia de cesar en aquel empleo, y si la suerte
designaba á LareveHere-Lepeaux, Rewbell ó Bar-
ras, variaba ya la marcha del gobierno , porque el
director que la nueva ma y oría nombrase, no po-
dría menos de votar con Carnot y Letourneur.


Se decia que los cinco directores se fu hin
puesto de acuerdo para designar al que habla de
cesando entre ellos, y que Letourneur habla consen-
tid() en separarse , siendo por lo tanto aparente el
escrutinio; pero esta era una suposicion absurda
como las que por lo comun hacen los partidos. Los
cinco directores, escepto Larevelliere, tensan
cho amor á su destino : por otra parte Carnot y
Letourneur, que esperaban ser los duerms del go-
bierno si tocaba salir á cualquiera de sus tres có-
legas , no podiau renunciar espontáneamente su
cargo. Hubo una circunstancia que pudo dar peso
á este rumor. Los cinco directores se hablan con-
venido en que el que saliese recibiria de cada uno
de sus cólegas una iudemnizacion de diez mil fran-
cos, que ascenderia á cuarenta mil , para que los
directores pobres no pasasen repentinamente de la
cumbre del poder á la indigencia. Este convenio
hizo creer que para decidir


indigenci


Letourneur , hablan
acordado sus cólegas cederle parte de sus asigna-
ciones, pero sin embargo , no era cierto. Decfase
tambien que se habia tratado hiciese su dimision
antes del 1.° de pradial, para que el uombramien-


FRANCESA.
48.


Lo del nuevo director se hiciese antes de que en-
trase el segundo tercio en los consejos; combina-
ciou que era imposible con la presencia de Carnot.


No omitia diligencia la sociedad de Clichy para
prevenir estos arreglos, y trató de que se presen-
tase en los Quinientos una proposicion con el
objeto de obligar á los directores á que sacasen
públicamente la Suerte, proposicion inconstitu-
cional, porque la constitucion no expresaba el mo-
do de veriliarlo, y descansaba respecto á su for-
malidad en el interés de cada director; sin em-
bargo se aprubO en los consejos. El director La-
revelliere Lepcaux, que tenia poca a rnbicion, pe-
ro mucha entereza, espuso á sus colegas que esta
medida era una mengua. de sus prerogativas,
obligándoles á no reconocer su legalidad. En efec-
to, el Directorio respondió que no la Ilevarian á
efecto por ser inconstitucional, y los consejos le
replicaron, que no podia juzgar de las decisiones
del cuerpo legislativo. Quiso insistir el Directo-
rio, y responder que la constitucion se ponia en
un artículo fundamental bajo la salvaguardia de
cada poder, y que el ejecutivo estaba obligado á
no consentir nada que fuese inconstitucional, pero
Cuma y Letourneur abandonaron á sus cólegas.
Barras que era impetuoso, pero no constante,
obligó á ceder á Rewbell y Larevelliere, y no se
disputó mas sobre el modo de sacar la suerte.


()tras nuevas proposiciones se discutieron en
la turbulenta reunion`de Clichy antes del 4.° de
pradial. La Inas importante para ellos era el in-
forme de la famosa ley del 3 de brumario, que es-
cluia de los cargos públicos á los parientes de los
emigrados, y que negaba la entrada en el cuerpo




186 nEvOLucION
legislativo á muchos individuos del primero y
segundo tercio. llizose efectivamente la proposi-
cion en los Quinientos algunos dias antes del 1.0
de pradial, y quedó adoptada despues de una aca-
lorada discusion, Este inesperado triunfo aun an-
tes del reemplazo del segundo tercio, probaba la
superioridad que empezaba á tener la oposicion
en el cuerpo legislativo, aunque formado de las
dos terceras partes de la Convencion. Sin embar-
go, el partido constitucional era mas poderoso en
los Ancianos; ofendido del arrojo de los diputados
que hasta entonces habla parecido que recihian
su direccion, se negó a revisar la ley del 3 de
brumario.


Apenas llegó el 1.° de pradial, se presentaron
én el cuerpo legislativo los doscientos cincuenta
diputados nuevos sustituyendo á igual número de
convencionales. helos setecientos cincuenta indivi-
duos de ambos consejos, no quedaron por consi-
guiente mas que doscientos cincuenta de la gran
Asamblea que !labia llevado á cabo y defendido
la revolucion. Cuando Pichegrú se y en
los Quinientos, la mayor parte de la Asamblea,
que ignoraba admitir á un traidor, v solo veia en
él un ilustre general desairado por el gobierno, se
levantó por un movimiento de curiosidad, y de
cuatrocientos cuarenta y cuatro votos obtuvo tres-
cientos ochenta y siete para la presidencia. El par-
tido moderado y constitucional hubiera querido
colocar en la mesa al general Jourdan para acer-
carle al sillon, y sentarle en él despues de Piche-
gró; pero la nueva mayoría, orgullosa con su po-
der y olvidando toda especie de miramientos, re-
chazó á. Jourdan. Quedaron nombrados para la


FRANCESA.
487


mesa 3131. Simeon, Baublanc, Enrique La Riviere
y Parisot, siendo muy desacertada la esclusion de
Jourdan, por lo mismo que era una torpeza que
debía ofender profundamente á los ejércitos. En
seguida, se abolió la eleccion de los altos Pirineos,
que habla introducido á Barrera en el cuerpo le-
gislativo, y se4upo el resultado de la suerte para
el Directorio. Por una singular casualidad tocóle á
Letourneur, lo cual robusteció mas la opinion de
haberse convenido los Directores. * Inmediata-
mente trataron de reemplazarle; y si bien la elec-
cion que iba á hacerse no tenia tanta importan-
cia, no pudiendo ya cambiar la ma y oría del Di-
rectorio, siempre era un voto en apo y o de Carnot;
y como por otra parte no se conocia «bien la inten-
cion de Larevelliere- Lepeaux, como constaba su
moderacion, vera uno de los proseriptos de 1793,
se lisongeaban de que en ciertos casos podría
agregarse á Carnet y cambiar la mayoría. Los
constitucionales, que anhelaban y esperaban modi-
Crear la marcha del gobierno sin destruirle, hu-
bieran podido nombrar una persona afecta al ré-
gimen actual, pero enemiga del Directorio, y dis-
puesta á unirse con Carnet. Proponían á Cochon,
el ministro de policia y amigo de Carnot , y pen-


* Se lee en varias historias que Lctourneur salió del Di-
rectorio por un convenio voluntario , pero el director Lare-
vellicre Lepeaux, en sus memorias preciosas é inéditas, asegura
lo contrario, lo cual es una prueba suficiente para cuantos , han
conocido á este virtuoso ciudadalto incapaz de mentir. A mas de es-
to; cesa absolutamente toda duda cuando se lee la memoria de Carnet
escrita despues del 48de fructidor, en la eual


-ausar (le estar escrita
con hiel, y que á la verdad no hace mucho honor á la gloria de
Carnot. asegura que todos estos convenios son una Falsa suposi...
cian. Ciertamente ningun interés tenia en justificar á sus coleg e,
contra quienes abrigaba el mayor resentimiento.




488 REvOLuCCON
salan tambien en Beurnonville; pero la reunion
de Cliehv miraba muy mal á Cochon, á pesar de
que le distinguieron en un principio por su ener-
gía contra los jacobinos. Estaban resentidos con el
Por el arresto de Brottier, Duverne de Presle y
Laville- lleurnois, y mas que todo por sus circu-
lares á los electores. Desecharon pues á Cochon,
y aun á Beurnonville, y propusieron *á Barthelemy,
nuestro embajador ea Suiza, que fue el que neo..
ció los tratados de paz con la Prusia y con la Es-
paña. No era en verdad en el concepto de dijdo.
mhticil pacificador en el que querian honrarle,
sino en el de supuesto cómplice del pretendiente
y de los emigrados. Sin embargo, los realistas,
que esperaban, y los republicanos, que temian
hallar en él un traidor, se engañaban igualmente.
Barthelemy no era mas que un hombre débil, me-
diano y fiel al poder reinante, por no tener ni aun
la audacia necesaria para hacerle traicion; y para
decidir su eleccion, que presentaba algunos obs-
táculos; se dijo que no aceptarla, y que su nom-
bramiento seria un homenaje hecho al hombre
que !labia empezado la reconciliacion de la Fran-
cia con la Europa. Esta fábula contribuyó a! buen
éxito, pues obtuvo trescientos nueve votos en los
Quinientos, y Cochon doscientos treinta. Se vió
figurar en la lista de los candidatos presentados á
los Ancianos a Massena con ciento ochenta siete
votos, á Kleber con ciento setenta y tres, y
Augereau con ciento treinta y nueve. Muchos di-
putados querían que entrase en el gobierno uno
de los generales de division mas distinguidos ea
los ejércitos.


Quedó elegido por los Ancianos Barthelemy:;:


PRANCESA.
489


y á pesar de la fábula que se divulgó para darle
Mas votos. respondió en seguida que aceptaba el
cargo. Su entrada en el Directorio en vez de Le-
tou'rneur no variaba nada absolutamente, pues
Bártlielemy no solo era incapaz de tener mas influjo
sobre sus cólegas que Letourneur, sino que iba á
votar del mismo modo, y hacer por oposicion toque
Letourneur hacia por afecto hacia Carnot.


Desde el I ° de pradial empezaron a trabajar
los individuos de la sociedad de Clichy, ó los cli-
chinos, co.00 les llamaban entonces y manifesta-
ron las mas violentas intenciones. Pocos habia entre
ellos amigos de los agen tes realistas, pues solo se ha-
llaban en el secreto Leinerer,Mersau, Imbert- Colo-
aD ls, Piehegré, y acaso Willot. Pichegrn, que des-
de I principio era corresponsal de Conde y Wic-
kain, acababa de adquirir relaciones directas con el
pretendieate y re,;ibió grandes esperanzas, magnífi-
cas promesasy nuevos fondos que aceptó tambien, sin
pner mas seguridad que antes del destino que ha-
biade darlos. Prometió mucho, y dijo que antes de
a 'optar ningun partido, ela preciso observar la
nueva marcha de los negocios. Indiferente y tacitur-
no, afectaba con sus cómplices y con todo el inundo,
el misterio de un hombre profundo, y el retrai-
miento de un gran carácter; v cuant, menos ha-
biaba, mas combinaciones v recursos le suponian.
La mayor parte de los clicliinos ignoraban su se-
creta comision, y hasta el mismo gobierno, por -
que Duveroe de Presle no se hallaba ea el se-
creto, y por lo mismo no porfia comunicarlo.


aire, los individuos de la sociedad de Clichy
habla unos que obraban por ambicion, otros por
natural propension al estado monárquico, y la ma-




490 REVOLUCION
yor parte por los recuerdos del terror y el temor de
verlo reproducirse. Reunidos por tan diversas
causas, dejábanse llevar, como sucede en toda con-
gregacion de hombres, por los mas acalorados, y
desde el 1 de pradial, hablan ya formado los
mas descabellados proyectos. El primero era de-
clarar permanentes a los consejos, y en seguida
querían pedir la salida de las tropas existentes en
Paris, apropiarse la policía de la capital, inter-
pretando el artículo de la constitucion, que con-
cedía al cuerpo legislativo la policía del sitio de
sus sesiones, con traducir la palabra sitio por la
voz ciudad; formar causa á los directores; nom-
brar otros y anular en globo las leyes llamadas re-
volucionarias; es decir, anular, apoyados en esta
palabra, toda la resolucion. De este modo, some-
tido Paris á su poder, derrocados los gefcs del go-
bierno,puesta en sus manos la autoridad para-
disponer'de ella á su antojo, podian atreverse á
restablecerlo todo, hasta el trono mismo; sin em-
bargo, se desestimaron estas proposiciones de al-
gunos acalorados, pues viendo otros mas juiciosos
que equivalian á un ataque brusco contra el Di-
rectorio, se opusieron á ellas é hicieron triunfar
otras. Conviniérouse en servirse desde luego de
la mayoría para cambiar todas las comisiones, re-
formar ciertas leyes y contrariar la marcha actual
del Directorio , prefiriéndose desde entonces la
táctica legislativa á los ataques de mano armada.


Acordado este plan, le pusieron inmediatamen-
te en ejecucion. Despues de haber anulado la elec-
cien de liarrere, eligieron á cinco individuos del
primer tercio, escluidos el año anterior en virtud
de la ley del 3 de brumario, sin que fuese un obs-


PIIAYCESA•
491


táctil() para revisarla la oposicion de los Ancianos,
pues los diputados separados del cuerpo legislati-
vo, quedaron reelegidos por haber sido escluidos
inconstitucionalmente. Estos eran los llamados
Fcr'aud- Vaillant, Gault, Polissart, Job Aymé del
Drome y ,Versan, uno de los agentes realistas.
Idearon despues un nuevo modo de revisar la ley
del 3 de brumario. Propuesta unos días antes, y
desestimada por los Ancianos, no podía proponerse
hasta pasado un año, y asa se empleó otra forma,
diciendo que la ley del 3 de }mamario estaba revi-
sada en lo concerniente á la esclusion de los cargos
públicos, que era casi toda la ley, y los Ancianos
adoptaron la resolucion bajo esta forma. Pudieron
pues introducirse ya los individuos del nuevo ter-
cio, escluidos por parientes de los emigrados ó por
amnistiados en delitos revolucionarios, debiendo
á ella M. Imbert-Colornes de Lyon su entrada en
el cuerpo legislativo. Aprovechó tambien á Sali-
cet ti, que se /labia comprometido en las ocurren-
cias de pradial, y quedó amnistiado con otros va-
rios individuos de la Conveucion, confirmándose
la eleccion que se hizo de él en Córcega. Para apa-
rentar imparcialidad los corifeos de los Quinientos,
hicieron revisar una ley del de Urea' que ale-jaba de Paris á los convencionales que estuviesen
sin empleo, lo cual hicieron para parecer que anu-
laban todas las leves revolucionarias. En seguida
pasaron á la comprobacion de las elecciones,
como era de esperar, anulaban todas las dudosas
cuando se frataba de un diputado republicano, y
las confirmaban si era un enemigo de la revolu-
cion. Hicieron renovar todas las comisiones; y
pretendiendo que todo debía emanar desde la fe-




► 92 IIEVOLUCION


cha de su entrada en el cuerpo legislativo, pidie-
ron cuentas de hacienda hasta el 1.° de pradial,
estableciendo despues comisiones especiales para
examinar las leves relativas á los emigrados, a los
clérigos, culto, instruccion pública, colonias etc.
A vista de esto se descubría su deseo de entro-
meterse en todo.


Dos solas esceriones se hicieron á las leyes.
quedesterraban para siempre á los e.nigrados: una
en favor de los jornaleros v labradores. á quienes
Saint-1 ust y Lebas habian hecho huir del alto Rin
durante su mision ea 179:3; y otra en favor de los
individuos comprometidos y pre:asados á fugarse
á consecuencia de los acontecimientos del 31 de
mayo. Solo los refugiados de Tolon, que hablan
entregado esta ciudad, y salvádose en las escua-
dras inglesas, eran los que estaban privados del
beneficio de esta segunda cseepcion. Infinitos emi-
grados






hablan entrado ya prevalidos de ambas re-
soluciones, unos fingiéndose jornaleros ó labrado-
res del alto Rin, y otros proscriptos del 3I de ma-
yo. Los clichinos hicieron adoptar una prórroga
al plazo concedido á los fugitivos del alto Rin,
prolongándole por seis meses; y ademas influ y e-
ron para que se resolviese que los fugitivos toio-
neses se aprovecharan de la escepcion concedida
á los proscriptos del 31 de mayo. Aunque eran dig-
nos de este favor muchos meridionales que se ha-
bian refugiado á Tolon, y desde aqui á las escua-
dras inglesas, para librarse de la proscripcion ful-
minada contra los federalistas, sin embargo les
llamaban y precian perdonar el atentado mas
criminal de la faccion contra-revolucionaria, de-
biendo indignarse los patriotas. La discusion so--


PRANCESA.
493


bre las colonias y sobre la conducta de los ann-
tes del Directorio en Santo Domingo, produjo b una
violenta erupcion: la comision encargada de esteparticular, cuyos individuos eran l'adié, Villaret-
Joveuse, Baublane y Bourdon del Oise, <lió un in-
for̀me en que se trataba á la Convencion con la
mayor acrimonia. Acusábase en él al convencio
nal - Maree de que no habla resistido á la tirania
con la energía de la virtud. Al oir estas palabras,
que revelaban la intencion mas de una vez mani_
festada de ultrajar á los individuos de la Conven-
cion, subieron á la tribuna todos los que aun per-
manecían en los Quinientos, y pidieron otro in-
forme redactado de una manera mas digea del
cuerpo legislativo. Suseitóse una ruidosa escena,
y los convencionales, apoyados por los diputados
moderados, consiguieron que se enviase el infor-
me á la comision. Caruot influyó en ella por me-
dio de Bourdon del Oise, y se modificaron las dis-
posiciones del proyectado decreto. Al principio se
Babia propuesto quitar al Directorio la facultad de
enviar agentes á las colonias, mas se le concedió
esta facultad, limitando el número de agentes á
tres, y la duracion de su comision á diez y ocho
meses, y retiraron á Santhouax. Viendo los cons-
titucionales que habían podido reprimir el ímpetu
de los clichinos reuniéndose á los convencionales,
creyeron que iban á hacerse moderados del cuer-
po legislativo; pero en breve debieron desenga-
ñarles las siguientes sesiones.


Entre los objetos mas importantes de que se
proponian ocupar los últimamente elegidos, el culto
y las leyes relativas á los sacerdotes eran los que
llamaban su principal atencion. La comision enea',




491 REVOLUCION
(rada de tan delicada materia, nombró por infor-
mante al jóven Camilo Jordan, cuya imaginacion
se exaltó con los horrores del sitio de Lyon. y cuya
sensibilidad, aunque sincera, no carecia de cierta
presuncion. El informante compuso un largo
afectado discurso sobre la libertad de los cultos',
diciendo , que no bastaba permitirá cada uno el
ejercicio de su culto, sino que era preciso, para •
que la libertad fuese positiva, no exijir nada que
estuviese en contradictor con las creencias . A.si por
ejemplo, aunque el juramento que se exijia á los
clérigos, fuese opuesto á la fe, bastaba que lo
hubiesen interpretado ellos mal y que le mirasen
corno contrario á las doctrinas de la iglesia cató-
lica. para que no se les debiera imponer. Que 'la-
bia sido una tiranía cuy do resultadoptos


era crear una


clase de proscriptos, y e proscri peligrosos,porque ejucian estraordinario influjo sobre los áni-.
mos, y porque guarecidos cuidadosamente por el
piadoso celo de los pueblos, de las pesquisasde la
autoridad, urdian ocultas tramas para escitar la
rebelion. En cuanto á las ceremonias del culto , no
bastaba permitirlas en los templosa.puerta cerrada,
era menester, ademas de prohibir toda pompa es-
tenor que pudiese dar margen á discordias, permitir
ciertas prácticas indispensables. De esta clase era
el uso de las campanas, que como necesarias para:
reunir á los católicos á ciertas horas, forman par-
te del culto, y el prohibirlas era cohartar su li-
bertad. Por otra parte, el pueblo estaba acostum-
brado á..stos sonidos que le eran gratos, y no ha-
bia consentido aun en pasarse sin ellos, pues en
aldeasjamas se !labia llevado á efecto la perro contra
las campanas. Por tanto era indispensable itir


rlIANCESA.
4:95


aquella inocente necesidad, y hacer cesar el escán-dalo de ver que una ley promulgada quedaba sín
ejecucion.—Lo mismo decia respecto á los cemen-
terios, pues aunque se prohibiese á-todo culto sus
pompas públicas, era precise sin embargo permitir
á cada uno que tuviese lugares destinados á las se-
pulturas, y en cu


y o recinto se pudieran colocarlos signos propios de cada religion. Con arreglo á.
estos principios, Camilo Jordan proponia abolir los
juramentos, anular las leyes represivas que habian
sido su consecuencia, permitir el uso de las cam-
panas, y tener cementerios en cuyo recinto pudiese
cada culto colocar sobre los sepulcros los signos
religiosos que le agradaran. Los principios de este
informe aunque espuestos con perjudicial énfasis,
eran justos. Es verdad , que no hay mas que un me-
dio de destruir las rancias supersticiones, que es
la indiferencia y la escasez. Permitiendo todos los
cultos, y no protegiendo ninguno, es como los go-
biernos acelerarian notablemente su conclusion.
La Convencion habla ya devuelto á los católicos los
templos que les servian de iglesias, y el Directorio
hubiera hecho muy bien en permitirles las campa-
nas y las cruces eh los cementerios, y en abolir el
uso del juramento y las leves contra los clérigos
que se opusiesen á hacerle. Pero ¿se empleaban
acaso las verdaderas formas ni se elegía el mo-
mento oportuno para hacer semejantes reclama-
ciones? Si en vez de presen'ar uno de los cargos
del gran proceso intentado contra el Directorio, se
hubiera esperado ocasion mas á propósito, y dado
á las pasiones tiempo para calmarse, y al gobierno
para afianzarse, se hubieran conseguido infalible-
mente las concesiones que se deseaban; pero por




196 RU01,11010


lo mismo que los contra-revolucio narios lo impee
nian como condicion, se oponian los patriotas, por-
que siempre se apetece lo contrario de lo que pide
un enemigo. Al oir el toque de las campanas, hu-
bieran creido que sonaba el rebato de la contra-
revolucion. Cada partido quiere que se comprenda
y satisfaga sus pasiones, pero no comprender ni
admitir las del partido contrario, y los patriotas te-
nian la suyas compuestas de errores, temor y re-
sentimientos, que debla!' entenderse y lisonjearse.
Este informe produjo estraordinaria sensacion. por.
que afectaba los mas vivos y profundos rencores,
y fue el acto mas chocante y arriesgado de los eh-
chinos , aunque realmente el mas fundado. Los pa-
triotas no supieron responder á él, pues decian que
se proponia premiar la infraccion de las leyes, anu-
lando las que no se cumplian; pero efectivamente.
deben anularse las que son impracticables.


A todas estas exigencias añadieron los de Clichy
toda clase de vejaciones contra el Directorio en el
ramo de hacienda, que era el objeto importante por
cuyo medio trataban de atormentarle y paralizarle.
liemos e9uesto ya, al examinar los recursos para
el oil.° V (1797), cuales eran los ingresos y gastos
calculados en este año. Habla que cubrir cuatro-
cientos cincuenta millones de gastos ordinarios con
los doscientos cincuenta de contribucion territorial,
cincuenta de la personal, y ciento cincuenta del
sello, registro, patentes, correos y aduanas. Dehia
acudirse á los quinientos cincuenta millones de
gastos estraordinarias con la última cuarta parte
del importe de los bienes nacionales propuestos el
año anterior, que ascendia á cien mil millones , y
se exilia ea billetes por parte de los compradores,


FRANCESA. 497
con el producto de los bosques y arriendos de los
bienes nacionales, el atraso de las contribuciones,
rescripciones bátavas, venta de alhajas nacionales,
diferentes productos accesorios, y finalmente con
el constante recurso de los bienes que quedaban
por vender; pero todos estos medios no bastaban,
v eran muy inferiores á su supuesto valor. Como
los ingresos v gastos del año se arreglaban inte-
rinamente, se mandó el cobro, por estados tambien
provisionales, de tres quintas partes de la contri-
bucion territorial y personal; pero los estados, se-
,un va hemos dicho, mal formados por las admi-
nistraciones locales, con motivo de la variado».
contínua de las leyes de hacienda, y todos entrer-
renglonados, ofrecian continuas dificultades, que
se hacian mayores retardándose mucho el cobro
por la mala fé de los contribuyentes. Ademas del
inconveniente del entorpecimiento, era mucho me-
nor de lo que se Babia creido, pues la contribucion
territorial prometio á lo mas doscientos millones de
producto en vez de doscientos cincuenta; y las di-
ferentes rentas, tales como el sello, registro, pa-
tentes, aduanas y correos, no ofrecian mas que
cien millones en vez de ciento cincuenta. Tal era el
de/ieit en las rentas ordinarias destinadas á cubrir
los gastos de la misma especie. No era menor en
las estraordinarias, pues se habían negociado los
recibos de los compradores nacionales por valor
del última cuarto, con mucha pérdida; y para no
sufrir otra semejante con las rescriciones bátavas,
las habían empeñado por una suma mu y


inferior á
su valor. Los bienes se vendian muy poco á poco,
y
Italia


por esto era la escasez tan grande. El ejército de
habia vivido con las contribuciones que im-


Biblioteca popular.
T. v. 538




FRANCESA.
499


los proveedores se les daban libranzas contra la le-
cavo ministro distribuia el órden de hacer


Segun la urgencia de las necesidades; lolos pacos
os


cual producia á veces abusos, pero proporcionaba
el medio de acudir á la mayor necesidad, evitando
frecuentemente el que tal ó tal empresario se can-
sase y no prestase mas servicios. Finalmente, á
falta 'de todo otro recurso, se espedian recibos so-
bre bienes nacionales, papel que se negociaba con
los compradores, y este era el medio adoptado des-
pues de la falta del papel moneda para anticiparse
á las ventas. De semejante estado de hacienda re-
sultaba que los proveedores de peor clase, es de.
cir, los aventureros, eran únicamente con quienes
trataba el gobierno, haciéndole entrar ea las mas
gravosas contratas; y no aceptaban sino á íntimo
descuento el papel que se les daba, aumentando el
valor de los géneros á proporcion de las alteracio-
nes ó entorpecimientos de los pagos. Muchas veces
se velan obligados á hacer los ajustes mas singula-
res para cubrir ciertas atenciones; y asi, por ejem-
plo, el ministro de marina compró cierta cantidad
de harina para las escuadras, con condicion de que
el proveedor al entregar la harina en Brest, habla
de dar una parte en dinero para pagar el sueldo á
las tripulaciones que estaban resueltas á sublevar-
se. El reintegro de este adelanto en efectivo iba na-
turalmente embebido en el escesivo precio de las
harinas; y todas estas pérdidas eran inevitables é
hijas de las circunstancias; por lo tanto era injusto
imputarlas al gobierno. Por desgracia la escanda-
losa conducta de uno de los directores, que tenia
de oculto cierta parte en las estraordinarias ga-
nancias de los proveedores, y que no se recataba


498 REVOLUCION
ponia; pero los ejércitos del Rin, de Salobre y
Tosa, del interior ,y las tropas de la marina
habian sufrido horriblemente. Alas de una vez
se habian manifestado las tropas dispuestas á
sublevarse. Los establecimientos públicos y hos-
pitales se hallaban en la mas horrorosa mise-
ria y lbs funcionarios públicos no cobraban sus
sueldos.Babia sido preciso acudir á toda clase de ar-
bitres y asi, segun va lo hemos dicho , fue indis-
pensable pedir plazos, para el cumplimiento de
ciertas obligaciones. No se pagaba á los censualis-
tas mas que una cuarta parte ea efectivo, y lo res-
tante en obligaciones pagaderas con bienes nacio-
nales, llamadas recibos de los tres cuartos. Las aten-
ciones de la deuda consolidada, de los vitalicios y
pensiones ascendia á doscientos cuarenta y -ocho
millones, por consiguiente, no habla .que :HOY
mas que sesenta y dos millones,, hallándose Cam-
bien reducidos á ciento ochenta y seis millones los
gastos ordinarios; pero a pesar de esta reduccion,
no por eso eran los ingresos may


ores que las aten-
ciones. Aunque se hubiera hecho una distincion
entre el gasto ordinario, no se observaba en los
pagos de la tesoreria , pues se acudia al estraor-
dinario con los recursos destinados á lo corriente,
es decir, que á falta de dinero para pa,gir á las tro-
pas, ó á los proveedores que las sostenian, se
echaba mano de las sumas destinadas para sueldos
de empleados, jueces y administradores de todos
los ramos; y no solo se confundian estas dos clases
de fondos, sino que se anticipaban á cuenta de in-
gresos, y se libraba contra taló tal recaudador, á
pagar con los primeros fondos que ingresasen, A.




"IR


500 REVOLUCION
en sus prodigalidades, ni en el aumento de su for-
tuna, daba suficiente pretesto á todas las calum-
nias; y aun cuando la escasez del estado no pro-
venía ciertamente del vergonzoso lucro de un in-
dividuo, se hallaba un poderoso argumento para
acusar de malversacion al Directorio.


Esto naturalmente, proporcionaba á una opo-
sicion violenta y de mala fe un ancho campo para
sus declaraciones y siniestros planes. Forjó en efec-
to algunos muy peligrosos. llabia introducido en, la
comision de hacienda á. ciertas personas de su elec-
cion y muy enemigas del gobierno, y el primer
cuidado de la comision fué presentar en los Qui-
nientos por medio del informante Gilbert-Desmo-
beres , un estado Mesado de los ingresos y salidas,
disminuyendo las unas y exagerando lo. s otros.
Precisado á reconocer la insuficiencia de los re-
cursos ordinarios, tales como la contribucion ter-
ritorial, el registro, el se lle-Has patentes, correos
y aduanas, rechazó sin embargo todos los im-
puestos imaginados para cubrirlos. Desde que em-
pezó la revolucion no se habían podido restablecer
aun los impuestos indirectos. Proponiase uno sobre
la sal y el tabaco, y la comision supuso que intimi-
daba al pueblo; se hablaba de una lotería, y la re-
chazó como inmoral; se trató de un derecho de
portazgo en los caminos, y le creyó sujeto á graves
inconvenientes: todo esto era mas ó menos exacto,
'pero !labia necesidad de buscar y encontrar re-
cursos. Todo lo que la comision hizo fue anunciar
que iba á, tratar de un derecho sobre escriba-
nías; y en cuanto al déficit de los ingresos estra-
ordinarios, lejos de remediarlo, procuró agravado,
prohibiendo al Directorio los arbitros con que ha-


FRANCF1SA.
50 1


bia logrado ir basta entonces viviendo. Hé aquí los
cálculos que hacia.


La constitucion habia separado la tesorería del
Directorio formando un establecimiento aparte,
dirigido por:comisionados independientes que nom-
braban los consejos, y sin mas cargo que el de re-
cibir las rentas y pagar los gastos. De este modo
el Directorio no manejaba los fondos del estado; es-
pedia libranzas contra la tesorera, que cubría has-
ta el alcance de los créditos abiertos por los con-
sejos; y nada mas funesto que esta institucion, por-
que el maneto de los fondos es un asunto ejecutivo
que debe pertenecer al gobierno 'como la direccion
de las operaciones militares, y en que los cuerpos
deliberantes no deben intervenir, como no inter-
vienen en el arreglo de una campaña. A veces por
una operacion acertada y hábil, logra un ministro
crear recursos temporales en un caso urjente; y
por lo tanto los dos consejos hablan autorizado á
la tesorería en el último año para que hiciese
cuantas negociaciones exijiera el Directorio. La
nueva comision resolvió desterrar los arbitrios á
que debla su existencia el Directorio , privándole
de todo influjo sobre la tesorería. Al principio tra-
taba de que no tuviese ya facultades para mandar
que se negociasen los valores; y cuando ocurriese
negociar papel que no circulase, debían verificarlo
por sí bajo su responsabilidad personal los comi-
sionados de la tesorería ; pero despues imaginé
privar al Directorio del derecho de establecer el
Orden en que debiau pagarse las libranzas, y pro-
puso tambien que uo pudiese exigir anticipaciones
sobre los fondos que debiau entrar en las cajas de
los departamentos. Quería ademas que pasasen á la




502 REVOLUCION
tesoreria todas las asignaciones ya libradas sobre
fondos anticipados, y que esta las comprobase y
pagase á su vencimiento, lo cual interrumpia y
anulaba las operaciones efectuadas. Propuso ade-
mas hacer obligatoria la distiucion establecida en-
tre los dos conceptos de gastos é ingresos , y exi-
gir que el gasto ordinario se saldase con el ingrese
tambien ordinario , y las atenciones estraordina-
rias con las rentas asimismo estraordinarias, reso-
lueion fatal en un momento en que debían cubrirse
las atenciones urgeutescon los primeros fondos dis-
ponibles. A. todas estas proposiciones añadió otra
mas funesta aun que las anteriores. Acabamos de
decir que como los bienes se vendian poco á poco,
se tomaban á crédito sobre su renta, es.pidiendo
recibos admisibles en pago de su valor. Los pro-
veedores se contentaban con estos recibos que ne-
gociaban en seguida con los compradores. Verdad
es que este papel competia con los recibos de las
tres cuartas partes entregados á los censualistas, y
disminuia su valor por la competencia. A. pretesto
de protejer á los desgraciados censualistas contra
la anibicion de los proveedores, propuso la comi-
sion que en adelante no se permitiese pagar los
bienes nacionales con recibos dados á los prove-
edores.


Todas estas disposiciones fueron adoptadas por
el consejo de los Quinientos, cuya mayoría preci-
pitada no guardaba moderacion alguna, sin em-
bargo de ser tan desastrosas que amenazaban in-
terrumpir el servicio de todos los ramos. En efec-
to, el Directorio que no podia ya negociar a su
gusto los valores que tenia en la mano , ni fijar el
Orden de los pagos segun la urgencia de los casos,


FRANCESA.
503


ni negociar cuando fuese preciso los fondos veni-
deros, ó tornar de lo ordinario para cubrir las aten-
ciones estraordinarias, ni finalmente emitir un pa-
pel - voluntario inipadero en bienes nacionales, se.
veía privado de todos los medios que le habían sos-
tenidobasta el:doncel), permitidole, en laimposibi-
lidad de culiplir con todas las obligaciones, reme-
diar al menos las Iras urgentes. Las resoluciones
adoptadas, muy buenas para establecer el órden en
tiempos tranquilos , eran terribles en aiucllas
circunstancias. kútiles fueron todos los esfuerzos
de los constitucionales para rechazarlas en los Q
nientos. Fueron aprobadas, y no quedó mas espe-
ranza que en el consejo de los Ancianos.


Los constitucionales , enemigos moderados del
Directorio, velan con el ma y or dolor la marcha que
adoptaba el consejo de los Quinientos. llabian vi-
vido con la, esperanza de que la agregacion de un•
nuevo tercio les seria mas útil que perjudicial, te-
niendo por Unico•objeto cambiar la ma y oría, y que
llegarian á dominar en el cuerpo legislativo. Las
mismas ilusiones Babia concebido su corifeo Car-
not; pero unos v otros se velan llevados mas allá de
su objeto. y podian conocer en esta ocasion, como
en todas las oivas, que detrás de cada oposicion se
ocultaba la contra-revolucion con sus perniciosas
ideas. Tenian mucha mas influencia con los An-
cianos que con los Quinientos, y procuraron atajar
las resoluciones relativas á hacienda. Tenia Car-
not entre aquellos un sincero amigo que era el di-
putado Lacuée, y estrechas relaciones con Dumas,
antiguo individuo de la legislativa. Podia contar
ademas con el influjo Portalis, Tronzon-Ducou-
dray, Lebrun y Barbé-Marbois, todos enemigos mo-




501 REVOLCCION
derados del Directorio, y opuestos á, los desvaríos
del partido de Clichv. Gracias á los esfuerzos reu-
nidos de todos estos `diputados, y á las disposiciones
del consejo de los Ancianos , se desestimaron las
primeras proposiciones de Gilbert Desmolieres que
prohibian al Directorio dirigir las negociaciones.
de la tesorería, fijar el Orden de los pagos , y con-
fundir losgastos ordinarios con los estraordinarios,
Esta oposicion agradó sobremanera á los constitu-
cionales, y en general á lodos los moderados que
temían se empeñase una lucha. Carnot, quedó su-
mamente complacido, v esperó nuevamente que el
consejo de los Ancianos reprimiria á los clichinos y
que continuarían él y sus amigos dirigiendo los ne-i
gocios.


Pero esto no fue mas que un ligero paliativo.
El club de Clichv prorumpió en ruidosas decla-
maciones contra los Ancianos , é ideó nuevos pro-
yectos de acusacion contra el Directorio. Gilbert
Desmolieres retiró sus primeras proposiciones, des-
estimadas por los Ancianos , con la esperanza de
salir airoso en otra deliberacion , presentándolas
bajo otra forma. Sucediéronse en los Quinientos re-
soluciones de toda especie, y se prohibió á los di-
putados que recibiesen empleos un año despues de
su salida del cuerpo legislativo. lmbert-Colomes,
que seguía correspondencia con la córte de Blan-
kemburgo , propuso privar al Directorio de la fa-
cultad que le concedia una ley para examinar las
cartas procedentes del estrangero. Aubry , el mis-
mo que despues del 9 de termidor produjo una reac-
cion en el ejército, y en 1795 destituyó a Bonapar-
te, propuso tambien despojar al Directorio del de-
recho de destituir a los oficiales , con lo cual se le


FRANCESA.
X05


privaba de una de sus mas importantes preroga-
tivas constitucionales. Propuso asimismo añadir á
los mil doscientos granaderos q ue formaban la guar-
dia del cuerpo" legislativo, una compañía de artille-
ría y un escuadron de dragones , dando el mando
de toda esta guardia á los inspectores del salon,
proposicion ridícula que parecia anunciar síntomas
de guerra. Se denunció la remesa de un mitin al
ordenador de la marina de Tolon, remesa que ha -
bia hecho directamente Bonaparte sin el conducto
de la tesorería, para activar la salida de la escua-
dra que necesitaba en el Adriático. La tesorería se
apoderó del millon y lo remitió á Paris. Se habló de
remesas como esta, hechas del mismo modo por c/
ejército de Italia á los de los Alpes el Rin v el
Sambre y filosa, presentando un estenso informe de
nuestras relaciones con los Estados Unidos; y á pe-
sar de la razon que podia tener el Directorio para
sus desavenencias con esta nacion , se le censuró
amargamente, no parando en esto, sino que el fu-
ror de delatar y acusar todas las operaciones del
gobierno , hizo dar á los clichinos un último paso
que fue por su parte la imprudencia mas funesta.


Ocupaban la atencion de toda Europa los acon-
tecimientos de Venecia , y desde el manifiesto de
Palma-Nova , en que esta república quedo des-
truida y trastornada la de Génova, ni una palabra
de este asunto participó el Directorio á los conse-
jos. La razon de este silencio consistia , como he-
mos visto, en la rapidez de las operaciones; rapi-
dez tal , que Venecia ya no existía antes de que
hubiera podido deliberar sobre la guerra el cuerpo
legislativo. El tratado que medió despues no se !la-
bia sometido aun á discusiou, y debia serlo dentro




506 REVOLUCION
de pocos días. Por lo damas, no era tanto el silen-
cio del Directorio lo que irritaba, como la desapa_
ricion de los gobiernos aristocráticos y los progre-
sos de la revolucion en Italia. Dumolard, el.difuso
orador que hacia cerca de dos años no cesaba de
impugnar al Directorio en los Qainientos, resolvió
presentar una proposición relativa á los aconteci-mientos de Venecia y Génova. Atrevido era el in-.
Lento, porque no se podia atacar al Directorio, sin
que tambien lo fuese el general Bonaparte; y para
esto era necesario chocar con la universal admira-
cion y el gigantesco prestigio que sabia adquirido
el general desde que obligó al Austria f la paz , y
desde que pacificador y guerrero á un tiempo, pa...
recia regir en Milan los destinos de la Europa to-
da. Cuantos clichinos conservaban aun cierto ins-
tinto de razon, se esforzaron en disuadir á Domo-
lard de su proyecto; pero se obstinó en llevarlo adej
lante, y en la sesion del 5 de mesidor (l3 de junio)
presentó una proposicion de Orden sobre los acon-
tecimientos de Venecia. «La fama. dijo, cuyo vuelo.
«nadie puede contener , llevado a todas partes
«la noticias de nuestros triunfos sobre los vene-
cianos , y de la sorprendente revolucion que los


«ha coronado. Nuestras tropas están en su capital;
«su marina es ya nuestra; el gobierno mas anti-
«guo de Europa esta reducido a la nada, ofrecién-
«dose repentinamente bajo formas democráticas;
«nuestros soldados, en fin , venciendo la corriente
«
del mar Adriático, se dirigen á Corfú para dar ci-
ma á la nueva revolucion... Si todos estos suce-
sos son ciertos, como lo son efectivamente, se . si-


«gue que el Directorio a hecho ocultamente la,
«guerra, la paz , y bajo cierto modo un tratado de'


FRANCESA. 5(17
«alianza con Venecia, todo sin vuestro consenti-
«miento_ Y qué, ¿no somos ya aquel' pueblo que.
«proclamó como un principio y sostuvo con las ar-
mas el no pertenecer bajo =gnu pretesto á las


«potencias estrangeras, el mezclarse en la forma
«de gobierno de ningun otro estado? Aunque los
«venecianos nos ha yan ultrajado, ¿terliamos dere-
cho para declarar la guerra a sus instituciones po•


«líticas? ¿Dehiamos como vencedores y conquista-
«dores tomar una parte activa en su revolucion,
«inesperada en la apariencia? Yo no examinaré
«aquí qué suerte se reserva á Venecia, y sobre to-
«do á sus provincias de tierra firme, ni tampoco si
«su invasion, meditada tal vez antes que los aten-
«tufos que la produjeron, figurará en la historia
«como digna imitacion del repartimiento de la Po-
lonia. Prescindo de estas reflexiones, y pregunto


«con el acta constitucional en la mano: ¿cómo pue-
de el Directorio justificar la absoluta ignorancia


«en que quiere dejar al cuerpo legislativo sobre es-
«ta multitud de acontecimientos estraordinarios?»
Despues de haber hablado de los acontecimientos
de Venecia, pasó Dumolard á los de Génova , que
segun ¿l, ofrecian el mismo carácter, y hacían sos-
pechar en la intervencion del ejército francés y de.
sus gafes. Tambien habló de la Suiza , con quien
Jecia mediaban contestaciones sobre un derecho
de navegacion, v preguntó si se quería popularizar
á todos los estados aliados de la Francia. Elogié
varias veces á los héroes de Italia, pero ni una so-
la mencionó el general en gefe, de quien nadie en,
tonces desperdiciaba la ocasion d e hablar y ensalzar
estraordinariamente. Conclu y ó Dumolard por pro-
poner un mensage al Directorio, pidiéndole cspli-




508 REVOLUCION
caciones sobre los acontecimientos de Venecia y
Génova , y las relaciones de la Francia con la
Suiza.


Aquella mocion causó un asombro general , y
probó la osadía de los clichinos, que iba en bre-
ve á costarles bien cara. Mientras iban á sufrir sus
tristes consecuencias, se mostraban arrogantes, se
gloriaban con las mayores esperanzas, y precia
que iban á ser en breve los dueños del gobierno.
Por todas partes reinaba la misma confianza é im-
prudencia que en vendimiar io. Los emigrados en-
traban á centenares, y se, enviaban desde Paris in-
finidad de pasaportes falsos y supuestas feés de vi-
da á todos los pilotos de Europa, tanto que se co-
merciaba con estos documentos en Hamburgo. Los
emigrados se introducían por la Holanda, la Alsa- .
cia , la Suiza y el Piamonte; y atraídos por la pa-
sion que inspira á los franceses su hermosa patria,
y por los sufrimientos y amarguras'.espe,rimentadas
en el estrangero, sin tener por otra parte esperan-
za ninguna en la guerra despues de las negociacio-
nes entabladas con el Austria, antes bien temien-
do que se licenciasen los regimientos de Conde,
acudian á intentar por medio de la paz y de do-
mésticas intrigaslacontra-revolucion, que en vano
hahian intentando con el auxilio de las potencias
europeas. Ademas, aunque se frustrase la contra-
revolucion, querían al menos volver á su patria, y
recobrar parte de sus bienes, que gracias al inte-
rés que en todas partes hallaban, les era muy fá-
cil volver á comprar. V agiotage de las varias cla-
ses de papel admitido en pago de los bienes nacio-
nales , y la facilidad de procurárselo á un (Mimo
precio, la proteccion de las administraciones loca-


FRANCESA.
509


les en favor de las antiguas familias proscriptas,
v la condescendencia de los postores, que se reti-
r'abari asi que un antiguo propietario encargaba
comprar sus haciendas bajo nombres supuestos,
permitían á los emigrados recuperar su patrimonio
con pequeños sacrificios. Los que regresaban en
may or número era los clérigos, acogidos por todos
los -


devotos de la Francia, que les hospedaban y
alimentaban, poniéndoles capillas en sus casas , y
sosteniéndoles con el dinero que pechan. La antigua
£,,erarquia eclesiástica se hallaba secretamente res-
tablecida, pues no se reconocía ninguna de las es-
cepciones de la constitucion civil del clero. Aun
existían las antiguas diócesis , que administraban
en secreto obispos y arzobispos, los cuales lleva-
ban correspondencia con liorna. Por su medio Vpor su ministerio se verificaban todas las prácticas
del culto católico, como confesar, bautizar y des-
posar á los fieles de la antigua religion. Todos los
chuanes ociosos se presentaban en Paris y se agre-
gaban á los emigrados que se decia existían en nú-
mero de mas de cinco mil; y viendo la conducta de
los Quinientos, y los riesgos del Directorio, creían
que en breves días tendría lugar la catástrofe por
tanto tiempo deseada. Las cartas que dirigían al
estrangero iban llenas de esperanzas, y así es que
manifestaban la mayor alegría cuantos rodeaban al
príncipe de .


Conde, cuyas tropas se retiraban á Po-
lonia, al pretendiente que se hallaba en Elankem-
hurgo, v al conde de Artois que residia en Esco-
cia. Con el mismo delirio que en Coblenza, cuando
creían entrar antes de quince días en pos del rey
de Prusia, se pro y ectaba á la sazon regresar , y se
hablaba y se tenia corno cosa ya segura. Los pue-




540 REVOLUC1ON
filos inmediatos á nuestras fronteras estaban llenos
de gente que aguardaban con impaciencia el mo-
mento de volver á Francia; y á todos estos indicios
debe por fin añadirse el lengua ge de los periódicos
realistas, cuyo furor se aumentaba con la •temeri-
dad y esperanza del partido.


No ignoraba el Directorio por medio de su po_
licía todos aquellos movimientos, viendo cuan de
acuerdo estaba la conducta de los emigrados y la
marcha de los Quinientos oon la declaracion. de
Duverne de Preste, para demostrar la existencia
de una verdadera conspiracion. Duverne de Preste,
habia delatado como cómplices, sin espresar sus
nombres, á-ciento ochenta diputados, no habiendo
designado en particular roas que a Lemerer y
Mersae, v diciendo que los denlas eran lodos los


•que comiSonian la sociedad de Clichy. En esto se
equivocó, como hemos visto. La mayor parte de
los clichinos, escepto cinco ó seis, obraban por
estravío de opinion y no por co:uplicidad ; pero el
Directorio, engañado por las apariencias y por la
declaracion de Duverne de Preste, los creta mez-
clados á sabiendas en id complót, v no vela en ellos
mas que conjurados. Un descubrimientoque Bo-
napartehizo. en Italia le reveló cierto secreto im-
portante, que corroboró mas sus temores. El con-
de de Entraigues agente del pretendiente, media-
dor con los intrigantes de la Francia, y conlidente
de todos los secretos de la emigracion, se habla
refugiado en Venecia. Cuando entraron en ella
los franceses, le cogieron y entregaron á 13ona-
parte, que en vez de enviarle á, Francia para ser
fusilado, corno emigrado y conspirador, se apiadó
y prefirió valerse de él y de sus indiscreciones . Se-


FRANCESA. 514
iialóle por cárcel la ciudad de Milan, le facilitó al-
gunos ausilios pecuniarios, y halló medio de que
le descubriese todos los secretos del pretendiente.
Supo entonces toda la historia de la traicion de
Pichegrú, que seguia oculta para el gobierno, y
de que solo liewbell tenia ciertas sospechas á que
no dieran sus cólegas oidos. Entraigues contó á
Bonaparte, todo cuanto sabia, enterándole por me-
nor de las intrigas de los emigrados, y ademas de
estas revelaciones v;:rbales, logró datos curiosos
por medio de los papeles que halló en Venecia ea
la cartera de Eutraigues. Entre otros documentos
habia uno mu y


importunte que referia una larga
conversacion de Entraigues con el conde de Mont-
gaillard, en que este contaba la primera negocia-
°ion entablada con Pichegrú y frustrada por la
obstínacion del príncipe de Condé. Entraigues la
escribió, ." y se halló entre sus papeles, que inme-
diatamente firmaron Berthier, Clarke y Bonaparte
para darle autenticidad, y la enviaron a Paris.
• El Directorio guardó secreto como con la de-
claracion de Duverne de Preste, esperando oca-
sion de que le fuese.útil, pero no existió ya duda


M. de Montgaillard se empeña en sostener en sus memorias,
que están llenas de errores v calumnias , que aquel documento
contenía muchos hechos verdaderos, pero que era falso en su to-
talidad y forjado por Bonaparte, Berthier y Clarke. Es innega-
ble lo contrario, y se descubre el interés que N. de Montgaillard
tenia para sincerar á su hermano de la conversadon que en este
documento se le atribuye. Por de contado no es de creer que tres
personages de tanta su posicion, se atreviesen á ser falsificadores,
acto tan raro en nuestros días, como los envenenamientos. Clar-
ke quedó depuesto despues de fructidor, y era del partido de Car-
net, de suerte que no es probable consintiese en fraguar docu-
mentos en apoyo de fructidor. Ademas el documento no era sufi-
ciente para el usa á que se destinaba; v do hacer un documento
falso, se hubiera hecho uno á propano. Todo, pues, prueba la
mentira de M.Montgaillard.




512 nEvoucion
del papel que Pichegrú desempeñaba en el conse-
jo de los Quinientos, esplicandose por él sus der-
rotas, su estraga conducta, su mal comportamien-
to, su oposicion á. ir á Stocolmo y su influjo, sobre
los clichinos, y dió por supuesto que preparaba la
contra-rrevoluci on al frente de los ciento ochenta
diputados que eran sus cómplices.


Hallábanse divididos los cinco directores de re:
sultas del nuevo sistema adoptado por Carnot á
quien se Babia agregado Barthelemy. Quedaban
solo por afectos á la marcha del gobierno, Barrás,
Rewbell y Larevelliere-Lepeaux; y aun estos tres
directores no tenian mucha union, porque Rewbell,
convencional moderado, odiaba álla.rrás, como se-
cuaz de Danton, y tenia ademas la mas invenci-
ble aversion á sus costumbres y carácter. Lareve-
lliere tenia cierta intimidad 'con Rewbell, pero
pocas relaciones con Barrás; y la union de los
tres directores consistia en la habitual conformi-
dad de sus votos. Los tres se hallaban muy irrita-
dos contra la faccion de Clichy; Barrás, aun-
que recibía en su casa á los emigrados por su in-
diferencia de costumbres, no cesaba de decir que
montada á caballo y con s'i,ble en mano iria al fren-
te de los arrabales á acuchillar á todos los contra-
revolucionarios de los Quinientos. Rewbell no se
esplicaba así, sino que lo veia todo perdido; y
aunque resuelto á cumplir con su deber, creia que
sus cólegas y el no tendrían en breve mas recurso
que la fuga. Larevelliere-Lepeaux, dotado de tan-
to ánimo como probidad, juzgaba serpreciso arros-
trar la tormenta y no omitir nada de lo que pu-
diese salvar á la república. Como su corazon no
tenia temor ninguno, podia servir de vinculo para


FRANCESA. 513
Barrás yRewbell, y habla resuelto-ser su media-
dor. Dirigióre primero á Rewbell, cuya integridad


luces tenia en mucha estima, y manifestandole
Sus intenciones, le preguntó si quería ayudarle a
salvar la revolucion. Rewbell acogió con entusias-
mo su propuesta, y le prometió el mas completo
apoyo. Database de asegurar á Barras, cuyo enér-
gico lenguage no bastaba para tranquilizar á sus
cólegas; pues no conociéndole ni probidad ni prin-
cipios, antes bien contemplándole amigo de todos
los partidos, le creian tau capaz de venderse á los
emigrados, como de ponerse un día al frente de
los arrabales y dar un golpe de mano, temiéndOle
tanto en uu concepto corno en otro. Querian sal-
var á la república con un acto enérgico, pero no
comprometerla con nuevas crueldades. Disgusta-
dos de las costumbres de Barrás, desconfiaban
mucho de el; sin embargo Larevelliere se encargó
de hablarle. Complacido Barrás en la union con sus
dos cólegas, y con su apoyo, y alhagado especial-
mente por su alianza , se adhirio totalmente
á sus proyectos y pareció acomodarse á to-
dos sus designios; desde cuyo momento vieron
con seguridad la formacion de una ma yoría com-
pacta y la completa inutilidad en que dejaban


sus
tres votos reunidos á Carnot y Barthelemy. Tra-
tabase de saber de cuales indios se valdrian para
frustrar la conspiracion que suponian con esten-
sas ramificaciones en ambos consejos. Emplear
las vías judiciales, denunciar á Pichegrú y sus
cómplices, solicitar su acusacion en los Quinien-
tos y hacer en seguida que se les juzgase, era to-
talmente imposible. Ademas no tenían sino los
nombres de Pichegrú, Lemerery Mersan, y creían.


Birnaleca popular
T. v. 3á9




514 REVOLUCION
deducir á los domas por sus relaciones, intrigas y
violentas proposiciones en el club de Clichy y en
los Quinientos; pero en ninguna parte constaban
sus nombres. Hacer que se sentenciase a Pi,che-
grn y dos ó tres diputados mas, no era destruir la
c-
ouspiracion; y tampoco poseían los medios para


conseguirlo; porque las pruebas que contra ellos
existian, aunque daban un convencimiento moral,
no bastaban para que ningun juez les conde,nase.
Las declaraciones de Duverne de Preste y de En-
trai 2:ue,s, no eran suficientes, sin las deposiciones
orales. Pero aun !labia otra dificultad mayor: que
aunque hubieran tenido todas las pruebas de que
carecian contra Pichegrú y sus cómplices, era pre-
ciso que los Quinientos pronunciasen su formacionde causa; y aun cuando esas pruebas fuesen mas
claras que la luz del dia, la mayoría actual no


reo
las


hubiera dado oidos, porqué era rese elp
ante sus mismos cómplices. Tan evidentes eran
estas razones, que á pesar de su amor á la legali-
dad, Larevelliere y Rewbell se vieron precisados
á renunciar á todo juicio regular, y resol v erse á
un golpe ruidoso; triste recurso, pero el único po-
sible en su situamon y sobresalto. Resueltos á va-
lerse de medios estrenados, no querian sin embar-
go los sangrientos, y procuraban reprimir la pro-
pension revolucionaria de Barras. No estaban aun
acordes en el modo y ocasion de verificar la sen-
tencia, y sin embargo se amedrentaron con la
idea de hacer prendera Pichegrú y á sus ciento
ochenta cómplices supuestos, denunciarles al cuer-
po legislativo ya depurado, y pedirle una ley es-
traordinaria que decretase su destierro sin forma-
cion de causa. En su estrema desconfianza se


FRANCESA.
515


equivocaban respecto á Carnet, y olvidando su pa-
sada vida, sus rígidos principios y su ohstinacion,
le contemplaban casi como un traidor. Temian que
en union con Barthelemy se hallase en el complot
de Pichegrú, pues su empeño en colocar la oposi-
don al rededor suyo y hacerse su corifeo, era á sus
ojos fascinados una prueba de complicidad crimi-
nal. Sin embargo, no se hallaban enteramente
convencidos ; pero resueltos á un golpe audaz, no
querían obrar á medias, y estaban dispuestos á
descargar su saña contra los culpables, aunque es-
tuviesen á su lado y en el seno mismo del Direc-
torio.


Convinieron en prepararlo todo para la ejem-
don de su proyecto y vigilar atentamente á sus ene-
migos para aprovecharse de la ocasion en que fue-
se preciso sorprenderlos. Resueltos á tan audaz
empresa, necesitaban de un apoyo. El partido pa-
triota que era el único que porfia proporcionárse-
le, se dividia como en otro tiempo en dos clases;
los unos, furibundos siempre desde el 9 de termi-
dor, no se hablan a p lacado en el espacio de tres
años, no comprendian el curso preciso de la revo-
lucion, consideraban el ré gimen legal como una
concesion otorgada :i los contra-revolucionarios, y
no querian mas que venganza y destierros. Aun-
que el Directorio les humilló en la persona de Ba-
hcuf, estaban dispuestos con su acostumbrada
energía, á volar en ausilio suyo ; pero era muy
peligroso valerse de ellos, y lo que pocha hacerse
en caso de un riesgo estrerno , era regimentarlos
como se !labia hecho en el 4B de vendimiario, V
contar con el sacrificio de sus vidas. Bastante lid-
bian demostrado ya al lado de Bonaparte, y en la




54 6 BEVOLIICION


escalinata de la iglesia de San Roque, de lo que
eran capaces en un dia de peligro. Ádemas de es-
tos acalorados patriotas, casi todos comprometi• -v
dos por su celo ó participacion activa en la rey°.
lucion, existian los patriotas moderados de esfera
superior, que aprobando mas ó menos la marcha
del Directorio, querian sin embargouna república
cimentada en leyes, y veían el inminente peligro á
que por la reaccion se hallaba espuesta. Estos es-
taban en perfecta armonía con las intenciones de
Rewbell y Larevelliere, y podian prestar un ausi-lio, si no de fuerza, al menos de opinion al Direc-
torio. Se les vela sucesivamente, ó en la tertulia
de Barras, que representaba á sus compañeros, 6
en la de madama de Stael, que aun permanecia
en Paris, y que por su encantador talento reunia
alrededor suyo todo lo mas selecto que existia en
Francia. Benjamin Constant ocupaba allí por sus
luces y por los escritos que llevaba publicados en
favor del Directorio, el mas distinguido puesto.
Tambien asistia M. Tallevrand, que borra-
do de la lista de los emigrados hacia los últimos
tiempos de la Convencion, se hallaba en Paris de-
seando entrar en la carrera de los grandes em-
pleos diplomáticos. Estos hombres distinguidos,
que componian la sociedad del gobierno, hablan
resuelto formar una reunion en contraposicio n de
la de Clichy, donde se discutiesen en sentido con-
trario las cuestiones políticas. Llarnóse,la reunion
constitucional, á la que se agregaron en breve to-
dos los individuos que acabamos de designar, y
los de los consejos que votaban con el Directorio,
esto es. casi todo el último tercio convencional.
Los individuos del cuerpo legislativo, intitulados


FRANCESA.
547


constitucionales, tambien hubieran debido perte-
necer á esta nueva sociedad, porque su opinion era
la misma; pero indispuestos por amor propio con
el Directorio por sus discusiones en el cuerpo le-
gislativo, seguían formando reunion aparte, que
guardaba un medio catre la constitucional y la de
Clichy, en compañia de los directores Carnot y
Barthelemy, y de los diputados Tronzon-Ducou-
dray, Portalis, Lacuée, Damas, Doulcet• Ponte-
coulant, SimeonThibaudeau. Benjamin Cons-
tata habló varias 'veces en la reunion constituí° -
nal, y tambien M. de Talleyrand, ejemplo que fué
imitado, formándose en todas partes sociedades
del mismo género, aunque compuestas de hombres
menos distinguidos, y de patriotas menos juicio-
sos. La reunion constitucional se abrió en 1.°
de mesidor año Y, un mes despues del 7.° de
pradial, y en muy poco tiempo aparecieron otras
semejante.


s en toda la Francia, donde hallaron ca-
bida los mas acalorados, viéndose por una reaccion
muy natural reorganizarse el partido jacobino.


Pero este era un medio ya desacreditado, y po-
co útil. Los clubs habian quedado en Francia des-
conceptuados , y privados por la constitucion de
todo medio que les hiciese influyentes. Afortuna-
damente tenia el Directorio otro apoyo , el de los
ejércitos, en el cual parecia haberse refugiado los
principios republicanos, desde que los padecimien-
tos de la revolucioa hablan obrado tan violenta y
general reaccion en el interior. Todo ejército es
adicto al gobierno que le organiza, sostiene y re-
compensa; los soldados republicanos no solo veían
en el Directorio el timon del gobierno , sino el
principio de una causa , por la cual se habian le-




518 REVOLUCION
vantado en masa en 4793 , y por la cual hablan
combatido y vencido por espacio de seis años. En
ninguna parte era mayor la adhesion á la revolu-
cion que en el ejército de Italia, en el cual se, ha-
llaban aquellos revolucionarios del Mediodia tan
impetuosos en sus opiniones como en su denuedo.
Generales, oficiales y soldados, todos estaban lle-
nos de honores , abundando en dinero y saciados
de placeres. Rabian adquirido un orgullo estraor-
dinario por sus victorias, y sabían lo que pasaba
en el interior por los periódicos que les hacian leer,
no hablando mas que de volver á pasar los Alpes
para ir á acuchillar á los aristócratas de Paris. El
descanso que tenian desde que se firmaron los
preliminares contribuía á aumentar su efervescen-
cia con el ócio. Massena, Joubert, y especialmente
Augereau, les ofrecian un ejemplo del mas ardiente
republicanismo. Las tropas venidas del Rin no
eran menos republicanas , pero sí mas apagadas
v juiciosas , habiendo adquirido á. las órdenes de
:Moren mas templanza y disciplina. Mandabalas
Bernardotte, el cual afectaba una esmerada educa-
cien y procuraba distinguirse de sus compañeros
con mas elegantes modales. Usaban en su division
del tratamiento de nionsieur , mientras en todo el
antiguo ejército de Italia no se consentía mas que
la espresion ciudadano. Los veteranos de Italia, li-
bertinos , insolentes y pendencieros , como meri-
dionales é hijos mimados de la victoria, estaban va
en competencia de valentía con los soldados del
Rin; empezando á estarlo Cambien en rivalidad, no
de opinion , sino de uses y costumbres. No que-
rían que se les tratase de In011Sietlr , por lo cual
andaban frecuentemente á sablazos con sus cama-


FRANCESA.
519


radas del Rin , siendo la mas turbulenta la divi-
sion de Augereau, que se distinguía, como su ge-
neral , por su revolucionaria exaltacion. Fue


me-
nester que su gefe diese una enérgica proclama
para reprimirla y cortar los desafíos, y solo se
autorizó para lo sucesivo el tratamiento de ciu-


dad(St ewia con mucho gusto Bonaparte el espíritu del
ejército v procuraba promoverle, pues se acordaba
de que sus primeros triunfos habían sido contra la
faccion realista , ya delante (le Tolon , ya en el 13
de vendimiario; de modo que desde un principio
estaba en pugna con ella , y ahora con mas razon,
pues sabia que trataba de desacreditar sus triun-
fos, cuando todos ellos recalan en pro de la revo-
lucion. Sus últimas tentativas habían llenado al.
general de cólera, y ya no podía reprimirse al leer
la proposicion de litunolard , y al saber que la te-
sorería habia interceptado el Millon enviado á To-
Ion ; pero ademas de estas razones particulares
para detestar á la faccion realista Babia una mas
geneiail y oculta, que se hallaba en su gloria y en
la elevacion de su destino. ¿Qué podía hacer un
rey en favor suyo? Por muy alto que le subiese,
este rey siempre seria superior á él ; pero con la
república al contrario, ninguna frente sobrepujaba
á la suya. Aunque ni en sueños se figurase aun su
inaudito destino, al menos preveía en la república
una osadía é inmensidad de empresas que conve-
nían á la audacia y capacidad de su genio; mien--
tras que con un rey , la Francia se hubiera eclip-•
sado tras una nube


.
densa y reducida. Cualquiera


cosa que hiciera con aquella república , bien fuese
su servidor ó bien su déspota, Bonaparte no podia




520 REVOLUMON


ser grande sino con ella y por ella, y debia amar-
la como á su propio porvenir. Que un Pichegró se
dejase vencer por un castillo , un titulo y algunos
millones, es raen de concebirse; pero en la entu-
siasta imaginacion del conquistador de Italia, bri-
llaba otra perspectiva; necesitaba un mundo nue-
vo, trastornado todo por sus manos.


Escribió , pues, Directorio, que tanto él cc.
mo su ejército estaban dispuestos á volar en ausi-
lio suyo para sepultar en la nada áloscontrar-evo-
lucionarios ; no vaciló en dar consejos , y obligó
imperiosamente al Directorio á que sacrificase al-
gunos traidores y rompiese algunas prensas.


En el ejército del Rin estaban algo mas tran-
quilos los ánimos, pues aunque . habia en él algunos
oficiales malos , colocados por Pichegrú, el todo
del ejército era republicano, aunque dócil , disci-
plinado, pobre v menos embriagado de triunfos
que el de Italia. Los ejércitos son siempre una ima-
gen del general. Su alma pasa ála de los oficiales,
y desde estos se comunica á los soldados. El ejér-
cito del Rin tenia su tipo en N'orean. Marean , li-
songeado por la faccion realista, que ponderaba su
sabia retirada por superior á las admirables ha-
zañas de Italia, no la odiaba tanto como Bonaparte.
Ademas , era indolente, apagado y tibio , y tenia
por la politica una pasion igual a su capacidad,
por lo cual caminaba reacio , v no queda pronun-
ciarse; era sin embargo republicano, y no traidor,
como se ha dicho. Tenia entonces la prueba de la
traicion de Pichegrú, y hubiera podido hacer un
gran servicio á su gobierno. Ya hemos dicho que
habia cogido un furgon del general Klinglin , que
contenia infinitos papeles, los cuales comprendan


FRANCESA. 511
toda la correspondencia en cifra de Pichegrú coa
Wickain, el príncipe de Conde y otros ; de suerte
qua podia suministrar la prueba de la traicion, y
facilitar los procedimientos judiciales. Pero Piche-
aTO habla sido su general en gefe y su amigo , y
no queda venderle , por lo cual se contentó con
mandar descifrar aquella correspondencia, sin de-
clararlo al gobierno, en la cual se probaba tam-
bien la fidelidad del mismo Aloreau á la república.
Pichegrú , despues de haber presentado su dimi-
sion , no tenia mas que un medio para conservar
su importancia ; el decir que Moreau estaba á su
disposicion, v que descansando en él por la direc-
cima del ejército , iba á intrigar en el interior.
Pues bien , Pichegrú no cesó de decir que no se
valiesen de Moreau *, porque no oiria proposicion
alguna. Moreau , pues, era indolente, pero fiel; y
SU ejército uno de los mejores y mas valientes que
tuvo nunca la república.


En todo era mu y
distinto el ejército de Salubre


y Adosa : en él se hallaban , como hemos dicho , el
ejército de Fleurus, del Ourthe y del Roer, ejército
valiente Y republicano, como su antiguo general.
Su denuedo se habla aumentado mas , desde que
pasando á mandarle el jóven lloche , le comunicó
todo el fuego de su alma. Este jóven , que en una
campaña habia ascendido desde sargento de las
guardias francesas á general en gefe , amaba á la
república como á su bienhechora y madre. Su ima-
ginacion no se [labia resfriado en los calabazos de


Si M. de Montgaillard hubiese leido la correspondencia de.
Klinglin , no hubiera afirmado, solo por una palabra del rey
Luis lisIV. 111 , que Moreau era traidor á la Francia desde ela




522 REVOLUCION
la junta de salvacion pública , y despues en la
Vendée adquirió mas ímpetu luchando con los rea-
listas. En vendimiario estaba ya preparado para
acudir en socorro de la Convencion, y había, pues-
to en movimiento veinte mil hombres, cuando el
denuedo de Bonaparte en la jornada del 13 le dis-
pensó de continuar su marcha. Teniendo en sus
principios políticos una razon para mezclarse en
los negocios, que no tenia florean, y sin envidiar
á Bonaparce, pues solo vivia impaciente por ade-
lantarle en su gloriosa carrera, era un sincero
amante de la república, y estaba pronto á servirla
de todas suertes, en los campos de batalla, ó en
medio de las borrascas políticas. Ya hemos tenido
ocasion de decir que a una suma prudencia reunía
un ardor é impaciencia de carácter estraordinarios.
Dispuesto á correr la suerte de los acontecimientos,
ofreció su espada y su vida al Directorio. lié aquí
como no faltaba fuerza material al gobierno ; pero
era necesario emplearla con prudencia, y sobre to-
do oportunamente.


De todos los generales el que mas convenia al
Directorio era sin duda Moche. Si la gloria y el
carácter de Bonaparte podian inspirar algun recelo
no sucedia asi con Boche. Sus victorias de Wi-
semburgo en .1793, su gloriosa paeiticacion de la
Yendée y su reciente victoria de Neuwied le daban
una honrosa y variada nombradía, en que lá esti-
macion política era tan grande como el mérito de
guerrero; pero en esta gloria no se ofrecia zozobra
ninguna para la libertad. De tener que intervenir
un general en las disensiones del estado, mejor era
valerse de él, que del gigante que dominaba en
Italia. El era el general querido de los republica-


FRÁNCESA. 523
nos, el 'hombre en que lijaban sus esperanzas sin
temor alguno. Por otra parte su ejército era el mas
cercano a Paris ; y en caso de necesidad podian
hallarse veinte mil hombres á muy pocas jornadas
en la capital , y apoyar con su presencia el vigo-
roso golpe con que amagaba el Directorio.


Pensaron en Boche los tres directores Barrás,
Rewbell y Larevelliere; sin embargo, Barrás, que
era mu y activo, hábil en intrigas, y que en aque-
lla crisis quería apropiarse el honor de la ejecucion,
escribió sin que lo supiesen sus cólegas á Moche,
con quien estaba en relaciones , y le rogó que in-
terviniese en los acontecimientos que se prepara-
ban. No vaciló Moche uu momento. Ofreciase la
mejor ocasion para dirigir tropas contra Paris , y
se hallaba á la sazon trabajando con el mayor alibl-
e() en preparar su nueva espedicion á Irlanda, ha-
biendo pasado á Holanda para inspeccionar los
preparativos que se hacian en el Tegel. Babia re-
suelto sacar veinte mil hombres del ejército de
Sambre v liosa y encaminarlos hácia Brest, y era
fácil en su paso por el interior detenerlos en Pa-
ris, y emplearlos en servicio del Directorio. Ofre-
ció mas aun : se necesitaba dinero, tanto para la
division expedicionaria como para la intentada em-
presa , -él se lo procuró por un medio muy sa-
gaz. Hemos visto que las provincias entre elklosa
y el Rin no toldan mas que una existencia dudosa
hasta la paz con el imperio, pues no hablan sido
divididas como la Bélgica en departamentos y reu-
nidas á Francia , sino que estaban administradas
militarmente y con la mayor prudencia por Hoche,
que quería republicanizarlas, v en el caso de no
poder conseguir su reunion terminante á la Fran-




521 REVOLUCION


eia , constituirlas en república Cis-Rhenana -que
quedaria enlazada con la república como una hija
con su madre. Rabia establecido en Bonn .una co-
mision encargada de la administraciun del pis y
de recaudar las contribuciones impuestas en am-
bos lados del Rin. La caja de esta comision tenia
dos millones algunos centenares de miles de
francos, y Hube prohibió pasarlos al pagador del
ejército, porque irían á parará la tesorería, y ama.
so se gastarian en cosas que no tuviesen que ver
con el ejercito. Mandó pa,:ar el prest á la columna
que iba á poner en movimiento , y reservar cerca
de dos millones , ó para ofrecérselos al Directorio,
ó para gastarlos en la espedicion á Irlanda. Esta
infraccion de las leyes de hacienda la cometia por
celo político ; porque este jóven general , que ha-
bía podido enrique erse mas que otro ninguno, se
hallaba en la ma y or pobreza. Al hacer esto creia
Boche ejecutar las órdenes no solamente de Bar-
ras, sino de Larevelliere-LepeauK y Rewbell.


Ya se habian pasado dos meses desde el I .° de
pradial, esto es, desde la apertura de la nueva le-
gislatura, y estaba espirando mesidor (mitad de
julio). No habian cesado de presentarse las propo-
siciones acordadas en Clichv y llevadas á los Qui.
nientos, y se preparaba otra nueva, á la cual daba
mucha importancia la faccion realista. Aun no se
habla decretado la organizacion de los guardias na-
cionales, cuyo principio solo constaba en la Coas-
titucion. Los clichinos quedan proporcionarse una
fuerza que contrarrestase á los ejércitos, y poner
sobre las armas á toda aquella juventud que se ha-
bia sublevado en vendimiarlo contra la Convencían.
Acababan de nombrar una comision en los Quinien.-


rRANCESA , 525
tos para presentar el proyecto de organizacion, de
la cual era Pichegrú presidente é informante. Ade-
mas de esta importante resaludan, la comision de
hacienda habia reasumido en revision las proposi-
ciones desechadas por los Ancianos, y trataba de
presentarlas de otro modo para que se adoptasen
bajo nueva forma. Por mu y


temibles que fuesen
estas proposiciones de los Quinientos, no inspira-
ban tanto desasosiego á los tres directores aliados
como la conspiracion á cuya cabeza veian un ge-
neral célebre, y que suponían tener infinitas rami-
ficaciones en los consejos; pero resueltos á obrar,
querían hacer primero algunas mudanzas que con-
templaban necesarias en el ministerio, para dar
mas homogeneidad á la administracion del Estado,
y pronunciar resuelta y terminantemente la mar-
cha del gobierno.


Aunque el ministro de policía Cochon no esta-
ba muy querido por los realistas desde las perse-
cucion .es contra los tres agentes del pretendiente,
y las circulares relativas á las elecciones, no por
eso dejaba de ser íntimo amigo de Carnot. El Di-
rectorio, segun los proyectos que ideaba, no podía.
dejar la policía en manos de Cochon. Petiet, el mi-
nistro de la guerra, tenia gran concepto entre los
realistas, y era hechura de Carnot. Tambien era
preciso escluirle para que no hubiese obstáculo
ninguno entre los ejércitos y la mayoría directo-
ral. El ministro del interior, Benezech, eseelente
hacendista y dócil cortesano, no era temible para
ningun partido, pero sí sospechoso por sus sabidas
propensiones, y por lo indulgente que con él esta-
ban los periódicos realistas, y tambien querían mu-
darle, aunque no fuese mas que por tener otro de




526 nEYOLUCION
mas confianza. Completa era la que se tenia en
Truguet, ministro de marina, y. en Carlos de La-
croix de relaciones estrangeras; pero razones que
estribaban en el interés del mejor servicio inclina-
ban á los directores á desear su mudanza. Truguet
era el blanco de las persecuciones de los realistas,


lo merecía en cierto modo por su carácter altivo
y violento, pues aunque era persona fiel y de
grandes recursos, no tenia la debida consideracion
con los domas en una administracion tan vasta.
Por otra parte, podia colocársele ventajosamente
en la carrera diplomática, y Él deseaba ir á reem-
plazar en España al general Perignou para que
esta potencia cooperase á sus grandes designios
sobre las Indias. En cuanto á Delacroix, despues
ha acreditado que podia administrar bien un de-
partamento; pero carecia de la dignidad d instruc-
cion necesaria para representar á la república ea
las provincias europeas. Por otra parte, los direc-
tores techan un vivo deseo de encargar los nego-
cios estrangeros á otro personage, que era M. de
Tallevrand. La entusiasta imaginacion de madama
de Stliel se habia exaltado á favor del impasible,
satírico y profundo genio de este hombre. Le pu-
so en comunicacion con Benjamin Constant, y este
se encargó de relacionarle con Barras. M. de Ta-
lleyrand supo cautivarle, como lo hubiera hecho
con otro mas sagaz; y despues de haber hecho que
madama de Stael le presentase á Benjamin Cons-
tant, y este á Barras, hizo que este le presentase
tambien a Larevelliere, y agradó al hombre de
bien como habia agradado al malo. Les pareció á
todos un hombre muy desgraciado, aborrecido de
los emigrados por ser partidario de la revolucion,


FRANCESA,
527


despreciado de los patriotas por su carácter de al-
ta Categoría, y víctima á un mismo tiempo de sus
principios y de su cuna. Acordaron hacerle minis-
tro de negocios estrangeros, y la vanidad de los
directores se pagó de haber hallado tan alto perso-
nage, estando ademas seguros de que confiaban
los negocios estrangeros á un hombre instruido,
hábil,


egocio
personalmente relacionado con todos los


diplomáticos de Europa.
Quedaban Únicamente llame!, ministro de ha-


cienda, y Merlín de Douai de la justicia, que eran
mas odiados de los realistas que todos los denlas
juntos, pero que desempeñaban con celo y aptitud
los deberes de su ministerio. Los tres directores no
querian deshacerse de ellos por ningun precio; y
así de los siete ministros, debian reemplazar á Co•
chon, Petiet y Benezech por sus opiniones; á, Tru-
guet y Delacroix por bien del servicio, y conser-
var á Merlín y á Ramel.


En todo pa' is de instituciones representativas,
sean monárquicas, ó republicanas, siempre se ma-
nifiesta el espíritu y marcha del gobierno por la
eleccion de los ministros y sobre ella se agitan
siempre los partidos, ya sea para influir por inte-
rés de opiuion ó por ambicion personal. Pero si en
los partidos ha y


uno que no se contenta con una
simple modifica'cion en la marcha del gobierno, y
aspira á trastornar el régimen existente, ese, age-
no de toda reconeiliacion, quiere algo mas que un
cambio de ministerio, en el cual no se mezcla, ó si
lo hace es para poner obstáculos. Pichegrá y los
clichinos que estaban en el complot, miraban con
poco interés la mudanza del ministerio; sin em-
bargo, se avistaron con Carnet para tratar del par-


i




528 REVOLliCtoN
ticular; pero era mas bien un pretesto para son-
dearle y descubrir sus ocultos designios, que para
lograr un resultado que les era insignificante. Car-
not se habla esplica lo abiertamente y por escrito,
respondiendo


á los individuos que le hablan hecho
proposiciones, y declarando, que pereceria antes


que dejar infringir la Constilucion ó deshonrar los
poderes establecidos por ella: (espresiones literales
de una de sus cartas) `si !labia precisado á los
que trataban de esaminarle a no hablar mas que
de proyectos constitucionales; tales como una mu-
danza ministerial. Respecto á los constitucionales,
y clichinos que no estaban tan comprometidos en
la faccion, querian de buena fe la revolucian mi-
nisterial, y con esto se contentaban. Acudieron
pues á Carnot, los individuos de los Áncianos y de •
los Quinientos que ya hemos citado, Portafis,
Troozon Ducoudray,Lacuée,Dumas, Thibaudeau,
Doulcet-Ponteconlant, Simeon, Emeri y otros va-
rios, conferenciando con él y con Barthelerny y
discutiendo las mudanzas que debian hacerse en el
ministerio. Los dos ministros cuya destitucion pe-
chan principalmente, eran Merina, ministro de jus-
ticia, y Ramel ministro de hacienda; y como ha-
blan impugnado particularmente el sistema de ha-
cienda, estaban mas enojados con este que con nin-
gua otro. Pedían laminen la destitucion de Truguet
y de Carlos Delacroix, y como es natural querian
conservar á Cochon, Petiet y l3enezech. Los dos di-
rectores Bartbelem y y Carnot, no eran dificile,s depersuadir; el débil brthelerny no tenia opinion per-
sonal; Carnot vela como amigos á los ministros que
quedaban, y como enemigos á los depuestos; pero
el proyecto fácil de formar en las tertulias de los


FRANCESA. 529
constitucionales, no lo era tanto para persuadirlo
á los otros tres directores, que, habiendo adoptado
una resoluc•ion, querian deponer cabalmente á los
que trataban de conservar los constitucionales.


Como Carnot ignoraba, la union que hablan for-
mado sus tres cóleras, y mucho menos que Lare-
velliere fuese el vinculo. intermedio entre Rewbell


Barras, esperó que seria muy fácil desunirlos,
'Y al efecto aconsejó á los constitucionales que acu-
diesen á él, procurasen acomodarle á sus miras.
Pasaron en efecto á casa de Larevelliere, y halla-
ron en su moderacion, una constancia invencible.
Larevelliere, poco acostumbrado como todos los
hombres de entonces, á la táctica de los gobiernos
representativos, no pensaba que se hiciesen nego-
ciaciones para elecciones de ministros.—Desern-
peñad vuestro papel, decia á los diputados, es decir,
haced leves y dejadnos é nosotros el nuestro, que
es el de elegir los funcionarios públicos. Debemos
tener por norte de nuestra eleccion nuestra con-
ciencia y la opinion que tenemos del mérito de los
individuos, no la exigencia de los partidos.—No
sabia aun, ni lo sabia entonces nadie, que es pre-
ciso componer un ministerio de influencia,nue
esta induenciadebe buscarse en los partidos`tr¿s-
tentes; que siendo la eleccion de tal ó tal ministro
una garantía dela di reccion que va á. adoptarse, pue-
de ser objeto de negociacion. Larevelliere tenia
ademas otras razones para no entrar en transacion
ninguna; estaba convencido de que él y su amigo
Rewbcll hablan anhelado y votado siempre el bien


que la mavoria directoria', Cualesquiera que fue-
sen las miras personales de los directores, jamás
habla votado de distinto modo; que en hacienda,


Eiblioteca popular. T. 540




b'30 REVOLUCION


aunque no podían evitarse todas las malversacio-
nes de los subalternos, habían al menos obrado con
fidelidad, y lo menos mal que era posible en aque-
llas circunstancias; que jamas halan tenido ambi-
cien personal en política, ni hecho nada para au-
mentar sus prerogativas ; finalmente, que en la
dirucion de la guerra solo habían aspirado á una
paz pronta, pero honorífica y gloriosa. Larevelliere,
pues, no podía entender ni admitir los cargos qua
al Directorio se dirigian, pues su recta conciencia
se los hacia inteligibles. Ni veía en los clichinos
mas que conspiradores pérfidos, y en los constitu-
cionales hombres resentidos de amor propio. Igno-
raba tamhien, como todos, que debe tenerse en
cuenta la irritacion, bien ó mal fundada de lospar-
tidos, como si fuese un hecho, y tener presentes
todas las pretensiones, aun las del amor propio
herido. Por otra parte, lo que los constitucionales
ofrecían nada tenia de lisongero. Los tres directo-
res aliados quedan proporcionarse un ministerio
homogéneo para confundir á la faccion realista;
los constitucionales por el contrario, pedian un mi-
nisterio enteramente opuesto al que los directores
creían ser necesario en el actual riesgo, y no Po-
dían ofrecer en cambio mas que sus votos, que
eran pocos, y que ademas no les comprou'etian en
cuestion ninguna. Su alianza, pues, no areola un
carácter que pudiese decidir al Directorio á escu-
charles, y desistir de sus proyectos. Larevelliere
no les dió satisfaccion alguna, y aunque interpu-
sieron como mediador al geólogo l'alijas de Saint-
Fonds, con quien le unia la conformidad de gustos
y de estudiosod inút. Su últia. uest


fue esta:—El
,


dtia
o
en


fué
que nos ataqueis


m
nos


resp
halla


a
-


PRANCESA.
334


reis dispuestos. Nosotros os mataremos, pero polí-
ticamente: quereis nuestra sangre, pero no correrá
la vuestra, y solo os vereis reducidos á la imposibi-
lidad de hacer daño.


Esta firmeza les quitó toda esperanza. Carnot
aconsejó entonces que se dirigiesen á Barras , du-
dando sin embargo del buen resultado, porque co-
nocia su ódio. Encargaron que le hablase al almi-
rante Villaret-Joyeuse , individuo acalorado de la
oposicion, que por su afieion á los placeres había
tratado muchas veces á Harrás. Este, que á todo
el inundo prometio , aunque interiormente fuesen
sus sentimientos muy decididas , no les dejó tan
desanimados como Larevelliere. De los cuatro mi-
nistros cuya mudanza pedian los constitucionales,
Merlin, Ilamel, 'l'ruguet y Delacroix , convino en
variar los dos últimos , pues así estaba acordado
con ftewhell y Larevelliere. Por lo tanto podía com-
prometerse respecto á estos dos , y aseguró que
quedarian destituidos. Sin embargo, fuese porque
con su ordinaria facilidad prometiese mas de lo
que quería cumplir , ó porque quisiera engañar á
Cara«, y obligarle á pedir por sí la mudanza de
ministros, fuese por interpretar demasiado favora-
blemente su lenguage, ambiguo por lo comun, los
constitucionales fueron á anunciar á Carnot que
Barras consentía en todo , y votaría con él sobre
cada uno de los ministros. Los constitucionales pe-
din que se hiciese inmediatamente la destitucion;
pero dudando de Barras, Carnot y Barthelemy, no
se atrevían á tomar la iniciativa, Querían que la
tomase Barras, pero él respondia que hallándose á
la sazon muy furibundos los periódicos , parcela
que el Directorio cedía á su violencia. Trataron de




532 REVOLUCION 1
imponer silencio á los periódicos ; mas entretanto
Rewbell y Larevelliere, ignorantes de estas intrigas
tomaron la iniciativa. El 28 de mesidor declaró
Rewbell en la sesion del Directorio queera-tiempo
de concluir de una vez, hacer que cesasen los vai-
venes del g


obierno, y tratar de la mudanza de los
ministros. Pidió que desde luego se procediera al .
escrutinio, el cual fue secreto, quedando escluidos
por unanimidad Truguet y Delac,roix, á quienes to-
dos estaban en ánimo de reemplazar. En cuanto á
Ramel y Merlin, que qucrian reemplazar los cons-
titucionales, no tuvieron en contra mas que los
dos votos de Carnet y Barthelemv , y queda-
ron repuestos por los de Rewbell Larevelliere y
Barras. Cochon, Pella v Benezech obtuvieron vo-
to contrario de i013 que habian sostenido á Media


Ramel, quedando asi efectuado al plan de refor-
ma adoptado por la ma y oría directoria!. Viéndose
Carnot burlado, queria ` diferir al menos el nombra-
miento de los sucesores, diciendo que no estaba
preparado para hacer la eleccion; pero le respon-
dieron agriamente que un director siempre debla
estarlo, y que no debía destituir á un funcionario
sin haber pensado ya en el que habia de reempla-
zarle, y le obligaron á votar inmediatamente. La
mayoría nombró á. los sucesores , conservando á
.Rang el en hacienda y á. Merlín en la justicia, nom-
brando para los negocios estrangeros á M. de Ta-
Ilevrand, para marina á un antiguo y valiente ma-
rino, escelente, administrador , Pleville Le Peley;
para el interior á un literato mu y distinguido, pe-
ro mas hablador que capaz, Francisco de Neufcha-
lean; para la policía á Lenoir-Laroche, perspicaz é
instruido, que escribia en el Monitor muy buenos


FRANCESA. 533
artículos de política ; y finalmente , para la guerra
al jóven y glorioso general flocho que habian re-
suelto les sirviese de apoyo. Este no tenia la edad
que requerialaconstitucion, es decir, treinta años,
y aunque se sabia esto, Larevelliere había propues-
io á sus dos cólegas, Rewbell y Barrás, que le nom-
brasen, aun cuando fuera preciso reemplazarle a/os
dos dias, para grangearse su voluntad y lisongear
los ejércitos. Asi todo el inundo ayudó á esta mu-
danza, que fue decisiva , como vamos á verlo. Es
bastante frecuente ver á los partidos contribuir al
lin qua creen serles provechoso; todos concurren al
efecto, pero el mas fuerte decide el resultado en su
favor.


Aun cuando Carnot no hubiera tenido un carác-
ter tan irritable, no podia menos de indignarse al
verse burlado por Barras. Los individuos de/ cuer-
po legislativo que se habian entrometido en la ne-
gociado'', fueron al punto á. verle, le informaron de
todos los pormenores de la sesion del Directorio,
prorumpieron en denuestos contra Barras , le lla-
maron aleve, y se mostraron terriblemente indig-
nados. Pero otro suceso aumentó la efervescencia,
y la subió de todo punto. linche, por aviso de Bar-
ras, habia puesto en movimiento sus tropas con el
designio de encaminarlas efectivamente á. Brest,
pero deteniéndolas algunos dias en las cercanías
de la capital. Babia elegido la legion de los fran-
cos, mandada por llumbert, la division de infante-
ría de Lemoigne, la division de los cazadores á ca-
ballo, su gefe Richepanse, y ."in regimiento de ar-
tillería, que componian entre todos catorce ó quin-
ce mil hombres. La division de los cazadores de Ri-
chepanse había llegado ya á la porté-Alais, á once




531 REVOLUClull


leguas de Paris, lo cual fué una imprudencia, per_
que teniendo doce leguas el radio constitucional_
v no habiendo llegado el momento de obrar, 0 de:
tia traspasarse el limite legal. Esta imprudencia
se debió al error de un comisario de guerra, que
habia faltado á la ley sin saberlo. A. esta circuns-
tancia va funesta se agregaban otras; pues viendo •
las tropas la direccion que llevaban, y sabiendo lo
que en el interior ocurría, no dudaban que iban á
dar algunos golpes contra los consejos. Los oficiales


soldados iban diciendo por el camino, que ellos
harian entrar en razon á los aristócratas de Paris.
Boche se habla contentado con participar al minis-
tro de la guerra un movimientoneral de tropas
hacia Brest para la espedicion d-'e, Irlanda.


Todas estas circunstancias indicaban á los di-
ferentes partirlos que se aproximaba algun aconte-
cimiento decisivo , y la oposicion v los enemigos
del gobierno redoblaron su actividad, para evitar
el golpe que les amenazaba, asi como el Directorio
no se descuidó por su parte para acelerar la ejecu-
cion de sus proyectos y asegurar la victoria, que
como ahora veremos la consiguió plenamente.


CAPITULO X.


Coneentracion de tropas al rededor de Paris. Mudanzas en el mi-
nisterio.-Preparativos de la oposición, y de los clichinos contra
el Directorio.-Lucha de los consejos con el Directorio.Proyecto
de la ley acerca de la guardia nacional. Ley contra las socieda-
des políticas.-Fiestas en el ejército de Italia, Manifestaciones
políticas.-Dáse á Augercau el mando de las fuerzas de Paris.-
negociaciones para la paz con el emperador. Conferencias en
Lila con la Inglaterra.-Quejas de los consejos sobre la marcha
de las tropas. Mensage enérgico del Directorio con este moti-
vo-Divisiones en el !partido de la oposicion.-Influjo de mada-
ma Stael; tentativa infructuosa de reconciliacion.-Respuesta
de los consejos al mensage del Directorio.-Plan definitivo
del Directorio contra la mayoría de los consejos.-Providencia
violenta del 18 de fructidor. lnvasion de la fuerza armada en los
dos consejos.-Deportacion de cincuenta y tres diputados , de
dos directores, y otros ciudadanos.-Vuelvense á poner en vi-
gor varias leyes revolucionarias. Consecuencias de esta revo-
lucion.


Llegaron it oidos del ministro Petiet el dia 28
de mesidor las noticias de haber llegado los caza-
dores de hichepanse, los pormenores de su marcha
y las espresiones que vertían, preisamente en el
mismo dia en que se 'labia efectuado el cambio
del ministerio. Petiet lo comunicó á Carina , y
cuando llegaron los diputados en tropel á desaho-
gar su resentimiento contra la mayoría del Direc-
torio, y dar el pésame á los ministros depuestos>




536 REVOLUCION
supieron al mismo tiempo la marcha de las tropas.
Carnot dijo que el Directorio no habla dado Orden
alguna que él supiese; que acaso los otros tres di-
rectores baldan adoptado una resolucion particu-
lar; pero que entonces deheria constar en el regis-
tro secreto , de lo que iba á convencerse , y que
mientras tanto era preciso no dar publicidad al su-
ceso, hasta que se supiese si habian mediado al-
gunas órdenes. Pero estaban muy irritados para
guardar miramientos.


La exoneracion de los ministros, la marcha de.
las tropas, y el nombramiento de liock,s en reem-
plazo de Petiet, no dejaron duda alguna de las in-
tenciones del Directorio. Se declaró que sin duda
queda este atentar contra la inviolabilidad de los
consejos, hacer otro 31 de ma yo, y proscribir á los
diputados fieles á la constitucIon. Reunieronse en
casa de Tronzon-Due.oudrav , que era uno de los
mas influyentes en los Ánci'anos. Los clicoinos, se-
gun acostumbran los partidos estremados, habian
visto con placer burladas las esperanzas de los
moderados, esto es, de los constitucionales, y frus-
trado su provecto de formar un ministerio á. su gus-
to. Contemplaba:des como engañados por Barras, y
se reian de la burla; pero sin embargo vieron un
inminente peligro al saber que se adelantaban tro-
pas. PiehegrO y Willot, sabiendo que se hallaban
reunidos en ca;a. de Tronzon-Ducoudrav para con-
ferenciar sobre los acontecimientos, pasaron á ella,
no obstante que la reunion se componía de hombres
de otras ideas. Pichegrá no tenia aun en su mano
ningun recurso verdadero , pues el único con que
contaba era con las pasiones de los partidos, y era
menester presentarse donde ellas se pronunciaban,


FRANCESA. 537
fuese para observar, fuese para obrar alguna cosa.
Hallábanse en esta reunion, Portalis, Trolzon-Du-
coudray, Lacuée, Dunas, Simeon, Doulcet Ponte •
coulant, Thibaudeau , Villaret-Joyeuse , Willot y
PicheoTtl. Alentáronse mútuamente como era na-
tural :hablaron de los intentos del Directorio , ci-
taron espresiones de Rewbell, Larevelliere y Bar-
ras, que anunciaban tener plan acordado, y dedu-
jeron del cambio del ministerio y de la marcha de
las tropas que el plan era un golpe de estado con-
tra el cuerpo legislativo. Propusieron las mas vio •
lentas resoluciones, como suspender al Directorio,
formarle causa , y aun ponerle fuera de ley ; pero
para llevar á efecto todo esto, se necesitaba una
fuerza, y Thibaudeau, que no participaba del ge-
neral impulso preguntó que de dónde hahia de sa-
carse. Respondieronle que tenian los mil doscien-
tos granaderos del cuerpo legislativo, parte del 21°
regimiento de cazadores, mandado por Malo , y la
guardia nacional de Paris ; que mientras se reor-
ganizaba esta guardia, podiau enviar á cada barrio
de la capital mangas de granaderos para reunir á
los ciudadanos que se habian armado en vendi-
miado. Hablaron largamente sin lograr avenirse,
como sucede siempre que no hay verdaderos me-
dios. Pichegró, indiferente, v distraido como acos-
tumbraba, hizo algunas observaciones sobre lo in-
suficiente y arriesgado de los medios propuestos,
contrastando su serenidad con el general acalora-
miento. Separáronse y volvieron a casa de Car-
not y de los ministros depuestos desaprobando to-
dos los pro y ectos ideados contra el Directorio.
Reuniéronse' de nuevo en casa de Tronzon-Ducou-
dray; pero ya no asistieron alli Pichegrn y Willot.




538 REVOLUCION


Entregáronse á los mismos desvaríos , y no atre-
viéndose á recurrir á medios violentos, se conten-
taron con apelar á los recursos constitucionales,
prometiéndose pedir la ley sobre responsabilidad
ministerial y la pronta orgauizacion de la guardia
nacional.


En Clichy se declamaba como en todas partes
sin hacer nada de provecho; porque si bien habia
allí pasiones mas violentas, tampoco acertaban con
medios Se echaba especialmente de menos la po-
licía, de la que acababa de separarse á, Cochon , y
se reproducía uno de los proyectos favoritos de la
faccion, el de quitar la policía de París al Directo-
rio, y dársela al cuerpo legislativo, violentando el
sentido de un artículo dela constitucion. Al mismo
tiempo se proponian confiar la direccion de la po-
licía á Cochon ; pero la proposicion era tan osada
que nadie se atrevió á hacerla. Contentáronse con
capilar en la edad de Barras , que decian no tener
cuarenta arios cuando se le nombró director, y con
pedir la organizaciou instantánea de la guardia na-
cional.


En efecto , el dia 30 de mesidor (18 de julio),
hubo un gran tumulto en los Quinientos. El di-
putado Delahaye denunció la marcha de las tropas,
y pidió que se diese inmediatamente el informe
sobre la guardia nacional. Vituperaron la conduc-
ta del Directorio ; pintaron espantados el estado
de París, la llegada de innumerables revoluciona-
rios conocidos, y la nueva formacion de los clubs,
y pidieron que se pasase á discusion sobre las so-
ciedades políticas. Decidieron dar al siguiente dia
el informe sobre la guardia nacional , y que en
seguida se procediese á la discusion sobre los


FRANCESA.
539


clubs. Al siguiente dia., 2 de termidor (20 de ju-
l io) ,


se habian adquirido nuevos pormenores res-
pecto á la marcha de las tropas y su número, y se
sabia que en la Ferté-Alais bahía ya cuatro regi-
mientos de caballería.


Leyó Pichegrú su informe sobre la organiza-
cion de la guardia nacional Estaba concebido su
provecto en.


los términos mas pérfidos , pues aun-
que' todos los franceses que tuviesen la cualidad
de ciudadanos, debían ser inscriptos en las filas de
la guardia nacional , no todos debian componer su
fuerza efectiva. Los guardias nacionales para el
servicio , debiau ser elegidos por los domas, es
decir, por el total, y de este modo quedaba for-
mada la guardia nacional como los consejos por
las juntas electorales , y el resultado de las elec-
ciones indicaba la especie de guardia que por este'
medio se obtenclria. Debian formarla un batallon
por cantor.; en cada batallon debía haber una com-
pañía de granaderos y cazadores, que restablecian
las compañías elegidas en que se reunian todos
los hombres mas pronunciados , de quienes se
servian ordinariamente los partidos para la eje-
cucion de sus planes. Querian votar el proyecto
inmediatamente , pero el fogoso Enrique Larivicre
pretendió que todo anunciaba un 31 de mayo.—
Nada de eso! nada de eso! le gritaron interrum-
piéndole algunas voces de la izquierda. Si , repli-
có , pero yo me tranquilizo al pensar que nos ha-
llamos en el 2 de termidor, v que nos acercamos
al 9, dia fatal para los tiranos' .—Queria que se vo-
tase el provecto inmediatamente, y que se enviase
un mensage" á los Ancianos para que no levanta-
sen la sesion y pudiesen votar en la misma ; pero




t540 REVOLUCION


impugnaron esta proposicion. Thibaudeau , gefe
del partido constitucional , observó con razon que
por mas actividad que se emplease, la guardia
nacional no so organizarla antes de un mes; que
la precipitacion a volar un importante proyecto
seria por lo tanto inútil para resguardar al cuerpo
legislativo de los riesgos que le amenazaban ; que
la representacion nacional debia ceñirse á sus de-
rechos y no traspasar su dignidad , ni buscar su
fuerza ea medios ala sazon impotentes. Propuso
una discusion mas tranquila , y se emplazó por
veinte y cuatro horas el examen del proyecto, de-
cretandO, sin embargo , desde luego el principio
de la reorganizacion. Al mismo tiempo llegó un
mensage del Directorio , que daba ciertas esplica•
clones sobre la marcha de las tropas; y en él se
decía que como se encaminaban á un punto muy
distante, habian tenido que pasar por las inme-
diaciones de París; que par inadvertencia de un
comisario de guerra hablan traspasado el limite
constitucional , y que el error de este comisario
era la Unica causa de haber infringido las leyes;
pero que las tropas habian recibido órden para
retroceder desde luego. No se contentaron con es-
ta esplicacion ; gritaron de nuevo con extremada
violencia , y nombraron una comision para exa-
minar aquel mensage , y dar un informe sobre el
estado de Paris y la marcha de las tropas. Al dia
siguiente empezaron á discutir el proyecto de Pi-
chegrá y votaron cuatro artículos , pasando des-
pues á tratar de los clubs , que por todas partes
se renovaban y parcelan anunciar la reunion del
partido jacobino. Queriase prohibirlos absoluta-
mente , porque las leyes que les cohartaban que-


FRANCESA,.
;j41


daban eludidas siempre, y se decretó al efecto que
no se consintiese en lo sucesivo ninguna reunion
()Mica Aci la sociedad de Clichy se suicidó á síP •
• -


misma , y renunció á su existencia con tal de des-
truir la reunion constitucional y los demas clubs
subalternos que por todas partes se formaban. En
efecto , no necesitaban los que llevaban la voz en
Clichy de aquella turbulenta reunion para enten-
derse , y podian privarse de ella sin perder un
gran recurso. En seguida denunció Willot á Bar-
rás en el concepto de que no tenia la edad que re-
quería la constitucion en la época en que habla
sido nombrado director , pero los registros de la
guerra que se examinaron , probaron ser falso.
Entretanto habian llegado nuevas tropas á Reims,
que produgeron mayor alarma y las mismas es-
plicaciones de parte del Directorio , que tampoco
se tuvieron por bastante , quedando encargada la
comision nombrada ya de hacer averiguaciones y
dar su informe.


Babia llegado Boche á Paris,
•porque debla pa-


sar por este punto, bien fuese en efecto á Brest,
bien tuviese á su cargo la ejecucion de un golpe
de mano. Preseutóse sin temor en el Directorio,
seguro de que al hacer marchar sus divisiones,
habla obedecido á la mayoría directorial ; pero
Carnot , que presidia á la sazon el Directorio, pro-
curó intimidarle preguntándole en virtud de que
Orden habia obrado, y amenaz:sindole con una acure
sacien por haber traspasado los límites constitu-
cionales. Por desgracia Rewbell y Larevelliere,
que no sahian la Orden dada á Boche , no podian
apoyarle y Barras, que era el que se la habla
comunicado, no se atrevió á tomar la palabra, de




542 REVOLUCEON
suerte que Boche quedó espuesto á las mas agrias
reconvenciones de Carnot. Respondió que no po-
día ir á Brest sin tropas , a lo cual replicó Carnot
que aun habla cuarenta y tres mil hombres- en
Bretaña , v que este Munero era suficiente para la
espediciod. Sin embargo , Larevelliere viendo la
incertidumbre de 'luche, procuró sacarle del com-
promiso , le declaró en nombre de la mayoría
del Directorio la estimacion y confianza que hablan
znerecido sus servici s , asegurándole que no se
trataba de acusacion ninguna , é hizo levantar la
sesion. IIoche fue en casa de Larevelliere a darle
las gracias , y supo que Barras no habla dado
cuenta ni á Rewhell, ni á Larevelliere del movi -
miento de las tropas, y dado las órdenes sin co-
nocimiento suyo ; por lo cual se indignó contra
Barras, que despues do haberle comprometido, no
habia tenido valor para defenderle. Era evidente
que Barras, obrando por sí, sin noticia de sus
compañeros , habla querido disponer él solo de los
medios de ejecucion ; pero Mocho , irritado, trató
á Barras con su acostumbrada altivez , y ofreció
todo su afecto á Rewbell y Larevelliere. Nada se
habla dispuesto aun para efectuar el proyecto que
los tres directores meditaban ; asi que 'Barras al
llamar á noche le habia comprometido inutilmen-
te. Boche se volvió inmediatamente á su cuartel
general , que estaba en Wetzlar, é hizo acantonar
las tropas que habla dejado en los alrededores de
Reims y Sedara , donde se hallaban aun en dispo-
sicion de marchar contra Paris. Estaba muy dis-
gustado de la conducta de Barras, pero dispuesto
á sacrificarse aun si Larevelliere v Rewbell le avi-
saban. Se hallaba muy comprometido, y hablaban


FRANCESA.
543


de acusarle ; mas él esperaba con serenidad en
medio de su cuartel general lo que intentase ha-
cer la mayoría de los Quinientos, enfurecida con-
tra él ; y no permitiéndole su edad aceptar el mi-
nisterio de la Guerra , nombraron á Scherer en lu-
gar El


)esoCándalo que se acababa de dar no pernil-
tia ya emplear á Moche en la (jecucion de los pro-
Yeelos del Directorio ; por otra parte la importan-
.cia que iba á darle semejante participacion podria
despertar los celos de los denlas generales. Posi-
ble era que Bonaparte llevase á mal el que eligie-
sen á otro y no á él , y asi se juzgó que seria me-
jor no servirse de ningun general en gefe, y valer-
se de uno de los mas distinguidos generales de
dicision. Acordaron informarse de Bonaparte res-
pecto á alguno de aquellos que tan célebres se
hablan hecho bajo su mando , lo cual teudria la
ventaja de alhagarle personalmente y de no ofen-
der al mismo tiempo á ninguno de los generales
en gefe ; pero mientras pensaban en dirigirse á él,
intervenia ea el lance de un modo terrible para
los contra-revolucionarios, y apurado, si se quiere,
para el Directorio. Eligió el aniversario del 44 de
julio, correspondiente al 26 de mesidor, para dar
una funcion á los ejércitos, y estender manifiestos
sobre los acontecimientos que se preparaban. Man-
dó levantar en Milan una pirámide con trofeos y
con los nombres de todos los soldados y oficiales
muertos en la campaña de Italia , y al rededor de
esta pirámide tuvo lugar este acto, que fue mag-
níti.<3o. Acudió Bonaparte en persona , y dirigió á
sus soldados una proclama amenazadora , dicién-
doles : «Soldados , hoy es el aniversario del 1!!, de




111


544 REVOLUC1ON


«julio. Delante teneis los nombres de nuestros
«compañeros de armas , muertos en el campo del
«honor, por la libertad V por la patria. Ellos os
«han dado el ejemplo. V'osotros pertenecéis ente-
«ramente á la república , á la felicidad de treinta
«millones de franceses; y á la gloria de este nom-
«bre , que ha recibido nuevo esplendor con vues-
tras victorias. Soldados! sé que estais muy con-


«movidc s por los males que amenazan á la patria,
«pero la patria no puede correr riesgos muy gra-
ves, porque ahí están los mismos hombres que


«la han hecho triunfar de toda la Europa. Si nos
«separan montañas de la Francia , vosotros sabreis
«atravesarlas con la rapidez del águila, si es nece-


sario , para mantener la constitucion, defender la
«libertad y proteger á los republicanos.»


«Soldados! el gobierno vela por el depósito de
«las leves que le está confiado, y desde el instante
«mismo en que se presenten los realistas , habrán
«dejado de existir. Vivid tranquilos, y juremos por
«los manes de les héroes que han muerto á nues-
tro lado por la libertad , juremos sobre nuestras


«banderas una guerra implacable á los enemigos
«de la república y de la constitucion del año 1115-


En seguida se dió un banquete en que se pro-
nunciaron los mas enérgicos brindis por los ge-
nerales y oficiales. El general en gefe echó el
primero 'por los valientes Stengel , Laharpe y
Dubois , muertos en el campo del honor.—«Pue-
«dan velar sus manes sobre nosotros , dijo, y pre-


servarnos de las asechanzas de nuestros enemi-
«gos!» Despees se pronunciaron otros á la consti-
tucion del año tercero, al Directorio , al consejo
de los Ancianos , á los franceses asesinados en


FRANCESA. 1345
Verona , á la reemigracion de los emigrados , á la
union de los republicanos franceses , y a la des-
truccion del club de Clichy. Tocaron despues
último brindis el paso de ataque, y en todos los


untos donde se hallaban las divisiones del ejércitop t s
se lucieron funciones semejantes , celebrándose
con la misma ostentacion. Luego estendierou en
cada division alocuciones mas espresivas aun que
la proclama del general en gefe. Este habia ob-
servado cierta dignidad en su lenguage ; pero en
el de las varias divisiones del ejército se hallaba
espresado todo el estilo jacobino de 93, señalán-
dose las de Alassena., Joubert y .A.ugereau. La de
este Últb:10 especialmente, en que se decia: . «Tem-
blad, conspiradores, porque desde el Adige y desde
el Rin hasta el Sena no hay mas que un paso. Tem-
blad , porque vuestras maldades se llevan en cuenta,
y la recompensa la hallareis •en las puntas de nues-
tras bayonetas.»


Pusiéronse millares de firmas á estas alocucio-
nes, y se enviaron al general en gefe que las reu-
nió y envió al Directorio con su proclama para
que se imprimiesen y publicasen en los periódi-
cos. Semejante paso manifestaba claramente que
estaba dispuesto á marchar para combatir contra
la faccion formada en los consejos, y apoyar la
ejecucion de un golpe de estado. Al mismo tiem-
po , como sabia que el Directorio estaba dividido,
vela complicarse la escena y queda tener noticia
de todo , eligió a un edecan suyo , M. de Lava-
lette , que moreda toda su confianza , y tenia la
necesaria penetracion para juzgar bien de los acon-
tecimientos , haciéndole salir para Paris, con ór-
den de observarlo todo, y ofreciendo al mismo


Biblioteca popular,
T. v. 541




1


REVOLUCION


tiempo fondos al Directorio en caso que los ne-
cesitase , si tenia que apelará algun acto de
energía.


Cuando el Directorio recibió estas alocuciones
se vió sumamente indeciso. En cierto modo eran
ilegales, porque los ejércitos no podian deliberar,
y el recibirlas y publicarlas era autorizarlos para
que interviniesen en el gobierno del estado, y en-
tregar á la república al influjo militar. ¿Pero
podían evitar este peligro? Al dirigirse á coche,
al pedirle tropas, al consultar á Bonaparte acerca
de mi general, ¿no habia provocado esta interven-
cion el mismo gobierno? Precisado á recurrir á la
fuerza, y á infringir la legalidad, porfia contaren
otro apoyo que el de los ejércitos? El recibir alo-
cuciones no era mas que una consecuencia de lo
quehahian hecho y de. lo que estaban obligados
á hacer. Tal era el destino de nuestra malhadada
república , que por librarse de sus enemigos se
vela forzada á entregarse á los ejércitos. Ei temor
de la contra-revolucion fuéel que en 1793 preci-
pitó á la república en los estravies y furores, cu-
ya triste historia hemos visto; el temor á la cen-
tra revolucion era el que la obligaba á, la sazon á
entregarse en manes de los militares: en una pa-
labra , por evitar el mismo riesgo recurrió unas
veces á. las pasiones, otras á las bayonetas.


Bien hubiera deseado el Directorio ocultar
las proclamas, y no publicarlas , por no dar mal
ejemplo; pero hubiera ofendido terriblemente al
general, y tal vez le hubiera inclinado á los ene-
migos deja república. Vióse, pues, precisado á


, y darlas publicidad. Llenaron de ter-
ror al partido clichino , y le dieron á. entender


FRANCESA.


,547
cuán grande había sido su imprudencia , cuando
en la proposicion de Dumolard atacó la conducta
del general Bonaparte en Venecia. Suscitaron nue-
vás quejas en los consejos, contra la intervencion
de los ejércitos, diciendo que no debian deliberar,


hallando en esto una prueba mas de los proyec-
tos imputados al Directorio_


Tambien Bonaparte causó al gobierno nuevos
apuros con el general de division que envió , pues
Augereau escitaba en el ejército una especie de
motin con sus exageradas opiniones , dignas ente-
ramente del arrabal de San Antonio. Se hallaba
siempre dispuesto á chocar contra todo el que no
fuese tan violento como él, y Bonaparte temía una
pugna entre los generales. Para librarse de él le
envió al Directorio, creyendo que seria muy á
proposito para el uso que se le destinaba, y que
estaría mejor en Paris que en el cuartel g,eneral,
donde la ociosidad le hacia peligroso. No quería
otra cosa Augereau, porque era tan apasionado á
los' motines de los clubs como á los campos de ba-
talla, y no era tampoco insensible á los atractivos
del poder. Salió inmediatamente, y llegó á Paris
á mediados de termidor. Bonaparte escribió á su
edecan Lavalette, que enviaba á Augereau porque
no podiá tenerle ya an Italia , y le advirtió que no
se fiase de él, y c aitinuase en sus observaciones,
manteniéndose siempre ásu lado. Le encargó tarn-
bien que guardase la mayor consideracion á Car-
not; porque al pronunciarse abiertamente por el
Directorio y contra la faccion reaccionaria, no
queria enemistarse personalmente con ninguno de
los directores.


No quedó muy satisfecho el Directorio con la




MS REVOLUCION
llegada de Augereau, el cual convenia mas bien
á Barras, que no tenia reparo en tratar con los ja-
cobinos y patriotas de los arrabales, y estaba ha-
blando siempre de montar é caballo; pero no-podía
avenirse con Rewbell ni Larevelliere, que hubie-
ran querido ungeneral prudente y juicioso, que en
caso de necesidad hubiera podido hacer causa co-
mon con ellos contra los proyectos de Barras. Au-
gereau estaba muy contento de verse en París con
semejante comision , porque era valiente , muy
buen soldado y hombre generoso; pero algo orgu-
lloso v calavera. Andaba por Paris recibiendo ob-
sequios, gozando de la celebridad que merecía por
sus hazatiPs, pero atribuyéndose parte de las ope-
raciones del ejército de Italia , dando á entender
que 'labia inspirado al general en gefe sus mejo-
res planes, y repitiendo á cada momento que ha-
bla ido á arreglar a. los aristócratas. Larevelliere
y Rewbel muy disgustados con esta conducta, re-
solvieron hablarle, y albagando su vanidad, inspi-
rarle un tanto mas de prudencia. Larevelliere le
obsequió infinito , y logro subyugarle, parle con
astutas lisonjas, y parte con el respeto que le ins-
piraba. Le hizo comprender que no era menester
deshonrarse en un choque sangriento, sino adqui-
rir el titulo de salvador de la república, por medio
de un choque enérgico y prudente, que desarma-
se á los facciosos, sin derramar su sangre. Tran-
quilizó á Augereau y le inspiró algo mas de jui-
cio, cediéndole desde luego el mando de la 17. a di-
vision militar, que ccmprendia á Paris; hecho que
indicaba bastante las intenciones del Directorio,
que estaban ya acordadas. llalláhanse á pocas jor-
nadas las tropas de Floche, y no era menester mas


FRANCESA:
549


que un simple aviso para que llegasen. Esperaba
los fondos que 'labia prometido Bonaparte y que
no querían sacar de las arcas por no compr.ome-
ter al ministro llame!, tan cuidadosamente vigila-
do por la comision de hacienda. Estos fondos es-
taban destinados en parte para seducir á los gra-
naderos del cuerpo legislativo, que constaba de
mil doscientos hombres, que sin ser temibles,
podian con su resistencia


- producir
un ombate,


que era especialmente lo que quería evitarse. Bar-
ras, fecundo siempre en intrigas, se !labia encar-
gado de este cuidado, que era lo que retardaba dar
el golpe.


La siluacion interior ponia muchos obstáculos á
la continuacion de las importantes negociaciones
entabladas entre la república y las potencias euro-
peas. La implacable faccion conjurada contra la
libertad y el reposo de la Francia iba ademas de
todos los yerros , á comprometer la paz con tanto
anhelo esperada. Lord Malmesbury había llegado
á Lila, y los ministros austriacos se habían avista-
do en Monte bello con Bonaparte y Clarke, que
eran los dos plenipotenciarios encargados de re-
presentar á la ['rancia. Los preliminares de Leo-
ben, firmados en 29 de germinal (18 de abril), ha-
blaban deabri r los congresos, uno general en Ber-
na para la paz con el emperador y sus aliados , y
el otro particular ea Rastadt para la paz con el lin.
perio; que la paz con el emperador se concluida
antes de tres meses , so pena de quedar anulados
los preliminares; que en los estados venecianosno
se baria nada, sino de acuerdo con el Austria; pe-
ro que el emperador no ocuparla las provincias
venecianas hasta despues de la conclusion de la paz




550 IIEVOLUCION


Los acontecimientos de Venecia parecia que
derogaban alguna de estas condiciones, y el Aus-
tria se habia apresurado á derogarlas mas formal-
mente por su parte, haciendo ocupar las provin-
cias venecianas de Istria y hDalmacia. Bonapar-
te no se dió por entendido de esta infraccion de
los preliminares, para ahorrarse de cargos res-
pecto de lo que habia hecho en Venecia, y de lo
que iba á hacer en las islas de Levante. El cange
de las ratificaciones se verifH5 en Monte-Bello,
cerca de Milan, el 5 de pradial en de mayo). El
marqués de Gallo, ministro de Nápoles en Viena,
era el enviado del emperador; v despues del cange
de las ratificaciones , conferenció Bonaparte con
M de Gallo, y con ánimo de que renunciase este
á la idea de un congreso en Berna , reduciéndole
a. tratar aisladamente en Italia , sin que intervi-
nieran las denlas potencias. Las razones que tenia
que dar, por interes mismo del Austria , eran es-
(Tientes. ¿Cómo habían de consentir la Rusia y la
Inglaterra, si acuchan á este congreso, que el Aus-
tria se indemnizase á espensas de Venecia, cuyas
posesiones codiciaban ellas mismas? Ni era posible
ni el rotores del Austria, cuino tampoco el de la
pronta terminacion, exijia que se retardase tanto
tiempo ni se conferenciase en otra parte que en
Italia.


M. de Gallo, hombre razonablesagaz, com-
prendia la fuerza de estas razones, y para decidir-
le é inclinar á sus miras al gabinete austriaco, hi-
zo Bonaparte una cencesion de etiqueta, á la cual
daba suma importancia el gabinete de Viena. Te-
mía el emperador que la república quisiese supri-
mir el antiguo ceremonial de los reyes de Fran-


FRANCESA. 554
cia, y exigiese la alternativa en el protocolo de los
tratados. El emperador quería u' nombrado siem-
pre el primero, y que sus embajadores tuviesen
la preferencia sobre los de la Francia. Bonapar-
te, que había sacado antorizacion del Directorio
para ceder en estas fruslerías, se avino á lo que,
M. de Gallo solicitaba, y fue tal el placer que dió
con esto, que inmediatamente adoptó M. de Gallo
el principio de una negociacion separada en Mon-
te-Bello, y escribió á Viena para obtener poderesal
efecto; pero e! anciano Thugut, achacoso, irrita-
ble y muy apegado al sistema inglés, que presen-
taba á cada momento su dimision , desde que la
córte, manejada por el archiduque Carlos, parecia
inclinarse á contrario sistema , llevaba otras mi-
ras. Veia disgustado la paz, y las domésticas tur-
bulencias de la Francia le infundian esperanzas,
á que se entregaba gustoso, á pesar de que tantas
veces le baban salido fallidas. Aunque ocasionó
muchos gastos al Austria, muchos pasos desacer-
tados y una desastrosa guerra por haber creido
los emigrados, la nueva conspiracion dePichegrú
sujirió á Thugut la idea de diferir la conclusion de
la paz, resolviendo oponer estudiadas demoras á
las instancias de los plenipotenciarios franceses,
haciendo desautorizar al marqués de Gallo, y en-
viando par nuevo negociador a Monte-Bello, al ma-
yor general, conde de Meeweldt. Llegó este el i.°
de mesidor (10 de junio) y pidió la egecucion de
los preliminares, es decir, la reunion del congreso
de Berna; pero irritado l3onaparte por esta mu-
danza de sistema, dió una contestacion de las mas
enérgicas. Repitió cuanto habla dicho respecto á
la imposibilidad de obtener de la Rusia y de la la-




551 REVOLUCIODU


glaterra la adbesion al arreglo, cuyas bases se ha_
brinlijado en Leoben ; añadió que un congreso
producirla nuevas demoras, y que ya se babian
pasado dos meses despuesde los prelitanares dé Leo-
ben, segun los cuales debia concluirse la paz en
el término de tres meses, no siendo posible verifi-
carlo en este tiempo- si acudían todas las poten-
cias; razones que dejaron-sin- tener que respon-
der otra- vez á los plenipotenciarios austriacos. La
córte de Viena pareció que cedia, y fijó las confe-
rencias en Udina. en las provincias venecianas, pa-
ra que el punto de la negociacion estuviese mas
próximo á Viena. Debieron volver á empezarse el
43 de mesidor (4 e• de junio); y Bonaparte, á quien
retenian en Milan cuidados de la ma y or importan-
cia, en medio de las nuevas repúblicas que iba á
fundar, y que por otra parte ,


procuraba vigilar de
cerca los acontecimientos de Paris, no que i la de-
jarse llevar inútilmente á Udina para ser burla-
do por Thugut. Envió á Clarbe y declaró que no.
asistiria personalmente hasta que se hallase con-
vencido por la naturaleza de los poderes dados á
ambos negociadores v por el modo de conducir la
negociacion, de la buena fe de la córte de Viena.
En efecto no se engañaba, pues este gabinete, mas
burlado que nunca por los miserables agentes de
la laccion realista, se lisonjeaba de que iba á ver-
se dispensado por medio de una revolucion de tra-
tar con el Directorio, y plisó notas estravag,antes
para el estado de la negociacion. En estas notas
de fecha 30 de mesidor (48 de julio), se anuncia-
ba que la corte de Viena queda atenerse riguro-
samente á los preliminares , y por consiguiente
tratar de la paz general en Berna; que la tardan-


FRANCESA. 553
za de tres meses que los preliminares fijaban pa-
ra la conclusion de la paz, no podía entenderse
mas que desde el día de la reunion del congreso;
porque de lo contrario , no hubiera sido bastante
para quedar pactado; y por consecuencia la córte
de Viena persistia en observar el contenido de los
preliminares y pedia un congreso general de todas
las pateadas. Estas notas contenían ademas amar-
gas quejas sobre los acontecimientos de Venecia,
y Génova; sostenían que semejantes acontecimien-
tos eran una grave infraccion de los preliminares
de Leoben, y que la Francia debia dar una satis-
faccion.


Álfecibir tan estrafias notas se enfureció Boa
naparte y su primera idea fué reunir inmediata-
meute-las divisiones del ejército, volver á la ofen-
siva, y adelantarse contra, Viena para exigir esta
vez condiciones no tan moderadas como en Leo-
ben ; pero el estado interior de la Francia y las
conferencias de Lila le contuvieron, juzgando que
en tan graves circunstancias era preciso dejar al
Directorio, colocado en el centro de todas las ope-
raciones, el cuidado de decidir la conducta que
había de observarse. Contentóse con que Clarke
estendiese una enérgica nota, la cual se reducía
en sustancia á decir que ya no era tiempo de pe-
dir un congreso, cuya imposibilidad habían reo-
nocido los plenipotenciarios austriacos , y al cual
había renunciado la corte de Viena, fijando las
conferencias en Udina; que este congreso carecia
ya de motivo, puesto que los aliados del Austria,
se separaban de ella , y manifestaban intenciones
de tratar aisladamente, lo cual se probaba por las
conferencias de Lila; que el plazo de tres meses no




554 REVOLUCION
podia entenderse sino desde el dia de la firma de
Leoben; pues de lo contrario, prolongando la aper-
tura del congreso , se brilla eternas las demoras,
que era lo que habla querido evitar la Francia, ti
jando un término poi tiro : finalmente, que no se
hablan violado los preliminares en la conducta ob
serrada con Venecia y Génova; que ambos paises
hablan podido mudar su gobierno sin que nadie
lo pudiera llevar a mal; y que por lo denlas, al in-
vadir la Istria y la Dalmacia contra todos los pac-
tos expresados, el Austria habia infringido de di-
verso modo los preliminares. Despues de haber
respondido asi con energía y dignidad, Bonaparte
se remitió en todo al Directorio, y esperó sus ór-
denes, encargándole que se resolviese cuanto an -
tes, porque no convenía aguardar al invierno para
volver á las hostilidades, en caso de hacerse pece-.
sarta esta determinacion.


Con mas buena té se conduela la negociacion
abierta en Lila, lo cual no deja de ser singular, si
se atiende á que los negociadores franceses teuian
que entenderse con Pitt. Pero este se hallaba cui-
dadoso realmente por la situacion de la Inglaterra;
no contaba del todo con el Austria, ni tenia con-
fianza,alguna en las patrañas de los agentes realistas;
y asi quena convenirse con la Francia antes que la
paz con el emperador la hiciese mas poderosa y exi-
gente. De suerte que si en el año último sola habia
tratado de desentenderse para satisfacer la opinion
y precaver un arreglo respecto á los Paises Bajos,
ea el presente quena tratar de buena fé, aunque
solo se valia de esta paz para reposar dos ó tres
años. Este verdadero inglés no podia consentir en
dejar definitivamente los' Paises bajos á la Francia.


FLIANCIESA. 555
Todo probaba, como hemos dicho, su sineeri


dad; la eleccion de Lord Malmesburv la especie.:de instrucciones secretas que se le di jron. Segun
costumbre de la diplomacia inglesa, estaba dis-
puesto todo para que hubiese dos negociaciones al
mismo tiempo; una oficial y aparente, 'y otra se-
creta y efectiva. Acompañaba Ellis á Lord Mal-
mesbury,


, para hacer con anuencia suya la como-
nicacion.


secreta, v ponerse en directa comunica-
cion con Pitt; practica de la diplomacia inglesa,
que es precisa en un gobierno representativo. En
la negociacion oficial se dice lo que puede repe-
tirse en las cámaras, y se reserva para la secreta lo
que no puede publicarse; y especialmente en el
caso de hallarse dividido el ministerio sobre la
cuestion de la paz, se comunican las conferencias
secretas á los individuos del gobicrn ue autorizan
y dirigen la negociacion. Llegó la t ion in-
glesa, con numeroso acompañamiento y gr
tentacion, á Lila el lO de mesidor (4 de julio).


Los plenipotenciarios encargados de represen-
tar a la Francia eran Letourneur, que acababa de
salir del Directorio, y Pleville-Le-Peley, el cual
permaneció en Lila muy pocos dial á causa de su
nombramiento para el ministerio de marina y lla-
gues Maret, despues duque de Rassano. De estos
tres ministros solo el último era útil en la negocia-
don. Jóven y practico desde muy temprano en los
negocios diplomáticos, reunia á un gran talento,
unos modales que la revolucion había hecho muy
raros en Francia Debió su carrera á M. de Talley-
rand; y aun á la sazon se habia convenido con él
para que uno de ellos desempeñase el ministerio de
negocios estrangeros, y el otro la comision:de Lila,




556 HE VOLUGION
M. Maret habia sido dos veces enviado á Lóndres
en los primeros tiempos de la revolucion , donde
fué muy bien recibido por Pitt, y adquirió un pro-
fundo conocimiento del gabinete inglés, por lo
cual era muy á propósito para representar á la
Francia en Lila. Llegó con sus dos colegas al mis-
mo tiempo que la legacion inglesa. No es por lo co-
mun en las conferencias públicas donde realmente
se efectúan los negocios diplomáticos, y los nen-
dadores ingleses, sumamente diestros y babiles,
hubieran querido tratar familiarmente con los ne-
gociadores franceses, y tenian demasiado talento
para sufrir ningun desvío. Por el contrario Letour-
neur y Pieville-Le-Pelev, hombres honrados pero
poco acostumbrados á la 'diplomacia, tenían la rus-
ticidad revolucionaria, consideraban como peli
b


-


a-rosos á los dos ingleses, dispuestos siempre á M-
trinr y engañar, y de quienes debian desconfiar;
solo quedan verlos oficialmente, y tercian compro.
meterse con cualquier otra especie de comuni-
cacion. No era en verdad asi como podian enten-
derse


El Lord Malmesburv manifestó sus poderes, don-
de se babian dejado en blanco las condiciones del
tratado, y preguntó que cuales eran las condicio-
nes de la Francia. Presentaronselas los tres nego-
ciadores franceses, siendo, como se deja discurrir,
un maximum muy elevado. Pedían que el rey de
Inglaterra renunciase al título de rey de Francia,
de que seguía usando, corno una de aquellas ridí-
culas costumbres que la Inglaterra conservaba; que
devolviese todos los navíos tomados en Tolon, y
restitu y ese á la Francia, España y Holanda todas-
las colonias que les habia arrebatado. Eu cambio


VRANCESA, 557
la Francia, España y Holanda ofrecian paz, porque
nada 'rabian tomado á la Inglaterra. Verdad es que
la Francia era respetable, y podia exijir mucho;
pero pedirlo todo para sis sus aliados, y no dar
nada, era renunciar á entenderse. Lord :Malmes-
burv, que quería resultados positivos, conoció
qué la negociacion oficial á. nada conducirla. y tra-
tó de producir relaciones mas íntimas. M. Maret,
mas acostumbrado que sus cóleras á los usos diplo-
máticos, accedió de buena gana; pero fué preciso
negociar con Letourneur y Pleville -Le- Peley para
hacerse encontradizos en el teatro. nelacionáronse
primero los jóVeries de ambas embajadas, y en bre-
ve se hicieron mas amistosas las comunicaciones.
La Francia !labia chocado de tal modo con todo lo
pasado despues de la revo!ucion, que era necesa-
rio trabajar mucho para reducirla a sus relaciones
antiguas con las demas potencias. Nada de esto hu-
bo que practicar en el año anterior, porque como
entonces no se hacia con sinceridad la negociacion,
no se trataba mas que de cubrir el espediente; pe-
ro en la actualidad era preciso entrar en comuni •
cationes eficaces é ingenuas. Lord Malmesburv hi-
zo penetrar las intenciones de M. Maret para obli-
garle á una negociacion particular; pero antes de
consentir en ella, M. Maret escribió á Paris para que
se autorizase al efecto al ministerio francés. Ob-
túvo!o sin dificultad, é inmediatamente entró en
pláticas con los negociadores ingleses.


No se trataba va de los Paises Bajos, ni de ven-
tilar la nueva posicion en que se hallaba la Holan-
da respecto á Francia; pero la Inglaterra quería
conservar algunas de las principales colonias que
habla conquistado para indemnizarse, bien fuese




:Ora'


558 nEVOLUCION


de los gastos de la guerra, bien de las concesiones
que nos hacia. Consentia en devolvernos todas
nuestras colonias, y aun en renunciar á toda preten-
sion respecto á Santo Domingo, ayudándonos á es-
tablecer en ella nuestra dominacion; pero preten-
dia indemnizarse á costa de la Holanda y la Es-
paña. Asi no quería devolver á, la España la isla de
la Trinidad de que se habla apoderado, y que era
una colonia muy importante por su posicion á
la entrada del mar de las Antillas; pretendia , en-
tre las posesiones tomadas á los holandeses, con-
servar el Cabo de Buena Esperanza, llave de la na-
vegacion de ambos Occéanos, y Trinquemale, puer-
to principal de la isla de Ceiba; y trocar la ciu-
dad de Negapatam en la costa de Coromandel por
la ciudad y fuerte de Cochin en la costa de Malabar
que era un establecimiento de mucho precio para
ella. En cuanto á la renuncia del título de rey de
Francia, oponian resistencia los negociadores in-
gleses, á causa de la familia real, que no estaba
muy inclinada á la paz, y con cuya vanidad habla
que contemporizar. Respecto á los navios cogidos
en Tolon, que se hablan equipado y armado ya á
la inglesa, creian ignominioso devolverlos, y ofre-
cían una indemnizacion de doce millones. Malmes-
bury alegaba por razon á M. Maret que no podia
volver á Lóndres devolviéndolo todo, y sin haber
conservado al pueblo inglés ninguna de las con-
quistas que le hablan costado su sangre y sus te-
soros. Ademas, para probar su sinceridad, mani-
festó todas las instrucciones secretas entregadas á
M. Ellis, en que constaba el deseo de Pitt de con-
seguir la paz. Estas condiciones merecian discu-
tirse. Una circunstancia que de repente sobrevino,


FRANCESÁ.
S59


proporcionó gran ventaja á los negociadores fran-
ceses. Ademas de la reunion de las escuadras es-
pañola, holandesa y francesa en Brest, reunion
que dependia del primer viento, que alejase de Ca-
diz al almirante Jervis temia la Inglaterra otro pe-
ligro. El Portugal, atemorizado per España y Fran-
cia, acababa de abandonar á su antigua aliada y
tratar con la Francia, siendo la principal condicio'n
del tratado el que no recibiese á un tiempo mas
de seis naves armadas, pertenecientes a las poten-
cias beligerantes, con lo cual perdía la Inglaterra su
mejor apostadero en el Tajo.


Este inesperado tratado inclinó un poco á los
negociadores ingleses hacia M. Maret , y empeza-
ron á tratar de las condiciones definitivas. No qui-
so conseguirse la Trinidad; y respecto al Cabo de
Buena Esperanza, que era el objeto mas impor-
tante, se convinieron al lin en que se restituida á
la Holanda, pero con la expresa condicion de que
la Francia no se aprovecharía jamas de su ascen-
diente sobre la Holanda para apropiárselo, que
es lo que mas temia la Inglaterra, pues deseaba
menos su posesion que la privacion nuestra, v así
se decidió la restitucion, bajo el supuesto de que
jamás lo poseerianios nosotros. Tocante á Trinque-
mate en que se comprendia la posesion de Cedan,
debian conservarlo los ingleses, aunque bajo la
.apariencia de alternativa, sucediendo una guarni-
cien holandesa á otra inglesa; pero se convinieron
en que esta seria una formalidad puramente iluso-
ria, y que este puerto perteneceria efectivamente
á los ingleses. Iusistian estos en el trueque de Co-
ch in por Negapatam, sin que á pesar de esto pu-
sieran una condicion, sine qua non. Por los navios




,560 REVOLUCION


tomados en Tolon se aceptaban los doce millones;
y respecto al título de rey de Francia, convinieron
en que sin abdicarle formalmente, se abstendria,de
usarle el rey de Inglaterra.


Tal era el estado á que habian llegado las•mil-
tuas pretensiones de los negociadores. Loto urneur
que quedó solo con M. Maret, partido que hubo
Pleville-Le-Pelee para el cargo de ministro de
marina, se hallaba en una completa ignorancia de
la negociacion secreta; y M. Maret le recompen-
saba su nulidad cediéndole todos los honores apa-
rentes, y todas las cosas de representacion, á que
era muy aficionado este sugeto-bondadoso y senci-
llo. M. Maret 'labia comunicado todas las circuns-
tancias de la negociacion al Directorio v aguardaba
su resolucion, no habiéndose encontrado nunca
mas próximas á avenirse la Francia y lainglaterra.
Era evidente que la negociacion de Lila era del to-
do distinta á la de Udina, y que la Inglaterra obra-
ba por su parte sin tratar de entenderse con el
Austria.


No podia menos el Directorio de ocuparse con
preferencia de estas negociaciones tanto mas cuan-
to que la faccion realista no deseaba la paz, pero
la pedia con furor; los constitucionales la deseaban
sinceramente, aun á costa de algunós sacrificios;
los republicanos la ansiaban sin ellos, y querian
mas que todo la gloria de la república. Sus deseos
hubieran sido libertar enteramente á la Italia y res-
tituir las colonias a nuestros aliados, aun cuando
hubiera costado una nueva campaña. Las opinio-
nes de los cinco directores eran hijas de su posi-
cion. Carnot y Badhelemy votaban por que se
aceptasen las condiciones del Austria y la logia-


FRANCESA.
61


terra; los tres directores restantes Sostenían lo
contrario, y estas cuestiones acabaron de enemis-
tar á ambos partidos del Directorio. Barras vitupe-
ró amargamente a Carnot los preliminares de Leo-
ben , cuya ratificacion 'labia este apoyado enérgi-
camente, y habló de él en términos poco comedi-
dos. Carnot por su parte respondió que no debia
oprimirse al Austria; lo cual guaja decir que para
que la paz fuese duradera, debian ser moderadas
sus condiciones; pero sus colegas entendieron mal
estas palabras, y Rewbell le preguntó si era mi-
nistro del Austria, ó magistrado de la república
francesa. Los tres directores queriaa romper in-
mediatamente asi que recibieron los pliegos de Bo-
naparte y comenzar las hostilidades; sin embargo
el estado de la república, el temor de (lar nuevas
armas á los enemigos del gobierno, y suministrar-
les un pretesto para decir que jamás el Directorio
baria la paz, decidieron á los directores á seguir
contemporizando, y escribieron á Bonaparte que
era necesario llenar la medida de la paciencia, y
esperar aun hasta que se probase de un modo evi-
dente la mala fó del Austria, para que solo se im-
putase a esta nacion la renovacion de las hostili-
dades.


No era tan com plicada la cuestion relativa á
las conferencias de Lila, sobre todo para la Fran-
cia, porque se lo devolvian todo; mas para España
que perdía la Trinidad, y para la Holanda que
quedaba sin Trinquemale, era muy dificil de re-
solver. Carnot, á quien su nueva posicion precisa-
ba á opinar siempre por la paz, votaba por la adop-
cion de estas condiciones á pesar de ser poco ge-
nerosas respecto á nuestros aliados; y como mg--


Biblioteca popular.


T. ler , 542




362 BEVOLUCION
tia mucho descontento contra la Holanda, y los
partidos que la dividian , aconsejaba abandonarla
á sí misma, y no entrometerse en su suerte, con-
sejo tan ageno de generosidad, como el de sacrifi-
car á sus colonias. Acaloróse mucho Ttewbell en
esta cuestion, pues apasionado por los intereses
de la Francia hasta el estremo de ser injusto, que-
ría que lejos de abandonar la Holanda, nos hi-
ciésemos poderosos en ella, formando una provin-
cia de la república, y especialmente se oponia con
el mayor alible° á la adopcion de un articulo en
que la Francia renunciaba á la posesion del cabo
de Buena Esperanza. Sostenia por el contrario que
esta y otras muchas colonias debian servirnos un
dia por premio de nuestros servicios; de suerte
que, corno se ve, defendía los intereses de los
aliados, mas bien por nosotros que por ellos. La-
revellicre, que por equidad daba gran importan-
-cia á sus intereses, rechazaba las condiciones
-propuestas por diferentes razones. Miraba como
una mengua el sacrificar la España, arrastrada á
ama lucha, que por decirlo asi , la era estra-


, y que por premio de su alianza se la obli-
gaba á sacrificar una importante colonia. No me-
nos vergonzoso juzgaba el sacrificio de la U olanda,
t. quien se habia precipitado en la carrera de la
revolucion, de cu y a suerte se hablan encargado,
y á quien se iba i privar tambien de sus mas ri-
cas posesiones, entregándola á unahorrorosa anar-
quia. En efecto, si la Francia la negaba su apoyo,
iba á experimentar los mas funestos contratiem-
pos. Larevelliere decía que serian responsables de
-cuanta sangre se derramara; mas esta política,
que sin duda era generosa, no estaba bien calcu-


FRANCESA.
563


lada. Nuestros aliados esperimeataron pérdidas,
pero la cuestion se reducía a saber si serian mayo-
res en el caso de continuar la guerra. El tiempo lo
ha demostrado despues; mas los triunfos de Fran-
cia en el continente hacían entonces esperar que
libre del Austria, obtendria otros no menos glorio-
sos en los mares. Vergonzoso pareció el abandono
de nuestros aliados, y se resolvió tomar otro par-
tido, dirigiéndose á la España y á Holanda para
penetrarse de sus intenciones. Ambas potencias
debían declarar si ansiaba la paz á costa de los
sacrificios que la Inglaterra exilia; y en el caso
de preferir la continuacion de la guerra, debian
daclarar ademas las fuerzas que se pro)oniaa reu-
nir en defensa de sus muchos intereses. Escribie-
ron á Lila, que no poda darse respuesta alas pro-
posiciones de la Inglaterra mientras no se consul-
tase á los aliados.


Todas estas disensiones acabaron de enemistar
completamente á los directores, y va se iba acer-
cado el momento de la catástrofe, pues ambos
partidos seguiaa su marcha, exasperándose cada
dia mas. La comision de hacienda en los Quinien-
tos, había reformado sus planes, para que los An-
cianos conviniesen en ellos con pocas modificacio-
nes. Las disposiciones relativas á la tesorería se
habían variado ligeramente, y el Directorio debla
permanecer siempre estraño á las negociaciones
de valores, sin confirmar ni anular la diatincion de
lo ordinario ú estraordinario, decidiéndose que tu-
viesen la preferencia los gastos relativos al pago
de los ejércitos. Prohibíanse para lo sucesivo las
anticipaciones, pero no se anulaban las que esta-
&maya hechas; y finalmente, se reproducían las




564 REVOLUCION


nuevas disposiciones sobre la venta de los bienes
nacionales, aunque con importante modilicacion:
que las libranzas delos ministros y los rec,i bosdelos
proveedores, debian tomarse en pago de los bienes,
como los recibos de las tres cuartas partes. Modifi-
cadas asi estas providencias, quedaron adopta-
das, y aunque eran menos subversivas para los
recursos del tesoro, eran sin embargo muy peli-
grosas. Quedaban a bolidas todas las leyes penales
contra los sacerdotes, y el juramento se trocaba
en una mera declaracion, por la cual se sometian
los clérigos á las leyes de la re pública. No se ha-
bia tratado aun de las formas del culto , ni de las
campanas, y las sucesiones de los emigrados no
debian recaer en el estado, sino en sus parientes.
Las familias que se habían visto obligadas á en-
tregar á la república la parte patrimonial de un
hijo ó un pariente emigrado, iban á recibir una
indemnizacion en bienes patrimoniales. La venta
de las rectorías se hallaban suspendidas; y final-
mente se }labia votado en breves dias, segun las
bases espuestas, la medida mas importante, la ins-
tilaicion de la guardia nacional. La formacion de
esta guardia era por via de eleccion, medida con
que contaban Pichegrú y los suyos para la ejecucion
1.1e sus pro yectos. Hablan ademasaaadido tin adíen-
lo, por el cual debia empezarse la organizacion diez
Bias despues de la publicacion (.10 la lev, y asi
quedaban seguros de tener reunida en breve la
guardia parisiense, y con ella todos los insurgen-
tes de vendimiarlo.


El Directorio por su parte bien convencido de
lo inminente del peligro, y suponiendo siempre que
Labia una conspiracion próxima á estallar, toin


FRANCESA,
565


la actitud mas amenazadora. No se hallaba solo
Augereatiaen Paris, pues como los ejércitos se ha-
llaban ociosos, hablan acudido una porcion de
generales. Entre ellos estaban el gefe de estado
mayor de noche, Cherin, los generales Lemoine
y llumbert, que mandaban las divisiones dirigi-
das contra Paris, KleherLefebvre que se halla–
ban cesantes; y finalmente'Bernardotte, á quien ha-
bía enviado Bonaparte con las banderas que falta-
ban presentar al Directorio. kdemas de estos ge-
les superiores andaban por Paris infinidad de ofi-
ciales de todas graduaciones, reformados despues
de la reduccion los de cuadros, que aspiraban á
colocarse, vertiendo las espresiones mas injuriosas
contra los consejos. De las provincias habían acu-
dido tainhien gran número de revolucionarios co-
mo hacian siempre que esperaban algun movimien-
to. Ademas de todos estos síntomas no pocha de-
jar duda la direccion y destino de las tropas que
seguian acantonadas en las cercanías de Reims,
pues se decia que en caso de no tener mas destino
que la espedicion de Irlanda, va hubieran seguido
su marcha há.cia Brest, y no permanecido en los
departamentos inmediatos á Paris; que lloche no
hubiera vuelto á su cuartel general, y finalmente,
que no se habria reunido tanta caballeria para una
espedicion maritima. Ya hemos visto que se }labia
formado una eomision para enterarse é informar
de todos estos hechos. El Directorio la habla dado
esplicacioues muy vagas, pues decia que las tro-
pas se habian encaminado para un objeto distante,
y por órden del general lloche que la habia recibi-
do del Directorio, habiendo traspasado el radio
constitucional por equivccacion de un comisario




REVOLUCUM


de guerra. Pero los consejos respondieron . por me-
dio de Pichegrú, que las tropas no podian tras-
portarse de un ejército á otro solo por órden de
un general en gefe; que el general debia tener
otras superiores; que no pod'io recibirlas del di-
rectorio sino por medio del ministro de la guerra;
que Petiet, como tal, no habla firmado tal órden;
que por consiguiente el general Boche habla obra-
do sin autorizacion en forma, y finalmente, que si
las tropas llevaban algun destino, dehian seguir
su marcha, v no aglomerarse al rededor de Paris.
Estas observaciones eran fundadas, y el Directo-
rio tenia muchos motivos para noresponder á ellas.
Los consejos decretaron á, consecuencia de las mis-
mas observaciones, que se trazase un círculo al
rededor de Paris, tomando un radio de doce le-
guas, que se indicase por medio de columnas en
todos los caminos la circunferencia de este círcu-
lo, y que se considerasen como reos de alta trai-
cien á los oficiales que le atravesasen con sus
tropas.


Mas no tardaron otros hechos en aumentar las
inquietudes; pues Hoche habla reunido sus tropas
en los departamentos del Norte al rededor de Se-
dan y de Reims, y á pocas jornadas de Paris, en-
caminando otras en la misma direccion.


Estos mov i ien tos unidosá las espresiones de los
soldados, á laagitacion que fermentaba en Paris, y
á las riñas de los oticiales reformados con los jó-
venes que vestían como la juventud dorada, su-
ministraron á Willot motivos para otra delacion.
Subió á la tribuna, habló de una marcha de tro-
pas, del espirito que en sus lilas reinaba, de su
furor contra ambos consejos, y al paso declamé


FRANCESA, 567


contra las esposiciones del ejército de Italia, y
contra la publicidad que las habla dado el Direc-
torio. Pidió por consiguiente que se encargase á
los inspectores del sabia la averiguacion de nue-
vos datos, y la presentacion de otro informe. Los
diputados llamados inspectores del salen, tenian
su cargo la policía de los consejos, y estaban por
consiguiente obligados á velar por su seguridad.
A.doptóse la proposicion de Willot, y á propuesta
de la comision de inspectores, se dirigieron al Di-
rectorio varias preguntas embarazosas el 17. de.
termidor (1 de agosto). Se insistia en la naturale-
za de las órdenes, en cu y a virtud obraba el gene-
ral Ifoche; ¿pero se poda en fin esplicar el carác-
ter de las mismas? ¿Se habían adoptado medios
para que se observase el artículo de la constitucion
que prolubia toda deliberacion á las tropas?


Resolvió el Directorio contestar con un ertergi-
c,o mensage á las nuevas preguntas que se le ha-
cian, sin dar sin embargo una satisfaccion que no
le contenia. Su redactor fue Larevelliere; y Car-
not y Barthelemy no quisieron prestar su . firma.
Presentóse este mensage el 23 de termidor (10 de
agosto). Nada de nuevo contenia respecto al mo-
vimiento de las tropas. Las divisiones que se diri-
gian O, Paris, decia el Directorio, hablan recibido
órdenes del general %che, y este del Directorio;
mas no se decía el conducto por donde se habían
trasmitido. Respecto á las alocuciones, decia el
Directorio, que el sentido de la palabra deliberar
era muy vago para poder determinar si los ejér-
citos habian cometido alguna falta al presentarlas;
que conocia lo arriesgado que era dar dictámenes


los ejércitos, y que trataba de que n9, se repro-




568 REVOLUCION
dujesen publicaciones de esta naturaleza en lo su-
cesivo; mas que por lo (lemas, antes de acriminar
el paso que habian dado los soldados de la repú-
blica, era preciso averiguar las causas de donde
procedia; que una de ellas era la inquietud gene-
ral que hacia algunos meses reinaba en todos los
ánimos; la insuficiencia de las rentas públicas,
que constituir, en el mas deplorable estado todas
las partes de la administracion , y dejaba muy
á menudo sin pagas á unos hombres que hacia
años estaban derramando su sangre y gastando
sus fuerzas por servirá la república; las persecu-
ciones y asesinatos cometidos contra los compra-
dores de bienes nacionales, funcionarios públicos
y defensores de la patria; la impunidad de los
crímenes y la parcialidad de ciertos tribunales; la
insolencia de los emigrados y clérigos expulsados,
que acogidos y protegidos abiertamente, acudian
de todas partes y atizaban el fuego de la discor-
dia, inspirando 'desprecio las le yes; la multitud
de periódicos que inundaban los ejércitos y el in-
terior, y no pregonaban mas que alabanzas del
trono y ruina de la república; el mal encubierto
interés que se acostumbraba á manifestar sin re-
bozo por la gloria del Austria y cíe la Inglaterra;
los esfuerzos que se hacian para disminuir la justa
fama de nuestros guerreros; las calumnias sem-
bradas contra dos ilustres generales, que el uno
en el Oeste y el otro en Italia habian aumentado á
sus hazañas el inmortal honor de la mas honrosa
conducta politica, y finalmente, los siniestros pro-
yectos que anunciaban ciertos hombres, mas ó
menos influyentes en la suerte del estado. El Di-
rectorio añadía que por lo domas estaba lirmemen-


FRANCESA. 569
te resuelto, y tenia fundadas esperanzas de salvar
á la Francia de los nuevos trastornos que la ame-
nazaban.—Así en vez de esplicar y defender su
conducta, argiiia el Directorio con crímenes, y
manifestaban sin rebozo el proyecto de llevar adel
lante la contienda, con esperanza de triunfar en


Recibióse este mensage como un verda-
dero manifiesto, y causó estraordinaria sensa-
cion. Los Quinientos nombraron inmediatamente
una comision para examinar el mensage y respon-
der á él.


Principiaban á asustarse los constitucionales
por la situacion ea que se hallaban. Veian por
una parte al Directorio dispuesto á recurrir á las
armas; por otra á los clichinos prontos á reunir
la milicia de vendimiario , á pretesto de organizar
la guardia nacional. Los republicanos sinceros pre-
ferian que venciese el Directorio ; pero mas hu-
bieran deseado escusar el combate, y bien podian
conocer ya cuán funesta hacia sido su oposicion al
intimidar al Directorio y alentar á los retrógrados.
No confesaban su yerro, pero si lamentaban su
situacion , atribu y éndola como siempre á sus ad-
versarios. Los clic' hinos que no estaban en el secre-
to de la contra-revolucion , ni !a deseaban , pues
solo les ¡novia un imprudente ódio á los escasos de
la revolucion, empezaban á sobresaltarse, y temian
'que su oposicion hubiese reanimado la tendencia
revolucionaria del Directorio , y se sentian menos
animosos. Los clichinos, verdaderos realistas, que-
rian obrar apresuradamente , antes que les ataja-
sen los pasos, y acudian á Pichegrú y le rogaban
con instancia ; mas este, sosegado como siempre,
daba promesas á los agentes del pretendiente , y




570 REvOLECION
seguía contemporizando. A decir verdad , no tenia
ningun medio positivo; porque unos cuantos emi-
grados y algunos chuanes de Paris no constituian
suficiente fuerza; y hasta que tuviese á su disposi-
cion la guardia nacional , no podia efectuar una
formal tentativa. Indifereute, y cauto , penetraba
con bastante exactitud la situacion, y respondia á
todos los ruegos con que era preciso aguardar.
Decíanle que el Directorio iba a. descargar el gol-
pe; mas él contestaba que no se atrevería á tal co-
sa. Por lo denlas, no cre y endo en la audacia del
Directorio, juzgando insuficientes todavia sus me-
dios, representando un gran papel , y disponiendo
de cuantiosas sumas, era natural que no tuviese
priesa por obrar.


En aquella situacion de cosas los hombres pru-
dentes deseaban con sinceridad evitar la lucha , y
hubieran anhelado una transacion , que uniendo á
los constitucionales y clichinos moderados con el
Directorio , le hubiese devuelto la perdida mayo-
ría , y ahorrádole el apelar á violentos medios de
salvacion. Madama de Stael se hallaba en posicion
para apetecer é intentar esta reconciliado'', pues
era el centro de aquella sociedad biillante é ilus-
trada , que á pesar de que hallaban algo vulgar el
gobierno y sus gefes, amaba la república. Madama
de Stael Cambien estaba apasionada por una forma
de gobierno que ofrecía el mas anchuroso campo á
la imaginacion humana, v habiendo ya colocado en
un elevado puesto á uno'cle sus amigos , esperaba
colocarlos á todos y ser su ninfa Egeria. Vela los
peligros á que estaba espuesto el actual órden de
cosas que merecia su afecto , y recibia á los hom-
bres de todos los partidos, oyéudoles y pudiendo


FRANCESA,
574


preveer un cercano choque. Era generosa y eficaz;
no podia permanecer indiferente á. los sucesos , y
era natural que procurase interponer su influjo
para reconciliar á unos hombres que ninguna pro-
funda discordia desviaba. Reunia en su tertulia á,
los republicanos , constitucionales y clichinos, y
procuraba calmar la irritado/1 de las discusiones,
interponiéndose entre el amor propio de todos ellos
con el tino de una mugen bien inclinada v de supe-
rior talento; pero no era mas afortunada que lo
que suele ser el que trata de reconciliar los parti-
dos, y asi empezaban á separarse de su casa los
hombres mas encontrados. Procuró ver á los indi-
viduos de las dos comisiones nombradas para res-
ponder al último mensage del Directorio , algunos
de los cuales eran constitucionales, como I'hibau-
deau , Emerv , Simeon , Tronzon-Ducoudrav
Portalis, pudiéndose por medio de ellos influir
en la redaccion de ambos informes, que eran de
suma importancia por ser la respuesta al reto del
Directorio. Madama (le Stael trabajó mucho por sí
y valiéndose de sus amigos. Los constitucionales
anhelaban un acomodamiento porque presentían
el riesgo; pero ese acomodamiento exigía por su.
parte sacrificios que ni) era posible hiciesen. Si el
Directorio hubiera andado desacertado


'


ó tornado
resoluciones criminales , se hubiera podido lograr
la revocacion de algunas providencias, y hacer 1.11),
tratado con recíprocas cesiones ; pero esceptuaudo
la relajada conducta particular de Barras , el Di-
rectorio se Babia conducido en general con tanta
celo y amor á. la constitucion como era de desear.
No se le podia reconvenir de ningun acto arbitra-
rio ni de usurpacion de autoridad, pues que la ad-




Jis REVOLIMION


ministracion de hacienda tan acriminada, era el
resultado Forzoso de las circunstancias. La varia-
cion de los ministros, el movimiento de las tropas,
las esposiciones de los ejércitos y el nombramiento
de Augereau, eran los únicos hechos que pudieran
citarse como presagio de siniestras intenciones;
pero todas eran precauciones que hizo el peligro
indispensables; y era preciso que desapareciese to-
talmente el riesgo devolviendo la mayoria al Di-
rectorio para exigir con derecho que este renun-
ciase á sus precauciones. Los constitucionales por
el contrario habian apoyado á los recien elegidos
en todas sus impugnaciones, injustas ó indiscretas,


eran los únicos que dehian arrepentirse. Nada,
pues, porfia exigirse del Directorio , pero si de los
constitucionales ; lo cual imposibilitaba todo sa-
crificio , y no daba lugar á reconciliacion de nin-
guna especie.


Procuró madama de Stael por sí y por medio
de sus amigos dará entender que el Directorio
estaba resuelto á tolo, que los constitucionales se-
rian víctimas de su ohstinacion y que la república
feneceria con ellos. Mas no queriendo estos retro-
ceder, se negaban á toda concesion, y pedian que
el Directorio se humillase á ellos. Se habló á Rew-
hell y Larevelliere , y este, que no se negaba á
conferenciar , hizo una larga enumeracion de los
actos del Directorio , preguntando á cada uno de
los actos que dónde estaba el crimen. Los interlo-
cutores no respondian. Respecto á despedir á
Augereau revocar todas las providencias que
indicaban una próxima resolucion , no quisie-
ron ceder Larevelliere ni Rewbell ; nada otor-
garon , y en esta incontrastable serenidad pro-


FRANCESA.
573


báron que teman oculto nigua grande proyecto.
Insistieron mucho madama de Stael v los que


la ayudaban en su laudable, aunque inútil empre-
sa, con los individuos de ambas comisiones , para
lograr que no propusiesen medidas legislativas
muv violentas , y especialmente para que al res-
podder á los cargos einitidcs en mensage del
Directorio, no se entregasen á recriminaciones pe-
ligrosas y ofensivas. Inútiles eran todos estos cui-
dados porque ni un solo ejemplo hay de que un
partido haya seguido jamás estos consejos. En
ambas comisiones habla clichinos, que como es de
suponer , deseaban las mas rigorosas medidas.
Querian ante todo que el jurado criminal de Paris
conociese en los atentados cometidos contra la se-
guridad del cuerpo legislativo, y exigir que salie-
sen todas las tropas del círculo constitucional; y
pedían ademas que este no correspondiese á nin-
guna di y ision militar. Esta última resolucion tenia
por objeto el privar á Augereau del mando de Pa-
ris, y hacer por medio de no decreto , lo que por
via de negociacion no habia podido lograrse. Las
dos comisiones adoptaron estas providencias; pero
'Fhibaudeau y Tronzon-Dueoudrav, encargados de
presentar el informe , el uno en los Quinientos , y
el otro en los Ancianos , se negaron con no menos
cordura que firmeza, á hacer la última. proposicion.
Renunciaron entonces á ella, v se contentaron con
las dos primeras. Tronzon-D'uccudray (lió su in-
forme el 3 de fructidor (23 de agosto), y Thibau-
deau el 4.. Respondieron indirectamente á los car-
gos del Directorio , y Tronzon-Ducoudray diri-
giéndose á los Ancianos, les invitó á interponer su
prudencia y dignidad entre la precipitacion de los




571 REVOLUCION


jóvenes
a


le o. isladores de los Quinientos, y la irrita-
bilidad de los gefes del poder ejecutivo. Thibau-
deau procuró justificar á los consejos probando
que no hablan querido atacar al gobierno, ni ca-
lumniar á los ejércitos, v reprodujo la proposicion
de Dumolard relativa á 'Venecia. Aseguró que no
Se habla querido culpar al héroe de Dalia, pero
sostuvo que sus innovaciones solo durarian mien-
tras mereciesen la sucion de ambos consejos. Las
dos insignificantes medidas que se babilla propues-
to se adoptaron , y ningun electo produjeron los
dos informes tan largo tiempo esperados. Espre-
sahan bien la impotencia á que se hablan reducido
los constitucionales por su ambigua situacion en-
tre la faccion realista y el Directorio, no queriendo
conspirar con una, ni otorgar concesiones á la
otra.


Los ctichinos se quejaron mucho de lo insigni-
ficante de estos informes y declamaron contra la
debilidad de los constitucionales. Los mas entu-
siastas querian el combate, y especialmente los
medios de trabarle, y preguntaban qué hacia el
Directorio para organizar la guardia nacional; mas
esto era cabalmente lo que el Directorio no queria
hacer, hallándose resuello á no tratar de tal cosa.


Todavia era mas estraña la situacion de Carnot
que la del partido constitucional , porque se ene-
mistó con los cli:binos al ver su conducta , y era
enteramente inútil á los constitucionales , no ha-
biendo tomado parte ea sus intentos de reconcilia-
clon , porque sentia demasiado encono para tran-
sigir con sus compañeros. Hallábase solo, sin apo-
yo, en medio de un vacío y t'alto de todo objeto,
:porque le faltaba el que se propuso al principio


FRANCESA.
Vrá


llevado de su amor propio, y era va imposible la
nueva mayoría en que habla soñado. Sin embargo,
por un ridículo empeño en sostener los dictáme-
nes de la oposicion en el Directorio, pidió formal-
mente la organizacion de !a guardia nacional. Iba
á concluir su presidencia en el Directorio, y apro-
vechó el tiempo que le quedaba para tratar del
particular. Larevelliere se levantó entonces con
entereza, y no habiendo tenido jamás ningun cho-
que personal con él , trató de interpelarle por últi-
ma vez, para en caso posible reconciliarie con sus
cOlegas, y hablándole con firmeza v amabilidad le
dirigió algunas preguntas.—Carnot, le dijo, ¿nos
has oido jamas hacer ninguna proposicion con el
objeto de disminuir las atribuciones de los conse-
jos, aumentar las nuestras , ni comprometer la
constitucion de la república?—No; respondió Car-
not algo turbado.—¿Nos has oido, le preguntó otra
vez Larevelliere, proponer en materia de hacienda,
guerra ni diplunacia, medida alguna que no fuese
conforme á los interes, :s públicos? Respecto a tu
persona, ¿hemos disminuido jamás tu mérito ó ne-
gado tus servicios? ¿Has podido desde que te se-
paraste de nosotros acusarnos de falta de respeto
á tu persona? ¿Hemos dejado de escuchar jamás
un dictamen tuvo cuando nos ha parecido útil V
propuesto de buena fe? Y en cuanto á mí , añadió
Larevelliere, á pesar de que has pertenecido a una
faccion que no ha dejado de perseguirme con toda
mi familia , ¿ te he manifestado jamás el menor
Odio ?—No , no, respondió Carnot á todas estas
preguntas.—Pues bien, continuó Larevelliere; ¿có-
mo puedes separarte de nosotros para unirte con
una faccion que te epgaña , que quiere valerse de




576 REVOLUCION


tí para perder á la república , perderte á. tí en se-
guida cuando no puedas hacer mas, y deshonrarte
al mismo tiempo ?—Larevelliere empleó las mas
afables y poderosas espresiones para demostrar á
Carnot los horrores y peligros en que se hallaba.
Hasta Rewbell y Barras dieron treguas á sus Odios,
y el primero por deber, y el segundo por facilidad,
le hablaron casi como amigos ; pero estas demos-
traciones suelen irritar mas cierta especie de or-
gullo : Carnot permaneció indiferente , y despues
que oyó todos los discursos de sus cólegas renovó
con sequedad la proposicion de deliberar sobre la
organizacion de la guardia nacional. Los directo-
res levantaron entonces la sesion y se retiraron
convencidos, como fácilmente sucede en semejan--
tes ocasiones, de que su cólega les era infiel y es-
taba de acuerdo con los enemigos del gobierno.


Se resolvió descargar el golpe sobre él y Bar -
thelemv, como los principales individuos de los
consejos, y lié aqui el plan que acordaron definiti-
vamente. Los tres directores seguían creyendo que
los diputados de Clichy estaban en el secreto de la
conspiracion. No habían adquirido ni contra estos
ni contra Pichegró ninguna nueva prueba que per-
mitiese los trámites judiciales; asi que era preciso
valerse de un golpe de estado. Teniau en ambos
consejos una minoría decidida, á la cual se agre-
garían todos los indecisos á quienes irrita y aleja
una energía á medias, pero que ceden y se ponen
de parte de una resuelta entereza. Proponíanse
hacer cerrar los salones de los Ancianos y Qui-
nientos, establecer las sesiones en otro punto, lla-
mar á él á todos los diputados con quienes pudie-
sen contar, formar una lista que comprendiese los


FRANCESA. 577
dos directores y ciento ochenta diputados de los
mas sospechosos, y proponer su destierro sin cau-
sa judicial y por via legislativa estraordinaria. No
quedan sacrificar á nadie, pero sí expulsar á la
fuerza á todos los que ofrecían peligro. Muchos
han creído que este golpe de estado era ya inútil,
porque los consejos intimidados por la resolucion
evidente del Directorio, parecía que hablan cedi-
do; pero esta impresion era transitoria, y todo el
que conoce la marcha de los partidos y su inquieta
unaginacion, se persuadirá de que los clichinos al
ver en inaccion al Directorio, se hubieran reani-
mado. En el caso de esperar hasta nueva eleccion,
hubieran redoblado su actividad al llegar al nuevo
tercio, y desplegado entonces un furor irresistible
El Directorio se 'labia hallado sin la minoría con-
vencional que existia en los consejos para apoyar-
le y dar cierta legalidad á las medidas estraordi-
norias que quería plantear. Finalmente, aun pres-
cindiendo del inevitable resultado de una nueva
eleccion, siempre se seguirla que de continuar ei
Directorio en inaccion, estaba precisado á ejecutar
las leyes y reorganizar la guardia nacional, es de-
cir, á sostener la contra-resolucion con el ejército
de vendimiario, lo cual hubiera producido una es-
pantosa guerra civil entre la guardia nacional y la
tropa de linea. En efecto, mientras Piehegrá y al-
gunos intrigantes no teni:ai otros medios que sus
proposiciones en los Quinientos y varios emigra-
dos ó chuanes en Paris, no eran de temer sus pro-
yectos; pero apoyados por la guardia nacional, po-
dían sostener un combate y empeñar la guerra
civil.


En consecuencia determinaron Rewbell y Lare-
Biblioteca Popular,
T. v. 543




578 REVOLUCION
velliere que era preciso obrar sin tardanza, y no
prolongar mas tiempo la incertidumbre: única-
mente Barras lo dilataba aun, é inquietaba á sus
dos compañeros, pues recelaban que entrase en
relaciones con la faccion realista ó con el partido
jacobino para amotinarse. Le vigilaban atentamen-
te, y trataban de captarse el afecto de Xugereau,
alhagando su vanidad, y procurando hacerle sen-
sible á la estimacion de los hombres honrados Era
no obstante preciso hacer algunos preparativos,
bien para poner de su parte á los granaderos del
cuerpo legislativo, bien para disponer las tropas ó
para procurarse fondos. Difiriese, pues, el pro-
vecto algunos Bias, porque no querian pedir los
auxilios al ministro llamel, por no comprometerle.
v esperaban el que habia ofrecido Bonaparte y no
acababa de remitir.


Ya hemos dicho que este habla enviado á Paris,
á su edecan Lavalette, para que se enterase de to-
das las intrigas. El espectáculo que ofrecía Paris,
produjo una impresion desagradable en M. de La-
valette, el cual se la comunicó á Bonaparte; pues
en los ódios políticos se mezclan tantos resenti-
mientos personales, que el ver de cerca la agita-
cion de los partidos horroriza; y aun á veces, si se
deja uno llevar de lo que tienen de personal las dis•
cordias políticas, llega á creer que no hay ni ge-
nerosidad, ni ingenuidad, ni patriotismo en las
causas que- dividen á los hombres. Este era el efec-
to que podian producir los choques de los tres di-
rectores Barras, Larevelliere y Rewbell contra
Barthelemy y Carnot, y de los convencionales con-
tra los clichinos; terrible refriega, en que el amor
propio y el interés lastimado podian parecer á pri-


FRANCESA.
579


mera vista que representaban el principal papel.
Los militares existentes en Paris añadian sus pre-
tensiones á cuantas se hallaban en la contienda; y
aunque irritados contra la faccion de Clichy, eran
poco amigos del Directorio, siendo constante el uso
de hacerse exigente y susceptible en todo aquel
que se cree necesario. Los militares propendian á
quejarse, acusando al ministro Scherer, como. si el
gobierno no hubiese hecho bastante en su favor.
Kleber, el mas noble, pero el mas insociable de los
hombres, y á quien se ha pintado muy bien al de-
cir que no quería ser el primero ni el segundo, di-jo al Directorio en su lenguaje particular: Dispa-
raré contra vuestros enemigos si os atacan; pero
mismo tiempo que les haya frente, os volvere la es-
palda. Lefehvre, Bernardotte y todos les demas se
esplicaban lo mismo; y asi Lavalette, confundido
en aquel laberinto, escribió á Bonaparte en térmi-
nos de inducirle á permanecer independiente. Des-
de entonces, satisfecho este con haber dado e! im-
pulso, no quiso comprometerse mas, y resolvió es-
perdr el resultado, sin seguir escribiendo. El pi-
re( orio se dirigió entonces al valiente lloche, que
te:iiendo motivos p ,


ca estar muy descontento, en-
vi i mil francos, que formaban la mayor
p :rte del dote de su muger.


Estábamos á la sazon en los primeros días deiructidor, y Larevelliere acababa de reemplazar á
Carnot en la presidencia del Directorio, hallándo-
se encargado de recibir al enviado de la república
cisalpina, Visconti, y al general Bernardotte, que
llevaba algunas banderas no remitidas aun al Di-
rectorio por el ejército de Italia. Resolvió declarar-
e del modo mas atrevido, y obligar así á Barras á




580 REVOLUCION


decidirse. Pronunció dos terribles discursos, en
que respondia sin designarlos á. los dos informes de
Thibaudeau y de Tronzon-Duc,oudav. Al hablar
de Venecia y .de los pueblos italiauos últimamentelibertados, 'habla dicho Thibaudeau que no se lija-
ria su suerte mientras no se consultase al cuerpo
legislativo de Francia. Aludiendo á estas palabras
dijo Lareve elliere á


Visconti que los pueblos italia-
nos hablan querido la libertad, y tenido derecho de
dársela sin necesidad de ningun consentimiento •
del mundo.—«Esta libertad, decía, que quisieran
quitaros á vosotros y á nosotros, la defenderemosjuntos y sabremos conservarla. » El tono amenaza-
dor de ambos discursos no dejaba en duda las dis-
posiciones del .Directorio, pues quien hablaba de
este modo debia tener preparadas sus fuerzas. Al
llegar al 10 de fructidor se mostraron sobresaltados


losclichinos, y en medio de su furor renovaron elproyecto de acusar al Directorio.ueTeconoc
mian l


iaosn
cons-


titucionales este proyecto, porq


que
seria motivo de que estallase la venganza del Di-
rectorio y declararon que iban tambien ellos á pro-


porcionarse la prueba de la traicion de varios di-putados y pedir su acusacion: Esta amenaza con-
tuvo á los chelines é impidió que se redactase la
acusacion contra los cinco directores.


Ilacia mucho que los clichinos hablan intentado
agregar a la comision de los inspectores á Piche-
grú y Willot, que eran tenidos por los dos gene-
rales del partido; pero esta agregacion de dos nue •
vos individos. que hacia ascender su número á sie-
te, era contraria al reglamento. Se esperó la reno-
vacion de la IlliSí011,


que se verificaba al princi-


pío de cada
CO


mes, y pusieron á Piebegrn, Vaublanc


FRANCESA. 581
Delarue, Thibaudeau y Emery. La comision de los
inspectores estaba encargada de la policía del sa-
lon; comunicaba órdenes á los granaderos del cuer-
po legislativo, y era en cierto modo el poder eje-
cutivo de los consejos. Los Ancianos tenian otra
comision semejante que se habla reunido con la
de los Quinientos, y ambas vigilaban juntas por la
corona seguridad. Asistian á ellas sin derecho al-
guno una multitud de diputados, lo cual había pro-
ducido ULla nueva sociedad de Clichy, donde se
inician las proposiciones mas descabelladas é inú-
tiles. Al principio se propusieron ortzaniza.r una
policía para tener noticia de los proyectos del Di-
rectorio, confiándola á un tal Dossoáville; y como
no tenian fondos, cada uno contribuyo por su par-
te, y solo pudieron reunir una pequeña suma. Pi-
che.grú, segun el caudal que tenia, podia haber
contribuido con mucha parte; pero parece que no
empleó en esta ocasion los fondos que recibia de
Wickam. Los agentes de policía andaban por to-
das partes recogiendo noticias, y en seguida iban á
alarmar á las comisiones.


No se pasaba dia sin que dijesen:—Hoy es,
esta misma noche, cuando. el Directorio va á pren-
der á doscientos diputados y degollarlos culos ar-
rabales.—Estos rumores sobresaltaban á las comi-
siones. y de este sobresalto se originaban las mas
indiscretas proposiciones. El Directorio recibia por
medio de sus espias la narracion exagerada de to-
das ellas, y concehia a su vezgrandes temores. En-
tonces decian en las tertulias del Directorio que ya
era tiempo de descargar el gol pe si no q ue Han verse
anticipados, y se prorumpia en amenazas, que re-
petidas por la inversa, daban susto á los clichinos.




582 REVOLUCION


Aislados entre los dos partidos, los constitu-
cionales iban conociendo cada dia mas sus des-
aciertos y peligros. Vivian en el mayor sobresalto
y Carnot, mas aislado aun que ellos, enemistado
con los clichinos, aborrecido de los patriotas, sos-
pechoso aun á los republicanos moderados, calum-
niado y despreciado, recibia diariamente las mas
siniestras nuevas. Decíanle, que sus cólcgas iban
á dar órden para degollarle, y Barthelemy ame-
nazado y avisado como di, no gozaba un momento
de reposo.


Verdad es que iguales avisos' se daban á todo
el mundo. Larevellicre sabia á no dudarlo, que ha-
bia varios chuanes para asesinarle; porque viendo
que él era el mas enérgico de los tres individuos
de la mavoria, querían privarla de él para disol-
verla. No has la menor duda de que su muerte lo
hubiera cambiado todo, porque el nuevo director,
nombrado por los consejos, se hubiera adherido al
voto de Carnet v Barthelemy. La utilidad del cri-
men, y las circunstancias que sabia Larevellicre,
debian obligarle á vivir con precaucion; sin em-
bargo, no se intimidó, y siguió paseando por las
tardes en el jardin de Plantas. Le insultaron
por medio de !S'aló, el gofo de escuadron del 21 de
dragones, que babia acuchillado á los jacobinos en
el campamento de Grenelle, y delatado en seguida
á Brottier y sus cómplices. Este mismo era he-
chura de Carnet y de Cachen, y sin querer babizi.
inspirado á los clichinos esperanzas que le hicieron
sospechoso. Destituido por el Directorio, lo atri-
buyó á Larevelliere, y fue á amenazarle al Luxem-
burgo; pero el intrépido magistrado no se intimidé.
con la presencia de un oficial de caballería, y co-


FRANCESA.
583


0
-iendole por los hombros, le echó fuera de su


casa.
Rewbel, aunque muy amante de la causa co-


mun, era mas violento, pero de menos resolucion.
Fueron á decirle que Barras andaba en tratos con
un enviado del pretendiente, é iba á hacer traicion
á la república. Las relaciones de Barras con todos
los partidos podia dar margen á cualquier rece-
lo.—Estamos perdidos, dijo Rewbell; Barras nos es
traidorvamos á ser degollados, no nos queda mas
remedio'que la fuga, porque ya no podemos salvar
la república.—Larevelliere mas sereno, respondió
á Rewbell que en vez de ceder, era necesario ir á
verse con Barras, hablarle resueltamente, obligar-
le á esplicarse y atemorizarle con entereza. Fue-ron
en efecto á casa.


de Barras, le preguntaron con !Mi-
cho imperio, y le exigieron dijese por qué em-
pleaba todavía dilaciones. Barras ocupado en pre-
pararlo todo con Augereau, pidió tres ó cuatro días
mas v prometió que no habría mas retraso. Esto
sucedió el 1:3 ó i t de fructidor, y Rewbell, mas
tranquilo, consintió en esperar.


Efectivamente todo lo tenia preparado Barras
y kugereau para la ejecucion del golpe que tanto
hacia estaba dispuesto. Las tropas de Hache es-
taban situadas al rededor del límite constitucional,
esperando pasarle y llegar en pocas horas á Pa-
ris. Se !labia seducido á una gran parte de los gra-
naderos del cuerpo legislativo, valiéndose del se-
gundo comandante Blanchard . y de otros muchos
oficiales que eran amigos del Directorio , asegu-
rándose asi una porcion de contrarios en las lilas
de los granaderos para evitar un combate. El co-
mandante en gefe Ramel babia permanecido fiel á




58 REY OLUCIUN


los consejos. por sus relaciones con Cochon y Car-
not; pero su influencia era poco temible. Por pre-
caucion se habian mandado grandes ejercicios de
fuego á las tropas de la guarnicion de Paris, y
aun á los granaderos del cuerpo legislativo; movi-
mientos y estruendos de armas que eran un me-
dio para alucinar acerca del verdadero dia de la
ejecucion.


Diariamente se nromelian ver el desenlace,
creyendo que se dejarla para el 13 de fructidor y
despues para el 17; pero el 16 correspondía al 2
de setiembre y el Directorio no hubiera elegido
este día de terrible recuerdo; sin embargo, la zo-
aobra de los clichinos l'egó al mavorestremo, pues
la policía de los inspectores, engañada por falaces
apariencias les bahía persuadido de que el acon-
tecimiento se Yerifiaaria en la misma noche del 15
al 16. Reuniéronse por la tarde amotinados en el
salon de lasdos comisiones, donde Ro y ere, el aca-
lorado retrógrado, que era uno de los individuos
de la comision de los Ancianos , leyó su informe
de policía segun el cual iban á que lar presos
aquella misma noche doscientos diputados. Otros
iban desalados á anunciar que se habían cerrado
las barreras, que entraban en Paris cuatro colum-
nas de tropas, y que la comision directora se ha-
llaba reunida en el Directorio. Decian tambien
queesta.ba iluminada la casa del ministro de poli-
cía. con lo cual acabó de crecer la agitacion. Los
individuos de ambas comisiones que debían ser
únicamente diez , v eran lo menos cincuenta, se
quejaban de que no podian deliberar. Finalmente,
enviaron a saber á unos á las barreras, y otros á
la casa de la policía, las noticias de los agentes, y


FRANCESA.
585


se rió que en todas partes reinaba la mayor
tranquilidad. Declararon no poder pagarse al dia
siguiente á los agentes de la policía , por escasez
de fondos, y cada uno dió lo que tenia para cu-
brir la suma necesaria; y con esto se retiraron. Los
clichinos acudieron á Pichegrú para decidirle áto-
mar algun partido, y por de pronto querían decla-
rar en sesion permanente á los consejos , despues
reunir á los emigrados y chuanes que habla en Pa-
ris, agregarlos algunos jóvenes, dirigirse con ellos
hacia el Directorio y apoderarse de los directores.
Pichegrú declaró ridículos é imposibles todos es-
tos proyectos, repitiendo otra vez que no tenia na-
da que hacer; pero los mas alborotados del partido
no por eso dejaron de acordar que al dia siguiente
se empezaría por declarar la permanencia.


Fué advertido el Directorio por medio de su
policía de la inquietud de los clichinos, v de sus
desesperados proyectos. Barrás , que tenia en su
mano todos los medios de ejecucion, resólvió po-
nerlos en practica aquella misma noche. Todo es-
taba dispuesto para quedas tropas pudiesen pasar
en pocas horas el círculo constitucional , y entre-
tanto bastaba con la guarnicion de Paris. Se or-
denó para el la siguiente ungran ejercicio de fue-
go con el fin de tener algun pretesto , aunque na-
die sabia el momento, ni los ministros, ni los di-
rectores Rewbell y Larevelliere; de suerte que to-
do el mundo ignoraba lo que iba á acontecer. Pa-
sóse todo el dia 17 (3 de setiembre) con bastante
tranquilidad; y magulla proposicion se presentó en
los consejos. Ausentábanse muchos diputados pa-
ra librarse de la catástrofe que con tanta impru-
dencia habían provocado, y se verificó como sienta




586 REVOLUCION
pre la sesion del Directorio. Se hallaban presen-
tes los cinco directores, cuando á, las cuatro de la
tarde en el momento de acabarse la sesion , llamó
Barras aparte á Rewbell y Lareveliiere, y les dijo,
que era necesario dar el golpe aquella misma no-
che, para anticiparse á sus enemigos. Les Babia
pedido cuatro dios mas, pero se adelantaba al
término para que no le sorprendiesen. Pasaron
entonces los tres directores en casa de Rewbell,
donde se lijaron, y convinieron en llamar á todos
los ministros, y encerrarse con ellos hasta que se
hubiese verificado el acontecimiento , no dejando
salir a persona alguna. No debian comunicarse
con los dos de afuera, sino por medio de Auge-
reau y sus edecanes. Acordado este proyecto , se
citaron los ministros para el anochecer; y reuni-
dos con lo.; tres directores , empezaron á espedir
las órdenes y proclamas necesarias. El proyecto
era rodear el palacio del cuerpo legislativo , rele-
var á los granaderos de los puntos que ocupaban,
disolver las comisiones de los inspectores, cerrar
los salones de ambos consejos, fijar otro punto de
reunion, citar a el á los diputados de confianza, y
hacerles dar una ley contra aquellos que trataba
de espulsarse. Se creia con fundamento que los
enemigos del Directorio no se atreverian á acu-
dir al nuevo punto de reunion, y por consiguien-
te se estendieron varias proclamas anunciando
que se habla formado una gran conspiracion con-
tra la república; que sus principales autores eran
individuos de las dos comisiones de inspectores, y
que de ambas debian salir los conjurados; que pa-
ra prevenir su atentado, mandaba el Directorio,
cerrar los salones del cuerpo legislativo, y desig-


FRANCESA.
587


naba otro local en que se reuniesen los diputados
fieles á la república.. Los Quinientos debian reu-
nirse en el teatro del Odeon, y los Ancianos en el
anfiteatro de la escuela de iúdicina. A estas pro-
clamas iba adjunta una narracion de la conspira-
cion , apoyada en la declaracion de Duverne de
Preste, v el documento hallado en la cartera de
Entraigtes. linprimióse todo inmediatamente, y
debió fijarse por la noche en las esquinas de Paris.
Los ministros y los tres directores , quedaron en-
cerrados en casa de Rewbell , y Augereau salió
con sus edecanes para ejecutar el proyecto con-
venido.


Retirados Carnet y Barthelemv en sus habita-
ciones del Luxemburgo, ignoraban lo que se pre-
paraba. Los clichinos; cada vez mas inquietos, se
agolpaban en el salon de las comisiones; pero Bar-
thelemv engañado, envió á decir que no sucederia
nada aquella noche. Pichegrá por su parte acaba-
ba de hablar con Schcrer, y aseguró que no 'labia
preparativo alguno. Se observaron varios movi-
mientos de tropas, pero se decia que era por el
ejercicio de fuego , y no se alarmó nadie , sino
que todos tranquilos se retiraron á su casa. Unica-
mente Ro yere permaneció en el salon de los ins-
pectores, y se echó en una cama preparada para
el individuo que estuviese de guardia.


A cosa de media noche colocó Augereau to-
das las tropas dela guarnicion alrededor del pala-
cio, y aproximó una porcion de piezas de artilleria.
En todo Paris reinaba la mayor tranquilidad , sin
oirse mas que los pasos de los soldados, y el ruido
de los cationes. Era menester sin llegar á las ma-
nos relevar á los granaderos del cuerpo legislati-




55,8


REVOLUCION


yo de los puntos que ocupaban, y se dió órden al
comandante Ramel, una hora antes de amanecer,
para que pasase á ver al ministro de la guerra. Se
negó á efectuarlo conociendo loque podía ser, e fué
á despertar al inspector Roy ere, que no crea aun
en el riesgo, v se apresuró despues á ir al cuerpo
de guardia de sus graznad ros, para hacer tomar
las armas al reten. 'Los diferentes puntos de las
Tullerias estaban ocupados por cuatrocieni os hom-
bres, v el reten constaba de ochocientos. Ininedia-
tamenie se pusieron sobre las armas y formaron
en batalla en el jardin de la; Tullerias,guardándo-
se en las lilas el mayor órden y silencio.


Diez mil hombres de línea poco mas ó menos
ocupaban las inmediaciones del palacio y se dis-
ponían á entrar en él; habiendo servido de señal
un cañonazo que se disparó a las tres de la maña-
na. Se presentaron en diferentes puestos los co-
mandante3 de las columnas , y vino U1.1 oficial de
parte de Augereau á mandar á llame' que entrega-
se el puente Thournant , que comunicaba con el
jardin y la plaza de Luis XV, pero Ramel se negó
á efectuarlo. llabiórdose presentado mil quinien-
tos hombres en aquel punto , le entregaron los
granaderos que estaban ganados la mayor parte.
Lo mismo aconteció en los restantes puntos, entre-
gándose todas las salidas di jardín y del Carrou-
sel, y hallándose invadido por todas partes el pa-
lacio con numerosas tropas de infantería y caballe.-
ria. Se pusieron doce cañones enganchados apun-
tando hacia el palacio, y solo quedaban el reten de
los granaderos que constaba de ochocientos hom-
bres formados en batalla con su comandante Ra-
mel á la cabeza. Algunos granaderos estaban de-


FRANCESA. 589
cididos á cumplir con su deber, pero los otros se-
ducidos por los agentes de Barras , lo estaban por
el contrario para incorporarse con las tropas del
Directorio. Empezaron á oirse rumores entre filas,
diciendo unos que eran suizos y otros que habían
sido heridos el 13 de vendimiado por los realistas


que no querian batirse en favor de ellos el 48 de
fructidor. lntrodújose la desercion en esta tropa,
á quien incitaba el segundo comandante Blan-
chard con sus palabras y presencia; sin embargo;
el comandante Ramel quería cumplir con su deber
cuando recibió una Orden firmada en el salen de
los inspectores que le prohibia hacer fuego. Af
mismo tiempo llegó Augereau al frente de un nu-
meroso estado mayor. «Comandante llame!, dijo:
¿me reconocéis por gef e de la décima septimadi-
vcsian inilitar?—Si, respondió Ramel.—Pues bien,
en calidad de superior vuestro os mando que va-
yak arrestado.» Ramel obedeció; pero fué maltra-
tado por algunos jacobinos furiosos que iban en el
estado mayor de Augereau. Este le libertó y man-
dó que le condujesen al Temple. El estruendo
del cañon y el asalto del palacio despertaron á to-
do el mundo. Eran las cinco de la mañana, y los
individuos de las comisiones acudieron á su pues-
to, y pasaron á su salen. iban cercados y no po-
dian dudar del peligro. Una compañía de soldados
colocada á la puerta, tenia Orden de dejar entrar
á todos los que se presentasen con la medalla de
diputado, pero salir á ninguno. Vieron llegar á su
cólega Domas, y le echaron un papel por la ven-
tana para avisarle del peligro, y hacer que se sal-
vase. Augereau hizo que le entregasen sus espa-
das Pichegna y Willot, y los envió al Temple con




590 REVOLUCION
otros vatios diputados que hallé en el salon de los
inspectores.


Mientras se efectuaba esta operacion contra
los consejos, encargó el Directorio á un oficial que
se pusiese á la cabeza de un destacamento y pa-
sase á apoderarse de Carnot y llartbelemv. Carnot
avisado con tiempo, se habla salvado en su habita-
cion y logrado evadirse por una puerta del jardin
de Luxemburgo cu ya llave tenia; pero Barthelemy
estaba en su casa, y allí le prendieron; prision que
ponía en un apuro al Directorio. Escepto Barras,
todos los directores se alegraban de la fuga de
Carnot, v deseaban que Barthelemy hiciese otro
tanto. Le propusieron que se escapase , pero Bar-
thelemy respondióque no tenia inconveniente, si
le trasportaban á Hamburg° sin ningun misterio y
bajo su nombre, á lo cual no podían acceder los
directores. Proponiéndose desterrar á varios indi-
viduos del cuerpo legislativo, no podían tratar con
tanto favor á ninguno de sus cólegas; y así se con-
dujo á Barthelemy al Temple , a donde llegó al
mismo tiempo que Pichegrú , Willot y los denlas
diputados presos en la comision de los inspec-
tores.


Eran las ocho de la mañana, y muchos diputa-
dos, aunque advertidos del peligro, quisieron acu-
dir denodadamente á sus puestos. El presidente de
los Quinientos, Simeon, y el de los Ancianos, La-
fond Ladebat, llegaron á sus respectivos salones,
que aun no estaban cerrados,pudieron sentarse
en el sillon en presencia de 'algunos diputados;
pero entraron algunos oficiales á intimarles la ór-
den de que se retirasen. No tuvieron mas tiempo
que el preciso para declarar que la representacicn


FRANCESA.
591


nacional estaba disuelta, y se dirigieron á casa de
uno de ellos, donde los mas animosos meditaron el
nuevo proyecto de reunirse otra vez, atravesar to-
do Paris á pié, y presentarse con sus presidentes
á la cabeza en las puertas del palacio legislativo.
Eran ya cerca de las once , y á pesar de que todo
Paris sabia lo acontecido, no se habia turbado la
tranquilidad de esta gran capital. No eran ya las
pasiones las que producian un levantamiento, si-
no un acto metódico de la autoridod contra algu-
nos representantes. Se agrupaban en las calles y
plazas públicas multitud de curiosos sin decir una
palabra , y solo algunos grupos, salidos de los ar-
rabales y compuestos de jacobinos , recorrían las
calles gritando: ¡ Viva la república! mueran los aris-
tócratas: mas no hallaban eco ni resistencia en to-
da la poblacion. Alrededor de Luxemburgo era
principalmente donde se habian agolpado los gru-
pos, y donde gritaban ¡Viva el Directorio! y otros
Viva' Barrás!


Atravesaron los diputados silenciosamente por
entre la multitud agolpada en el Carrousel , y se
presentaron en las puertas de las Tullerías. Negá-
ronles la entrada; pero ellos insistieron, y entonces
los rechazó un destacamento, persiguiéndoles bas-
ta dispersarlos; ¡espectáculo deplorable y triste,
que presagiaba el próximo é inevitable dominio de
los pretorianos! ¿por qué una faccion pérfida obli-
gó á la revoluciou á invocar el auxilio de las ba y o-
netas? Viéndose perseguidos los diputados, se re-
tiraron, unos á casa del presidente Lafond-Lade-
bát, y otros á una casa inmediata. Allí estaban de-
liberando con gran estrépito, y trataban de hacer
una protesta, cuando llegó un oficial á comunicar-




592 REVOLtiCION
les la órden de separarse. Fueron arrestados La-
fond Ladebat., Barbé-Marbois, Tronzon-Ducoudrav
Bourdon del Oise, Goupil de Prefeln y otros vanos,
siendo llevados al Temple, donde se hallaban ya los
individuos de ambas comisiones.


Durante aquel tiempo los diputados amigos del
Directorio habían pasado al nuevo sitio designado
para la reunion del cuerpo legislativo. Los Qui-
nientos iban al Odeon, y los Ancianos á la escuela
de medicina.. Era cerca del medio dia, y aun había
muy pocos; pero íbase aumentando el número tilo-
mentaneamente, fuese porque el aviso de la con-
vocacion estraordivaria se comunicaba de unos en
otros, fuese porque todos los indecisos, temiendo *
declararse ea discordia, se apresuraban á acudir al
nuevo cuerpo legislativo. De cuando en cuando se
contaban los individdos presentes, y por fin, cuan-
do los Ancianos llegaron al número de ciento vein-
te y seis; y los Quinientos al de doscientos cincuen-
ta y uno, mitad mas uno para ambos consejos, em-
pezaron á deliberar. Reinaba cierta turbacion en
ambas Asambleas , porque el acto que se trataba
de legalizar era un manifiesto golpe de estado. Su
primer cuidado fue declararse permanentes, v ad-




vertirse recíprocamente que estaban constituidos.
El diputado Poulain Grandpré , individuo de los
Quinientos , tomó la palabra el primero, diciendo:
«Las medidas que se han tomado, y el local en que
«nos hallamos, son otros tantos indicios de que la
«patria ha corrido graves peligros, de los cuales atad
«so no esta preservada todavía. Demos gracias al
«Directorio, porque á él y no á otro le debernos la
«salvaciou de la patria. Pero no basta que vigile
«el Directorio ; cambien es deber nuestro tomar


FRANCESA.
1593


«providencias capaces de asegurar la tranquilidad
«pública y la constitucion del año III; á este efecto
«solicito que se forme una comision de cinco indi-
«viduos.»


Adoptóse esta proposicion, y la comision com-
puesta de los diputados afectos al sistema del Direc-
torio, que eran Sieyes, Poulain-Grandpró, Villers,
Chazal y Boulay del Illeurthe. Anunciaron para las
seis de la tarde un mensage del Directorio en am-
bos consejos, cuyo mensage contenía el pormenor
de la conspiraeion, tal como bahía llegado á noti-
cia del Directorio, los dos famosos documentos de
que va hemos hablado, y varios fragmentos de car-
tas que se hallaron entre los papeles de los agentes
realistas. Estos documentos solo contenían las
pruebas adquiridas; manifestaban que Piebegrti se
hallaba en negociaciones con el pretendiente ; que
Imbert-Colomés seguia correspondencia con Blan-
kemburgo, que Mersan y Lcmerer eran los agen-
tes de la conspiracion con los diputados de Clichy,
y que por toda la Francia se estendia una vasta
asociamon de realistas. No habiamas nombres que
los ya citados; los documentos sin embargo produ-
jeron mucha sensv,ion. Ademas del convencimien-
to moral, probaban lo posible que era emplear los
trámites judiciales por la insuliciencia de testimo-
nios directos y positivos. La comision de los cinco
tomó al punto la palabra sobre este mensage, pues
como el Directorio no tenia la iniciativa de las pro-
posiciones , le correspondia á la comision de los
cinco; mas esta, impuesta del decreto del Directo-
rio, ibaa proponer la legal izacion del proyecto acor-
dado de antemano. Boulay del 111eurtlie, encarga-
do de tomar la palabra a nombre de la comision,


v. H lBiblioteca popular. T.




594 REVOLUCION
alegó las razones que se dan por lo coman en las
resoluciones estraordinarias; razones que en aq-da


ue-


llas circunstancias eran por desgracia muy fun
das. Despees de haber dicho que se hallabao en
ti.n


campo de batalla, que era preciso adoptar una
resolucion pronta y decisiva, y sin verter una gota
de sangre , reducir a los conspiradores á la impo-
sibilidad de hacer daño, presentó las proyectadas
proposiciones. Las principales consistian en anu-
lar las operaciones electorales de cuarenta y ocho
departamentos, librando asi al cuerpo legislativo de
los diputados vendidos á una fac,cion, y en elegir
entre ellos á los mas peligrosos para deportarlo-s.
El consejo apenas podia elegir respecto á providen-
cias, pues las circunstancias no adinitian mas que
las propuestas : y por otra parte el Directorio se.ha-bia presentado en tal actitud, que nadie se hubiera
atrevido á. negárselas. La parte vacilante é indo-
disa de una Asamblea, a quien siempre somete la
energía, se hallaba de parte de los directoriales,


dispuesta á votar cuanto quisiesen. El diputado
-


Chollet pedia sin embargo una suspension de doce
horas para examinar estas proposiciones: pero el
grito de á la volacionl le impuso silencio Se con-tentaron con suprimir algunos individuos de la lis-
ta de deportaci o n , corno' Thibaudeau , Doulcet


de


Pontecoulant, Tarbe, Crecy, , Detorcy , Normand,
Dupont de Nemours, Remusat y Bailly , unos co-
mo buenos patriotas , á:pesar de su oposicion , y
otros como demasiado insignitieautes para apare-
cer peligrosos. Despees de esta supresion votaron
inmediatamente las resoluciones propuestas, anu-
lándose las operaciones electorales de cuarenta y
ocho departamentos quedandoescluidos del cuerpo


FRANCESA. 595
legislativo, los diputados que ellos hablan nom-
brado. Todos los funcionarios, como jueces ó ad-
ministradores municipales, eligidos asimismo por
estos departamentos, quedaban tambien depues-
tos de sus funciones, y finalmente fueron conde-
nados á deportacion en el punto elegido por el Di-
rectorio los individuos siguientes: en el consejo
de los Qa Mien tos, Aubrv, Job Aymé, Bayard, Blain,
Boissy a' Anglas. Borne, iiourdon del Oise, Ca-
droi Coucherv, Delahaye, Delarue, Doumere, Du-
molard, Dupfa' ntier, Duprat Gilhert•Desmolieres,
Enrique Lariviere, Imber-Colomes, Cam do Jor-
dan, Jourdan de las Bocas del Ródano, Gau, La-
camero, Lema rchant• Gotnicourt, Lemerer,
san, Madier, Maillard, Noailtes, André, Mac-Cur-
tain, Pavée. Pwaeret, Pichegrú, Polissart. Praire
Alautaiid, Quatremere-gdoes, Saladita Simeon,
Vauvilliers , Vaublanc, \ illaret Joveuse , Willot:
en el consejo de los Ancianos Barbe Marhois, Du-
mas, Ferraut-Vaillant, laitont-Ladebala Laumont,
Muraire , Murinais , Paradis, Purtalis , Ruvere y
Tronzon Ducoudrav.


Los dos di rectores Carnot y Barthelemv, el mi-
mistro de policía Cochon, su empleado Dossonvi-
Be, el comandante de la guardia del cuerpo legis-
lativo Ra niel, y los tres agentes realistas Brottier,
Laville lleurnois y Duverne de Preste, quedaban
condenados tambien á deportacion. Pero no se li-
mitaron á estos setos, sino que como los periodis-
tas no hahian sido menos peligrosos que los dipu-
tados y taanpoco se les podia perseguir judicial-
mente, se resolvio proceder con ellos de la misma
manera que se !labia hecho con los individuos del
cuerpo legislativo. Se condenó á destierro á. los




596 REVOLUCION


propietarios, editores y redactores
de cuarenta y


dos periódicos, porque no existiendo entonces con-
-


dieion alguna sobre periódicos polític era
nito su número. Entre los cuarenta y dos figura-


han la Cotidiana; y á todas estas
disposiciones


contra los individuos se
añadieren otras para ro-


bustecer la autoridad del Directorio, y restabl cer


las leves revolucionarias que los Quinientos ha-blan abolido ó modificado. Así el Directorio tenia
el nombramiento de todos los jueces y magistrados
municipales , cuya eleccion quedaba anulada en
cuarenta y ocho departamentos. Respecto a los
cargos de diputados, quedaban vacantes y repues-
tos en todo su vigor, y aun ampliados los artícu-
los de, la famosa le y


del 3 de brumario que fueron


anulados .
Los parientes de los emigrados esclui-


dos por esta ley de los cargos públicos hasta la
paz , lo quedaban por esta otra hasta cuatro años
despues de la paz, y ademas privados de las fun-
ciones electorales. Los emigrados que hablan re-
gresado bajo pretesto de pedir su babilitacion de-
bían salir en el término de veinte y cuatro horas
de los pueblos en que se hallaban , y en quince
dias del territorio, debiendo sufrir la aplicaclon de
las leyes a las veinte y cuatro horas los contraven-
tores. Se anularon tainbien las leyes por las cuales
se permitia volverá los clérigos deportados y por las
que se habla convertido el juramento cívico en una
simple declaracion, quedando restablecid as todas
las domas leyes referentes á la policía de los cul-
ws. El Directorio tenia facultad para deportar por
solo un acuerdo á. los clérigos de quienes supieseque se conducían reprensiblemente; y en cuanto á
los periódicos, tenia en lo sucesivo facultades pa-.•


FRANCESA. 597
ra suprimir cuantos le parecieran nocivos. Que-
daban restablecidas las sociedades políticas , es
decir, los clubs; pero el Directorio tenia el mismo
poder contra ellos que contra los periódicos : cer-
rarlos cuando lo tuviese por conveniente. Final-
mente otra cosa no menos interesante que todo lo
denlas quedaba suspendida; la organizacion de la
guardia nacional, que se dejaba para mejor tiempo.


Ninguna de estas disposiciones era sanguina-
ria, porque y a babia pasado la época de la efusion
de sangre; pero daban al Directorio un poder en-
teramente revolucionario. Vota ronse el 48 de fruc-
tidor año V (4 de setiembre) por la larde en los
Quinientos , y ninguno se pronuncio contra su.
adopcion: algunos diputados aplaudieron, pero la
mayoría guardó silencio v sumision. La resolucion
que las comprendía, se llevó en seguida á los An-
cianos, los cuales se hallaban en sesion permanen-
te como los Quinientos , y esperaban que se les
presentase asunto para deliberar, ocupándoles has-
el 49 por la mañana la sola lectura de la resolucion
y del informe. Fatigados de una sesion tan larga,
se citaron para dentro de algunas horas. El Direc-
torio, que estaba impaciente por obtener la san-
cion de los Ancianos, y poder apoyar con una ley
el golpe que habia descargado, envió un mensage
al cuerpo legislativo.—«.E1 Directorio , decía este
mensage, se ha sacrificado por salvar la libertad,
y cuenta con vosotros para que le apoyeis. Esta-
mos en el dia 19, y nada haheis hecho . en apoyo
suyo »—Inmediatamente se aprobó la resolucion
en forma de ley, y se envió al Directorio.


Apenas se Vió. en posesion de ella, se apresuró
.1 ponerla por obra, queriendo efectuar prontamen-




508 REVOLUCION
te su plan, y en seguida dejarlo arreglado todo.
Rabian huido muchos de los condenados á des-
tierro. Carnot se dirigió ocultamente á la Suiza, y
el Directorio hubiera querido dar libertad á Bar-
thelemy, queseobstinó por las razones ya manifes-
tadas. Eligió quince individuos en la lista de de-
portados, tenidos por mas temibles ó mas delin-
cuentes, y los destinoá, un destierro, que fue pa-
ra algunos tan funesto COMO la muerte. Hicieron -
les salir el mismo dia en carruagesenverjados para
Rochefort, desde donde debilita ser trasportados
en una fragata á la Guayana Los tratados asi eran
Barthelemy, Pichegrú y Willot, á causa de su
importancia ó criminalidad; Rovere por sus cono-
cidas relaciones con la faccion realista; Aubry
por su papel en la reaccion; Bourdun del Oise,
Murinais, y Delante por su conducta en los Qui-
nientos; itamel por la que observó mandando á
los granaderos; Dossonville por las funciones que
desempeñó en la comision de los inspectores;
Tronzon-Ducoudray, Barbe-Marbois y Laffind La-
debat, no por ser culpables, sino por su influencia
en el consejo de los Ancianos. Finalmente Brot-
tier y Laville l{eurnois por su conspiracion, per-
donando á su cómplice Duverne de Presle en Con-
sideracion á sus revelaciones. Indudablemente tu-
vo su acostumbrada parte el Odio en la eleccion de
las víctimas, porque solo Pichegrú era el verda-
deramente peligroso de estos quince individuos.
Su número llego á diez y seis por la lealtad del
llamado Letellier, criado deBartbclem y , que pi-
dió seguir á su señor. lliciéronles salir -desde lue-
go, quedando espuestos, como acontece siempre,
á la barbarie de los subalternos; sin embargo, el


FRANCESA,
599


Directorio habiendo sabido que el


-
general Duter


tre, gefe de la escolta, se conducia. IMIST mal conlos prisioneros, le reemplazó inmediatanente. Es-tos diputados, desterrados por r ealistas iban á en-
contrarse en Sinaamari con Villaud Varennes
Collot d' Ilerbois. Los denlas fueron destinados
la isla de Oleron


Durante aquellos dios estuvo Paris entera-
mente tranquilo, solo que los patriotas de los arra-
bales hallaban demasiado suave la pena de de-
portacion, pues estaban acostumbrados á medi-
das revolucionarias de otra especie, y confiando
en Barras y Augerean, esperaban otro resultado.
Se reunieron y fueron á gritar bajo las ventanas
del Directorio: viva la repablical viva el Directorio!
viva Barras! Atribuian la resolueion á Barras y
deseaban que se dejase á su cargo por algunos dios
la represion de los aristócratas ; sin embargo estos
pequeños grupos no llegaron á turbar el sosiego
ele Paris. Los seccionarios de vendimiado, que á
no ser por la les,


del 113( se hubieran reorganizado
al punto en guardia nacional, no tenían bastante
energ ía para tomar espontaneamente las armas.
Dejaron descargar el golpe sin oposicion alguna,
y por lo denras la opinion quedaba indecisa. Bien
veian los republicanos sinceros que la faccion rea-
lista había hecho inevitable un procedimiento
enérgico, pero sentian la infraccion de las leyes y
la irdervenclon del poder militar. Casi dudaban de
la culpabilidad de los conspiradores al ver confun-
dido á un Immbre corno Carnet entre su número,
Y tercian que hubiese influido demasiado el rencor
e' n la determinacion del Directorio. Finalmente,
aun teniendo por necesarias sus determinaciones,




600 RRVOLUCION
se hallaban tristes, v con razon , porque era evi-
dente que aquella coustitucion en que tenian lija
toda su esperanza, no era el termino de nuestras
inquietudes y discordias. La poblacion se sometió
y desentendió aquel dia de los acontecimientos po-
líticos. En el 9 de termidor se la habla visto pasar
desde el Odio contra el antiguo régimen al aborre-
cimiento contra el terror. Despues intervino en los
negocios para retroceder contra el Directorio, á
quien confundia con la Convencion y la comision
de salvacion pública. Xtemoriza.da á la sazon por la
energía de aquel Directorio, observó en el 18 de
fructidor el dictamen de permanecer entraña á los
acontecimientos. Desde aquel dia se vió entibiarse
su celo político.


Estas debian ser necesariamente las conse-
cuencias del golpe violento de 18 de fructidor, y
aunque se ha dicho que fué inútil desde el momen-
to en que se ejecutó y que habiendo logrado inti-
midar a la faccion realista, solo sirvió la obstina-
cion del Directorio para preparar la usurpacion mi-
litar con el ejemplo de la infraccion de las leves,
con todo eso va hemos dicho que la faccion rea-
lista no se intimidó sino por un momento, y que
apenas hubiera llegado el último tercio, lo babria
infaliblemente trastornado todo precipitado al
Directorio. Entonces se hubiera suscitado una
guerra civil entre ella y los ejércitos, la cual supo
evitar el Directorio previniendo este movimiento
y refrenándolo á tiempo, y si se acogió al ausilio
del poder militar, fue por una triste, aunque ine-
vitable necesidad. La legalidad era una ilusion
despues de una revolucion como la nuestra, y no
era posible que los partidos pudieran someterse y


FRANCESA.
601


tranquilizarse al abrigo del poder legal, sino que
se necesitaba otro poder mas fuerte para reprimir-
los, hermanarlos , amalgamarlos y protegerlos
contra las armas de toda Europa: y este poder no
era otro que el militar. El Directorio previno la
guerra civil el dia 18 de fructidor, sustituyendo
en su lugar un golpe arbitrario decargado con
fuerza, pero con toda la calma y moderacion po-
sibles en tiempos de revolucion.




CAPITULO Xl.


Consecuencias del IR de fructidor.—Nombramiento de Mcrlin de
Douai v de Francisco de Neufchateau,en reemplazo de los di-
rectores deportados.—Revelaciones tardías y desgracia de Mo-
reatt.—Muerte de Iloche.—Reembolso de los dos tercios de la
deuda.—Ley contra los antiguos nobles.— Rompimiento de las
conferencias de Lila con la lnglaterra.—Conferencias de Udi-
ea. Operaciones de Conaparte en Italia; fundacion de la repú-
blica Cisalpina; arhitragc entre la Valtelina y los Grisones;
constitticion liguriana ; establecimientos en el :II editerrlineo.—
Tratado de Campo-Forinio.—Vuelta de Bonaparte á Paris; fies-
ta triunfal.


El 48 de fructidor causó el ma yor terror á los
realistas; y los clérigos v emigrados que habi
entrado en gran número, salieron de Paris y las
grandes ciudades con direccion a las fronteras,
introduciéndose de nuevo en Alentarla y Suiza los
que estaban próximos á. entrar. El Directorio aca-
baba de adquirir con la ley del 19 todo el poder
revolucionaril, y nadie se atrevia va á haderle
frente. Empezó por reformar las administracio-
nes, como sucede siempre a cada cambio de siste-
ma, colocando á los patriotas decididos en la ma-
yor parte de los destinos. Tenia que nombrar su-
getos para todos los cargas electivos en cuarenta y
ocho departamentos, y podia estender asi mucho
su indujo, y multiplicar sus partidarios. Su pri-


FRANCESA, 603
mer cuidado debla ser reemplazar á los directores
Carnet c Barthelemy; pues llewhell y Larevelliere,
cuya influencia habla aumentado notablemente el
último acontecimiento, no querian que se les pu-
diese acusar de haber lanzado a dos de sus cóle-
gas para quedar dueños del gobierno. Exigieron,
pues, que se pidiese inmediatamente al cuerpo
legislativo el nombramiento de dos nuevos direc-
tores, lo cual no se avenia con la opinion de Bar-
ras, y mucho menos de Augereau. Este general
se hallaba prendado de la hazaña del 48 de fructi -
dor, y muy ufano por haberla conducido con tan-
to acierto. Como se habia mezclado en los sucesos,
cobró alicion á la política v al poder, y concibió la
ambicion de introducirse en el Directorio. Preten-
dia que los tres directores, sin pedir al cuerpo le-
oislativo el nombramie:to (le otros cóle gas, le lla-b el
y


masen para sentarse á su lado: mas como no se le
cumplió este deseo, apeló al recurso que le que-
daba para hacerse director, que era el dd obtener
la mayoría. en los consejos; pero tarabien se le
frustró esta esperanza. Medio de Panal, ministro
de la justicia,.y Francisco de Neufchateau del in-
terior, obtuvieron mayor número de votos que sus
competidores, y despees de ellos llassena y Auge-
reau, el primero algunos mas que el segundo. To-
rnaron posesion los dos nuevos directores con la
ostentado!' acostumbrada. Eran republicanos mas
bien á la manera de Rewbell Larevelliere que de
Barras, y tenian ademas otros hábitos y costum-
bres. Merlin era jurisconsulto , y Francisco de
Neufchateau, literato; ambos vivian de un modo
análogo á su profesion, y conveniau en un todo
con Rewbell y Larevelliere. Tal vez hubiera sida




601 Fa:Ve:UW:1'1
de desear, atendiendo al influjo y consideraciou
del Directorio en los ejércitos, que se hubiese
nombrado á uno de nuestros célebres generales.


Reemplazó el Directorio á los dos ministros
nombrados directores con dos escelentes adminis-
tradores sacados de la provincia. Esperaba asi for-
mar el gobierno de hombres mas estraños á las
intrigas -de Paris y menos accesibles al favor.
Para lajusticia eligió á Lambrechts, que era co-
misario de la administracion central del departa-
mento del Dvle, es decir, prefecto, y magistrado -
íntegro. Colocó en el interior á Letourneur, co-
misario de la administracion central del Loira in-
ferior, administrador muy capaz, laborioso é ínte-
gro, pero demasiado estraño á la capital y á sus
usos para no hacerse ridículo alguna vez al frente
de una gran administracion.


Tenia motivo el Directorio para estar satisfe-
cho de los acontecimientos y solo le inquietaba el
silencio del general Bonaparte, que hacia mucho
tiempo no 'labia escrito nada, ni remitido los pro-
metidos fondos. El edecan Lavalette no pareció
por el Luxemburgo durante el acontecimiento, y
se sospechó quo habia indispuesto á su general
contra el Directorio , comunicándole datos falsos,
sobre el estado de las cosas. En efecto, M. de La-
valette no cesó de aconsejar á Bonaparte que se
mantuviese neutral, limitándose al apoyo que ha-
bla dado al Directorio con sus proclamas. Barras y
Augereau enviaron a llamar á M. de Lavalette y le
amenazaron diciéndole que sin duda 'labia enga-
ñado á Bonaparte, y añadiéndole que le hubieran
arrestado á no ser por las consideraciones que á su
general debían. M. de Lavalette salió inmediata-


FRANCESA. 605
mente para Italia, y Augereau se apresuró á es-
cribir al general Bonaparte y á sus amigos del
ejército, pintándoles el suceso con los masr'favora-
bles colores.


Descontento el Directorio con Morena!, habia
resuelto deponerle, cuando recibió una carta suya
que produjo la ma y or sensacion. Moreau se habia
apoderado en su Paso del Rin de los papeles del
general Klinglin, y hallado entre ellos toda la cor-
respondencia de Pichegrú con el príncipe de Con-
dé. Guardó secreto acerca de ella; pero asi que
llegó á sus oidos el 18 de fructidor se decidió á
participarlo al gobierno; resolucion que supuso
tener ya antes de saber las ocurrencias del 48, á
lin de suministrar al Directorio la prueba que ne-
cesitaba para confundir a tan temibles enemigos;
pero se asegura que Moren recibió por el telé-
grafo la noticia de los acontecimientos en el mis-
mo día 18, v que entonces se apresuró á comuni-
car una delacion que no comprometia ya mas á
Pichegrú, y que le libertaba de una gran responsa-
bilidad. Sea lo que fuere, es evidente que florean
habla guardado por largo tiempo un importante
secreto, y solo se habla- decidido á revelarle en el
momento de la catástrofe. Todo el mundo dijo que
no siendo bastante republicano para denunciar á
su amigo, no le guardó sin embargo bastante fide-
lidad para no descubrir el secreto. Su carácter po-
lítico pareció entonces lo que era, es decir, débil
vacilante é incierto. El Directorio le llamó á Paris
para pedirle cuenta de su conducta; y al examinar
la correspondencia halló la conlirmacion de todo lo
que habiasabido respecto á Pichegrú, y debió sentir
no haber tenido antes estas noticias. entre los pa-




606 mr.voLucioN
peles encoatró tambien la prueba de la fidelidad de
Moreau ala repnblica ; pero le castigó por su silen-
cio é indiferencia dejándole cesante en Paris.


Hoche, que siempre al frente de su ejército de
Sambre y Musa, acababa de pasar todo uu mes en la
mas cruel agonía, se hallaba en su cuartel general
de Wetzlar, con un carruage dispuesto para huir
á Álemania con su jóven esposa, si prevalecia el
partido de los Quinientos. Solo esta circunstancia
fué la que por primera vez le hizo pensar en sus
intereses y reunir una suma de dinero proporcio-
nada á sus necesidades durante su ausencia, pues
ya hemos visto que Babia prestado al Directorio la
mayor parte del dote de su esposa. La noticia del
48 de fructidor le llenó de regocijo y le libertó de
todo temor personal; y el Directorio, en prumio de
su lealtad, reunió los dos grandes ejércitos de Sam-
bre v Alosa y del Rin en uno solo , bajo el nom-
bre de ejército de Alemania, y le puso bajo su man-
do, que era el mas estenso de la república. Por des-
gracia, la salud del jóven general no le permitió
gozar del triunfo de los patriotas y de las muestras
de confianza que le daba el gobierno. [lacia algti
tiempo que inquietaban a sus amigos y médicos la
tos seca y continuada y las convulsiones nerviosas
que en él advertian. Un mal desconocido iba con-
sumiendo á aquel jóven , que en otro tiempo go-
zaba do la m ejor salud, y que á su mucho talento
reunia las gracias de la hermosura y la constitu-
cion mas vigorosa. Á pesar del estado en que se
hallaba, se ocupaba en organizar los dos ejércitos,
cuyo mando acababa de recibir, y pensaba siempre
en su espedicion de Irlanda , de que quería valerse
el Directorio como un medio de terror para la la-


FRANCESA•
607


glaterra; pero su tos adquirió más violencia á fines
de fructidor, y empezó a sufrir insoportables dolo-
res. Querian que suspendiese sus trabajos, mas no
pudieron conseguirlo. Llamó á su médico y le dijo:
Dadme un remedio para esta fatiga con tal que no sea
el descanso. Vencido por la enfermedad, entró en
cama el primer día complementario del año V (17
de setiembre), y espiró al dia siguiente, víctima de
los mas agudos dolo res. El ejército quedó conster-
nado porque adoraba á su jóven general , y esta no-
ticia cundió con la mayor rapidez, dejando llenos
de pesar á todos los republicanos que fundaban las
mas alhagueñas esperanzas en los talentos y patrio-
tismo de noche Se esparció por el campo el ru-
mor de envenenamiento, pues no podia creerse
que tanta juventud, robustez e salud sucumbiesen
á un accidente natural. llizose la autopsia, y exa-
minados por los facultativos el estómago y los in-
testinos, los hallaron salpicados de manchas ne-
gras, y sin declarar que fuese veneno, al menos se
inclinaron á creerlo. Se atribu yó su muerte al Di-
rectorio, lo cual era un absurdo, porque ninguno
de ellos era capaz de este crimen desconocido en
nuestras costumbres, y nadie ademas tenia interés
en cometerle. En efecto, Noche era el apoyo mas
sólido del Directorio , bien contra los realistas,
bien contra el ambicioso vencedor de Italia. Se
supuso con verosimilitud que fué envenenado
en el Oeste, y su médico parcela que se acor-
daba de que la alteracion de su salud provenia de
su illtima permanencia en Bretaña, cuando fué
á embarcarse para Irlanda. Por lo lemas se cre-
yó sin fundamento que habían envenenado al jó-
ven general en una comida que dió á varias per-




60S REVOLiJCION


sonas de todos los partidos con ánimo de unirlos.
Mandó prepararle el Directorio magnificas exe-


quias, que se verificaron en el campo de Marte en
presencia de todos los cuerpos del estado, y en
medio de un numeroso pueblo. Sez.uia a la comi-
tiva un ejército considerable, é i sba haciendo el
duelo el anciano padre del general. Esta pompa
hizo una profunda irnpresion en todos los ánimos,
y fué una de las mas hermosas de nuestros tiem-
pos heróicos.


Asi terminó una de las mas gloriosas é intere-
santes carreras de la revolucion sin que á lo me-
nos por esta vez la hubiese dado fin el cadalso.
Moche tenia veinte y nueve años. Siendo soldado
en las guardias francesas, hizo su educacion en
muy pocos meses. Al valor físico del soldado reu-
nia un carácter enérgico, una inteligencia supe-
rior, un gran conocimiento de los hombres, mucho
acierto en los acontecimientos políticos, y final-
mente el omnipotente móvil de las pasiones. Las
suyas eran ardientes, y acaso serian la única causa
de su muerte. Una circunstancia particular hacia
mayor el interés que sus bellas prendas inspira-
ban: el haber visto siempre interrumpida su for-
tuna por accidentes imprevistos. Siendo vencedor
en Wissemburgo, y estando para entrar en una
gloriosa carrera, quedó sumido de repente en los
calabozos: de estos salió para ir á. consumir-
se en la Vendée, donde desempeñó el- mas glo-
rioso papel político; y cuando iba a ejecutar un su-
blime proyecto contra la Irlanda, le suspendieron
de nuevo una tempestad y malas inteligencias:
trasladado al ejército de Sambre y Mosa, logró
una completa victoria; pero los preliminares de


FRANCESA.
609


Leoben atajaron sus pasos: finalmente, cuando al
frente del ejército de Alemania, y segun la dispo-
sicion de la Europa, se le ofrecia un porvenir in-
menso, se vió de repente herido en medio de su
carrera, y arrebatado por una enfeimedad de cua-•
renta y ocho horas. Por lo domas, si es preferible
un glorioso recuerdo á la pérdida de la vida, no
podía-


ganar mas en perder tan presto la suya. •Vie,
toreas, inmensa pacificac.ion, universalidad de ta--
lento, integridad sin mancha y la idea que todos
los republicanos tenían ce que él solo hubiera lu-
chado contra el vencedor de Rívoli y de las Pirá-
mides v de que su ambicion, permaneciendo repu-
blicana', hubiera sido un obstáculo invencible para
el soberbio ambicioso que pretendia el trono; ca
una palabra, heróicas hazañas, nobles conjeturas
y veinte y nueve años, hé aqui la memoria que nos
ha dejado! No le compadezcamos porque murió tan
-jóven , puesto que acaso ha ganado mucho su glo-
ria, asi como la de Kleber y Desaix en no haber
sido mariscales antes de morir, permaneciendo-
hasta el üitimo suspiro ciudadanos libres, sin ver-
se reducidos como Marean álmscar un asilo en los.
ejércitos estrangeros.


El gobierno dió el mando del de Alemania á.
Augereau , para verse libre de su turbulenta pre-
-sucia en Paris, donde ya principiaba á ser per-
judicial.


Ilabia hecho el Directorio en pocos dias cuan-
tos arreglos exigian las circunstancias, pero aun le
quedaba la haclenda. La lev del 19 de fructidor, al
librarle de sus mas temibles enemigos, al resta-
Ilecer la ley del - 3 de brumario , proporcionarle
nuevos medios'de severidad contra los emigrados.


Biblioteca popular.


T . 543




1() REVOLUClON FRANCESA. 69 4
y clérigos, armarle de la facultad para suprimir los
periódicos y cerrar las sociedades políticas, cuyo
espíritu no le conviniese, permitirle llenar todos los
puestos vacantes después de anuladas las eleccio-
nes, y suspender indefinidamente la reorganiza-
cion de la guardia nacional, le habia dado cuanto
intentaron arrebatarle ambos conse;os , y aun le
añadió cierta especie de omnipotencia revolucio;-
naria. Pero el Directorio tenia tambien que reco-
brar ventajas no menos importantes respecto á la
hacienda, porque tambien en este punto trataron
de cohartar sus facultades. Se presentó un grande
proyecto para los gastos é ingresos del año VI. El
priMe • cuidado debla ser devolver al Directorio las
atribuciones que hahian tratado de quitarle, rela-
tivas á las negociaciones de la tesorería, al Orden
de los pagos, y en una palabra al manejo de los
fondos. Quedaron suspendidos todos los artículos
adoptados por los consejos bajo este respecto antes
del 18 de fructidor, y despues era preciso pensar
-en la creacion de nuevos impuestos para desaho-
gar un tanto á la propiedad territorial , que se ha-
llaba demasiado cargada, y nivelar los ingresos
con los gastos. Autorizóse el establecimiento de
una lotería, y se impuso un derecho de portazgo
y otro de hipotecas. Los de registro se regulariza--
ron de modo que se aumentase considerablemente
su producto, como subieron tambien los derechos
de tabacos estrangeros. Gracias á estos nuevos re-
cursos, se pudo reducir la contribucion territorial
á doscientos veinte y ocho millones, y la personal á
cincuenta, ascendiendo sin embargo la suma total
de las rentas para el año VI á seiscientos diez y seis
millones. Eu esta suma las ventas supuestas de bie-


nes nacionales solo se valuaban en veinte millones.
Una vez convenidos en que los ingresos hahian


de ascender á seiscientos diez y seis millones por
estos diferentes medios, era necesario reducir los
bgastos á la misma suma. La guerra se suponia que-
no costarla en este año, aun en el caso de nueva
campaña, mas que doscientos ochenta y tres mi-
llones. Los damas ramos generales se calculaban
en doscientos cuarenta y siete millones, que ha-
cian entre todo quinientos treinta, pero la atencion
de la deuda ascendia por sí sola á doscientos cin-
cuenta y ocho millones; y si se hubiese cumplido
Integramente, hubieran subido los gastos á una su-
ma muy superior á los medios de la república. Se
propuso no pagar mas que la tercera parte, es de-
cir, ochenta y seis millones; y de este modo la
guerra, los ramos generales y la deuda hacian as-
cender los gastos á seiscientos diez y seis millones,
que era lo que importaban los ingresos Pero para
reducirse asi era-preciso adoptar un partido deci-
sivo respecto á la deuda: Desde que se suprimió el
papel moneda y volvió á emplearse el metálico, el
pago los intereses no habia podido satisfacerse
con putualidad; s ,


lo se !labia abonado una cuarta
parte en efectivo ' las otras tres en recibos sobre
los bienes nacionales llamados recibos de las tres
cuartas partes , que en cierto modo era como si se
hubiese satisfecho una cuarta parte en dinero y el
resto en asignados. La deuda, pues,no se !labia pa-
gado hasta aqui sino con los recursos de los bienes
nacionales, y era urgente tomar un partido respec-
to á esto, por interes del estado y de los acreedo-
res. Enorme era en verdad para aquella época una
deuda cuyo rédito anual ascendia á doscientos cin-




11:¡


119 REVOLUCION
cuenta y ocho millones, pues aun no se conocian
los recursos del crédito ni el poder de la amortiza-
cion. Las rentas eran mucho menores que lo han
sido despues, porque no se hablan podido recoger
aun los beneficios de la revolucion; y la Francia,
que despues ha podido producir mil millones de
contribuciones generales, entonces solo podia dar
seiscientos diez y seis. Por esto la deuda era tan
gravosa, y el estado se hallaba en la situacion de
un particular en quiebra. Resolviese, pues, conti-
nuar pagando parte de la deuda en efectivo, y en
vez de abonar el resto en recibos contra los bienes
nacionales, reintegrar su capital con estos bienes,
Solo querian conservar una tercera parte, á la que
se darla el nombre de tercio consolidado , y que
ohraria ea el gran libro bajo el concepto renta
perpetua. Las otras dos terceras partes debian rein-
tegrarse al capital de veinte veces la renta, y en
recibos admisibles en pago de bienes nacionales.
Es verdad que estos recibos quedaban en el co-
mercio con menos de la sesta parte d e su valor, y
que para los que no querian comprar tierras, era
una verdadera bancarrota.


A pesar de la tranquilidad y sufrimiento de los
consejos despues del 18 de fructidor, escitó esta
providencia una fuerte contradiccion. Los opues-
tos al reintegro sostenian que era una verdadera
bancarrota, que la deuda al principio de la revolu-
clon se habla puesto bajo la salvaguardia del honor
nacional , y que reintegrar las dos terceras partes,
era deshonrar á la república; que les acreedores
que no comprasen bienes, perderian las nueve déci-
mas partes al negociar su recibo, porque la emision
de tan gran cantidad de papel disminuiria su valor


FRANCESA.
613


considerablemente; que los acreedores del estado,
aunque no mirasen con preocupacion el origen de
los bienes, la mayor parte eran pobres para que
pudiesen comprar tierras ; que sociedades para
adquirir en comuu eran imposibles, y que por con-
siguiente la mayor parte de ellos perderiau real-
mente las nueve décimas partes del capital ; que
el pretendido tercio consolidado, libre de reduc-
cion para lo sucesivo, era solo una promesa; que
la promesa de una tercera parte valla menos que
la de tres tercios; finalmente, que si por entonces
no podia la república cubrir todas las obligaciones
de la deuda, mejor cuenta tenia á los acreedores
esperar, como lo habían hecho hasta entonces, pero
esperar con la seguridad de ver mejorada su suer–
te, que hallarse


repente privados de su crédito.
Habla muchos que hubieran querido hacer una dis-
tincion entre las diferentes clases de rentas ins-
critas en el gran libro, y- que solo se sometiesen al
reintegro las que se habian adquirido á precio ín-
fimo. Algunas en efecto, se habian vendido á diez
y á quince francos; v los que las habian comprado
ganaban aun mucho', á pesar de la reduccion al
tercio


A esto respondian los partidarios del proyecto
del Directorio, que un estado tenia, como cual-
quier particular , el derecho de ceder sus haberes
á los acreedores, cuando no podia pagarlos ; que
la deuda ascendia en mucho á los medios de la re-
pública, y que en tal estado, tenia derecho para
cederles la prenda de esta deuda , es decir , los
bienes; que en comprar las tierras perderian muy
poco ; que estas tierras aumenlarian rápidamente
en valor siendo suyas, tanto que llegarian á tener




611 REVOLUCION
el antiguo, y recobrarian asi lo que baldan per-
dido; que quedaban mil trescientos millones de
bienes habiendo pasado á los acreedores del Es--
tado los mil millones prometidos á los ejércitos);
que la paz se hallaba próxima; que los recibos de
reintegro debian recibirse, verificada ella, en pa-
go de los bienes nacionales ; que por consiguiente
ascendiendo la parte del capital reintegrado á unos
tres mil millones, se podrían adquirir mil tres-
cientos millones de bienes , y se perderian cuando
mas las dos tercias en lugar de las nueve décimas
partes ; que los acreedores siempre habían espe-
rimentado lo mismo , pues siempre se les habia
pagado en bienes, fuese por medio de asignados,
ó con recibos de las tres cuartas partes; que la re-
pública estaba obligada á darles lo que poseia;
que nada lograrian con esperar , porque jamás
podria pagar toda la deuda; que su suerte se fijaba
con la liquidaciou; que el pago del tercio consoli-
dado empezaba desde luego porque existian los
medios de verilicarlo. y la república se vela libre
por su parte de un enorme gravamen; que asi en-
traba en un sistema regular, se presentaba ante
la Europa con una deuda mucho mas pequeña, v
que por lo mismo se baria mas imponente y fuerte
para obtener la paz; finalmente, que no se podia
hacer distincion entre los diferentes réditos segun
el precio de adquisicion, y que era indispensable
tratarlos á todos con igualdad.


Era inevitable esta medida ,y la república
obraba ea esto, como siempre , satisfaciendo todos
los compromisos superiores á sus fuerzas con tier-
ras al precio que estas tenian. En asignados habla
cubierto las antignas cargas y todos los gastos de


FRANCESA. 615
la revolucion, y con tierras habia recogido los
asignados. En asignados, esto es , con tierras. ha-
bla satisfecho los réditos de la deuda, y con tier-
ras amortizaba el mismo capital. En una palabra,
daba lo que poseia. Del mismo modo se !labia li-
quidado la deuda en los Estados Unidos; los acree-
dores recibieron como único pago las riberas del
Misisipi. Medidas de esta naturaleza producen co-
mo las revoluciones, muchos agravios particulares,
mas es preciso saberlos sufrir cuando se hacen ine-
vitables.


Quedó adoptada la proposicion,asi por me-
dio de los nuevos impuestos, grac'ias á /arelic-
cion de la deuda, que permitió ceñir á esta suma
el desembolso, se halló equilibrada nuestra hacien-
da, y nos dió esperanzas de algun desahogo pa-
ra el año VI (desde setiembre de 1797 hasta el
mismo mes de 1798).


A todas estas providencias, que eran el resul-
tado de la victoria, queda el partido republicano
añadir por último otra..Decia que la república se
verla siempre en riesgo, mientras se consintiese
en su seno á una raza enemiga, la de los ex-nobles.
Quería desterrar de Francia á todas las familias
que hablan sido nobles , ó reputádose por tales;
que se les diese el valor de sus bienes en géneros
franceses, y se les obligara á llevar á otra parte
sus preocupaciones, sus sentimientos y existencia.
Apo y aban mucho este provecto Sieves, Boulay del
Medrthe , Chazal y todos los republicanos decidi-
dos; pero le impugnaban con calor Tallien y los
amigos de Barrás. Barras era noble; el general del
ejército de Italia caballero de nacimiento; muchos
de los amigos que acompañaban á Barras en sus




616 REVOLUCION


Manes, y asístian á su tertulia, eran tambien an-
tiguos nobles; y aunque se hubiese hecho una es-
cepcion en favor de los que habian prestado ser-
vicios á la república, la tertulia del director estaba
muy irritada contra la ley propuesta. Aun sin todas
estas razones personales, era fácil demostrar cuán


eligrosa y dura era esta ley; mas sin embargo sep
presentó á los dos consejos, y escitó una especie de
alboroto, que obligó á retirarla para modificarla
totalmente. Se reprodujo despues bajo otra forma,
no condenando á destierro á los ex• nobles; pero
quedaban con el carácter de estrangeros , y obli-
gados, si habian de recobrar la cualidad de ciuda-
danos, á cumplir y pasar por las formalidades de
la naturalizacion. Ilizose una escepcion con las
personas que hablan servido útilmente á la repú-
blica en lbs ejércitos ó en las Asambleas; y Barras,
sus amigos, y el vencedor de Italia, cuyo naci-
miento se recordaba con afectacion á cada paso,
quedaron libres de las consecuencias de esta reso-
lucion.


Babia vuelto á adquirir el gobierno una energía
verdaderamente revolucionaria, y corno habla (les-
aparecido la oposicion que soliaclamar por la paz en
el Directorio y los consejos, mostró el gobierno mas
firmeza y ma yores exigencias en las negociaciones
de Lila y deUdina. 'Mandó desde luego que todos
los soldados que estaban con licencia volviesen á
los ejérritos, lo repuso todo en el pie de guerra, y
envió nuevas instrucciones á sus, agentes. Mara
habia logrado conciliar en Lila, se g un hemos visto,
las pretensiones de las potencias maritimas; se ha-
bían convenido en la paz, con tal que España sa-
trilicase la Trinidad, la Holanda á Trinquernale, y


PRANC ESA..
617


que la Francia prometiese no apropiarse jamás el
cabo de Buena Esperanza. No se trataba va mas
que de obtener el consentimiento de España v Ho-landa ..


El Directorio halló demasiado generoso á
Mara; ,y resolvió retirarle, enviando á Lila á Bon-
n ier y Treilhard. Segun las instrucciones, la Fran-
cia exijia la restitucion lisa y llana, no solo de sus
colonias, sino de sus aliados, y respecto á las [le-
goc ∎ aciones de 'Mina, el Directorio no se mostró
menos inexorableterminante. Ya no se contenta-
ba con el tenor de. los preliminares de Leoben que
daban al Austria por límites el Oglio en Italia; que-
ria. á la sazon que esta nacion quedase enteramen-
te libre hasta el Izonzo, y que el Austria recibiese
como indemnizacion la secularizacion de varios es-
tados eclesiásticos de Alemania. Retiró á Clarke, á
quien eligió y envió Caraot, el cual en su corres-
pondencia no lidia mirado con mucha considera-
cion á los generales del ejército de , tenidos
por los mas republicanas. Bonaparte permaneció
con los poderes de la república para negociar con
el Austria.


El •llitimalum que el Directorio hizo notificar en
Lila por los nuevos agentes Bunnier y Treilhard,
cortó una negociacion que estaba casi terminada,
lo cual sintió estraordinariainente Lord Malmesbu-
rv, porque deseaba la paz, bien para terminar con
gloria su carrera, ó para facilitar á su gobierno un
momento de reposo. No disimuló su pesadumbre,
pero era imposible que la Inglaterra renunciase á
todas sus conquistas marítimas sin recibir nada en
Cambio. Lord Malmesbury abrigaba tanta sinceri-
dad en las negociaciones, que Maret acu-
dir á Paris para ver si se podria variar la resolu-




618 P.EVOLCCION


cion del Directorio, llegando é. ofrecer muchos mi-
llones para comprar el voto de uno de los directo-
res; mas M. Maret no quería encargarse de seme-
jante negociacion, y salió de Lda. Lord Malmeshu-
ry y M. Ellis salieron tambien inmediatamente y
no volvieron. Verdad es que se puede culpar en
esta ocasion. al Directorio de haber malogrado una
paz segura y ventajosa para la Francia; mas el mo-
tivo que para ello tuvo era honroso sin duda. Hu-
biera sido poca fidelidad en nosotros abandonar a
nuestros aliados é imponerles sacrificios en premia
de su adhesion á nuestra causa. El Directorio li-
sonjeándose de lograr en breve la paz con el -Aus-
tria, ó al menos imponérsela per un movimiento
de nuestros ejércitos, esperaba verse muy pronto
libre de sus enemigos del continente , y poder
volver todas sus fuerzas contra la Inglaterra.


Mucho disgustó á Bonaparte el ultimatum qne
le enviaron porque no creia que fuese admisible; y
en efecto era dificil obligar al Austria á que renun-
ciase enteramente á la Italia, contentándose con
la seeularizacion de algunos estados eclesiásticos
en Alemania, á no dirigirse contra Viena. Ademas
Bonaparte no podia aspirar á este honor porque
tenia sobre sí todas las fuerzas de la monarquía
austríaca, y el ejército de Alemania era el que de-
tia tener la ventaja de partir el primero y penetrar
en los estados hereditarios. A. este motivo de des-
contento se agregó otro cuando supo la desconfian-
za con (pie en Paris le miraban. Augereau había
enviado á uno de sus edecanes con cartas para mu-
chos oficiales y generales del ejército de Italia, cu-
yo ayudante parecía que desempeñaba el encargo
de rectificar la opinion del ejército sobre el 18 de


FRANCESA.
619


fructidor. Bonaparte conoció que inspiraba des-
confianza, y se apresuró á presentarse como ofen-
dido y quejarse con la vivacidad y amargura de
un hombre que se cree necesario: dijo que el go-
bierno le trataba con mucha ingratitud; que se por-
taba con él como con Pichegrá despues de vendi-
miarlo, y pidió su dimision. Este hombre de tanto
talento y energía, que sabia presentarse en tan no-
ble actitud, obró en esta ocasion como un niño cd-
lérico y enojadizo. El Directorio no respondió nada
acerca de su dimision, y se contentó coa asegurar
que ni las cartas ni el edecau tenían que ver con
él cosa alguna. Tranquilizóse Bonaparte, pero pi-
dió que le sustitu yese otro en las funciones de ne-
gociador y en las de organizador de las repúblicas
italianas. Repetia,continuamente que estaba enfer-
mo, que no podia resistir la fatiga del caballo, y
que le era imposible hacer otra nueva campaña; sin
embargo, aunque realmente estaba enfermo y des-
mejorado por les grandes trabajos á que hacia dos
años se dedicaba, no quería que le sustituyese na-
die en sus cargos; y en caso necesario estaba se-
guro de hallar en su alma las fuerzas que panda
faltaban á su cuerpo.


Resolvió en efecto seguir la negociacion v aña-
dir á la gloria de primer capi tan del siglo la pie pa-
cificador. Ernbarazábale el ultimatum del Directo-
rio; pero tan decidido estaba entonces á obedecer
ciegamente á su gobierno, como en otras mil oca-
siones. Sus trabajos eran á la sazon inmensos. Or-
ganizaba las repúblicas italianas, formaba una ma-
rina en el Adriático, concehia.vastos proyectos en
el Mediterráneo y trataba con los plenipotencia-
rios del Austria.




1


• • I


620 REVOLUCION


Rabia empezado á organizar en dos diversos
estados las provincias de la alta Italia, que él ha-
bia emancipado. Mucho tiempo hacia que habia.
erigido en república cispadana el ducado de Mó-
dena y las legaciones de Bolonia y Ferrara. Su
provecto era reunir este pequeño estado á la revo-
lucionada Venecia, ó indemnizarla asi de la pér-
dida de sus provincias de tierra firme,. Trataba de
organizar aparte la Lombardia con el título de re-
pública traspadana, pero cambió de idea en un
momento, v prefirió formar un solo estado de las
provincias libertadas. El espíritu de localidad que
se oponia por el pronto á la reunion de la Lombar-
dia con las demas provincias, aconsejaba por el
contrario ahora reunirlas: la Rumania, por ejemplo,
no quería reunirse a las legaciones ni al ducado de
Módena, pero si depender de un gobierno central
establecido en Milan. Bonaparte conoció que de-
testando cada uno á su vecino, seria mas facil so-
meterlos á todos bajo una autoridad sola. Finalmen-
te, la dificultad de decidir la supremacia entre Ve-
necia y Milan y preferir á cualquiera de ambas para
residencia del gobierno, no existia para él, pues
habia resuelto sacrificar á Venecia. No gustaba de
los venecianos, porque veia que el cambio de go-
bierno no 'labia producido en ellos variacion de
ideas. La alta nobleza, la pequeña y el pueblo eran
enemigos de los franceses y de la revolucion, y
siempre se inclinaban á los austriacos, existiendo
solo muy pocos vecinos que aprobasen el nuevo
sistema. La municipalidad democrática manifes-
taba la peor intencion hacia los franceses, y casi
todo Venecia parecia que deseaba ver restablecido
por el Austria el nuevo gobierno. Ademas los ve-


FRANCESA. 621
necianos tampoco inspiraban á Bonaparte estima-
cien alguna por el importante carácter del poder.
Sus canales v puertos estaban casi cegados; su
marina en el 'mas deplorable estado, y ellos em-
brutecidos- por los placeres V sin ninguna energía.
«Es un pueblo débil, afemina° cobarde, escribia,
sin tierra ni agua, que no sé que hacer de el.» Pen-
saba pues entregar á Venecia al Austria con con-
dicion de que renunciando esta á los limites del
Oglio, estipulados en los preliminares de Leoben,
retrocediese hasta el Adige. Este rio , que es un
escelente límite, separaba entonces al Austria de la
nueva república; y la importante plaza de Mántua,
que segun los preliminares debia devolverse al
Austria, quedaría por la república italiana, siendo
Milan la capital , sin mas contestaciones. Bonapar•
te preferia formar un solo estado que tuviese á Mi-
lan por capital, .y darle por frontera el Adige y
Manilla, mas bien que conservar á Venecia, y ea
esto tenia razon, por el mismo i:ien de la libertad
de Italia. De no dejar libre toda la ita!ia hasta el
(zonzo, mas valía perder á Venecia que la fronte-
ra del Adige y Mántua.. Bonaparte había visto al
conferenciar con los agentes del Austria, que podia
aceptarse el nuevo convenio, y por consiguiente
formó de la Lombardía, de los ducados de Módena
y de Reggio, de las legaciones de Bolonia y Fer-
rara, y de la Romania, Bergamasco, Bresciano y
Mautuano, un estado que se prolongaba hasta el
Adige, con escelentes plazas, tales como Pizzighi-
tone y Mántua; una poblacion de tres millones y
seiscientos mil habitantes, un suelo asombroso, y
ríos, canales y puertos.


Inmediatamente procedió á organizarlo en re-




622 riEvoLucrox


pública, aunque hubiera querido otra constitucion
que la de la Francia, pues encontraba en esta muy
débil el poder ejecutivo ; y aun sin tener todavía
inclinacion decidida á tal ó tal forma de gobierno,
llevado solo por la necesidad de formar un estado
fuerte y capaz de luchar con las aristocracias ve•
cinas, hubiera deseado una organizacion mas com-
pacta y enérgica. Solicitaba que le enviasen á Sie -
ves para arreglar con él este particular; pero el Di-
rectorio no adoptó sus ideas , sino que insistió en
que se diese á la nueva república la. constitucion
francesa. Fué obedecido , y se acomodó al punto
nuestra constitucion t. la Italia. Llamóse á la nue-
va república cisalpina , pues aunque querian de-
nominarla transalpina , esto era colocar en cierto
modo el centro en Paris, y los italianos querian
tenerlo en Roma, porque todos sus deseos se diri-
oian á libertar á su patria, á darla unidad y á res-
tablecer la antigua metrópoli , conviniéndola por
tanto mas la palabra cisalpina. Creyóse prudente
no abandonar á los italianos la primera formacion
de gobierno, y por primera vez nombró Bonaparte
á los cinco directores y á los individuos de los dos
consejos, procurando que recayesen las elecciones
en los mejores sugetos, al menos segun su posicion
lo permitia. Nombró director á Serbelloni, uno de
los mas ilustres señores de Italia , y organizó en
todas partes guardias nacionales, reuniendo hasta
treinta mil en Milan para la confederacion del 14
de julio. La presencia del ejército francés en Italia,
sus hazañas y su gloria hablan empezado á espar-
cir por este pais, poco acostumbrado á las armas,
el entusiasmo militar. Bonaparte procuró escitarle
de mil maneras ; pues aunque conocia cuán débil


FRANCESA,
623


era la nueva república bajo el aspecto militar , no
estimaba en Italia mas que el ejército pian-lentes,


orque la córte del Piamonte era la única que ha-
. ia guerreado en el trascurso del siglo. Escribía á
Paris que un solo regimiento del rey de Cerdeña
desharía toda la república cisalpina , y que por
consiguiente era menester dar á esta república
costumbres guerreras; que entonces seria una po-
tencia interesante ; pero que para esto se necesi-
taba tiempo, y estas revoluciones no se hacen en
unos cuantos chas. Sin embargo, empezaba á con-
seguirlo, porque poseia en el mas alto grado posi-
ble el arte de comunicar á los otros su pasion mas
profunda , la de las armas. Nadie sabia mejor que
'el servirse de su gloria para hacer una moda de
los triunfos militares y encaminar á ella toda espe-
cie de vanidades y .a' mbiciones. Desde entonces
empezaron á variar las costumbres en Italia. «En
«vez de la sotana, que era el trage de moda entre los
«jóvenes, se vistió el uniforme;en vez de pasar
«su vida á las plantas de las mugeres,


r s, los jóvenes
«italianos frecuentaban los picaderos, las escuelas
«de esgrima y los campos de ejercicio. Los niños
«no jugaban ya á los altares , sino que tenian re-
«gimientos de oja de lata, é imitaban en sus juegos
(dos acontecimientos de la guerra. En las comedias
«y en las farsas de calle se representaba á un ita-
«liana mu y


cobarde , aunque vivaracho , y á una
«especie de capitanazo, algunas veces francés , y
«con mas frecuencia aleman, muy robusto, valen-.
«ton y cerril , que concluía con sacudir algunos
«palos al italiano con grande aplauso do los espec-
tadores. El pueblo no sufrió mas semejantes alu-
siones, y los autores pusieron en escena , con




t


024 REVOLUCDYN


«satisfaccion del público, italianos animosos, que
«huelan huir a. los estrangeros por sostener su ho-
«nor y sus derechos. El - espíritu nacional se iba
«formando, y la Italia tenia sus himnos patrióticos
«v guerreros al propio tiempo. Las mogeres
«¿hazahan con desprecio el amor de los hombres
«que para complacerlas afectaban costumbres afe-
minadas * .»


Sin embargo, apenas principiaba aquella reVO-
lucion, la cisalpina no podia ser leerte sino prole-
°ida por la Francia. El provecto era dejar •en ella,
como en Holanda, parte del ejército que descansa-
se de sus fatigas , gozase pacilicamente de su glo-
ria, y encendiese todo el pais en su fuego guerrero.
Bonaparte habia formado para la cisalpina un vas-
to v soberbio plan, con aquella prevision que lo
abarcaba todo. Esta república era una vanguardia
de la Francia, y era preciso que nuestros ejércitos
llegasen allí rápidamente. Bonaparte había proyec-
tado un camino desde Francia á Génova, v desde
Génova al Valais, que atravesando el Simpion, ba-
jase á Lombardía. Conferenciaba ya al efecto con.
la Suiza, y habia enviado ingenieros que formasen
el presupuesto del coste y lijasen todas las circuns-
tancias de la ejecucion con aquella exactitud que
él empleaba en los proyectos mas vastos y quimé-
ricos al parecer. Queda que esta carretera, la pri-
mera que atravesase directamente los Alpes, fuese
ancha, sólida y magniíic,a ; una obra maestra de la
libertad, y un monumento del poder francés.


En tanto que se ocupaba asi de una república


* Memorias de Napoleon publicadas por el conde de Montbo-
ion, tomo 4 , pág. 196.


FRANCESA.
625


que le era deudora de su existencia, administraba
tarnbien justicia , y era el arbitro entre dos pue-
blos. La Valtelina se habia sublevado contra la so-
beranía de las ligas grisones, v se componia de
tres valles 'pertenecientes á Italia , porque desa-
guan en el Acida. Ilallábanse sometidos al yugo
de los grisones , yugo insoportable, porque ningu-
no hay mas pesado que el que un pueblo impone á
otro pueblo. Tiranías como esta habla en Suiza, y
era célebre la de Berna sobre el pais de N'ald. Los
valtelinos se sublevaron, y quisieron formar parte
de la república cisalpina, é invocando la protec-
cien de Bonaparte, se apoyaron para obtenerla en
antigucs tratados que ponian la Valtelina bajo el
amparo de los soberanos de Milan. Los grisones y
valtelinos se convinieron en apelar al tribunal de
Bonaparte, el cual aceptó la mediacion con el per-
miso del Directorio. Aconsejó á los grisones que
reconociesen los derechos de los valtelinos , y se
asociasen á ellos como una nueva liga grisona. Se
negaron y quisieron litigar la causa de su tiranía.
Bonaparte, entonces les lijó una época para compa-
recer; y habiéndose cumplido el termino, sin que los
grisones, á instigacion del Austria, se presentasen,
Bonaparte apoyado en la aceptacion del arbitra-
mento, y en los antiguos tratados, condenó á los
grisones en rebeldía, y declaró libres á los vallen-
nes, permitiéndoles que se reuniesen a, la cisalpi-
na. Esta sentencia, fundada en derecho y en justi-
cia , produjo estraordinaria sensacion en Europa,
intimidando á la aristocracia de Berna, regocijan-
do á los vaudeses, y agregando á la cisalpina una
poblacion rica, valiente y numerosa.


Al mismo tiempo le estaba eligiendo Génova
Birlioleca popular. T. Y. 546




t3/6 REVOLUCION


por su consejero , para formar una constitucion,
pues no estando toda y ia conquistada aquella re-
pública, podia elegirse sus leyes , y no dependia
bajo este concepto del Directorio. Sus dos partidos,
aristócrata y demócrata, estaban en eterna pugna,


ya hemos visto que en el mes de mayo estalló
Ta primera sublevado°. , habiéndose despues ori-
ginado otra mas general en el valle de la Polceve-
ra , que pudo ser mu y fatal á Génova. Traíanla
revuelta los clérigos contra la nueva constitucion,
mas el general francés Duphot , que se hallaba en
ella con algunas tropas, restableció la tranquilidad.
Los genoveses se dirigieron á Bonaparte, que les
respondió con una severa carta llena de cuerdos
consejos, y en la que reprimía su entusiasmo de-
mocrática. Varió su constitucion , no dejando mas
que tres magistrados en vez de los cinco encarga-
dos del poder ejecutivo, reduciendo los individuos
de los consejos, y organizando el gobierno popu-
lar, pero mas vigorosamente. Bonaparte concedió
nuevas ventajas á los nobles y clérigos para recon-
ciliarlos con el nuevo sistema ; y como se !labia
tratado de escluirlos de los cargjs públicos, des-
aprobó este pensamiento. Vosotros haríais , escri-
bia á los genoveses, lo mismo que ellos hicieron. Pu-
blicó de intento la carta en que se hallaba esta
frase, pues era una crítica contra lo que se hacia
en Paris, respecto á los nobles. Estaba muy satis-
fecho por intervenir indirectamente en la política,
dar su dictamen contrario al Directorio , y sobre
todo por verse libre desde luego del partido ven-
cedor; porque afectaba permanecer independiente,
no aprobar ni valerse de faccion alguna, despre-
ciarlos y dominarlos á todos.


FRANCESA. 617
Mientras era, como vemos , legislador, árbitro


y consejero de los pueblos italianos, se dedicaba á
otros cuidados no menos vastos y que revelaban
otra previsión mucho mas profunda. Se habia apo-
derado de la marina de Venecia , v mandado al
Adriático al almirante Brueys, para tornar posesion
de las islas venecianas de la Grecia, y así habia
podido reflexionar sobre el Mediterraneo, su im-
portancia, y el papel que en él podíamos represen-
tar ; deducieudo de todo que si en el Occéano po-
díamos hallar superiores, no sucedía lo mismo en
el Mediterráneo. Que la Italia quedase ó no ente-
ramente libre , y que Venecia se cediera ó no al
Austria, queda que la Francia conservase las islas
Jónicas, Corló, Zante, San Mauro, Cérigo y Cera-
lonja, pues los pueblos de estas islas querían ser
nuestros súbditos. Malta, el punto mas importante
del Mediterráneo, pertenecía á una Orden caduca
que debia desaparecer al influjo de la revolucion
francesa; Malta por otra parte debia caer muy
pronto en poder de los ingleses si la Francia no se
apoderaba de ella. Bonaparte habia maridado em-
bargar las propiedades de los caballeros de Italia
para acabar de arruinarlos, é intrigado en la mis-
ma isla de Malta , que solo estaba guardada por
algunos caballeros v una guarnicion escasa, pro-
poniéndose atacarla con su pequeña escuadra y
apoderarse de ella.—Desde todos estos puntos,
escribía al Directorio, dominaremos el Mediterrá-
neo, vigilaremos el imperio otomano , qué se está
desplomando , y podremos sostenerlo ó »Mar al-
guna parte de él. Mas podremos hacer, .ifiadia,
pues nos será fácil inutilizar á los ingleses 'él do-
minio del Occéano. Ellos nos han negado en Lila




618 REVOLUCION


el cabo de Buena Esperanza, y sin él podremos pa-
sarnos. Ocuparemos el Egipto, que nos proporcio-
nará el camino directo de la India, y donde halla-
remos proporción para establecer una de las mas,
hermosas colonias del globo.


En Italia, pues, llevando su pensamiento bácia
el Levante , concibió la primera idea de la célebre
espedieion que se intentó en el siguiente año. «En
Egipto, escribía, es donde debe atacarse t la In-
glaterra.» (Cada del 16 de agosto de 1797.-29
de termidor año Y).


Para conseguir estos fines 'labia hecho venir
al Adriático al almirante Bruevs con seis navíos y
varias fragatas y corbetas , ideando asi mismo a
medio para apoderarse de la marina veneciana.
Segun el tratado concluido , se debian pagar tres
millones en enseres marinos, y bajo este pretesto
se apropió todos los cáñamos , hierros , , que
formaban la única riqueza del arsenal veneciano.
Despues de haber hecho esto, con el pretesto de
los tres millones se apoderó tambien de los navíos,
so color de ir á ocupar las islas por cuenta de Ve-
necia democrática. Mandó acabar los que estaban
concluyéndose, y logró armar asi seis navíos de a •
guerra, seis fragatas y varias corbetas que agregó
á la escuadra conducida por Brueys desde Tolon.
Sustituyó el millon que la tesorería 'labia deteni-
do, olió á Brueys fondos para enganchar esce.lentes
marineros en Albania y en las costas de la Grecia,
y le facilitó asi una escuadra capaz de imponer res-
peto á todo el Mediterráneo. Fijó su principal de-
partamento en Corfú por razones que no pudo me-
nos de aprobar el gobierno. Desde Corfú podía esta
escuadra dirigirse al Adriático y convenirse con


FOANCESA. 6/9
el ejército de Italia en caso de nuevas hostilidades;
podia ir á Malta, hacerse respetar de la córte de
Nápoles, y le era fácil sise la necesitaba en el Oc-
céano, para que concurriese á algun provecto, vo-
lar al extremo mas pronto que si se hubiese hallado
en Tolon. Finalmente, en Corfú aprendia la escua-
dra á maniobrarse instruía mejor que en Tolon,
donde por lo col'iin se hallaba inmóvil. «Jamás
tendreis marinos , escribía Bonaparte, dejándolos
en vuestros puertos.»


De esta manera empleaba Bonaparte el tiempo,
mientras duraban las meditadas relaciones del
Austria. Pensaba tambien en su posicion militar
respecto á esta potencia que Babia hecho inmen-
sos preparativos despues de los preliminares de
Leoben. Trasladó la mayor parte de sus fuerzas á
la Carintia para proteger A. \ iena y ponerse á cu-
bierto de los golpes de Bonaparte. Levantó toda la
llungria, y hacia tres meses que se ejercitaban en
las orillas del Danubio diez y ocho mil ginetes
húngaros. De este mero apoyaba las negociado
nes de IJdioa. Bonaparte tenia unos setenta mil
hombres de tropa, entre la cual contaba poca ca-
ballería. Pedía refuerzos al Directorio para hacer
frente al enemigo, y estrechaba sobre todo la ra-
tilicacion del tratarlo de, alianza con el Piamonte
para lograr diez mil soldados piamonteses que en
tanta estima tenia ; pero el Directorio no quería
enviarle refuerzos , porque la separacion de las
tropas hubiera producido infinitas deserciones , y
prefería acelerando la marcha del ejército de Ale-
mania, aliviar al de Italia mas bien que reforzarle,
vacilando aun en firmar la alianza con el Piamon-
te , porque no quería autorizar á un trono, cuya.




630 REVOLUCION
ruina natural esperaba y anhelaba. Unicamente
envió algunos ginetes á pié , pues habia en Italia
con que montarlos y equiparlos.


Privado Bonaparte de los recursos con que ha-
biacontado, se veia espuesto á un contratiempo por
la parte de los Alpes Julianos. Procuró suplir á
toda costa los medies que le negaban. Habla ar-
mado y fortificado á. Palma-Nova con una activi-
dad estraordinaria, convirtiéndola en una plaza de
primer Orden , que debla exigir por sí un largo
asedio. Esta sola circunstancia variaba notable-
mente su posicion. [labia mandado poner puentes
en el Izonzo con sus cabezas para prepararse á
desembocar con su acostumbrada velocidad. Si se
verificaba el rompimiento antes que entrasen las
nieves, esperaba sorprender a los austriacos v des-
ordenarlos á pesar de la superioridad de sus'fuer-
zas, presentándose en breve á las puertas de Vie
na; pero si el rompimiento se hacia despues de esa
estacion, no podía anticiparse á los austriacos , y
se veia obligado á recibirlos en las llanuras de Ita-
lia, que la estacion les permitia ocupar en todo
tiempo, y entonces la ofensiva no podria equilibrar
la desproporcion numérica. En este caso se consi-
deraba como en peligro.


Por eso deseaba tanto que se terminasen cuan-
to antes las negociaciones. Despues de la ridícula
nota del 18 de julio , por la que los plenipotencia-
rios babian pedido de nuevo el congreso de Berna y
reclamado contra todo lo efectuado en Venecia, Bo-
naparte había hecho responderles enérgicamente,
probando al Austria que estaba dispuesto á lanzar-
se de nuevo contra Viena. El 31 de agosto (14 de
fructidor), llegaron MIL de Gallo, de Meerweldi


FRANCESA. 634
y otro negociador M. Degelnlann, empezando al
punto las conferencias; pero el objeto era induda-
blemente prolongar aun este asunto, porque aun-
que aceptaban otra negociacion separada en Udina,
siempre se reservaban verificar un congreso gene-
ral en Berna. Anunciaban que al punto iba á abrir-
se el de Rastadt para la paz del imperio , y que
sus negociaciones se verificarían al mismo tiempo
que las de Udina, lo cual debla complicar estraor-
dinariamente los intereses , y suscitar tantas difi-
cultades como un congreso general en Berna. Bo-
naparte advirtió que la paz del imperio no debía
tratarse hasta despues de !a del emperador y de-
claró que si el congreso se abria, no contasen con
la Francia, añadiendo que si para 1 de octubre
no estaba terminada la paz con el emperador , se
considerarían nulos los preliminares de Leoben. A
este punto habian llegado las cosas, cuando la
jornada del 18 de fructidor (4 de setiembre) dejó
fallidas todas las esperanzas del Austria. Inmedia-
tamente pasó M. de Cobentzel desde Viena á Udi-
na, y Bona parte se trasladó á Passeriano, hermosa
casa de campo, á poca distancia de Udina, anun-
ciando todo que entonces iba á tratarse con since-
ridad. Las conferencias se verificaban alternativa-
mente en Udina en casa de M. Cobentzel , ó en
Passeriano en la de Bonaparte. FI primero era un
hombre sutil y lleno de conocimientos , pero poco
lógico, altanero y desabrido. Los otros [res nego-
ciadores guardaban silencio , y Bonaparte repre-
sentaba solo á la Francia despees que se destituyó
á Clarke; y como tenia bastante arrogancia, y e-1.a
afluente é imperioso, podía responder bien al agen-
te austriaco. Aunque era claro que M. de Cohent-




632 REVOLUC1ON
zel llevaba verdadera intencion de negociar , no
por eso dejó de ostentar las mas ridículas preten-
siones. Cedia á !o sumo el Austria los Paises Bajos,
pero no queda asegurarnos los límites del Rin, di.
ciendo que el Imperio era quien debia hacernos
esta concesion. Ea reintegro de las ricas y popu-
losas provincias belgas, el Austria quería posesio-
nes , no en Alemania, sino en Italia. Los prelimi-
nares de Leoben la habian adjudicado los estados
venecianos hasta el Oglio, es decir, la Dalmacia, la
Istria, el Friuli, el Bresciano, el Bergamasco y el
Mantuano con la plaza de Alántua; pero estas pro-
y incias no la indemnizaban de la mitad de lo que
perdia, cediendo la Lombardía y la Bélgica. M. de
Cobentzel decia que no era demasiado el cederle,
no solo la Lombardía sino tambien Venecia y las
legaciones , ni el restablecer al duque de Módena
en su ducado.


A toda la facundia de M. de Cobentzel Bona-
parte respondia con un imperturbable silencio ; y
á sus descabelladas pretensiones con otras no me-
nos escesivas , pronunciadas con severo y resuelto
tono. Pedia para la Francia la línea del Rin, inclu-
sa Maguncia, y la del homo para la Italia. Entre
tan encontradas pretensiones debia adoptarse un
medio. amaparte , como ya hemos dicho, creyó
que cediendo Venecia al Austria (concesion que no
se comprendia en les preliminares de Leoben, por-
que no se trataba entonces de destruir esta repú-
blica) podría obtener que el emperador atrasase su
limite desde el Oglio al Adige ; que se diesen á la
cisalpina el Mantuano , el Bergamasco y el Bres -
elan°, teniendo asi la frontera del Adige y Mántua;
que el emperador reconociese ademas á la Francia


FRANCESA, 633
el limite del Rin, y le entregase á. Maguncia, ac-
cediendo á dejarle las islas Jónicas; Bonaparte re-
solvió negociar con estas condiciones, pues halla-
ba en ellas muchas ventajas positivas, y las únicas
que podia lograr la Francia por entonces. Al to-
mar Venecia , el emperador se comproinetia en el
concepto de la Europa pues por él había sido
traidora Venecia á. la Francia. A 1 abandonar el
Adige yMántua, el emperador daba gran consis-
tencia á la nueva república italiana; al dejarnos las
islas Jónicas nos preparaba el imperio del Medi-
terráneo; reconociéndonos el limite del Rin, de-
jaba al imperio sin fuerza para negárnoslo ; y en-
tregandonos á Maguncia nos dejaba en completa
posesion de este limite , y se comprometia alta-
mente con el imperio, cediéndonos una plaza que
era de los príncipes germánicos. Verdad es que
con una nueva campaña era segura la destruccion
de la monarquía austriaca , ó á lo menos se la
obligaba á renunciar la Italia ; pero Bonaparte te-
nia mas de una razon personal para evitar otra
campaña. Se hallaba en el mes de octubre, y era
tarde para invadir el Austria. El ejército de Alema-
nia, mandado á la sana por Angereau, lograrla
grandes ventajas, porque nadie podia hacerle fren-
te. El ejército de liaba tenia sobre sí todas las
fuerzas austriacas, y no podia desempeñar el prin-
cipal papel , viéndose reducido á la defensiva , ni
ser el que primero entrase en Viena. Cansado al
fin Bonaparte, queda gozar algun tiempo de su
inmensa gloria, pues una batalla mas nada añadia
á las proezas de dos campañas; cuando por el con-
trario, firmando la paz , adquiria duplicada gloria,
añadiendo á la de guerrero la de negociador , y




1331 REVOLUCION


siendo el único general (le la república que hubie-
ra reunido ambas, porque ninguno bina firmado
tratados todavia. Al propio tiempo satisfaría uno
de los mas ardientes deseos de la Francia, volvien-
do á ella con todo género de esplendor. Es cierto
que el firmar un tratado sobre estas bases era des-
obedecer formalmente al Directorio, que exigía la
total libertad de Italia ; pero Bonaparte conocia
que el Directorio no se atreveria á negar la ratifi-
caciou del tratado, porque seria chocar C011 la opi-
nion de la Francia. El Directorio la habla ya ofen-
dido con el rompimiento de Lila , y la ofenderia
mucho mas con el de Udina, justificando así todos
los cargos de la faccion realista , que le acusaba de
propender a continua guerra. Bonaparte, pues,
conocía que si firmaba el tratado, obligaría al Di-
rectorio á ratificarlo , asi dió osadamente su
ultimatum á M. de Cobentzel : Venecia quedaba
para el Austria ; para la cisalpina el Adige y Man-
tua; y el Rin y Maguncia, ademas de las islas Jó-
nicas, para la Francia. Verificóse la última confe-
rencia el dia 16 de octubre (25 de vendimiario año
VI) en Udina y en casa de M. de Cobentzel. Por
ambas partes declaraban que se iba é romper , y
M. de Cobentzel anunciaba que sus carruages ..es-
taban va dispuestcs-Ilallábanse sentados al rede-
dor de una larga mesa rectangular ; los cuatro
agentes austriacos estaban sentados en un lado , y
Bonaparte solo en otro. M. de Cobentzel reasumió
cuanto había dicho, defendiendo que si el empera-
dor abandonaba las llaves de Maguncia debía reci-
bir las de Mantua , pues el hacer otra cosa seria
deshonrarse; que por lo (lemas la Francia no habla
hecho jamás mejor tratado, ui apetecería tampoco


FRAYCESA. 635


otro mas ventajoso ; que antes que todo quería la
paz , y que sabría juzgar de la conducta de un
negociador que sacrificaba el interés y reposo de
su patria á su ambicion militar. Bonaparte, per -
maneciendo sereno y sin turbarse por tan insultan.
te apóstrofe , dejó acabar su discurso á M. de Co
bentzel; despues dirigiéndose hacia un velador en
que habla una bandeja de porcelana, que dió la
gran Catalina á M. de Cobentzel , v este la osten-
taba como un objeto precioso, la cogió y la estre-
lló contra el suelo , pronunciando estas palabras:
«Está declarada la guerra ; pero acordaos de que
«antes de tres meses habré deshecho vuestra mo-
«narquia , como deshago ahora esta porcelana.»
Este hecho y estas palabras dejaron asombrados á
los agentes austriacos. Les saludó, se salió , y su-
biendo inmediatamente á un coche , mandó á un
oficial que fuese á anunciar al archiduque Carlos
que las hostilidades empezarian dentro de veinte y
cuatro horas. M. de Cobentzel , intimidado , envió
inmediatamente firmado el ultimatum á Passeriano.
Una de las condiciones del tratado era la libertad
de Lafavette, que hacia cinco años sufría heróica-
mente su encierro en Ohnutz


Al dia siguiente 17 de octubre (26 de vendi-
miarlo), se firmó el tratado en Passeriano; la fe-
cha la pusieron en un pequeño pueblo situado en-
tre los dos ejércitos, aunque no fueron á él porque
no habia local á propósito para recibir á los nego-
ciadores. Este pueblo era t'ampo- Formio , que dió
su nombre á este célebre tratado , el primero que
se concluyó entre el emperador y la república
francesa.


Se había convenido en que el emperador, co-




636 IIEVOLUCION


MO soberano de los Paises Bajos y miembro del
imperio , reconocería a la Francia el limite del
Rin


'


entregaría Maguncia á nuestras tropas , y
que las islas Jónicas permanecerian como posesion
nuestra; que la república cisalpina comprenderla
la Rumania, las legaciones, el ducado de »Mena,
la Lombardia, la Valtelina, el Bergainasco, el Bres-
ciano y el Mantuano , con el limite del Adige y
Mantua.


El emperador suscribia ademas á varias con-
diciones que resultaban de este tratado y de los
anteriores que á la república ligaban. Desde lue-
go se obligó á ceder el Brisgaw al duque de Móde-
na en cambio de su ducado, y ademas á, interponer
su influjo para qae Sthathouder obtuviese una in-
demnizacion en Alemania por la pérdida de Ro-
lando, y otra indemniza ion al rey de Prusia por
la pérdida del pequeño territorio que en la izquier-
da del Rin nos había cedido. En virtud de estas
obligaciones, quedaba afianzado el voto del em-
perador en el congreso de Rastadt para la solu-
cien de todas las cuestiones que mas importaban
á la Francia; y el mismo emperador recibía en
cambio de sus cesiones el Friuli, la Istria, la Dal-
macia y las Bocas del Cattaw.


Jamás obtuvo la Francia paz mas gloriosa. Ra-
bia por fin conseguido sus limites naturales con
consentimiento del continente. En la Italia alta se
efectuaba una gran revolucion , existiendo un an-
tiguo estado destruido y otro nuevamente funda-
do, pero el destruido era una aristocracia despóti-
ca , enemiga irreconciliable de la libertad , v el
fundado una república libremente constituida , y
que podía comunicar su institucion á toda la ha-


FRAUESA. 6:37


tia. Sensible ciertamente era que los austriacos no
hubiesen sido arrojados al otro lado del 'zonzo, v
que no quedasen reunidos á la cisalpina, toda la
Italia alta v la misma ciudad de Venecia ; resul-
tado que se hubiera obtenido con una campaña
mas, pero consideraciones particulares hahian es-
torbado al joven vencedor efectuarla; el interés
personal empezaba á variar los cálculos del gran-
de hombre , y echar un borron en el primero y
acaso mejor hecho de su vida.


Bonaparte no podía d udar de la ratificacion del
tratado : sin embargo, esperimeutaba cierta in-
quietud porque este tratado era una contraven-
cien lorinal á las instrucciones del Directorio. En-
cargó su entrega á su fielcomplaciente gefe de
estado mayor .Berthier, á quien queda estraordi-
nariameate, el cual no había ido aun á Francia á
disfrutar de los aplausos de los parisienses. Con
su acostumbrado tino agregó á un militar un sa-
bio, que era Monge, encargado de elegir los obje-
tos artísticos de Italia, y que á pesar de su ardien-
te amor á la demagogia, y de su talento geométri-
co, quedó como tantos otros seducido porel genio,
la gracia y la gloria.


En muy pocos días se pusieron Monge y Ber--
thier en Paris llegando allí a inedia noche y saca-
ron de su cama al presidente del Directorio Lare-
velliereLepeaux. Aunque llevaban un tratado de
paz, ambos enviados distaban mucho de tener el
regocijo y confianza que son comunes en tales cir-
cunstancias, y se veían turbados como hombres
que tienen que empezar con una confesion de-
sagradable ; en efecto tenian que decir que se
habia desobedecido al gobierno. Emplearon mu-




638 REVOLUCION
ellos rodeos oratorios para anunciar el tenor del
tratado y disculpar al general. Larevelliere les re-
cibió con toda la atencion que dos tan distingui-
dos personages merecian , uno de los cuales era
un sabio ilustre; pero no se esplicó sobre el trata-
do , y respondió solo que el Directorio decidida
acerca de él. Al siguiente dia por la mañana se
presentó en el Directorio , y habiéndose esparcido
por Paris la noticia de la paz , reinaba la mayor
alegría , pues aunque no sabian las condiciones,
cualesquiera que fuesen, era indudable que serian
gloriosas. Ensalzaban á Bonaparte, y ponderaban
su doble gloria, entusiasmándose, segun él lo ha-
bla previsto , al considerarle pacificadorguer-
rero, y celebrando como un acto de desinterés mi-
litar


i-
litar aquella paz que habia él firmado con tanto
egoismo, E! júven general, decian, ha despreciado
la gloria de una nueva campaña por dar la paz á su
patria.


Fué tan rápida la propagacion del entusiasmo,
que hubiera costado mucho trabajo al Directorio
destruirla , desaprobando el tratado de Campo-
Formio. Este tratado era la consecuencia de una
desobediencia formal, y no faltaban escelentes ra-
zones al Directorio para negarse á ratificarlo, ha-
biendo sido muy importante dar una severa lec-
cion al atrevido jóven, que habia infringido sus
terminantes órdenes; ¿pero cómo burlar la espec-
tativa general? ¿cómo atreverse a frustrar por se-
gunda vez la paz, despues de haberla rehusado en
Lila? ¿se quería justificar todos los cargos de las
víctimas de fructidor; y descontentar opinion
pública? Otro riesgo no menor esistia. En efecto,
desechando el tratado , Bonaparte presentaba su


FRANCESA. 639
dimision, y las nuevas hostilidades de Italia iban
á sufrir inevitables reveses; en cu y o caso ¡ cuán
grande no era la responsabilidad ! Por otra parte
el tratado tenia grandes ventajas ,_ofre.cia un bri-
llante porvenir, daba mas que el de Leoben á Ma-
guncia v Mantua, y finalmente dejaba libres to-
das las fuerzas de la Francia, para lanzarse sobre
Inglaterra.


A probó, pues, el Directorio el tratado, y la ale-
gría fué entonces mayor y mas profunda. Inme-
diatamente, por un habil cálculo, trató el Directo-
rio de volver todos los ánimos contra la Inglater-
ra, el héroe de Italia y sus invencibles compañe-
ros iban á lanzarse de un enemigo k otro , y el
mismo dia en que se publicaba el tratado, se nom-
bró en un decreto á Bonaparte general eu gefe del
ejército de Inglaterra.


Dispúsose Bonaparte á salir de Italia para dis-
frutar por fin algunos instantes de reposo , y go-
zar de la mayor gloria que han presenciado los
tiempos modernos. Estaba nombrado plenipoten-
ciario en Rastadt, con llonnier y Trcilhard , para
tratar de la paz con el imperio. Estaba Cambien
convenido que en Rastadt !lanaria á M. de Cohen-
zel, con quien cang,earia las ratificaciones del tra-
tado de Campo-Fermio. Al mismo tiempo debia
velar por la ejecucion de las condiciones relati-
vas á. la ocupacion de Maguncia. Ya él habia cui-
dado con su acostumbrada prevision de estipular
que las tropas austriacas no entrasen en Palma-
Nova , hasta que las suyas hubiesen entrado en
Maguncia.


'5Antes de salir para Rastadt, quiso dejar con-
cluidos los asuntos de Italia. Proveyó los cargos




64 REVOLUCION
que restaban en Cisalpina, y arregló las condicio-
nes para permanecer las tropas francesas en Ita-
lia, y sus relaciones con la nueva república. Estas
tropas debían quedar al mando de Bertbier y for-
mar un cuerpo de treinta mil hombres , manteni-
dos por la Cisalpina, permaneciendo en ella hasta
la paz general en Europa. Retiró el cuerpo que te,-
nia en Venecia, y entregó esta ciudad á los aus-
triacos. Viéndose los patriotas venecianos en po-
der del Austria , se indignaron vivamente. Bona•
parte les habia asegurado un asilo en la Cisalpina,
estipulando con el gobierno austriaco que tuvie-
sen facultad de vender sus bienes. No agradecie-
ron estos cuidados , y prorumpieron en furiosas
y naturales imprecaciones contra el vencedor que
tos sacrilicaba. Villetard , que parecia haberse
empeñado por el gobierno francés respecto á. ellos
escribió á. Bonaparte , y este le trató con estraor-
dinaria dureza; por lo (lemas , no fueron solo los
patriotas los que manifestaron sentimiento en esta
circunstancia; los nobles y el pueblo que preferi-
rían en otro tiempo el Austria á la Francia , por-
que amaban los principios de una , y aborrecian
los de otra, sintieron despertarse todos sus senti-
mientos nacionales, y manifestaron un amor á su
antigua patria, que les hizo merecedores del inte-
rés que hasta entonces no babian inspirado. La
desesperacion fue general ; se vió envenenarse á
una noble señora, y al antiguo flux caer desfalle-
cido á. los pies del olicial austriaco, en cuyas ma-
nos prestaba el juramento de obediencia.


Dirigió Bonaparte una proclama á los italia-
nos, en que se despedia de ellos, y les daba sus
últimos consejos. Respiraba aqueitono noble, se-


FRANCESA
611


Yero, y siempre algo oratorio que sabia dar á su
Iengudge público «Nosotros os hemos dado la li-
«bertad, decía á los cisalpinos , procurad conser-
«varia


para ser de dignos de vuestro destino,.
«formad leves sabiastempladas , hacedlas prac-
« ticar con fortaleza y 'energía; favoreced la propae
«gacion de las luces, y respetad la religion. Na« admitais en vuestros batallones á gente sin prin-
cipios, sino á ciudadanos que se alimenten con


«la idea de la república , y estén intimamente li-
«gados á su posteridad. Necesitais generalmente
«penetraros del sentimiento de vuestra fuerza, y
«de la dignidad que al hombre libre conviene: di-
vididos y sujetos durante tantos siglos á la.


«tiranía , no InOiérais eooquistado vuestra
«bertad; pero en pocos arios , aunque carezcais de.
«apoyo, ningun poder de la tierra será bastante.'
«fuerte para quitárosla. Hasta entonces os prote-
«jerá la gran nacion de los ata lues de, vuestros
«vecinos, y su sistema político se unirá al vues-
«tro.... Os dejaré dentro de breves dias, y solo
«órdenes de tni gobierno, y ii inminente peligro
«de la república cisalpina roe volverán á vuestro.
«seno.»


Esta última frase era una contestacion á los
que decian que trataba de hacerse rey de la Lom-
bardía, siendo así que no había título en el mundo.que él ' , refiriese entonces al (le primer general de
la república francesa. Uno de los agentes austria-
cos le ofreció de parte del emperador ua estado ea
Alemania; mas él respondió que solo queria de-
ber su fortuna al reconocimiento del pueblo fran-
cés. ¿Era porque columbraba el porvenir? No, sin
duda: pero aunque no fuese mas que primer ciu-


Biblioteca popular.
T. 547




612 nEVOLUCION
dadano de la república, es claro que á la sazon lo
preferia . Los italianos le acompañaron no sin pesarvie.ron tristes desvanecerse aquella aparicion
brillante. Bonaparte atravesó rápidamente el Pia.-
monte para pasar á Rastadt por la Suiza , v en el
camino le prepararon magníficos festejos y obse-
quios para recibirle á él y á. su esposa. Los prin-
cipos v ospueblos querían ver á aquel célebre
guerrero


l
, á aquel árbitro de tantos destinos. En


'furia había mandado el rey preparar agasajos con
que manifestarle su reconocimiento por el apoyo
que por su medio habla tenido en el Directorio.
La Suiza fue estrenado el entusiasmo de los van-
deses por el libertador de la Valtelina. Yariasjó-
yenes , vestidas de tres colores , le presentaroncoronas , y en todas partes estaba inscrita esta
máxima tan lisongera á los veudeses: Un pueblo


no puede ser vasallo de otro pueblo.
Bona parte qu-


so ver el hosario de Morat, y se halló con multi-
tud de curiosos que le seguian por todas partes.
Se disparaban cañonazos en los puntos por donde
pasaba., y el gobierno de Berna, que vela con des-
pecho el entusiasmo que inspiraba el libertador
de Valtelina, prohibió á sus oficiales que hiciesen
salvas, pero no le obedecieron. llegar al Ras-
tadt halló Bonaparte á. todos los príncipes alema-
nes impacientes por verle, é. inmediatamente hi-
zo que los negociadores franceses adoptasen la
actitud que á su mision y cargo correspondian.
No quiso recibir á M. de-Fersen, elegido por la
Suecia para representarla en el congreso del im-
perio, porque sus relaciones con la antigua córte
de Francia hacían impropio el que tratase con la
república francesa. Esta negativa produjo notable


FRANCESA.
643


sensacion, y probaba el constante esmero de Po-
naparte en ensalzar la gran nadan , como la lla-
maba en todas las arengas. Despues de haber
cangeado las ratificaciones del tratado de Campo -
Formio , v hecho los arreglos necesarios para la
entrega d'e Maguncia , resolvió dirigirse á Paris.
No veia cosa raude que discutir en Rastadt, y
ademas preveía interminables dilaciones , si ha-
bían de ponerse acordes todos aquellos príncipes
alemanes. Semejante papel no era de su gusto , y
por otra parte estaba cansado é impaciente como
era natural por llegar á Paris y subir al Capitolio
de la moderna Roma.


Salió de Rastadt , atravesó de incógnito la
Francia, v llegó á Paris el 13 de frimario, año VI,
por la tarde (5 de diciembre de 1797). Se ocultó
en una sencilla casa que habia hecho comprar en
la calle de Chantereine; y este hombre cu yo or-millo era ilimitado, tenia todo el arte de una `Mugero
para encubrirlo. Cuando la rendicion de Mantua
se sustrajo al honor de ver desfilar á Wurmser, y
en Paris quiso ocultarse en el mas oscuro retiro.
Afectaba en su lenguage , en su trago, y en todas
sus co3lumbres una sencillez que sorprendía la
imagisracion de todas y chocaba mucho mas por
efecto del contraste. Noticioso todo Paris de su
llegada , estaba impaciente por verle , lo cual era
muv natural , especialmente entre franceses. El
ministro de negocios estrangeros M. de Talley-
rand , á quien desde lejos habia cobrado mucha
aficion, quiso ir á visitarle en la misma tarde, pe-
ro Bonaparte le pidió permiso para no recibirle,
y pasó a verle al siguiente dia por la mañana. El
áalon del ministerio estaba lleno de grandes per-


.




641 REVOLUCION


sonages, anhelantes por ver al héroe, que silen-
cioso para todo el inundo, descubrió á Bougain-
ville , y se fué derecho á él para decirle aquellas
palabras , que saliendo de su boca , debian pro-
du-ir una impresion profunda , afectando ya la
aficion de un soberano a un hombre útil v céle-
bre. M. de Talleyrand le presentó al Directorio,
y aunque 'labia motivos de descontento entre el
general y los directores, la entrevista fué , sin
embargo , sumamente afectuosa. Convecia al Di-
rectorio aparentar satisfaccion y al general defe-
rencia , pues por lo domas los servicios eran tan
grandes y la gloria tan sublime, que la admiracion
debla reemplazar al descontento. El Directorio
dispuso una fiesta triunfal para la entrega del tra-
tado de Campo-Forinio, que se verificó , no en el
salon de las audiencias , sino en el patio grande
del Luxemburgo. Preparóse todo para Leer esta
solemnidad , una de las mas imponentes de la re-
volucion. Los directores se hallaban en el fondo
del patio , en un estrado, y vestidos con trago ro-
mano. Al rededor de elloslos ministros , los em-
bajadores, los individuos de ambos consejos , la
magistratura y los gefes de las administraciones
que se hallaban colocados en asientos en forma de
anfiteatro. Al rededor del patio se alzaban á tre-
chos magníficos trofeos , formados por las innu-
merables banderas tomadas al enemigo ; sus pa-
redes estaban adornadas con hermosas colgaduras
tricolores ; las galerías, ocupadas por la mas bri-
llante sociedad de la capital , y en su recinto los
coros de música. Al rededor del palacio habia


artillería para acompañar con su estruendo
á los acentos de la música y al ruido de los aplau-


FRANCESA.
645


sos. Chenier había compuesto para este dia uno
de sus mejores himnos.


Era el 20 de frimario , ario YE (10 de diciem-
bre de 1797). El Directorio, los funcionarios pú-
blicos y todos los asistentes se hallaban en sus
respectivos puestos , aguardando impacientes al
hombre ilustre que mu y


pocos habían visto. En-
tró acompañado de !1. de Tallevrand, encargado
de presentarle , porque entonces se felicitaba al
negociador. Todos los contemporáneos , admira-
dos de aquella estatura pequeña , de aquel rostro
pálido y romano y de aquella ardiente mirada,
nos cuentan aun diariamente el efecto que produ-
cía, y la indefinible idea de genio y autoridad que
en la imaginacion dejaba. La selsacion fué es-
traordinaria , pues por todas partes se alzaron
unánimes aclamaciones al ver á aquel sencillo
personase , ilustrado con tan alta fama, gritando:
viva la república! viva Bonaparte! Tomó despues
la palabra. M. de Tallevrand, y en un discurso
agudo y conciso procuró recordar la gloria del ge-
neral , no con respecto á él , sino á la revolucion,
á los ejércitos v á la gran nacion. En esto pareció
ser condescendiente con la modestia de Bonapar-
te , y adivinar con su acostumbrado talento, como
quería el héroe que hablasen de él , cuando él
estaba delante. Despues habló de lo que , segun
él decia, podio llamarse su ambicion; pero recor-
dando su antigua inclinacion á la sencillez, su
amor á las ciencias abstractas, sus lecturas favo-
ritas , y aquel sublime Ossian en que aprendió á
separarse de la tierra , dijo que nigua dia con-
vendría tal vez procurar arrancarle de su estu-
dioso retiro. Lo que acababa de decir M. de Ta-




616 REVOLUCION


Ilevrand, lo decian todos , é iba á verse reprodu-
cido con motivo de tan gran solemnidad . Todo el
mundo decia y repetia que el jóven general no
tenia ambicion ; tanto temian que la tuviese. Bo-
naparte habló despues M. de Talleyrand , y
pronunció con tono firme las frases sueltas si-
guientes:


«Ciudadanos :
«El pueblo francés tenia que combatir á los


«reyes para ser libre.
«Tenia que vencer diez y ocho siglos de preo-


cupaciones para lograr una constitucion apoyada
«en la ramo.


«La constitucion del año III, y habeis triun-
fado de todos estos obstáculos.


«La religion , el feudalismo y el trono , hace
«veinte siglos que han gobernado sucesivamente
«la Europa ; pero la era de los gobiernos reine-
«scntativos se cuenta desde la paz que acabais de
«concluir.


«Ilabeis logrado organizar la gran nacion, en-
«vo ancho territorio está. circunScrito , porque la
«misma naturaleza le ha puesto limite.


«Ilaheis hecho mas. Las dos partes mas her-
«mosas de la Europa , tan célebres en otro tiem-
po por las artes, ciencias y genios de que i


fne-
«ron cuna, ven con la mayor esperanza salr
«de la tumba de sus mayores el genio de la li-
«bertad.


«Son dos pedestales en que el destino va á,
«apoyar dos poderosas naciones.


«Tengo el honor de entregaros el tratado fir-
mado en Campo-Formio y ratificado por S. M.


«el emperador.


FRANCESA.


«La paz asegura la libertad , la prosperidad y
«la gloria de la república.


«Cuando la felicidad del pueblo francés estri-
«be en mejores leyes orgánicas, la Europa toda
«quedará libro.


Apenas acabó este discurso cuando resonaron
de nuevo los aplausos. Barras , presidente del Di-
rectorio, respondió á Bonaparte, pero su discurso
pesado, difuso é intempestivo , ensalzaba mucho
la modestia y sencillez del héroe , y contenía un
acertado homenage á Moche, el supuesto rival del
vencedor de Italia.—,Por qué no esta aquí Noche,
decía el presidente del Directorio , para ver y
abrazar á su amigo?—En efecto, lloche había de-
fendido a Bonaparte con generoso ardor en el año
último. Segun el nuevo impulso dado a los áni-
mos, Barras proponía nuevos lauros al héroe, y
le iavitaba a conquistarlos en Inglaterra. Despues
de estas tres discursos, se cantó en coro el himno
de Chenier, , acompañado de una magnífica or-
questa. En seguida se acercaron dos generales
acompañados por el ministro de la guerra , el va-
liente Joubert , héroe del Tirol , y Andreossy,
uno de los mas distinguidos oficiales de artillería.
Se adelantaban conduciendo una admirable ban-
dera, que era la que el Directorio acababa de dar
al ejército de Italia al fin de la campaña; el nuevo
oriflama de la república. Estaba lleno de caracte-
res do oro , que decian lo siguiente : El ejército.
de Italia ha hecho ciento cincuenta mil prisioneros;
ha ganado ciento setenta banderas, quinientas cin-
cuenta piezas de artillería de sitio , seiscientas de
camparia , cinco útiles de puentes, nueve navíos',
doce fragatas , doce corbetas y diez y ocho galeras,




'6 4 8 n'yace ION


—Armisticios con los reyes de Cerdeña y de Nápo-
les , con el Papa y con los duques de hirma y de
Módena.—Preliminares de Leoben.—Convento de
Montebello con la república de Génova.—Tratados
de paz de Tolentino y de Cvnpo-Formio.—Libertad
dada 4 los pueblos de Bolonia, Ferrara, Módena,
Massa-Carra •a Romanta, Lombardia, Brescia,
.Bergamo , 211ántua, Crémona, parte del Veronés,
Chiavenna , Bormio y la Valtelina ; 6 los pueblos
de Génova, á los Mulos imperiales, á los pueblos de
los departamentos de Córcega, del mar Egeo é Itaca.
—Remitidas 6 Paris las obras maestras de Miguel
Angel , el Guerchino , el Ticiano , Pablo Veronés,
el Correqio Albano, tos Carachas, Rafael , Leo-
nardo de Vinci , etc.—Triunfos en diez y ocho ba-
lalicts campales , MONTENOTTE , MIL LÉSIMO , MONDO-


, LODI BORGIIETTO , LONATO, CASTIGLIONE , no-
ERE DO , BA SSA NO SAINT C EORG ES EMANAN IVA ,


CA LDIERO , ARCOL E , íV,,L LA FAVORITA , EL TA.-.'
GLIAMENTO , TARWIS Y y EumAncier.—Sesenta y siete
.refriegas trabadas.


Hablaron tamblen á su vez Joubert y A n-
dreossy y recibieron una respuesta lisongera del
presidente del Directorio , Y despiles fueron á re -
eibir un abrazo su yo. En el momento en que 13o-
naparte recibió el de Barras, ,e precipitaron tam-
bien en sus brazos los otros cuatro directores,
como por un movimiento involuntario , y resonó
el aire con aclamaciones unánimes. El pueblo agol-
pado en las calles inmediatas, no cesaba de gritar,
asi como de rugir la artillería , hallándose todos
los ánimos enarenados. Ile aquí como la Francia
se arrojó en los brazos de un hombre estraordi-
nario! No culpemos la debilidad de nuestros pa-


FRANCESA. 649
dres , porque si todavía nos trasporta de gozo
aquella gloria que no ha llenadoft nosotros sino
por entre las nubes del triunfo y de las desgra-
cias , repitamos con Eschilo: ¿qué .seria si
ramos visto al mónstruo mismo?


~ 13eizlItt,




CAPÍTULO XII.


El general Bonapartc en Paris; sus relaciones con el Directorio.—
Proyecto de desembarco en Inglaterra.—Relaciones de la Fran-
cia con el continente.—Congreso de Hasta«. Causas de la difi-
cultad de las negociaciones —Revolucion en Holanda, Roma y
Suiza.—Situacion interior de la Francia; elecciones del silo VI;
escisiones electorales; Nombramiento de Treiihard para el Di-
rectorio.—Espedicion á Egipto, sustituida por Bonaparte a.1 pro-
yecto de desembarco; preparativos de esta espedicion.


Brillantes fueron las fiestas que se siguieron al
recibimiento triunfal que el Directorio }labia he-
cho al general Bonaparte, asi individualmente por
los directores como por los miembros de los conse-
jos y los ministros, procurando cada cual esceder-
se en magnificencia. La que mas agradó al héroe
de aquellos obsequios fue la que le dió el ministro
de negocios estrangeros, inspirándole una viva pa-
sion por la antigua elegancia francesa. En medio
de esta ostentacion se mostraba sencillo, afable
aunque severo, indiferente casi al placer, y bus-
cando entre la multitud á los hombres útiles y fa-
MOSOS para hablar con ellos de las artes ó ciencias
en que se hablan distinguido. Los hombres mas
célebres tenian por un honor que les distinguiese
el general Bonaparte.


No tenia el jóven general otra instruccion que
la que era propia en un oficial que hacia poco ha-


FnAycEsA. 651
bia salido de las escuelas militares; pero gracias al
instinto del genio, sabia hablar de las materias que
le eran mas ignoradas, y soltar algunos de aquellos
chispazos atrevidos, pero originales, que suelen
tenerse por impertinencias en los ignorantes, y
que en los hombres superiores, y espresados con su
estilo, causan ilusion y hasta seducen á los mas so-
bresalientes. Notaban con ad miracion aquella facili-
dad en tratar de todas materias, y losperiódicos que
hablaban de las menores circunstancias relativas á
la persona del general Bonaparte, que contaban las
casas en que habla comido, elsemblante que habia
manifestado, y si estaba alegre ó triste; los peno-
dicos decían que comiendo en casa de Francisco de
Neufcha Lean, !labia hablado de matemáticas con La-
grange y LaPlace; de metafísica con Sieves, de poe-
ta con Chenier,delegislaciony derecho público con
Daunou. Engeneral se atrevian á di rigirlepocas pre-
guntas cuando estaban en su presencia, pero anhe-
laban vivamente que hablase de sus campañas. Si
alguna vez lo hacia, jamás trataba de sí, sino de su
ejército, de los soldados y del valor republicano;
pintaba la agitacion, los trances de las batallas, y
hacia sentir vivamente el momento decisivo, el
modo de aprovecharse de él, trasportando á los
que le escuchaban con sus narraciones claras, sor-
prendentes y dramáticas. Si sus hazañas anuncia-
ron un gran capitan, sus conversaciones revelaban
un talento original, fecundo, sucesivamente vasto


preciso, y siempre seductor, cuando se enarde-
cia. Habia conquistado á la multitud con su gloria,
y con sus palabras empezaba á cautivar uno por
uno á los primeros hombres de Francia; y asi el
embeleso, ya sobrado grande, se hacia mayor




1


652 REVOLIJCION


dCSIM :JS .de haberle visto. Hasta los restos de ori-
gen estra.ngero, que aun no habla borrado en él
el tiempo, contrihuian á producir este efecto. La
singularidad realza siempre el prestigio del genio,
especialmente en Francia, donde en medio de la
mayor uniformidad de costumbres se busca apa-
sionadamente lo que es entraño. Bonaparte afecta-
ba huir del bullicio y vivir retirado, y a veces re-
cibia mal las der»o'itraciones demasiado vivas de
entusiasmo. Madama de Stael, que amaba y tenia
derecho á amar la grandeza; el gé.nio y la gloria,
vivia impaciente por ver á Bonaparte y manifes-
tarle su a lmiracion. Como hombre imperioso que
quiere que todo el mundo se ponga en su verdadero
lugar, llevó á mal que saliese á veces de su posi-
cion, y la creyó demasiadosabía y exaltada; presin.
tiendo su independencia en medio de su ad in iracion,
y tratándola con frialdad, dureza é injusticia. Le
preguntó un dia con muy poco artificio cuál era en
su concepto la mugerprimera, y él la respondió con
sequedad: ta que ha tenido mas hijos. Desde enton-
ces empezó aquella recíproca antipatía que le cau-
só á ella tormentos tan injustos, y que le hizo co-
meter á él actos de una tiranía ruin y brutal. Salía
muy poco; vivía en su pequeña casa de la calle de
Chantereine que habla variado de nombre, y que
el departamento de Paris hizo llamar calle de la
Victoria. No veia mas que á algunos sabios, Mon -
ge, Lagrange, La Place y Berthold; á algunos
generales como Desaix, Kleber y Caffarelli, y á
algunos artistas, especialmente al célebre actor
que acaba de perder la Francia, Talma, á quien
tenia entonces una aficion particular. Salia por lo
comun en un carruage muy sencillo, é iba al tea-


FRANCESA, 653'
tro á un palco enrejado, pareciendo que no parti-
cipaba de ninguno de los disipados gustos de su
esposa. La manifestaba un estreno cariño, pues
vivia subyugado por aquel encanto que asi en la
vida particular como en el trono no abandonó nun-
ca á madama de Beauharnais, y que suplia en ella
á la hermosura.


Acababa de quedar vacante una plaza en el
Instituto por el destierro de Carnot, y se apresura.
ron á ofrecérsela, y él á aceptarla, sentándose el
dia de la aduusion entre Lagrange y La Place, y
no dejando jamas de llevar en las ceremonias el
trago de individuo del Instituto, afectando ocul-
tar así al guerrero bajo el vestido del sabio.


Tan inmensa gloria debla infundir naturalmen-
te recelo á los gefes del gobierno, que no teniendo
por sí ni antigua gerarquía, ni grandeza personal,
se hallaban enteramente eclipsados por el guerre-
ro pacificador: sin embargo, le mostraban las ma-
yores atenciones y él les correspondía con gran res-
peto. El sentimiento que mas preocupa es por lo
comun aquel de que menos se habla, y el Direc-
torio estaba muy lejos de manifestar ninguno de
sus temores. Récibia muchas noticias de sus es-
pías, que iban á los cuarteles y lugares púbbcos á
escuchar lo que de Bonaparte


• se hablaba, y se de-
cia que debía ponerse en breve al frente de los.
negocios, derribar un gobierno débil, y salvar asi
la Francia de los realistas y jacobinos. El Directo-
rio aparentando franqueza ;


le manifestaba estas
circunstancias, y fingía mirarlas con desprecio,
como si hubiese creido incapaz de ambicion al ge-
neral, el cual no menos disimulado, recibía con
agradecimiento estos obsequios, asegurando ser




654 REVOLUCtON
digno de la confianza que le dispensaban. Pero por
una v otra parte se miraban con suma desconfian-
za. Si los espías de la policía hablaban de proyec-
tos de usurpacion al Directorio, los oficiales que
cercaban al general le hablaban de envenena-
miento. La muerte de Ruche habia despertado ab-
surdas sospechas; y el general, que aunque exento
de temores pueriles, era sin embargo prudente, to-
maba las mayores precauciones cuando comia en
casa de algun director. Cornia poco, y solo gustaba
de los manjares que vcia comer al mismo director
y del vino que este hebia.


Gustaba mucho Barras de dar á entender que
era el autor de la fortuna de Bonaparte, y que no
siendo ya su protector, era sin em bargo su amigo.
Manifestaba en particular mucho afecto á su per-
sona, v procuraba convencerle con su acostum- • aqii
brada 'ligereza de su afecto, separándose con gus-
to de sus cólegas,iy afectando no avenirse con ellos.
Bonaparte hacia poco caso del aprecio de este di-
rector, y con ninguna especie de confianza corres-
pondía á su servilismo.


Solian consultar frecuentemente á Bonaparte
en varios asuntos. Le enviaban un ministro para
llamarle al Directorio; pasaba él, se sentaba al la-
do de los directores, y emitia su opinion con aquel
tino que le distinguia en la administracion y en el
gobierno como en la guerra. Afectaba en política
una tendencia de ideas que correspondía con la po-
sicion en que se hallaba. Al siguiente dia del 18 de
fructidor le hemos visto, dado una vez el impulso
y asegurada la ruina de la faccion realista, dete-
nerse-de repente, v no querer prestar al gobierno
mas apoyo que el 'exactamente necesario para irn-


PRANCESI.
€53


pedir que se reprodujese la monarquía. Logrado
esto, no queria parecer que se unia con el Directo-
rio, pues deseaba permanecer aislado y á la vista
de todos los partidos, sin vivir ligado ni enemista-
do con ninguno. La posicion que á su ambicion
convenia era la actitud de un censor; cargo muy
fácil respecto á un gobierno atacado en sentido
contrario por todas 'las facciones, y siempre es-
puesto á precipitarse, y ventajoso ademas, porque
reune á todos los descontentos, es decir, a todos
los partidos, que en breve se cansan del gobierno
que trata de reprimirlos sin tener fuerza bastante
para sujetarlos. Las proclamas de Bonaparte á los
cisalpinos y genoveses sobre las leyes que se ha-
blan querido dar contra los nobles, bastaron para
indicar su actual direccion de ideas. Se veía, y
bastante lo manifestaban sus discursos, que vitu-
peraba la conducta observada por el gobierno á
consecuencia del 18 de fructidor. Naturalmente
debieron los patriotas adquirir cierto ascendiente
despues de este acontecimiento; y el Directorio,
aunque no se hallaba dominado por ellos, cedía
algun tanto t su influjo, como se vera en sus elec-
ciones, providenciasv espíritu. Bonaparte, aunque
guardaba mucha reserva, dejaba entreveersu apro-
bacion al rumbo que seguia el gobierno, y parecia
mirarle como débil, incapaz, y dejándose batir por
una faccion despues de haberlo sido por otra; en
una palabra, era evidente que no tenia sus opinio-
nes. Se condujo de modo, que al probar que que-
ria oponerse al restablecimiento del trono, no que-
ria sin embargo aceptar la revolucion y sus actos.
Acercábase ya el aniversario del 21 de enero, y
hubo que negociar con él para que se presentase




656 REVOLUCION


en la funcion que iba á celebrarse por quinta vez,
Llegó á Paris en diciembre de 1797, cuando em-
pezaba el año 1798 (nivoso y pluvioso, año VI). No
quería asistir á la ceremonia, como si hubiese
desaprobado el acto que se celebraba, ó querido
hacer alguna cosa en favor de los hombres, cuyas
voluntades se había enagenado por sus proclamas
del 18 de fructidor, y por el bombardeo del 13 de
vendimiado. Se preteadia que figurase bajo todos
aspectos. General en gefe en otro tiempo del ejér-
cito de Italia, y plenipotenciario de la Francia en
Campo-Formio, era á la sazon uno de los plenipo-
tenciarios del congreso de Rastadt, y general del
ejército de Inglaterra, y debia por lo tanto asistir
á las solemnidades de su gobierno. Recia que no
eran estas cualidades que le precisasen á figurar,
y que desde entonces, siendo voluntaria su presen-
cia se tomarla por un asentimiento que él no que-
ria prestar, y hubo que transigir. El Instituto debia
asistir en cuerpo á la ceremonia, y él se mezcló
entre sus individuos, para parecer que cumplía
con un deber. Entre todos los conceptos que a su
favor tenia, el mas cómodo era seguramente el de
individuo del Instituto, del cual sabia servirse muy
á tiempo.


Pronto se da á conocer el poder naciente. Bo-
naparte se veia va rodead de infinitos oficiosos y
aduladores que le preguntaban si trataba de limi-
tarse á mandar los ejéreito ,;, y si no tomaria por
lin parte ea el gobierno de los negocios, como su
prestigio y su genio político merecían; v sin saber
lo que podía ni debia ser, se persuadía el de que
era el primer hombre de su siglo. Al ver el influjo


Pichegrú en los Quinientos, y el de Barras en


FRANCESA:
657


el Directorio, tenia motivos para creer que podria
hacer un papel brillante en politica; mas todavia no
hallaba ninguno que le cuadrase. Era demasiado
jóven para director, pues se necesitaba tener cua-
renta años, y él no contaba aun treinta. Mucho se
hablaba de dispensa de edad; pero esta concesion
que debía obtener, alarmaría á los republicanos.
les baria alzar el grito, y no valdría los disgustos
que le ocasionase. Asociarse como una quinta per-
sona al gobierno, no tener mas que un voto en el
Directorio, y afanarse en luchar con unos consejos
independientes todavía , era 'un honor que no
deseaba, ni merecia tomarse el trabajo de provo-
car una ilegalidad por tan pequeño resultado. La
Francia tenia que batir aun á un poderoso enemi-
go, la Inglaterra; y aunque Bonaparte se veia lle-
no de gloria, le convenia mejor conquistar nuevos
laureles, y dejar que se deslustrase mas el go-
bierno en su trabajosa pugna contra los partidos.


Ya hemos dicho que el mismo dia en que se
supo en Paris haberse firmado el tratado de Cam-
po-Formio, queriendo el Directorio inclinar la opi-
nion contra la Inglaterra, creó al punto un ejército
llamado de Inglaterra y dió el mando al general
Banaparte. El gobierno pensaba franca y sincera-
mente tomar lascada mas breve para atacar á aquella
nacion donde quería practicar un desembarco,


la audacia de los ánimos en aquella época hacia
muy factible semejante empresa. La espedicion
que se habia ya intentado contra Irlanda mani-
festaba que porfia efectuarse el tránsito á favor de
las nieblas ó de un favorable viento, y no se creia
que la nacion inglesa, á pesar de todo su patrio-
tismo, no teniendo todavía ejército, pudiese relis-


Biblioteca popular.
T. v. 548




Bb'S REVOLUCION


tir álos admirables soldados de la Italia y el Rin,
y mucho menos al genio del vencedor de Casti-


lione, Arcole y Rivoli. El gobierno solo quería
ejar veinte v cinco mil hombres en Italia, é in-


ternar todos Íos denlas; y por lo que hacia al gran-
de ejército de Alemania, compuesto de los del
Rin y del Sambre y !losa, iba á, reducirlo á la
fuerza necesaria para imponer respeto al imperio
durante el congreso de Rastadt , y encaminar el
resto hacia las costas del Occeatno. La misma di-
reccion se daba á todas las tropas disponibles.
Los generales de ingenieros recorrian las costas
para elegir los mejores puntos de desembarco ; se
habian dado órdenes para reunir algunas escua-
dras en los puertos, y en toda la marina reinaba
estraordinari a actividad. Se estaba esperando que
al menor viento se alejase la escuadra inglesa que
bloqueaba la bahia de Cádiz, y que la marina espa-
ñola pudiera ir á unirse con la francesa; en cuan
to á la de Holanda, que se lisongeaban de que se
uniria á la nuestra, acababa de sufrir un terrible
;descalabro á la vista del Tegel, y volvió hecha
astillas á los puertos de Holanda, pero las mari-
nas española y francesa bastaban para proteger el
paso de una escuadrilla y asegurar el tra., •arte de
sesenta ú ochenta mil hombres á Inglaterra. Tam-
bien se habla pensado para asegurar ril,jor todos
estos preparativos en procurarse nuevos recursos
de hacienda, ya que el presupuesto lijado como
hemos visto ea seiscientos diez y seis malones pa-
ra el año VI, no era bastante para un armamento
estraordinario . Se trataba de que entrase el co-
mercio en una empresa que tanto le interesaba, y
se propuso un empréstito voluntario de ochenta


tutaNcEsA•
659


millones que debian hipotecarse sobre el estado.
Parte de las ganancias de la espedicion debia con-
vertirse en premios, sorteables entre los presta-
mistas. El Directorio hizo que le pidiesen las pro-
posiciones de este empréstito los principales ne-
gociantes, y se sometió el proyecto al cuerpo le-
gislativo pareciendo que se presentaba bien desde
los primeros dial, v se recibieron suscriciones por
quince ó veinte Millones. El Directorio no solo
dirigia sus esfuerzos, sino tambien sus rigores
contra la Inglaterra. Por una ley se prohibía la
entrada de géneros ingleses; logró autorizacion
para usar de visitas domiciliarias que los descu-
briesen, y las hizo practicar en toda la Francia el
mismo día y á la misma hora, que fue el 4 de
enero.


Aparentaba Bonaparte proteger este gran mo-
vimiento y acomodarse á él, pero en realidad el
proyecto le alhagaba. poco.Marchar sobre Lóndres,
penetrar en él y


-disparar sesenta mil hombres con-
tra Inglaterra, no le parcela muy arduo; pero si creia
que seria imposible conquistar el pais y permane-
cer en él ; únicamente podria asolarlo, quitarle
parte de sus riquezas, reducirle y aniquilarlo por
medio siglo; pero sacrificaria en él al ejército que
llevase y volvería casi solo después de una espe-
cie de invasion bárbara. Mas tarde, teniendo po-
der mas inmenso, mas esperiencia de sus recur-
sos, y un medio totalmente personal contra la In-
glaterra, pensó seriamente en luchar cuerpo á
cuerpo con ella, y arriesgar su fortuna por arrue
nada; pero á la sazon tenia otras ideas y muy dis-
tintos proyectos. Una razon habla especialmente
que le separaba de esta empresa; los preparativos




660 REVOLUCION


exigian muchos meses todavía, iba á llegar la
-primavera, y era necesario esperar á las nieblas


y vientos del próximo invierno para intentar el de-
sembarco. Por otra parte no quería permanecer
un afio en Paris ocioso, sin acrecentar sus proe-
zas, y desmereciendo de su opinion en el hecho de,
no remontarla mas. Meditaba, pues, otro provecto,
distinto, tan gigantesco como el desembarco ea
Inglaterra, pero


gig
singular, de mas vastas con-


secuencias, mas conforme á su imaginacion y so-
bre todo mas inmediato. Hemos visto que en Ita-
lia reflexionaba mucho sobre el Mediterráneo; que
habla creado una esi.ecie de marina; que en la
division de los estados venecianos cuidó de reser-
var para Francia las islas de la Grecia; que habia
urdido ciertas intrigas con Malta, con la esperan-
za de arrebatada á los caballeros y á los ingleses,
y finalmente, que mas de una vez habia dirigida
su contemplacion hacia Egipto, como el punto in-
termedio que (leida ocupar la Francia entre Euro-
pa v Asia, para asegurarse el comercio de Levante


de la India. Esta idea se apoderó de su imagina-
cion, y no abrigaba mas pensamiento. En el minis-
terio de negocios estrangeros existian preciosos
documentos sobre el Egipto y su importancia co-
lonial, marítima y militar, é hizo que se los remi-
tiese M. Talleyrand , poniéndose inmediatamente
á devorarlos. Obligado á recorrer las costas del
Occéano para la ejecucion del proyecto sobre la
Inglaterra, ocupó su carruage con apuntes, viages
y memorias sobre el Egipto. Asi, aunque parecia
obedecer á los deseos del Directorio, meditaba en
otra empresa, y mientras persona'mente se halla-
ba sobre las playas y bajo el cielo de la antigua


FRANCESA. 661
Batavia, su imaginacion discurria por las riberas
del Oriente. Columbraba un confuso é ilimitado
porvenir; y el engolfarse en aquellos paises ra-
diantes de gloria, donde Alejandro y Mahoma ha-
bian vencido y fundado imperios, hacer resonar
en ellos su nombre, v trasmitirle á Francia, repe-
tido por los ecos del 'Asia, era para él una perspec-
tiva encantadora.


Empezó pues á recorrer las costas del Occéano
durante los meses de enero y febrero de 1798, dan
do una escelente di reccion los preparativos de de-
sembarco, pero totalmente entregado á otros pen-
samientos y proyectos.


Mientras la república dirigia teclas sus fuerzas
contra la Inglaterra, tenia que arreglar aun en el
continente intereses de gravedad, siendo inmensa
su influencia politica. Tenia que tratar en Rastadt
con el imperio, es decir, con el feudalismo; tenia
-que dirigir por nuevo rumbo á tres repúblicas,
hijas suyas, la hataca, la cisalpína y la liguriana.
Colocado al frente del sistema democrati¿o, y en
presencia del sistema feudal, tenia que evitar el
choque entre ambos, para que no se reprodujese
la lucha que con tanta gloria acababa de terminar,
aunque no sin terribles esfuerzos. Tal era su des-
tino, que no ofrecia menos dificultades que el em-
bestir y arruinar á la Inglaterra.


Dos meses hacia que se 'labia reunido el con-
greso de Rastadt. Bonnier, hombre de gran talen-
to, y Treilhard, íntegro, pero brusco, representa-
ban á la Francia. Bonaparte, en los pocos dias que
.habia asistido al congreso, se convino de oculto
con el Austria en arreglar lo necesario para la ocu-
pacion de Maguncia y la cabeza del puente de




662 REVOLUCION FRANCESA. 663
Manbeim. Se había resuelto que se retirasen las
tropas austriacas al acercarse las francesas, y de-
jasen á las milicias del imperio, debiendo apode-
rarse entonces de Maguncia las tropas Francesas, y
de la cabeza del puente de Manheim, bien fuese
intimidando á las milicias del imperio, que se ve-
rian solas, bien arrojándose al asalto, que fué lo
que se ejecutó. Viéndose abandonadas de los aus-
triacos las tropas del elector, entregaron á lagun-
cia; y aunque las que se hallaban en la cabeza del
puente de Manheirn quisieron oponer resistencia,
se vieron por fin obligadas á ceder,sin embargo,
quedaron sacrificados algunos centenares de hom-
bres. Era evidente, segun estos acontecimientos,
que conforme á los articulos secretos del tratado
de Campo-Formio, e] Austria rcconocia á la repú-
blica la linea del Rin, puesto que consentia en ase-
gurarle los puntos mas importantes. Convínose
ademas en que el ejército francés dejaria durante
las negociaciones la orilla derecha del Rin, y pa-
sarla otra vez á la izquierda desde Basilea hasta
Maguncia, en cuyo punto volYeria á ocupar la ori-
lla derecha, pero bajando siempre el Mein, y sin
traspasar sus orillas. Los ejércitos austriacos de.
bian retirarse al otro lado del Danubio y hasta el
Lech, y evacuar las plazas fuertes de Ulm, lngols-
tadt y Filisburgo. Su posicion respecto al imperio
era poco mas ó menos semejante á la de los ejér-
citos franceses; y la diputacion del imperio iba á
deliberar de este modo entre dos lineas de solda-
dos. El Austria no cumplió francamente con los
artículos secretos, porque fingiendo disimular, de-
jó guarniciones en Filisburgo, Ulm é Ingolstadt.
La Francia pasó por alto esta infraccion del trata-


do, para no perturbar la buena armonía, y se tra-
tó despues de enviar recíprocamente embajadores.
El Austria respondió que por entonces era sufi-
ciente comunicarse por medio de los ministros que
tenian ambas potencias en el congreso de Rastadt,
lo cual no era mostrar gran deseo de entablar
amistosas relaciones con la Francia; pero despues
de sus derrotas y humillaciones, se compfendia y
perdonaba este resto de indignacion por parte del
Austria.


Las primeras esplicaciones entre la diputacion
del imperio y los ministros del Austria fueron bas-
tante amargas Porque aquella se quejaba de que
estos hubiesen contribuido á despojarla recono-
ciendo la linea del Rin para la república, y entre-
gando pérfidamente Maguncia, y la cabeza del
puente de Manheirn; sobre todo de que despues
de haber arrastrado el Austria al imperio en su
contienda, le abandonaba, y entregaba sus provin-
cias para adquirir en cambio posesiones en !taba.
Los ministros del emperador respondían que se
había recurrido á la guerra por los intereses del
imperio, y por defender á los príncipes arraigados
en Alsacia;


; que despues de haber tomado las ar-
mas por interés suyo, habla hecho estraoi'dina-
ríos esfuerzos durante seis años seguidos ,


viéndo-
se abandonado sucesivamente por todos los esta-
dos de la confederacion, que casi habia sostenido
por sí todo el peso de la guerra, y perdido en la
lucha parte de sus estados , especialmente las ricas
provincias de la Bélgica y la Lombardía, debiendo
recibir en premio de tantos esfuerzos, ingratamen-
te pagados, reconocimiento y no quejas. Lo cierto
era que el emperador (labia tomado por pretesta




664 REVOLUC1ON
para la guerra á los príncipes radicados en Alsacia;
que la habia sostenido únicamente por ambicion,
que habia comprometido á pesar su y o á la con -
federacion germánica, y que á la sazon le era in-
fiel para indemnizarse á costa su y a. Despues de
acaloradas esplicaciones que á nada condujeron,
fué preciso pasar adelante, y tratar de la base de
las negociaciones. Los franceses querían la orilla
izquierda del Rin ; y para indemnizar de sus esta-
dos á. los príncipes desposeídos, les proponian el
medio de las secularizaciones. El Austria, que no
contenta con haber adquirido la mayor parte del
territorio veneciano, quería reintegrarse todavía
con algunos obispados, y ademas andaba en se-
cretos tratos con Francia; la Prusia, que se habla
convenido con la misma Francia en indemnizar en
la orilla derecha, del ducado de Cleveris, que 'la-
bia perdido en la izquierda; los príncipes despo-
seídos, que preferian adquirir estados en la orilla
derecha, protegidos por la proximidad de los fran-
ceses, á recobrar sus antiguos principados; todos
en fin votaban igualmente porque se cediese la
línea del Rin, y se empleasen las secularizaciones,
corno medio de indemnizacion. El imperio, pues,
dificilmente, podria luchar contra tantas volunta-
des juntas; sin embargo, como los poderes dados
á la diputacion tenían por condicion espresa la in-
tegridad del imperio germánico, los plenipoten-
ciarios franceses declararon reducidos é insufi-
cientes los poderes, y exigieron otros. La diputa-
don logró que se los renovase la dieta , pero aun-
que tenia va facultad para conceder la linea del
Rin, y renunciar á la orilla izquierda, se obstinó
sin embargo en defenderla. Daba muchas razones,


FRANCESA.
665


porque estas no faltan nunca.—El imperio germá-
nico, dula la diputacion, no habia sido el primero
en declarar la guerra. Mucho antes de que se hu-
biese verificado esta declaracion por la dieta de
Itatisbona, Custine 'labia sorprendido á Maguncia,
é invadido la Franconia, de. modo que no habla
hecho mas que defenderse. La privacion de una
parte de su territorio trastornaba su constitucion,
y cpmprometia su existencia, que interesaba á to-
lla Europa. Las provincias de la orilla izquierda,
de que querian privarla, eran de mediana impor-
tancia para un estado tan vasto como era ya la re-
pública francesa. La línea del Rin podia sustituirse
por otra linea militar, el Mosela por ejemplo. Fi-
nalmente la república renunciaba por tan misera-
bles ventajas a la hermosa, pura v honorifica glo-
ria de la moderacion política.—Por consiguiente,
la diputacion proponia abandonar todo lo que !la-
bia poseido e! imperio al otro lado del Mosela, y
tomar por limite este rio. A semejantes razones te-
nia la Francia otras mejores que oponer.—Indu-
dablemente habla tomado la ofensiva, y empezado
de hecho la guerra; pero la verdadera guerra, la
de intencion , maquinaciones y preparativos , el
imperio era quien la habia empezado. Los emigra-
dos habian sido acogidos v organizados en Tréve-
ris y Coblenza, desde dondedebian partir las hues-
tes encargadas de humillar, embrutecer, y des-
membrar á la Francia. En vez de haber quedado
esta vencida, era vencedora, y se aprovechaba de
su suerte., no para devolver el mal que habiau que-
rido hacerla, sino para indemnizarse de la guerra
que le hahian hecho, exigiendo su verdadero limi-
te natural, la linea del R.M.




666 REVOLUCION
Se disputaba, pues, porque siempre dan mar-


gen á contestaciones aun las concesiones mas ine-
vitables; pero era evidente que la diputacion iba á
ceder la orilla izquierda y solo hacia esta resis-
tencia para obtener mejores condiciones en otros
puntos en cuestion. Tal era el estado de las nego-
ciaciones en Rastadt en el mes de pluvioso, año VI,
(febrero de 1798).


Augereau , á quien el Directorio babia ciado
el mando del ejército de Alemania para librarse
de el , se asoció con los mas obstinados jacobinos.
Solo podia infundir recelo al imperio, que mas
que todo temia el contagio de los nuevos princi-
pios, y se quejaba de los incendiarios escritos que
por Alemania circulaban. Fermentaban en Europa
tantas imaginaciones , que no era necesario supo-
ner la intervencion francesa para esplicar la abun-
dancia de escritos revolucionarios; pero interesa-
ba al Directorio evitar todo motivo de queja , y
por otra parte estaba disgustado de la turbulenta
conducta de Augereau, á quien quitó el mando y
le envió á Perpiñan con el protesto de reunir allí
un ejército que se decia estar destinado á obrar
contra Portugal. Esta córte, instigada por Pitt, no
'labia ratificado el tratado hecho con la república,
y se le amenazaba con un golpe por ser aliado de
la Inglaterra. Por lo demas solo era una vana de-
mostracion , y la comision dada á Augereau , una
destitucion encubierta.


Ademas de las relaciones directas que la Fran-
cia acababa de entablar con las potencias europeas,
tenia, como hemos visto , que dirigir á las nuevas
repúblicas. Estas se hallaban naturalmente com-
batidas por opuestos bandos , y el deber de la


FRANCESA, 667


Francia era libertarlas de los trastornos que ella
misma habla esperimentado. Ademas ella se ha-
llaba destinada y pagada al efecto, y tenia ejérci-
tos en Holanda, la Cisalpina y la Liguria, soste-
nidos por cuenta de estas repúblicas, y si por no
parecer que atentaba contra su independencia, les
dejaba entregadas á si mismas , corrían riesgos de
una contra-re


- volucion ó de un desenfrenado jacobi-
nismo. En el primer caso peligraba el sistema re-
publicano; en el segundo la cunservacion de la paz
general. Los jacobinos , dueños de Holanda, eran
capaces de indisponer á la Prusia y la Alemania,
y por su dominacion en la Liguria y Cisalpina , de
trastornar la Italia y llamar á nueva lid al Austria.
Era, pues , preciso , templar la marcha de estas
repúblicas, pero al mismo tiempo se esponiau á otro
inconveniente. La Europa se quejaba de que la
Francia hubiese hecho á los holandeses, cisalpinos
y genoveses súbditos mas bien que aliados , y la
hacia cargos de que aspiraba al señorío universal.
Era pues , preciso elegir agentes que tuviesen
exactamente la variedad de opinion que convenía
al pais en que debian residir, y sobrado tino para
descargar el castigo de la Francia , sin que se ad-
virtiera. Habia pues, como vemos, dificultades de
toda especie que vencer para que se sostuviesen
sin chocar los dos sistemas que acababan de opo-
nerse en Europa mútuamente. Les hemos visto en


, guerra por espacio de seis años , y vamos á verlos
por otro mas en negociacion, probando en este
año, mejor aun que en la guerra , su natural an-
tipatía.


Ya hemos descrito los diferentes partidos que
dividian la Holanda. El partido moderado y cucr




668 REVOLUCION
do que quería una constitucion concentrada y
juiciosa , tenia que combatir con los orangistas,
hechuras del Sthathouder, , y con los federalis-
tas, secuaces de las antiguas divisiones provin-
ciales , que aspiraban á dominar en sus provin-
cias , y no sufrian sino un suave lazo federal , y
finalmente los demócratas y jacobinos que querian
la unidad y democracia puras. EL Directorio debia
naturalmente apoyar al primer partido opuesto á
los otros tres , porque sin ninguna de las opuestas
exageraciones, quería conciliar el antiguo sistema
federativo con una suficiente concentracion en el
gobierno. :lincho se ha acusado al Directorio de
que en todas partes queda la república una é


, y generalmente se ha discurrido muy mal
sobre su sistema relativo á esto. La república, una
é indivisible , imaginada en 93, hubiera sido siem-
pre un pensamiento profundo , si desde luego no
hubiera sido producto de un poderoso instinto. Un
estado tau homogéneo, y tan bien ligado como el
francés, no pocha admitir el sistema federativo,
pues amenazado como se hallaba, se hubiera per-
dido al admitirle ; ni columna tampoco con su
contiguracion geográfica, ni á su situacion política.
Absurdo sin duda hubiera sido querer en todas
partes la unidad ¿indivisibilidad en el mismo grado;
pero el Directorio colocado al frente de un nuevo
sistema, y obligado á darle poderosos aliados, de-
bia procurar revestir de fuerza y consistencia á sus
nuevos aliados, y no hay fuerza ni consistencia sin
cierto grado de concentracion y de unidad. Tal
era el pensamiento , ó por mejor decir, el intento
que dirigía y debia dirigir casi inadvertidamente a
los gefes de la república francesa.


FRANCESA.
669


La Holanda con su antiguó sistema federativo
hubiera quedado reducida á una impotencia abso
luta. Su Asamblea nacional aun no habia podido
darle una constitucion , y se ocia ceñida á los re-


y
glamentos de los antiguos estados de Holanda.
Dominaba en ella el federalismo , los defensores
de la unidad, v de una constitucion moderada pe-
dian la abolición de aquel reglamento y el pronto
establecimiento de una constitucion. Al enviado
Noel le acusaban de que favorecia á los federalis-
tas. La Francia no podía prescindir de adoptar un
partido, y envió á Jouhert para que mandase el
ejército de Holanda ; á Jouhert , uno de los segun-
dos de Ronaparte en Italia, famoso desde su mar-
cha en el Tirol , modesto , desinteresado, valiente
y ferviente patriota. Sustituyó en vez de Noel á
Delacroix, el antiguo ministro de negocios estran-
jeros , eleccion que ¡milicia haber sido mas acer-
tada. Por desgracia carecia el Directorio de suge-
tos para la diplomacia, pues aunque habia muchos
hombres de luces y.


de opinion entre los individuos
de las actuales ó de las últimas Asambleas , no
tenian la instruccion de las formas diplomáticas,
sino dogmas v altanería , y era muy dificil hallar
quien reuniese la firmeza de los principios con la
ligereza de las formas , que era lo necesario entre
u nosenviados al estrangero, para que supiesen hacer
respetar nuestras doctrinas, y al mismo tiempo ven-
cer las preocupaciones de la antigua Europa. Dela-
croix al llegará Holanda asistió á un convite que dió
la junta diplomática al que estaban invitados todos
losministrosestrang,eros. Despues de haber habla-
do en su presencia en los términos mas populares,
Delacroix esclamó con un vaso en la mano : ¿Por




670 REvOLUCION
qué no ha de haber algun bátavo que se atreva á dar
de cuchilladas al reglamento en las aras de la pa-
tria? Facilmente se concibe el efecto que produ-
cirian en los estrangeros semejantes arrebatos. En
efecto, se acuchilló luego al reglamento. Cuarenta
y tres diputados habitan protestado ya contra las
operaciones de la Asamblea nacional. Se reunie-
ron el 3 de pluvioso(..22 de enero de 1798) en el
palacio de Harlem, y alli apoyados por nuestras tro-
pas , procedieron como cuatro meses antes en Pa-
ris el 18 de fructidor. Escluveron de la Asamblea
nacional á algunos diputados' sospechosos , hicie-
ron arrestar á otros, rompieron el reglamento
organizaron la Asamblea en una especie de Con:-
vencion. En pocos días se redactó y puso en vigor
una constitucion casi semejante á la de Francia; y
queriendo los nuevos mandarines imitar á la Con-
vencion , compusieron el gobierno de individuos
de la actual Asamblea y se constituyeron á sí mis-
mos eu Directorio y cuerpo legislativo.. Los hom-
bres que se presentan para efectuar esta especie
de movimientos, son siempre los mas pronuncia-
dos de su partido, y era de temer que el nuevo
gobierno batav o estuviese demasiado apegado á la
democracia, y que no traspasase bajo el influjo de
un embajador como Delacroix , la linea en que el
Directorio francés hubiera querido contenerle. Es-
ta especie de 18 de fructidor en Holanda hizo de-
cir á los diplomáticos europeos , y especialmente
á los prusianos , que la Francia gobernaba la Ho-
landa y llegaba de hecho hasta el Tegel.


La república liguriana se conducia mejor, á
pesar de que la conmovian ocultamente, como su-
cede á todos los estados nuevos, dos partidos igual-


FRANCESA. 674


mente exagerados. La cisalpina era víctima de las
pasiones mas frenéticas. El espíritu territorial di-
vidía á los cisalpinos que pertenecian á antiguos
estados desmembrados sucesivamente por Bona-
parte: y ademas de su espíritu, estaba violenta-
mente alterada por los agentes del Austria, los no-
bles, los clérigos y los demócratas acalorados, que
eran los mas temibles, porque contaban con un po-
derosa apo yo en el ejército de Italia , compuesto,
segun sabemos, de los mas decididos patriotas de
Francia. El Directorio tenia que trabajar tanto para
dirigir el espíritu de este ejército en pais estran-
gero como el de sus ministros, y en este particular
no se le presentaban menos dificultades que en los
restantes. Aun no había ministro en la antigua re-
pública, pues solo representaba aun al gobierno
francés Berthier, en el concepto de general en ge-
fe. Tratábase de arreglar por medio de un tratado
de alianza , las relaciones de la nueva república
con aquella á quien debia la existencia , cuyo tra-
tado se estendió en Paris y se remitió á los conse-
jos para que lo ratificasen. Las dos repúblicas con-
traian alianza ofensiva y defensiva en todo caso , y
mientras la Cisalpina formaba su estado militar, la
Francia la otorgaba un ausilio de veinte y cinco
mil hombres coa las condiciones siguientes: la Ci-
salpina debia dar local para cuarteles , almacenes
y hospitales , y diez millones anuales para el man-
tenimiento de los veinte y cinco mil hombres. En
caso de guerra debia aprontar un subsidio extraor-
dinario. La Francia dejaba á la Cisalpina gran par-
te de la artillería tomada al enemigo para armar
sus plazas. Estas condiciones no eran escesivas;
sin embargo, muchos diputados cisalpinos del con-




672 nEVOLUCION
seto de los Ancianos , descontentos con el régimen
republicano y con la Francia, pretendieron que
este tratado era muy gravoso, y que se abusaba en
él de la dependencia á que se vera reducido el nue-
vo estado, y así lo rechazaron. Era evidente que
solo la malevolencia podia dictar aquella disposi-
cion y que cuando Bonaparte se rió precisado á,
elegir por si los individuos de los consejos y el go-
bierno , no (labia podido convencerse del acierto
en todas sus elecciones, y era preciso modificarlas.
Los actuales consejos, nombrados militarmente
por Bonaparte , quedaron militarmente modifica-
dos por Berthicr. Este separó á varios de los mas
obstinados, é hizo presentar el tratado que quedó
aceptado desde luego. Triste era que la Francia se
viese obligada aun á descubrir su influjo, porque
el Austria pretendió al punto que á pesar de todas
las promesas hechas en Campo -Formio , la Cisal-
pina no era una república independiente, sino fran-
cesa sin duda alguna. Presentó dificultades acer-
ca de la admision del ministro ilarescalchi, reves-
tido de credenciales por la Cisalpina. El territorio
formado por la Francia y las nuevas repúblicas se
rozaba con la Europa, todavía feudal , del modo
mas contrario á la paz de ambos sistemas. La Sui-
za, feudal tarnbien. todavia , aunque republicana,
se hallaba incorporada con la Francia , lo mismo
que la Saboya , que era provincia francesa , y la
Cisalpina; el Piamonte, con quien (labia contrata-
do alianza la Francia, en medio de esta, de la Sa-
hoya, la Cisalpina y la Liguria ; las dos últimas
rodeaban el Parmesano y la Toscana , y podían
contagiar á Nápoles y Roma. El Directorio había
recomendado á sus agentes la mayor reserva ,


FRANCF.SA> 673
prohibídoles que diesen esperanza ninguna á los
demócratas ; y Gingueué en el Piamonte , Cacault
en Toscana;; José Bonaparte en Roma y Trouvé
en Nápoles , tenian órdenes terminantes para de-
mostrar la mas afectuosa amistad á los príncipes
en cuyas córtes residian. Debian asegurar que el
Directorio no tenia ni aun intencion remota de pro-
pagar los principios revolucionarios ; que se con-
tentada con mantener el sistema republicano don-
de se hallaba establecido, pero que no hacia nada
para generalizarle á las potencias que se conduje-
sen con fidelidad respecto á Francia. Las intencio-
nes del Directorio eran sinceras v prudentes ; de-
seaba sin duda los progresos de la revolucion, mas
no debia propagarlos valiéndose de las armas. Si la
revolucion estallaba en otros estados, con venia que
no pudiese culparse á la Francia de una participa-
cion activa. Ademas la Italia estaba llena de prín-
cipes , parientes ó aliados (le las grandes potencias
á quienes no se podia ofender sin riesgo de duras
hostilidades. El Austria no dejaria entonces de in-
terponerse en favor de la Toscana, Nápoles y tal
vez el Piamonte; la España intervundria de seguro
por el príncipe de l'arma : necesitabase , pues , ea
caso de nuevos acontecimientos no tener respon-
sabilidad alguna.


Tales eran las instrucciones del Directorio; pero
no se enfrenan tan facilmente las pasiones, y mu-
cho menos la de la libertad. ¿Podía impedir laFran-
cia que los demócratas franceses, ligurianos y ci-
salpinos, comunicasen con los.piamonteses, tosca-
nos, romanos y napolitanos, y no les encendiesen
con el fuego de sus opiniones, de su aliento y de
sus esperanzas? les decian que la politica inedia


Biblioteca Popular.


T. Y. 549




674 EEvuucier:
al gobierno francés intervenir á las claras en las re-
voluciones que en todas partes se preparaban, pero
que las protegeria una vez hechas, y que era pre-
ciso tener ánimo para intentarlas, pues inmediata-
mente se les ausiliaria.


• Reinaba la mayor agitacion en todos los esta-
dos italianos donde se multiplicaban los arrestos,
contentándose nuestros ministros reconocidos con
reclamar á veces en favor de los individuos injus-
tamente perseguidos. En el Piamonte eran innume-
rables las prisiones; pero se daba con frecuencia
oidos á la intercesion de la Francia. En Toscana
reinaba bastante moderacion; en Nápoles habia
una especie de hombres declarados por las nuevas
opiniones; pero una córte tan perversa como insen-
sata, castigaba estas opiniones con suplicios y ca-
denas. Nuestro embajador Trouvé sufría las ma yo-
res humillaciones, y estaba acordonado como un
leproso, prohibiéndose que tratasen con él á todos
los napolitanos, y costándole el mayor trabajo que
le visitase un médico. Se encerraba en los calabo-
zos á todos los que decian estar en relacion con la
legacion francesa, y á cuantos llevaban el pelo cor-
tado 'y sin polvos. Se interceptaban y abrian las
cartas del embajador por la policía napolitana, que
las guardaba por diez ó doce dias. Se habia asesi-
nado á varios franceses, y hasta cuando Bonaparte
se hallaba en Italia, tuvo que afanarse mucho pa-
ra reprimir el furor de la córte de Nápoles; júz-
guese lo que baria á la sazon que no le tenia á la
vista. El gobierno francés tenia suficientes fuerzas
para castigarla cruelmente, pero por no alterar
la paz general, recomendó á su ministro Trouvé
que guardase la mayor moderacion, contentmdo-


FRANCESA. 675
se con representar •y procurar conducirla á la
razon.


Pero el que mas próximo estaba á desplomarse
era el gobierno pontificio; y no porque dejase de
defenderse, pues tambien hacia sus prisiones, sino
porque un papa caduco, cuyo orgullo estaba aba-
tido, y unos decrépitos cardenales, incapaces de
todo, dificilmente podian sostener un estado que
por todas partes se desmoronaba. La marca de An-
cona se había rebelado ya á sugestion de los ci-
salpinos, y constituídose en república Anconitana.
Desde ella atizaban los demócratas la revolucion
del estado romano; y aunque no contaban con gran
número de secuaces, tenían bastante apo y o en el
público descontento. El gobierno papal había per-
dido su imponente prestigio para el pueblo, desde
que las contribuciones impuestas en Tolentino le
obligaron á dar hasta las alhajas preciosas y pe-
drería de la Santa Sede. Las nuevas pechas, la
creacion de un papal moneda que perdia mas de
dos terceras partes de su valor, y la enagenacinn
del quinto de los bienes del clero, habia disgustado
á todas las clases. aun á los mismos eclesiásticos.
Los grandes de 11..)ina, que habian recibido algo de
la instruccion esparcida en Europa durante el si-
glo XVIII, alzaban tam bien su voz contra un gobier-
nodébil é inepto, y decian que ya era tiempo de que
el gobierno temporal de los estados romanos pasase
de unos celibatarios ignorantes, imbéciles y faltos
del conocimiento de las cosas humanas, á los ver-
daderos ciudadanos versados en la práctica y tra-
to del mundo. Asi las disposiciones del pueblo ro-
mano favorecian mu y


poco al papa; mas sin em-
bargo, los demócratas eran escasos, é inspiraban




676 REVOLUCION
recelo respecto á la religion, de la cual se les creta
enemigos. Incitábanles mucho los artistas fran-
ceses que residian en Roma; pero José Bonaparte
procuraba contenerles, diciéndoles que no tenían
fuerza bastante para intentar un movimiento deci-
sivo; que se perderian , y comprometerian en vano
á la Francia, !a cual no les apoyaría sino zitie les
dejaria expuestos á las consecuencias de su impru.
dencia.


Fueron á prevenirle el dia 6 de nivoso (26 de
diciembre de 1791), que se preparaba un movi-
miento; pero él les despidió aconsejándoles que
permaneciesen tranquilos, mas no hicieron caso.
El sistema de todos los directores de motines era
que debian atreverse y comprometer á. la Francia
á pesar suyo, y en efecto se reunieron el 8 de ni-
voso (28 de diciembre), para intentar un movi-
miento. Dispersados por los dragones de! papa, se
refugiaron bajo el pabellon del embajador francés,
y bajo los arcos del palacio de Corsini , donde ha-
bitaba. Acudió José con algunos militares france-
ses, y con el general Duphot, jóven mu y distin-
guido del ejército de Italia. Queda interponerse
entre las tropas papales y los amotinados, para evi-
tar la efusion de sangre; pero aquellas, sin respe-
to alguno al embajador, hicieron fuego, y mataron
á su lado al desdichado Duphot. Iba este jóven á
casarse con una. cuñada de José y su muerte pro-
dujo una conmocion estraordinaria. Acudieron mu-
chos embajadores estrangeros en casa de José y
particularmente el ministro de España Azara. Solo
el gobierno romano permaneció catorce horas sin
hacer manifestacion alguna al ministro de Francia,
á pesar de que este no dejó de escribirle en todo el


FRANCESA. 677
dia. Indignado José, pidió inmediatamente sus pa-
saportes, y habiéndoselos dado, salió al punto para
Toscana.


Este acontecimiento produjo muy viva sensa-
cion , pues es claro que el gobierno romano hubiera
podido evitar esta escena, porque ya se sabia ea
Roma dos dias antes, mas dejó que estallase para
imponer á los demócratas un severo castigo, no ha-
biendo sabido en medio del tumulto adoptar pre-
cauciones que evitasen una violacion del derecho
de gentes, o un atentado contra la legacion france-
sa. Al momento se manifestó en la y en
todos los patriotas italianos una gran indignacion
contra el gobierno romano. El ejército de Italia pe-
día á gritos marchar contra Roma.


l'al lábase mu y
apurado el Directorio porque no


dudaba que el papa era el corifeo espiritual del.
partido contrario á la revolucion. Grandes deseos
se le pasaban de destruir al pontífice de aquella
antigua y tiránica relI4ion cristiana, á pesar del
riesgo de ofender á las Potencias y provocar su. in-
tervencion ; sin embargo, aunque eran muchos los
inconvenientes de una resolucion hostil, las pasio-
nes revolucionarias triunfaron por fin, y el Direc-
torio mandó al general Berthier, a cuyo cargo es-
taba la Italia, que marchase contra Roma. Confia-
ba en que no siendo el papa pariente ni aliado de
ninguna córte, no producirla su caida ninguna in-
tervencion poderosa.


Mucho se alegraron de esta determinacion to-
dos los republicanos v partidarios de la filosofía.
Berthier, llegó el 22 de pluvioso (10 de febrero de
4798), á la vista de la antigua capital del mundo,
que aun no !labia visto los ejércitos republicanos,




444.678 REVOLUCION
Nuestros soldados se detuvieron algunos momentos
para contemplar la antigua y soberbia ciudad; y
el ministro Ázara, que era por lo comun el inter-
cesor de todas las potencias italianas para con la
Francia, llegó al cuartel general para estipular un
convenio. El castillo de Sant-Angelo quedó por los
franceses con la condicion, natural entre pueblos
civilizados, de respetar el culto, los establecimien-
tos públicos, las personas y las propiedades. El
papa se quedó en el Vaticano, y Berthier, entran-
do por la puerta del Pópulo, fue llevado al Capito-
lio como los antiguos triunfadores romanos. Los
demócratas, satisfechos al lin sus deseos, se reu-
nieron en el Campo-Vaccino, donde se descubren
los vestigios del antiguo Foro, y cercados de un
pueblo insensato, dispuesto á. aplaudir todos los
acontecimientos nuevos, proclamaron la república
romana. tn notario redactó un acta en la que el
pueblo que se titulaba romano, reclamaba recobrar
su soberanía, y constituirse en república. Dejaron
al papa solo en el Vaticano, á donde fueron á pe-
dirle que abdicase su soberanía temporal , pues no
se trataba de mezclarse en su autoridad espiritual.
Respondió, ciertamente con dignidad, que no po-
día privarse de una propiedad que no era suya,
sino de la sucesion de los apóstoles, y que solo se
hallaba depositada en sus manos. Esta teología no
convenció á nuestros generales republicanos; sa-
caron al papa del Vaticano por la noche, tratán-
dole con el respeto debido á su edad, y le condu-
geron á Toscana, donde le dieron asilo en un con-
vento. El pueblo de Roma no parecia! que echaba
de menos á aquel soberano que sabia sin embargo
reinado mas de veinte años.


FRANCESA. 676/1/4
Desgraciadamente cometieron los franceses


muchos escesos en la antigua capital del mundo,
sino contra las personas, al menos contra las pro-
piedades. No estaba ya al frente del ejército aquel
gefe severo é inflexible que con tanto rigor había
perseguido á los rateros, no tanto por virtud como
por horror al desórden. Solo Bonaparte hubiera po-
dido reprimir la codicia en pais tan abundante.
Berthier acababa de salir para Paris y le 'labia
reemplazado Massena. Este héroe, á quien deberá
la Francia eterno reconocimiento, porque la salvó
en Zurich de una ruina inevitalb, fué acusado de
haber dado el ejemplo, y en breve le imitaron,
empezando á saquear los palacios, los conventos y
las ricas colecciones. Detrás del ejército iban va-
rios judíos que compraban á bajo precio los mag-
níficos objetos que les entregaban los saqueadores.
La malversacion fué escandalosa. Es preciso de-
cirlo; no eran los oficiales subalternos ni los sol-
dados los que se entregaban á semejantes desor-
deues, si no los gefes superiores. Todos los obje-
tos que se tomaban, y en que se tenia el derecho
de conquista, hubieran debido quedar depositados
y venderse á beneficio del ejército que no labia re-
cibido prest hacia cinco meses. Salia de la Cisalpi-
na, donde la falta de organizacion de hacienda, no
había dejado satisfacer el subsidio convenido en
nuestro tratado, • soldados y subalternos se ha-
llaban en la mas horrenda desnudez, indignándose
de ver á sus gefes enriquecerse con el saqueo y
comprometer la gloria del nombre francés sin nin-
gun provecho para el ejército; asi es que se suble-
varon contra Massena, reuniéndose los oficiales en
una iglesia y declarando que no querian continuar




680 REVOLUCION
bajo sus órdenes. Parte del pueblo, que miraba ma.
á los franceses, se disponía á aprovecharse de
aquel momento de desavenencia para intentar una
insurreccion. Nassaua mandó salir al ejército (le
Roma, dejando ti na guarnicion en el castillo de
Sant-Angelo. El peligro hizo cesar la sedicion, pero
los oficiales siguieron reunidos y trataron de pe-
dir el castigo de los saqueadores y la destitucion
de Massena.


Ya se echa de ver que ademas de la difi-
cultad de moderar la marcha de las nuevas re-
públicas y elegir e dirigir nuestros agentes, habia
la de contener los ejércitos y todo á inmen-
sas distancias para las comunicaciones administra-
tivas. El Directorio destituyó á Massena , y envió
á Roma una comi s ion, compuesta de cuatro perso-
nages íntegros é ilustrados para organizar la nue-
ya-república, los cuales eran Daunou, Monge, Flo-
rent y Faypoult. Este último , administrador inte-
ligente y honrado iba encargado de todo lo rela-
tivo a hacienda. El ejército de Italia quedó dividi-
do en dos, y se Ilarr.ó ejército de Roma al que aca-
baba de destronar al papa.


Se trataba de motivar con las potencias la nue-
va revolucion ; pero la España , cu y a religiosidad
era temible, nada dijo sin embargo, acaso porque
se hallaba bajo la influencia francesa, no obstante
el interés es mas descontentadizo que el celo reli-
gioso ; y por esto las dos (*tes mas resentidas
fueron las de Viena y Nápoles. La primera vela
con mucho sentimiento propagarse por Italia el
influjo francés. Para no dar nuevo fundamento á
sus cargos , no se quiso confundir la nueva repú-
blica con la Cisalpina, y se la constituyó á parte.


FRANCESA. 681


Reunir á ambas hubiera despertado la idea de la
unidad italiana. , y hecho creer en el pro y ecto de
popularizar toda la Italia. Aunque el emperador
no tenia ministro en Paris , se le envió á Bernar-
dotte para darle esplicaciones y residir en Viena.
Respecto á la córte de Nápoles era estraordinario
su furor por verse con la revolucion á sus puertas.
No exigia nada menos que dos ó tres provincias
romanas para aplacarse , y lo que principalmente
quería era el ducado de ilenevento y el territorio
de Pontecorvo, que le convenia mucho. Para tra-
tar con ella enviaron é Garat, destinando al mismo
tiempo á Trouvé para la Cisalpina.


Iba , pues, haciendo la revolucion inevitables
progresos, aunque mas rápidos de lo que hubiera
deseado el Directorio. Hemos ya citado un pais
donde amenazaba introducirse ; la Suiza. Parece
que esta nacion , esta antigua cuna de la libertad
y de las costumbres sencillas y pastorales, no po-
día recibir nada de la Francia, y por consiguiente
no tenia que experimentar revolucion alguna ; sin
embargo, en medio de gobernarse los trece canto-
nes con formas republicanas , no reinaba la equi-
dad en las mátuas relaciones de estas pequeñas
repúblicas, y mucho menos en las relaciones con
sus individuos. Existia entre ellas el feudalismo,
que no es mas que la gerarquía militar , y tenian
pueblos dependientes de otros pueblos como un
vasallo de su soberano , gimiendo bajo un yugo de
hierro. La Argovia v el canton de Vaud dependian
de la aristocracia dé Berna, el bajo Valais del alto;
las bailias italianas, es decir, los valles al vertien-
te de Italia, de varios cantones. Babia ademas una
multitud de concejos dependientes de varios pae-




682 REVOLUCION
blos. El canten de Saint-Gall estaba feudalmente
gobernado por un convento, y casi todos los paises
sujetos lo eran por condiciones comprendidas en
títulos olvidados, que estaba prohibido dar á luz.
Los campos solían pertenecer por todas partes á los
pueblos , y se hallaban sometidos á los roas cho -
cantes monopolios; en ninguna parte habia mas ti-
ranía de gremios. En todos los gobiernos la aristo-
cracia se habia apoderado lentamente de la gene-
ralidad de los poderes ; en Berna, el primero de
aquellos pequeños estados y algunas familias se
hablan apoderado de la autoridad , y escluido de
ella á todas las denlas; teaian su libro de oro, don.
de se hallaban inscriptas todas las familias gober-
nantes. Las costumbres suelen suavizar las leves,
pero aqui no sucedía esto. Estas aristocracias se
vengaban como los pequeños estados. Berna, Zu-
rich y Ginebra habian ostentado mas de una vez,
y no hacia mucho, el aparato de los suplicios. En
toda Europa había suizos desterrados por fuerza
de su pais, ó que se habian librado con el destier-
ro de la venganza aristocrática. Por lo denlas,
desunidos y mal avenidos los trece cantones ca-
recían de toda fuerza , y se veían reducidos á no
poder defender su libertad. Con la poca fraterni-
dad que es tan comun en los estados confederados,
casi todos recurrian en sus desavenencias á las
potencias vecinas, y tenian tratados particulares,
unos con el Austria, otros con el Piamonte, y otros,
en fin , con Francia. La Suiza no era ya mas que
un hermoso recuerdo y un admirable terreno; pe-
ro políticamente , solo presentaba una cadena de
mezquinas y vergonzosas tiranías.


Desde luego se conoce el afecto que pro-


FIUNCESA. 683
duciria en ellas el ejemplo de la revolucion fran-
cesa. En Zurich , en Basilea y en Ginebra se
hablan alborotado , y especialmente en el Ultimo
punto !labia llegado á correr sangre. En toda la
parte francesa , y mas particularmente en el pais
de Vaud, hablan hecho rápidos progresos las ideas
revolucionarias. Los aristócratas suizos no hablan
omitido nada para malquistarse con la Francia,
estudiando el 'modo de irritarla cuanto pudiesen
sin provocar su omnipotencia. Los señores de Ber-
na habían acogido á los emigrados V favorecídolcs
todo lo posible; y en Suiza se había.n. urdido todas
las tramas contra la república. Recuérdese que
desde Basilea urdia el agente inglés Wickam la
trama de la contra-revolucion. El Directorio por lo
tanto debla manifestarse muy descontento ; pero
había un medio facilísimo de vengarse de la Suiza.
Los vaudeses, perseguidos por los señores de Ber-
na, invocaban la intervencion de la Francia , pues
cuando el duque de Saboya les cedió á Berna , la
Francia salió garante de sus derechos , por medio
de un tratado hecho en 1563; tratado que la Fran-
cia invocó y llevó á cabo varias veces. Nada de es-
traño, pues, tenia la intervencion del Directorio,
reclamada á la sazon por los vaudeses ; por otra
parte, muchos de aquellos pueblecillos dependien-
tes tenian protectores estrangeros.


Ya hemos visto con cuanto entusiasmo babian re-
cibido los vaudeses al libertador de la Valtelina
cuando pasó de Milan á Rastadt, atravesando la
Suiza. Los vaudeses, llenos de confianza, enviaron
diputados á Paris, insistiendo con ab inco en obtener
la proteccion francesa. Su compatriota, el valiente y
desgraciado La Barpe, Labia muerto por nosotros




.681 REVOLUCIoN
en Dalia al frente de una division nuestra ; se ha-
llaban horriblemente esclavizados, y á falta de otra
razon politica, solo la de la humanidad era bastan-
te para obligar á intervenir á la Francia. No hu-
biera podido concebirse que proclamando sus nue
vos principios, se negase ella á llevar á efecto los
tratados conservadores de la libertad de un pueblo
vecino, efectuados hasta por la antigua monarquia.
Solo la politica hubiera podido impedirlo, porque
era alarmar nuevamente la Europa, especialmente
cuando el trono pontifical estaba arruinándose en
Roma; mas la Francia, que contemporizaba con la
Alemania , y el Piamonte , Parma , la Toscana y
Napoles, no creía deber los mismos miramientos á
la Suiza, y cuidaba especialmente de establecer un
gobierno análogo al su y o en un pais que pasaba por
la llave militar de toda. la Europa. En esto , como
en Roma, el Directorio faltó a su politica de expec-
tativa por un interés mayor; pues el volver los Al-
pes á manos amigas era un motivo no menos pode •
roso que el de derrocar el pontificado.


En consecuencia declaró el 28 de diciembre
de 1797 que tomaba bajo su proteccion á los vau-
deses. y que los indiviilnos de los gobiernos de Ber.
na y Friburgo responderian de la seguridad de sus
propiedades y personas. Inmediatamente repasó
los Alpes el general Menard á la cabeza de la anti-
gua division de Masseua, y fué á acamparenearou-
ge, á la vista del lago de Ginebra. El general Scha-
wernbourg subió por el Rin con una division del
ejército de Alemania, y se colocó en el Erguel , en
las inmediaciones de Basilea. Al ver esto , se llenó
de alegria el pais de Vaud, el obispado de Basilea
y las campiñas de Zurich. Los vaudeses pidieron al


FRANCESA. 685
punto sus antiguos estados, y Berna respondió que
admitiría peticiones individuales, pero que no ha-
hia reuniones de estados, exigiendo la renovacion
del juramento de fidelidad. Esta fué la señal de in-
surreccion para los vaudeses. Los bailíos, cu y a ti-
ranía era aborrecible, quedaron espulsados, aunque
sin tratarlos mal; y por todas partes se alzaron ar-
boles de libertad, constituyéndose en breves dial
el país de Vaud en república Lemanica. Recono-
cióla el Directorio , y autorizó al general Menard
para que la ocupase , dando á entender al canton
de Berna que laFrancia garantizaba su independen-
cia. Entretanto se hacia otra revolucion en Basilea.
El tribuno Ochs, hombre de talento, muy decidi-
do por la revolucion, y poderosamente relacionado
con el gobierno francés, era su principal corifeo_
Quedaron admitidos los campesinos, en union con
los vecinos, para formar una especie de convencion
nacional que redactase una constitucion.,Su autor
fué Ochs, y era muy semejante á la de la Francia,
que sirvió entonces de modelo para toda la Europa
republicana. Fué traducida en francés , aleman é.
italiano,esparcida por todos los cantones para
escitar su.' celo. Meugaud, que era el agente fran-
cés en los cantones, y residia en Basilea, con tri-
buia á dar impulso. habiéndose sublevado en Zu-
rich los campesinos para que se les reintegrase en
sus derechos.


Durante este tiempo habian reunido un ejército
los señores de Berna y mandado convocar una die-
ta general en Arau para deliberar sobre el estado
de la Suiza y pedir á cada canton el contingente ge-
neral. Circulaban la voz entre los vasallos alema-
nes, de que la parte francesa de la Suiza quería




686 REVOLUCION
separarse de la confederacion y reunirse á la Fran-
cia; que la religion se hallaba en peligro, y que los
ateos de Paris querían destruirla. Asi, pues, bajó de
las montañas del Oberland un pueblo sencillo, ig-
norante y fanático, persuadido de que querían aten-
tar contra su antiguo culto, y reunieron unos vein-
te mil hombres divididos en tres cuerpos, que se
situaron en Friburgo , Morat , Buen y Soleure,
guardando la línea del Aar y observando á los fran-
ceses. Entretanto, es decir, en pluvioso (febrero)
se veia apurada la dieta, reunida en Arau , por no
saber cual partido adoptar. Su presencia no impi-
dió sublevarse á los habitantes de Arau, ni plan-
tar el árbol de la libertad y declararse indepen-
dientes. Las tropas bernesas entraron en Arau,
cortaron el árbol de la libertad y cometieron algu-
nos atropellos. El agente Meugaud declaró que el
pueblo de Arau se hallaba bajo la proteccion de la
Francia.


En este punto se hallaba la enemistad, sin estar
aun en guerra abierta. La Francia, llamada por el
pueblo á quien protegía, lo cubría con sus tropas
y amenazaba usar de la fuerza, si se cometía con-
ira él la menor violencia. La aristocracia de Berna
reclamaba por su parte sus derechos de soberanía
v declaraba que deseaba estar en paz con la Fran-
cia, para recobrar sus posesiones ; mas desgracia-
damente todos los antiguos gobiernos que existian
á su alrededor, se7,.despiornaban ó espontánea ó vio-
lentamente. Basilea dejaba independientes á las
bailías italianas ; el alto Valais emancipaba al bajo
y Friburgo , Soleure y Saint-Gall se hallaban en
revolucion. La aristocracia de Berna, viéndose es-
trechada por todas partes, se resignó á hacer al-


FRANCESA.
687


«unas concesiones, y admitió en participacion de
las atribuciones reservadas á las familias gober-
nantes á cincuenta individuos del campo; pero sus-
pendió hacer modificaciones en la constitucion por
el término de un año, lo cual era una inútil cotice-
sion que nada podia remediar. Envióse á las tropas
bernesas, situadas en la frontera del pais de Vaud
un parlamento francés para manifestarles que si
daban un paso mas, se las atacaba. Acometieron
al parlamentario y asesinaron á dos personas de
so escolta ; acontecimiento que decidió la guerra.
Bruno, encargado del mando, entabló algunas con-
ferencias en Paverne, que fueron inútiles, y el 12
de ventoso (2 de marzo) se movieron las tropas
francesas. El general Schawembourg con la divi-
sien que llegó del Rin y que se hallaba en el terri-
torio de Basilea, se apoderó de Soleure y de la cor-
riente del Áar; Brune de Friburgo con la division
de Italia, y el general d' Erlach , que mandaba las
tropas bernesas se retiró á las posiciones de Fran-
brunnen, Gumineu, Laupen y Neneneck. Estas po-
siciones defienden á Berna por todas partes, bien
salga el




r'
enemicr


ó
igo por Soleure, bien por Friburgo,


El .movimientode retirada produjo en las tropas de
Berna el efecto frecuente entre las partidas faná-
ticas é indisciplinadas, que se creyeron vendidas
y degollaron á sus oficiales. Parte de ellos se dis-
persaron ; mas sin embargo quedaron con Erlach
algunos de aquellos batallones que se distinguían
en todos los ejércitos europeos .por su disciplina y
denuedo, y cierto número de paisanos arriesgados.
El 15 de ventoso (5 de marzo), Brune, que estaba
en el camino de Friburgo, y Schawembourg en el
de Soleure, atacaron á un mismo tiempo las posi-




688 REVOLUC1ON
ciones del ejército suizo. El general Pigeon, que
formaba la vanguardia de Brune , se presentó en
la posicion de Meueneck. Los suizos hicieron una
heróica resistencia ; v favorecidos por la ventaja
del terreno, atajaron el camino á nuestros anti-
guos batallones de Italia. Pero al mismo tiem-
po Schawembourg , que salió de Soleure, quitó á
Erial' la posicion de Fraubrunnen, y se hallo des-
cubierta por un lado la ciudad de Berna. Los sui-
zos hubieron de retirarse atropelladamente á Ber-
na, delante de la cual se encontraron con una mul-
titud de montañeses fanáticos y desesperados. Las
mugeres y los ancianos se precipitaban sobre sus
bayonetas, y fué preciso inmolar, aunque consen-
timiento , a aquellos infelices que corriau á una
muerte inútil. Entraron en Berna. El pueblo de las
montañas suizas conservaba su antigua reputacion
de valor, pero se mostraba tan feroz y ciego corno
la muchedumbre (lelos españoles. Degolló de nuevo
á sus oficiales , y asesinó al infeliz Erlach. Con
mucho trabajo pudo escapar del furor de los faná-
ticos-el célebre y digno magistrado de Berna, Stei-
ger, gefe de la aristocracia que se salvó por las mon•
tañas del Oberland en los pequeños cantones , pa-
sando de estos á Baviera.


La toma de Berna decidió la sumision de todos
los grandes cantones suizos. Brune, encargado,
como tan frecuente era entre nuestros generales,
de ser el fundador de una república , trataba de
formar con la parte francesa de la Suiza, el Lago,
de Ginebra, el pais de Vaud, parte del cauton de
Berna y el Valais , una república que se llamarla
Bobina.; pero los patriotas suizos habian desea-
do la revolucion de su patria solo por la esperanza


FRANCEsA.
689


de obtener dos grandes ventajas: la abolicion de
todas las dependencias entre los pueblos , y la
unidad helvética. Quedan ver desaparecer toda
tiranía doméstica , y formarse una fuerza comun
estableciéndose un gobierno central. Obtuvieron
que se formase solo una república de todos los
puntos de la Suiza , y se convocó en Arao una
reunion para proponer la constitucion ideada en
Basilea. El Directorio envió al es.-convencional
Lecarlier para conciliar los deseos de los suizos,
y tratar con ellos del establecimiento de una cons-
titucion que les satisfaciese. Eu los pequeños can-
tones de Uri, Glaris, Schwitz y Zug, se preparaba
aun alguna resistencia. Los clérigos y aristócratas
derrocados persuadian á aquellos infelices monta-
ñeses que iba á atentarse contra su culto é inde-
pendenia. Entre otras voces absurdas se esparció
la de que necesitando la Francia de gente que
oponer á los ingleses, quería apoderarse de los
robustos suizos para embarcarlos y llevarlos á las
costas de la Gran Bretaña.


Cuando entraron los franceses en Berna, se
apoderaron de las arcas del gobierno , que es la
consecuencia ordinaria y menos estraña del dere-
cho de la guerra. Todas las propiedades públicas
del gobierno vencido pertenecen al vencedor. En
todos aquellos pequeños estados, económicos y
avaros , habla algunos ahorros , y en Berna un
pequeño tesoro, que ha suministrado á todos los
enemigos de la Francia, ancho campo para sus
calumnias. Le han hecho subir á treinta millones,
pero solo contaba con ocho. Se ha dicho que la
Francia habia hecho la guerra solo por apoderarse
de él y destinarlo a la espedicion de Egipto ; como


Biblioteca popu/ar. T. V. 550




VIO REVOLUCION


si hubieran podido suponer que las autoridades de
Berna hubieran incurrido en el error de no sus-
traerlo ; como si fuese posible hacer una guerra,
y arrostrar todas las consecuencias de semejante
itivasion por ocho millones. Absurdos corno estos
quedan disipados al menor examen á pesar de ha-
llarse repetidos per madama de Stael y. otra mul-
titud de escritores. Se impuso una contribucion
para el prest. y mantenimiento de las tropas, á los
individuos de las antiguas aristocracias de Berna,
Friburgo, Soleare v Zurich.


Estaba espirando el invierao de '798 (año VI);
apenas habian transcurrido cinco meses desde el
tratado de Campo-Formio y ya se habia alterado
notablemente la situacion de la Europa. El siste-
ma republicano hacia diariamente nuevas invasio-
nes y á las tres repúblicas fundadas ya por la
Francia dcbian añadirse otras dos, creadas en do.s
meses. La Europa ola por todas partes. los nom-
bres de república Valva , helvética , t:isalpina ,


y romana. En vez:de tres estados . , tenia
ya la Fi•ancia que dirigir cinco, que era una nue-
va complicacion de; atenciones, y suscitaba nuevas
esplicaciones para satisfacer á las potencias. El
Directorio se hallaba casi insensiblemente condu-
cido. No hay cosa mas ambiciosa que un sistema
que lo v.á conquistando por sí solo, y mochas ve-
ces contra la voluntad de sus autores.


Nlientras que el Directorio tenia que ocuparse
€9,- estos cuidados esteriore.s, no dejaban de in-
fikodirle inquietud las elecciones. Desde el 18 de
fructidor no habian quedado mas diputados en los
consejos que los que espontáneamente habia deja •
doel Directorio, y con quienes podía contar. To-


FRANCESA.
694


dos ellos hablan deseado ó sufrido el golpe de es-
imperturbable calma hablantado. Seis meses de i


mediado entre el poder ejecutivo v los consejos,


'


-y el Directorio los empleó , como hemos visto en
negociaciones , pro y ectos marítimos y creaciones
de nuevos estados. 'No es esto decir que fuese la
unign perfecta : dos poderes opuestos en sus fun-
ciones no pueden vivir por tacto tiempo en armo
nía perfecta.


Pulse formando una nueva oposicion , com-
puesta, no va de realistas , sino de patriotas. Ya
ha podido observarse que despues de quedar ven-
cido un partido , el gobierno se vela obligado á
luchar con aquel que le habla a yudado á vencer,
porque este último se hacia mo n ,' exigente y em-pezaba á sublevarse á su vez. Despues del 9 de
termidor , época en que las facciones , iguales en
fuerzas, habian empezado á alternar en las der-
rotas v en las victorias , los patriotas hahian ve-
rificado una reaccion en germinal y en pradial, y
poco despues de ellos los realistas en vendimiario.
Despues de vendimiario y de la institucion del Di-
reetOriO , los patriotas tomaron la iniciativa , y se
mostraron los mas audaces hasta la escaramuza
del campo de Greuelle. Desde este dia triunfaron
los realistas , sucumbieron en el 18 de fructidor;


á la sazon les correspondía á los patriotas le-
.-:antar la cabeza. Para caracterizar este estado,
se habia inventado una palabra que hemos visto
reproducirse despues, la de tolero. Llamábase sis-
tema de tolero á aquella política que consistia en
realzar á cada partido alternativamente. Echábase
en cara al Directorio que se valla de esto , y que
asi se vela sucesivamente esclavo de la faccion á




002 REVOLUCION


que apelaba; mas este cargo era injusto , porque
á no ser que se coloque al frente de los negocios
con una espada vencedora., ningun gobierno pue-
de sacrificar á un tiempo á. todos los partidos , ni
mandar sin ellos y á pesar de todos. A cada mu-
danza de sistema se y e uno obligado á hacer va-
riaciones de administracion, y naturalmente á va-
lerse de aquellos que han manifestado opiniones
conformes al sistema que ha triunfado. Todos los
indivilios del partido vencedor se presentan de
tropel con la mayor esperanza, asaltan al gobier-
no , y están dispuestos á combatirle si no hace lo
que desean. Todos los patriotas estaban sobre sí,
buscando un apoyo en los diputados que habian
votado con el Directorio en los consejos. Este re-
sistió á muchas exigencias , pero se vió precisado
á satisfacer algunas. Nombró á muchos patriotas
comisarios de los departamentos (prefectos) , y
otros muchos se preparaban á aprovecharse de
las elecciones, para entrar en el cuerpo legislati-
vo. Las autoridades últimamente nombradas les
servian de mucho.


Memas de la nueva oposicion formada por to-
dos los patriotas que querían abusar del 18 de
fructidor , habla otra que se llamaba constitucio-
nal , y se presentaba por primera vez. Pretendia
no inclinarse ni á los realistas ni á los patriotas;
afectaba independencia , moderacion y adhesion a
la ley escrita , y se componia de algunos que sin
hallarse alistados en ningun partido , se concep-
tuaban personalmente agraviados. Los unos no
hablan logrado una embajada , un grado ó una
contrato de abastos para un pariente suyo ; á los
otros solo les hablan faltado algunos votos para la


FRANCESA.
003


plaza vacante del Directorio ; nada mas comun
que esta especie de agravios en un gobierno nue-
vo, recientemente establecido, y formado de hom-
bres que el dia antes se hallaban entre los meros
ciudadanos. Dícese que la herencia es un freno
para la ambicion , y es una verdad, si se limita á
ciertas funciones. Nada puede compararse á la
exigencia con que se trata al amigo que era ayer
igual á vosotrós. Se ha contribuido á nombrarle,
ó se cree que está mas alto que uno por la casua-
lidad de algunos votos , y parece que se tiene
derecho para pedirlo y lograrlo todo. El Directorio
habla , sin culpa alguna , atraídose una multitud
de descontentos entre los diputados que eran antes
reputados por directoriales , y á quienes los ser-
vicios hechos en fructidor hablan infundido exi-
gencias difíciles de satisfacer. Uno de los hermanos
de Bonaparte (Luciano) , nombrado por Córcega
para los Quinientos , se hahia agregado á esta
oposicion constitucional, no porque tuviese ningun
motivo de personal agravio, sino porque imitaba
á su hermano, v quería ser censor del gobierno;
y en verdad que esta era la posicion propia de
una familia que quería vivir aparte. Luciano era
ingenioso , y estaba dotado de bastante talento
para la tribuna , en la cual producía su efecto,
principalmente porque llevaba el prestigio de la
gloria de su hermano. José habia ido á •aris des-
pues de salir de Roma, y tenia gran boato en su
casa , recibiendo con ostentacion á muchos gene-
rales, diputadospersonages de nota. Asi los dos
hermanos José y 'Luciano podian hacer varias co-
sas que el miramiento y su mucha reserva prohi-
Man al general.




694 nevouctoN
Sin ernbargo, aunque se veia irse pronuncian.


do una opinion inanime, hacia cinco meses, aun
no se notaba una diferencia conocida. En los con-
sejos reinaban ciertos miramientos y respetos , y
una inmensa mayoría aprobaba todas las proposi-
ciones del Directorio.


Todo anunciaba que las elecciones del año VI
se veriflearian en el sentido de los patriotas, que
dominaban en Francia y en casi todas las nuevas
repúblicas. El Directorio estaba decidido á usar de
todos los medios legales para no verse vencido por
ellos , y sus comisionados estendian circulares
moderadas, en que se hallaban exortaciones , pero
no amenazas. Por lo denlas, no tenia ninguno de
aquellos influjos infames supercherías que se
usan en nuestros tiempos para que las elecciones
salgan al capricho del poder. En las del año V , se
hablan desvanecido algunas juntas ; y para evitar
cualquiera violencia , habian ido á votar aparte
cierto número de electores. Propúsose este ejem-
plo en las juntas electorales del presente año , y
casi en todas partes se originaron escisiones, casi
en todas partes se valieron los electores en mino-
ría del pretesto de infrace,iou de la ley, ó de v:o -
lencia ejercida respecto á ellos para reunirse apar-
te y hacer su eleccion particular. Verdad es que
en muchos departamentos se condujeron los patrio-
tas consu acostumbrada turbulencia, y abonaron
la separacion de sus contrarios. En otras asam-
bleas fueron los patriotas los que se hallaron en
minoria y produjeron la escision, pero casi en .to-
das partes constituían mayoria, porque el total de
la poblacion que les era opuesta, y habla asistido
á las dos elecciones anteriores del año Y y del año


FRAYCESA. 695
IV, amedrentada á la sazon por el 18 de fructidor,
se hacia, por decirlo asi, separado de la :id, y no
se atrevia á formar parte en ella. En Paris reinó
extraordinaria agitacion, y hubo dos juntas ; una
en el Oratorio, compuesta toda de patriotas , que
constaba de seiscientos electores á lo menos, y
otra en el instituto, formada de republicanos mo-
derados, cuyo número apenas llegaría a doscien


-tos veinte v echo. Esta fue la que hizo unas elec
ciones escelentes.


En general estas habian sido duplicadas, y ya
los descontentos, los inclinados á cosas nuevas, los
hombres que anhelaban por todos los medios alte-
rar el actual Orden de cosas, decian: Esto no ea
bien, despues de haber hecho un 18 de fructidor con-
tra los realistas , estamos espuestos á otro contra los
patriotas Circulaban la voz de que iba a variarse
la constitucion , y aun hubo quien lo propuso en
el Directorio, pero se le rechazó con energía.


Varios partidos podian adoptarse respecto á las
elecciones. Obrando segun los principios rigoro-
sos, los consejos debla!' sancionar las elecciones
hechas por las mayorías, porque sino, hubiera re-
sultado que desentendiéndose las minorías , hu-
bieran podido prevalecer y ganar las elecciones.
La violencia y legalidad podian ser razon para
anular las elecciones de las mayorias, pero no pa-
ra adoptar las de las minoria .s. Los patriotas de
los consejos insistian con ahinco en esta opinion,
porque habiendo asistido su partido en mayor nú-
mero á casi todas las juntas, hubieran quedado en-
tonces victoriosos en la contienda; pero la totali-
dad de ambos consejos no quería este triunfo, y se
propusieron dos medios: ó elegir entre los nom-




696 REVOLUCION
bramientos hechos por las juntas desavenidas, ó
hacer otro 18 de fructidor. Este Ultimo era inad-
misible, mas el primero era mucho mas llevadero
y natural,por lo tanto quedó adoptado. Casi en
todas partes quedaron anuladas las elecciones de
los patriotas; y ratificadas las de sus adversarios,
aprobándose las hechas por la junta del Instituto
en Paris, á pesar de une solo contaba ciento vein-
te y ocho electores, y la del Oratorio seiscientos.
Sin embargo, el nuevo tercio, á pesar de este sis-
tema, daba un verdadero apoyo en los consejos al
partido patriota, el cual se irritó sobremanera al
ver el medio adoptado para escluir á sus candida-
tos, y adquirió mayor encono contra el Direc-
torio.


Se necesitaba elegir otro director. La suerte
para cesar en este cargo recayó en Francisco de
Neufchateau, que fué reemplazado por Trcilhar,
uno de nuestros plen i potenciados en Rastad t. Treil-
hard tenia las mismas opiniones que Larevelliere,
Rewbell y Mediu, no producia variacion ningu-
na en el espíritu del Directorio. Era un hombre
íntegro, y con bastante práctica en los negocios.
De suerte que hahia en el gobierno cuatro repu-
blicanos sinceros, que votaban idénticamente , v
reunían el talento á la probidad. Treilhard fué
sustituido en Rama& por jun Debr y , antiguo in-
dividuo dela legislatura, y de la Convencion Na-
cional.


Desde que por la institucion del gobierno del
año III se velan precisados los partidos á luchar en
el reducido campo de una constitucion , las esce-
nas del interior eran menos ruidosas, y especial-
mente la tribuna: había perdido mucho su an-


FRANCESA. 697
tigua importanciadespues del 18 de fructidor. To-
dos contemplaban lo estertor, dirigiéndose la ge-
neral atencion á la gran influencia de la república
en Europa , á sus estrañas é innumerables rela-
ciones con las potencias, á su séquito de repúbli-
cas, á las revc.luciones que en todas partes obraba
y á sus proyectos contra la Inglaterra. Cómo se
conducida la Francia para embestir á su rival, y
asestada los terribles golpes que había descargado
contra el Austria ? Tal era la cuestion de que se
trataba. Estaban acostumbrados á ver tantos he-
chos audaces y prodigiosos , que el paso de la
Mancha nada tenia de admirable, En gran peligro
contemplaban á la Inglaterra sus amigos y ene-
migos, y aun ella misma se creia muy en riesgo
y hacia estraordinarios esfuerzos por defenderse.
'l'odo el inundo tenia fijos sus ojos en el estrecho
de Calais.


Bonaparte que pensaba en el Egipto, como dos
años antes habia meditado en Italia , y como lo
meditaba todo, es decir, con irresistible violencia,
'labia propuesto su proyecto al Directorio, que lo
estaba á la sazon discutiendo. Los grandes genios
que han contemplado el mapa del mundo , todos
han pensado en el Egipto. Tres pueden citarse:
Albuquerque, Leibnitz y Bonaparte. Alburquer-
que habia conocido que los portugueses,' que aca-
baban de abrir el sendero de la India, por el cabo
de Buena Esperanza , podian verse privados de
aquel inmenso comercio si se valildt del Nilo y del
mar Rojo: y por esto !labia concebido la gigan-
tesca idea de torcer la corriente del Nilo v preci-
pitarle en el mar Rojo para imposibilitar el tránsito
y asegurar para siempre á los portugueses el co-




698 REVOLUCION
mercio de la India: I vanas previsiones del génio
que quiere eternizado todo en un inundo variable
y vacilante! Si Alburquerque hubiera logrado su
provecto, hubiera trabajado en favor de los holan-
desa' s, y despues de los ingleses. En los tiempos
de Luis XIV, el gran Leibnitz, cuyo génio lo abar-
caba todo, dirigió al monarca francés una memo-
ria, que es uno de los mas hermosos monumentos
de profundidad y elocuencia políticas. Luis inten-
taba invadir la Holanda por algunas medallas.—
Señor, le dijo Leibnitz, no podreis vencer en su
pais á esos republicanos. ni atravesar sus diques,
y pondreis á Cola la Europa de su parte. En el
Egipto es donde debéis combatirlos: allí encontra-
reis el verdadero camino del comercio de la India,
privareis de. él á los holandeses, afianzaréis para
siempre la dominacion de la Francia en el Levan-
te, regocijareis á toda la cristiandad y llenaréis al
mundo de admiracion y asombro : la Europa os
aplaudirá entonces, en vez de coligarse contra
vos.


Estas sublimes ideas , desatendidas por Luis
XIV, eran las que ocupaban la imaginacion del jó-
ven general republicano!


Poco hacia que acababa de pensarse en el
Egipto. M. de Choiseul tuvo intencion de ocupar-
le cuando corrian peligro todas las colonias de
América , y tambien se pensó en él cuando José
II y Catalina amenazaban al imperio Otomano. Ul-
tim‘amente el cónsul francés en el Cairo, M.


hombre sobresaliente y muy impuesto en
el estado del Egipto y el Oriente, dirigió variasme-
modas al gobierno, yapara comunicarle las veja-
ciones que los mamelucos producian al comercio


PÉANCESA,
francés, ya para esplicar las ventajas que reporta-
rla el vengarse de ellos. Todos estos documentos
tenia presentes Bonaparte , y segun ellos hahia
trazado su plan. En su opinion el Egipto era el
verdadero punto céntrico entre la Europa y la In-
dia, en él debia apoyarse para arruinar la Ingla-
terra, y desde él dominar para siempre el Medi-
terráneo, convirtiéndole, segun una espresion su-
ya, en un lago francés, v afirmando la existencia
del imperio turco,entr'ando á la mejor parte de
sus despojos. Una vez establecido en Egipto, po-
dian hacerse dos cosas: ó crear una marina en el
mar Rojo, y encaminarse a destruir las posesio-
nes dela gran Península índica, óconvertirel Egip-
to en una colonia y escala. El comercio de la In-
dia no podia menos de trasladarse alli muy en
breve, abandonando el cabo de Buena Esperanza,
'Podas las carahanas de la Siria , Arabia y Africa,
cruzaban va por el Cairo. Solo el comercio de es-
tos paises llegaria á ser inmenso. El Egipto era el
pais mas fértil de la tierra, puesademas de la mu-
cha abundancia de cereales, podía suministrar to-
dos los productos de América. v sustituirla com-
pletamente. De modo, que biense hiciese del Egip-
to un punto de partida para ir á atacar las posesio-
nes inglesas, ya se redujese solamente á un em-
porio, habla seguridad de colocar el gran comer-
cio en su verdadera senda , y hacer que esta de-
sembocase en Francia.


Tenia sobre todo aquella atrevida empresa á
los ojos de Bona parte, las ventajas de la oportuni-
dad. Segun los luminosos datos del cónsul Maga-
llon, era aquella la ocasion de dirigirse al Egipto,
á donde podria llegarse , si se activaban los pre-




700 REVOLUCIOY


parativos y el tránsito , en los primeros días del
estio, pues entonces se hallarla terminada y re-
cogida la cosecha y favorable viento para subir por
el Nilo. Bonaparte afirmaba que era imposible des-
embarcar en Inglaterra antes del invierno; queesta
nacion ademas estaba muy prevenida , que siendo
por el contrario imprevista la empresa del Egipto,
no se hallarla el menor obstáculo; que con pocos
meses bastaria para establecerse los franceses, que
volverla personalmente para el otoño á verificar
el desembarco en lit gla.terra , pues entonces ten-
dría favorable tiempo , v que esta nacion !niia
enviado á la India parte de su escuadra v no se
ofrecerían tantos obstáculos para penetrar' en sus
riberas. Ademas de todos estos motivos tenia Bo-
naparte otros personales: se le hacia insufrible la
ociosidad de Paris, donde no hallaba ninguna em-
presa política; tercia vulgarizarse, v deseaba en-
grandecerse mas El habla dicho que los nombres
gloriosos se forman solo en Oriente.


El Directorio, á quien se ha culpado de haber-
se desprendido de Bonaparte enviándole al Egipto,
presentaba por el contrario muchas objeciones á.
este proyecto, y Larevelliere - Lepeaur era espe-
cialmente de los que con obstinacion leimpugna-
han. Recia que 'iban á esponer treinta ó cuaren-
ta mil (lelos mejores soldados franceses ; aventu-
rarlos al ries go de una batalla naval , privarse del
mejor general, que tanto temia el Austria, y esto
en ocasion en que el continente se hallaba pacifi-
cado, y en que la creacion de nuevas repúblicas,
habla producido enconados resentimientos ; que
ademas se incitaria acaso á la Puerta á tornar las
armas porque se invadia una de sus provincias.


FRANCESA. 701


Bonaparte hallaba respuesta para todo. Docia que
nada habla mas fácil que el librarse de los ingle-
ses dejándolos ignorantes del proyecto ; que la
Francia con trescientos ó cuatrocientos mil solda-
dos no habia dedepender de treinta ó cuarenta mil
mas; que en cuanto á él, volvería en breve , que
la Puerta hacia mucho tiempo que habla perdido
el Egipto por la usurpacion de los mamelucos; que
verla satisfecha como les castigaba la Francia; que
podriau avenirse con ella , que el continente no
estallaria tan presto etc., etc. Tambieu hablaba
de Malta que se la arrebataría de paso á lo.; caba-
lleras y se la apropiarla á la Francia. Estas discu-
siones fueron en estremo acaloradas y produjeron
una escena que nunca se ha referido exactamente.
Bonaparte en un arrebato de impaciencia, pronun-
ció la palabra dimision.—Yo estoy muy distante
de proponerla,—contestó con firmeza Larevellie-
re ; pero si la haceis , soy de parecer que se os
acepte. •* —Desde entonces no volvió á pronunciar
Bonaparte la palabra dimision,


Vencido al fin por las instancias y razones de
1, • a • ;Bonaparte , aculo el Directorio á la espedicion
propuesta , deslumbrándole la grandeza de la em-
presa, sus ventajas comerciales y la promesa que
el general hizo de valver para el invierno é inten-
tar entonces el desembarco en Inglaterra. Conví-
nose en mantener el secreto , y para mejor obser-
varle no se va'ieron de los secretarios. Merlín,
presidente del Directorio , escribió de su puño la


* Se ha atribuido esta respuesta unas veces á Rovbelly otras
á Barrás, y tambieu se ha supuesto á esta discusion diferente
causa de la que la produjo; pero se suscitó con motivo de. la espedi-
clon de Egipto, y la escena tuvo lugar con Larevelliere




702 REVOLUCION
Orden, y tampoco designaba qué clase de empresa
fuese. Ácordóse que Bonaparte podría llevar trein-
ta y seis mil hombres del antiguo ejército de Ita-
lia, cierto número de oliciales y generales que él
eligiese, sabios, ingenieros, geógrafos, artistas de
todo género , la escuadra de Bruevs, aumentada
con parte de los navíos que quedaron ca Tolon.
Se dió órden á la tesorería para que le entregase
en cada década millon y medio , y se le permitió
que tomase tres millones de los ocho existentes en
el tesoro . de Berna. Se ha dicho que la Mvasion de
la Suiza se efectuó para poder verificar la del
Egipto ; mas ahora puede juzgarse de la verdad
que haya en esta suposicion.


Inmediatamente nombró Bonaparte una comi-
sien encargada de recorrer los puertos del Medi-
terráneo y preparar en ellos todos los medios de
trasporte, que se denominó comision para el arma-
mento de las costas del Mediterránea Esta igno-
raba, como todo el mundo, el objeto del armamen-
to , pues el secreto permanecia oculto entre Bona •
parte y los cinco directores, y como se efectuaban
los preparativos en todos los puertos á un mismo
tiempo, se suponía que el armamento del Mediter-
ráneo, era solo una celsecuencia del que se hacia
en el Oeceano. El ejército reunido del Mediterrá-
neo se hallaba á la izquierda del de Inglaterra.


Bonaparte emprendió el proyecto con aquella
estraordinaria actividad que empleaba en todos los
suyos , yendo alternativamente á ver al ministro
de la guerra, al de marina , al de hacienda, desde
estos a La.tesorería, convenciéndose por sí mismo
de la ejecucion de las órdenes, empleando su as-
cendiente. en acelerar la espedicion, siguiendo cor-




FRANCESA: 703
respondencia con todos los puertos , con la Suiza
y con la Italia , y preparándolo todo con Muelle
celeridad. Señaló cuatro puntos para la reunion de
los convo yes y tropas. El convoy principal debia
salir de Tolon, el segundo de Génova, el tercero
de Ajacio y el cuarto de Civita -Vecchia. Mandó á
los destacamentos del ejército de Italia, que vol -
vian á Francia, se dirigiesen á Tolon y Gencva, y


Civita-Vecehia á una de las divisiones que se
hablan encaminado contra Roma. Entabló nego-
ciaciones en Francia y en Italia con varios ca-
pitanes de buques mercantes , y se procuró asi en
los puertos . que hablan de servir de puntos de
partida cuatrocientos navíos. Reunió numerosa ar-
tillería. y eligió dos mil quinientos ginetes de los-
mejores, haciéndoles einbauarse sin caballos, por-
que se proponia montarlos á costa do los árabes.
Solo quiso llevar sillas y jaeces, y colocó única-
mente á bordo trescientos caballos para tener á su
llegada algunos ginetes montados y algunas piezas
enganchadas. Reunió artistas de todo género, to-
mando en Roma las imprentas griega y arábiga de
la propaganda , y una porcion de impresores ,
formando ademas una completa coleccion de ins-
trumentos físicos y matemáticos. Los salmos ,. ar-
tistas, ingenieros , dibujantes y geógrafos que lle-
vaba, llegaban á cien individuos. Le acompañaban
en su empresa los hombres mas distinguidos, for-
mando parte de la espedicion , Bertholet,
Fourrier, Dolomieux Desgenettes, Larrey y Du-
bois , pues, todo el mundo quería participar de la
fortuna del jóven general.. Nadie sabia;; adonde fria
á parar ; pero estaban resueltos á seguirle adonde
quiera. Durante las, negociaciones de Udina ;chas




704 REVOLUCiON


bia ido Desaix á visitar los campos de batalla que
tan celebres se habian hecho en Italia ; y estre-
chamente unido desde entonces con Bonaparte,
quiso seguirle. Kleber estaba en Chaillot, irrita-
do , segun su costumbre, contra el gobierno , no
queriendo pedir fingen empleo ; iba á visitar con
frecuencia al gran maestro del arte á que era tan
apasionado, y Brnaparte le propuso que le siguie•
ra : Kleber lo aceptó gustoso : ¿ pero lo consenti-
rán los abogados? le dijo.—Asi llamaba á los di-
rectores ; y Bonaparte se encargó de arreglarlo to-
do.—Pues bien , le dijo Kleber, que creía iban á
Inglaterra , si arrojais un brulote en el Támesis,
poned en él á, Kleber , y vereis de lo que es capaz.
--Ademas de estos dos generales de primer órden,
eligió Bonaparte á Reynier, Dugua, Vaubois, Bou,
Menou, Baragney-dliilliers, Lannes , Murat, Be-
lliard y Dammartin , que tan bien le habian ayu-
dado e. a Italia. De comandante de ingenieros iba
el valiente y sabio Caffarelli-Dufalga, que habla
perdido una pierna en el Rin ; y el débil, aunque
condescendiente Berthier dehia ser el gefe de es-
tado mayor. Arrastrado por una pasion , estuvo
loara abandonar al general que habia labrado su.
fortuna , mas se avergonzó, y disculpándose , fué
á embarcarse á Tolon, Brueys mandaba la escua-
dra, que llevaba de contra-almirante á Villeneuve,
Blanquet-Duchaila y Décrés. El gefe de estado
mayor de marina era Gantheaume; y asi todos los
genios mas distinguidos en guerra , ciencias y ar-
tes, iban á seguir un rumbo desconocido , fiándose
en la fe de un jóvn general.


Resonaba en Francia y en Europa el rumor de
los preparativos que en el Mediterráneo se efecj-


PRANCESA.
705


tuaban , y que daban lugar á diversas conjeturas.
—¿Dónde va Bouaparte ? se p reguntaban. ¿Dónde
van todos esos valientes, esos sabios y ese ejérci-
to?—Van , decían unos , al mar Negró á devolver
la


•Crimea á la Puerta. Van á la India , decian
otros, en ausilio del sultan Tippoo-Saub. Algunos,
-que se acercaban mas á lo cierto, aseguraban que
iban á atravesar el istmo de Suez, ó bien a desem-
barcar en sus orillas , v embarcarse de nuevo en
el mar Rojo, para pasará la India. Otros adivina-
ban el objeto, diciendo que se iba á Egipto; conje-
tura que se apoyaba en una memoria leida el año
anterior en el Instituto. Finalmente, los mas hábiles
suponian otra combinacion mas profunda. Segun
ellos, todo aquel aparato , que parcela anuncias
un proyecto de colonia, era fingido ; pues Bona-
parte solo trataba de atravesar con la escuadra del
Mediterráneo el -estrecho de Gibraltar , acometer
al lord Saint-Vincent , que bloqueaba a Cádiz,
rechazarle, librar la escuadra española, y condu-
cirla a Brest, donde se veriiicaria la deseada union
de todas las marinas del continente, y que por esto
Ja espedicion del Mediterráneo se denominaba ala
izquierda del ejército de Inglaterra.


Justamente esta conjetura fué la que dedujo el
gabinete inglés. Seis meses hacia que se hallaba
en el ma y or sobresalto , sin saber sobre qué punto
descargaria la tempestad que de tiempo atrás se
aglomeraba. Ea semejante ansiedad-la oposicion se
reunió al ministerio por algunos momentos , é hí
zo causa coman con él. Sheridan habia vuelto su
elocuencia contra la am Wein é invasora turbulen-
cia del pueblo francés, accediendo á todas las pro-
posiciones del Directorio, escepto á la suspension


Biblinleca popular. T 501




706 r.EvoLuciorr


del Habeas corpus. Pitt mandó armar otra escuadra
inmediatamente, y para votarla al mar se hicieron
estraordivarios esfuerzos, reforzando con diez gran-
des navíos la del lord Saint-Vincent, para que pu-
diese interceptar completamente el estrecho, ha-
cia donde creían que Bonaparte se encaminaba.
El lord Saint-Vincent envió con tres navíos á. Nel-
son para recorrer el Mediterráneo y observar la
marcha de los franceses.


Todo se hallaba dispuesto para el embarco , y
ya iba á salir Bonaparte hacia Tolon , cuando una
escena que aconteció en Viena , y las intenciones
que manifestaron varios gabinetes, por poco no le
detienen en Europa. La ereacion de dos nuevas
repúblicas 'labia escitado hasta el mas alto grado
el temor del contagio revolucionario ; v la Ingla-
terra , que queda fomentar est( s recelos , despa-
chó emisarios á todas las córtes. Estrechaba at
nuevo re y de Prusia á salir de su neutralidad para
preservar á la Alealania de aquel torrente: infundia
sus ideas en el falso y arrebatado ánimo del empe-
rador Paulo, procuraba alarmar al Áustria con la
ocupacion de la cordillera de los Alpes por los
franceses , ofreciéndola ausilios para renovar la
guerra, y escitaba las descabelladas pasiones de la
reina de Nápoles y de Actúa. Esta última córte se
hallaba mas exasperada que nunca. Quería que la
Francia evacuase á Roma ó le cediese parte de las
provincias romanas. En vano el nuevo embajador
Garat !rabia usado de suma moderacion , piles ya
no podía resistir los desafueros del gabinete napo-
litano. El estado del continente inspiraba por lo,
tanto muy fundados temores que agravó mas un
nuevo incidente. Rabian enviado á Bernardotte á


FRANCESA. 707
Viena para que diese esplicaciones al gabinete
austriaco, debiendo residir en aquella córte, á pe-
sar de que ella no habia enviado embajador alguno
á Paris ; pero este general, poco sufrido é irasci-
ble, no era el mas a propósito para el cargo que le
habían confiado. El dia í de abril (23 de germi-
nal) trataron de celebrar en Viena el armamento
de los voluntarios imperiales. Se recordará el celo
que habían manifestado el año anterior estos vo-
luntarios , y la suerte que habian corrido en Itívoli
y la Favorita. Bernardotte cometió el yerro de
querer oponerse á esta fiesta diciendo que era un
insulto para la Francia; mas el emperador respon-
dió con razon que era dueño de sus estados, y que
si la Francia era arbitra en celebrar sus victorias,:
él Cambien lo era para celebrar el afecto de sus
vasallos. Beruardotte quiso corresponder á esta
fancion con otra, y celebro en su palacio una de
las victorias del ejército de Italia, cuyo aniversario
era, enarbolando en su puerta la bandera tricolor,
con las palabras igualdad y libertad. El populacho
de Viena, incitad() , segun se dice , por los emisa-
rios del embajador inglés, acometió el palacio del
embajador de Francia, hizo pedazos los vidrios, y
cometió algunas tropelías. El ministerio austriaco
se apresuro á ausiliar á Bernardotte y se condujo
con el de muy diverso modo que el gobierno ro-
mano respecto á José Bonaparte. Bernardotte, que
había producido esta escena por su imprudencia, se
retiró de Viena v se traslado á Rastadt.


Sintió mucho el gabinete de Viena aquel acon-
tecimiento, pues era evidente que aun en el caso
de suponerle inclinado a tomar de nuevo las ar-
mas, no hubiera empezado por insultar á nuestro




708: REVOLUCION•


embajador , ni provocar hostilidades á. las que no
estaba preparado ; consta por el contrario , que
sumamente descontento de la Francia y de sus úl-
timas invasiones, y presintiendo que seria menes-
ter volver de nuevo á la lucha , aun no estaba re -
suelto , y contemplaba demasiado cansados á los
pueblos, y muy estériles sus recursos para venir
otra vez á las ruanos con el coloso republicano. In-
mediatamente publicó una desaprobacion de este.
acontecimiento , escribió á Bernardotte para
aquietarle.


Cre y ó el Directorio ver en este suceso un rom-
pimientO, y dió inmediatamente contra•órden a Bo-
naparte , queriendo que se encaminase á Basta&
para intimidar al emperador , y precisarle , it que:
diese satisfacciones, ó á que saliese á campaña.
Descontento Bonaparte con el retraso que esperi-
mentarian sus proyectos, no quiso pasar á II as tad t,
y juzgando mejor que el Directorio de la situacion
aseguró que el acontecimiento no era de la grave-
dad que se snponia. En efecto, el Austria escribió
inmediatamente que iba á enviar por fin un minis-
tro á Paris, á M. Degelmann; pareció que deponia
al ministro director Thugut, y anunció que mon-
sieur de Cobentzel pasarla al punto que el Direc-
torio fijase para esplicarse con un enviado de la
Francia respecto al acontecimiento de Viena. y las
alteraciones ocurridas en Europa, despues del-tra-
tado de Campo-Formio. La tormenta , pues , pa-
recia que se disipaba, y ademas hablan dada ua.
paso de importancia las negociaciones de Rastadt;
porque despues de haberse disputado palmo á palmo
la orilla izquierda del Rin , y querido reservarse
el terreno comprendido entre el Mosela y el Rin y


FRANCES.k.
709


otro corto territorio entre el RoCr y este último río,
cedió por fin la diputacion toda la orilla izquier-
da v se nos reconoció por límite natural la linea
del Rin. Tambien se habla admitido otro principia
no menos importante , cual fué la indemnizacion
de los príncipes desposeidos por medio de las se-
cularizaciones. Pero quedaban por discutir otros
no menos difíciles, como por ejemplo !a reparti-
cion de las islas del Rin , la conservacion de lcs
puestos fortificados , de los puentes y cabezas de
puente, la suerte de los monasterios y de la nobleza
inmediata á la orilla izquierda, el pago de las den-
das de los paises cedidos á la Francia, el modo
de aplicar en ellos las leyes de la ernigracion,
&c. , &c., &c. Todas estas cuestiones eran
elles de resolver , sobre todo atendida la lentitud
alemana.


Tal era el estado del Continente , cuyo hori-
zonte no se presentaba muy claro; mas al fin con-
siguió Bonaparte la autorizacion para salir de To-
lon, y se convino en que :B. de Tallevrand saldria
inmediatamente despues para Constantinopla, con
el objeto de hacer que la Puerta aprobase la espe-
dicion de Egipto.


FIN DEL TOMO QUINTO.




PÁGS.


CAPITULO I. Nombramiento de los cinco diree
tores.—Instalacion del cuerpo legislativo y
del Directorio.—Sinia • ion difícil del nuevo
gobierno.—Escasez de la hacienda; descrédito
del papel moneda.—Primeros trabajos del Di-
rectorio.—Pérdida de las líneas de Maguncia.
—Renovacion de las hostilidades en Bretaim
y la Vendée. Aproximado') de otra escuadra
inglesa á las costas del Oeste.—Plan de ha-
cienda propuesto por el Directorio; nuevo em-
préstito forzoso. — Sentencia contra algunos
agentes realistas. — Entrega de la hija de
Luis XVI á los austriacos, cangeándola con
los representantes vendidos por Dumouriez.—
Situacion de los partidos á fines de 1795.—
Armisticio concluido en el Ilin.—Operaciones
del ejército de Italia. Batalla de Loano.—Es-
pedicion de 11e-Dieu. Salida de la escuadra
Inglesa. Ultimos esfuerzos de Charette ; dis-
posiciones del general Iloche para realizar la
pacificacion de la Vendée.—Hesultados de la
campana de 1795


, . . .5
CAP. II. Continuarlo]] de las tareas administra-


tivas del Directorio.—Prontincianse los parti-
dos en el cuerpo legislativo.—Institueion de
una fiesta anual en conmemoracion del 21 de




Í 1'2
enero.—Vuelta del ex-ministro ele la guerra
Beurnonville y de los representantesQuinette,
Camus, Bancal, Lamarque y Dronet, entrega-
dos por Durnouriez al enemigo.—Descontento
de los jacobinos. Diario de Babumf.—Institti-
clon del ministerio de policia.—Nuevas eos-
tumbres.—Apuros de la hacienda; creacion de
letras.—anspiracion de Bakenf.—Situacion
mi i lar.—P 'nes del Directorío.—Paci licaciou
de la Vendte mnerte de Stofilet y de Cha-
rctte.


CAP. III. Campaña ele 1796. Cominista del Pia-
mon te v la Lombardía por el general Bonaparte.
Batallas de Montenotte y Millési ni°. Paso del
puente de Lodi.—Establecimiento y politica
de los franceses en Italia.—Operaciones mili-
tares en el Norte. Paso del Rin por los gene-
rales Jourdan y Morena. Batallas de Batista«
y de Ettlingen.—El ejército de Italia toma
posicion en el Adige y en el Danubio.


CAP. 1Y. Estado interior de la Francia á me-
diados de 1796, año IV.—Apuros de hacienda
en el gobierno. Supresion de las cédulas y del
papel moneda. Ataque deleampamento de Cre-
nelle por los jacobinos. Renovacion del pacto
de familia con España, y proyecto de una
cuádruple alianza.—Proyecto de tina espedi-
cion á Irlanda.—Negociaciones en Italia. Con-
tinuacion de las hostilidades; llegada de Sirtimn,
ser al Adige; victorias de Lonato y de. Casti.
glione.—Operaciones en el Danubio ; batalla
de Neresheitn; marcha del archiduque Carlos
contra Jou di a n .—Ma re ha de Bo na parte sobre.
Brenta; batallas de Rovcredo ,.Basrano y San
Jorge; retirada de Wurniser á Mántua.—Vuel-
ta de Jourdan al Mein; batalla de Wurtz-
bourg; retirada ele l'orean 205'


CAP. Y. Situation interior y eslerior de la


fNDICE. 713.
Francia despnes de la retirada de los ejércitos
de Alemania á principios del año V.—Combi-
naciones de Pitt ; entablase una negociacion
con el Directorio; llegada de lord Malmesbu-
ry á Paris.—Paz con Nápoles y con Génova;
negociaciones infructuosas con el papa.—Des-
titucion del duque de Módena; fundacionde la
república eispadana.—Condsion de Clarke
Viena.—Nuevos esfuerzos del Austria en Ita-
lia; llegada de Alvinzy; riesgos inminentes del
ejército francés; batalla de Are.ole. . .


CAP. VI. Clarke en el cuartel general' del ejér-
cito de Italia.—Rompimiento de las negocia-
ciones con el gabinete inglés. Salida de Mal-
mesburv.—Espedicion ele Irlanda.—Trabajos
administrativos del Directorio durante el in-
vierno del aíro Y. Estado ele la hacienda. In-
gresos y gastos. Capitulacion de Kehl.—tilti-
ma tentativa del Austria contra la ltalia.—
Victorias de Rívoli y de la Favorita; toma (le
117a9n6tua.—Fin de la memorable campaña de-
,


CAP. VII. Situation del gobierno durante el in-
vierno del año Y (1797).—Caracteres y desa-
venencias de los cinco directores Barras, Car-
not, Rewhell, Letournenr, y Lareveliiere-Le-
peaux.—Estado de la opinion publica. Club de
Clichy.—Intrigas de la facciou realista. Des-
cribrese la conspiracion ele llrottier, Laville.-
ileurnois v Duvente ele Presle.—Elecciones
del año V.—Ojeada sobre la situation de las
potencias estra ligeras al abrir la campaña de
1797


CAP. VIII. Estado de nuestros ejércitos al abrir-
se la campaña de I 797.—Marcha ele Bonaparte
contra los estados romanos. Tratado de To-
lentino con el papa.—Nueva campaña contra
los austriacos. Paso del Tagliamento. Com.


71*


118


276


:517




535


612


W30


74 4 ÍNDICE.
bate de Tarwis.—Revolucion en las ciudades
de Bergamo, Brescia y otras de los estados de
Venecia. Paso de los Alpes Julia nos por Bona-
parte. Marcha sobre Viena. Preliminares de
paz con el Austria, firmados en Leoben.—
Paso del Rin por Neuwied y Dirsheini.—Per-
lidia de los venecianos. Degüello en Verona
Calda de la república de Venecia 398


CAP. IX. Situacion apurada de la Inglaterra
despees de los preliminares de paz con el Aus-
tria; nuevas proposiciones de paz ; conferen-
cias de Lila.— 3 lecciones del año V. Progre-
sos de la reaccion contra-revolucionaria. Lu-
cha de los consejos con el Directorio.—Elec-
clon de Bartheleiny para director en reemplazo
de Letourneur , director cesante.—Nuevos
pormenores sobre la hacienda del año V. Mo-
dificaciones en su administracion , propuestas
por la oposicion. Vuelta de los clérigos y emi-
g ra dos. Intrigas y conspiraciones de la rae-
cion realista.—Division v fuerza de los parti-
dos. Disposiciones punticas de los ejércitos. 474


CAP. X. Concentracion de las tropas al rededor
de Paris. Mudanzas en el mi flisterio.—Prepa-
rativos de la oposicion , y de los clichinos
contra el Directorio.— Lucha de 103 consejos
con el Directorio. Provecto de ley acerca de
la guardia nacional. l.ey contra las sociedades
políticas. — Fiestas en el ejército de Italia.
Manifestaciones políticas.—Dase á Augereau
el mando de las fuerzas de Paris.—Negocia-
ciones para la paz con el emperador. Confe-
rencias en Lila con la Inglaterra.—Quejas de
los consejos sobre la marcha de las tropas.
Mensage enérgico del Directorio con este mo-
tivo. -Divisiones en el partidode la oposicion.
Influjo de madama de Stael; tentativa infruc-
tuosa de reconciliacion.—Respuesta de los


INDICE.
715


consejos al niensage del Directorio.—Plan de-finitivo del Directorio contra la ma yoría de los
consejos. — Providencia violenta del 18 de
fructidor. Invasion de la fuerza armada en los
dos consejos. Deportacion de cincuenta y
tres diputados, de dos directores y de otros
ciudadanos.—Vuélvense á poner en vigor va-
rias leyes revolucionarias. Consecuencias de
esta revolucion .




CAP. XI. Consecuencias del IP. (le i'ructidor.—
Nombramiento de Merlin de Duni y de Fran-
cisco de Nenfehateau, en reemplazo de los di-
rectores deportados.—Revelaciones tardías y
desgracia de Moreau.—Muerte de Deehe._
Reembolso de los dos tercias de la deuda.—•
Ley contra los antiguos nobles.—Ilompirnien-
to de las conferencias de Lila con la Inglater-
ra.—Conferencias de Udina. Operaciones de
Dominarte en Italia; fundacion de la república
cisalpina ; arbitragc entre la Valtelina y los
Grísones; constitucion liguriana ; estableci-
miento en el Medite,rra neo—Tratado de Cam-
po-Fondo.— Vuelta de Bonaparte á Paris;
fiesta triunfal


CAP. XII. El general Bonaparte en Paris ; sus
relaciones con el Directorio.—Proyeeto de de-
sembarco en Inglaterra. — Relaciones de la
Francia con el continente.— Congreso de Ras-
tadt. Causas de la dificultad de las negocia-
ciones. — Revolucion en Holanda, Roma y
Suiza.—Sitnacion interior de la Francia; elec-
ciones del año VI ; escisiones electorales;
nombramiento de Treilhard para el Directo-
rio.—Espedicion á Egipto, sustituida por I3o-
l'aparte al proyecto de desembarco; preparati-
vos de esta espedicion